martes, 12 de enero de 2016

Fuga desesperada sin apoyo de organización narco que terminó mal


Fuga desesperada sin apoyo de organización narco que terminó mal

capturados-Lanatta-Schillaci
Es cierto que hubo complicidades en el SPB y la bonaerense en la provincia de Buenos Aires, y muy grandes, ya que en las cárceles se vende todo. A saber: las libertades condicionales, ya que el certificado de buena conducta lo emite el SPB y los jueces firman, porque las cárceles están hacinadas. También las salidas transitorias que necesitan, los certificados y las fugas que, de acuerdo a la pena del preso, son más caras. En el caso de los condenados a perpetuas y crímenes de conocimiento público, más todavía.


Según nuestras fuentes, Martín Lanatta cobro entre 400 y 500.000 dólares y se los habría depositado al “Faraón”. También dicen que pagó por la fuga 3 millones de pesos, con lo cual, cuando se fugaron, les quedaban 300.000 dólares, a lo que hay descontar el costo de la Kangoo. El plan era llegar a General Lavalle para huir en lancha hacia Uruguay, pero el tiroteo de Ranchos les arruinó el plan y tuvieron que pasar al plan b que tenían de la cárcel, donde también se venden los aguantaderos. Optaron por la vía terrestre para llegar al Paraguay y se dirigieron a San Carlos, a un aguantadero que les dieron en la cárcel o una ex de Martín Lanatta. Ahí, el coronel retirado que recomendó Miguel del Sel tuvo la información de que estaban en ese galpón, pero la Gendarmería no le dio mucha importancia y mandaron a dos gendarmes, que fueron heridos y desarmados por los prófugos, que tenían armas pesadas que sabían y querían usar, porque ya en el 2010 intentaron huir del penal de Sierra Chica y gastaron mucho dinero y fracasaron porque no llegó la vía aérea.
Después del tiroteo con los gendarmes, se fueron a la ruta, se subieron al auto del ingeniero de Bayer, de 31 años, y se quedaron dos días en su departamento de la ciudad de Santa Fe. Pero se supone que pagaron bastante por el aguantadero de San Carlos y, con poco dinero, entraron a una fuga desesperada en Cayastá, en los arrozales. Ahí las dos camionetas volcaron. Si no, el destino era Reconquista y de ahí a Paraguay.
El ingeniero de Bayer está sospechado de ser cómplice -quizás por dinero-, porque en varios lugares se los vio con una bolsa repleta de dólares. Pero la participación del ingeniero está en duda por sus declaraciones ante la justicia, que fueron incoherentes.
Cuando los encontraron, tenían 36 pesos y 190 dólares. Querían comer y, sin resistencia, se entregaron mansitos, cuando antes habían organizado dos tiroteos.
En cuanto a la complicidad de la Bonaerense, no está claro todavía, aunque el Superintendente de Investigaciones Larrauri no vigiló el domicilio de los parientes y tampoco el del “Faraón”, que los visitaba en la cárcel, lo cual les dio mucha ventaja.
La hipótesis más probable es que los dos Lanatta y Schillaci fueron los homicidas del triple crimen de General Rodríguez por encargo de Pérez Corradi, que está desparecido, y también por sectores de la Bonaerense que protegen al narcotráfico pero que no les suministraron fondos sino que solamente los dejaron moverse en la PBA sabiendo que era una fuga desesperada sin destino y que terminarían capturados o muertos.