martes, 22 de octubre de 2013

BERGOGLIO: EL ARZOBISPO MIMOSO

Susurros al oído en la noche de CRECES


Que sean una sola cosa


Hace poco comenzábamos un post en los siguientes términos:

Años atrás (2006), durante la reunión anual de CRECES (Comunión Renovada de Católicos y Evangélicos en el Espíritu Santo), el cardenal Bergoglio se puso de rodillas para recibir la "imposición de manos de los protestantes".

Allí se generó una fotografía que luego diera la vuelta al mundo, y que muestra al Arzobispo de Buenos Aires arrodillado mientras los protestantes le imponen las manos.


Quien desee leer algo al respecto de estas reuniones CRECES, pueden ver un informe AQUÍ


Lo que no sabíamos es que en ese encuentro de 2006, fue tomada otra fotografía, la que ilustra este post, que ha publicado CATAPULTA, y que presentamos aquí por no poder resistir la tentación de mostrarla.


¿Qué habrá llevado a nuestro ex cardenal, a necesitar del consuelo y del afecto que parece estar recibiendo en la imagen del joven protestante Juan Francisco Taborda, que vendría con el tiempo a ser su tocayo?


Tratemos de entrever algo en la nota publicada por Vatican Insider:





La ternura de Francisco



Begoglio, con la cabeza inclinada en el hombro de un joven que le susurraba palabras al oído, como si quisiera consolarlo. La singular escena fue captada el 29 de junio de 2006 por el fotógrafo argentino Enrique Cangas, de 41 años y profesor en una escuela de Avellaneda, a pocos kilómetros del centro de Buenos Aires.


Estaban en el Luna Park de Buenos Aires, en la avenida Madero (número 420), en pleno centro, una estructura que alberga manifestaciones públicas, conciertos y grandes eventos deportivos; hace poco la anciana propietaria, Ernestina de Lectoure, la donó a la Cáritas de Buenos Aires y a los salesianos.


Las personas que aparecen en la foto rodeando a Bergoglio y a su aparente confidente dirigen la mirada hacia adelante, mientras escuchan a alguien que está hablando ante el público. Si pudiéramos ver el resto de la escena, descubriríamos algunas pancartas que revelan la naturaleza del encuentro. Se trataba de una reunión ecuménica entre evangélicos y cristianos, uno de las muchas en las que Bergoglio como cardenal participó durante sus años como obispo, arzobispo y cardenal. La foto retrata la reunión ecuménica en la que se reunieron 7 mil personas bajo el lema: «que sean una sola cosa».


La foto forma parte de una serie de 25 imágenes en las que aparece el actual Papa entre 2003 y 2012; estas imágenes conformaron la exposición que se pudo visitar en el Monasterio Santa Catalina de Buenos Aires a principios de julio de 2013. Bajo la foto en cuestión, el autor puso la siguiente didascalia: «La ternura... denota fortaleza de ánimo y capacidad de compasión».


Pero aún hay más. Porque tras la imagen hay una historia muy original. Trataremos de reconstruir sus detalles principales.

El chico que está con Bergoglio se llama Juan Francisco Taborda. Tiene 22 años y en ese entonces tenía sólo 16. Nació en la localidad de San Fernando, en la provincia de Buenos Aires, y vivía con el padre jubilado y su madre en el barrio Los Polvorines, en el municipio de Malvinas Argentinas, a poco menos de una hora del centro de Buenos Aires.


Es un adventista del séptimo día y había ido al encuentro en el Luna Park porque dos amigas evangélicas lo habían invitado.

Al acabar la escuela secundaria, obtuvo una beca, misma que, al principio, había pensado usar para estudiar teología en la Universidad adventista de la provincia de Entre Ríos. Quería convertirse en pastor. Después cambió idea y se inscribió en la Universidad pública de Buenos Aires, en donde estudia historia. Para mantenerse, trabaja como portero suplente en un edificio situado en la calle Republica Árabe de Buenos Aires.



Juan Francisco Taborda no sabía a quién había abrazado en el Luna Park aquel día de San Pedro y San Pablo. Lo descubrió el miércoles 13 de marzo de 2013, día de la elección de Jorge Mario Bergoglio como sucesor de Pedro.


Pero esta historia no termina nunca de sorprender. Entre el día en el que Bergoglio reclinó la cabeza en el hombro del joven y cuando lo reconoció, Juan Francisco Taborda se volvió a encontrad dos veces con Bergoglio.


La primera vez fue en 2008, cuando trabajaba en el edificio Torres del Botánico, en avenida Las Heras.

«Había apenas empezado el turno, a las 21, y cinco minutos después me llamó mi hermana para decirme cómo le había ido en una operación a un primo que quiero mucho. Estaba muy triste, procupado por las noticias que había recibido. Veo entrar a un sacerdote que va hacia el elevador. Él también me ve, me nota turbado, vuelve y empezamos a hablar. Se quedó largo rato para darme ánimos.
No lo reconocí, no vi en él al sacerdote que había abrazado en el Luna Park. Me dijo que habría rezado por mí, por mi primo, me pidió el número de teléfono. Me transmitió una paz enorme, es lo que más recuerdo. La paz y la energía que dicen sentir los adventistas cuando rezan todos juntos yo la sentí en aquel momento. Una semana después, para mi sorpresa, me llamó de verdad, se acordaba de mi nombre, me preguntó cómo estaba mi primo».

Hubo un segundo encuentro entre ambos, un año después, en el mes de abril de 2009, en la catedral metropolitana de Buenos Aires.

Juan Francisco tenía que hacer una investigación para la facultad sobre el sincretismo religioso. Había ido a la catedral para contar las estatuas de los santos y las imágenes religiosas que había. En cierto momento, se le acercó de nuevo aquel sacerdote. Se acordaba de él y de su primo, de quien le pidió noticias; después, cuando le explicó por qué estaba allí, le hizo un “tour” por la catedral y le dio toda la información que necesitaba.

Juan Francisco Taborda estaba pendiente de la elección de Bergoglio, como todos los argentinos. Y celebró con sus compatriotas en la catedral el 13 de marzo por la noche.

Cuatro días después, una persona publicó la foto de Enrique Cangas en su página de Facebook. «Cuando vi la fotografía me quedé sin aliento», dijo todavía incrédulo.


Y reveló lo que le estaba susurrando al oído: «No quería rezar él, me pidió que lo hiciera yo, y pronuncié una invocación al Señor para que nos acompañe y nos muestre el camino...».




Hasta aquí la nota de Vatican que nos ha descubierto el tenor de los susurros de aquella noche de 2006.


El joven Taborda debió saber que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida, por lo cual creemos que su oración pedía le sea mostrado en camino de la unidad, es decir, del regreso a casa. Por sí no se lo hubiera indicado el Cardenal Bergoglio, se lo dejamos aquí, pues fue perfectamente establecido y marcado por Pío XI en la Enciclica Mortalium Animos (17,18):


Vuelvan, pues, al Padre común, que olvidando las injurias inferidas ya a la Sede Apostólica, los recibirá amantísimamente...
Vuelvan, pues, a la Sede Apostó1ica, asentada en esta ciudad de Roma, que consagraron con su sangre los Príncipes de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a la Sede raíz y matriz de la Iglesia Católica; vuelvan los hijos disidentes, no ya con el deseo y la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el sostén de la verdad abdique de la integridad de su fe, y consienta los errores de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno de ella.
Pluguiese al Cielo alcanzásemos felizmente Nos, lo que no alcanzaron tantos predecesores Nuestros; el poder abrazar con paternales entrañas a los hijos que tanto nos duele ver separados de Nos por una funesta división.

El Papa acaba de decir que los católicos y luteranos debemos perdonarnos mutuamente. Si entre los que se disculparán incluye a la Santa Sede, se opondrá a la opinión de Pío XI, que ofrece olvidar las injurias inferidas al Papado, pero no pedir disculpa algunas.

¿Habrá tenido tiempo el cardenal Bergoglo, en ese "tour" por la catedral, de mostrale al joven Taborda, además de las obras de arte allí guardadas, la peligrosa situación en que se encuentra como miembro de una secta?
Por último, les dejamos algunos videos de CRECES 2006, oportunidad en que se tomó la foto al tierno Arzobispo de Buenos Aires.

UN PREDICADOR DE LA CASA PONTIFICIA
UN PROTESTANTE "APRIETA" A CANTALAMESA