EXCELENTE MEDIDA DE MACRI : Golpe al parasitismo: cerraron el Instituto Dorrego. Por Nicolás Márquez .
El
oficialista O´Donell en los años 90´(en la foto junto a Menem y
Scioli). Por entonces no le preocupaba lucrar con el revisionismo y se
dedicaba a defender al gobierno privatizador e indultador.
El
burócrata Victor Ramos (conocido por ser hijo del dirigente populista
Jorge Abelardo Ramos), se quejó horas atrás desde las páginas del
diario PERFIL por
la reciente medida del gobierno del Presidente Mauricio Macri,
consistente en decretar el cierre del llamado Instituto Nacional de
Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, presidido hasta ahora por el
quejumbroso en cuestión.
Lo cierto es que este rentable emprendimiento con disfraz académico, fue creado por Decreto de Cristina Kirchner en el año 2011, y
fue capitaneado en sus comienzos por el oficialista crónico Mario
“Pacho” O´Donnell (Secretario de Cultura de Alfonsín en los 80´,
Diputado menemista en los 90´ y devoto kirchnerista en el nuevo
milenio), quien nunca fue
más que un becario devenido en historiador de supermercado, tal como lo
acreditan sus pobrísimas obras publicadas: su
apología acerca del fusilador y racista Ernesto Che Guevara titulada
“La Vida por un Mundo Mejor”, no es más que un abaratado resumen de la
extensa obra del socialista francés Pierre Kalfón.
El
oficialista O´Donell en los años 90´(en la foto junto a Menem y
Scioli). Por entonces no le preocupaba lucrar con el revisionismo y se
dedicaba a defender al gobierno privatizador e indultador.
Desde su fundación, en el Instituto Dorrego participaron, además
de O´Donnell, otros escribas de lamentable y/o dudoso nivel, tales como
Felipe Pigna (el comerciante más taquillero), Eduardo Anguita
(condenado por la justicia por su labor criminal en el ERP), Ernesto
Jauretche (ex terrorista montonero), Hernán Brienza (el gordo que le
ceba mate a Victor Hugo en Telesur) o Araceli Bellota. Esta última dejó
de coquetear con los “gorilas” (fue panelista del glorioso programa
antikichnerista conducido por Malú Kikuchi) para transfuguear, sin
el menor disimulo, al kirchnerismo tan pronto consiguió este conchabo
historiográfico dedicado, sin exagerar, a la práctica del alpedismo
revisionista.
Eduardo
Anguita: tras estar once años preso por su actividad criminal en la
banda infanticida ERP, pasó a ejercer el rentable parasitismo estatal en
calidad de historiador kirchnerista.
Finalmente,
en el año 2014 el refunfuñador Victor Ramos fue designado como
presidente del Instituto de marras, siendo el ascendido personaje bien
coherente en su tradicional habilidad de aggiornarse a todos los
gobiernos de turno, tal como lo viene haciendo desde la época en la
cual, al igual que su colega O ´Donnel, fue funcionario menemista y
así lo acredita el propio Ramos en el ecuménico currículum obrante en su
portal de internet.
El último parásito del Instituto: Víctor Ramos, becario al servicio de todos los gobiernos.
En
la mencionada nota en PERFIL, Ramos alega que al cerrarse este
Instituto se advierte la “semilla del autoritarismo” del nuevo gobierno.
O sea que para este vividor no es autoritario quitarle a los
contribuyentes el dinero de sus impuestos para financiar los 15 millones
de pesos presupuestarios que el kirchnerismo otorgaba anualmente para
disfrute de estos vendedores de humo, quienes parodiando una función
facultativa se dedicaron a modificar la historia por medio de la
propaganda y la pseudociencia.
Felipe Pigna: el recaudador más exitoso de toda la chantada pseudointelectual progresista.
No
cabe ninguna duda de que esta medida del flamante gobierno es una
excelente noticia que no sólo empieza a redefinir el rol del Estado (el
cual no debería consistir en acomodar alcahuetes y amigotes), sino que
además se le pone coto a esta camarilla rufianesca de obsecuentes,
quienes por su indecoroso oficio militante capturaban desembolsos
millonarios que jamás podrían haber obtenido por mérito propio en el
mercado.
Gran
golpe al parasitismo acaba de dar el flamante gobierno, y quienes desde
siempre hemos sido víctimas y financistas involuntarios de todos estos
negociados e inmoralidades con revestimiento “cultural”, debemos
reconocer y celebrar este pequeño gran paso.