Guy Édouard Alphonse
Paul de Rothschild (en la foto) falleció en junio de 2007. A finales de
los años 90 los patriarcas del imperio Rothschild eran los barones Guy y
Elie de Rothschild en Francia y lord Jacob Rothschild y sir Evelyn de
Rothschild en Gran Bretaña.
En su discurso ante el
Senado de los Estados Unidos, el 17 de enero de 1950, el banquero James
P. Warburg, íntimamente ligado a la casa Rothschild, dijo: “Tendremos
un gobierno mundial, guste o no guste. Sólo falta saber si llegaremos a
esto imponiéndolo por la fuerza, o si la humanidad se someterá de buen
grado”.
Como los Rothschild, con los que colaboró estrechamente, o los Rockefeller y los Morgan, con los que también se asoció, Warburg pertenecía a esa elite oligárquica que cree que el mundo les pertenece. ¿Cómo si no se atrevería a pronunciar tales palabras?
Estas sagas de banqueros internacionales controlan desde la sombra todos los resortes del poder, mueven los hilos, quitan y ponen príncipes y reyes, emperadores, presidentes, gobernadores, papas, obispos y monaguillos. Controlan los gobiernos, los ejércitos y la opinión pública a través de los grandes medios de comunicación. Controlan la ciencia y la tecnología, la educación, la religión y, sobre todo, las altas finanzas.
En 1913, todas estas familias se coaligaron para fundar la Reserva Federal de los Estados Unidos, donde se esconde el Santo Grial del capitalismo, la máquina de hacer billetes de curso legal. “Una vez que el gobierno está en deuda con los banqueros, está a su merced”, escribe Gary Allen en su libro “Nadie se atreve a llamarlo conspiración”.
El 26 de septiembre de 1921 el diario británico Financial Times hacía una sobrecogedora advertencia: “media docena de hombres al frente de los cinco grandes Bancos pueden echar abajo todo el montaje de las finanzas gubernamentales si deciden no renovar la financiación de los bonos del Tesoro y los títulos de la deuda”. Naturalmente, se refería a las familias que se coaligaron para fundar la Reserva Federal.
En 1929, estas mismas familias fabricaron la mayor burbuja bursátil de la historia y provocaron el crash de la Bolsa de Nueva York que precedió a la Gran Depresión, lo que les permitiría fundar, un año más tarde, el Banco de Pagos Internacionales (BIS), el Banco Central de los Bancos Centrales, con sede en Basilea, Suiza. Unas semanas antes del desplome, el 9 de marzo de 1929, Paul Warburg, primer presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, anunció: “Si se permite especular sin poner límites, el desmoronamiento total será inevitable”.
Tras el hundimiento de la Bolsa de Nueva York y en medio de la desesperación general, todas estas familias de banqueros consolidaron su poder comprando, por debajo de su precio real, edificios, terrenos y sociedades. ¿Acaso no ocurre ahora lo mismo, tras el colapso financiero de 2008? El objetivo era, y sigue siendo, establecer un Gobierno Mundial de las elites plutocráticas, la diferencia es que ahora están en la fase final y podrían lograrlo.
Extracto del libro GOBIERNO MUNDIAL, de Esteban Cabal.
FRASES SOBRE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL
Como los Rothschild, con los que colaboró estrechamente, o los Rockefeller y los Morgan, con los que también se asoció, Warburg pertenecía a esa elite oligárquica que cree que el mundo les pertenece. ¿Cómo si no se atrevería a pronunciar tales palabras?
Estas sagas de banqueros internacionales controlan desde la sombra todos los resortes del poder, mueven los hilos, quitan y ponen príncipes y reyes, emperadores, presidentes, gobernadores, papas, obispos y monaguillos. Controlan los gobiernos, los ejércitos y la opinión pública a través de los grandes medios de comunicación. Controlan la ciencia y la tecnología, la educación, la religión y, sobre todo, las altas finanzas.
En 1913, todas estas familias se coaligaron para fundar la Reserva Federal de los Estados Unidos, donde se esconde el Santo Grial del capitalismo, la máquina de hacer billetes de curso legal. “Una vez que el gobierno está en deuda con los banqueros, está a su merced”, escribe Gary Allen en su libro “Nadie se atreve a llamarlo conspiración”.
El 26 de septiembre de 1921 el diario británico Financial Times hacía una sobrecogedora advertencia: “media docena de hombres al frente de los cinco grandes Bancos pueden echar abajo todo el montaje de las finanzas gubernamentales si deciden no renovar la financiación de los bonos del Tesoro y los títulos de la deuda”. Naturalmente, se refería a las familias que se coaligaron para fundar la Reserva Federal.
En 1929, estas mismas familias fabricaron la mayor burbuja bursátil de la historia y provocaron el crash de la Bolsa de Nueva York que precedió a la Gran Depresión, lo que les permitiría fundar, un año más tarde, el Banco de Pagos Internacionales (BIS), el Banco Central de los Bancos Centrales, con sede en Basilea, Suiza. Unas semanas antes del desplome, el 9 de marzo de 1929, Paul Warburg, primer presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, anunció: “Si se permite especular sin poner límites, el desmoronamiento total será inevitable”.
Tras el hundimiento de la Bolsa de Nueva York y en medio de la desesperación general, todas estas familias de banqueros consolidaron su poder comprando, por debajo de su precio real, edificios, terrenos y sociedades. ¿Acaso no ocurre ahora lo mismo, tras el colapso financiero de 2008? El objetivo era, y sigue siendo, establecer un Gobierno Mundial de las elites plutocráticas, la diferencia es que ahora están en la fase final y podrían lograrlo.
Extracto del libro GOBIERNO MUNDIAL, de Esteban Cabal.
FRASES SOBRE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL