A casi una semana del asesinato salvaje de la joven Ángeles Rawson
hay elementos que hacen presumir que el gobierno intentó implicar en el
horrendo crimen a la familia de la víctima. La razón principal sería que
el padre de la misma, Franklyn Rawson, es integrante de una entidad
familiares de víctimas de la subversión. El mismo declaró, apenas se
conoció el asesinato: “en las próximas elecciones voten contra la
inseguridad”, lo que molestó muchísimo al gobierno. El miércoles pasado,
un día después del horrendo asesinato, la procuradora general Alejandra
Gils Carbó le habría ordenado a la fiscal de la causa, María Paula
Asaro, que metiera preso al padrastro de Ángeles, Sergio Opatowski. La
fiscal, de gran prestigio en el fuero de instrucción, se negó
terminantemente por falta de pruebas pero ordenó el allanamiento de la
casa familiar. Y mientras se esperaba el resultado de las pericias, el
viernes apareció en ese domicilio Cristina Caamaño, la fiscal del caso
de Mariano Ferreyra, que ahora es Secretaria de Cooperación con los
Poderes Judiciales, Ministerios Públicos y Legislaturas del Ministerio
de Seguridad. Esta funcionaria responde a Horacio Verbitsky. A partir de
esta intervención y de la del Secretario de Seguridad Sergio Berni,
apareció un testigo que acusó al padrastro de Ángeles de tirar una bolsa
negra. Pero resultó un testigo trucho que fue descartado por la fiscal.
El objetivo perseguido era claro: si el padrastro era el autor
material del crimen éste no se debía a la inseguridad reinante sino a
una familia de pervertidos de Palermo Hollywood, una especie de caso
García Belsunce II. En cambio, si se trató de un crimen en la calle,
estaríamos ante otra muestra más de la inseguridad reinante, cosa que el
gobierno no quiere admitir.
El final
Finalmente, la fiscal citó al encargado del edificio, Jorge Mangeri, a
declarar como testigo. Pero éste terminó reconociendo que tuvo una
discusión con Ángeles y la mató. Por lo cual la fiscal lo imputó como
autor material del asesinato y le leyó sus derechos, quedando como
imputado.
El domingo pasado el portal Seprin.com publicó tres fotos del portero disfrazado de mujer y otras en el sindicato kirchnerista SUTHER, liderado por Víctor Santa María, uno de los principales dirigentes porteños del Frente para la Victoria.
En conclusión, el fracaso de Gils Carbó y Berni no sólo puso en
evidencia que hay inseguridad en las calles para las adolescentes sino
que en sus propios edificios pueden ser víctimas de agresiones violentas
por parte de un portero. Un hecho sobre el que no se puede generalizar
pero que, objetivamente, aumenta la sensación de inseguridad.