jueves, 3 de marzo de 2016

EL KIRCHNERISMO NO QUISO INVESTIGAR LA DEUDA EXTERNA, ASÍ LE FUE


EL KIRCHNERISMO NO QUISO INVESTIGAR LA DEUDA EXTERNA, ASÍ LE FUE

Como es bien sabido, la deuda pública externa argentina se convirtió a partir de 1976 en el instrumento por excelencia del sometimiento de nuestro país al poder depredador de la plutocracia financiera internacional, además de haber sido en gran parte una estafa colosal, tal como demostró el juicio iniciado por Alejandro Olmos y que culminó con una sentencia lapidaria del entonces juez Jorge Ballesteros, en el año 2000.En su gestión como Ministro de Economía, José A. Martínez de Hoz multiplicó por 6 la deuda externa; Raúl Alfonsín la multiplicó en un 50%, Carlos S. Menem la duplicó y Fernando de la Rúa la multiplicó en un 50%. Además de ser una estafa, como se probó reiteradamente, la deuda externa era también una gangrena para la economía argentina.

Es por eso que un grupo de argentinos, de distintas ideologías y fuerzas políticas, le propuso al entonces presidente de la Nación, Néstor Carlos Kirchner, la creación de una Comisión Nacional para Investigar la Deuda Externa, desde el año 1976 en adelante, para “determinar orígenes, responsabilidades, consecuencias directas y derivaciones en otros campos, además del económico”. Esta propuesta fue redactada el 18 de diciembre del 2003 y firmada por el ingeniero químico Juan Carlos Dima, el martillero público Miguel Ángel Lentino, el doctor Jorge Landívar, el diseñador industrial Walter A. Moore, el doctor Julio Carlos González (ex Secretario Técnico de la Presidencia de la Nación, 1974-1976), el dirigente político Mario Mazzitelli, el contador y abogado Juan Carlos Foester (Secretario Adscripto de Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal No. 2 [Juez Jorge Ballesterios], el contador Gustavo Calleja, el embajador Miguel Ángel Espeche Gil, el contador y abogado Eduardo Conesa, el contador Juan Carlos Vacarezza, el doctor Alejandro Herrera, el ingeniero Alberto Lapolla (+), el dirigente político Daniel Marcos, el doctor Carlos Brusco, el periodista Gabriel Fernández, el doctor Mario Giorgi, la doctora Mariana Madariaga, el periodista Jorge Almeida, el investigador Adrian Salbuchi, la ingeniera Gladys Sandra Soraya Pereyra, el empresario Francisco Norberto do Reis, el contador Rubén Milberg, el doctor Héctor H. Hernández, el sociólogo Alejandro Herrera, el señor Mario Giorgi, el periodista Víctor Hugo Morales, el periodista Raúl Dellatorre, el señor Héctor Sosa, el señor Jorge Landívar, el productor Aldo Barberis-Rusca y el director de cine Diego Musiak, realizador de la película documental sobre la deuda externa, La mayor estafa al Pueblo Argentino (2001).
Los objetivos sugeridos eran “realizar un estudio documentado sobre el proceso de endeudamiento externo de la Argentina”; “realizar un análisis de las variaciones de desarrollo, de salud, de empleo, de niveles alimentarios y/u otras variables sociales y económicas del país” para “establecer los casos en que se pueda definir una correlación de estas variaciones con el endeudamiento y/o pagos realizados”; “estudiar la legalidad y constitucionalidad de cada operación”; “determinar en cuanto disminuiría la deuda actual” si se comprobaran “pagos considerados sin causa”; “realizar la difusión pública de las investigaciones por vía impresa” e inclusive “elaborar una síntesis en idioma inglés” para darle alcance internacional al trabajo; y por último “realizar un conjunto de pautas o recomendaciones para futuras tomas y/o negociaciones de deuda externa, así como procedimientos y forma de auditoría de las mismas, para prevenir nuevos ilícitos, endeudamientos y/o pagos sin causa”.
El 29 de diciembre de 2003 el ingeniero Juan Carlos Dima presentó formalmente en Presidencia de la Nación el pedido de creación de una Comisión Nacional para investigar la Deuda Externa, por nota dirigida al entonces presidente Carlos Néstor Kirchner, la cual fue recibida.
El día 15 de enero de 2004 el doctor Héctor Marcovecchio, responsable de la Dirección General de Audiencias de la Presidencia de la Nación dirigió una nota al ingeniero Juan Carlos Dima, informándole que la solicitud presentada debía ser llevada al señor Secretario de Finanzas de la Nación, el licenciado Guillermo Nielsen.
El día 13 de febrero de 2004 el ingeniero Juan Carlos Dima presentó al doctor Marcovecchio una nota, haciéndole saber que consideraba inadecuada la derivación aconsejada, porque el tema en cuestión no constituía un problema técnico sino que era de naturaleza eminentemente política. En la misma nota le informó que una cita con el licenciado Nielsen acordada para el día 29 de enero había sido cancelada unas horas antes, y que en una nueva cita pautada para el día 5 de febrero había sido atendido por el Jefe de Asesores del licenciado Nielsen, lo cual –junto con otros detalles- mostraban la poca voluntad del Ministerio de Economía para ocuparse de la propuesta. A continuación el ingeniero Dima le reiteró al Dr. Marcovecchio el pedido de audiencia con el presidente de la Nación.
En una nota presentada el 30 de abril de 2004, el ingeniero Dima le presentó al Dr. Ojea Quintana, Director de Programas de Gobierno de la Presidencia de la Nación, un pedido de consulta (Pedido de Conveniencia) a otras áreas de gobierno respecto a la propuesta: Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Secretaría de Derechos Humanos del citado ministerio, Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Ministerio de Salud.
En la misma nota se reiteraba la necesidad de canalizar la propuesta de creación de la Comisión para investigar la Deuda Externa a través de la Presidencia, dado que el mismo doctor Kirchner se había comprometido, en futuras negociaciones, a impulsar “la reducción de los montos de deuda, la reducción de las tasas de interés y la ampliación de los plazos de madurez y vencimiento de los bonos”, lo cual era lo que estaba negociando justamente con los acreedores privados.
El 29 de mayo de 2004 el ingeniero Dima presentó y adjuntó al Dr. Ojea Quintana firmas de ciudadanos que adherían a la propuesta.
El 8 de junio de 2004 el ingeniero Dima presentó y adjuntó una segunda serie de firmas que adherían a la propuesta. En la misma reiteraba el envío o reenvío de los Pedidos de Conveniencia solicitados en la nota del 30 de abril de 2004.
Por nota del 16 de julio de 2004, en nombre de la Comisión propuesta, el ingeniero Dima reiteró ante el Director General de Audiencias de la Presidencia de la Nación, doctor Héctor Marcovecchio, el pedido de audiencia con el señor Presidente de la Nación, para definir la creación de la Comisión y su labor de investigación como una Política de Estado.
El 14 de julio de 2004 el diario Página12 publicó una nota informando la reiteración del pedido de creación de la Comisión de Investigación de la Deuda Externa por parte de los investigadores y profesionales mencionados al comienzo de este artículo.
Por último, en su edición del 2 de setiembre del 2004 (Año 7, N. 321), la revista Veintitrés publicó una nota de investigación del periodista Alberto López Girondo sobre el pedido de creación de esta Comisión, junto con pedidos paralelos por parte del sindicalista Luis Donikian, del historiador Norberto Galasso y del médico sanitarista Floreal Ferrara.
El autor del artículo pone en contexto el problema del endeudamiento de países como la Argentina, en relación con las políticas privatizadoras de servicios públicos impulsadas por los poderes financieros internacionales, la política de control del crecimiento poblacional impulsada oficialmente por Estados Unidos (Memorando 200/74, elaborado por Henry Kissinger cuando se desempeñó como Consejero de Seguridad Nacional) y las políticas restrictivas de salud impulsadas por la Organización Mundial de la Salud, lo cual muestra que lejos de ser un problema técnico, el problema de la deuda externa debe ser visto como un problema de Estado, en relación con otras políticas de Estado, puesto que “la deuda externa representa el método de dominación más refinado del neocolonialismo”.
Por último, hay que resaltar dos cuestiones fundamentales. La primera, es que los miembros de la Comisión propuesta se iban a desempeñar ad honorem, sin cobrar nada por su trabajo de investigación. Lo único que pedían era un lugar físico para trabajar y los elementos mínimos indispensables para llevar a cabo su labor (computadoras, fotocopiadoras, telefonía, papelería, etc.). La segunda, es que este pedido de creación de la Comisión se lo fue dejando morir paulatinamente, en silencio. Nunca hubo un rechazo al pedido, simplemente se lo enviando al… olvido.
¿Pensaba acaso el doctor Nestor Carlos Kirchner, sus adláteres y su sucesora que la Argentina podía encarar un proceso de crecimiento y desarrollo autónomo atado a las cadenas del endeudamiento externo crónico y eterno? Los resultados están a la vista. 

José Arturo Quarracino                   Juan Carlos Vacarezza

Envio Dr. Brieva