jueves, 4 de julio de 2019

ANEXO VIII. AVIÓN IA-58 PUCARÁ

A mediados de 1967, el comando e la Fuerza Aérea Argentina (FAA) envió una circular al Área Material de la Fábrica Militar de Aviones (FMA), provincia de Córdoba, solicitando un avión de ataque y apoyo táctico polivalente, que dispusiera de gran maniobrabilidad y fuera capaz de operar desde pistas de tierra y/o dimensiones reducidas. En una palabra, se necesitaba una aeronave de combate destinada a cubrir las nuevas exigencias estratégicas que en líneas generales, consistían en tareas de reconocimiento ofensivo a baja altura en condiciones marginales, ataque de uso múltiple y apoyo de fuego cercano a fuerzas de superficie.
Un pormenorizado estudio preliminar demostró la viabilidad del proyecto y de esa manera, finalizando el año, se le encomendó al equipo técnico del Departamento de Producción de la FMA, dirigido por el ingeniero aeronáutico Héctor Eduardo Ruiz, la puesta en marcha de los trabajos.

El capitán ingeniero Ruiz contaba con una vasta experiencia en materia de diseños y producción, basada, fundamentalmente, en su desempeño al frente de programas de envergadura como el IA-50 GII Guaraní (primer avión de turbohélices desarrollado en América Latina) y el Constancia I, cuyos resultados le ganaron un merecido reconocimiento como profesional y especialista.
Reuniendo un equipo altamente calificado, del que formaban parte, entre otros, el ingeniero aeronáutico Aníbal Dreidemie, del área de Estructuras, Ruiz puso manos a la obra evaluando la posibilidad de un monoplaza bimotor monoplano de ala baja cantilever con tren retráctil, al que denominó AX-1. El mismo fue descartado para comenzar a trabajar en los planos de un programa más ambicioso: un biplaza monoplano metálico de ala baja, bi turbo hélice con asientos eyectables dispuestos en tandem y cabina amplia capaz de permitir una amplia visibilidad durante los ataques. Se lo designó AX-2 y una vez autorizado, se comenzó a trabajar en un primer prototipo-planeador de madera, que estuvo listo a mediados de febrero.
Finalizadas las pruebas en el túnel de viento, el 25 de febrero de 1968 se llevó a cabo el primer vuelo, con el legendario teniente Roberto Starc a los mandos. El mismo permitió evaluar el flujo aerodinámico en su conjunto, su aleteo y vibraciones, además de sus características generales de vuelo.
El aparato decoló remolcado por el Douglas C-47 TC-27 del Centro de Ensayos en Vuelo y una vez desprendida la amarra, se deslizó sin inconvenientes, demostrando su versatilidad y alta performance.
Starc aterrizó sin problemas y los datos que aportó sirvieron para subsanar algunas imperfecciones y mejorar el esquema en su conjunto.
Al tiempo que se realizaban nuevos vuelos de prueba, la FMA se abocó a la tarea de construir el primer prototipo, el AX-2 “Delfín”, equipado con dos turbohélices Garret TPE-331-U303. El mismo estuvo listo en agosto de 1969 y el 20 de ese mes efectuó su primer vuelo al comando del capitán Carlos O. Digier, elevándose luego de un carreteo normal sobre la pista de la fábrica.
El complejo parecía cumplir los requisitos solicitados por el comando de la fuerza. Su corta carrera de aterrizaje y despegue, permitía operar en condiciones óptimas reducidas, incluso en pistas de ripio y su capacidad de maniobra en tierra demostraba que era ideal para llevar a cabo operaciones aéreas tácticas, sobre todo en zonas montañosas y de tupida vegetación. Su sostén logístico era mínimo y requería de escaso personal y su diseño básico posibilitaba el acceso a sus diferentes sistemas.
Habiendo llegado a su fin el primer período de pruebas, el equipo de técnicos efectuó un detallado examen estructural y trabajando con celeridad tuvo listo el avión para un segundo ensayo, que se llevó a cabo al día siguiente, en presencia del comandante en jefe de la Fuerza Aérea, brigadier general Jorge Martínez Zuviria.
Efectuada una nueva experiencia (10 de octubre de 1969), se resolvió bautizar a la aeronave con el nombre de “Pucará”, palabra con la que los antiguos diaguitas y calchaquíes designaban a sus bastiones y fortalezas antes de la llegada de los españoles, ello a instancias de la esposa del teniente Digier.
En 1970 se decidió reemplazar la planta motriz del prototipo por una turbina Aztazou, previas gestiones realizadas ante la empresa Turbomeca de Francia. La primera prueba con el flamante motor se llevó a cabo el 2 de septiembre de 1970, de manera exitosa.
En 1972 comenzó a ser evaluada la posibilidad de producir el avión en serie. La primera unidad (aparato matrícula A-501), salió de fábrica en noviembre de 1974 y realizó su primer vuelo el 14 de ese mes, tripulado por el capitán Horacio Armando Orefice, uno de los pilotos asignados al flamante Grupo de Tareas Pucará, cuyo primer comandante fue el mayor José Ignes Rosset.
Rosset venía trabajando desde el mes de septiembre en la selección del personal que debía integrar el componente y abocarse a la tarea de acondicionar su primer destino, la Base Aérea Militar (BAM) Reconquista, en la provincia de Santa Fe, a partir de ese momento, asiento del Escuadrón I de Ataque. Desde el 31 de diciembre de 1973, solo operaba desde allí un avión Cessna 182 porque los últimos IA-35 Huanquero de su dotación, habían sido desafectados del servicio en esa fecha.
Ascendido al grado de vicecomodoro, Rosset recibió los dos primeros aparatos del escuadrón, el matrícula A-501, que quedó a su cargo y el A-502, asignado al capitán Jorge Igarzábal. De esa manera, se efectuaron los primeros vuelos de evaluación operativa (27 de agosto), seguidos por pruebas de tiro, combate aéreo, formación y acrobacia.
Las autoridades aeronáuticas parecieron quedar conformes con su formidable poder y polivalencia de fuego y decidieron continuar adelante con la producción en serie.
El IA-58 Pucará fue dotado de dos cañones Hispano-Suiza HS.804 de 20 mm (270 proyectiles), cuatro ametralladoras Browning calibre 7,62 (900 proyectiles), un pilón eyector en la parte inferior del fuselaje y otros dos bajo las alas, que le permitían transportar 1500 kilogramos de bombas y/o cohetes.
El 12 de enero de 1976 comenzaron los cursos de instrucción y preparación para los pilotos. Los aviadores que integraron la unidad, además de Rosset e Igarzábal fueron los tenientes José Vacarezza, Carlos Fillipi, Ricardo A. Grunert  y Carlos Varela, estos últimos de destacada actuación durante la guerra del Atlántico Sur, en 1982.
Por entonces, la unidad ya disponía de cuatro aviones, los mencionados A-501 y A-502 y los recién manufacturados A-503, entregado en octubre de 1975 y A-504, en noviembre del mismo año.
Desde 1970, la Argentina sufría los embates de la agresión subversiva que a fines de 1974 había incrementado su accionar al abrir un frente rural en la provincia de Tucumán. Puesto en marcha el Operativo Independencia a través del Decreto Nº 262/75 del Poder Ejecutivo Nacional (PEN), a instancias de la viuda del general Juan Domingo Perón, se cursaron directivas para movilizar a los diferentes componentes del arma que debían participar en las acciones.
Fue en ese marco, que el Escuadrón I de Ataque tuvo su bautismo de fuego.
Siguiendo instrucciones emanadas del comando de la Fuerza Aérea Argentina, a cuyo frente se encontraba el cuestionado brigadier general Héctor Fautario, fueron despachadas hacia el frente varias unidades con el propósito de combatir al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y la organización terrorista Montoneros, que cobraban fuerza a medida que se desarrollaban las acciones.
En el mes de octubre de 1975, el Escuadrón recibió la orden de alistamiento y poco tiempo después, su personal pasó al Teatro de Operaciones (TO) junto a los Skyhawk A4B y A4C de la V Brigada Aérea con asiento en San Luis y los Hércules C-130 de la I Brigada Aérea de El Palomar (Buenos Aires).
Utilizando la Escuela de Aviación Militar de Córdoba como base de operaciones, así como las rudimentarias pistas de tierra y ripio próximas a los campamentos de avanzada, en la misma provincia de Tucumán, los Pucará llevaron a cabo misiones de reconocimiento, relevamiento aerofotográfico, defensa y cobertura, facilitando el accionar de las tropas en tierra, sobre todo al concretar ataques directos sobre posiciones del enemigo en el monte y hostigamiento de sus secciones móviles (pelotones, avanzadas, patrullas y grupos de acción).
Durante las incursiones, se utilizaron cañones, bombas y cohetes, con los que se logró desarticular buena parte del dispositivo guerrillero al ser destruidos sus enclaves y campamentos en lo más profundo del monte, gracias a la detección efectuada previamente por elementos del Ejército (en algunos casos, comandos).
Los pilotos del Escuadrón 1 de Ataque desplegados en Tucumán durante el Operativo Independencia fueron:

Vicecomodoro José Ignes Rosset (Comandante)
Capitán Jorge Igarzábal
Teniente José Vacarezza
Teniente Carlos Fillipi
Teniente Ricardo A. Grunert
Teniente Carlos Varela,

Mientras se desarrollaban las acciones en suelo tucumano, la FMA entregó un quinto aparato, el Pucará matrícula A-505 (23 de noviembre de 1976), que participó junto a los anteriores en las prácticas de tiro que se llevaron a cabo entre el 30 de marzo y el 11 de abril de 1977, una vez concluida la guerra en la provincia norteña.
Al estallar la crisis del Canal de Beagle, estando la Argentina a punto de poner en marcha la Operación Soberanía para penetrar en suelo chileno (diciembre de 1978), la FAA desplegó sus IA-58 en las bases patagónicas, en previsión del inminente enfrentamiento.
Una vez más, el escuadrón al mando del vicecomodoro Ignes Rosset (ya todo un veterano por su participación en el Operativo Independencia) fue movilizado, en este caso hacia el sur. El 5 de diciembre de 1978, el mismo se desplazó hacia Puerto Santa Cruz, seguido cinco días después por el vicecomodoro Enrique Martiniano Carbo Bernard, cuyo destino fue Fuerte General Roca, en la provincia de Río Negro.
Brindaron su apoyo en aquella ocasión, la Fabrica Militar de Aviones en el escalón técnico, la Escuela de Aviación Militar aportando la logística y el Centro de Ensayos en Vuelo, que hizo lo propio con sus pilotos.
Cuando entre el 19 y 22 de diciembre Argentina puso en marcha la invasión, los Pucará recibieron la orden de alerta pero al ser detenida la la operación (algunas unidades de infantería llegaron a atravesar la frontera), se dispuso el repliegue, que comenzó a efectuarse a partir del día 23. La primera etapa se completó la mañana del 24, cuando los tenientes Ernesto Bartolomé Raffaini y Ricardo Grunert decolaron desde la Base Aérea Militar de General Roca con destino a Reconquista y la segunda el 10 de enero de 1979, cuando el escuadrón a cargo del vicecomodoro Ignes Rosset hizo lo propio desde Puerto Santa Cruz.
En 1981 el Escuadrón pasó a denominarse Grupo 3 de Ataque, que al momento de estallar el conflicto del Atlántico Sur, contaba con sesenta unidades IA-58.
Producido el desembarco en Malvinas, la unidad, componente de la III Brigada Aérea con asiento en Reconquista, comenzó a enviar sus aeronaves al litoral patagónico y desde allí al archipiélago, hasta completar un total de treinta y cinco aparatos, once de ellos distribuidos entre Comodoro Rivadavia y Santa Cruz y los veinticuatro restantes (Escuadrón Aeromóvil Pucará) desplegados en las islas. Se asignó una sección al aeropuerto de Puerto Argentino (BAM Malvinas), otra al aeródromo de Puerto Darwin (BAM Cóndor), y una tercera al de la Isla Borbón (Estación Aeronaval Calderón), próxima al caserío Peeble.
El 2 de abril de 1982, cruzaron desde Río Gallegos los primeros cuatro IA-58 Pucará (aviones matrícula A-523, A-529, A-552 y A-556). Una vez en Puerto Argentino, efectuaron vuelos diarios de a dos, a efectos de familiarizarse con el terreno y realizar reconocimiento aéreo. Sobrevolaron en varias oportunidades los caseríos de Darwin, Prado del Ganso, Teal Inlet, Fitz Roy y Puerto San Carlos así como establecimientos rurales y edificaciones abandonadas para dar cuenta de lo observado una vez de regreso en la capital.
El 9 de abril pasaron a Malvinas los aparatos matrícula A-502, A-506, A-509, A-513, A-517, A-520, A-527 y A-528. Cinco días después, comenzó el acondicionamiento del aeródromo de Darwin/Prado del Ganso, con la idea de instalar allí la BAM Cóndor (comandante: vicecomodoro Wilson Pedrozo). Se montaron piezas antiaéreas, se instaló el equipo de radio y se colocaron tambores y otros elementos para señalizar la pista de tierra de 450 metros de largo. A tal efecto, se despachó personal de tierra desde el continente, la mayoría suboficiales y cadetes de la Escuela de Aviación Militar, cuya misión era colaborar con las tareas de mantenimiento y hacer las veces de observadores. El 15 de abril llegaron a la base las unidades del Escuadrón de Helicópteros Malvinas.
El grueso de los Pucará permaneció en el continente, el Grupos 3 de Ataque en Santa Cruz y el 4 en Comodoro Rivadavia, realizando vuelos de vigilancia en previsión de posibles desembarcos enemigos sobre el litoral patagónico.
El primer IA-58 llegó a Darwin el 24 de abril y de manera inmediata hizo pruebas de fuego sobre un blanco situado en una pequeña isla, frente a las costas de Prado del Ganso. Para esa fecha, se habían descartado otros aeródromos como el de la Isla Borbón y el de los Leones Marinos, por considerárselos inaptos para operar. Sin embargo, al estallar las hostilidades, el primero recibiría provisoriamente algunas unidades, las mismas que fueron destruidas durante la acción de comandos llevada a cabo por el SAS el 15 de mayo de 1982.
El 29 de abril, ante la inminencia de un ataque británico, los doce Pucará de la BAM Malvinas (Puerto Argentino) pasaron provisoriamente a Darwin, quedando en su lugar un Aermacchi MB-339A con desperfectos mecánicos, los aviones civiles requisados y varias maquetas que se utilizaron a modo de señuelo.
Ese día, el escuadrón hizo varias salidas en parejas, siempre desde Darwin, para patrullar las inmediaciones de Puerto Argentino, Bahía Agradable, San Carlos y el norte de Teal Inlet.
Al producirse el ataque a Puerto Argentino, el 1 de mayo, la BAM Cóndor recibió un alerta temprana y puso a su personal en posición de combate. El primero vuelo de ese día lo realizó el veterano capitán Grunert junto con los tenientes Hernán Calderón, Alcides Russo y Roberto “Chino” Cimbaro, con la misión de realizar reconocimiento aéreo. Se reanudaban los combates y comenzaba la guerra a gran escala.
La unidad combatió con valor y determinación, un arrojo que fue reconocido por el enemigo; tuvo sus caídos en acción y se anotó varias victorias, incluyendo el derribo de dos helicópteros (ver capítulo 33 “Pucarás en acción”).


ESPECIFICACIONES GENERALES:

Origen: Argentina
Tripulación: 2
Longitud: 14,5 m.
Envergadura: 14,25 m.
Altura: 5,36 m.
Superficie alar: 30,3 m2.
Peso vacío: 4020 kg.
Peso máximo al despegue: 6400 kg.
Planta motriz: 2 MotóresTurbohélice Turbomeca "Astazou" XVI-G.
Potencia: 1021 cv. unitarios.


PRESTACIONES:

Velocidad máxima operativa: 590 km/h. (a 5600 m).
Velocidad crucero: 500 km/h.
Alcance: 3700 km.
Techo de servicio: 10.800 m.


ARMAMENTO:

2 cañones Hispano-Suiza HS.804 de 20 mm.
4 ametralladoras Browning calibre 7,62 mm (luego reemplazadas por FM M2)
POD para cañón de 30 mm.
Bombas Napalm de 100 kg.
Bombas de 125 kg.
Bombas de 225 kg.
Bombas "Snakeye" Mk-82 de 500 lbs.
Soportes para cohetes de 70 mm (19 cohetes c/u)
Soportes LAU-68 2,75" (7 cohetes c/u)
Lanzagranadas de 74 mm.

Fuentes
-Burden, Rodney A.; Drapper, Michael I.; Rouge, Douglas A.; Smith, Colin R. y Wilton, David A., Malvinas. La Guerra Aérea (Falklands Air War), fascículos coleccionables.
-Alberto Larrán, documental “El Pucará”, prooducción, dirección y libro de Alberto Larrán, productor ejecutivo: José N. Griffo, director de fotografía: Vicente Cosentino (1976).
-Revista Aeroespacio
-El sitio Jactres de J. Ferrer, diciembre de 2011
-Luis Satini, Reseña del IA-58 Pucará, 30 de marzo de 2012
-Alberto N. Manfredi, El Operativo Independencia. La guerra contra la guerrilla subversiva en Tucumán (1974-1975-1976)
-Avión Pucará. Reacción Digital. Página de Armando Maronese.

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