El asesinato de la niña Ángeles
revela un país podrido
Como ninguno de los displicentes miembros de las
“clases cultas” es el padre ni el hermano de la pobrecita niña
Ángeles que fue asesinada anteayer, ellos leen o ven la noticia en
TV y se impresionan un momento –en el mejor de los casos– pero nada
más. No sacan ninguna conclusión de la triste noticia del crimen,
ni toman resolución alguna para que el demonio que la vejó y la mató
causándole varias heridas, sea castigado como corresponde.
El número de las heridas revela que la heroica niña se defendió
hasta la muerte. Pido a la Santísima Virgen que haya tenido
misericordia de ella y la haya llevado al cielo por esa defensa que
hizo de su virtud.
Los que quedamos en esta tierra maldita y no repudiamos en sus
causas y suficientemente este crimen y los muchos otros que se
cometen a diario, y no actuamos decididamente en consecuencia,
nos hacemos cómplices indirectos de los asesinos. Ya somos
cómplices porque hace rato que estos horrores están ocurriendo, en
el marco de un desorden social desmadrado, sin que haya síntoma
alguno de que exista una voluntad sincera y varonil de reaccionar.
* * *
El país es un caos que abarca todos los ámbitos y todos los niveles
de la sociedad. O se pone remedio a ese caos o todo será peor, la
sangre de los inocentes seguirá corriendo, la audacia de los
criminales seguirá creciendo y la desarticulación del país lo
convertirá en una jungla dominada por los peores y los más fuertes.
Una muestra repulsiva de este fenómeno, aunque menor, podía verse
hoy, al día siguiente del secuestro y asesinato de Ángeles sin que
hubiera ni un policía que la defendiera, ni un civil valiente que
pudiera hacerlo con una arma de fuego para detener a la bestia.
La calle Viamonte, entre Reconquista y San Martín, donde se
encuentra el Rectorado de la Universidad de Buenos Aires, estaba
cortada con vallas puestas por la Policía, como todos los
miércoles, custodiadas por más de 20 policías, algunos de ellos
vestidos de civil y dos con motos.
Según dicen, es “por orden judicial” para prevenir
manifestaciones estudiantiles. Sin embargo, rara vez las hay, de
manera que es la propia Policía la que hace el “piquete”.
Excepcionalmente, hoy había 7 mocosos (contados) y un bombo que
hubieran podido ser obligados a retirarse por 2 de esos veinte
policías, en vez de cortar todo el tráfico de Viamonte, con el
consiguiente caos del tráfico.
Es decir, la Policía se dedica a aumentar el desorden, en vez de
custodiar el orden y las vidas de los habitantes indefensos, como
la pobrecita Ángeles. ¡Y hay que ver con qué prepotencia la
Policía hace valer su “autoridad” (armada) contra los civiles que
se atreven a protestar contra ese absurdo! A mí, un oficial
uniformado me atacó con violencia porque intenté cruzar Viamonte
desde Reconquista hacia San Martín.
Pocos metros más allá, sobre la calle San Martín, frente a la
Iglesia de las Catalinas, hace meses que está instalada una
especie de verdulería, con decenas de cajones con frutas y
verduras, servida por un enorme camión y una camioneta
estacionados adelante y atrás del montaje atendido por cinco o
seis negrazos patibularios.
La roña, el desparpajo, la insalubridad, la mala impresión que
esa insolencia impune causa a los transeúntes, entre los cuales me
encuentro, es otro síntoma del caos en que vivimos.
Hace unos día hice la denuncia, con nombre, apellido y dirección,
ante un Suboficial de la Policía Federal que estaba a 50m. de esa
“verdulería”. Él tomo nota en un papelito que, por supuesto, habrá
tirado a la basura pues no tuvo resultado alguno, mientras que el
agente que lo acompañaba me trataba con insolencia intentando
impedir mi queja.
* * *
Todo esto viene al caso porque cada vez es más evidente que la
Policía no tiene la menor intención de prevenir los crímenes y la
mayor parte de los hechos en que muere un agente enfrentando a
delincuentes es porque él mismo es víctima de un asalto y trata de
defenderse. A los pocos héroes policiales que han sido muertos por
defender a civiles, vaya mi homenaje y mis condolencias a sus
familias. Pero esos héroes se deben sentir mal en un cuerpo policial
que brilla por su ausencia y que, para peor, está minado por
prepotentes y hasta por delincuentes y cuya principal actividad
es acompañar a la grúa que se lleva autos mál estacionados,
custodiar casas de funcionarios o Bancos, hacer boletas o para
molestar a los transeúntes.
Hace unos días, un patrullero perseguía a unos delincuentes que
se refugiaron en una villa miseria. Apenas se acercó el automóvil
policial, fue recibido a pedradas por lo cual se retiró sin intentar
perseguir a los bandidos. Es decir, la Policía respeta el
“refugio” delicuencial que son las “villas miseria”.
Por estas cosas, la Policía está en camino de perder todo respeto de la ciudadanía.
* * *
Pero esto no es lo más grave. Lo más grave es que los funcionarios
de los tres poderes, Ejecutivo, Judicial y Legislativo, están en
manos de delincuentes de guante blanco, desvergonzados e impunes,
a los que les importa un bledo el bien común y el bienestar general.
Ellos son el modelo de los criminales que delinquen pistola en
mano y sus mejores aliados porque han convertido todo el país en
una “zona liberada” en la que pueden robar y matar cuando, como y a
quién les plazca.
Todos los políticos, de todos los partidos y no sólo los
oficialistas, son más o menos culpables de más de un delito en
forma constante, sin que nadie nadie los haga responsables. Pero:
¡¡¡una encuesta publicada la semana pasada informa que al 60% de los
argentinos no les importa que los políticos roben!!!
* * *
Los periodistas fingen ser campeones de la honestidad pero son
en realidad campeones de una estafa informativa. Los medios de
comunicación son cómplices de este caos general. Lo son porque se
dedican a idiotizar a la población de varias maneras:
1) Todos los días nos sirven, como un refrito, noticias sobre los
robos de personajes cuya sola cara es una autodenuncia de
inmoralidad. Periodistas como Lanata encabezan el menú con
denuncias contra Báez, Fariña, Néstor K, Elaskar, López, etc. que
distraen la atención que deberíamos prestar al peor de los males
que es el estado de anormalidad total en que vivimos, la
ilegitimidad de la supuesta Presidente y demás autoridades de
los tres poderes, el caos social, el monopolio del poder en manos de
una “dirigencia” corrupta e inepta, la indefensión de la
ciudadanía (mientras el gobierno se dedica a desarmarla,
fingiendo ignorar que los delincuentes no le piden permiso al RENAR
para armarse y cazarnos como “sitting ducks”, [patos sentados],
como se dice en EEUU).
Las fotos de los delincuentes que se enriquecen al calor de la
política, muestran sus aspectos repulsivos. Todos los días están en
la TV y en los diarios. Mientras tanto, los políticos que fingen
ser paladines de la honestidad, como la Sra. Carrió, hacen
denuncias cuyo objetivo es hacerse propaganda a sí misma porque
saben que si no se resuelve el problema de fondo, del cual ella misma
es parte, no hay solución para las raterías de los Fariña, Báez y cía.
2) La política, según la prensa, se reduce exclusivamente a las
idas y venidas de esos individuos insignificantes como
personas, cargados de prontuarios, todos peronistas o de
izquierda, que son los “políticos famosos”, famosos porque para la
prensa son los únicos “dignos” de ser mencionados, aunque no
deberían figurar sino en las páginas de las “policiales”.
Parecería que el resto de los 40.000.000 de argentinos somos una
tropa de atrasados mentales y que no hay gente capaz de reemplazar
con ventaja a la Sra. de Kirchner, a Aníbal Fernández, a
Randazzo, a Macri, a Pino Solanas, a Pinedo, a Narváez, a Massa, etc.
Todos ellos son culpables del caos en que vive el país. Por
demagogia, mantienen las “villas miseria”, las pavimentan, les
regalan los terrenos usurpados, les dan luz, cloacas, etc. a
sabiendas de que están consolidando los “aguantaderos” de
criminales, como el que mató a la niña Ángeles y donde el
narcotráfico actúa a sus anchas.
Los medios de comunicación no permiten, mediante una “conjura
del silencio”, que los argentinos sepan que hay quienes son mucho
mejores y podrían contribuir a recuperar el país. Nunca publican
sus opiniones y es así que el público no los puede conocer, cosa que
en esta parodia democrática en que vivimos, los proscribe de facto.
* * *
Ahora se acercan las elecciones de legisladores. ¿Ha visto Ud.
que los diarios y la TV sólo hablan de los mismos de siempre y de sus
contubernios despreciables, silenciando sus prontuarios?
¿Quién puede atreverse a decir que esto es una “democracia”? Sólo los
cínicos de la prensa y los beneficiarios del monopolio del que
goza la “dirigencia” corrupta e inepta.
Entretanto, los camioneros están planeando parar el país dentro
de pocos días y otros sindicalistas igualmente prepotentes y
deshonestos, cortan calles y rutas.
* * *
Así las cosas, creo que el país ha entrado en un camino sin retorno.
La incuria cobarde de las clases cultas, la complicidad del alto
clero con el caos, la usurpación de todos los poderes públicos por
una mujer descarada y toda una clase política que no le va en zaga en
materia de cinismo, la tiranía estatal que está apretando el dogal
al cuello de los pobres ciudadanos que tratan desesperadamente
de proteger lo poco que tienen y la delincuencia común, oronda y
pipante, eligiendo sus víctimas como el cocinero elige el pollo en
el gallinero, la violencia delictiva e impune de los
sindicalistas y piqueteros, todo eso, es síntoma de un país en
disolución rumbo al comunismo.
Fuente: La botella al mar
Autor: Cosme Beccar Varela