ISRAEL – EXPLOTACIÓN INFANTIL. Mil niños palestinos son explotados por los colonos en Cisjordania
Según un informe de Human Rights Watch, unos 1.000 niños palestinos están siendo explotados en las granjas de colonos israelíes en los territorios ocupados. Los menores trabajan jornadas de entre 8 y 12 horas diarias, seis o siete días a la semana, entre los gases de los pesticidas – algunos son agrotóxicos prohibidos en la UE- y una tempertura de 40 ºC en verano, por la mitad o un tercio del salario mínimo legal. Son obligados a transportar cargas pesadas y realizar trabajos peligrosos. Sufren heridas, cuadros de agotamiento e intoxicaciones, de cuyos tratamientos nadie se hace cargo. Todos los asentamientos en Cisjordania son ilegales según la IV Convención de Ginebra y el trabajo infantil viola los tratados internacionales y la propia legislación de Israel. La UE excluyó la compra de productos israelíes procedentes de los territorios ocupados, pero Israel hace trampas mezclándolos con la producción de su territorio. EEUU, por su parte, incentiva la compra de la producción de los colonos, según su tratado de libre comercio con Israel. Pueden unirse a la campaña mundial de apoyo a Palestina, entrando a
YO NO COMPRO APARTHEID . MM
Explotación de menores en los campos agrícolas de las colonias israelíes en Cisjordania
MARÍA LÓPEZ VALEA / DIAGONAL
Cientos de niños palestinos son explotados en haciendas israelíes en
los territorios ocupados de Cisjordania. La organización internacional
Human Rights Watch (HRW) denunció en 2015 el uso de niños palestinos
como mano de obra en explotaciones agrícolas del Valle del Jordán.
Menores que trabajan en tareas de cultivo, cosecha y empaquetado de
productos agrícolas destinados, en su mayoría, al comercio
internacional.
A cambio de un salario mínimo (19 dólares por día), y bajo
condiciones extremas, los niños ven en este trabajo su única opción.
Esta situación ha sido denunciada más recientemente por otras
organizaciones como Amnistía Internacional o el Internacional Solidarity
Movement (ISM). Han registrado jornadas que oscilan desde las ocho
hasta las doce horas diarias, seis o siete días a la semana, que se
desarrollan entre los gases de los pesticidas y los 40 ºC en verano.
Estas condiciones provocan en los niños cuadros de agotamiento o
intoxicaciones cuyo tratamiento se tienen que costear ellos mismos.
Muchos son los jóvenes y niños que se ven obligados a abandonar el
colegio para trabajar. A esto contribuye el índice de pobreza de los
territorios ocupados, unos de los más altos del mundo. “Los
asentamientos israelíes obtienen provecho del abuso de los derechos de
menores palestinos”, dicen desde la organización HWW.
Se suma la presión que Israel ejerce sobre los territorios que aún
permanecen bajo control palestino. Permitiendo a los colonos que
utilicen a niños en sus explotaciones, Israel viola numerosas
convenciones internacionales, así como su propia legislación. La
Declaración de Derechos del Niño (1959) y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) son algunos de ellos.
Ambos protegen el derecho de todos los niños a no ser explotados, y el
derecho a la escolarización de éstos.
Pero además, en el ámbito estatal, el Gobierno israelí infringe su
propia legislación laboral. Como suscriptor de la Organización
Internacional del Trabajo, Israel estableció la edad mínima para
trabajar en los 15 años. Dato que choca con los 11 años de algunos de
los niños de las explotaciones cisjordanas registrados en el informe de
Human Rights Watch.
A pesar de las diferentes resoluciones judiciales a favor del control
de los trabajadores, las autoridades no han sabido controlar las
contrataciones. Desde 2010 apenas ha habido inspecciones de trabajo, y
en las pocas realizadas no se ha hablado con estos chicos. El motivo es,
según fuentes israelíes, la falta de comunicación entre el ministro de
Economía y la Administración Civil.
Expandiendo la agricultura de los asentamientos
No son sólo los niños las víctimas de estas políticas, ya que la
economía palestina también se ve afectada. Como recoge el ISM, son
numerosos los agricultores a los que no se les permite cultivar en sus
tierras. A esto se le suma el control que Israel ejerce sobre el agua.
En el Valle del Jordán, al igual que en Gaza, son las autoridades
israelíes las encargadas de proveer de agua a la población. Esto ha
provocado, según el Banco Mundial, un coste a la economía palestina, en
2013, de 704 millones de dólares.
Numerosas son las críticas recibidas por parte de la comunidad
internacional, desde organizaciones no gubernamentales, empresas
multinacionales y terceros países. Sin embargo, a pesar de las críticas
recibidas, poco ha cambiado en la política israelí en el Valle del
Jordán.
La Organización Internacional del Trabajo ha criticado en repetidas
ocasiones el empleo de niños palestinos como mano de obra. Pero nada ha
mejorado. Agencias humanitarias han intentado llevar ayuda a la zona, y
favorecer la creación escuelas para los niños palestinos. Sin embargo,
el Gobierno de Israel sólo ha puesto trabas.Varios países europeos
intentaron ayudar a la economía palestina a través de la importación de
alimentos. Pero, al mismo tiempo, compraban productos a los
asentamientos de colonos, que son ilegales según la legislación
internacional.
La UE quiso excluir los bienes producidos en territorios ocupados de
su acuerdo comercial con Israel. Pero el sistema de etiquetado israelí
no diferencia entre productos producidos en Israel y producidos en Gaza y
Cisjordania. En el caso de Estados Unidos, su tratado de libre comercio
con Israel apoya la producción en los asentamientos, favoreciendo así,
además de la ocupación, el trabajo infantil.
Boicot a Israel
Numerosas son las propuestas de HRW para acabar con el trabajo
infantil, pero lo complicado es que se lleven a cabo. HRW propone que
Israel prohíba a los colonos la contratación de niños palestinos y que
castigue a los que utilizan niños. Asimismo, insta al Gobierno de Israel
a que acabe con los controles y restricciones sobre Gaza y Cisjordania.
Además pide a la UE que obligue a Israel a diferenciar sus productos
en el etiquetado. Y a EE.UU que revise su tratado de libre comercio con
Israel. También pide a los líderes palestinos que inviertan más en
educación; y que se conviertan en miembro de la OIT.
Por otro lado, está en marcha la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones,
que aparece en 2010 pero es en el último año cuando más impacto
mediático ha cobrado. Los activistas del BDS tienen como objetivo
boicotear los productos israelíes, así como empresas e intelectuales que
apoyen la ocupación de Palestina. “Los empresarios no deberían
comerciar con productos o servicios que apoyan la agricultura de los
asentamientos israelíes”, concluyen desde la campaña BDS.