Prat Gay y la grasa. Por Nicolás Márquez
El ex militante de la JP (de la JP
Morgan) y actual Ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay, con notable
sensatez verbal sostuvo horas atrás el siguiente concepto: “No vamos a
dejar la grasa militante, vamos a contratar gente idónea y eliminar
ñoquis”, en inequívoco parangón de la estructura estatal con el cuerpo
humano: fomentar el músculo y eliminar la grasa. Es decir quitar aquello
que sobra, que pesa, que molesta y que intoxica.
Va de suyo que el
kirchnerismo durante su largo reinado delictual ha dejado un Estado
obeso, deficitario, burocrático, signado por el nepotismo, el amiguismo,
el alcahueterismo y la simbolización del “ñoqui” como arquetipo del
burócrata vago y vividor por antonomasia. Por lo tanto, la sentencia de
Prat Gay no pudo haber sido más atinada y alentadora.
Sin embargo, las críticas de toda la
gentuza caída en desgracia no tardó en arreciar, y desde el ex cajero
Julio de Vido hasta los CiberK supérstites cayeron en plañidero y por
las redes sociales tildaron a Prat Gay de “discriminador”, “antipueblo”,
“oligarca” y todo el sinfín de adjetivos característicos de la
abaratada jerga kirchnerista.
“A nosotros la grasa nos chorrea, a ustedes se les fija” tuitteó el malviviente de Vido.
Pero más allá de esta pésima
interpretación fuera de tiempo y contexto con la que el kirchnerismo se
escandalizó, vale aclarar que si hay algo que ha caracterizado a Prat
Gay, es que jamás fue discriminador ni por cuestiones, ni culturales, ni
ideológicas, ni tampoco de estilo. Prueba de ello fue su alianza
política que sin prejuicio racial alguno el propio Prat Gay hizo con una
ramplona de cuarta como Victoria Donda, vulgar activista cuyo mayor
mérito facultativo ha consistido en ser hija de montoneros y su máxima
notoriedad política fue alcanzada gracias al look bailanteril que sin
recato alguno la azabachada dirigente ha exhibido en cuanta ocasión tuvo
lugar. En efecto, fue este acuerdo electoral que ambos alcanzaron en el
2013 el cual puso de manifiesto que el actual Ministro es tan abierto
de mente, que no tiene ningún problema estético ni personal en sentarse a
dialogar tanto con lo más refinado y granado de la sociedad como con
las chirusas más procaces de la partidocracia periférica.
La despechugada Donda cuando defendía a la delincuencia kirchnerista.
En suma, lo que dijo Prat Gay fue sacado
de contexto y una vez más, el kirchnerismo (o lo que queda de él)
vuelve a interpretar mal la realidad y fue justamente ese
distanciamiento con el orden de cosas vigente lo que le hizo a estos
perder el poder del que vivieron inmoralmente durante tantos años. Dios
quiera que sigan así, a 200 kilómetros del tarro y que en poco tiempo no
le quede a esta banda en fuga ni un solo renglón en las páginas
periodísticas de actualidad política y que sólo sean noticia en las
crónicas policiales y judiciales.