sábado, 16 de enero de 2016

Doctrina Nacionalista por Horacio Bonfiglioli


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Doctrina  Nacionalista

El nacionalismo es un sentimiento  limpio y cristalino de amor patrio; que se manifiesta en una Doctrina política ordenadora. Es como esa lluvia bienhechora, esperada ansiosamente para arrastrar   la basura y perfumar el ambiente de la Patria. Observan el cielo los pocos patriotas que la esperan, pero los nubarrones hace años que  pasan de largo sin dejar  una gota,  quedando el  erial más seco, donde muchos años atrás  florecía la soberanía argentina.  Sin embargo, cada tanto algún chaparrón reverdece la tierra, pero los liberales abren sus paraguas, abajo del cual  aumentan su mugre traicionera. Una lluvia copiosa y pura fue la que arrojó la obra maestra del profesor Jordán Bruno Genta, no inútilmente, aunque a muy pocos haya lavado, excomulgado por la inquisición liberal,  pues el agua bendita de su obra quedará acumulada en el Cielo, para que, cuando Dios lo disponga,  la vierte sobre nuestra Patria lavando la inmundicia centenaria. A continuación reproduzco el Apéndice de su obra  “El Nacionalismo Argentino” , aclarando temas básicos, ignorados por el ‘gran’ público televidente, liberalizado; comprometiéndome a continuar publicando partes de ese libro  fundamental.




APÉNDICE

A  PROPÓSITO DEL  SOCIALISMO



H

emos demostrado que el ateísmo sistemático es la raíz y la esencia tanto del Capitalismo liberal como del Socialismo marxista. Hemos concluido también que el Socialismo marxista es el instrumento más eficaz para consolidar el Imperialismo Internacional del Dinero.



Es un hecho notorio que la Revolución Rusa fue financiada a lo largo de su preparación y estallido final, por la Banca Khun, Loeb y Cia., cuyos directores incluían a Jacobo Schiff y Warburg emparentados entre sí. Pero el hecho más significativo de una coincidencia esencial, es que la construcción socialista de la economía soviética ha sido y continúa siendo principalmente obra de los mayores consorcios capitalistas de América y Europa, tanto en la parte financiera como en la parte técnica.



El aporte soviético ha sido y es el trabajo forzado de la población, conforme a la imagen de la economía socialista que ha anticipado Lenín: “Toda la Sociedad será una sola oficina y una sola fábrica, con trabajo igual, salario igual y condiciones iguales… Y esta disciplina fabril se hará extensiva a toda la humanidad” (El Estado y la Revolución”).



El señor Robert Klinck resume y comenta un importante libro sobre el tema en cuestión, “Western Technology and Sovit Economic Development”, 1917 a 1930, cuyo autor es el profesor Antony Sutton, edición de la Hoover Insitution on War, Revolution and Peace, Universidad de Stanford, año 1968.”En este estudio cuidadosamente documentado, basado en informaciones de múltiples fuentes, ha mostrado que la idea de la construcción socialista de la economía soviética es una pura ficción. No ha sido el genio de Lenin ni el de Stalin, ni el celo de los trabajadores bajo la Dictadura del Proletariado, ni el grandioso Plan Quinquenal, los que han reconstruido el aparato productivo de Rusia. Esto fue realizado por estos mismos supercapitalistas que los bolcheviques declaran ser sus enemigos mortales.



Su análisis ha conducido a Sutton a concluir que el Primer Plan Quinquenal, comenzado en 1928, era un mito creado por la propaganda, en el sentido de que casi todos los proyectores mayores comprendidos en el plan, fueron concebidos por Compañías Americanas”. Más adelante agrega:  “Por lo menos el 95% de las estructuras industriales soviéticas han recibido ayuda de las Compañías del Oeste”.



Las concesiones se hicieron en la forma de mecanismos contractuales, por los cuales las firmas americanas y europeas, organizaban y financiaban a las empresas industriales, dejando su aplicación a organismos soviéticos. En otros casos se agregaba la ayuda técnica.



Veamos, por ejemplo, lo ocurrido con la explotación del petróleo. Desde el año 1921, el gobierno importa cantidades masivas de equipos de explotación, suministrados por la International Barnsdall Corporation y la Lucey Manufacturing Co.



En el mismo sentido, Hill Electrical Drill (USA), EMSCO (USA), La Metropolitan Vickers (auxiliar británica de la Westinghouse) y la General Electric, participaron ampliamente en el equipamiento de los campos de petróleo de Baku y de Grozny. Se financiaron también las refinerías y las obras hidroeléctricas.





Lo mismo ha ocurrido con la explotación del carbón, del hierro, del cobre, del aluminio, con la industrialización de la agricultura, de la madera, con la producción de maquinarias y de energía eléctrica. Numerosas compañías americanas, europeas y japonesas han obtenido concesiones para el desarrollo de la economía socialista  en Rusia. Los nombres más representativos de la plutocracia internacional, como Rockefeller, Tysen, Rathenau, figuran en la promoción de la economía soviética.



No es paradójico, sino que responde a la más pura lógica de la identidad, la decisiva contribución de la plutocracia internacional al triunfo, consolidación y expansión del Socialismo marxista o Comunismo ateo.



La perfecta coincidencia entre Capitalismo liberal y Socialismo marxista, explica la coexistencia pacífica y el pluralismo ideológico que se proclama oficialmente en la actualidad; pero nada puede ilustrar mejor las dos caras de la misma moneda falsa, como la confrontación gráfica del programa marxista con el que expuso el plutócrata Rathenau en sus dos obras: “In Days to come” (1917) y “The New Economy” (1918):



MARX: Abolición de la propiedad privada.

RATHENAU: Toda propiedad privada deberá ser abolida progresivamente por las tasas sobre la propiedad y el impuesto sobre las rentas.



M.: Abolición del derecho de herencia.

R.: El derecho de herencia reducido al extremo.



M.:Centralización del crédito en manos del Estado.

R.: El Estado en su calidad de banquero absorberá todo el beneficio neto de la industria tasando el consumo, la renta y la propiedad.



M.: Centralización de los medios de transporte y comunicación en manos del Estado.

R.: El Estado llegará a ser centro de la economía.



M.: Aumento del número de usinas del Estado y de los medios de producción.

R.: Todo lo que se realice en la sociedad será hecho por el Estado y para el Estado.



M.: Obligación igual para todos los trabajadores.

R.: Pleno empleo y nivelación de todo trabajo humano.



El aporte del socialismo marxista a la reconstrucción de la economía, es la provisión de servicios y seguridades por intermedio de un aparato técnico que se monta a través de la organización y la adaptación dirigidas. En el mejor de los casos lo que aporta es seguridad, pero sin  libertad. La socialización ahoga la personalidad, la libre iniciativa, el espíritu de empresa y de aventura, toda distinción, en aras de una nivelación igualitaria, masiva, anónima, impersonal. El pueblo degrada en plebe y la persona en robot.


Una política realista no puede fundarse en el hombre egoísta del liberalismo individualista, ni en el hombre gregario del Socialismo marxista. Su fundamento inmediato es el hombre esencial y su meta es el Bien Común temporal en la dirección del Bien Común trascendente y eterno.+


Comentario nacionalista:  De acuerdo a lo escrito por el profesor Genta, publicaré próximamente la narración de los dolorosos momentos vividos en la URSS por el periodista italiano Ettore Vanni.