Un conglomerado de inverosímiles desatinos
The Grapes of Wrath, (Viñas de Ira) es una novela de John Steinbeck que fue magistralmente llevada al cine por John Ford, con la destacada actuación de Henry Fonda. Utilizamos título y tema de esta obra ya clásica para trazar una analogía con los acontecimientos de esta Argentina de mediados de 2013.
Nunca imaginó Cristóbal Colón que después de
más de quinientos años de su muerte su figura volvería a ser objeto
de disputas, al menos en Argentina.
No fue a causa de su incierto sitio de nacimiento, ni por las
disputas por su herencia o a causa de su primera llegada a América.
Una insólita controversia entre el gobierno de la Nación y el de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires puso una nota extravagante, inútil y
caprichosa en momentos más que difíciles para ambas gestiones.
La presidenta esta acumulando viñas de ira. Dicen, las malas
lenguas, que sus colaboradores más cercanos evitan los escritorios
próximos a su despacho y que sus ayudantes se han mudado de piso. Un
encuentro fortuito en un pasillo podría ser aciago y fatídico.
Como acostumbra el peronismo eligió entre sus colaboradores de
gestión a asépticos y obedientes personajes. Primero se alejaron los
imprescindibles, luego los virtuosos y sus acólitos, más tarde los
incapaces y, finalmente,los descartables.
Inapropiados y poco disimulados destinos de despidos quisieron ser
disimulados y vieron a la embajada en la OEA (organismo inocuo),
como un premio a la virtud. Otros se arroparon a los sobrevivientes
(Berni).
Sobre el fin de semana pasado nada fue mejor. Dos insólitos
personajes que nacieron a la sombra de Menem y el festejado "Pato"
Galmarini, acumularon mas desgracias en un canasto presidencial
cargado de rumores. Ninguno de ellos quieren meter sus manos en una
olla de agua hirviendo, saben que de eso no se sale invicto y hoy
-cuando los acontecimientos corren por delante de los hechos-, la
carátula de perdedor en el peronismo es una lápida.
Hoy un travestismo político apresurado puede dejar al protagonista
desnudo.
Como dijo el extinto general : "Habrá que desensillar hasta que
aclare".Y no le fue tan mal.
Tampoco la ex SIDE, hoy democratizada y rebautizada como SI, le está
dando resultados satisfactorios. Una entente, como nunca antes (Icazuriaga-Stiusso-Larcher),
se disputan no sólo partidas presupuestarias ; una indisciplina
disimulada y simpatías personales desorientan a un Zannini al que no
le alcanzan las manos para tapar agujeros. El tema Báez disciplinó a
propios y extraños : No quieren un segundo Yabrán, pero tampoco se
ponen de acuerdo en cómo eliminarlo.
Demasiado para una mujer que ha perdido a su "pata" política y a los
imprescindibles.
Hasta la justicia parece desertar. El fiscal Nisman puso negro sobre
blanco e implicó a Irán sin cortapisas. Un golpe diplomático
demoledor para el gobierno.
Tampoco es ajena la SI, antes transgresora y hoy (todavía con los
poderes que Carrió no pudo acotar), con informes de agencias
"colegas", ayudando a esclarecer lo que para la Argentina fue el
mayor atentado jamás cometido por el terrorismo internacional.
La SI tampoco está colaborando para "limpiar" la imagen del vice-presidente;
algunos entendidos en el caso sostienen que su compromiso como
sospechoso es tal que ni siquiera las más ingeniosas maniobras del
organismo estatal, podrían impedir su procesamiento. Hasta los
jueces ultra-kirchneristas eluden este tema. Una absolución
implicaría, con nuevas autoridades, un juicio político y el final de
su carrera.
Las viñas de ira van más allá de la famosa obra de Steinbeck; más
que colonos desalojados, sólo dejaran tierra devastada.
Lorena Udaeta Siles