¿Por qué los judíos no creen en Jesús?
Presento a mis lectores a un personaje realmente interesante, un monje ortodoxo llamado Brother Nathanael.
Vive en Alaska, EEUU, como misionero de la Iglesia Ortodoxa Rusa. A
pesar de ser un cismático y no pertenecer a la verdadera Iglesia de
Nuestro Señor, al escuchar sus vídeos he comprobado que en muchos
aspectos guarda mejor la fe católica tradicional que la gran mayoría de
nuestros obispos. Es especialmente revelador todo lo que cuenta sobre el
judaísmo, siendo él un converso de esta religión. Muchos de sus vídeos
tratan de temas políticos, el control de las finanzas mundiales por el
sionismo, los crímenes del estado de Israel, etc. Este vídeo
que transcribo a continuación es más religioso. Habla de lo que ningún
Papa desde el Concilio quiere hablar: la necesidad de conversión de los
judíos a la fe en Jesucristo.
¿Por qué los judíos no creen en Jesús? ¿No es el Mesías
prometido, tal y como predijeron los profetas en el Antiguo Testamento?
Desde luego que sí. El problema es que los judíos han sustituido el
Antiguo Testamento por el Talmud, como su principal documento religioso.
El Talmud es esencialmente reaccionario, una codificación rabínica de
reglas, que pretende refutar el mesianismo de Jesucristo. Sin embargo,
una breve lectura del Antiguo Testamento demuestra claramente que
Jesucristo es verdaderamente el Mesías judío.
El papel del Mesías sería el de derrotar la muerte y deshacer el
mal que hizo Satanás en el Jardín del Edén. Se predijo que vendría
durante los últimos días de la dinastía del rey David, que finalizó con
el reino de Herodes, quien reinaba en el momento del santo nacimiento de
Cristo. El Mesías sería un profeta, como Moisés, cuya nueva alianza
reemplazaría la antigua y requeriría obediencia por parte de los judíos.
El Mesías nacería en Belén de una virgen, y se llamaría “Dios con
nosotros”, Emmanuel, indicando su Encarnación. El Mesías vendría antes
de la destrucción del segundo templo, que ocurrió en el año 70 de
nuestra era. El Mesías portaría los pecados del mundo y resucitaría al
tercer día. Crearía una nueva raza de la humanidad, Israel de Dios, la
Iglesia, compuesta por judíos y gentiles, llamados por un nombre nuevo:
cristianos.
Pero estas pruebas no son las únicas razones por la que los
judíos deberían creer en Jesús. Verán, hay tres maldiciones que pesan
sobre el judaísmo, que cada judío debe sobrellevar: la maldición de la
higuera, la maldición de la desolación y la maldición de deicidio.
Cuando Jesucristo vio sin fruto una higuera, un símbolo del pueblo
judío, la maldijo, diciendo, “de ahora en adelante jamás producirás
fruto alguno”. Y efectivamente, al día siguiente la higuera estaba seca.
Cuando Cristo estaba a punto de ser entregado por los judíos para ser
crucificado, pronunció una maldición sobre Jerusalén: “De ahora en
adelante tu casa será desolada”. Y cuando Cristo se encontró ante Poncio
Pilato, que le quería soltar, los judíos gritaron, “¡crucifícalo,
crucifícalo! Que su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos.” Así
ha acaecido. La maldición de deicidio está sobre cada judío, por virtud
de la culpa colectiva.
Sarah Silverman, una “humorista” judía, quisiera doblar esa maldición, que ya pesa sobre su cabeza.
[Clip de Silverman] Todo el mundo culpa a los judíos por matar a Cristo. Luego, los judíos intentan endosar la culpa a los romanos. Yo soy de os pocos que piensan que en realidad fueron los negros. [Risas] Me da igual. Bien. Espero que fueran los judíos. Yo lo haría de nuevo, lo haría de nuevo en un pu.. segundo. [Más risas]
En resumidas cuentas, no hay fruto duradero que recoger del
judaísmo. Nuestra nación, antaño cristiana, es ahora gobernado por
judíos, pero la estela de su reino es desolación, como vemos en los
miles de gentiles que han muerto luchando en las guerras a favor de los
judíos en el extranjero. La maldición del deicidio se ha extendido a
innumerables gentiles, a través de los medios de comunicación que están
en manos judías, que ridiculizan la fe en Jesucristo.
Como un ex-judío, ahora un cristiano ortodoxo, llamo a todos los
judíos al arrepentimiento, a abrazar a Nuestro Señor Jesucristo como su
Salvador para liberarse de las maldiciones. Yo lo hice. ¿Por qué no lo
hacen ellos?
Christopher Fleming