¡Parece que ahora “se andan con ganas” de hacer un enroque de monumentos!
Sátamente como si se tratara del juego de ajedrez. A Cristóbal
ya lo voltearon, como si le hubieran dado jaque mate, seguramente en
devolución por todas las aborígenes que se supone se pueda haber
“volteado” él, en su visita a estas tierras todavía vírgenes. Ahora se
rumorea que Julio Argentino Roca es gran candidato a desaparecer para
hacerle lugar al finado Néstor Kirchner, como máximo representante de la
corrupción en la Patagonia, centro y norte del país. Le confieso que en
tanto no se les arme bolonqui, y vuelva a aparecer El Néstor
tras la Rosada en lugar de Cristóbal, me voy a quedar tranquilo, como
para no ofrecer el ridículo ante semejante falta de compromiso de parte
de una sociedad de la que uno ya no se puede sentir orgulloso. ¡Y le
hablo en general, antes que me salga con un sermón denso e inconsistente
que seguramente lo tendrá como protagonista exclusivo y excluyente! En
mi país, que es el suyo, los únicos protagonistas son los hijos de puta
que se reproducen como conejos, habida cuenta que nadie ha sido ni es
capaz de meterles una enorme zanahoria por el orto.
En otro orden de cosas pero siempre en el mismo orden, tengo un
chimento de esos que habitualmente se concretan y me está quitando el
sueño. ¿Recuerda que hace unos días atrás se realizó en el microestadio
del Club Argentinos Juniors en el barrio de la Paternal, el lanzamiento
por parte de La Señora de los candidatos para las primarias de
agosto? Bien. ¿Y recuerda el modelo que para el evento presentó en
exclusiva La Señora? Bien. Parece que algún amante de las libélulas le
ha encargado a la famosa artista plástica argentina, D. Marta Minujín,
el diseño y elaboración de una libélula gigante con intención de
remplazar al clásico y controvertido Obelisco. Caso contrario, y si no
se concretara la obra a través de la inspiración de Marta, se haría
lugar a un segundo pedido, siempre vinculado a la irrupción de “Ella” en
el escenario, como si se tratara de la única tripulante de una nave
espacial procedente de Transilvania, eyectada de su cabina con
paracaídas. Se lo paso en limpio, o va la libélula, o caso contrario, la
versión Christopher Lee del Conde Drácula, algo así como el único
habitante que le falta a la otrora mágica noche porteña. ¡Viva Rumania!