jueves, 4 de julio de 2019

ANEXO V. INDICIOS DE GUERRA


Como toda nación que se dispone a lanzar un ataque, la Argentina inició aprestos desde el momento mismo en que el Proceso de Reorganización Nacional llegó al poder. 
El desembarco en las Sándwich del Sur, en noviembre de 1976, fue la primera señal. En esa ocasión, Inglaterra no reaccionó y eso envalentonó a los altos jefes militares, quienes, de manera inmediata, se abocaron a trazar planes para emprender nuevas campañas. En 1978 fue el turno de Chile. 
Las islas del Canal de Beagle, que a la Argentina no le correspondían, fueron el argumento del que se valieron para avanzar en esa dirección. La disputa databa de 1970 y fue llevada a la justicia internacional, un tribunal arbitral se hizo cargo del tema y tras varios años de estudios, análisis y deliberaciones, falló a favor de Santiago, reconociéndole su jurisdicción sobre los mencionados territorios más una inmensa proyección marítima de 200 millas náuticas al este del Canal, que le devolvía la bioceanidad que había perdido definitivamente con la firma del célebre tratado de 18811. 

 
Pese a que en su momento, la Argentina aceptó la mediación y estuvo de acuerdo en elevar el asunto a una corte internacional y someterlo al arbitrio del Reino Unido, ante el resultado adverso, rechazó el fallo por considerarlo “insanablemente nulo” e inició los preparativos para invadir a la nación vecina. Una aberración jurídica seguida por un acto de prepotencia sin precedentes en esta parte del mundo. La oportuna intervención del Papa y el gobierno de Estados Unidos, solicitadas por Chile como último recurso, evitaron la catástrofe y trajeron la paz a la región. 
En 1979 el régimen castrense comenzó a enviar tropas y armamento a Nicaragua, para sostener al tambaleante gobierno de Anastasio Somoza Debayle; ese mismo año apoyó la asonada de Alberto Natusch Bush en Bolivia y al año siguiente intervino directamente en el golpe de Estado que derrocó a la presidenta constitucional Lidia Gueiler Tejada y colocó en su lugar al general Luis García Meza y su ministro del Interior, coronel Luis Arce Gómez, seriamente cuestionado por sus vínculos con el narcotráfico. 
Entre 1980 y 1981 comenzó a enviar personal y armas a Centroamérica, más precisamente a Honduras, Guatemala y Costa Rica, para combatir desde allí a la revolución sandinista y las guerrillas salvadoreñas neutralizando, de paso, la presencia cubana en el área y el accionar de grupos subversivos argentinos que operaban en el istmo, especialmente Montoneros y el ERP, todo ello con la venia y financiación de Estados Unidos. Finalmente, en 1982, se lanzó a la conquista de los archipiélagos australes, es decir, las islas Malvinas y Georgias del Sur (las Sandwich, como hemos dicho, ya estaban en su poder), desencadenando una guerra a gran escala, con un despliegue de buques y aeronaves como no se veía desde la Segunda Guerra Mundial. 
Igual que ocurrió durante la crisis del Beagle, las Fuerzas Armadas Argentinas iniciaron aprestos y efectuaron una escalada de maniobras y ejercicios que por su magnitud, llamaron la atención de los servicios de inteligencia occidentales y pusieron en alerta a las naciones del hemisferio, en especial Chile, siempre temerosa de una agresión por parte de sus vecinos.
Para darnos una idea de semejante movimiento, nos enfocaremos en dos componentes de la Armada: la 1ª Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros y la 2ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, que junto a las unidades de superficie, en especial el portaaviones “25 de Mayo”, el crucero “General Belgrano”, los destructores “Santísima Trinidad”, “Hércules”, “Piedrabuena”, “Hipólito Bouchard” y “Py” y los transportes “Bahía Paraíso” y “Bahía Aguirre”, sintetizan lo que fue un movimiento de envergadura que implicó a al vasto engranaje militar argentino en su conjunto. 
El 12 de noviembre de 1981, el alto mando naval asignó el transporte ARA “Bahía Paraíso” (B-1), a la Agrupación Naval Antártica, para la provisión de las bases argentinas en el continente blanco. La embarcación, construida en los Astilleros Príncipe y Menghi S.A. de Dock Sud, había sido botada el 31 de julio del año anterior y acababa de superar la etapa de análisis y control a la que se hallaba sometida desde entonces. Junto con el “Bahía Aguirre” y el “Santísima Trinidad”, pasó a la condición III, tal como consta en el Boletín Naval Confidencial del 22 de diciembre de 1981. Ese mismo día, el primero fue puesto en la condición V.B-1º y el destructor destinado al Comando de Operaciones. 
Al “Santísima Trinidad” le fueron asignados helicópteros AI-03 Alouette III 3H-110 de la Primera Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros (EAH1), cuya misión era realizar tareas de transporte de carga, traslado de personal, misiones de exploración y faenas varias durante la Campaña Antártica 1980/1981. 
En primer semestre, la EAH1 llevó a cabo una serie de ejercicios que se extendieron hasta el mes de junio, cuando dio comienzo la Operación Oso. Los mismos se dividieron en seis etapas de mar que se iniciaron a principios de año con el embarque de aeronaves en el ARA “25 de Mayo” (V-2), y otras unidades como los ARA “Santísima Trinidad” (D-2), ARA “Hércules” (D-1), ARA “Piedrabuena” (D-29) y ARA “Hipólito Bouchard” (D-26). 
Al comenzar la primera etapa, fueron embarcados tanto en el “25 de Mayo” como en los dos primeros, un Sea Lynx WG.13 y tres Alouette III AI-03 que totalizaron 36,8 y 45,5 horas de vuelo respectivamente. En la segunda, otro WG.13 fue asignado al “Hércules” y tres AI-03 al “25 de Mayo”, para misiones de rescate el primero y recalificación de pilotos los dos últimos. 
La tercera etapa comprendió la mencionada Operación Oso (10 al 23 de junio de 1981), destinada a prácticas de navegación en travesía, misiones de rescate, ejercicios, táctica, instrucción en montaña y nieve, reconocimiento de zona, ejercitación con armas de fuego, lanzamiento efectivo de cuatro misiles AB11, dos de ejercicio y dos de combate; tiro efectivo con los cañones de 20 mm sobre un blanco fijo y otro móvil, prácticas de tiro con ametralladoras MAG 7,62 mm, sobre objetivos de las mismas características, misiones de rescate, reabastecimiento de los helicópteros sin tomar cubierta (VERTEP), vuelos nocturnos, reconocimiento armado, ataques sorpresa a lanchas rápidas, ejercicios de supervivencia y trabajos en colaboración con otros comandos, totalizando 269,6 horas de vuelo. Para ello, seis AI-03 se trasladaron a la Base Aeronaval de Ushuaia (10 de junio), cuyo personal se hallaba alistado desde el día anterior. 
Durante la cuarta etapa el “25 de Mayo” recibió tres AI-03, los cuales cumplieron 78,4 horas de vuelo; en la quinta un WG.13 pasó al “Hércules” y tres AI-03 al “25 de Mayo”, para participar en los ejercicios Preunitas. Finalizados los mismos, se les sumó un cuarto aparato como aeronave de rescate para la Operación Unitas XXII, que se llevaría a cabo junto a las armadas de Estados Unidos, Brasil y Uruguay2, entre agosto y septiembre de 1981.
En la última etapa, se le asignaron al “25 de Mayo” un WG.13 y tres AI-03, otro al crucero ARA “General Belgrano” (C-4) y dos al “Piedrabuena” y el “Hipólito Bouchard”. 
El WG.13 consignado al portaaviones debió efectuar un rescate real cuando un tripulante del pesquero “Urquin” cayó al mar; por su parte, el Alouette del “General Belgrano” hizo vuelos de reconocimiento fotográfico en el Teatro de Operaciones Sur (TOS), misión que también realizaron sus pares, embarcados en los destructores. 
Durante el Unitas XXII, se llevaron a cabo maniobras conjuntas junto al USS “Stump” de la Marina de los Estados Unidos, practicándose evaluación de radar y aproximaciones controladas al “Hércules”, al tiempo que se vectoreaban ataques a submarinos (VECTAS). 
Finalizada la misma, se concretó el Operativo Fraterno III con la Armada de Brasil (unidades clase Niteroi) durante el cual se practicaron ataques y vectoreos antisubmarinos (VECTACS), aproximaciones controladas, reconocimiento fotográfico, adiestramiento nocturno (PAYD), ejercicios diurnos, exploración antisuperficie nocturna con radar, PAYD diurno y ejercicios conjuntos en Trelew con el Batallón de Infantería de Marina Nº 2 (BIM2), del que tomó parte un AI-03 para hacer reconocimiento de zona y navegación. 
Para el Operativo OSO II, que se desarrolló a continuación, se trasladaron en vuelo hacia la Base Aeronaval de Río Grande, un WG.13 y cuatro AI-03, los cuales se integraron al Grupo Aeronaval regional. Durante el mismo, se practicaron ejercicios de ataque a la unidad, reconocimiento de zona, traslado de personal, transporte de carga, ataques coordinados a lanchas rápidas, navegación rasante, navegación de travesía y maniobras de helidesembarco en las que intervino el Batallón de Infantería de Marina Nº 5 (BIM5). En la ocasión, el WG.13 32, totalizó 4 horas de vuelo y los AI-03, 12,4 respectivamente. 
Otro Alouette III fue embarcado en el ARA “Py” (D-27) con la indicación de realizar reconocimiento de zona, ataques simulados a lanchas rápidas, exploración antisuperficie, VECTAS y disparos con sus cañones MG 121/20 de 20 mm.
El 28 de marzo fueron embarcados en el “25 de Mayo” tres AI-03; un WG.13 fue destinado al “Hércules” y otro al “Santísima Trinidad”, los cuales zarparon ese mismo día hacia el sur como parte de la Fuerza de Tareas 79 (FT-79), para tomar parte en la Operación Rosario. 
A mediados de mes, un cuarto AI-03 fue depositado sobre cubierta en el “Bahía Paraíso”, el cual zarpó de Ushuaia con destino a la Base Esperanza, en la Antártida (día 18), para seguir posteriormente hacia las Orcadas del Sur con la misión de desembarcar 23 tambores de combustible destinados a la dotación allí acantonada. Cinco días después, el buque se dirigió a las Georgias, escoltando a la corbeta ARA “Guerrico” (P-32), en apoyo del destacamento naval que brindaba cobertura a los operarios civiles que trabajaban en Puerto Leith. 
La misión de los AI-03, tanto en Malvinas como en Georgias del Sur, fue transportar carga y personal entre los buques y la estación de rescate en el portaaviones “25 de Mayo”, procediendo conjuntamente con el Grupo Aéreo Embarcado. La de los WG.13 consistió en calibrar los equipos de las unidades de superficie, efectuar búsqueda por radar y realizar traslado de personal. 
En esas faenas se encontraba la unidad cuando el 2 de abril de 1982, estallaron las hostilidades.
En 1980, la 2ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, estaba integrada por su comandante, capitán de corbeta Jorge Luis Colombo, sus iguales en el rango, Augusto César Bedacarratz, Roberto Curilovic y Roberto Agotegaray, los tenientes de navío Alejandro Armando Francisco, julio A. García, Abel Lanzavecchia, Luis Collavino y Julio Héctor Barraza y los tenientes de fragata Juan José Rodríguez Mariani, Armando Raúl Mayora y Carlos Rodolfo Machetanz.
Durante el mes de julio, a poco de la adquisición de catorce cazabombarderos Super Etendard a la Dassault-Breguet de Francia, se dispuso el envío de toda la unidad a ese país, con el objeto de iniciar la correspondiente instrucción.
Siguiendo el cronograma elaborado por el alto mando naval, el 23 de agosto partió con ese destino un primer escalón integrado por personal subalterno al mando del teniente de navío Julio García. El mismo se hallaba conformado por el SPAE A. Villarroel, los SIAE E. Candia, Osvaldo Fernández y J. Santi, los SSAE H. Bersano, H. Barrionuevo, J. Bazán, F. Saavedra y J. García; los SSET Edgardo Morales y Florencio Tejada, los SSAE José Bogado, J. Bonilla, J. Fernández, J. Cosnard, Juan Passeri, C. Miguel y H. Blázquez, los CPAE Ángel Sánchez, Mario Orellana, L. Córdoba, L. Choque y R. Chaile, los CPET Pedro Fernández y J. Del Biaggio, los CPAE Luis Caneda, E. Canseco, Domingo Ibáñez, N. Sánchez, N. Bilurón, C. Montenegro B. Colqui, J. Gallo, Carlos Banegas y Miguel García y los CIET Osvaldo Ortiz, Antonio Defelippe y R. Carrizo, quienes el 2 de septiembre, pasaron a Rochefort, para iniciar los cursos de francés en el Centre Interarmées de Formation Linguistique (CIFL).
Un segundo grupo, al mando del teniente de navío Jorge Antonio Frontero salió en los días siguientes, compuesto por los suboficiales Sergio Silva, César Maizon, Alfredo López, José González y Jorge Torres y el 10 de noviembre hizo lo propio el personal superior, el cual, una semana después (17 de noviembre), se trasladó a Rochefort, con la misma finalidad.
El 19 de diciembre el capitán Curilovic y los tenientes García y Rodríguez Mariani finalizaron el curso de francés, lo mismo el personal subalterno, trasladándose dos semanas después, a la Base Aeronaval de Landivaisau, en la península de Bretaña (5 de enero de 1981), con el objeto de comenzar el entrenamiento técnico y logístico de la unidad.
El 29 de enero, habiéndose incorporado al personal el teniente de navío Carlos Del Rosso, los capitanes Colombo y Bedacarratz así como el teniente Barraza completaron el curso de francés y diez días después (9 de febrero), iniciaron su instrucción en la Section Reactor Landivisiau (SRL), con el capitán Curilovic y los tenientes Francisco y Rodríguez Mariani. La misma incluía pruebas al comando de aviones Moran-Sounier.
El 20 de ese mes, terminó su curso de francés el resto de la dotación y el 2 de marzo, pilotos y personal especializado (oficiales), comenzaron el de conocimiento de los sistemas de a bordo en el SIT (Service d'Instruction Technique).
A las 16:25 horas del 13 de marzo, el capitán de fragata Julio Lavezzo, de destacada participación durante el conflicto del Canal de Beagle3, efectuó el primer aterrizaje al comando de un Super Etendard en la referida base aeronaval (matrícula 3-A-203). Por tal motivo, se efectuó una formación especial de recibimiento compuesta por personal argentino y francés. Seis días después, hizo lo propio un segundo avión (matrícula 3-A-205) y el 23 finalizó el curso de conocimiento del avión, oportunidad en la que fue presentado el equipo de instrucción francés, integrado por el capitán de corbeta Habert, el teniente de navío Josa, su par De Labovdinier y el oficial Roussin.
De esa manera, dieron comienzo los cursos de adaptación y entrenamiento en los simuladores de vuelo del Section Reactor Landivisiau, el mismo día en que hizo su arribo el aparato matrícula 3-A-202.
El personal subalterno completó el conocimiento de las diferentes secciones del cazabombardero el 25 de marzo, un día antes de la llegada del cuarto avión (matrícula 3-A-204), seguido el 1 de abril por el último de aquella primera serie (matrícula 3-A-201). En la ocasión, se realizó una nueva formación de recibimiento, encabezada por el capitán de navío Julio Corti.
Durante la jornada, los capitanes Jorge L. Colombo y Augusto C. Bedacarratz efectuaron su primer vuelo en dos de los Super Etendard, seguidos el 3 de abril, por el capitán Curilovic y los tenientes Francisco y Rodríguez Mariani, en tanto los restantes pilotos (Agotegaray, Collavino, Mayora y Machetanz), comenzaban su período de adiestramiento al comando de los Moran-Sournier.
El teniente Barraza hizo su primer vuelo en un Super Etendard el 8 de abril cuando Agotegaray, Mayora, Collavino y Machetanz, finalizaban su etapa de instrucción en la Section Reactor Landivisiau, seguido inmediatamente después por los dos primeros (15 de abril). Collavino y Machetanz realizaron los suyos 48 horas después.
Las prácticas y ejercicios continuaron hasta el 15 de mayo, cuando el gobierno francés suspendió provisoriamente los cursos, ante la asunción del nuevo gobierno, encabezado por François Mitterrand4.
El día 25 los marinos argentinos conmemoraron la fecha patria ofreciendo un almuerzo al que fueron invitadas autoridades militares y civiles y el 27 se reanudó el adiestramiento con nuevas prácticas y clases teóricas.
El 9 de junio fue una fecha especial porque en horas de la mañana el capitán Curilovic y el teniente Mayora realizaron con éxito los dos primeros enganches con sus respectivos Super Etendards a bordo del portaaviones “Clemenceau” (R-98), seguidos en días posteriores, por otros seis que permitieron completar la calificación de los pilotos.
Los vuelos de adiestramiento finalizaron el 30 de junio y quince días después comenzó el regreso del personal.
El 6 de julio los cinco primeros Super Etendard (que en definitiva, serían los únicos al congelar Francia la provisión de armamentos a la Argentina tras el estallido del conflicto) fueron enviados a Cazaux, para su posterior embarque en el puerto de Saint Nazaire, junto a los cinco misiles Exocet AM-39 y las correspondientes municiones, equipo que en su conjunto totalizaba más de doscientas toneladas de armamento.
El 28 el capitán Curilovic y el teniente Mayora5, regresaron a Francia para hacer el curso de señaleros de portaaviones mientras el resto de la unidad realizaba aprestos para trasladarse a la Base Aeronaval Comandante Espora con todo el componente. El movimiento comenzó el 10 de agosto, el mismo día en que el teniente de navío Abel Lanzavecchia pasó a depender del CIAFA Nº 2, y finalizó el 18, con el arribo del último contingente, integrado por el personal subalterno (47 efectivos en total).
El 17 de noviembre llegó al país el capitán Curilovic y al día siguiente atracó en Puerto Belgrano el ARA “Cabo de Hornos” (B-5), transportando en sus bodegas los primeros cinco Super Etendard. Una vez desembarcados, fueron llevados hasta un aeródromo ubicado a 7 kilómetros de la base para su testeo y posterior traslado en vuelo a Comandante Espora. Los primeros cuatro volaron el 19 por la mañana, no así el quinto, que demoró su partida por problemas técnicos.
Coincidiendo con el pase del capitán Carlos Del Grosso al Arsenal Naval Nº 2, se hizo presente en Espora el teniente Julio García, encabezando al personal subalterno que realizó la estiba y traslado al país de los cinco cazabombarderos francses, junto a los misiles y el resto de las provisiones.
El 7 de diciembre tuvo lugar la ceremonia de incorporación a la escuadrilla, la cual fue presidida por el comandante en jefe de la Armada Argentina, Alte. Jorge Isaac Anaya y contó con la presencia de su par del Ejército, Tte. Gral. Leopoldo Fortunato Galtieri. Una semana después (14 de diciembre) llegó de regreso, el teniente de fragata Mayora, quien había quedado un tiempo más en Francia para terminar su adiestramiento y completar el papeleo burocrático.
A comienzos de 1982, la actividad de la Escuadrilla se intensificó notoriamente. El 15 de enero, el teniente Mayora hizo efectivo su pase a la Escuela de Oficiales de la Armada (ESOA), perteneciente al Comando de Aviación Naval (COAN). Una vez finalizado el período de licencias anuales, se reiniciaron los ejercicios de adiestramiento, con vuelos destinados a evaluar la performance del radar en emisiones sobre blancos navales y vuelos nocturnos (4 de marzo). 
El día 17, el teniente García viajó a Francia para supervisar el traslado de los nueve Super Etendard restantes, comisión que, como es sabido, no dio resultados dado que el estallido de las hostilidades movió al gobierno galo a congelar la entrega de armamento a la Argentina. 
El 30, le fue requerida a la unidad una evaluación del tiempo que llevaría lanzar un misil Exocet AM-39. La respuesta llegó ese mismo día, estimándose su concreción en un mes, incluyendo el adiestramiento diurno de los pilotos y la puesta en servicio del sistema de armas. Para ello, se tomó en cuenta la visita a nuestro país del personal especializado de la Aeroespatiale, pero la puesta en marcha de la Operación Rosario (28 de marzo), apresuró el estudio de las tácticas a emplear así como los perfiles de vuelo con y sin reaprovisionamiento aéreo6
El 30 de marzo, el teniente Mayora estaba de regreso. Desde hora temprana, los Super Etendard realizaron pruebas de carrera, despegue y aterrizaje empleando para ello la configuración prevista para operar en pistas cortas, como la de Puerto Argentino (1200 metros). También se llevaron a cabo vuelos para evaluar la táctica de ataque. 
El 7 de abril tuvo lugar una reunión a bordo del destructor “Hércules”, donde su comandante hizo una pormenorizada crítica de la táctica en cuestión, coordinándose seguidamente un ejercicio conjunto. 
Al día siguiente, el teniente Collavino pasó en comisión al portaaviones “25 de Mayo” y comenzó el adiestramiento de los pilotos por parejas, buscando con ello, minimizar las comunicaciones. Las mismas quedaron formadas de la siguiente manera: Colombo-Machetanz, Bedacarratz-Mayora, Agotegaray-Rodríguez Mariani, Curilovic-Barraza y Francisco-Collavino. 
El 10 de abril, se concretaron las primeras prácticas de reaprovisionamiento en vuelo con un Hércules KC-130 de la Fuerza Aérea Argentina y el 11 finalizaron las verificaciones para poner en servicio los misiles Exocet. Participaron de las mismas, además de Rodríguez Mariani y Machetanz, el teniente de fragata Jorge Antonio Frontero y personal subalterno integrado por los suboficiales Osvaldo Fernández, Edgardo Morales, Florencio Tejada, José Bogado, Juan Passeri, Ángel Sánchez, Mario Orellana, Luis Caneda, Domingo Ibáñez, Carlos Banegas, Miguel García, Osvaldo Ortiz, Antonio Defelippe, Pedro Fernández, Jorge Torres, José González, Alfredo López, César Maizón y Sergio Silva. 
El 12 de abril el teniente Mayora embarcó en el destructor “Hércules”, a efectos de observar las prácticas de ataque que la unidad Super Etendard realizó sobre dicho destructor y tres días después, el binomio Bedacarratz-Mayora completó la primera práctica de ataque con reaprovisionamiento aéreo, abasteciéndose con un KC-130 a 250 millas náuticas (MN) de Espora, para luego simular un ofensiva contra el “Santísima Trinidad”, cuya posición fue informada por un Grumman S-2 Tracker. 
La mañana del 18 de abril partió hacia la Base Aeronaval de Río Grande el primer escalón de la escuadrilla, seguido 24 horas después por el segundo con los aviones de apoyo. El 20 se realizaron vuelos de adiestramiento en la zona de Río Grande, los cuales llevaron casi toda la jornada y en las primeras horas del 24, los pilotos se trasladaron a Puerto Argentino (islas Malvinas), para reconocer el aeródromo y las zonas de aproximación, regresando a Tierra del Fuego en las primeras horas de la tarde. 
El 30 de abril llegó procedente de Francia el teniente García, dando cuenta del resultado infructuoso de sus gestiones. El gobierno de Francia, atento a sus compromisos en la OTAN, decidió apoyar abiertamente a Gran Bretaña, no solamente congelando el suministro de armamentos y adoptando medidas económicas sino también, reteniendo al equipo técnico que debía adiestrar al personal naval en el dispositivo Super Etendard-Exocet. 
El 1 de mayo, reiniciadas las hostilidades en el Atlántico Sur, se ordenó el primer ataque aéreo con todas las aeronaves posibles. Ante la presencia de buques enemigos batiendo posiciones propias en Puerto Argentino, la unidad alistó dos formaciones, asignándole a la primera (Colombo-Machetanz), un blanco ubicado a 52º 20’ S/W 57º 50’ N, que navegaba hacia el sur del estrecho de San Carlos y a la segunda (Bedacarratz-Mayora), dos más, en forma consecutiva. 
A las 16:30 decoló la primera sección, en busca del avión-cisterna, pero cuando el capitán Colombo (aeronave matrícula 3-A-204), realizaba el trasvasamiento de combustible, se detectó una pérdida que motivó el regreso de ambos a la base.  
El binomio Bedacarratz-Mayora recibió la orden de atacar el objetivo de la primera sección pero cuando los pilotos hacían la verificación de sus respectivos aparatos, la misma fue suspendida por la ausencia del KC-130 con el cual debían efectuar el reaprovisionamiento. 
Algo similar ocurrió el 3 de mayo, cuando encontrándose ambos en la cabecera de la pista a punto de decolar (Bedacarratz y Mayora), les llegó la orden de abortar la misión, debido a causas desconocidas por la unidad. 
El 4 de mayo, la escuadrilla tuvo su bautismo de fuego al impactar con un misil Exocet (binomio Bedacarratz-Mayora), al destructor HMS “Sheffield” (D80), provocando su hundimiento, seis días después.
Referencias 
1 A fines de 1878, el gobierno de Chile, encabezado por su presidente, Aníbal Pintos, cedió a la Argentina los territorios australes a través de un documento oficial en el que reconocía su soberanía, ratificado dos años y medio después por el Tratado de 1881. Ver al respecto: Alberto N. Manfredi (h), “Chile pierde definitivamente la Patagonia” (http://crisisbeagle.blogspot.com.ar/2013/05/chile-pierde-definitivamente-la.html), en La guerra que no fue. La crisis del Canal de Beagle en 1978
2 El WG.13 del “Hércules” cumplió su misión realizando ejercicios nocturnos. 
3 El libro histórico de la unidad comienza con la siguiente leyenda: “Este segundo tomo del Historial de la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque se inicia con la adquisición a la República de Francia de 14 aviones Super Etendard. Al efecto de realizar los cursos de adiestramiento y logísticos se designó Personal Superior y subalterno que constituyeron la Plana Mayor y Dotación de la Unidad”. 
4 La tarde del 15 de diciembre de 1978, durante la crisis del Canal de Beagle, el capitán de corbeta Julio Ítalo Lavezzo y el teniente de fragata Julio Alberto Poch decolaron del portaaviones “25 de Mayo” a bordo de sus respectivos Skyhawks A4Q para interceptar al Aviocar Casa 212 matrícula N-146 de la Fuerza Aérea Chilena, que en esos momentos se desplazaba a 5000 pies de altura a los 58º 55’ S/63º 48’ O, forzándolo a retirarse. El capitán Lavezzo tenía a la aeronave chilena a distancia de tiro cuando la misma viró y huyó a gran velocidad. 
5 Asumirá el 21 de mayo de 1981. 
6 Habían vuelto al país el 15 y 20 de julio respectivamente. 
7 La unidad tomó conocimiento de la operación el 1 de abril, el mismo día del desembarco.

Fuentes 
-Historial de la 1ª Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros 1973-1983. 
-Historial de la 2ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (II Tomo). 
-Boletín Naval Confidencial Nº 12/81, 22 de diciembre de 1981.


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