La noticia comenzó a circular la semana pasada y concitó la atención
pese a la incredulidad instalada. Pero la fuente insistió: “Ante una
nueva provocación de Cristina o de cualquiera que sea representativo del
poder central, Scioli dará una respuesta clara aunque ajustada a su
estilo y proporcionada a lo que suceda”. No lo creímos hasta que sucedió
este sábado y se reiteró en el Día del Periodista, una fecha que a
partir de los ataques kirchneristas a la libertad de prensa, adquiere un
mayor simbolismo y que sin quererlo ingresó como un flechazo en el
campo político.
Allí provocó un cimbronazo, pues si el gobernador del principal
distrito electoral toma la posición que se espera desde hace mucho, se
modificará substancialmente todo el cuadro con miras a un dudoso 2015.
Dudoso, pues no somos pocos los que dudamos si las cosas, así como
andamos, lo permiten.
La situación del PJ bonaerense era decadente y difícil como en todos
los partidos políticos, sin excepción. Hace poco, anticipamos que el
juez electoral de La Plata, Manuel Blanco, había declarado la caducidad
de la personería del Justicialismo gobernante en la provincia y se
presume que en el país. También dijimos que, por esos milagros que suele
hacer la política en cualquier sentido, rápidamente fue restituida pese
a que no se realizaron elecciones internas, causa expresa de la
resolución judicial. Los que sintieron alivio comenzaron a moverse entre
sí y avanzaron en gestiones y contactos. El tema expresaba, además, una
faceta de la crisis que afecta todas las estructuras partidarias y por
ende al sistema, lo que es por demás grave, por cuanto permitiría
cualquier improvisación o consecuencia más cercana y adelantada. Entre
ellas, la anarquía de la que tantas veces hemos hablado y que posee
manifestaciones concretas y palpables. Cuando ello sucede, crecen y se
multiplican hasta convertirse en incontrolables. Es cuando se menciona y
reconoce la anarquía con todas las letras. Aquí, se nos ocurre que
sería conveniente pedirles a los lectores hacer un alto, corto pero
útil, para reflexionar sobre lo que sucedería en esta ex República que
quiere retomar su anterior altura y condición.
En el párrafo anterior aludimos a los decenios relativamente lejanos,
cuando la Nación comenzaba a serlo, se afirmaba en los pilares del
orden y el progreso y creaba fuentes de trabajo que atraían a miles y
miles de inmigrantes, se creaba un hotel grande para alojarlos los
primeros días y el campo se expandía y financiaba el crecimiento. El
periodismo adquirió fuerza y prestigio y la República Argentina pasó a
ocupar un lugar dirigente en el mundo. Fue la época que hoy denostan
casi todos los políticos y no existía un proyecto “nacional y popular de
matriz inclusiva” o algo parecido -da lo mismo- que más bien es un
galimatías que sirve, eso sí, para robar.
El jueves pasado Cristina sostuvo que Scioli estaba protegido por “la
corporación de medios”. Ayer, el vocero fue el presidente de la Cámara
de Diputados, Julián Domínguez, quien recurrió a la Biblia para decir,
de manera inconclusa que “a los tibios los vomitará Dios” de su boca. La
alusión al enfrentamiento con el gobernador fue clara y ascendente las
dos últimas veces y sirvieron para alentar a un Scioli que comenzaba
sufrir el desgaste de la indefinición con la consiguiente apertura de
otras eventuales candidaturas, como la de Sergio Massa, también
indefinido. Por eso fue importante la clara y específica definición de
Daniel Scioli sobre la libertad de información y la respuesta
diferenciadora de Cristina que había vuelto a atacar y ponderar la
frenada Ley de Medios. Ofuscada por los avatares de su pelea con Clarín,
la Presidente no sopesa las consecuencias de esta nueva confrontación
ni su curiosa estrategia de abrir frentes de combate en todos los
frentes. De todos modos y como colofón del proceso abierto en Buenos
Aires, digamos que la señora de Kirchner carece de candidatos
alternativos para presentarse en los primeros puestos de ese distrito y,
como lo dijimos, en los otros tres más importantes -Capital Federal,
Córdoba y Santa Fe- la adversidad al kirchnerismo comienza a vestirse de
fiesta a la espera de pronunciarse. Lo peligroso, conociendo al
cristinismo, son los pasos que dará para salir de la ciénaga. Por eso,
en algunos rincones comienza a hablarse de fraude, del “descubrimiento”
de una y de otras cosas que yacen en la sombra de lo que conviene tener
oculto antes de jugar esas cartas.
Pero no hay que distraerse con la importante cuestión de Scioli
candidato pues hay que mirar este escenario confuso, complejo y brumoso
que a veces parece transformarse en infantil, por el comportamiento de
sus actores. Hoy, a un día de registrar alianzas, no tenemos novedades
concretas ni siquiera por parte del oficialismo, que mantiene el ritmo
de sus exteriorizaciones más agresivas. En las paredes y árboles del
residencial San Isidro, comenzaron a aparecer carteles de “La Cámpora”
que dicen que esa parte del conurbano “dejará de ser distinta pues se
incorporará al proyecto nacional y popular”. La alusión a la
característica saliente de esa parte del conurbano que hasta mantiene en
algunas partes el sabor colonial e histórico, es clara, directa y,
consecuentemente, impulsará a los lugareños y vecinos indecisos a poner
su voto contrario a cualquier candidato que se presente por el actual
oficialismo.
Hay otros elementos de juicio para interpretar las dificultades que
Cristina se crea a sí misma. El intento de secuestrar la centenaria
estatua a Cristóbal Colón ubicada en la plazoleta homónima y que, vista
la parte trasera de la Casa Rosada y un costado del Edificio Libertador,
creó un conflicto gratuito con el gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires. Los porteños son los dueños y Macri frenó el intento del Poder
Ejecutivo Nacional de llevárselo a Mar del Plata con la excusa de que el
descubridor del continente era un navegante “por aguas procelosas”. La
colectividad Italiana -donante de la obra- protestó indignada y pidió al
embajador Lella que hiciera un reclamo personal ante la propia
Cristina. El diplomático consultó a Roma y desde allí no sólo le dieron
vía libre, sino que lo alentaron a seguir adelante con todo el respaldo
oficial. Colón es trascendental para la historia -sin él habríamos
nacido mucho más tarde y seríamos muy distintos, tal vez británicos
kelpers- y una figura representativa del genio latino, genovés, contó
con el apoyo financiero de los Reyes Católicos de España y su aventura
forma parte de los grandes hechos protagonizados por el hombre. El mundo
cambió a partir del descubrimiento de América. Somos detallistas para
que, necesariamente, el gobierno se informe. Esperemos que no surja otro
choque político con repercusión internacional, pues algo más de la
mitad de la población argentina tiene sangre italiana o mezclada con los
de origen español. ¿Meditará Cristina sobre la importancia electoral de
esta circunstancia vital? ¿Comenzará a meditar acerca de las cualidades
de sus asesores ideológicos? Otro tema de impacto negativo: el
periodista rosarino David Rey denunció y mostró en un video cibernético
la placa de homenaje al terrorista del ERP Mario Eugenio Pittigiani,
quien en 1964 dejó fuera de combate con un tiro en la cabeza y dos en el
pecho a su compañero de “colimba” Daniel Fernández, para poder abrir la
puerta de la Fábrica Militar que funciona en Córdoba, oportunidad en
que fue secuestrado el coronel Argentino del Valle Larrabure para sufrir
las trágicas penurias por todos conocidas. La placa está en el Colegio
Secundario 289 de la localidad cordobesa de Olivia y dice que “tu
ejemplo florecerá algún día, etc., etc.” Rey reporteó telefónicamente al
director del colegio, quien tartamudeó una respuesta y sostuvo que
debía pedir permiso para responder, sobre todo al interrogante sobre si
rendirá homenaje al soldado Fernández, que quedó parapléjico por los
balazos.
Como éste hay numerosos ejemplos que contribuyen a generar odio y
divisiones en la sociedad. Como Fernández, hay parientes y amigos que se
sienten heridos y, aunque el rencor no los agobie, sí empuja a quienes
perdieron la guerra de las armas y la prolongan, insistentemente, en el
terreno político. Ahora están en plena campaña, llegó el
“boliviaranismo”, se engrosa el número de presos políticos, se acusa a
jueces de incurrir en el delito de “lesa humanidad”, como sucede con el
juez marplatense de primera instancia, Pedro Federico Hooft (¿recuerdan
cuando se anunció que también “irían por los civiles”?, bueno, Cristina
lo hace), en tanto crece el malestar social por múltiples causas
demasiado conocidas. Si Scioli se embarca con miras a un hipotético 2015
y efectúa taxativas y concretas definiciones dentro de ese plazo
plagado de argucias y trampas en medio de un aislamiento como jamás
vivió la Argentina, si se dispone a enfrentar abiertamente los ataques
que sufrirá y esquivará las zancadillas del cristinismo, si da señales
claras y precisas de que reinstalará la justicia, que la aplicará a
quienes transgredieron la ley y agredieron a las instituciones, si
revisará y perseguirá a los corruptos, al narcotráfico, a la
prevaricación y a los responsables del vaciamiento de la República, si
ejecuta lo necesario para iniciar una verdadera pacificación de los
espíritus para el renacimiento de la política constructiva, si hace todo
eso y mucho más, podremos repetir como Kippling, “serás todo un
candidato motonauta mío…
Carlos Manuel Acuña