miércoles, 19 de junio de 2013

ISRAEL Y LA HUMILLACION DE PALESTINOS MEDIANTE PUESTOS DE CONTROL


Atestiguando la cruel historia de ocupación ilegal, separación étnica y discriminación racial antisemita, que actualmente tiene lugar en Oriente Medio, donde el régimen genocida de Israel reprime, mata y viola todos los Derechos Humanos en Palestina y otros pueblos. "Nos reunimos con estudiantes y miembros del profesorado de cinco universidades palestinas diferentes, dimos una vuelta por los pueblos y campos de refugiados en Cisjordania", relata la periodista norteamericana Cynthia Franklin en su articulo "Humiliation by checkpoint", que reproducimos a continuación.
Turismo en el Estado Apartheid: Desde Ben Gurion hasta Cisjordania
Foto: Uno de los 98 puestos de control militares fijos en Cisjordania.
 
Durante el mes de mayo del 2013, viajé con otros nueve miembros de mi Universidad de Estados Unidos a Jerusalém Este y Cisjordania. Parte de una región donde cada milímetro comprende un espacio disputado, esta tierra, junto a Gaza, es reconocida por las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, como territorios palestinos ocupados, o TPO - territorio palestino bajo ocupación israelí. En el transcurso de nuestros once días en territorio palestino ocupado, nos reunimos con estudiantes y miembros del profesorado de cinco universidades palestinas diferentes, recorrimos los pueblos y campos de refugiados en Cisjordania, visitamos varias organizaciones, y asistimos a eventos culturales. En la última mañana, el sistema de "seguridad" del aeropuerto de Ben Gurion fue protagonista, la conversación durante el desayuno apuntó al impacto de la Ocupación de Israel y la habilidad de viajar dentro y afuera de las fronteras, una libertad que siempre se expande para los israelíes y siempre se achica para los Palestinos.
Por un lado, este topico fue constante en casi todas las conversaciones durante el tiempo que pasamos en los TPO. Hablamos con muchos palestinos - estudiantes, profesores, administradores, alcaldes, directores de institutos de investigación, artistas, músicos, escritores, conductores de autobús, activistas, profesores, directores de hotel, cuidadores de tiendas. Cada uno de ellos había sufrido algún tipo de violación, tanto en Ben Gurion como en Tel Aviv (Israel prohíbe a la mayoría de los palestinos de la Ribera Occidental el acceso a este aeropuerto, así como también a Jerusalén). Muchos de ellos cruzan los en puestos de control (checkpoints) diariamente, lo cual transforma un trayecto transitable en minutos en muchas horas de viaje – eso si les permiten pasar –. Cisjordania  tiene 98 puestos de control militares fijos, 58 de ellos internos y varios cientos dinámicos, llamados de "vuelo" o ad-hoc, que constituyen obstrucciones en cualquier momento y en cualquier parte.
 
Segregación mediante las carreteras: La carretera de 4 carriles en el fondo es para los israelíes; la carretera bloqueada e inutilizable en primer plano es para los cristianos, musulmanes y palestinos. Foto del International Women’s Peace Service - (Servicio Internacional de Mujeres por la Paz)
Como resultado, cada persona no-judía es victima de humillaciones y a menudo de violencia física. Estas historias, centrales en la vida cotidiana de aquellos que viven bajo ocupación israelí, impregnan cada conversación, mientras el muro de separación que serpentea por cientos de kilómetros se alza como un monumento despótico alrededor y a través de las tierras agrícolas palestinas, pueblos, aldeas y hogares, siempre a la vista . En la Universidad de Al-Quds, situada en Abu Dis, a poca distancia de nuestro hotel en Jerusalém Este, el muro divisorio toca el edificio. Estando allí, le comenté a un compañero que es profesor de Inglés, sobre un concierto de hip-hop al que habíamos asistido la noche anterior en el Consulado de Francia en Jerusalén Este (el Gobierno Francés tuvo que intervenir solicitando un permiso especial para que el artista pueda viajar de Gaza a East Jerusalén).
El profesor Al-Quds comentó que, a pesar de que le encantaría asistir a eventos culturales en Jerusalén oriental, como la mayoría de los habitantes de Cisjordania, Israel no permite la entrada a Jerusalén, pese a que Abu Dis es técnicamente Jerusalén. El Muro cortó el acceso a gran parte de la ciudad. Mientras regresaba a Honolulu, leí sobre la demolición de una casa en Abu Dis, que impidió a los estudiantes que conocimos entrar al plantel para tomar sus exámenes finales.
Los estudiantes y profesores de la Universidad de Birzeit nos hablaron de cómo tienen que salir del campus con muchas horas de anticipación para recorrer distancias de pocos kilómetros, ya que los soldados de Israel les impiden cruzar regularmente o los detienen en los puestos de control. En Hebrón, fuimos testigos de cómo los residentes palestinos no pueden cruzar la calle de un lado al otro para entrar en sus casas. En lugar de ello, deben hacer rodeos para llegar, siempre dentro de las líneas amarillas o blancas que delimitan las partes de la calle en la que se les permite caminar. Una vez en casa, tienen que entrar por las puertas traseras para minimizar el contacto con los colonos judíos.
 
Cola de los trabajadores palestinos para abordar un autobús israelí, "solo para palestinos", después de cruzar el puesto de control Eyal.
 
Durante nuestra breve estadía en el territorio palestino ocupado, hicimos nuestro mejor esfuerzo para comprender las estructuras bizantinas que, a pesar de su aparente incomprensión, hacen para los palestinos sistemáticamente imposible, o extraordinariamente difícil,  desplazarse. Conocimos documentos de identidad que sobrepasan cualquier atribución de los pasaportes estadounidenses, para realizar viajes incluso dentro de los TPO más estrictos, y sobre placas con códigos de colores que prohíben la circulación de palestinos mediante los puntos de control. Kilómetro tras kilómetro, atravesamos carreteras viendo a menudo alambres de púas, y la pared masiva que separa a los palestinos de sus tierras, sus casas y sus familiares. También fuimos testigos, en la propia pared, de una resistencia hermosos con murales pacíficos: Por ejemplo un tractor que intenta romper un gran corazón rojo, y otras pintadas de protesta ("Con Amor y Besos - Nada es para siempre", "¡Dejen de financiar este muro! "), muchos carteles que relatan historias reales (uno de un hombre que para llegar al trabajo tuvo que utilizar un tubo de desagüe), y más interacciones que expresan diversamente la realidad de los palestinos," Existir es resistir ".
 
 
                       Campo de refugiados Palestinos - Shatilla/Sabra
  Mientras tanto, nosotros pudimos viajar usando pasaportes estadounidenses a bordo de un autobús con matrícula israelí, nos trasladamos con bastante rapidez a través de puestos de control en un carril separado. A diferencia de los palestinos que deben pasar por los puntos de control, como ciudadanos de Estados Unidos, nosotros pudimos avanzar dentro de nuestro bus en lugar de esperar y caminar nuestro a través de puertas de hierro y torniquetes de bloqueo, sin ser interrogados por soldados jóvenes israelíes con sus ametralladoras. Incluso desde nuestro punto de vista privilegiado la violencia era palpable, ya sea ideológica (signos israelíes en hebreo y en inglés con advertencias para los judíos israelíes, diciendo que entrar en la Ribera Occidental es arriesgar la vida), o física. En un puesto de control fuera de Nablus, fuimos testigos de una pequeña niña herida, tendida en el suelo, que estaba siendo atendida por un grupo de palestinos, algunos ellos se precipitaron al bus con sus placas israelíes, y golpearon a los lados pidiendo ayuda, nos detuvimos. Mientras nos alejábamos rápidamente del puesto de control, vimos a un colono de sombrero de copa largo y negro aumentando la velocidad de su auto, y esto me hace evocar una imagen que vimos días más tarde, los israelíes corriendo a niños palestinos en las carreteras para atropellarlos con sus autos, sólo por diversión.
Fin de la transcripción. Leer el articulo completo aquí.
Horror
A continuación Cynthia Franklin relata que tuvo su propia, pequeña, experiencia sobre el miedo al cruzar un "checkpoint".
 
Mientras regresaba a Jerusalém Este desde Ramallah, rompió las fotos del incidente con la niña tendida en el suelo. Tuvo miedo porque el autobús se aproximaba al puesto de control de Qalandia. Un soldado sionista detuvo el autobús y subió, "se acercó a mí preguntando por mi cámara", señala Cynthia. "Luego de ver las fotografías de Qalandia me exigió borrarlas". "El sol se ocultaba cuando tomé las últimas fotos, y, dada la perspectiva desde la ventana del autobús y la penumbra de la tarde, no había captado la amenazante escena, estaba repleto de soldados israelíes con ametralladoras". "De hecho, esta escena se mantiene más viva en mi memoria que cuando la capturaré con mi cámara".
La escritora no se animó a preguntar porque debía borrar las fotos. "(...) el dilema que experimenté me hizo comprender el tipo de elecciones que los palestinos deben tomar cada día, y con apuestas muy altas".
Tengamos en cuenta que esta mujer estaba protegida por su pasaporte estadounidense, y no corría el riesgo de ser abusada o encarcelada, ni tampoco de ser golpeada por hablar. Pero el miedo y la situación sofocante es tan grande que obedeció al soldado sin chistar. Sus anfitriones palestinos deben afrontar consecuencias graves. Morir, ser golpeados o encarcelados injustamente. Cuando el soldado bajó del colectivo un anciano detrás de Cynthia se inclinó hacia adelante y le dijo: "Bienvenido a nuestra democracia."
La Prof. Cynthia Franklin es judía. Trabaja en el Departamento de Inglés de la Universidad de Hawai, y es autora de Memoir, Cultural Theory and the University Today (2009) y Writing Women’s Communities: The Politics and Poetics of Contemporary Multi-Genre Anthologies (1997).
Celeste Fassbinder ツ
Twitter: @celesfassbinder
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