LA IMAGEN NO CORRESPONDE A LA PUBLICACION ORIGINAL
Conferencia pronunciada
en 1982 por el padre canadiense Jean Pierre
Régimbal y publicada en la revista SIGLA.
“PARA VENCER A UNA
NACIÓN HAY QUE PERVERTIR A SU JUVENTUD”
¡ARGENTINA YA ESTÁ VENCIDA POR EL
IMPERIALISMO ANGLOSAJÓN!
LAS FUERZAS
ANTIARGENTINAS, (INCLUSIVE LA ‘SECTA’ SURGUIDA DEL VATICANO II), LOGRARON
ELIMINARLE A LA
JUVENTUD TODO IDEAL DE
AMOR A DIOS Y A LA PATRIA, ENTREGÁNDOLA INERME A LOS MERCADERES
IMPERIALISTAS DE LA CORRUPCIÓN, CON LA ANUENCIA DE LOS GOBIERNOS
SUCESIVOS. ES INDISPENSABLE ORDENARLES LAS INTELIGENCIAS CON LA FILOSOFÍA CLÁSICA,
LA VIDA CON LA MORAL CRISTIANA, E
INSTAURAR EL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO, PARA
NEUTRALIZAR Y COMBATIR POLÍTICAMENTE A
TUPAQUEROS, QUEBRACHOS, FUBEROS,
CAMPOREROS, ROQUEROS, MARXISTAS Y PROGRESISTAS DE TODO PELAJE, ETC… .
El ROCK
MENSAJES SUBLIMINALES Y
VIOLACIÓN DE LA
CONCIENCIA.
ROCK Y REVOLUCIÓN
P
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ara la gran mayoría del público, el rock and roll es sólo una forma
inofensiva de diversión o una pasión
momentánea de jóvenes exaltados, como las pasadas olas de Charleston, el boogie-boogie
y el twist. Sin embargo, ninguna de ellas logró una difusión al mismo tiempo
tan universal y duradera. Según una encuesta norteamericana de 1980, el 87% de
todos los adolescentes escuchaba música rock de tres a cinco horas diarias,
tiempo que se acrecentó hasta 7 y 8 horas tras la aparición de los auriculares
‘Walkman’. Por otra parte se comprobó
entonces que en los últimos doce meses, el 90% de todos los discos vendidos a
través del mundo eran de rock: 230 millones, incluidos los ‘albums’.
¿Es posible que semejante despliegue de frenesí musical no
produzca no produzca efecto alguno sobre los diversos estratos humanos, tanto
en el nivel individual como de las masas? Antes de terminar este artículo
transcribiremos respuestas autorizadas a este interrogante. Pero es indudable
que semejante fenómeno excede el mero campo artístico, pues desde hace un poco
más de treinta años se ha configurado –sin partido político, sin plataforma
electoral, ni manifiesto ideológico preciso- una profunda revolución social,
económica, moral y cultural que, por
primera vez en la historia de la humanidad, eligió proclamar su radicalismo a
través de la música y las canciones.
¿Afirmación
exagerada? Dejemos que los Beatles interrumpan la cómoda digestión de
los “prudentes” y escépticos, con sus famosas
declaraciones: “Nuestra música es capaz
de causar inestabilidad emocional, comportamiento patológico y hasta la
rebelión y la revolución. El Rock’n’roll es algo más que la música. Es
el centro energético de la nueva cultura y de una revolución
mundial”.
Son muchas las formas concretas de concitar la rebelión de
los jóvenes contra todos los límites familiares, religiosos, administrativos, políticos,
económicos y militares: desde las declaraciones de los artistas hasta las
refinadas técnicas de grabación, pasando por el ritmo, las letras de las
canciones, los gestos y diversos medios de estimular hasta la violencia, el
sexo, la droga, la automutilación, o el suicidio, y las ya célebres
invocaciones y prácticas satánicas.
Ya en los comienzos del rock, allá por 1954/55, un joven
bautista del sur de los Estados Unidos, formado en un coro parroquial, pero en
rebeldía contra la moral puritana de la región del “Bible Belt”, se complacía
en soliviantar a sus coetáneos no sólo por su música y sus palabras, sino sobre
todo por los gestos obscenos y provocadores que acompañaban a sus espectáculos.
Su nombre: Elvis Presley.
Conciente de su estatus simbólico y de su control sobre las
emociones más primitivas de los adolescentes, Elvis mantuvo y favoreció
deliberadamente la sublevación masiva de jóvenes a través del mundo contra toda
forma de condicionamiento y autoridad, apelando directamente a los instintos
rebeldes de la juventud, como la explotación
a fondo del tema y la “filosofía” del amor físico desenfrenado.
Pero ese fue sólo el comienzo de un itinerario de creciente
perfeccionamiento en los medios de estímulo a la rebelión total. Hoy, dicho
objetivo puede lograrse mediante la
transmisión de mensajes subliminales, capaces de subvertir lo más profundo de
la interioridad del hombre, y echar así las bases para la revolución en todas las escalas.
LOS MENSAJES SUBLIMINALES
C
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onviene, ante todo, aclarar el concepto de “subliminal”, tan
renombrado como errónea o parcialmente comprendido. La etimología de la palabra
lo indica: se trata de las transmisión de mensajes dirigidos a alcanzar al
oyente –o al espectador, en el caso del cine y
la televisión- precisamente por debajo del umbral de la conciencia. El
mensaje transmitido escapa al oído, a los ojos, a los sentidos exteriores, para
penetrar en el subconsciente de
quien lo recibe, indefenso del todo ante esta forma de agresión, pues ignora
que sufre esa invasión de su conciencia y de su subconsciente profundo.
Como su inteligencia conciente y su voluntad no se hallan en estado de alerta ni son capaces de discernir nada,
es el propio subconsciente el que capta el mensaje, lo decodifica, lo reconstruye y
lo transmite por medio de la memoria al yo conciente.
En el repertorio del rock , estos mensajes abarcan un
temario tan amplio como selecto:: la perversión sexual en todas sus formas el
llamado a la rebelión contra el orden establecido, la cuestión del suicidio, la
incitación a la violencia y el asesinato, y, en fin, la consagración a
Satán. Un poco más adelante ofreceremos
ejemplos de todo lo antedicho.
La inclusión de mensajes subliminales en el rock y su
conexión con un complejo de técnicas y
simbolismos gráficos, gestuales, auditivos,
etc., tuvo ya suficiente publicidad, incluso en nuestro país , a partir
de los descubrimientos hechos por el pastor californiano Gary Greenwald –ex
artista rock- o del joven Peter Crouch, hijo del creador de la cadena religiosa
norteamericana Trinity Broadcasting Network. Ellos comprobaron hasta el hartazgo - y los puede imitar quien cambie las
conexiones de su tocadiscos de manera que el plato gire al revés- la
utilización del llamado “Backward” (o: Reverse) Maskimg Process” (Proceso de
enmascaramiento por inversión o retroceso), es decir, de la inclusión subrepticia
de mensajes grabados de tal forma que sólo resultan audibles –claramente
audibles- cuando se hace girar el disco al revés. Pero no es ese el objetivo
de los transmisores del mensaje que, captado así en el nivel conciente, pierde
el “hechizo”… Y, por otra parte, a nadie se le ocurre comprar discos para
escucharlos de atrás hacia adelante en un aparato preparado a tal efecto.
Lo importante es que al escuchar la música en forma normal,
los mensajes solamente pueden ser
captados –y decodificados- por el subconsciente,
aunque no entienda la lengua original utilizada en el mensaje. Esto es
posible comprenderlo ahora merced al
desarrollo de la Psicología
que nos informa, por una parte, las extensas capacidades y vericuetos de la
psiquis humana y, por otra, los distintos grados de comunicación implícitos en
el poder significativo del lenguaje humano.
DIVERSAS CLASES
DE VIOLACIÓN SUBLIMINAL.
1)
La
grabación de frases “en inverso”, con ser espectacular, es sólo un tipo de
procedimiento: el mensaje subliminal verbal, del cual ya hemos prometido
ofrecer, o recordar, algunas “perlas”. Cuatro técnicas se utilizan para
grabarlo: a) la frecuencia modulada; b) la frecuencia super-baja (14 a 20 ondas
por segundo); c) la alta frecuencia (17000 a 20000.o p.s.); d) la variante de velocidades.
2)
Pero
además hay tres clases de mensajes
subliminales no verbales: a) El “beat” rítmico: la fuerza contagiosa
del rock reside en la pulsación
sincopada del ritmo, que produce en el organismo humano una repercusión
bio-patológica capaz de modificar el funcionamiento de diversos órganos del
cuerpo. El “beat” puede producir una aceleración de la pulsación cardíaca,
acrecentamiento del flujo de adrenalina y provocación no sólo de un bienestar sexual sino también de varios
orgasmos sucesivos; b) á “señal
subliminal”: es posible grabar en un disco una señal de frecuencia
supersónica, comparable al chiflido sordo que se utiliza para llamar a los
perros: si el cerebro es estimulada por ella de manera prolongada se
produce una reacción bioquímica
equivalente a una inyección de morfina. Se llama por eso la “onda de morfina”,
y la reacción mencionada produce un doble efecto: sensación de extraño
bienestar e hiperactividad de los procesos mentales, tendiente a una
comprensión total de los mensajes subliminales
verbales grabados “en reverso”; c) la estroboscopía; mediante un
estroboscopio se puede acelerar a voluntad la alternancia de luces y tinieblas,
produciendo un debilitamiento considerable del sentido de orientación, del
discernimiento y de los reflejos. En efecto: cuando se combina la música rock
con el juego del estroboscopio, todas las barreras del discernimiento moral se
derrumban, para desarmar a la persona de
sus reflejos automáticos y de sus mecanismo de autoprotección natural. Sin
darse la menos cuenta uno queda a merced de las sugestiones subliminales
contenidas en el disco.
Frente a todos estos medios técnicos altamente
especializados, la persona humana es violentada y quedan bloqueados su
libertad, su libre arbitrio y sus medios
ordinarios de defensa. Por ello, la calificación de “violación de la conciencia” con que encabezamos el artículo, tal
vea resulta débil todavía para expresar el daño mental, moral y espiritual
sufrido por los oyentes de la música rock.
MENSAJES INVERTIDOS… Y
DIRECTOS.
A
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unque muchos de nuestros lectores ya conocerán por otras
publicaciones algunos clásicos de la inversión subliminal, no podemos dejar de
ofrecer ejemplos selectos para los que recién se asoman al tema.
1- “la música es reversible pero el tiempo no. ¡Vuelve,
vuelve a Satán!”; y escucha “al dorso”, digamos, de la canción Fire On High
(Fuego en lo alto) interpretada por Electric Light Orchestra, cuya sigla E.L.O.
coincide con una antigua invocación al demonio.
2- “Debo vivir para Satán”. Debo
vivir para Satán”… “¡Si, a Satán! No temas a Satán no seas idiota”… Y otras
frases del mismo estilo al invertir el giro de la canción Stairway to Heaven
(Escalera al cielo) del grupo Led Zeppelin.
3- “Justo descubriste el mensaje secreto del diablo, comunícate con
el…”. Canción: Congratulations. Grupo Pink Floyd.
4- “Muéstrate Satán, manifiestate a
nuestra voces”. Al revertir Snoiw Blind (Cegado por la nieve). Conjunto Stiyx
(Estigia, nombre de la laguna infernal de la mitología griega).
5- “Si me amas, córtate, Satán él es
tu Dios”. Del tema: Madre joven, Madre feliz.
6- “Jesús, tú eres el villano”…
“Recibe la marca ¡y vive! (Se trata de
la marca del Anticristo : el número 666)
cantado “en inverso” por el grupo Black Sabbath (Sábado negro, día
consabido de las brujas).
7- Terminamos con el primer mensaje subliminal que se
incorporó a la producción de los discos Rock and Roll. Se trata de “Revolución
Nº 9”, interpretado por Los Beatles, donde al derecho se escucha la repetición
interminable de: “Number nine, Number nine…” (Número nueve). El mensaje en versión invertida dice
numerosas veces: “Levántame, hombre muerto”. Circuló una anécdota y muchas
suposiciones en relación con esta frase, pero lo cierto es que “casualmente” su
significado en el lenguaje popular inglés reúne una procacidad (excitame
sexualmente, en traducción de salón), con una blasfemia común en círculos
rockeros de avanzada (Con “hombre muerto” se alude a Nuestro Señor Jesucristo).
Si hay alguna duda con respecto a la actitud de Los Beatles en este tema,
conviene recordar las palabras de John
Lennon al presentar públicamente el “Devil’s
White album” (Album blanco del diablo), conocido en algunos países como “Álbum
blanco”, donde se incluye la canción anterior: “El cristianismo va a desaparecer, retroceder y disgregarse… La
historia demostrará que tengo razón. Hoy en día
nosotros somos más populares que Jesucristo. No dudo sobre quien
desaparecerá primero, el rock and roll o el cristianismo” (1966).
Para concluir nuestras referencias a los citados mensajes
destacaremos dos aspectos ligados a los mismos: las expresiones sin
ocultamiento y la reiterada profesión de fe satanista.
Gracias al éxito de las
transmisiones subliminales, los autores de rock no vacilan ya en
expresarse de modo directo. Acabamos de transmitir manifestaciones de Los
Beatles de inequívoco tenor anticristiano. Veamos ahora la letra de “Hell Bell”
(Campanas del Infierno), cantada por el grupo de “Hard rock” ACDC, siglo que
significa, según convenga; “Alternating Current-Direct Current”, Corriente
alterna-corriente continua, o “Anti Christ-Dead to Christ”, Anticristo, Muerte
a Cristo. Dice textualmente y sin clandestinidades: “Soy un trueno retumbante, una lluvia torrencial. Vengo como un
huracán. Mi relámpago ilumina el Cielo. Tú eres joven pero vas a morir. No
tomaré ningún prisionero ni salvaré vida alguna. Y nadir se opone. Tengo mis
campanas y te llevo al infierno. Te poseeré. Las campanas del infierno. Si. Las
campanas del infierno”.
Invocaciones al diablo, propaganda enmascarada o directa por
el diablo, actitudes y poses satanistas, fundas de discos con símbolos
demoníacos y de magia negra, blasfemias contra Jesucristo, nombres y siglas
referentes al diablo
Crean o no en el diablo, hay que reconocerles a los rockeros
un sostenido esfuerzo por ir a parar, precisamente, al diablo. Y esto se
confirma cuando nos enteramos de
explícitas consagraciones a Lucifer, que, por supuesto, debemos relacionar con la proliferación de sectas declaradamente
satanófilas en el mundo anglosajón. Decenas de grandes estrellas de rock se
han consagrado libre y voluntariamente a Satán, como Mick Jagger, de los Rolling Stones, su amigo Keith
Richard, Ozzie Osboren (ex Black Sabbath), Elton John…
Transcribimos el testimonio explícito de Vincent Fournier, mundialmente conocido
por el seudónimo de Alice Cooper,
que tomó en memoria de una hechicera del siglo XVIII: “Hace algunos años fui a
una sesión espiritista, donde Norman Buckley suplicó al Espíritu que se haga
oír. Al fin el Espíritu se manifestó y me habló. Y prometió para mi y mi grupo
la gloria, la dominación mundial por medio de la música rock y riqueza en
abundancia… A cambio, sólo me pidió abrir mi corazón para que el Espíritu tome
posesión de mí. Gracias a esa posesión me
hice célebre en el mundo, tras adoptar
el nombre con el cual el Espíritu se había identificado durante la sesión”.
No es nuestro objetivo discutir aquí el grado de seriedad que hay en todas estas
manifestaciones. Provisoriamente nos queda la leve sospecha de que, si las brujas no existen, al menos
les gusta el rock.
Queremos, en cambio, contestar la pregunta planteada en los
comienzos de la exposición, aportando datos precisos sobre las consecuencias de
este fenómeno más que musical en los jóvenes, particularmente, y en los oyentes
adictos de cualquier edad.
EFECTOS FISICOS.
E
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l Dr. Bob Larsen
y su equipo de la universidad de Cleveland, Ohio, realizó detallados estudios
sobre más de 200 enfermos, asiduos al rock, con graves traumatismos de oído, la
vista, la columna vertebral, el sistema endócrino y el sistema nervioso
central. Se comprobó que esta música podía producir efectos físicos notables:
cambios en la pulsación y la respiración, aumento de secreción en las glándulas endócrinas (particularmente
de la pituitaria, reguladora de los procesos vitales en el organismo, contracción-relajación laringal según los
ascensos y descensos de la melodía, modificaciones del metabolismo de base y la
tasa de azúcar durante la audición…). Es posible entonces “tocar” el organismo
humano como se toca un instrumento
musical; por eso, no deliran totalmente algunos compositores de música
electrónica que se propusieron manipular el
cerebro como por medio de una droga, “poniendo en corto circuito” las
facultades concientes.
La intensidad del volumen amplifica los efectos señalados:
más de 80 decibeles producen desagrado; es sabido que luego de los 90 se sufren
daños de creciente gravedad.
Pues bien, en los “conciertos rock” se han comprobado cifras
del orden de los 106 a 108 decibeles en el centro de la sala y de 120 cerca de
la orquesta. Eso explica porqué el especialista descubre entre los jóvenes
problemas auditivos que habitualmente afectan a los adultos luego de los 50
años, así como un aumento inquietante de las enfermedades cardiovasculares y
perturbaciones en el equilibrio. El conocido músico-terapeuta Adam Niste, tras diez años de estudiar
los efectos de la música rock, afirma que la intensidad del ruido es causante
de hostilidad, agotamiento, narcisismo, pánico, indigestión, hipertensión y
“una extraña narcosis”.
También en el campo visual pueden producirse daños
irreversibles, por la intensidad de los relampagueos especiales, incluidos los
rayos láser con que están equipadas ciertas discotecas. “Si el láser penetra en
el ojo –dice el profesor Paul Zimmer, de la Universidad de Purdue-
puede producirse una quema de retina con formación de una mancha ciega
permanente. Además los destellos de luz viva integrados al ritmo de la música,
suelen provocar vértigos, náuseas y fenómenos de alucinación”.
El propio gobierno británico, entre otras autoridades, previno
a sus súbditos sobre el peligro de esta práctica, en un folleto dedicado
a la seguridad en el ámbito escolar.
Concluyamos esta parte señalando las consecuencias en el
plano estrictamente sexual. El equipo médico de Bob Larsen afirma categóricamente: “Las vibraciones de baja debidas
a la amplificación de las guitarras-bajo, sumada a la repetición del “beat”
actúa significativamente sobre el líquido cerebro-espinal, que a su vez afecta
en directo la glándula pituitaria, reguladora de la segregación de hormonas.
Resultado global: desequilibrio de las hormonas sexuales y suprarrenales y
cambio radical de la insulina en sangre, de suerte que las diversas funciones
de control de las inhibiciones morales desciende por debajo del umbral de tolerancia hasta
quedar completamente neutralizadas”.
EFECTOS PSICOLÓGICOS.
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ás graves que las fisiológicas son las consecuencias
psicológicas despersonalizantes que afectan a quienes se sometes a la
influencia intensa y prolongada de esta música. Enumeraremos sólo diez de los
más graves traumatismos psico-afectivos que
han señalado, en sus informes médicos y psiquiátricos, especialistas de
reconocido arraigo, como los doctores
Max Rafferty, Granby Blain, Bernard Sebel, Walter Wright y dos grande
estudiosos del rock: Frank Garlock y Tom Allen.
- Modificación de las reacciones emotivas , que van desde la frustración hasta la violencia incontrolable. ; 2. Pérdida del control de la capacidad de concentración, tanto consiente como refleja; 3. Disminución considerable del dominio de la inteligencia y la voluntad en provecho de la liberación del subconsciente; 4. Sobreexcitación neurosensorial, capaz reproducir euforia, sugestiones, histeria y hasta alucinaciones; 5. Seria perturbación de la memoria, las funciones cerebrales y la coordinación neuromuscular; 6. Estado hinóptico o cataléptico, que hace de la persona una especie de “zombie” o robot; 7. Estado depresivo, que llega hasta la neurosis e incluso hasta la psicosis, sobre todo cuando se combinan la música y la droga; 8. Tendencias suicidas y homicidas, considerablemente acrecentadas por el uso cotidiano y prolongado de la música rock; 9. Automutilación (inferirse heridas), autoinmolación (el caso de los “grupistas” que, según veremos enseguida, se ofrecen como víctimas a las estrellas del rock) y autopunición (infringirse castigos para purgar supuestas culpas), todo ello especialmente en contextos de histeria colectiva; 10. Impulsos incontrolables de destrucción , vandalismo y tumulto luego de los conciertos y festivales.
Esto último nos
llevaría a hablar de los efectos sociales, pero no nos explayaremos sobre el
particular por haber hecho ya suficiente referencia al tratar de la relación
entre rock y revolución, y porque son de dominio público –incluso hay
experiencias recientísimas en nuestro país- las grescas multitudinarias que,
luego de muchos conciertos, desencadenan en agresiones frenéticas, pisoteos,
heridas graves, asfixia, aplastamientos y asesinatos múltiples de jóvenes
participantes.
EFECTOS MORALES.
Los cinco temas
mayores del universo rock son: el sexo, la droga, la rebelión, la falsa
religión y la influencia diabólica. Ellos son lanzados con todos los medios antes descriptos a
un asalto masivo contra la inteligencia, la voluntad, el libre albedrío y la
conciencia moral, bloqueando los mecanismos de resistencia para causar un
estado de confusión moral y mental que permite la “liberación” de los morbos reprimidos
como el odio , la cólera, la frustración, la venganza, la sexualidad
desordenada y demás formas de perversión.
En este contexto, finalmente, las “vedettes” del rock se convierten no sólo en modelos
para imitar, sino en ídolos para venerar. De aquí surge también el fenómeno del
“grupismo”; grupos de jovencitas que al terminar tantos conciertos se entregan
en cuerpo y alma a sus ídolos, sea para acostarse con ellos, sea para que su
cuerpo sirva de “altar” para misas
negras o aún para sacrificios humanos en
el marco de ceremonias de hechicería.
Lo extraño es que mientras los gobiernos gastan millones
para combatir la polución del aire, del agua y de algunos ruidos, esos mismos
poderes públicos no emplean ni voluntad, ni recursos para vencer esta inigualable
contaminación física, mental y espiritual que esteriliza a las generaciones
nuevas.
Ni siquiera las entidades de protección al consumidor se
preocupan de la libre distribución de “productos” que, como los mensajes
subliminales, deberían por lo menos contener la indicación de su oculto
contenido pernicioso.
Esto excede, lamentablemente, los límites de la nota
presente, e inserta el problema en el
ámbito de la acción política.
Porque no debemos olvidar el miserable adagio:: “Para vencer a una nación, hay que
pervertir a su juventud”. +
Tradujo Néstor Sequeiros.
Comentario
nacionalista: luego de leer este horror contra la juventud, recordemos lo
políticamente principal: la monarquía inglesa condecoró a “Los Beales”,con la Cruz de la Orden del Imperio Británico,
confirmando la denuncia del artículo: “Los orígenes británicos de la
contracultura”. Además comprobamos que en la liturgia de ciertas Iglesias se
ejecutan danzas y músicas semejantes al rock; promoviendo entre la juventud la
desacralización litúrgica.