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Para que el Estado no pueda nunca ser de un partido, hay que acabar con los partidos políticos.
Los partidos políticos se producen como resultado de una organización política falsa: el régimen parlamentario.
En el
Parlamento unos cuantos señores dicen representar a quienes los eligen.
Pero la mayor parte de los electores no tienen nada de común con los
elegidos: ni son de las mismas familias, ni de los mismos municipios, ni
del mismo gremio.
Unos
pedacitos de papel depositados cada dos o tres años en unas urnas, son
la única relación entre el pueblo y los que dicen representarle.
Para que funcione esa máquina electoral, cada dos o tres años hay que agitar la vida de los pueblos de un modo febril.
Los candidatos vociferan, se injurian, prometen cosas imposibles.
Los bandos se exaltan, se increpan, se asesinan.
Los más
feroces odios son azuzados en esos días. Nacen rencores que durarán
acaso para siempre y harán imposible la vida en los pueblos.
Pero a los candidatos triunfantes ¿qué les importan los pueblos?
Ellos se van
a la capital a brillar, a salir en los periódicos y a gastar su tiempo
en discutir cosas complicadas, que los pueblos no entienden.
¿Para qué necesitan los pueblos de esos intermediarios políticos?
¿Por qué
cada hombre, para intervenir en la vida de su nación, ha de afiliarse a
un partido político, o votar las candidaturas de un partido político?
Todos nacemos en una familia.
Todos vivimos en un municipio.
Todos trabajamos en un oficio o profesión.
Pero nadie nace ni vive, naturalmente, en un partido político.
El partido político es una cosa artificial, que nos une a gentes de
otros municipios y otros oficios, con los que no tenemos nada común, y
nos separa de nuestros convecinos y de nuestros compañeros de trabajo,
que es con quienes de veras convivimos.
Un Estado verdadero, como el que quiere Falange Española, no estará
asentado sobre la falsedad de los partidos políticos, ni sobre el
Parlamento que ellos engendran.
Estará asentado sobre las auténticas realidades vitales:
La FAMILIA;
El MUNICIPIO;
El GREMIO o SINDICATO.
Así el nuevo Estado habrá de reconocer la integridad de la familia como unidad social; la autonomía del municipio como unidad territorial, y el sindicato, el gremio, la corporación, como bases auténticas de la organización total del Estado. Puntos Iniciales de Falange Española (V. Supresión de los Partidos Políticos), publicado por José Antonio Primo de Rivera el 7 de diciembre de 1933.
La FAMILIA;
El MUNICIPIO;
El GREMIO o SINDICATO.
Así el nuevo Estado habrá de reconocer la integridad de la familia como unidad social; la autonomía del municipio como unidad territorial, y el sindicato, el gremio, la corporación, como bases auténticas de la organización total del Estado. Puntos Iniciales de Falange Española (V. Supresión de los Partidos Políticos), publicado por José Antonio Primo de Rivera el 7 de diciembre de 1933.