LA PRESIDENCIA de ESTADOS UNIDOS DOMINADA por la MASONERÍA -
Por Ricardo de la Cierva
Conozco varias listas de los Presidentes de los Estados Unidos que han
pertenecido a la Masonería. Las más completa y fiable, tomada de datos
ofrecidos por la propia Masonería es de Robert Howard, publicada en Internet
pese que sus datos sobre otras instituciones , como los jesuitas, son
aberrantes y otras referencias históricas se comunican sin prueba ni fuente
fiable alguna. Pero en cuanto a la condición masónica de los Presidentes no he
advertido desliz alguno que pueda desmentirse con otras fuentes mejores, salvo
lo que acabo de sugerir sobre la diferencia entre iniciación y aproximación
masónica.
El distinguido masón George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, realizó numerosos nombramientos entre miembros de la Masonería. El segundo Presidente, John Adams, no es seguro que fuera masón. El tercer Presidente, Thomas Jefferson, fue probablemente masón, como sus dos vicepresidentes, Aaron Burr y George Clinton. No consta que fuera masón el cuarto Pre-sidente, James Madison. Sí lo fue el quinto Presidente, James Monroe, autor de la famosa doctrina «América para los americanos». El sexto Presidente, John Quincy Adams, no fue masón sino muy hostil a la Masonería, como veremos al estudiar el crimen del capitán Morgan. Andrew Jackson, séptimo Presidente, fue masón, como el segundo de sus vicepresidentes, Martin Van Buren, que fue después el octavo Presidente. No fueron masones los Presidentes noveno, William Harrison (que sólo vivió un mes tras su inauguración) y décimo, John Tyler. Sí fue masón el 11° Presidente, James K. Polk. También lo fue Zacchary Taylor, el duodécimo Presidente. El 13° Presidente, Millard Filmore, no fue masón; sí el 14°, Franklin Pierce. También James Buchanan, el número 15 de los Presidentes. Quizás el más célebre de todos los Presidentes después de Washington, Abraham Lincoln, el 16° no fue masón pero perteneció, según rumores, a la Sociedad Rosicruciana. El segundo vicepresidente de Lincoln, Andrew Johnson, fue masón, como el secretario de Guerra Edwin Stanton. La esposa de Lincoln, Mary Todd, era afecta al ocultismo. Le sucedió Andrew John-son, 17°- Presidente que como acabamos de decir era masón; el asesino de Lincoln, John Wilker Booth también lo era. En la Guerra de Secesión tomaron parte activa numerosos masones por el Norte y por el Sur; el más famoso fue el general del Sur Albert Pike, tan citado en este libro. El 18°- Presidente, ge-neral Ulises S. Grant, no fue masón, como tampoco el 19°- Presidente, Ruther-ford B. Hayes. Sí fue masón el 20°- Presidente James A. Garfield, asesinado a los pocos meses, a quien sucedió el 21°- Presidente, Chester A. Arthur, no masón. Grover Cleveland, 22°- Presidente, no fue masón. Perdió la reelección ante el 23° Presidente, Benjamín Harrison, que no fue tampoco masón. Pero Cleveland volvió a la Presidencia en 1893 como 24° titular y con Adlai E, Stevenson, masón, como vicepresidente. Le sucedió William McKinley, 25°- Pre-sidente, en 1897; masón confirmado e inicialmente opuesto a la guerra impe-rialista contra España por las islas del Caribe y del Pacífico, se dejó arrastrar a ella. Fue asesinado en 1901 y le sucedió como 26°- Presidente su segundo vicepresidente, Theodore Roosevelt, masón confirmado que se había forjado una, falsa leyenda de heroísmo contra España en la guerra de Cuba. El 27° Presidente, William Howard Taft, fue masón y miembro de la Orden Skull and Bones, de la que después hablaremos. No consta, aunque es probable, la filiación masónica del 28° Presidente, Woodrow Wilson, que ha pasado a la Histo-ria por haber implicado a los Estados Unidos en la primera guerra mundial de 1914-1918 y por haber sido el gran promotor de la Sociedad de Naciones. Su asesor omnipotente, el coronel Edward Mandell House, fue el artífice del Council of Foreign Relations, la poderosa organización paramasónica que es una de las claves del Gobierno Mundial en el siglo XX hasta hoy. El 29° Pre-sidente fue Warren G. Harding, masón reconocido que murió a los dos años, en 1923, sin que se hayan aclarado los motivos de su muerte. El 30° Presidente fue Calvin Coolidge, no masón, como tampoco el 31° Herbert Hoover, quien perdió las elecciones presidenciales de 1932, en plena crisis económica mun-dial, ante el 32° Presidente, Franklin Delano Roosevelt, miembro reconocido de la Masonería. Era también miembro de la organización mundialista CFR. Su larguísima presidencia (1933-1945) le hizo incurrir en funestos errores desde fines de la segunda guerra mundial, cuando cedió abyectamente al zar rojo Stalin el control de media Europa y permitió por negligencia una formidable infiltración comunista en el tejido gubernamental de los Estados Unidos. Estos disparates motivaron que se suscitase una enmienda constitucional por la que se prohibió que un presidente prolongase su gobierno a un tercer período como había sido el caso de Roosevelt. Su vinculación a los medios mundialistas está más que demostrada.
El 33° Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, fue masón reconocido, además miembro del CFR. Fue iniciado en el Grado 33 del Rito Escocés. El general Dwight D. Eisenhower, 34° Presidente, no era masón pero sí miembro del CFR. El primer presidente católico, número 35 de la relación, John F. Kennedy, no era masón pero también miembro del CFR. Su asesinato en 1963 sigue sin aclarar a estas alturas, pese a las innumerables interpretaciones. Su vicepresidente y sucesor, Lyndon B. Johnson, 36° Presidente, era masón del grado 33, miembro del CFR. Richard M. Nixon, 37° Presidente, no fue masón pero sí miembro del CFR. Su segundo vicepresidente y sucesor, Gerald R. Ford, fue masón y 38° Presidente además de miembro del CFR. James E. Carter, 39° Presidente, no fue masón pero sí miembro del CFR. La Masonería volvió (en forma virtual) a la Presidencia con el republicano Ronald Reagan, 40° Presidente cuyo vicepresidente George Bush era masón y sucedió a Reagan en 1989 como 41º Presidente. Era miembro de la organización Skull and Bones, del CFR y de la Comisión Trilateral. William J. Clinton, 424 Presidente, es masón reconocido, miembro del CFR, de la Comisión Trilateral y del Club de Bilderberg, las tres organizaciones mundialistas. Su vicepresidente Al Gore es masón confirmado. Clinton ha estado afiliado a la organización masónica juvenil Demolay y se considera miembro de la moderna Orden del Temple masónica.
En la memoria de todos los lectores está la extraña elección que hizo de George Bush Jr. el 43 Presidente de los Estados Unidos. Fue miembro del CFR pero la investigación que me sirve de guía no confirma, por el momento, su condición masónica.
Insisto en que mi seguimiento de esa investigación en Internet descarta muchas de sus exageraciones e incluso aberraciones, por ejemplo las que se refieren a los jesuitas y a las conexiones presuntamente satanistas de varios personajes. Pero en cuanto a filiación masónica no he encontrado en la relación de presidentes uno solo fallo que otras fuentes serias desmientan. Está, por tanto, completamente claro que la Masonería ha mantenido una presencia permanente en la Presidencia de los Estados Unidos, con todo lo que eso supone en cuanto a penetración en el tejido institucional, político y social de la gran nación norteamericana. Este hecho se ha aducido frecuentemente como prueba de que la Masonería de los Estados Unidos es algo «bueno» que nada tiene que ver con la Masonería europea continental. Pero esa opinión es una falacia, como ya hemos comprobado y vamos a seguir comprobando.
El distinguido masón George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, realizó numerosos nombramientos entre miembros de la Masonería. El segundo Presidente, John Adams, no es seguro que fuera masón. El tercer Presidente, Thomas Jefferson, fue probablemente masón, como sus dos vicepresidentes, Aaron Burr y George Clinton. No consta que fuera masón el cuarto Pre-sidente, James Madison. Sí lo fue el quinto Presidente, James Monroe, autor de la famosa doctrina «América para los americanos». El sexto Presidente, John Quincy Adams, no fue masón sino muy hostil a la Masonería, como veremos al estudiar el crimen del capitán Morgan. Andrew Jackson, séptimo Presidente, fue masón, como el segundo de sus vicepresidentes, Martin Van Buren, que fue después el octavo Presidente. No fueron masones los Presidentes noveno, William Harrison (que sólo vivió un mes tras su inauguración) y décimo, John Tyler. Sí fue masón el 11° Presidente, James K. Polk. También lo fue Zacchary Taylor, el duodécimo Presidente. El 13° Presidente, Millard Filmore, no fue masón; sí el 14°, Franklin Pierce. También James Buchanan, el número 15 de los Presidentes. Quizás el más célebre de todos los Presidentes después de Washington, Abraham Lincoln, el 16° no fue masón pero perteneció, según rumores, a la Sociedad Rosicruciana. El segundo vicepresidente de Lincoln, Andrew Johnson, fue masón, como el secretario de Guerra Edwin Stanton. La esposa de Lincoln, Mary Todd, era afecta al ocultismo. Le sucedió Andrew John-son, 17°- Presidente que como acabamos de decir era masón; el asesino de Lincoln, John Wilker Booth también lo era. En la Guerra de Secesión tomaron parte activa numerosos masones por el Norte y por el Sur; el más famoso fue el general del Sur Albert Pike, tan citado en este libro. El 18°- Presidente, ge-neral Ulises S. Grant, no fue masón, como tampoco el 19°- Presidente, Ruther-ford B. Hayes. Sí fue masón el 20°- Presidente James A. Garfield, asesinado a los pocos meses, a quien sucedió el 21°- Presidente, Chester A. Arthur, no masón. Grover Cleveland, 22°- Presidente, no fue masón. Perdió la reelección ante el 23° Presidente, Benjamín Harrison, que no fue tampoco masón. Pero Cleveland volvió a la Presidencia en 1893 como 24° titular y con Adlai E, Stevenson, masón, como vicepresidente. Le sucedió William McKinley, 25°- Pre-sidente, en 1897; masón confirmado e inicialmente opuesto a la guerra impe-rialista contra España por las islas del Caribe y del Pacífico, se dejó arrastrar a ella. Fue asesinado en 1901 y le sucedió como 26°- Presidente su segundo vicepresidente, Theodore Roosevelt, masón confirmado que se había forjado una, falsa leyenda de heroísmo contra España en la guerra de Cuba. El 27° Presidente, William Howard Taft, fue masón y miembro de la Orden Skull and Bones, de la que después hablaremos. No consta, aunque es probable, la filiación masónica del 28° Presidente, Woodrow Wilson, que ha pasado a la Histo-ria por haber implicado a los Estados Unidos en la primera guerra mundial de 1914-1918 y por haber sido el gran promotor de la Sociedad de Naciones. Su asesor omnipotente, el coronel Edward Mandell House, fue el artífice del Council of Foreign Relations, la poderosa organización paramasónica que es una de las claves del Gobierno Mundial en el siglo XX hasta hoy. El 29° Pre-sidente fue Warren G. Harding, masón reconocido que murió a los dos años, en 1923, sin que se hayan aclarado los motivos de su muerte. El 30° Presidente fue Calvin Coolidge, no masón, como tampoco el 31° Herbert Hoover, quien perdió las elecciones presidenciales de 1932, en plena crisis económica mun-dial, ante el 32° Presidente, Franklin Delano Roosevelt, miembro reconocido de la Masonería. Era también miembro de la organización mundialista CFR. Su larguísima presidencia (1933-1945) le hizo incurrir en funestos errores desde fines de la segunda guerra mundial, cuando cedió abyectamente al zar rojo Stalin el control de media Europa y permitió por negligencia una formidable infiltración comunista en el tejido gubernamental de los Estados Unidos. Estos disparates motivaron que se suscitase una enmienda constitucional por la que se prohibió que un presidente prolongase su gobierno a un tercer período como había sido el caso de Roosevelt. Su vinculación a los medios mundialistas está más que demostrada.
El 33° Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, fue masón reconocido, además miembro del CFR. Fue iniciado en el Grado 33 del Rito Escocés. El general Dwight D. Eisenhower, 34° Presidente, no era masón pero sí miembro del CFR. El primer presidente católico, número 35 de la relación, John F. Kennedy, no era masón pero también miembro del CFR. Su asesinato en 1963 sigue sin aclarar a estas alturas, pese a las innumerables interpretaciones. Su vicepresidente y sucesor, Lyndon B. Johnson, 36° Presidente, era masón del grado 33, miembro del CFR. Richard M. Nixon, 37° Presidente, no fue masón pero sí miembro del CFR. Su segundo vicepresidente y sucesor, Gerald R. Ford, fue masón y 38° Presidente además de miembro del CFR. James E. Carter, 39° Presidente, no fue masón pero sí miembro del CFR. La Masonería volvió (en forma virtual) a la Presidencia con el republicano Ronald Reagan, 40° Presidente cuyo vicepresidente George Bush era masón y sucedió a Reagan en 1989 como 41º Presidente. Era miembro de la organización Skull and Bones, del CFR y de la Comisión Trilateral. William J. Clinton, 424 Presidente, es masón reconocido, miembro del CFR, de la Comisión Trilateral y del Club de Bilderberg, las tres organizaciones mundialistas. Su vicepresidente Al Gore es masón confirmado. Clinton ha estado afiliado a la organización masónica juvenil Demolay y se considera miembro de la moderna Orden del Temple masónica.
En la memoria de todos los lectores está la extraña elección que hizo de George Bush Jr. el 43 Presidente de los Estados Unidos. Fue miembro del CFR pero la investigación que me sirve de guía no confirma, por el momento, su condición masónica.
Insisto en que mi seguimiento de esa investigación en Internet descarta muchas de sus exageraciones e incluso aberraciones, por ejemplo las que se refieren a los jesuitas y a las conexiones presuntamente satanistas de varios personajes. Pero en cuanto a filiación masónica no he encontrado en la relación de presidentes uno solo fallo que otras fuentes serias desmientan. Está, por tanto, completamente claro que la Masonería ha mantenido una presencia permanente en la Presidencia de los Estados Unidos, con todo lo que eso supone en cuanto a penetración en el tejido institucional, político y social de la gran nación norteamericana. Este hecho se ha aducido frecuentemente como prueba de que la Masonería de los Estados Unidos es algo «bueno» que nada tiene que ver con la Masonería europea continental. Pero esa opinión es una falacia, como ya hemos comprobado y vamos a seguir comprobando.
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
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ACTOS
SOBRESALIENTES EM LOS PRIMEROS DIEZ AÑOS DEL PONTIFICADO DE JUAN PABLO
II. (Datos extraídos de la página NACIONAISMO CATOLICO SAN JUAN
BAUTISTA)
1989
· Enero 6.
163 teólogos y teólogas de habla alemana firman la "Declaración de
Colonia" en la que cuestionan el deber de obedecer a la Sede apostólica en
algunas verdades fundamentales de la fe, las enseñanzas de la Humanae Vitae y
pidiendo que los obispos sean elegidos de manera democrática, por votación
popular. El Santo Padre responde punto por punto a los rebeldes rechazando cada
una de sus propuestas.
· La Santa
Sede veta la publicación y difusión del libro que contiene las actas del
"Congreso de moralistas católicos" llevado a cabo en Roma en abril
del 88. El libro contiene un informe redactado por el P. Bernard Häring, ya
amonestado por la CDF debido a su oposición a las enseñanzas de la Humanae
Vitae.
· Por
intervención directa de la Congregación para la Educación Católica, la
Universidad Lateranense retira de la cátedra de Ecumenismo al profesor Don
Luigi Sartori por ser uno de los promotores de las ideas rebeldes de la
"Declaración de Colonia".
· Marzo. El
P. Eugenio Melandri, javeriano, deja, después de diez años, la dirección de la
revista "Misión hoy" por petición del Card Tomko, prefecto de la
Congregación para la Evangelización de los pueblos, por haber adquirido la
revista un enfoque totalmente político y socialista.
· Se le pide
al jesuita Paul Valadier, director de "Estudes" que dimita de su
cargo. Valadier fue uno de los 157 teólogos franceses que firmaron una carta
apoyando a los teólogos rebeldes de la "Declaración de Colonia".
· Noviembre.
En la víspera de la Asamblea anual de la Conferencia de Obispos de USA, a CDF
cancela de la agenda la discusión de un texto ambiguo que trataba de "La
responsabilidad del teólogo en la Iglesia".
· Don
Vittorio Cristelli, director del semanario diocesano "Vita trentina"
es obligado a dimitir de su cargo por haber publicado en el semanario la carta
en la cual 63 teólogos italianos manifiestan su adhesión a las ideas rebeldes
de la "Declaración de Colonia".
· La
Congregación para la Educación Católica clausura, en Brasil, el Seminario del
Nordeste y el Instituto Teológico de Raficce, ambos fundados por Don Helder
Cámara, por las enseñanzas poco fiables que ahí se imparten.
· La
Secretaría de Estado declara que ni la JOC (Juventud Obrera Cristiana)ni la
JOCI (Juventud Obrera Cristiana Internacional) son reconocidas como
interlocutores legítimos de la Santa Sede. Esto se debió a la descarada
politización de parte de ambos organismos.
· La
Congregación para los Institutos religiosos se coordina con la CLAR
(Conferencia Latinoamericana de Religiosos) para encontrar al manera de
preservar a los Institutos de la influencia de la Teología de la Liberación.
· Septiembre
19. La CDF publica la Instrucción "I fedeli chiamati" recordando la
obligación de una profesión pública de la fe de todos los que han sido llamados
a ejercer un oficio en nombre de la Iglesia.
1990
· Mayo 24.
La CDF publica la Instrucción "Donum Veritatis" sobre la vocación
eclesial del teólogo con la intención de resolver malentendidos y ambigüedades
difundidas a raíz de las diversas manifestaciones recientes de los teólogos
rebeldes.
· La
Congregación para al Educación Católica pone el veto a la Facultad de Teología
de la Universidad de Friburgo por haber otorgado el grado honoris causa al
obispo de Milwaukee, Rembert Weakland, reconocido por sus interpretaciones
erróneas del Concilio Vaticano II.
1991
· La Sede
apostólica remueve de su cargo al obispo mexicano de Oaxaca, Mons. Bartolomé
Carrasco Briseño, comprometido con algunos grupos extremistas de la Teología de
la Liberación.
· La Santa
Sede encomienda a la Conferencia Latinoamericana de Religiosos que haga una
verificación en todos los Institutos de la infiltración que hay en ellos de las
ideas de la Teología de la liberación.
· Se inicia
la revisión del contenido de la Biblia Estampada de Ediciones Paulinas, Brasil,
por haber estado apoyada por algunos teólogos de la liberación.
· Visita y
acompañamiento a "Vozes" la pubicación católica más antigua del
Brasil que tiene como director al franciscano Leonardo Boff. El religioso,
coherente con sus ideas revolucionarias, prefiere dejar la revista y la orden
franciscana al año siguiente, antes de retractarse de sus errores.
· Por
indicación de la Congregación para la educación católica. el Card. Aloiso
Lorscheider, arzobispo de Fortaleza, exige la renuncia de tres curas casados
que enseñaban en el Instituto Teológico y Pastoral de la ciudad brasileña.
· La Santa
Sede prohíbe la enseñanza al sacerdote psicoanalista tedesco Eugen Drewermann,
cuya obra está plenamente viciada por las tesis anti-científicas del
psicoanálisis, así como de críticas injustificadas al celibato sacerdotal y la
organización eclesiástica. Poco después también es vetado para la predicación.
En concordancia con su forma secularizada de pensar, el teólogo rebelde deja el
sacerdocio en marzo.
1992
· Enero 31.
La CDF condena una obra del teólogo moralista canadiense André Guindon, en el
tema de la sexualidad, por contener graves disonancias, no sólo con las enseñanzas
recientes del Magisterio, sino con toda la doctrina tradicional de al Iglesia.
· La Orden
de los dominicos expulsa al P. Mattew Fox, quien ya había sido reprendido por
la CDF por su rebeldía ante las enseñanzas de Cristo respecto a la moral
sexual.
· La Santa
Sede declara "fuera de lugar" (que no se discutirá más) la propuesta
de Mons. Rembert Weakland, arzobispo de Milwaukee, de ordenar sacerdotes a
hombres casados en caso de extrema necesidad.
· Mayo 28.
Con la Carta "Communionis Notio" la CDF re propone la doctrina
católica frente algunas exageraciones en el tema de la colegialidad episcopal.
· La Santa
Sede sugiere una revisión del Nihil Obstat a la obra del sacerdote dominico
Phillipe Denis, de la Facultad de Teología de Estrasburgo, por presentar en
ella argumentos falsos en contra del Opus Dei.
1993
· Abril 22.
La oficina de prensa del vaticano da a conocer la declaración final del
Congreso para la Familia, organizado por Mons. López Trujillo. En ella se
reafirma que la anticoncepción corrompe la intimidad conyugal y que la
comunidad cristiana debe oponerse a la legalización del divorcio.
· Julio 10.
Tres obispos alemanes, entre ellos el Card. Karl Lehman, firman una carta
conjunta en la que declaran que si un divorciado vuelto a casar sabe, en
conciencia que su anterior matrimonio está irremediablemente destruido,
entonces puede acercarse a la Eucaristía. La CDF publica una carta negando la
legalidad de esta afirmación.
· Octubre
22. El Papa reafirma enérgicamente la ley del celibato sacerdotal para la
Iglesia latina. "Debemos atrevernos a permanecer célibes y nunca
rendirnos".
· Octubre
28. El Nuncio apostólico en México, Girolamo Prigione, anuncia la posible
remoción de Mons. Samuel Ruiz de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas por
sus ideas revolucionarias viciadas por la Teología de la Liberación y su franca
rebeldía ante las amonestaciones anteriores.
1994
· En enero
de 1994, se nombra a Dino Boffo, público defensor de la fidelidad a la recta
doctrina, director del diario "Avvenire" de la Conferencia episcopal
italiana. Se le atribuye la designación directamente al Cardenal Ruini.
· El 20 de
diciembre, la Congregación para la Doctrina de la Fe publica la carta circular
“A due Anni”, destinada a los presidentes de las Conferencias episcopales y a
los responsables del “trabajo de síntesis” del Catecismo de la Iglesia
Católica, debido a algunas traducciones al inglés que usaron un lenguaje
demasiado secularizado en cuanto a la concepción de la mujer, tergiversando la
verdadera doctrina.
· El 22 de
mayo, con la Carta Apostólica “Ordinatio Sacerdotalis”, el Santo Padre “en
virtud de su ministerio de confirmar a los hermanos” declara que “la Iglesia no
tiene de ningún modo la facultad de conferir a la mujer la ordenación
sacerdotal y que esta enseñanza debe ser considerada como definitiva por todos
los fieles”.
· El 14 de
septiembre, la CDF, en la “Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la
recepción de la Sagrada Comunión de los divorciados vueltos a casar” confirma
la imposibilidad de dar la comunión a los católicos divorciados y vueltos a
casar.
·Noviembre.
El Card. Pio Laghi sugiere la cancelación de una conferencia en Roma del
teólogo de la Liberación, Gustavo Gutiérrez.
1995
· La
Congregación para los obispos pide la renuncia de Mons. Jacques Gaillot, obispo
de Evreux (Francia) quien provocaba una gran confusión entre los fieles con su
ministerio secularizado y politizado.
· Por
indicación directa del sustituto del Secretario del Estado Vaticano, Mons.
Giovanni Batista Re y del prefecto de la Congregación para la Evangelización de
los Pueblos, el cardenal Jozef Tomko, el misionero comboniano Renato Kizito
Sesana es removido de su cargo como editor de la revista keniana "Gente
Nueva", que se ha convertido en una publicación desprovista, por completo,
de cualquier propósito misionero.
· 25 de
marzo. En la encíclica Evangelium Vitae, el Santo Padre llama "democracia
totalitaria" a los parlamentos que aprueban leyes que permiten “la
interrupción voluntaria del embarazo” (el aborto).
· La
Congregación para la Doctrina de la Fe recomienda y obtiene de la Superiora de
la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora, la orden para enviar por dos
años a Europa, para estudiar buena teología, a la monja brasileña Ivone Gebara,
seducida por las teorías de corte feminista.
· Mons.
Samuel Ruiz , teórico de la iglesia indígena, distinta a la Iglesia de
Jesucristo, permanece en su puesto, pero es flanqueado por un obispo coadjutor
con derecho a sucesión, Mons. Raúl Vera López. Tristemente, más adelante, Mons.
Vera caerá en los mismos errores que Mons. Ruiz.
· En San
Salvador, Mons. Arturo Rivera y Damas, fallecido en 1995, inmediato sucesor y
amigo de Mons. Romero (símbolo de la Iglesia latinoamericana de la liberación),
es reemplazado desde Roma por un obispo con una línea totalmente diferente:
Mons. Fernando Sáenz Lacalle, de origen español, miembro del Opus Dei.
1996
· Con un
editorial en L´Osservatore Romano, la Santa Sede condena la opinión de 16
teólogos moralistas de lengua alemana que habían contradicho a la Encíclica
Veritatis Splendor, en las cuestiones fundamentales de la doctrina moral. El
editorial reafirmó el valor del magisterio papal y la obediencia debida al
mismo.
1997
· 2 de
enero. La CDF excomulga, con una comunicación fechada el 2 de enero, al teólogo
Tissa Balasuriya, debido a que con su teorías descalza en puntos esenciales a
la fe cristiana. El teólogo será rehabilitado, después de un "mea
culpa" en 1998.
· 11 de
febrero. El Card. Ruini obtiene del Papa un decreto con la intención de tener
una mayor vigilancia sobre la Sociedad de San Pablo, especialmente sobre su
casa editorial. El Papa Juan Pablo II nombró a Mons. Antonio Buoncristiani
delegado apostólico de la Sociedad de San Pablo, con el encargo de ejercer
todas las funciones del Superior General y del Superior Provincial. En el
decreto se especifica que su autoridad se extiende sobre las revistas
"Vida Pastoral", "Famiglia Cristiana" y "Jesús" y
sobre las ediciones S. Pablo, por considerar su línea editorial demasiado
liberal en asuntos de moral sexual y familiar. En una carta enviada al superior
de los paulinos, Silvio Pignoti, el Santo Padre explica que ha tenido que tomar
esta dolorosa decisión, largamente reflexionada, por la delicada situación que
turba hoy la comunión y la armonía de la familia paulina y por la no poca perplejidad
provocada por algunos contenidos de sus publicaciones. Algunos religiosos
paulinos se habían negado a asumir la Dirección de D. Stefan.
· Después de
la visita apostólica a los seminarios de los jesuitas en México, realizada en
1995 por Mons. Javier Lozano Barragán y habiendo interesado el asunto a Mons.
Pio Laghi, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, la Santa
Sede decide clausurar el Instituto Interreligioso y el Centro de estudios
católicos de la Ciudad de México, ambos dependientes de la Conferencia de
Institutos Religiosos de México (CIRM), así como el Instituto Teológico del
Colegio Máximo de Cristo Rey y su anexo, el Centro de Reflexión Teológica,
manejados por la Compañía de Jesús. El Card. Laghi explica que la razón de las
clausuras es la gran confusión y controversia que han difundido en innumerables
instituciones debido a su opción por la Teología de la Liberación.
· Con estas
y otras medidas, es desmantelada la obra pastoral disidente de Mons. Méndez
Arceo, ex obispo de Cuernavaca.
· Mons.
Tarcisio Bertoni, secretario de la CDF, envía una carta llamando la atención a
la Conferencia de religiosos de Colombia, por las serias desviaciones
encontradas en el informe del Primer Encuentro Nacional de la Vida Religiosa,
llevado a cabo en Bogotá en abril del ´96 y publicado en la revista Vinculum
por la Conferencia de religiosos colombianos. El informe contiene un estilo
pertinaz, agresivo y crítico en contra de la jerarquía eclesiástica y pretende
elaborar una teología de la Vida religiosa prescindiendo de un estudio serio de
la Sagrada Escritura, de la Tradición y del Magisterio.
· Con una
Instrucción interdicasterial, firmada el 15 de agosto por los responsables de
varios dicasterios de la Curia Romana, la Santa Sede restablece el justo límite
de la colaboración de los laicos en el ministerio sacerdotal.
· El 20 de
septiembre, Mons. Jorge Medina Estévez, pro prefecto de la Congregación para el
Culto divino, escribió a Mons. Anthony Pilla, presidente de la Conferencia
Episcopal Estadounidense, para comunicarle que la traducción inglesa de los
libros litúrgicos, aprobada por los obispos de USA, no expresa correctamente el
sentido del texto latino y no esta exenta de problemas doctrinales. Ocho
cardenales estadounidenses se encuentran en Roma con Mons. Medina Estévez y con
el Card. Ratzinger con este motivo.
· El
movimiento «Somos Iglesia» lleva a Roma 2.5 millones de firmas de católicos de
varios países que piden una serie de reformas (posibilidad equivalente para
hombres y mujeres de acceder al sacerdocio, celibato opcional para los
sacerdotes, participación de toda la Iglesia local para la elección de sus
pastores y comunión de los divorciados vueltos a casar. Todas las petición es
fueron ignoradas por Juan Pablo II quien dijo "La Iglesia no es una
democracia".
· Tres
sacerdotes coreanos, el P. John Sye Kong-seok, el P. Paul Cheong Yang-mo (ambos
profesores de la Universidad Sogang de Seul, manejada por los jesuitas) y el P.
Edouard Ri Je-min (profesor de la Universidad Católica Kwangiu y editor de
Skinghak Chonmang) son sancionados por la Conferencia Episcopal de Corea del
Sur y retirados del derecho de publicacion, por sus ideas no conformes a la
doctrina católica, en particular en los temas relativos al sacerdocio femenino,
al celibato sacerdotal, a la evangelización y la inculturación. El origen de
esta sanción es una carta que escribe el Card. Joseph Tomko, prefecto de la
Congregación para la evangelización de los Pueblos, a la Conf. Episcopal.
1998
· La CDF
reabre de nuevo la verificación de la teología del peruano Gustavo Gutiérrez,
teólogo de la liberación que ha estado ocasionando conflictos en América
Latina, al menos desde 1983.
· La CDF
hace algunas observaciones al libro El poder papal. Una propuesta de cambio
para el catolicismo del Tercer Milenio, del teólogo australiano Paul Collins.
Tristemente
Collins abandona el sacerdocio en 2001, declarando su conformidad con las
herejías escritas en su libro.
· La
Congregación para el Clero, presidida por el Card. Darío Castrillón Hoyos,
sugiere al obispo inglés, Mons. Peter Smith, el retiro de un texto de religión
para la escuela secundaria por promover las ideas de la Teología de la
Liberación
· 24 de
junio. La CDF publica una notificación declarando que la obra del jesuita indio
Anthony De Mello contiene posiciones incompatibles con la fe cristiana.
Tristemente,
los libros de De Mello siguen estando presentes en muchas librerías católicas.
· Con el
Motu Proprio Ad Tuendam fidem, Juan Pablo II hace aún mas clara la aplicación
de la Profesión de Fe de 1989. La carta es acompañada de una densa Nota
Doctrinal Ilustrativa de la CDF que ilustra como cualquier teólogo debe
explícitamente empeñarse en acoger firmemente todas las verdades proclamadas en
modo definitivo por el Magisterio, sin necesidad de una explicita definición
del dogma. En tal categoría, explica la carta, entra la enseñanza papal sobre
la ordenación sacerdotal, reservada exclusivamente para los hombres.
· 21 de
mayo. Con el Motu proprio Apostolos suos, el Papa clarifica la naturaleza y la
competencia de las Conferencias Episcopales. El documento da razón, en caso de
disconformidad, de la naturaleza pastoral y no propiamente doctrinal de la
Conferencia.
· La CDF
requiere y obtiene la prohibición para la enseñanza del teólogo Jacques Dupuis
en la Pontificia Universidad Gregoriana, debido a su libro "Hacia una
teología cristiana del pluralismo religioso". La condena es publicada el
24 de enero del 2001 en una notificación que establece que en el libro del
jesuita existen ambigüedades y dificultades notables en importantes puntos
doctrinales que pueden llevar al lector a opiniones erróneas o peligrosas.
· La
congregación para la educación católica, cuyo presidente es el Card. Pio Laghi,
retira de la cátedra de Filosofía del Derecho de la Universidad Católica del
Sagrado Corazón de Milán al Prof. Luigi Lombardi Vallauri que había difundido
imprudentemente sus bizarras tesis acerca del Infierno, del pecado original, de
la autoridad del magisterio y de la moral sexual.
· En Perú,
para sustituir al Card. jesuita Augusto. Vargas Alzamora, quien había sido
primado de la Iglesia católica en Lima durante nueve años, es llamado un
miembro del Opus Dei, el Card. Juan Luis Cipriani, a pesar de la fuerte presión
mediática ocasionada por algunos clérigos. El Arzobispo, quien había estado al
frente de la Arquidiócesis de Ayacucho durante diez años, era famoso por la
firme caridad pastoral en contra de los seguidores de la teología marxista de
la liberación y su condena absoluta hacia el terrorismo socialista.
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Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
jueves, 18 de julio de 2013
LA TRAICION DEL MASON ROOSVELT A SU PATRIA EN PEARL HARBOUR
La Segunda Guerra Mundial parecía haber
llegado a su final en 1941, cuando Hitler obtuvo la rendición francesa, y,
transitoriamente, Gran Bretaña se quedó como su única enemiga. Churchill y
Roosevelt deseaban el ingreso de los Estados Unidos en la guerra, pero no
poseían justificativo alguno. Además, la población norteamericana estaba en
contra y ya desde 1936 Roosevelt exhibía como estandarte de campaña electoral
su total oposición al ingreso norteamericano en la Segunda Guerra Mundial. Se
necesitaba declarar la guerra al eje Berlín-Roma-Tokyo, que por un tratado
tripartito se comprometía a considerar enemigo común a cualquier nación que
atacara al menos una de las tres.
Hitler no cayó en la trampa que hábilmente
había tejido Roosevelt para que la Armada alemana hundiera un buque
estadounidense cerca de las aguas de Islandia, pero los máximos esfuerzos del
presidente norteamericano para que el Eje atacara a los Estados Unidos y matara
unos cuantos miles de ciudadanos inocentes rindió frutos con Japón. El gobierno
de ese país toleraba la ayuda norteamericana al general chino nacionalista
Chiang Kaishek, quien estaba en guerra contra Japón, dado que sabían de la
peligrosidad del ingreso de los norteamericanos en la guerra, pues podrían dar vuelta la relación
de fuerzas, y asegurar, tal como ocurrió, el triunfo aliado.
Roosevelt tuvo entonces que redoblar
esfuerzos: trasladó parte de la flota del Pacífico, que estaba segura en la
costa oeste norteamericana, a la bahía de Pearl Harbour en Hawai, mucho más
cerca de Japón. Los nipones soportaron la provocación, por lo que los esfuerzos
de Roosevelt por lograr que lo atacaran tuvieron que redoblarse aún más. El
presidente norteamericano ordenó entonces que algunas naves de guerra
estadounidenses ingresaran en aguas muy próximas al Mar del Japón, lo que
constituía un incuestionable acto de provocación. Sin embargo, tampoco esa vez
los japoneses cambiaron su actitud. Si bien las relaciones entre los dos países
eran muy tensas, no había motivo para el ingreso de los Estados Unidos en la
guerra. Ya antes Roosevelt había sugerido a la Armada realizar un bloqueo
comercial al Japón, cosa que en un principio no logró por la resistencia del
almirantazgo. ¿Qué hizo entonces? Algo sencillo: ordenar la aplicación de un
embargo petrolero y luego uno comercial total contra Japón.
Como ese país no producía petróleo,
rápidamente la situación se tornó insostenible. Ocurre que la economía moderna
no funciona sin petróleo, y mucho menos en tiempos de guerra: ni los ejércitos
ni las naves pueden moverse sin petróleo. El estrangulamiento energético al que
había sido sometido Japón no tenía, en el mediano plazo, otra solución que la
declaración de guerra, que llegó a Washington muchas horas antes del ataque a
Pearl Harbour, del cual Roosevelt estaba también al tanto por fuentes
diplomáticas.
Nada hizo el presidente para evitar o al
menos demorar el ataque japonés. Todo lo contrario, su intención había sido
provocarlo. De esta manera, los buques estadounidenses más modernos fueron
retirados de Hawai, y sólo se dejó una treintena de naves muy antiguas o
averiadas y sus respectivas tripulaciones. En otro oscuro acto de traición a su
propio país por parte del gobierno norteamericano, el comandante de la flota
estadounidense en Pearl Harbour ni siquiera fue notificado por Roosevelt de que
en solo cuestión de horas sería atacado por la aviación nipona, por lo que nada
pudo prepararse adecuadamente y las bajas fueron muy fuertes cuando finalmente
se produjo el ataque el 7 de diciembre de 1941: más de 2.000 norteamericanos
murieron. En cuestión de días Roosevelt obtuvo el consenso interno que
necesitaba para entrar en la guerra, y tras unas pocas semanas hubo acuerdo del
Congreso para el inicio de las operaciones bélicas contra el eje
Berlín-Roma-Tokyo.
A la población norteamericana se le ocultó
prolijamente toda esta información. Los medios de prensa, que ya desde mucho
tiempo atrás eran los más importantes del mundo, nada dijeron al respecto. Sólo
en los años cincuenta y sesenta comenzó a salir a flote la información, en
forma fragmentada. La historia solamente fue contada tal como fue en libros
alternativos o minoritarios de historia.
Cada acto de traición del propio Roosevelt
que se descubría seguía siendo minimizado u ocultado por la propia prensa, que
intentaba seguir manteniendo la verdad amordazada.
Como se ve, los ataques
"terroristas" actuales tienen precedentes en actitudes mucho más antiguas
de los propios gobiernos norteamericanos, que buscaban que su país fuera
atacado a fin de encontrar un justificativo interno para emprender campañas
bélicas con objetivos económicos favorables a su elite empresarial. Sin
embargo, es necesario tener en cuenta que hay una variante en los grandes
ataques terroristas de este nuevo milenio con respecto a los hechos
relacionados con Pearl Harbour. En la actualidad se ha dejado de guardar las
mínimas apariencias, y da toda la impresión de que ya ni siquiera se busca un
ataque enemigo para justificar la guerra. Ahora, directamente se manufactura,
se crea de la nada al enemigo, como casi seguro ocurrió con Al Qaeda. Se trata
de un enemigo "sintético", artificial, fabricado internamente.
Graziano, Walter Gustavo - Nadie vio Matrix.- 6º ed. - Buenos Aires: Planeta, 2010
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
martes, 4 de junio de 2013
CAPITULO III.2.1.1. LA COMISIÓN TRILATERAL (Parte 2)
CAPITULO III
EL SISTEMA FINANCIERO MUNDIAL Y SUS NÚCLEOS DE PODER
III.2. LOS CÍRCULOS CONCÉNTRICOS: ANILLOS EXTERIORES Y ANILLOS INTERIORES
III.2.1. LA SUPERFICIE DEL PODER MUNDIAL
III.2.1.1. LA COMISIÓN TRILATERAL (2)
Zbigniew Brzezinski, modelo de tecnócratas, nació
el año 1928 en Varsovia, ciudad desde su familia se trasladó a
Canadá a raíz de la implantación en territorio polaco del régimen
comunista. Poco antes de afincarse en los Estados Unidos, Zbigniew contrajo
matrimonio con una sobrina del que fuera Presidente de la República
Checoslovaca y gran maestre de la masonería de aquel país, Eduard
Benes, un personaje cuya entrada triunfal en Praga al término
de la 2ª Guerra Mundial constituye un episodio digno de mención: con
motivo del recibimiento dispensado por sus acólitos a tan ilustre filántropo
el 13 de mayo de 1945, centenares de alemanes, adultos y niños, ardieron
a modo de antorchas humanas, rociados de gasolina y colgados boca abajo de los árboles
de la Avenida de San Wenceslao.
CONTINUACION 2º PARTE
Una vez instalado en los Estados Unidos, Z.Brzezinski se matriculó en
Harvard, donde obtuvo el doctorado en Ciencias Políticas con una tesis
sobre las purgas estalinistas. Fue en los inicios de los años cincuenta,
con la nacionalidad norteamericana ya conseguida, cuando Brzezinski comenzó
a destacar en los círculos académicos y políticos
estadounidenses por sus trabajos sobre los regímenes marxistas, no
tardando en labrarse una gran reputación como experto en asuntos soviéticos.
Esto posibilitaría su salto definitivo a las altas esferas del Poder a
comienzos de la década de los setenta.
En diciembre de 1971, Zbigniew organizó un seminario para el estudio
de los problemas comunes a las tres grandes zonas desarrolladas del planeta.
Aquel foro, convocado para becarios de la Brookings Institution, reputado feudo
de la izquierda liberal norteamericana, suscitó la atención de
David Rockefeller, quien a la vista de las especiales
aptitudes del tecnócrata polaco se apresuró a reclutarlo para su
causa. De tal modo que, cuando en julio de 1972 tuvo lugar en Pocantico Hills
(residencia familiar de los Rockefeller) el encuentro tripartito en el que se
ultimó la creación de la Comisión Trilateral, Z.Brzezinski
se hallaba ya entre los miembros de la delegación americana destacada en
dicha reunión, al lado del propio David Rockefeller, George
Franklin, Fred Bergsten y George Bundy. Como colofón, en el otoño
de ese mismo año fueron designados los tres presidentes territoriales de
la recién nacida Trilateral, recayendo en Brzezinski el nombramiento de
Director Coordinador. Poco después pasó a desempeñar la
dirección de la sección norteamericana de dicha entidad, cargo en
el que permanecería hasta su designación por Jimmy Carter
para la presidencia del Consejo Nacional de Seguridad.
En su calidad de iniciado en las altas esferas del Poder, Z.Brzezinski es
colaborador habitual de las publicaciones oficiales editadas por diversas
organizaciones de corte mundialista: Trialogue (órgano de la comisión
Trilateral), Foreign Affairs (revista del Consejo de Relaciones Exteriores),
International Affairs y The World Today (publicaciones del Real Instituto de
Asuntos Internacionales, homólogo británico del CFR), etc.
Prescindiendo de sus colaboraciones puntuales en los citados medios de
expresión, el grueso de la doctrina de Brzezinski puede encontrarse en
"La Era Tecnotrónica" y en "Entre dos Eras:
el papel de América en la Era Tecnotrónica", dos obras a
través de las cuales el tecnócrata polaco expone sus análisis
y "previsiones" de futuro.
Entre los planteamientos básicos de las susodichas obras figura
igualmente la supresión progresiva de las soberanías nacionales,
que en aras de un nuevo orden de "paz y progreso" deberán
ser transferidas a instituciones supranacionales dirigidas por una "élite"
científica y financiera mundial. Brzezinski preconiza
asimismo "el ocaso de las ideologías y de las creencias
religiosas tradicionales, pues sólo los elementos suministrados por la
tecnología y la electrónica podrán permitir a las
sociedades humanas avanzar hacia el bienestar y el progreso", los
dos grandes pilares de la Era Tecnotrónica.
Otra de las más significativas "previsiones" de futuro del
tecnotrónico Brzezinski reza textualmente así:
"La Era tecnotrónica va diseñando paulatinamente una
sociedad cada vez más controlada. Esa sociedad será dominada por
una élite de personas que no dudarán en realizar sus objetivos
mediante técnicas depuradas con las que influirán en el
comportamiento del pueblo y controlarán con todo detalle a la sociedad,
hasta el punto que llegará a ser posible ejercer una vigilancia casi
permanente sobre cada uno de los ciudadanos del planeta".
Y no hay duda de que los "pronósticos" que hiciera
Brzezinski son una realidad cada día más consolidada gracias al
desarrollo progresivo de las técnicas de control social desarrollados por
los modernos regímenes policíacos de "derecho". A este
respecto conviene destacar el papel crucial desempeñado por el
terrorismo, cuyas acciones le han servido al Sistema de inmejorable pretexto
para ampliar y reforzar sus mecanismos de dominio.
En todo este asunto no puede pasarse por alto la labor desarrollada por la
socialdemocracia alemana, a la que muy bien podría considerarse como
pionera en el desarrollo del proceso en curso. Fue precisamente bajo uno de sus
períodos de gobierno cuando Alemania se convirtió en una especie
de campo de pruebas para el ensayo y puesta en práctica de los más
sofisticados métodos de control social, métodos que posteriormente
se irían extendiendo a todo el ámbito occidental de la mano de los
foros de reflexión patrocinados por la fundación Ebert, una
poderosa herramienta del socialismo germano dotada de proyección
internacional. La razón esgrimida para el desarrollo de dichos métodos
fueron las andanzas de la banda Baader-Meinhoff, un grupúsculo
subversivo que nunca contó con más de doce miembros y que carecía
de la menor implantación social, circunstancias que explican su escasa
consistencia y el tratamiento expeditivo que les fue aplicado a sus integrantes
(varios de ellos se "suicidaron" en prisión). Una vez zanjado
aquel insignificante escollo, Klaus Croissant, el abogado
sobre quien recayera en su día la defensa de los miembros de la banda,
explicaría la situación con estas palabras: "La
socialdemocracia alemana garantiza la existencia de la sociedad capitalista y
camufla sus contradicciones; la socialdemocracia alemana juega un papel de suma
importancia en el escenario internacional, y a través de ella se coordina
e integra la represión en toda Europa".
El repertorio de los mecanismos de control social que se han ido implantando
es amplio, y comprende, desde la adopción de disposiciones legales que
introducen una suerte de estado de excepción permanente, hasta el uso de
técnicas diversas. Entre estas últimas figuran los documentos de
identificación provistos de una banda magnética donde consta una
completa ficha de su titular, las cámaras de vídeo instaladas ya
en la vía pública de numerosas urbes, y las grandes computadoras
centralizadas donde se archivan los datos personales de toda la población.
Aunque tales técnicas podrían hasta calificarse de rudimentarias
si se comparan con otras más sofisticadas que sólo están a
la espera de la oportuna razón "democrática" que
aconseje su implantación. Así, la compañía
estadounidense Nielsen Media Research, en colaboración con el Centro de
Investigación David Sarnoff (organismo controlado por el CFR y la
Pilgrims Society), ha desarrollado desde hace tiempo un dispositivo que, una vez
instalado en el televisor, permite observar e identificar desde una estación
de seguimiento a los espectadores sentados frente a la pequeña pantalla.
No menos digno de mención es el necio alborozo con el que los medios
occidentales celebraron durante la Guerra del Golfo el hecho de que los satélites
norteamericanos filmasen y transmitiesen con detalle todo lo que ocurría
en cada palmo del territorio iraquí.; un "adelanto" técnico
que, conociendo la catadura de quienes lo manejan, sólo puede constituir
motivo de alegría para los desalmados y los imbéciles.
Las iniciativas en pro de la seguridad "democrática"
desarrolladas por la socialdemocracia alemana no tardaron en hacerse extensivas
a otros países europeos, entre los que España no iba a ser una
excepción. En nuestro país, esa gran computadora central
mencionada líneas atrás está ubicada en El Escorial , y su
planificación contó con el asesoramiento de un grupo de expertos
del Departamento Informativo de la policía federal alemana. El banco de
datos de dicho ordenador dispone de doscientas terminales distribuidas por toda
la geografía española, y el personal que lo atiende está
integrado en su totalidad por funcionarios policiales. Todos y cada uno de los
ciudadanos españoles tienen allí su correspondiente ficha magnética,
en la que figura un amplio historial elaborado a partir de la información
suministrada por múltiples fuentes fragmentarias; un historial compuesto
por innumerables datos, muchos de ellos ya olvidados e incluso desconocidos por
los propios afectados.
A la vista de la concatenación sistemática que se lleva a cabo
desde las altas instancias políticas, utilizando la lucha antiterrorista
como medio para la adopción de medidas excepcionales de aplicación
global y discrecional, nada tiene de sorprendente el hecho de que detrás
de no pocas acciones terroristas haya algo más que un atajo de violentos
y de oligofrénicos, dos especímenes, por lo demás, nada difíciles
de reclutar y menos aún de manipular. Después, sus matanzas
indiscriminadas las sufrirá la población y las rentabilizará
el Poder.
Acerca de las turbias tramas que se mueven en el submundo del terrorismo,
existen trabajos rigurosos y harto ilustrativos de los sórdidos manejos y
de los intereses supuestamente antagónicos que aparecen entrecruzados en
algunas de ellas. Un asunto, éste, que volverá a suscitarse más
adelante, aunque no estará de más citar ahora una muestra bien
conocida. Durante la década de los ochenta operó en Italia,
Francia y Portugal un grupo terrorista que reivindicaba sus acciones bajo el
nombre de La Llamada de Jesucristo (nótese el nombrecito que se le puso
al engendro), y cuyos atentados se dirigieron siempre contra intereses
norteamericanos y judíos en los países citados. Tanto los medios
policiales como los informativos señalaron al régimen libio del
coronel Gadafi (ogro de moda por entonces) como el instigador
y patrocinador de dicho grupo, que en realidad no era sino un dispositivo
organizado por los servicios secretos españoles y franceses, e integrado
en su mayoría por confidentes policiales.
Por lo que se refiere al otro gran estratega de la Trilateral, Abraham
ben Elazar, más conocido como Henry Kissinger,
nació el año 1923 en la localidad alemana de Fürth (Baviera),
desde donde emigró en 1939, junto con su familia, a los Estados Unidos,
país cuya nacionalidad adoptaría en 1943. En 1947 obtuvo una beca
del Fondo
Rockefeller merced a la cual cursó estudios y se graduó
en Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard, reputado centro
fabiano del Establishment en el que posteriormente desempeñaría
varios cargos docentes y directivos.
Su participación en la vida pública estadounidense comenzó
a principios de los años sesenta, desempeñando desde entonces e
ininterrumpidamente a lo largo del mandato de cuatro presidentes norteamericanos
diversos cometidos políticos de alto nivel. Fue asesor de la Oficina de
Coordinación Gubernamental, del Consejo Nacional de Seguridad, de la
Agencia de Control de Armamento y del Departamento de Estado, todo ello durante
las Administraciones Kennedy y Johnson, hasta que en 1969
Richard Nixon le nombró su consejero personal, empleo
que simultaneó con la presidencia del Consejo Nacional de Seguridad.
Cuatro años después fue designado por Nixon Secretario de Estado,
cargo en el que sería ratificado por el siguiente inquilino de la Casa
Blanca, Gerald Ford.
Pese a la enorme relevancia de sus cometidos políticos, éstos
no constituyeron más que una parte de la dilatada trayectoria de nuestro
protagonista, cuyos episodios más enjundiosos habría que buscarlos
en otros ámbitos.
Experto, como Brzezinski, en política internacional y en asuntos soviéticos,
el profesor Kissinger no tardó en concitar el interés del Consejo
de Relaciones Exteriores, que ya en 1955 le encomendó la dirección
de una investigación para el análisis de las posibles respuestas a
la amenaza soviética. Este poderoso club, a cuya presidencia accedería
Kissinger años después, fue una de sus catapultas políticas.
La Fundación Rockefeller Brothers habría de ser la otra. En
efecto, la dirección del Programa Especial de Estudios de dicha entidad,
que le fuera confiada en 1956, no constituyó más que el primer
episodio de una estrecha e ininterrumpida colaboración entre Henry
Kissinger y el clan Rockefeller. Desde finales de los años
cincuenta, el profesor Kissinger se convirtió en el principal asesor de
las campañas políticas de Nelson Rockefeller, puesto que ocuparía
hasta el momento mismo en que ambos se incorporaron a la Administración
Ford, el primero como Secretario de Estado y el segundo en
calidad de Vicepresidente de los Estados Unidos. Paralelamente a todo ello
discurrieron las actividades compartidas por Kissinger y David Rockefeller
en el seno del Consejo de Relaciones Exteriores, colaboración que se
estrecharía todavía más cuando el plutócrata fichó
al tecnócrata para la Comisión Trilateral.
No será necesario exponer las tesis de Henry Kissinger en materia de
política internacional y en asuntos soviéticos, toda vez que, en
lo esencial, son las mismas que ya viéramos al hablar de Brzezinski. Lo
que sí es digno de reseñarse son las actividades que desarrolló
nuestro protagonista en aplicación de tales planteamientos, así
como las controversias que suscitó como consecuencia de todo ello. Y no
solamente fue la curiosa política de distensión aplicada por
Kissinger lo que provocó la perplejidad de los más diversos círculos
políticos, sino también los nombramientos que efectuara desde su
puesto como secretario personal de Nixon y, posteriormente,
desde la jefatura del Consejo Nacional de Seguridad y la dirección del
Departamento de Estado. Nombramientos entre los que figuraron varios personajes
conocidos por su filiación pro-marxista, como sería el caso de
Helmuth Sonnenfeld, James Sutterlin, Boris Closson, William Hall y
Arnold Wiesner.
La perplejidad de los primeros momentos acabó dando paso a la
sospecha abierta, que terminaría concretándose en una serie de
informes, tanto privados como oficiales, que iban a desvelar con pruebas
contundentes el origen de tan extraños hechos.
El primero de ellos fue elaborado por Frank Capell,
experto en cuestiones de espionaje y analista de varias revistas políticas
estadounidenses, una de las cuales, The Herald of Freedom, lo publicó
íntegramente en octubre de 1971. Dicho informe fue posteriormente leído
en el Congreso por el diputado John Rarick, y recogido en el
tomo 117 de los Informes Oficiales de Sesiones Congressional Records de
28-10-71. Con arreglo al mismo, las relaciones de Henry Kissinger
con varios de sus colaboradores y subordinados en el Consejo Nacional de
Seguridad y en el Departamento de Estado se remontaban al período
1943-1946,durante el cual Kissinger permaneció en Alemania como
integrante de las fuerzas de ocupación norteamericanas, que le nombraron,
pese a su escasa graduación militar (sargento), administrador de la
ciudad de Bensheim. Fue en ese período cuando Kissinger entró en
contacto con sus correligionarios Helmuth Sonnenfeld, Gunter Guillaume,
agente de los servicios secretos de la Alemania del Este y más tarde
secretario de Willy Brandt, y Egon Bahr,
colaborador de la inteligencia soviética y futuro artífice de la
Ostpolitik. Todos ellos se integrarían en una célula de espionaje
en favor de la URSS, en la que el sargento Kissinger operaba bajo el seudónimo
de Bor.
Tales imputaciones, que la Administración norteamericana se limitó
a negar sin más, fueron posteriormente confirmadas por dos ex-oficiales
del KGB, Golitsin y Goleniewski, así como por un
completo dossier elaborado por un equipo de agentes de la CIA, en el que se
revelaban todos los lazos existentes entre Kissinger y la Inteligencia soviética.
El contenido de dicho dossier, archivado en su día por Stansfield
Turner, director de la Agencia norteamericana y miembro del
Consejo de Relaciones Exteriores, ha visto la luz recientemente gracias a un
trabajo publicado por tres expertos en asuntos de espionaje, William Corson
y los esposos John y Susan
Trenton ("Four american Spies, the wives they deft
behind and the KGB's crippling of American Intelligence").
Este tipo de hechos, que tampoco suponían ninguna novedad, eran
habitualmente interpretados por la ultraderecha conservadora, siempre tan
perspicaz, como parte de un plan dirigido a colocar a Occidente bajo las garras
del Imperio Soviético, cuando lo que realmente significaban es que se
estaba operando la deseada simbiosis entre el capitalismo expansivo y los
estereotipos humanistas propios de la demagogia marxista, para dar paso así
al capitalismo multinacional y progresista vigente en la actualidad.
Por lo demás, el contenido de los informes mencionados no empañó
en lo más mínimo la carrera política de Henry Kissinger,
que sólo se vio momentáneamente truncada cuando la Suprema Corte
Rabínica de Estados Unidos decretó en 1976 su excomunión, a
raíz de las maniobras desplegadas por el entonces Secretario de Estado
para maquillar las conquistas de Israel durante la Guerra del Yon Kippur. Un
conflicto a cuyo desencadenamiento "preventivo" no fue ajeno el propio
Kissinger, y que reportó a las arcas de sus patrocinadores, los
Rockefeller, y a las multinacionales petrolíferas en
general, enormes beneficios.
Con todo, el ostracismo de Kissinger, aunque severo mientras pesó
sobre él la excomunión, se iba a prolongar durante poco tiempo, ya
que la Corte Rabínica no tardaría en rehabilitarle en atención
a las nuevas contribuciones del penado a la causa sionista. La doctrina sugerida
por Kissinger, consistente en la fragmentación del Líbano
en varios compartimentos político-confesionales como la mejor fórmula
para garantizar la seguridad de Israel, se resumiría en su célebre
sentencia: "Si queréis la paz en Oriente Medio, entregad el Líbano
a Siria".
Desde que abandonara la política activa, al menos de forma oficial,
la actividad de Kissinger se ha desplegado a través de sus continuos
desplazamientos de un extremo a otro del planeta, como comisionado y embajador
de proyectos e intereses equivalentes a los que ya representó en su época
anterior. Tal actividad no se reduce al terreno de lo político, aunque
frecuentemente ejerza labores de emisario especial de la Administración
norteamericana, sino que, de acuerdo con su posición en la Comisión
Trilateral, se desarrolla fundamentalmente en el ámbito económico,
que es el esencial y el que determina el curso de todos los demás. Ése
es el terreno en el que se desenvuelve actualmente Henry Kissinger,
a quien la Alta Finanza suele encomendar diversos asuntos relacionados con la
deuda pública, asuntos que el eficiente tecnócrata solventa sin
estridencias públicas y con pingües beneficios para sus arcas a través
de su compañía de consultores Kissinger Associates, cuyos clientes
son, lógicamente, los Estados deudores y las Multinacionales acreedoras.
Como será fácil suponer, el plantel de los asociados de dicha
compañía está compuesto por elementos bien introducidos en
las altas esferas financieras y políticas. Figuran entre ellos Lawrence
Eagleburger (ex-subsecretario de Estado y director del LBS
Bank), Brent
Scowcroft (ex-asesor presidencial de Seguridad y director del
National Bank de Washington), lord Carrington (ex-secretario
general de la OTAN y directivo del Barclays Bank y del Hambros Bank), lord Eric
Roll (director del Banco de Inglaterra), Per Gyllemhammer
(directivo de Volvo y del Banco Sueco de Crédito Naval; miembro de la
junta de asesores del Chase Manhattan Bank), Saburo Okita
(ex-ministro de Asuntos Exteriores, miembro del Club de Roma y de la Comisión
Trilateral), William Simon (ex-secretario de Hacienda y
directivo de la firma bancaria Salomon Brothers), y sir Y.Kahn
(directivo del grupo financiero S.G. Warburg y de la China International Finance
Company).
Quienes estén interesados en solicitar los servicios de Kissinger
Associates deben saber que la tarifa anual por el solo hecho de figurar en su
cartera de clientes ronda los treinta millones de pesetas.
En la órbita de la Comisión Trilateral e íntimamente
vinculada a la misma, compartiendo programas y proyectos, se desenvuelven una
serie de entidades entre los que sobresalen dos: el Instituto Aspen y el Club
de Roma.
El Instituto Aspen de Estudios Humanísticos fue fundado en
1949 por iniciativa de varios miembros del Real Instituto de Asuntos
Internacionales británico y de su equivalente norteamericano, el
omnipresente Consejo de Relaciones Exteriores. El objetivo de este organismo se
centra en llevar a cabo un vasto análisis de los elementos que han
configurado el curso de las sociedades humanas, para poder así, una vez
conocidos éstos y sometidos al oportuno control, planificar el venturoso
futuro de la humanidad. Y todo ello, claro está, bajo la inspiración
de los consabidos estereotipos "humanistas", cuya verdadera
significación no se le escapará a ningún observador
medianamente imparcial de la moderna sociedad occidental.
A tal efecto, el benemérito Instituto no sólo explora el
pensamiento de los grandes maestros y pensadores del pasado, sino que también
promueve foros de reflexión en los que reúne a los grandes
maestros tecnocráticos del presente: ejecutivos de empresas
multinacionales, políticos, académicos, científicos, líderes
sindicales, etc. El propósito fundamental de dichas reuniones, en las que
oligarcas y pseudocontestatarios de izquierdas confraternizan y hacen causa común,
se centra en lograr que aquellas posiciones que en principio pudieran ser
divergentes confluyan finalmente en un punto básico de entendimiento común,
cosa, por lo demás, nada difícil de conseguir entre individuos
que, en lo esencial, comparten una misma mentalidad.
Por derroteros similares se desenvuelve el Club de Roma, nacido en
abril de 1968 a instancias de Aurelio Peccei, miembro
destacado del Bilderberg Group, del comité directivo de la empresa FIAT y
del consejo de administración del Chase Manhattan Bank; el perfil
característico, como se podrá comprobar, del filántropo
benefactor.
Desde que fuera creado, este organismo se ha distinguido por sus informes
apocalípticos sobre el crecimiento demográfico, informes
elaborados en la línea del más puro fabianismo malthusiano y en
los que se aboga por un drástico control de la natalidad, en estrecha
conexión con las campañas proabortistas promovidas por las
Fundaciones Ford y Rockefeller. Lo malo es que los
artificiosos planteamientos y los errores de bulto del programa elaborado por el
Club en "Los Límites al Crecimiento", han sido
contundentemente refutados por varios especialistas (Alfred Sauvy
entre ellos) ajenos a los abrevaderos oficiales. Después, varios de esos
errores de bulto han sido reconocidos por el propio Club de Roma, aduciendo que
tan solo se trataba de elementos de provocación.
En 1981 el Club de Roma auspició la creación de un organismo
apéndice cuyo cometido sería proyectar "una nueva
humanidad". Tras varios días de debates en la Universidad
Gregoriana de Roma, un feudo de la Orden jesuita propuesto por ésta como
marco del encuentro, nació el Forum Humanum, cuyo principal patrocinador
económico ha venido siendo desde sus inicios la multinacional FIAT.
Entre los postulados ideológicos sostenidos por el Club de Roma para
alumbrar esa "nueva sociedad" figura, cómo no, la necesidad de
implantar un Gobierno supranacional. En ese sentido se han manifestado
reiteradamente sus más destacados dirigentes, desde el ya fallecido
Aurelio Peccei, quien en su momento significó que
"uno de los mayores obstáculos para el progreso de la
humanidad es el concepto de la soberanía de cada nación",
hasta su discípulo y sucesor en la jefatura del Club, Alexander King,
según el cual "la sociedad mundial requiere una única
dirección, un gran capitán que guíe la tierra hacia un
destino común". Ni el Gran Hermano de la pesadilla orwelliana
se habría expresado mejor.
Entre los miembros más relevantes del Club figuran individuos como
Daniel Jensen (Trilateral, Bilderberg), Sol Linowitz
(Trilateral, CFR), Edgar
Pisani (Instituto Aspen, Bilderberg), Jimmy Carter
(Trilateral, CFR) y Kurt
Rothschild. Por lo que se refiere a sus socios españoles
cabe citar dentro de los más conocidos a José Luis Cerón,
Carlos Robles Piquer, Federico Mayor Zaragoza, Joaquín Ruiz Jiménez
Cortés, Fernando Morán, Javier Solana y Mercedes Sala.
Otra de las lumbreras de este distinguido aerópago es el ideólogo
marxista Adam Schaff, cuyos vínculos con diversos foros
plutocrático-oligárquicos le hacen acreedor a una mención
especial. Las razones de su pertenencia al Club de Roma las ha expuesto él
mismo con afirmaciones como éstas:
"Me gusta tratar con los capitalistas del Club de Roma; son los únicos
que se atreven a hablar abiertamente del futuro de la humanidad; son tan
poderosos que no tienen nada que temer".
Al igual que ocurre con otras entidades afines de carácter
mundialista, la Comisión Trilateral cuenta con una serie de émulos
surgidos en diversos países a modo de prolongación o réplica
a escala regional del modelo trilateralista. Uno de tales organismos, con sede
en Francia, ya fue citado por el rotativo L'Humanité en 1977, aunque hubo
que esperar hasta 1991 para que la indiscreción de una colaboradora del
mismo permitiera conocer su relación de integrantes. El grupo en cuestión
se denomina Le Siècle, y en su seno confraternizan y hacen
proyectos de futuro la oligarquía plutocrática y la vanguardia "proletaria".
En la nómina de esta conmovedora hermandad aparecen personajes como
(la relación no es exhaustiva) Jean Louis Beffa,
director de la multinacional Saint-Gobain, J.H.David,
presidente de la Banca Stern, Guy
Delorme, director de la Banca Monod, Vincent Bollard,
presidente de la Compañía Financiera Privada, Raimond Lévy,
director de Renault, Chistian Maurin, director de la Banca
Sofinco, Jacques Mayoux, vicepresidente de la Banca Goldman
Sachs Europa, André Wormser, presidente de Sovac,
filial de la Banca Lazard. Por parte "obrera" cabe significar la
presencia, entre otros, de Jacques Attali, ex-consejero de
Mitterrand, Maurice Faure, ex-ministro radical socialista,
Pierre Joxe, ministro en los gobiernos socialistas Rocard,
Cresson y Bérégovoy, Jacques Julliard, director
de redacción del diario socialista Le Nouvel Observateur, Anicet
le Pors, ex-senador comunista y ministro del gobierno Mauroy,
Roger G. Schwartzemberg, diputado radical de izquierda, Gilles
Menage, ex-director del gabinete presidencial de Mitterrand y
por último, para que no falte de nada, René Remond,
director de la Revista Histórica y destacado representante del llamado "cristianismo"
de izquierdas.