Iniciamos ciclo de notas sobre Educación para el Amor dirigidas a jóvenes, padres de familia y educadores. ¿Nos ayudas a difundirlo?
- La educación afectiva y sexual de los jóvenes es necesaria y urgente, especialmente en las circunstancias actuales de «analfabetismo afectivo».
- ¿Qué es la educación sexual integral?
(ArgentinosAlerta.org) La educación de la sexualidad es necesaria porque somos seres sexuados desde nuestro origen, como porque las
decisiones acertadas o desacertadas que se toman en este terreno tienen
consecuencias.
La sexualidad es un elemento básico de la persona humana. Tiene que ver con su identidad y modo de ser, con la forma en que se comunica con los demás, con su desarrollo y crecimiento, y con la capacidad de dar vida. Estos elementos son unificados y definidos por el amor.
Existe una
estrecha relación entre personalidad y sexualidad, por lo que esta última debe
desarrollarse, formarse y educarse tanto como la primera. En este sentido, las
decisiones iniciales sobre sexualidad son de gran importancia porque marcan la
vida y el futuro de cada persona: acertar en esas decisiones facilita alcanzar
la felicidad y una vida plena; errar no implica necesariamente el fracaso, pero
sí que el camino se haga más difícil.
La
afectividad es uno de los componentes que acompañan al ejercicio de la
sexualidad. Por tanto, educar la voluntad y el carácter precede a la educación
sobre aspectos propiamente biológicos de la sexualidad, ya que permite al
educando desarrollar las habilidades necesarias para el mejor manejo de sus
afectos, sentimientos y emociones. Así, tiene la posibilidad de ser libre sin
renunciar a estos aspectos normales de su vida y será capaz de comprometerse.
Esta faceta de la educación debe compaginarse, en el momento oportuno, con la
información biológica científicamente veraz.
En definitiva, la educación sexual consiste en formar personas capaces de amar y de servir al prójimo, con todo el valor que tienen como personas sexuadas fe-meninas y masculinas, que eviten el individualismo y que no se centren únicamente en satisfacer los propios deseos.
Ni la visión reductiva y biologicista sobre la sexualidad humana que, con
frecuencia, ofrece hoy la sociedad, ni el silencio o la omisión de los padres,
son criterios acertados ante la necesidad que tienen los jóvenes de una
educación específica como seres sexuados abiertos al amor, al cariño y al
compromiso.
La sociedad
en la que crecieron los padres no es igual a la sociedad en la que crecen sus
hijos. Por eso, no todo lo que les sirvió a sus mayores servirá para educar a
jóvenes y adolescentes de hoy. Los padres deben prestar atención a algunos
aspectos de este contexto cultural y a sus implicaciones en la educación
afectivo-sexual de sus hijos. Estos son algunos de ellos:
- Los medios de comunicación y las tecnologías de la información están invadiendo los ámbitos de la intimidad familiar, y suelen adelantar la edad óptima para tratar determinados temas afectivo-sexuales con los hijos.
- La precocidad producida por los medios y el entorno puede dificultar a los niños y adolescentes la comprensión de la sexualidad en sus diferentes dimensiones, por lo que es necesario estar suficientemente cerca de los hijos para ayudarlos, agregando el sentido crítico constructivo propio del adulto.
- Los modelos de conducta que presenta la sociedad pueden no coincidir con la formación moral y ética que los padres consideran mejor para sus hijos.
- Se debe tener en cuenta la repercusión que algunos malos usos del lenguaje pueden tener sobre los modos de razonar y argumentar de los hijos. Por ejemplo, es preciso diferenciar lo «normal» de lo «frecuente», el «amor» del «sentimiento», y muchos otros.
- En estos últimos años se ha pasado de la negación de los sentimientos a la exaltación de las emociones, desplazando tanto la argumentación racional -fundamentada en los datos y la experiencia- como la apelación a la voluntad, facultad superior directamente relacionada con la libertad y el amor. Las decisiones personales se acaban apoyando en los deseos, los estados emotivos y los sentimientos, dejando de lado aspectos importantes de la sexualidad humana como el sentido del compromiso, el valor de la espera, el respeto o la responsabilidad personal y social del ejercicio de la sexualidad.
En conclusión, la educación afectiva y sexual de los jóvenes es necesaria y
urgente, especialmente en las circunstancias actuales de «analfabetismo
afectivo».
Bibliografía consultada: "Nuestros hijos quieren saber...60 preguntas sobre sexualidad."
Jokin de Irala y Carlos Beltramo (eds.)© 2013. Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA) Plaza de los Sauces, 1 y 2. 31010 Barañáin (Navarra) - España. ISBN: 978-84-313-2924-2
Jokin de Irala y Carlos Beltramo (eds.)© 2013. Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA) Plaza de los Sauces, 1 y 2. 31010 Barañáin (Navarra) - España. ISBN: 978-84-313-2924-2