domingo, 9 de junio de 2013

LOS SIMULADORES

"LA FRASE DEL DIA"
“Fíjense que cuando nos para­mos frente a un micró­fono, no nos para­mos ni a des­ca­li­fi­car ni a agra­viar, ni a denun­ciar o a insul­tar. ¿Saben por qué? Por­que nos para­mos frente al micró­fono a con­tar las cosas que hemos hecho, que esta­mos haciendo y que vamos a seguir haciendo”
Cris­tina Kirchner

LOS SIMULADORES


Nadie cree que luego de un mes y medios de efec­tua­das las denun­cias, la jus­ti­cia pueda encon­trar algo en los luga­res en que supues­ta­mente, se podrían hallar las prue­bas. Hay una espe­cial nece­si­dad (y apuro) en demos­trar que Lázaro Báez es un empre­sa­rio impo­luto, que todo lo hizo tra­ba­jando, que no tiene “cale­tas de dinero sucio”, que jamás tru­chó una empresa, que lejos está de las acu­sa­cio­nes de lavado de dinero y que nunca se le cruzó por la cabeza eva­dir al fisco o mane­jar dinero sucio. Nadie cree que no sea así, obvia­mente, a pesar del esfuerzo de algu­nos jue­ces y fis­ca­les por lle­gar tarde para no encon­trarse con lo inde­sea­ble: las prue­bas. Todo es una simu­la­ción y el obje­tivo es des­pe­jar el camino para el último gran asalto a la obra pública: las repre­sas sobre el río Santa Cruz.
Lo que en otro país sería un escán­dalo de pro­por­cio­nes, en Argen­tina genera solo expec­ta­ti­vas y algún tipo de inquie­tud pasa­jera entre la pobla­ción. A nadie le llama la aten­ción (o a muy pocos, parece) que se comien­cen a rea­li­zar alla­na­mien­tos un mes y medio des­pués de rea­li­za­das las denun­cias y cuando se batie­ron los par­ches en la opi­nión pública con accio­nes dis­trac­ti­vas para darle el tiempo sufi­ciente a los sos­pe­cha­dos del delito de lavado de dinero, a que arra­sen con todas las prue­bas físicas.
En esta Argen­tina de la simu­la­ción, donde el gobierno apa­renta un ope­ra­tivo de la AFIP para apre­tar a un perio­dista, donde el Con­greso aprueba dos leyes para con­do­narle las deu­das a los ami­gos, una legis­la­tura que no duda en abrirle la puerta a un blan­queo de dinero sucio, en medio de una inves­ti­ga­ción por lavado en la cual están invo­lu­cra­dos la fami­lia pre­si­den­cial, fun­cio­na­rios y ami­gos con bie­nes a cargo; en una Argen­tina donde dipu­tados y sena­do­res ava­lan la poli­ti­za­ción de la Jus­ti­cia para some­terla al capri­cho ofi­cial, o donde nom­bran 21 con­jue­ces, todos mili­tan­tes K y de allí sale el sus­ti­tuto de la jueza subro­gante de Río Galle­gos; en esa Argen­tina de la simu­la­ción per­ma­nente, todo es posible.
¿Cómo no sería posi­ble, enton­ces, que des­pués de un mes y medio en que se hicie­ron las denun­cias, el Juez Sebas­tián Casa­ne­llo orde­nara “alla­nar” el Banco Santa Cruz y otras dos pro­pie­da­des de Báez, para “com­pro­bar” si exis­ten indi­cios de algún delito?. ¿Dónde quedó el prin­ci­pio de la inme­dia­tez y la sor­presa en las dili­gen­cias judi­cia­les, para evi­tar que las prue­bas no se alte­ren o des­apa­rez­can? Todo es posi­ble en nues­tro país. Es absurdo, en esta argen­tina de la simu­la­ción, pen­sar con buena fe, cuando se observa que la buena fe está ausente detrás de cada medida guber­na­men­tal o de los jue­ces adictos.
A mi cri­te­rio, Casa­ne­llo ha demo­rado lo sufi­ciente las dili­gen­cias judi­cia­les para darle el tiempo nece­sa­rio a Lázaro y su gente, para “lim­piar” desde las cajas de segu­ri­dad hasta los posi­bles luga­res donde habría guar­dado el efec­tivo y los pape­les com­pro­me­te­do­res, en esta vapu­leada acción delic­tiva de lavado de dinero. La “estra­te­gia”, ante la cata­rata de prue­bas insal­va­bles que lo impu­tan, es apa­ren­tar “nor­ma­li­dad” sabiendo que cuando “la jus­ti­cia K” lle­gue allí, se limi­tará a dejar asen­tado que en ese lugar, no pasa nada.
Por eso en una noche, abo­ga­dos, escri­ba­nos y con­ta­do­res de Báez se esfor­za­ron por cam­biar los Direc­to­rios de las empre­sas y simu­lar nor­ma­li­dad en socie­da­des que por años estu­vie­ron a cargo de fami­lia­res, socios o ami­gos del poder. Todo parece ser una gran simu­la­ción para apu­rar los tiem­pos y cerrar las cau­sas. Está claro que un empre­sa­rio sos­pe­chado de corrup­ción o inves­ti­gado por lavado de dinero, no puede for­mar parte de una lici­ta­ción millo­na­ria como la de las repre­sas sobre el río Santa Cruz.
Todo lleva a pen­sar que la urgen­cia de “lim­piar” la ima­gen de Báez, res­ponde a otra gran nece­si­dad del gobierno por hacer pie en esta mega­obra y para ello, segu­ra­mente, no dudará en seguir alar­gando los tiem­pos de la lici­ta­ción, si es que el amigo cons­truc­tor aún no tie­nen “en orden sus pape­les ; y hacia eso vamos.
El pro­blema de la pre­si­denta, de Lázaro y de los jue­ces y fis­ca­les corrup­tos, es que los ras­tros de tan­tos años son inde­le­bles. Y aún cuando la Fis­cal se haga la desen­ten­dida mirando para otro lado, el Juez se tome su tiempo para orde­nar la inves­ti­ga­ción y los abo­ga­dos defen­so­res del empre­sa­rio se ufa­nen por tapar las prue­bas con el sutil maqui­llaje de la simu­la­ción, tan­tos años de impu­ni­dad y los miles de millo­nes de pesos que pasa­ron por los túne­les de la corrup­ción, han dejado tan­tas hue­llas que hace impo­si­ble cual­quier esfuerzo por ocul­tarlo. No resis­ti­ría la mínima inves­ti­ga­ción seria y concienzuda.
Creo que esta­mos asis­tiendo a una ver­da­dera simu­la­ción de la Jus­ti­cia, todo detrás de una estra­te­gia deses­pe­rada de ocul­ta­miento y apa­rente nor­ma­li­dad. Ahora, como nunca el kir­ch­ne­rismo depende del pue­blo para sos­te­ner su impu­ni­dad, pues sabe que si cae, las posi­bi­li­da­des de sobre­vida, sin tener que cami­nar los Tri­bu­na­les, son esca­sas. Pero la nece­si­dad de “lim­piar” rápi­da­mente al empre­sa­rio amigo tiene como supremo obje­tivo, alla­nar el camino para que los capi­ta­les chi­nos de Synohi­dro no se espan­ten y per­sis­tan en sos­te­ner el con­sor­cio que hará las repre­sas Con­dor Cliff-La Barran­cosa. Es que nadie en el gobierno (y menos Julio de Vido) espe­raba este escán­dalo, justo en el momento en que la adju­di­ca­ción de la mega­obra es un hecho y la empresa que lo usu­fruc­tuará se encuen­tra envuelta en sos­pe­cho­sas manio­bras de lavado de dinero.
Solo la impu­ni­dad que hay en esta Argen­tina de doble moral, haría posi­ble que, a pesar de todo, el amigo de la fami­lia pre­si­den­cial se favo­rezca con esta lici­ta­ción, donde todo el pro­ceso lici­ta­to­rio, para estar en sin­to­nía con el con­texto, suena a otra gran simulación.
Autor: Rubén Lasagno