Un ministro en apuros
Ante numerosos reclamos de pasajeros, varias veces la presidenta argumentó que ella no viajaba en el Sarmiento. Y es cierto ; ella con su ministro del interior y transporte hace años que no viajan en tren, prefieren los vuelos presidenciales o, en su defecto, la primera clase de la mejor línea aérea.
Ahora...Qué hace un contador público cumpliendo dos funciones extremadamente delicadas como la de ministro del interior y finalmente también desarrollando funciones en el "misterio" de transporte?...Nada.
El comienzo de su gestión fue para transparentar un área sobrecargada de corrupción. Como todo lo que decide la presidenta, fue anunciado con bombos y platillos.
Sin pausa anunció una reestructuración total del servicio, dando prioridad a lo más urgente : Las vías y los vagones circulantes.
Se esmeraron tanto en declaraciones y propaganda gráfica y TV que algunos terminaron creyéndola.
Un atildado grupo de víctimas y familiares aceptaron como un hecho verídico las mentiras esparcidas por andenes cada día más peligrosos. Es más; Paolo Menghini, el padre de la víctima que apareció dos días después, hasta despertó sospechas de oficialista confiado en la condena del accidente gracias a la respetabilidad de la presidenta. No fue por mucho tiempo. Otros, mas desconfiados, arremetieron con lo que todos sabíamos : el mal servicio del tren del oeste.
El "eficiente" Randazzo prontamente se hizo cargo del problema. Así fue que todo empeoró rápidamente.
Se quitaron formaciones, se cambiaron horarios, se agudizaron las esperas en andén, se acortó el horario del servicio y se cerraron pasos a nivel. Todo a un costo millonario de "inversión".
Una nota de color la dio la publicidad oficial mencionando los trabajos, ensambles, soldaduras y durmientes colocados ; todo en un vídeo de costo millonario. Y la pintura fue la máscara de lo que se quiere ocultar, como en el caso de Lázaro Báez y su bodega "milagrosa".
Se anunciaron polémicas compras millonarias de vagones inapropiados, sin controles de calidad, y material rodante que tendría que ser adaptado a nuestra trocha. Se hablo de TV digital, aire acondicionado, asientos de gomaespuma teflonada, puertas y ventanas anti-disturbio y hasta se llegó a ver en un vídeo un vagón que parecía sacado de una película de trenes Amtrax de ultima generación.
El desatino mayor llego con las palabras del ministro del interior y transporte, aludiendo a una nueva etapa revolucionaria en el transporte público ferroviario. Claro, antes del desastre.
Cayo el telón y un final de ópera que todos conocemos -la tragedia- se hizo presente más que nunca. Mojadas las caras mas por el sudor que por el llanto, una cínica imagen mostró mas hipocresía que sentimiento por las víctimas. Al gobierno, la muerte le sienta bien.
Pero la presidenta y su ministro no son los únicos responsables ; sus amanuenses en el delito abrazan a Julio de Vido, Juan Pablo Schiavi y Ricardo Jaime, verdaderos señuelos puestos para el dolo y la transferencia de suculentos subsidios que jamás fueron a solucionar los graves problemas ferroviarios, sino a incrementar un patrimonio que no se cuenta, se pesa.
Estos sujetos son verdaderos criminales a los que, llegado el momento, no se los juzgará por la cantidad de muertos que cargan sus espaldas sino por una deficiente administración. Es más, ya sabemos, como en el caso Menem, los atenuantes (edad, tiempo, conducta) morigerarán sus penas. Como vemos, no se trata de garantismo judicial. Es Abolicionismo.
En esta Argentina donde la vida no vale nada, es probable que esos espíritus reclamantes que pueblan las estaciones del Sarmiento se hagan cargo de sus victimarios mucho antes que la justicia.
Lorena Udaeta Siles