LOS DÍAS EN PRISIÓN
Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara a punto de dejar la cárcel |
Quienes
se mantenían activos detrás del grupo insurgente, eran los agentes
secretos de Batista, quienes desde su llegada a territorio mexicano le
seguían los pasos, tomando minuciosa nota de todos sus movimientos. De
esa manera, chequeada la información, la enviaban a su gobierno y este, a
través de su embajada, la daba a conocer a su par mexicano para que
adoptase las medidas tendientes a neutralizar su accionar.
Por entonces Fidel había encomendado a un traficante, el mexicano Antonio del Conde Pontones, apodado “El Cuate”1,
que consiguiese una partida de armas en Estados Unidos, su país natal y
tratase de obtener una embarcación para transportar a los combatientes a
Cuba, recomendándole expresamente mucha cautela.
Por
aquellos días, una noticia que se había filtrado a través de la red de
informantes, tenía preocupado al grupo revolucionario: el Servicio de
Inteligencia Militar Cubano había enviado un sicario a México, con
instrucciones de asesinar a Fidel.
Al
tanto del plan, el jefe rebelde se ocultó en varias de las casas que
había mandado alquilar en la capital azteca y en ellas dejó pasar el
tiempo, en espera de que el peligro fuera neutralizado.
Viendo
que su enemigo estaba al tanto de la operación, Batista ordenó a su
asesino regresar a la isla pero dejó a varios de sus hombres para que
auxiliasen a la policía local en sus trabajos de pesquisa, rastreo y
detención.
El
20 de junio por la noche, Fidel Castro salió de una de las propiedades
clandestinas que arrendaba en la capital mexicana y echó a andar por las
solitarias calles del barrio en compañía de Universo Sánchez y Ramiro
Valdés.
Repentinamente,
al cabo de un par de cuadras, aparecieron varios automóviles de los que
descendieron numerosos individuos apuntándoles con sus armas.
El propio Castro ha relatado los detalles de su detención en el libro Guerrillero del tiempo de Katiushka Blanco.
…
no iba solo, nos repartimos, yo iba delante con otro compañero, detrás
iba Ramirito como a 50 metros; pero parece que por allí, por alguna
casualidad, andaban uno o dos carros de la Policía Federal y les pareció
extraño aquel movimiento.
Entonces,
cuando el otro compañero y yo íbamos llegando a otra esquina donde
había una casa en construcción, vimos un carro que venía en la dirección
contraria, frenó ruidosamente y de él se bajaron varios hombres; me
puse detrás de una columna para impedir lo que parecía un secuestro,
suponía a Ramirito detrás de mí, y fui a sacar una pistola automática
con peine de 20 tiros.
Creía
contar con Ramirito a 50 metros detrás. ¿Qué hizo la Federal de
Seguridad? Operó de forma perfecta, parece que llegaron en dos carros:
uno lo situaron delante, al llegar a la esquina bajó a los hombres; el
otro venía detrás, a 80 metros más o menos del primero, capturó a Ramiro
y bajó a sus hombres. En el momento en que yo estaba sacando el arma,
un hombre de la Federal me puso la pistola en la nuca y no me permitió
moverme. Estaban bien entrenados los hombres de aquella institución. Yo
estaba bien posesionado tras las columnas del edificio en construcción.
Era un barrio de ricos, casi despoblado. Este episodio lo conté en
detalles al comandante nicaragüense Tomás Borge, aparece en el libro Un grano de maíz.
Fue
mucho mejor que las cosas ocurrieran así, porque si se produce el
combate, habríamos podido matar a tres o cuatro hombres de la Federal,
creyendo que se trataba de unos gángsteres [sic] o agentes de Batista.
¡Qué clase de problema habríamos creado! Fue muy peligroso aquel
momento, tanto porque pudieron matarnos como porque habríamos podido
matar a varios policías mexicanos que demostraron ser cumplidores y
serios2.
Rodeado por los representantes del orden, al grupo de cubanos no le quedó más remedio que entregarse
-¡Las manos en alto! - gritaron los agentes sin dejar de apuntar.
Como
Fidel tardó en reaccionar, los sujetos tomaron del cuello a Universo y
Ramiro y utilizándolos como escudos, volvieron a repetir la directiva.
-¡¡Levante las manos ahora mismo!!
El
aludido obedeció y casi enseguida, dos fornidos agentes le cayeron
encima para maniatarlo y subirlo a un furgón. Lo mismo hicieron con sus
compañeros y al cabo de unos segundos, los vehículos partieron a toda
prisa, haciando rechinar sus neumáticos sobre el pavimento.
Los
detenidos fueron conducidos a la estación migratoria de la calle Miguel
Schultz 27 y allí quedaron alojados, a disposición de la justicia.
Al
día siguiente, a las 11 de la mañana, agentes federales irrumpieron en
el departamento de María Antonia y arrestaron a la dueña de casa y a
otros dos individuos que se encontraban allí3.
Durante
las redadas, fueron detenidas más personas, entre ellas Hilda, que con
su pequeña hija en brazos fue conducida a la estación migratoria para
ser interrogada sobre el paradero de su marido.
Fidel
manifestó, tiempo después, que la policía los creía una organización
delictiva dedicada al contrabando de mercancías desde Estados Unidos,
pero eso contradice sus propias versiones en cuanto a que Batista había
enviado agentes de inteligencia para colaborar con las fuerzas locales.
Como no podía ser de otro modo, con el correr de los años surgieron tardías versiones de torturas, apremios y extraños individuos hablando inglés en los lugares de detención (ésta última aportada por Hilda), pero ninguna de ellas parece tener consistencia. Cuando se repara en las fotografías que muestran a los guerrilleros en la cárcel, se los ve a todos de buen aspecto y sin indicios de haber recibido malos tratos por lo que es dable suponer que se trata de versiones destinadas a adornar la historia.
Fidel Castro en prisión |
Como no podía ser de otro modo, con el correr de los años surgieron tardías versiones de torturas, apremios y extraños individuos hablando inglés en los lugares de detención (ésta última aportada por Hilda), pero ninguna de ellas parece tener consistencia. Cuando se repara en las fotografías que muestran a los guerrilleros en la cárcel, se los ve a todos de buen aspecto y sin indicios de haber recibido malos tratos por lo que es dable suponer que se trata de versiones destinadas a adornar la historia.
Ese
mismo día Guillén Zelaya, Cándido González y Julio Díaz fueron
trasladados a la cárcel migratoria de la 6ª Sección, donde quedaron
alojados en celdas separadas. En la ciudad, mientras tanto, continuaban
las detenciones.
El
día 24, el cuartel guerrillero de “Santa Rosa” fue rodeado por fuerzas
policiales; sus trece ocupantes, ignorantes de lo que acaecía en la
capital, fueron obligados a arrojarse al piso y ahí estuvieron tirados,
con las manos sobre la nuca, hasta que se les ordenó abordar los
furgones en los que fueron trasladados a la cárcel de Miguel Schultz.
Pierre Kalfon ofrece la descripción más colorida de aquel copamiento:
Cuando
la policía informa a Castro que harán una redada en el campamento de
Santa Rosa, del que le enseñan incluso fotografías, éste reacciona
inmediatamente. Tiene que evitar un enfrentamiento tan mortífero como
inútil, pues el enemigo está en Cuba y no en México. Consigue
acompañarlos. El 24 de junio, cuando los jeeps y vehículos de la policía
se acercan a la hacienda, Guevara está de centinela en la copa de un
árbol. Mientras los vehículos se detienen, descubre a Fidel que se
adelanta solo, al descubierto, durante doscientos metros, para que sus
amigos atrincherados puedan reconocerlo. Estuve a punto de permanecer
oculto en mi árbol – confesará más tarde Ernesto a Hilda-, pero Fidel
pidió que nos rindiéramos todos. Rece hombres son detenidos. Escapan
Raúl Castro y un pequeño grupo que se encarga de ocultar las armas tras
una colina vecina4.
La
policía mexicana también detuvo a la novia ocasional de Fidel Castro, a
la que mantuvo bajo arresto durante tres días. El hecho fue verídico
pero el relato que la joven hizo varios años después, parece viciado de
fantasía: “La gente de Batista, me
agarró en la calle. Estuve tres días encerrada. Me tenían drogada, sólo
recuerdo que hubo un tiroteo muy fuerte y que me rescataron”5. Según la española, su “caballero andante” fue el mismísimo Fidel6,
aunque no queda del todo claro como hizo para rescatarla cuando en ese
momento se encontraba en la cárcel junto al resto de la legión.
Los
arrestos continuaron durante todo el día 25 y finalizaron el 3 de
julio, con la captura de los dos últimos cubanos, elevando el número de
detenidos a veintisiete.
La prensa mexicana cubrió el acontecimiento, dedicándole amplios espacios en los medios.
Las
autoridades acusaron a Castro de tramar un golpe para asesinar a
Batista, ayudado por militantes comunistas de su país y de la tierra que
le había dado acogida y basado en esa premisa, el gobierno de Cuba
pidió su extradición, junto a la de todos sus connacionales.
El 6 de julio Ernesto les escribió una inquietante carta a sus padres:
México, Julio 6 de 1956. Cárcel de la Gobernación.
Queridos viejos:
Recibí
tu carta (papá) aquí en mi nueva y delicada mansión de Miguel Schultz,
junto con la visita de Petit que me informó de los temores de ustedes.
Para que tengas una idea historiaré el caso.
Hace
un tiempo, bastante tiempo ya, un joven líder cubano me invitó a
ingresar a su movimiento, movimiento que era de liberación armada de su
tierra, y yo, por supuesto, acepté. Dedicado a la ocupación de preparar
físicamente a la muchachada que algún día debe poner los pies en Cuba,
pasé los últimos meses manteniéndolos con la mentira de mi cargo de
profesor. El 21 de junio (cuando hacía un mes que faltaba a mi casa en
México pues estaba en un rancho de las afueras) cayó preso Fidel con un
grupo de compañeros y en la casa figuraba la dirección donde estábamos
nosotros, de manera que caímos todos en la redada. Yo tenía mis
documentos que me acreditaban como estudiante de ruso, lo que fue
suficiente para que se me considerara eslabón importante en la
organización, y las agencias de noticias amigas de papá empezaron a
bramar por todo el mundo.
Eso
es una síntesis de los acontecimientos pasados; los futuros se dividen
en dos: los mediatos y los inmediatos. De los mediatos, les diré, mi
futuro está ligado a la revolución cubana. O triunfo con ésta o muero
allá. (Ésta es la explicación de una carta algo enigmática y romántica
que mandé a la Argentina hace algún tiempo) Del futuro inmediato tengo
poco que decir porque no sé qué será de mí. Estoy a disposición del juez
y será fácil que me deporten a la Argentina a menos que consiga asilo
en un país intermedio, cosa que estimo sería conveniente para mi salud
política.
De
todas maneras tengo que salir al nuevo destino, quede en esta cárcel o
salga libre. Hilda retornará al Perú, que ya tiene nuevo gobierno y ha
dado amnistía política.
Por
motivos obvios disminuirá mi correspondencia, además, la policía
mexicana tiene la agradable costumbre de secuestrar las cartas, de modo
que no escriban sino cosas de la casa, banales. A Beatriz les das un
beso, le explicás por qué no escribo y le dicen que no se preocupe en
mandar diarios por ahora.
Estamos
en vísperas de declarar una huelga de hambre indefinida por las
detenciones injustificadas y las torturas a que fueron sometidos algunos
de mis compañeros. La moral de todo el grupo es alta.
Por
ahora sigan escribiendo a casa. Si por cualquier causa que no creo
puedo escribir más y luego me toca las de perder consideren estas líneas
como de despedida, no muy grandilocuente, pero sincera.
Por
la vida he pasado buscando mi verdad a los tropezones y ya en el camino
y con una hija que me perpetúa he cerrado el ciclo. Desde ahora no
consideraría mi muerte una frustración, apenas como Hikmet: “Sólo llevaré a la tumba la pesadumbre de un canto inconcluso.”
Los besa a todos.
Ernesto7
Nueve
días después, le hizo llegar a su madre una nueva misiva con mayores
detalles e incluso reproches por manifestar cierta falta de visión.
México, Julio 15 de 1956
No
soy Cristo y filántropo, vieja, soy todo lo contrario de un Cristo, y
la filantropía me parece cosa de... (palabra ilegible), por las cosas
que creo, lucho con toda las armas a mi alcance y trato de dejar tendido
al otro, en vez de dejarme clavar en una cruz o en cualquier otro
lugar. Con respecto a la huelga de hambre estás totalmente equivocada:
dos veces la comenzamos, a la primera soltaron a 21 de los 24 detenidos,
a la segunda anunciaron que soltarían a Fidel Castro, el jefe del
Movimiento, eso sería mañana, de producirse como lo anunciaron
quedaríamos en la cárcel sólo dos personas. No quiero que creas como
insinúa Hilda que los dos que quedamos somos los sacrificados, somos
simplemente los que no tienen los papeles en condiciones y por eso no
podemos valernos de los recursos que usaron nuestros compañeros. Mis
proyectos son los de salir al país más cercano que me dé asilo, cosa
difícil dada la fama interamericana que me han colgado, y allí estar
listo para cuando mis servicios sean necesarios. Vuelvo a decirles que
es fácil que no pueda escribir en un tiempo más o menos largo.
Lo
que realmente me aterra es tu falta de comprensión de todo esto y tus
consejos sobre la moderación, el egoísmo, etc, es decir las cualidades
más execrables que pueda tener un individuo. No sólo no soy moderado
sino que trataré de no serlo nunca, y cuando reconozca en mí que la
llama sagrada ha dejado lugar a una tímida lucecita votiva, lo menos que
pudiera hacer es ponerme a vomitar sobre mi propia mierda. En cuanto a
tu llamado al moderado egoísmo, es decir, al individualismo ramplón y
miedoso, a las virtudes de XX debo decirte que hice mucho por
liquidarlo, no precisamente a ese tipo desconocido, menguado, sino al
otro, bohemio, despreocupado del vecino y con el sentimiento de
autosuficiencia por la conciencia equivocada o no de mi propia
fortaleza. En estos días de cárcel y en los anteriores de entrenamiento
me identifique totalmente con los compañeros de causa. Me acuerdo de una
frase que un día me pareció imbécil o por lo menos extraña, referente a
la identificación tan total entre todos los miembros de un cuerpo
combatiente, que el concepto yo había desaparecido totalmente para dar
lugar al concepto nosotros. Era una moral comunista y naturalmente puede
parecer una exageración doctrinaria, pero realmente era (y es) lindo
poder sentir esa remoción de nosotros...
(Las manchas no son lágrimas de sangre, sino jugo de tomate.)
Un
profundo error tuyo es creer que de la moderación o el «moderado
egoísmo» es de donde salen inventos mayúsculos o obras maestras de arte.
Para toda obra grande se necesita pasión y para la revolución se
necesita pasión y audacia en grandes dosis, cosas que tenemos como
conjunto humano. Otra cosa rara que te noto es la repetida cita de Tata
Dios, espero que no vuelvas a tu redil juvenil. También prevengo que la
serie de S.O.S. que lanzaron no sirve para nada: Petit se cagó, Lezica
escurrió el bulto y le dio a Hilda (que fue contra mis órdenes) un
sermón sobre las obligaciones del asilado político. Raúl Lynch se portó
bien, desde lejos, y Padilla Nervo dijo que eran ministerios distintos.
Todos podían ayudar pero a condición de que abjurara de mis ideales, no
creo de vos que prefieras un hijo vivo y Barrabás a un hijo muerto en
cualquier lugar cumpliendo con lo que él considere su deber. Las
tratativas de ayuda no hacen más que poner en aprietos a ellos y a
mí....
Además
es cierto que después de deshacer entuertos en Cuba me iré a otro lado
cualquiera y es cierto también que encerrado en el cuadro de una oficina
burocrática o en una clínica de enfermedades alérgicas estaría jodido.
Con todo, me parece que ese dolor, dolor de madre que entra en la vejez y
que quiere a su hijo vivo, es lo respetable, lo que tengo obligación de
atender y lo que además tengo ganas de atender, y me gustaría verte no
sólo para consolarte, sino para consolarme de mis esporádicas e
inconfesables añoranzas. Vieja, te besa y te promete su presencia si no
hay novedad.
Tu hijo,
el Che8
El
22 de ese mes, Fidel redactó una epístola en la que se desvinculaba de
toda relación con la izquierda, aclarando que su verdadero vínculo era
con el Partido Ortodoxo del fallecido dirigente anticomunista Eduardo
Chibás.
Mientras
tanto Raúl, que había logrado evadir a las fuerzas policiales, tomó
contacto con Juan Manuel Márquez, otro colaborador de su hermano recién
llegado de Estados Unidos y entre los dos contrataron a dos abogados de
prestigio, los doctores Alejandro
Guzmán Gutiérrez e Ignacio Mendoza Iglesias, para que tomasen el caso y
solicitasen el levantamiento de la incomunicación que pesaba sobre los
detenidos.
El
juez Manuel Lavalle Fuentes recibió el petitorio de manos de Guzmán y
tras estudiar el caso detenidamente, dispuso frenar las extradiciones de
los presos a Cuba y ordenar su inmediata liberación. El ministro del
Interior se opuso a aquella medida, argumentando que se había puesto en
marcha una conjura marxista contra su país y la nación caribeña pero
nadie le creyó, ni siquiera su propio gobierno, por lo que el 6 de julio
salió libre el primero de los acusados, seguido tres días después por
otros veinte y uno más el 10 de julio. Solo permanecieron en la cárcel
Fidel, Calixto García, el Che Guevara y dos hombres más, acusados de
situación ilegal por tener sus visados vencidos.
Fidel
se las arregló para hacer llegar un extenso artículo a la revista
“Bohemia” en La Habana, donde volvía a desvincularse del marxismo y
recordaba que en 1940 Batista había sido candidato comunista, filiación a
la que según el escrito, pertenecían muchos de sus funcionarios.
El Che junto a su hija Hildita en el patio de la cárcel |
Mientras
los abogados iban y venían, Hilda, siempre con su pequeña hija en
brazos, visitó varias veces a su marido en prisión. Incluso hay una
fotografía de Ernesto con la pequeña en el patio del penal, que lo
muestra sonriente y en buen estado.
En
uno de esos encuentros, el Che le entregó a su esposa un poema que
había escrito en el rancho de “Santa Rosa” y pensaba entregar a Fidel
una vez que estuviesen en alta mar. Como dice Kalfon, se trataba de un
canto al líder de la revolución en el que el joven médico argentino
exteriorizaba toda su admiración10.
No
hacía mucho, habían mantenido ambos, Fidel y él, una conversación en la
que Ernesto lo había conminado a seguir adelante y no poner la
revolución en peligro por él, un simple extranjero ilegal que llevaba
sobre sus hombros un bagaje de cargos. De acuerdo a sus palabras, si
debía hacerse algún esfuerzo en su favor, debía ser para extraditarlo a
algún país cercano y no a la Argentina.
-Yo no te abandono- le dijo Fidel cuando su amigo le hizo el planteo.
A
todo esto, hubo movilizaciones y manifestaciones de apoyo en todoe
México por parte de estudiantes, periodistas, intelectuales,
representantes, dirigentes obreros, políticos y artistas, entre ellos,
Lázaro Cárdenas, quien fuera su ministro de Marina, Heriberto Jara, el
líder del Partido Laborista Lombardo Toledano y los pintores Diego
Rivera y David Alfaro Siqueiros11.
Así
pasaron los días hasta que, finalmente, el 19 de agosto, los dos
últimos detenidos abandonaron el penal. Jon Lee Anderson hace hincapié
en que Fidel pudo haber pagado un soborno para ello y según palabras del
Che, había hecho cosas por amistad que llegaron a poner en riesgo su
actitud revolucionaria.
Cierto
o no, era imperioso acelerar los tiempos y pasar a la clandestinidad lo
antes posible porque el cerco sobre el grupo se estrechaba y era
cuestión de horas que las autoridades volviesen a arremeter contra
ellos.
Notas
1 Nacido en Nueva York el 5 de enero de 1926, había sido capitán del ejército mexicano y piloto civil.
2 Katiuska Blanco Castiñeira, Fidel Castro Ruz. Guerrillero del Tiempo, Primera Parte, Tomo II, Ruth Casa Edotorial, Panamá, 2012, pp. 387-388.
3 Pierre
Kalfon dice que los arrestos de María Antonia y otros cinco individuos
se produjeron la misma noche en que fue detenido Castro.
4 Pierre Kalfon, op. Cit, pp. 167-168.
5 Juan
José Robledo, “El amor imposible de Fidel”, diario “El País”,
Reportaje-Historia, 9 de noviembre de 2008
(http://elpais.com/diario/2008/11/09/eps/1226215610_850215.html).
6 ¿Cómo es posible que Fidel Castro haya rescatado a Custodio cuando se encontraba detenido?
7 Ernesto Guevara Lynch, op. Cit, pp. 136-137.
8 Ídem, pp. 140-142.
9 Juan Carlos Rivera Quintana, Breve historia de Fidel Castro, Ediciones Nowtilus S.L., Colección Breve Historia, Madrid, 2009, p. 115.
10 Vámonos/ardiente
profeta de la aurora/por recónditos senderos inalámbricos/a liberar el
verde caimán/que tanto amas/Vámonos/derrotando afrentas con la
frente/plena de martianas estrellas insurrectas/juremos lograr el
triunfo o encontrar la muerte/Cuando suene el primer disparo y se
despierte
en virginal asombro la manigua entera/allí/a tu lado/aguardando la postrer batalla nos tendrás/Y cuando
en virginal asombro la manigua entera/allí/a tu lado/aguardando la postrer batalla nos tendrás/Y cuando
llegue
al final de la jornada la sanitaria operación contra el tirano/allí a
tu lado/aguardando la postrer batalla nos tendrás/El día que la fiera se
lama el flanco herido donde el dardo nacionalizado le dé/allí a tu
lado, con el corazón altivo/nos tendrás/No pienses que puedan menguar
nuestra entereza las decoradas pulgas armadas con regalos/pedimos un
fusil, sus balas y una peña/Nada más/Y si en nuestro camino se interpone
el hierro/pedimos un sudario de cubanas lágrimas para que se cubran los
guerrilleros huesos en el tránsito a la historia americana/Nada más.
11 Ver Biografía del Che (8º) http://urumelb.tripod.com/che/literatura/biografia08.htm
Publicado 31st August 2014 por Alberto N. Manfredi (h)