Irán arrinconado
- De izquierda a derecha, el ayatola Ahmad Yannati, presidente de la Asamblea de Expertos (los 86 sabios religiosos que presiden Irán); el ayatola Sadeq Lariyani, jefe de la justicia islámica; el ayatola Ali Khamenei, Guía de la Revolución; el jeque Hassan Rohani, presidente de la República Islámica; y Ali Lariyani, hermano del jefe de la justicia islámica y presidente del Parlamento.
Irán arrinconado
https://www.voltairenet.org/article205026.html
Estados Unidos se prepara para organizar el «Gran Medio Oriente»
sin tropas estadounidenses. Y en esa empresa capitalizará los errores
que Irán ha venido cometiendo desde hace 5 años para instaurar contra
los chiitas una alianza militar judeo-sunnita que la prensa ya ha
comenzado a designar como la «OTAN árabe».
Red Voltaire | Damasco (Siria)
En momentos en que el Pentágono se retira del «Gran Medio Oriente» (o «Medio Oriente ampliado») para concretar la embestida contra la «Cuenca del Caribe»,
la Casa Blanca se dispone a reorganizar sus aliados en la región. Con
ese objetivo se realizará en Varsovia, el 14 y el 15 de febrero, una «Reunión Ministerial tendiente a promover un Porvenir de Paz y Seguridad en el Medio Oriente». Todos los aliados de Estados Unidos participarán en ese encuentro, pero no estarán sus interlocutores: ni Rusia, ni China.
El 10 de enero, durante una conferencia en la Universidad Americana
del Cairo, el secretario de Estado Mike Pompeo fijó los objetivos de la
reunión de Varsovia:
oponerse al «régimen iraní» y a sus «representantes»;
instaurar una alianza estratégica entre judíos y sunnitas contra el Irán chiita [1].
El regreso de Elliott Abrams
La confesionalización de la política exterior estadounidense sólo
puede interpretarse como algo negativo. Ese proceso tiene que ver con
el regreso de Elliot Abrams [2]
al Departamento de Estado, después de 30 años de ausencia. Este
trotskista, quien se unió en 1980 a la administración del entonces
presidente republicano Ronald Reagan, es uno de los fundadores del
movimiento neoconservador y también uno de los iniciadores de la
teopolítica, escuela de pensamiento que alía a los judíos y los
cristianos sionistas, para quienes la Tierra sólo alcanzará la paz
cuando se dote de un gobierno mundial con sede en Jerusalén [3].
Contrariamente a una idea preconcebida, los neoconservadores no son
enemigos de Irán, pero tampoco son sus amigos. Siempre han considerado
que sería necesario mantener un equilibrio entre árabes y persas. Fue
así que Elliott Abrams participó en la «Operación Irán-Contras»,
que consistió fundamentalmente en vender armamento israelí –a través
del jeque Hassan Rohani, el actual presidente iraní– al ayatola Hachemi
Rafsandyani, quien se convirtió entonces en el hombre más rico de su
país, para enfrentar la agresión iraquí… igualmente orquestada por
Washington. Aquella operación se desarrolló a espaldas del Congreso
estadounidense, razón por la cual Elliott Abrams fue condenado… y
posteriormente amnistiado por el presidente George Bush padre.
Durante aquella época, Elliott Abrams estuvo implicado en diversas masacres perpetradas en Guatemala, Salvador y Nicaragua.
Los trotskistas de la revista del American Jewish Committee, Commentary,
quienes al igual que Elliott Abrams se unieron a la administración
Reagan, pretendían tanto luchar contra la URSS –para continuar la lucha
de León Trotski contra Stalin– como realizar un golpe de Estado
mundial, si es que tal cosa puede tener sentido. Elliott Abrams
participó entonces en la creación del US Institute of Peace –que
instrumentalizó las causas humanitarias para promover el imperialismo– y
de la National Endowment for Democracy (NED), que llevó a cabo las «revoluciones de colores»,
con el propio Elliott Abrams entre los directores de esos movimientos.
Es en ese sentido que hay que entender la teopolítica, como la
justificación religiosa de una toma del poder a nivel mundial.
El congreso fundador de la teopolítica fue financiado por la
Izmailovskaya, organización criminal rusa que –según la justicia
española– contaba entre sus miembros a Michael Cherney, Oleg Deripaska e
Iskander Majmudov [4].
Bajo la presidencia de Bush hijo, Elliott Abrams volvió discretamente
a la Casa Blanca y trabajó con Liz Cheney –la hija del vicepresidente
Dick Cheney. Desde el Consejo de Seguridad Nacional, Elliott Abrams
supervisó la intentona golpista contra el presidente de Venezuela, Hugo
Chávez [5].
Aunque un poco tarde, Abrams se opuso al desequilibrio creado por
Washington, que al eliminar simultáneamente a los talibanes afganos y
al presidente iraquí Saddam Hussein dio a Teherán la posibilidad de
imponerse en la región. Abrams trabajó en el «Grupo para la Política y las Operaciones en Irán y en Siria» (Iran Syria Policy and Operations Group) y posteriormente estuvo a cargo de la «Estrategia para la Democracia Global» (Global Democracy Strategy) [6].
Fue además el principal experto al servicio de la consejera de
seguridad nacional Condoleezza Rice durante la agresión israelí contra
el Líbano, en 2006.
La Conferencia de Varsovia
La «Reunión Ministerial tendiente a promover un Futuro de Paz y Seguridad en el Medio Oriente»
se desarrollaría bajo la copresidencia del secretario de Estado de
Estados Unidos, Mike Pompeo, y de la vicepresidente del gobierno
polaco, Beata Szydlo, quien no sabe absolutamente nada sobre la materia
a tratar.
Ya en este momento, considerando que los Estados implicados en la
guerra contra Siria van a obtener ciertos privilegios, Israel está
reclamando la autoría de toda una serie de operaciones antisirias que
hasta ahora se había negado a comentar. El jefe del estado mayor
israelí, general Gadi Eisenkot, ha declarado –por ejemplo– que el
Estado hebreo apoyó a los yihadistas desde el inicio de los
acontecimientos en Siria, que les hizo llegar cantidades de armas y que
los respaldó militarmente bombardeando las fuerzas de la República
Árabe Siria. En resumen, ahora está reconociendo oficialmente que
Israel hizo todo lo que nosotros hemos denunciado durante 8 años desde
este sitio web.
Inquieto ante lo que pueda decidirse en Varsovia, Moscú ha enviado a
Tel Aviv una delegación de alto nivel para sondear a los israelíes.
Los errores iraníes
Es importante tener en mente que Estados Unidos nunca ha luchado
contra Irán en general, pero casi siempre han escogido quién gobernaría
ese país. En 1941, Estados Unidos ayudo a los británicos a deponer a
Reza Shah para poner en el poder a Mohamed Reza Pahlevi. En 1953,
fueron también los estadounidenses quienes obligaron el shah Mohamed
Reza Pahlevi a eliminar al primer ministro nacionalista Mohamed
Mossadegh para sustituirlo por el general nazi Fazlollah Zahedi.
En 1979, también fueron los estadounidenses quienes empujaron al shah a
dejar el trono y organizaron el regreso del ayatola Khomeini.
Hoy en día, Irán se halla atrapado en sus contradicciones.
Primeramente, está la contradicción entre su discurso y la realidad.
La República Islámica presenta constantemente a Israel y Arabia Saudita
como sus enemigos absolutos. Pero los hechos contradicen tanto la
retórica de Teherán como la de Tel Aviv y Riad. Por ejemplo, estos
tres países lucharon juntos –en 1992-1995– del lado de la OTAN y de los
musulmanes de Bosnia-Herzegovina. Otro ejemplo, la empresa EAPC,
actualmente a cargo del oleoducto Eliat-Ascalón, es propiedad conjunta
de Irán e Israel [7].
En segundo lugar, aunque cierran filas ante los extranjeros, los
dirigentes iraníes están extremadamente divididos entre el Guía de la
Revolución (el ayatola Ali Khamenei), el presidente de la República (el
jeque Hassan Rohani) y el jefe de la oposición (el ex presidente Mahmud
Ahmadineyad, quien se halla en detención domiciliaria desde hace un
año y cuyos principales colaboradores han sido encarcelados después de
ser sometidos a juicios secretos) [8].
Hacia el final del segundo mandato presidencial de Ahmadineyad, el
presidente estadounidense Barack Obama negoció secretamente en Omán con
el equipo Rafsandyani-Rohani. Fue entonces cuando se decidió la firma
del acuerdo nuclear. El ayatola Khamenei arregló la exclusión del
candidato de Ahmadineyad a la elección presidencial, exclusión
concretada por el ayatola Ahmad Yannati, y favoreció la elección del
jeque Rohani, probablemente sin conocer ciertos aspectos del acuerdo
que el propio Rohani había concluido con Obama. El jeque Rohani,
apostando por su acuerdo secreto con los demócratas estadounidenses,
se anticipó al levantamiento de las sanciones estadounidenses
prometiendo a sus electores un periodo de bonanza económica. Después de
su elección como presidente de la República Islámica, Rohani desmanteló
el sistema que su predecesor, Ahmadineyad, había establecido para
burlar las sanciones y fingió negociar en Suiza con las grandes
potencias todo lo que en realidad ya se había decidido únicamente con
Estados Unidos.
Pero, después de la firma del acuerdo 5+1, el levantamiento de las
sanciones nunca llegó a concretarse. Al haber renunciado Rohani a las
posibilidades de burlar las sanciones, la economía iraní comenzó a
desmoronarse. Cuando Donald Trump llega a la Casa Blanca y decide romper
el acuerdo con Irán, el pánico hace presa del gobierno de Rohani, que
había cometido el error de creer que Trump sería destituido rápidamente
y que los demócratas volverían al poder en Washington. El gobierno de
Rohani rechazó la propuesta de negociación de Donald Trump y ahora
se encuentra en una situación en que Estados Unidos está estrangulando
la República Islámica en el plano económico.
El jeque Hassan Rohani, quien hizo campaña en 2013 repitiendo
constantemente que Irán no debería dedicar ni un centavo más a la
liberación de Palestina ni a respaldar al Hezbollah libanés y a Siria,
no ha hecho nada por esos aliados desde que fue electo. Poco a poco, los
Guardianes de la Revolución fueron dejando de defender Siria y sólo
intervinieron en ayuda a la minoría chiita. Teherán esperó casi 2 años
antes de designar un embajador en Damasco y no fue sino en diciembre
de 2018 que el gobierno de Rohani envió a Siria varios altos
funcionarios para arreglar la firma de los acuerdos económicos pactados
hace 5 años, acuerdos que ya no corresponden a las necesidades
actuales de los sirios.
Tratando de convencer al ayatola Ali Khamenei para que sacara
de Siria a los Guardianes de la Revolución, el presidente-jeque Hassan
Rohani se acercó a Turquía –con la que sus amigos mantenían excelentes
relaciones– y a Rusia. Pero el propio Rohani ya había negociado con
Estados Unidos y con Austria la venta de petróleo iraní a los europeos
como reemplazo de los hidrocarburos rusos. En todo caso, Irán, Turquía y
Rusia efectivamente acercaron sus puntos de vista. Sin embargo, la
última reunión realizada en Teherán con los presidentes Vladimir Putin y
Recep Tayyip Erdogan fue un fracaso. Inmediatamente se realizó una
reunión ruso-turca donde los problemas se resolvieron sin los iraníes.
Al mismo tiempo, el derrumbe económico y financiero de Irán ya
no permite al Guía de la Revolución seguir dando apoyo a sus milicias
en Irak y al Hezbollah libanés. Este último ya no está en capacidad de
seguir pagando a sus combatientes, en enero sólo ha podido pagar al 60%
de sus hombres.
Desde hace varios meses, Israel está bombardeando objetivos iraníes
en Siria sin que la defensa antiaérea rusa trate de protegerlos.
Durante las últimas semanas, Moscú envió a Damasco misiles antiaéreos S-300,
que permiten a Siria garantizar por sí misma la defensa antiaérea del
territorio sirio. Pero los bombardeos israelíes se mantienen. A finales
de enero, según la agencia de prensa turca Anadolu, se produjo un
enfrentamiento armado entre 2 unidades del Ejército Árabe Sirio, una
contaba con asistencia militar rusa y la otra con asistencia militar
iraní.
La conferencia de Varsovia aparece en momentos en que el Partido
Demócrata estadounidense ha recuperado la mayoría en la Cámara de
Representantes. Pero los demócratas estadounidenses no salvarán al
jeque Rohani. Es probable que Irán tenga que pagar caro la incoherencia
de su política.
[1] “Mike Pompeo’s Remarks at the American University in Cairo”, por Mike Pompeo, Voltaire Network, 10 de enero de 2019.
[2] «Elliott Abrams, el “gladiador” convertido a la “política de Dios”», par Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 24 de mayo de 2005.
[3] «Sommet historique pour sceller l’Alliance des guerriers de Dieu», Réseau Voltaire, 17 de octubre de 2003.
[4]
Una comisión del Senado francés investiga actualmente para determinar
si Alexandre Benalla, el ex colaborador del presidente francés Emmanuel
Macron, estaba o no siendo remunerado por Iskander Majmudov cuando
trabajaba junto a Macron. Hasta este momento sólo han podido
comprobarse entregas de dinero a otro personaje, Vincent Crasse,
en momentos en que Crasse trabajaba para el movimiento En marche!,
convertido en partido político para apoyar la elección del hoy
presidente Macron.
[5] «Implicación de las redes secretas de la CIA para derribar a Chávez», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de mayo de 2002.
[6] Sous nos yeux, Du 11-Septembre à Donald Trump, Thierry Meyssan, éditions Demi-Lune, 2017.
[7] «Israel e Irán explotan juntos el oleoducto Eilat-Ascalón», Red Voltaire, 2 de enero de 2018.
[8] «Condenan al vicepresidente de Ahmadineyad a 15 años de cárcel en juicio secreto», Red Voltaire, 28 de marzo de 2018.