Fuga desesperada sin apoyo de organización narco que terminó mal
por
Es cierto que hubo complicidades en el SPB y la bonaerense en la
provincia de Buenos Aires, y muy grandes, ya que en las cárceles se
vende todo. A saber: las libertades condicionales, ya que el certificado
de buena conducta lo emite el SPB y los jueces firman, porque las
cárceles están hacinadas. También las salidas transitorias que
necesitan, los certificados y las fugas que, de acuerdo a la pena del
preso, son más caras. En el caso de los condenados a perpetuas y
crímenes de conocimiento público, más todavía.
Según nuestras fuentes, Martín Lanatta cobro entre 400 y 500.000
dólares y se los habría depositado al “Faraón”. También dicen que pagó
por la fuga 3 millones de pesos, con lo cual, cuando se fugaron, les
quedaban 300.000 dólares, a lo que hay descontar el costo de la Kangoo.
El plan era llegar a General Lavalle para huir en lancha hacia Uruguay,
pero el tiroteo de Ranchos les arruinó el plan y tuvieron que pasar al
plan b que tenían de la cárcel, donde también se venden los
aguantaderos. Optaron por la vía terrestre para llegar al Paraguay y se
dirigieron a San Carlos, a un aguantadero que les dieron en la cárcel o
una ex de Martín Lanatta. Ahí, el coronel retirado que recomendó Miguel del Sel
tuvo la información de que estaban en ese galpón, pero la Gendarmería
no le dio mucha importancia y mandaron a dos gendarmes, que fueron
heridos y desarmados por los prófugos, que tenían armas pesadas que
sabían y querían usar, porque ya en el 2010 intentaron huir del penal de
Sierra Chica y gastaron mucho dinero y fracasaron porque no llegó la
vía aérea.
Después del tiroteo con los gendarmes, se fueron a la ruta, se
subieron al auto del ingeniero de Bayer, de 31 años, y se quedaron dos
días en su departamento de la ciudad de Santa Fe. Pero se supone que
pagaron bastante por el aguantadero de San Carlos y, con poco dinero,
entraron a una fuga desesperada en Cayastá, en los arrozales. Ahí las
dos camionetas volcaron. Si no, el destino era Reconquista y de ahí a
Paraguay.
El ingeniero de Bayer está sospechado de ser cómplice -quizás por
dinero-, porque en varios lugares se los vio con una bolsa repleta de
dólares. Pero la participación del ingeniero está en duda por sus
declaraciones ante la justicia, que fueron incoherentes.
Cuando los encontraron, tenían 36 pesos y 190 dólares. Querían comer
y, sin resistencia, se entregaron mansitos, cuando antes habían
organizado dos tiroteos.
En cuanto a la complicidad de la Bonaerense, no está claro todavía,
aunque el Superintendente de Investigaciones Larrauri no vigiló el
domicilio de los parientes y tampoco el del “Faraón”, que los visitaba
en la cárcel, lo cual les dio mucha ventaja.
La hipótesis más probable es que los dos Lanatta y Schillaci fueron
los homicidas del triple crimen de General Rodríguez por encargo de
Pérez Corradi, que está desparecido, y también por sectores de la
Bonaerense que protegen al narcotráfico pero que no les suministraron
fondos sino que solamente los dejaron moverse en la PBA sabiendo que era
una fuga desesperada sin destino y que terminarían capturados o
muertos.