lunes, 11 de enero de 2016

Bocazas por Enrique A. Piragini


Bocazas

Enrique Piragini 
Da la sensación que la incontinencia es una característica de nuestros hombres y mujeres instalados en la función pública o en el ámbito político que circunda el poder. Sólo esta característica puede explicar el porqué de tantos dislates reflejados en los más diversos medios de comunicación, y fundamentalmente en las redes sociales utilizadas a través de Facebook, Twitter y WhatsApp.
 
Con motivo de la singular fuga de los Lanatta y Schillaci y todo lo que se dijo en torno a su búsqueda y captura, quedaron frases de antología, muchas de las cuales reflejan el resentimiento de sus emisores (ej. Hanibaúl Fernández) y otros la improvisación, impericia y candidez de quienes desde el Gobierno, nacional y provincial bonaerense, cayeron en la trampa por emitir opiniones antes de corroborar la información. Que lo hagan periodistas, opinológos y gente común, hasta resulta entendible, pero que las máximas autoridades del país cometan esa clase de errores implica una muestra de falta de experiencia y sentido común.
Cuando desde el más humilde agente hasta el Presidente de la Nación cuentan con celulares que permiten obtener fotografías, lo primero y más elemental era requerir del funcionario que habría detenido a los prófugos, que se identificara y a la vez remitiera una imagen de los capturados. Sentido común, elemental, pero ausente en este caso.
Que lúmpenes como los de La Mancha de Robando, Víctor Hugo InMorales, Luis D’Elira y Gerardo Romano, manifestaran que se iban del país si ganaba el Ingeniero Mauricio Macri, promesa que nunca habrían de respetar, lamentablemente, no nos puede tomar de sorpresa, habida cuenta que son unos desfachatados sin vergüenza alguna, pero que los asesores y colaboradores de la Gobernadora Vidal y los titulares del Poder Ejecutivo Nacional, Macri y Michetti, incurran en la incontinencia verbal que los llevara a meter la pata tan groseramente como cuando sostuvieron que ya estaban detenidos los tres prófugos, traduce una infantilidad rayana en la torpeza injustificable.
En esos lugares de responsabilidad no se puede ser tan bocón ni apresurado, como lo fuera el ex Jefe de Gabinete K, Hanibaúl Fernández cuando se sentía ganador de la gobernación y apostaba un lechoncito.
La matriz de corrupción pergeñada por toda la runfla K era bien conocida por todos, por lo que nada puede sorprender al actual Gobierno, que debe, en este aspecto, prever hasta lo imprevisible, ya que la maldad de la asociación ilícita comandada por la Chirusa de Tolosa no tiene limites.
Deseamos que las nuevas autoridades estén a la altura de las circunstancias y que la parte sana de la población colabore con la gestión de gobierno, en beneficio de la Patria.
Presidente de A.R.I.E.L.ong