lunes, 3 de junio de 2013

MÁS DATOS SOBRE EL QUE BERGOGLIO CONSIDERA UN “HOMBRE SABIO” José Mujica:

 

LA OPINIÓN HIPER FAVORABLE DEL OBISPO DE ROMA SOBRE EL DELINCUENTE ANTICRISTIANO MUJICA

MÁS DATOS SOBRE EL QUE BERGOGLIO CONSIDERA UN “HOMBRE SABIO”
José Mujica:
de ladrón a Presidente…!

Corría el año 1964 y la República Oriental del Uruguay era un pacífico país gobernado por el democrático Consejo Nacional de Gobierno. Aún faltaban 9 largos años y varios gobiernos democráticos antes de instaurarse la dictadura militar del año 1973.
José Mujica Cordano alias “El Pepe”, un ex rapiñero urbanita (no se le conoce profesión u oficio legal), vistiendo su estudiado disfraz de humilde trabajador rural. Al momento de esta foto, llevaba ya varias décadas mamando de la teta del Estado, con salarios de privilegio, despacho de lujo, en un acogedor ambiente rodeado de profesionales de traje y corbata, secretaria privada, muebles caros de madera noble, moqueta gruesa, aire acondicionado y obras de arte de primer nivel.
Si bien esa democrática paz ya estaba siendo distorsionada desde hacía un año por esporádicos atracos progresistas, como los cometidos contra el Tiro Suizo y el Banco de Cobranzas, por los delincuentes Julio Marenales y Jorge Manera, dirigidos por el cabecilla Sendic (Partido Socialista), la otra organización criminal, MLN Tupamaros, aún no había sido formalmente creada. Estos datos cronológicamente exactos, desmienten la falaz “historia” que muchos de los jóvenes Orientales aceptan, inducidos mediante engaño a creer que los marxistas se levantaron en armas contra un gobierno dictatorial, luchando por la libertad, cuando realmente hicieron todo lo contrario… lucharon contra la democracia, intentando imponer una dictadura.
Fue en este contexto histórico, que el periódico El Diario, el de mayor tiraje por aquel entonces, el 2 de Julio de 1964 publicó en sus páginas una crónica sobre un intento de rapiña ocurrido en Montevideo:
Un viejo delincuente que hace tiempo manteníase inactivo, intentó asaltar en compañía de un feriante a un cobrador de Sudamtex, cuando llegaba con dinero para el pago de obreros. Los sujetos utilizaron una motocicleta a efectos de poder huir rápidamente del lugar, en Lavalleja y Acevedo Díaz. Sus movimientos fueron percibidos por personal de la firma que dio aviso a autoridades de la Seccional 7ª y se frustró el golpe, deteniendo los policías a uno de los atracadores, JOSÉ ALBERTO MUJICA CORDANO, oriental, casado, de 29 años. Se encuentra prófugo quien planeó el golpe, Rúben Anchetta”.
Nótese que en el año 1964, el actual Presidente de Uruguay, ya era considerado “un viejo delincuente“, prueba además de que antes de convertirse en un criminal “idealista” con sus cómplices Tupamaros, ya era un experimentado delincuente común, igual que los que actualmente asolan a la población honesta del Uruguay. Nótese además, que este “defensor de los trabajadores”, fue detenido con las manos en la masa intentando apropiarse por la fuerza de los salarios de unos obreros. A Don Mujica parecía importarle poco que su parasitario modo de vida, dejara por varios días a muchas humildes familias proletarias sin siquiera un mendrugo de pan en la mesa (hasta que la empresa pudiera reunir nuevamente el dinero que el simpático “Pepe” pretendía rapiñar).
Este asunto hace surgir una duda que tal vez un ideólogo marxista sea capaz de aclarar (los invito a dejar sus comentarios explicativos). Entre los participantes de la crónica, surge claramente que por un lado Sudamtex es parte de la burguesía y sus obreros son parte del proletariado, pero, ¿a qué clase social pertenece el rapiñero Mujica? Y además, de haber tenido éxito la rapiña, ¿no se habría quedado Mujica con la plusvalía?
Actualmente el pueblo uruguayo se encuentra asolado por una cada vez más numerosa y violenta delincuencia, y daría la impresión que el gobierno de Don Mujica no toma ninguna medida tendiente a reprimirla y revertir esa dramática situación. Si bien aún no podemos definir con precisión a esa tercera clase social a la que necesariamente pertenecen los delincuentes de ayer y los de hoy, sin duda podemos adelantarnos a los sociólogos y afirmar que parece existir entre ellos una clara solidaridad intergeneracional.
“PASCASIO BAEZ:
EL TRABAJADOR RURAL”
El Presidente de la República Oriental del Uruguay se trasladó a Caraguatá, para celebrar y homenajear a los “trabajadores rurales” en su día.
El jefe de estado uruguayo -como siempre- habló, habló y continuó hablando. Fiel a su estilo chavista, entre asado y vino, sin saber mayormente de lo que hablaba.
Durante ocho horas, defendió a los peones rurales, sus necesidades de alimentación, su descanso, etcétera. En definitiva, defendió lo que todos defendemos, esto es, la calidad de vida que merece cualquier ser humano.
En su maratonica retórica, José Mujica se arrogó ser el primer presidente en la historia del Uruguay que asistía a celebrar el día del trabajador rural, pero olvidó que ese día -el de los trabajadores del campo- debió haber recordado al “Mandela” de los peones rurales.
El presidente obvió mencionar a Pascasio Báez, y pedir perdón por su asesinato.
Lo correcto hubiera sido que recordara que él también es el primer jefe de estado que ha sido cómplice, desde su propio pasado, del homicidio de un humilde “peón rural”.
Antes de que otros intenten poner arriba de los libros falsas historias -como se han ocupado de hacerlo hasta el día de la fecha, mostrándose como supuestas “almas buenas”-, es menester recordar a Báez.
Pascasio Báez era -como ya se dijo- un peón rural. Tenía 46 años, era casado y tenía hijos, y siempre había residido en el campo, preferentemente por la zona de Pan de Azúcar. Votaba a los Blancos, pero jamás había militado en política. Se ganaba la vida con changas: éstas arribaban en la forma de trabajos en la construcción, confeccionando alambrados, o lo que ‘saliera’.
Ese día en particular, había salido a buscar el caballo perdido de un vecino. Esto sucedió a fines de diciembre del año 1971. Existía democracia; había parlamento… pero también habían Tupamaros.
En su búsqueda, Báez llegó hasta la cabaña “Espartaco”, localizada en la Ruta 9, a unos diez kilómetros de Pan de Azúcar; se topó con un hombre que salía de una tatucera. Aquella era la “Caraguatá”, quizás la más importante del MLN, a los efectos de extender su radio de operaciones hacia el interior del país.
Pascasio Báez fue detenido, y su destino final comenzó a jugarse.
Esas instalaciones valían mucho para los guerrilleros Tupas, y las alternativas que se manejaron fueron tres: detenerlo indefinidamente, llevarlo al exterior, o ejecutarlo.
La decisión fue darle muerte.
A fines del ’71, la dirección del MLN estaba integrada por Mauricio Rosencof, Henry Engler, Wasem Alaniz, Donato Marrero y Píriz Budes.
El ejecutor, Ismael Bassini, fue quien le dio la inyección letal de pentotal a Báez.
 Dejarlo suelto los hubiera forzado a abandonar la tatucera y perder su costo; abandonar Espartaco y todo lo hecho allí. Se arriesgaban la suerte y el destino de muchos “compañeros”.
Así encontró la muerte Pascasio Báez. Asesinado -con premeditación y alevosía- bajo el justo manto del eufemismo “ejecutado”, por el grave delito de toparse con un señor terrorista que salía de una tatucera en medio del campo… para mayor gloria de los santos Tupamaros.
Porque el valor de una tatucera era superior a la vida de un humilde peón rural.
Visto el olvido del Presidente Mujica y su entorno, sería oportuno que la oposición recordara y rinda homenaje a Pascasio Baez en el Parlamento, y proponga que el dia del “Trabajador Rural” sea denominado, desde hoy, “Pascasio Báez”.
Quizás, este accionar de la oposición política sirva al noble objetivo de refrescar la memoria y la consciencia del Presidente José Mujica…