PERÓN ORDENA ANIQUILAR A LA SUBVERSIÓN
Ni
bien tomó conocimiento de lo acontecido, Perón llamó a una reunión de
emergencia en la quinta presidencial de Olivos. La misma se formalizó a
las 10:40 y a ella asistieron, además de María Estela Martínez, el
embajador Benito Llambí, José Ber Gelbard, Ángel Federico Robledo, José
López Rega, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, el titular
del SIDE, Jorge Osinde; el jefe de la Casa Militar y el coronel Vicente
Damasco. Paralelamente, en el Edificio Libertador, altos oficiales
hacían lo propio para evaluar los hechos y adoptar medidas.
Durante el cónclave realizado en Olivos, Perón brindó detalles de lo sucedido y anunció un mensaje a la Nación para las 21:00 horas.
Finalizado el encuentro en el Comando en Jefe del Ejército (12:45), los mandos castrenses emitieron un comunicado dando cuenta de lo ocurrido.
Durante el cónclave realizado en Olivos, Perón brindó detalles de lo sucedido y anunció un mensaje a la Nación para las 21:00 horas.
Finalizado el encuentro en el Comando en Jefe del Ejército (12:45), los mandos castrenses emitieron un comunicado dando cuenta de lo ocurrido.
El día 19 de enero, a las
20.30, un grupo extremista (50 a 70 hombres) ocupó una quinta en las
proximidades de Azul reduciendo a sus moradores. En ella se cambiaron las ropas
que llevaban por otras similares al uniforme que usa el Ejército. A las 23.30, aproximadamente,
un grupo extremista inició el ataque al cuartel de la guarnición de Azul con
acción principal por un acceso lateral que se encontraba clausurado, donde
asesinaron alevosamente al conscripto Daniel O. González, que se hallaba
apostado como centinela en ese lugar. La acción fue entonces advertida, y se
inició el fuego sobre los incursores, al tiempo que se alertó a la guardia que
se encontraba instalada fuera del recinto habitual, a efectos de evitar este
tipo de acciones. Los incursores, que buscaban la sorpresa, fueron así
sorprendidos por esta reacción y se generó un nutrido tiroteo. El personal de
oficiales, suboficiales y soldados que se encontraban presentes en la unidad
(casinos y cuadras) y el de los barrios militares ubicados fuera de ella
reaccionaron contra los agresores, los que fueron sometidos a fuegos cruzados
desde distintas direcciones. Parte de los incursores lograron tomar el recinto
en que debía encontrarse la guardia, y en el que solamente se hallaban soldados
sancionados y un custodio. Redujeron a ese personal que estaba, obviamente.
Desarmado y, mediante apremios, procuraron que estos soldados les
proporcionaran información respecto de instalaciones del cuartel. No obstante
los vejámenes a los que se los sometió, todos se negaron a proporcionar los
datos requeridos. Uno de estos soldados se asiste en la enfermería de la unidad
de las heridas que le provocaron. El único resultado obtenido de esta acción
fue la voladura de la caja de conexiones de luz y teléfonos instalada en ese local, con lo que lograron dejar a la
unidad completamente a obscuras e incomunicada.
La obscuridad resultante
generalizó la confusión y posibilitó la captura del teniente coronel Ibarzábal
que, alertado por el tiroteo, se había introducido en el cuartel para oponerse
a los extremistas. En el desarrollo de estas acciones resultaron heridos un
oficial, dos suboficiales y dos soldados. Una fracción menor se emboscó en
proximidades de la casa del coronel Gay, situada en los fondos del cuartel, a
la espera de su lógica concurrencia al lugar en el que se combatía. Cuando el
coronel transpuso el puente que lo conducía al terreno de la acción lo asesinaron
alevosamente por la espalda. Luego de esto se dirigieron a la casa donde
tomaron a la esposa, dos hijos menores y a un
amigo de estos y los condujeron como rehenes a un local de Veterinaria,
donde son posteriormente cercados. En la acción subsiguiente uno de los
extremistas asesinó a la esposa del coronel Gay, en presencia de sus hijos,
siendo abatido posteriormente junto con otro de los agresores. La decidida
acción e todo el personal militar de la guarnición, con su precio de vidas y
secuestros, frustró una vez más la intentona de los elementos subversivos,
quienes al ver fallido su propósito de apoderarse del cuartel, optaron por la
fuga. En su huida los atacantes abandonaron dos camiones que acribillaron a
balazos. Grandes manchas de sangre en dichos vehículos y en distintos lugares
del cuartel hacen presumir que han sufrido bajas importantes. Da la idea de lo
precipitado y desorganizado de la misma, el hecho de que en la esquina donde se
habían reunido para lanzar la operación, y sobre la que se replegaron para
escapar, dejaron abandonadas gran cantidad de armas, munición, explosivos y
drogas e importante documentación de cuyo primer análisis surge la evidencia de
que el objetivo de la fracasada acción era el copamiento del cuartel con el
consecuente botín de armas y material de guerra. Cabe destacar la actitud
solidaria de la Armada Nacional y la Fuerza Aérea Argentina, las que
concurrieron con efectivos y medios en apoyo inmediato. Por último, es preciso
señalar ante la ciudadanía la entereza, el espíritu de cuerpo, la capacidad de
sacrificio y el grado de preparación evidenciados por los integrantes de las
unidades involucradas, frente a una acción fríamente planeada y alevosamente
ejecutada por quienes artera y cobardemente trataron de frustrar la definitiva
pacificación del país.
Para entonces, el ERP ya había hecho público su parte de guerra con la descripción del ataque.
Parte de Guerra Nº 1
A las 22.30 del sábado 19
de enero, la COMPAÑÍA “HEROES DE TRELEW” (reforzada) del EJERCITO
REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO realizó una incursión en la ciudad de AZUL (Provincia
de Buenos Aires) y atacó la guarnición del Ejército Contrarrevolucionario
establecido en esa ciudad, compuesta por el Regimiento 10 de Caballería
Blindada y el Grupo 1 de artillería Blindada.
Luego de tomada la guardia
central y el puesto Nº 3, se generó una resistencia en dos centros secundarios
de guardia (Tanque y Herrería) que hizo posible la intervención del resto del
personal del cuartel e imposibilitó su total copamiento.
Entablado el combate, la
COMPAÑÍA “HEROES DE TRELEW” redobló sus esfuerzos y mantuvo la ofensiva durante
una (1) hora hasta que se comprobó la imposibilidad de doblegar la resistencia
atrincherada de fuerzas superiores.
Un grupo especial de
nuestra Compañía guerrillera atacó simultáneamente el sector de viviendas de
los jefes enemigos con el propósito de tomarlos prisioneros. Tomó los puestos 6
y 7 e intimó a rendición al Cnel. Gay y el Tte. Cnel. Ibarzábal, jefe y
sub-jefe de la guarnición. Ibarzábal se resistió a balazos lo que provocó un
tiroteo donde murió el Cnel. Gay y obligó a Ibarzábal a rendirse.
En la retirada un grupo de compañeros quedaron aislados en campo enemigo y aún no ha sido posible
determinar su suerte, aunque por el comunicado del enemigo es probable que dos
de ellos hayan sido asesinados o muertos en combate.
El EJERCITO REVOLUCIONARIO
DEL PUEBLO reafirma su decisión de continuar sin desmayos la verdadera lucha
por la liberación nacional y social de nuestra Patria y de nuestro pueblo, por
destruir el injusto sistema de explotación y opresión que sufren los
trabajadores argentinos y una de cuyas principales fuerzas son las FF.AA. contrarrevolucionarias.
Ni el engaño ni la fuerza
podrán doblegar la resistencia popular que continuará creciendo hasta
convertirse en poderosa fuerza y barrer definitivamente de la Patria Argentina
a todos los explotadores y opresores.
¡NINGUNA
TREGUA AL EJERCITO OPRESOR!
¿NINGUNA
TREGUA A LAS EMPRESAS EXPLOTADORAS!
Como comandante en jefe de
las Fuerzas armadas y soldado experimentado luego de más de sesenta años de
vida en la institución, quiero llegar directamente ante ustedes para expresarle
mis felicitaciones por el heroico y leal comportamiento con que han afrontado el traicionero ataque de la
noche del sábado 19 de enero de 1974.
Los ejemplos dados por los
jefes y oficiales que han llegado hasta ofrendar sus vidas, tuvo la misma
repercusión en suboficiales y soldados que – con su valentía y espíritu de lucha-
repelieron la agresión con la colaboración de efectivos de la Armada y Fuerza
Aérea.
Quiero así mismo hacerles
presente que esta lucha en que estamos empeñados, es larga y requiere en
consecuencia una estrategia sin tiempo.
El objetivo perseguido por
estos grupos minoritarios, es el pueblo argentino, y para ello levan a cabo una
agresión integral.
Por ello, sepan ustedes que
en esta lucha no están solos, sino que es
todo el pueblo que está empeñado en exterminar este mal y será el accionar
de todos el que impedirá que ocurran más agresiones y secuestros.
La estrategia integral que
conducimos desde el Gobierno, nos lleva a actuar profundamente sobre las causa
s de la violencia y la subversión,
quedando la lucha contra los efectos a cargo de toda la población, las
fuerzas policiales y de seguridad, y si es necesario, las Fuerzas Armadas.
Teniendo en nuestras manos
las grandes banderas o causas que hasta el 25 de mayo de 1973 pudieron
esgrimir, la decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de protagonizar
una revolución en paz y el repudio unánime de la ciudadanía, harán que el reducido número de psicópatas que va
quedando, sea exterminado uno a uno para bien de la República.
Vaya mi palabra de consuelo
para los familiares que perdieron sus seres queridos y de esperanza para la
familia del coronel Crespo y el teniente coronel Ibazábal. Tengan la certeza
que todo el poder del Estado está siendo empleado para lograr su liberación.
Quiera Dios que el heroico
desempeño de todos ustedes nos sirva siempre de ejemplo.
Firmado: Juan
Perón.
Está claro que es Perón quien habla de “exterminar” a la subversión y de utilizar a las Fuerzas Armadas para ello.
Tal como estaba anunciado, a las 21:00 de ese día el primer mandatario habló por la Cadena Nacional de Radio y Televisión para referirse a los hechos y anunciar las disposiciones que se iban a adoptar.
Me dirijo a todos los argentinos frente al bochornoso hecho que acaba de ocurrir en la provincia de , sans-serif; font-size: 11pt; Buenos Aires, en la ciudad de Azul, en el Regimiento de Tiradores Blindados C-10, donde una partida de asaltantes terroristas realizó un golpe de mano, mediante el cual asesinaron al jefe de la unidad, coronel don Camilo Gay y su señora esposa, y luego de matar alevosamente a soldados y herir a un oficial y suboficial, huyeron llevando como rehén al teniente coronel Ibarzabal.
Hechos de esta naturaleza
evidencian elocuentemente el grado de peligrosidad y audacia de los grupos
terroristas que vienen operando en la Provincia de Buenos Aires ante la
evidente desaprensión de sus autoridades. El gobierno del Pueblo, respetuoso de
la Constitución y la ley, hasta hoy ha venido observando una conducta retenida
frente a esos desbordes guerrilleros que nada puede justificar en la situación
que vive la República.
Tampoco desde nuestro
Movimiento hemos querido producir un enfrentamiento, desde que anhelamos la paz
y propendemos a la unión y solidaridad de todos los argentinos, hoy ocupados en
la reconstrucción y liberación Nacional.
Pero todo tiene un límite,
Tolerar por más tiempo, hechos como el ocurrido en azul, donde se ataca una
institución nacional con los más aleves procedimientos, está demostrando
parlamentariamente que estamos en presencia de verdaderos enemigos de la
Patria, y organizados para luchar en fuerza contra el Estado, al que a la vez
infiltraron con aviesos fines insurreccionales.
Nuestro Ejército, como el
resto de las Fuerzas Armadas, que han demostrado su acatamiento a la
Constitución y a la ley con provecho de una institucionalización, no merecen
sino el agradecimiento del Pueblo argentino, que, frente a lo ocurrido, debe
sentirse herido en lo más profundo de sus sentimientos patrióticos.
Ya no se trata sólo de
grupos de delincuentes. Sino de una organización que actuando con objetivos y
dirección foránea, ataca al Estado y a sus instituciones como medio de
quebrantar la unidad del Pueblo argentino y provocar un caos que impida la
reconstrucción y la liberación en que estamos empeñados. Es la delincuencia asociada
a un grupo de mercenarios que actúan mediante la simulación de móviles
políticos tan inconfesables como inexplicables.
En consecuencia, ni el
Gobierno, que ha recibido un mandato popular claro y plebiscitario, ni el
pueblo argentino, que ha demostrado con creces su deseo de pacificación y
liberación, pueden permanecer inermes ante esos ataques abiertos a su decisión
soberana, ni tolerar el abierto desafío a su autoridad que pone en peligro la
seguridad de la ciudadanía, cada día expuesta a la acción criminal de esta
banda de asaltantes.
No es por casualidad que
estas acciones se produzcan en determinadas jurisdicciones. Es indudable que
ello obedece a una impunidad en la que la desaprensión y la incapacidad hacen
posible, o lo que sería aún peor, si mediara como se sospecha, una tolerancia
culposa.
En consecuencia, el
Gobierno Nacional, en cumplimiento de su deber indeclinable, tomará de hoy en
más las medidas pertinentes para atacar el mal en sus raíces, echando mano a
todo el poder de su autoridad y movilizando todos los medios necesarios.
El Movimiento Nacional
Justicialista movilizará asimismo sus efectivos para ponerlos decididamente al
servicio del orden y colaborar estrechamente con las autoridades empeñadas en
mantenerlo.
Pido, asimismo, a todas las
fuerzas políticas y al Pueblo en general, que tomen partido activo en la
defensa de la República, que es la afectada en las actuales circunstancias. Ya
no se trata de contiendas parciales, sino de poner coto a la acción disolvente
y criminal que atenta contra la existencia misma de la patria y sus
instituciones. Una acción que es preciso destruir antes de que nuestra
debilidad produzca males que pueden llegar a ser irreparables en el futuro.
Pido igualmente a los
compañeros trabajadores una participación activa en la labor defensiva de sus
organizaciones, que tanto ha costado llevarlas al clima magnífico de su actual
funcionamiento. Esas organizaciones son también objeto de la mirada codiciosa
de estos elementos, muchas veces disfrazados de dirigentes. Cada trabajador
tiene un poco de responsabilidad en esa defensa, y espero confiado, porque los
conozco, que las sabrán defender como lo han hecho en todas las ocasiones.
El aniquilar cuanto antes
este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que anhelamos una
Patria justa, libre y soberana; y ello nos obliga perentoriamente a
movilizarnos en su defensa y empeñarnos decididamente en la lucha a que dé
lugar. De otra manera ni la reconstrucción nacional ni la liberación serán
posibles.
Yo he aceptado el Gobierno
como un sacrificio patriótico, porque he pensado que podría ser útil a la
República. Si un día llegara a persuadirme de que el Pueblo argentino no me
acompaña en este sacrificio, no permanecería un solo día en el Gobierno. Entre
las pruebas que he de imponer al Pueblo está
esta lucha. Será, pues, la actitud de todos la que impondrá mi futura conducta.
Ha pasado la hora de gritar “Perón”. Ha llegado la hora de defenderlo.
A las 22:30, Perón y su esposa se dirigieron al Regimiento de Granaderos a Caballo para asistir al velatorio del matrimonio Gay. Llegaron media hora después, acompañados por López Rega y una fuerte custodia integrada por elementos de la Triple A, encabezados por Rodolfo Almirón. Los recibieron el general Leandro Anaya y el jefe de la unidad, coronel Jorge Sosa Molina, quienes los acompañaron hasta la capilla ardiente donde, después de ofrecer sus respetos a los familiares, permanecieron en silencio por espacio de diez minutos, orando frente a los ataúdes. Con ellos se encontraban varios ministros, secretarios y oficiales de las tres armas, entre los primeros, los de Economía, Relaciones Exteriores y Defensa.
Perón se veía visiblemente molesto, acongojado, serio y así permaneció hasta el momento de su partida. Antes de abandonar el lugar se despidió de los deudos y sin decir más se marchó, seguido por los altos funcionarios y su guardia personal.
El lunes 21, a las 15:15 horas, el cortejo que transportaba los restos del matrimonio Gay se puso en archa hacia la Chacarita. Durante la mañana, el coronel Jorge Felipe Sosa Molina, comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo, pronunció sentidas palabras, resaltando las virtudes del oficial abatido, las cuales fueron seguidas por el responso del provicario castrense Victorio Bonamín.
Cubiertos por banderas argentinas, los féretros fueron conducidos hasta los vehículos fúnebres y una vez dentro, la larga hilera se puso en marcha, precedida por ocho carrozas con flores y varias motocicletas de la Guardia Motorizada de la Policía Federal.
Los coches tomaron por Av. Luis María Campos en dirección a Juan B. Justo, de ahí siguieron hasta Cabrera y al llegar a Av. Córdoba doblaron a la derecha para continuar por Federico Lacroze.
En la entrada principal del cementerio aguardaba una verdadera multitud. El Regimiento de Granaderos a Caballo enarbolaba su bandera con sus uniformes de fajina y la guardia de honor, vestida de gala, esperaba la orden para escoltar a los féretros hasta el Panteón Militar.
Con la banda ejecutando sones marciales la muchedumbre llegó hasta el mausoleo, donde volvió a hacer uso de la palabra el coronel Sosa Molina en nombre de la promoción del coronel Gay. Inmediatamente después habló el general Anaya y cerró monseñor Bonamín al pronunciar la oración final.
El teniente general Leandro Anaya pronuncia palabras frente al Panteón Militar durante las exequias del coronel Camilo Gay (Imagen: "La Nación") |
Por
disposición del propio Perón, el coronel Gay fue ascendido post-mortem
al grado inmediato superior, es decir, el de general de brigada, en
tanto el soldado Daniel O. González lo fue al de cabo1.
Para
entonces, todos los sectores del quehacer nacional se habían
pronunciado en contra del ataque subversivo, desde los gobiernos
provinciales, la CGT y todas sus filiales del interior, hasta las 62
Organizaciones, los partidos políticos, personalidades y entidades
culturales y de bien público.En horas de la madrugada la policía interceptó en Sarandí a un automóvil Peugeot 504 patente B-953731, la cual se hallaba cubierta por otra chapa Nº B-872310. Tras un nutrido intercambio de disparos, fueron detenidas dos personas, un hombre que presentaba una herida de bala y una mujer, que resultaron ser la esposa y el hermano de uno de los terroristas abatidos en Azul. La carrocería del rodado presentaba impactos de bala y en su interior fueron hallados un portafolio con documentación, proyectiles, patentes de autos, un Winchester y paquete de clavos.
Santiago Juan Carrara, el guerrillero abandonado por sus compañeros al suponerlo muerto, quedó a disposición del juez de Azul, Dante D’Ippolito, quien ordenó tratarlo de sus heridas para proceder a su interrogatorio. Los subversivos habían llamado a su madre para decirle que su hijo había muerto heroicamente en combate, pero al poco tiempo la atribulada mujer recibió una segunda comunicación en la cual se le notificaba que su hijo había sido herido de consideración pero aun estaba vivo, a disposición de la justicia.
En un primer momento se supuso que los atacantes eran oriundos de localidades vecinas entre ellas Olavarría y Tandil y que Ibarzábal podía estaría cerca, incluso en la misma ciudad de Azul.
El 20 de enero a las 4 a.m. los once extremistas capturados fueron trasladados a la Capital Federal y alojados en la Superintendencia de Seguridad Nacional, próxima Departamento Central de Policía. Los detenidos fueron conducidos desde el juzgado azuleño hasta el cercano aeródromo y una vez allí, obligados a abordar un avión militar que partió con destino a Buenos Aires.
El 21 por la mañana fue arrestado en San Pedro un mercenario de origen checoslovaco cuando viajaba a bordo de un sedán Dodge en cuyo interior fueron hallados una carabina, dos pistolas, un revólver, municiones y vainas servidas. El individuo, que según algunas fuentes residía en El Dorado, provincia de Misiones, fue interceptado en la intersección de la autopista Panamericana y la ruta provincial 191, fue conducido primeramente a la comisaría de la localidad y posteriormente al Cuerpo de Ingenieros de Combate 1 de San Nicolás de los Arroyos, bajo fuertes medidas de seguridad.
Para reforzar los dispositivos de seguridad, se despacharon desde Misiones, 160 efectivos de la Gendarmería Nacional fuertemente pertrechados. Lo hicieron cerca de las 08:00 horas, a bordo del Hércules TC-61 de la Fuerza Aérea Argentina, el cual aterrizó en la Base Aérea de Morón a media mañana.
El ataque a la unidad militar de Azul fue el detonante de la crisis que terminó con el gobierno de Oscar Bidegain.
Durante un plenario organizado por el Consejo Superior Peronista en la sede de la entidad el mismo 20 de enero, sectores juveniles solicitaron su expulsión del gobierno y del movimiento. La reunión se llevó a cabo en la sede de la entidad, Salcedo 3711 y estuvo presidida por su secretario general, Julio Yessi.
Se hallaban presentes en esa ocasión, los dirigentes Juan Carlos Lopiano, Andrés Poggi, Jorge Farina, Daniel Deusdebe y el secretario general de la filial bonaerense Gabriel Cigna, quienes sobre el final emitieron una declaración según la cual, la JP lanzaría una gran campaña de esclarecimiento en todo el territorio bonaerense destinada a socavar los cimientos de la estructura marxista enquistada en las personas de Bidegain, su mujer y su hija.
Por otra parte, las mesas nacionales de Concentración Nacional Universitaria (CNU) y Concentración de la Juventud, esta última liderada por Patricio Fernández Rivero, se reunieron en el 8º piso de Tucumán 637 para emitir un comunicado condenatorio en el que hablaban de defender a Perón y aniquilar a sus enemigos, “…que son los enemigos del pueblo, ahí donde se encuentren y se llamen como se llamen pues se trata de terroristas infiltrados, agentes del derrotismo traidores, mercenarios extranjeros y usurpadores del poder que utilizaban la camiseta peronista para sus fines espurios”. En aquella ocasión también se solicitó la inmediata expulsión de Bidegain al que acusaban de “tenebroso personaje al servicio de la internacional roja”. Firmaron la declaración, además de Fernández Rivero, Oscar Durán, Alejandro Giovenco, Carlos Alemán y Perla Herrador.
Tales pronunciamientos vinieron a sumarse al malestar imperante en las Fuerzas Armadas contra el gobernador bonaerense y su entorno quien, para peor, contaba con el manifiesto apoyo del Partido Obrero.
El 21 de enero la caída de Bidegain parecía inminente. Un clima de ansiedad dominaba la capital provincial desde temprana hora. A las 8 a.m. se hablaba con insistencia de su dimisión y a las 11 el secretario de Difusión y Turismo, Darío Julio Alessandro salió a dar explicaciones a la prensa desmintiendo categóricamente que el gobernador hubiese renunciado. Acto seguido, aclaró que se evaluaba lo sucedido en Azul y que se estudiaban medidas al respecto.
Pasado el mediodía, Bidegain solicitó audiencia con Perón y pocas horas después trascendió que su ministro de Bienestar Social, Dr. Carlos Alberto Bocalandro había presentado la renuncia.
Casi a la misma hora, la Delegación Regional de la CGT y las 62 Organizaciones de La Plata, Berisso y Ensenada se declararon en estado de asamblea permanente. Poco después anunciaron su apoyo irrestricto al general Perón en tanto el Partido Justicialista local convocaba una reunión de emergencia para exigir la renuncia del gobernador.
Finalmente, el 22 de enero a las 20:35, Bidegain presentó su renuncia. Lo hizo ante la asamblea legislativa de la provincia de Buenos Aires a través de un texto que fue leído por Alessandro y a continuación dio a conocer un mensaje lleno de obviedades, supuestamente dirigido al pueblo bonaerense. Según dijo en la ocasión, su dimisión era otro acto de servicio al país y a la provincia, que su conducta esto y la liberación de la Patria lo otro, así como la lealtad al general Perón y el movimiento tal cosa y la necesidad de perseverar en el camino de la reconstrucción nacional al amparo de Dios, tal otra. Con él defeccionaron sus ministros y secretarios dejando el camino expedito a la derecha sindical.
Ni bien salió de la Legislatura bonaerense, Bidegain partió hacia la Capital Federal acompañado por su ministro de Gobierno, Dr. Manuel Urriza, para entrevistarse con Benito Llambí.
La situación tomó un cariz inusitado cuando el 24 de enero renunciaron a sus bancas y al Consejo Superior del Movimiento Justicialista los ocho diputados del bloque identificados con la Tendencia. Lo hacían forzados por el marcado giro de Perón hacia la derecha y su proyecto de reforma del Código Penal enviado al Congreso el 6 de diciembre, con el fin de de acabar con la escalada de violencia y en especial, el ala izquierda de su partido.
Se trataba de Roberto Vidaña y Armando Vittar por Córdoba; Jorge Glell de San Luis; Carlos Kunkel y Armando Croatto de Buenos Aires; Aníbal Iturrieta de Misiones; Diego Muñiz Barreto y Santiago Díaz Ortiz de la Capital Federal. Solo permaneció en su cargo Ferdinando Pedrini, su presidente. El cerco sobre los legisladores de izquierda era cada vez más estrecho y no les dejaba otra salida que abandonar sus filas.
La mañana del martes 22, los legisladores acudieron a la quinta presidencial de Olivos, decididos a “interpelar” a Perón. Habían solicitado una audiencia privada con él y querían escuchar de su boca lo que estaba ocurriendo.
La reunión apenas duró 50 minutos. Comenzó a las 10:10 horas en salón Nº 1 de la residencia y en ella, además del primer mandatario los recién llegados se encontraron con las desagradables presencias de López Rega, Raúl Lastiri y Vicente Solano Lima, además del canciller Benito Llambí y el secretario de Prensa y Difusión Emilio Abras.
Ni bien ingresaron, los recibió el presidente del bloque Ferdinando Pedrini quien se encontraba allí desde unos minutos antes. Cuando Perón apareció, saludó amablemente y tomó asiento en un gran sillón que parecía un trono, frente a un trabajado escritorio de caoba negra con revestimientos dorados. Parecía un rey junto a sus ministros y secretarios, sentados a derecha e izquierda en sitiales algo menores aunque igual de ornamentados. Detrás suyo, de pie, se ubicó el edecán con su permanente gesto adusto y en torno a ellos e incluso fuera, en los jardines, la guardia de korps, es decir, la Triple A.
La prensa de la época se encargó de publicar completo el diálogo. En su sitio, TERMIDORIANOS, Jorge Fernández Zicavo, autor de Guerra Revolucionaria Argentina (1969-1979) hizo un adecuado extracto, reproduciendo los puntos principales de la charla.
Perón: Muy bien, señores –les dijo una vez frente a ellos-, ustedes pidieron hablar conmigo. Los escucho. ¿De qué se trata?
Los diputados se hallaban sentados en sillas comunes, frente al gran escritorio. Rodolfo Oscar Vittar se paró y le entregó a Perón un documento donde fijaban la posición del sector en cuanto a la reforma del código penal y expresaban su repudio al ataque subversivo.
Diputado Vittar: Señor General, nosotros queríamos hablar con usted antes de hacerle entrega de un comunicado que hemos sacado repudiando el atentado de Azul. Queremos señalarle nuestros conceptos con respecto a la modificación del Código Penal. La nuestra no es una postura en contra de dicha modificación. Tenemos algunas dudas con respecto a la misma. Estamos de acuerdo en la necesidad de que nuestro Gobierno popular tenga realmente un aparato de seguridad y una legislación de seguridad del Estado popular (sic) pero vemos que algunos de los considerandos no tienen mucha claridad en torno a pautas técnicas legales y políticas. Nosotros aplicamos objeciones a uno o dos artículos y queremos escucharlo a usted, señor General. Por eso le hemos pedido esta entrevista.
Perón: Por lo que veo se trata de un problema interno del bloque. Ahora, es indudable que en los grupos colegiados existe una norma ante la cual funciona y fuera de la cual no debe funcionar. Los grupos colegiados tienen su discusión interna; el concepto de la tarea misma legislativa lo impone, por eso existen los bloques. ¿Cuál debe ser la norma dentro de los bloques? Eso no se discute.
Diputado Vittar: En realidad nosotros planteamos la necesidad de una discusión de este tema en concreto, es decir, de la modificación del Código Penal, no sólo en una discusión dentro del bloque, sino también en cuanto a una discusión de todos sus aspectos ante funcionarios del Poder Ejecutivo.
Perón: Yo tengo entendido que hasta han concurrido ministros al bloque para tratar este asunto, y que se ha votado.
Diputado Pedrini: En el bloque no se pueden votar de ninguna manera los proyectos del Poder Ejecutivo. Lo que se votó fue la conveniencia o no de que comparecieran en el bloque los tres ministros, esto es, de Justicia, de Interior y de Defensa. Los compañeros de la juventud tienen problemas en dos artículos de la ley, que son Asociación Ilícita y Configuración del Delito.
Perón: Pero si no cometió el delito... en una emboscada de esta naturaleza, asesinando a personas que están tranquilas y en paz. Ahora bien, si esto no implica la necesidad de ser enérgicos a través de la ley, no estaremos jamás respetando la ley desde que la pedimos. El Poder Ejecutivo pide esta ley porque la necesita. Hay treinta asaltos que justificarían una ley dura; sin embargo hasta ahora hemos sido pacientes, pero ya no se puede seguir adelante, porque de lo contrario la debilidad nuestra será la que produzca la propia desgracia del país, que es lo que queremos evitar. Ahora bien, hablando con toda franqueza, indudablemente no le veo razón a ninguno de los argumentos que vienen exponiéndome para la defensa de la ley. Eso será por la tarea de discutir y buscar triquiñuelas a las cosas. No; aquí hay un fin, el medio es otra cosa.
Diputado Pedrini: Pero la asociación ilícita podría venir por el solo hecho de estar agrupado en una asociación que no esté legalmente reconocida. Como puede suceder con una agrupación que recién se integra en un sindicato o en una agrupación de base política...
Perón y los diputados del PJ en Olivos. 22 de enero de 1974 |
Diputado Pedrini: Yo quiero ratificar nuestra decisión, que es una decisión no sólo ética, moral y muy sentida, sino también en el plano político que es la de permanecer y contribuir en la medida de nuestras posibilidades a la tarea común del peronismo, por una simple razón: porque somos peronistas y no otra cosa. Planteamos también, señor General, una cuestión de orden político. Es una apreciación que es válida en la medida en que usted la admita, y deja de ser válida en la medida que usted tenga otra apreciación.
Perón: ¿En qué consiste esa apreciación?
Diputado Pedrini: Nosotros pensamos, que partiendo de un principio que usted ha manifestado en numerosas oportunidades, y al cual le otorgamos la máxima razón y sabiduría, sostenemos que la violencia es la que se ejerce no solamente a través de los grupos minoritarios de ultra derecha o de ultra izquierda. Son episodios elaborados; no son productos de una generación espontánea, sino productos de una generación que está, de alguna manera, sumergiéndonos a todos en la violencia.
Perón: Entonces, ¿cómo usted evitaría eso?
Diputado Pedrini: Le voy a contestar con sus palabras: nosotros pensamos eso, que hemos desterrado las estructuras violentas que hacen que esa violencia de abajo sea generada por la violencia de arriba.
Perón: Y a pesar de eso, la violencia continúa cada vez en mayor forma.
Diputado Pedrini: Sí señor, y ahí se aplica con toda celeridad y con toda decisión el poder represivo del Estado popular.
Perón: ¿Y le parece que hemos esperado poco, con todo lo que ha pasado en estos siete meses de gobierno popular y plebiscitario, donde todos esos señores de las organizaciones terroristas se largan a la calle, culminando en este episodio, atacando a un regimiento?
Diputado Croatto: ¿Me permite, señor Presidente? Precisamente...
Perón [interrumpiendo a Croatto]: ¿Es decir, que somos nosotros los que provocamos la violencia?
Diputado Croatto: Consideramos, señor General, lo siguiente sobre este tema: que los lamentables acontecimientos de Azul, a nuestro juicio y a nuestro modesto entender, indican, precisamente, una decisión de estos grupos minoritarios, totalmente ausentes de lo que es un sentimiento nacional y de lo que es la comprensión de la necesidad de unidad del pueblo argentino, en un proceso de reconstrucción. Entendemos que, precisamente, la intención de estos sectores es especular con un clima de violencia, en crear una actitud del Estado, que estos sectores califican arbitrariamente de represiva y es, precisamente, el caldo de cultivo político en el cual se desarrolla su planteo político. Hemos conocido durante años, a través de un enfrentamiento de la dictadura, cuál es la política del ERP, el autodenominado Ejército Revolucionario del Pueblo. Sabemos que su política crece y se desarrolla en un ambiente de violencia.
Perón: ¡No! Está totalmente equivocado. Yo a eso lo he conocido "naranjo", cuando se gestó ese Movimiento, que no es argentino. Ese Movimiento [la Cuarta Internacional] se dirige desde Francia, precisamente, desde París, y la persona que lo gobierna se llama "Posadas", de seudónimo. El nombre verdadero es italiano [se refiere al trotskista argentino Homero Rómulo Cristali Frasnelli, nacido en Buenos Aires en 1912]. Los he conocido "naranjo", como dice el cuento del cura. Sé qué persiguen y lo que buscan. De manera que en ese sentido a mí no me van a engañar, porque, como les digo, los conozco profundamente. He hablado con muchísimos de ellos en la época en que nosotros también estábamos en la delincuencia, diremos así. Pero jamás he pensado que esa gente podría estar aliada con nosotros, por los fines que persigue. Ustedes ven que lo que se produce aquí, se produce en todas partes. Está en Alemania, en Francia. En este momento, Francia tiene un problema gravísimo de ese orden. Y ellos lo dejaron funcionar allí; no tuvieron la represión suficiente. En estos momentos, el gobierno francés está por tomar medidas drásticas y violentas para reprimir eso que ellos mismos dejaron funcionar. Ya lo he dicho más de veinte veces, que la cabeza de este movimiento está en París. Eso ustedes no lo van a parar de ninguna manera, porque es un movimiento organizado en todo el mundo. Está en todas partes: en Uruguay, en Bolivia, en Chile, con distintos nombres. Y ellos son los culpables de lo que le ha pasado a Allende. Son ellos y están aquí en la República Argentina, también. Están en Francia, en España, en una palabra, están en todos los países. Porque esta es una Cuarta Internacional, que se fundó con una finalidad totalmente diferente a la Tercera Internacional, que fue comunista, pero comunista ortodoxa. Aquí no hay nada de comunismo; es un movimiento marxista deformado, que pretende, imponerse en todas partes por la lucha. A la lucha -y yo soy técnico en eso- no hay nada que hacerle, más que imponerle y enfrentarle con la lucha. Y no atarse las manos frente a esa fuerza; y especialmente, no atarse las manos suprimiendo la ley que lo puede sancionar. Porque nosotros, desgraciadamente, tenemos que actuar dentro de la ley, porque si en este momento no tuviéramos que actuar dentro de la ley ya lo habríamos terminado en una semana. Para nosotros es un problema bien claro. Queremos seguir actuando dentro de la ley y para no salir de ella necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos males. Dentro de eso, tenemos que considerar si nosotros podemos resolver el problema. Si no contamos con la ley, entonces tendremos también nosotros que salirnos de la ley y sancionar en forma directa como hacen ellos ¿Y nos vamos a dejar matar? Lo mataron al secretario general de la Confederación General del Trabajo [Ignacio Rucci], están asesinando alevosamente, y nosotros con los brazos cruzados porque no tenemos ley para reprimirlos. ¿No ven que eso es angelical? El fin es la sustentación del Estado y de la Nación; está en que tengamos los medios para defendernos. Si nosotros todavía nos limitamos nuestros propios medios de defensa, estamos entregándonos a estas fuerzas, que, como he dicho, las conozco profundamente y sé cómo actúan. Ahora bien; si nosotros no tenemos en cuenta a la ley, en una semana se termina todo esto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato, que es lo que hacen ellos. No actúan dentro de la ley. De esa manera, vamos a la ley de la selva y dentro de la ley de la selva, tendría que permitir que todos los argentinos portaran armas a la vista. Pero, ¿qué es lo que está ocurriendo? Que los delincuentes están todos armados, mientras que las personas decentes no pueden llevar armas y están indefensas en manos de estos señores. ¿Y todavía nosotros vamos a pensar si sancionamos o no la ley? ¡Vamos! Necesitamos esa ley porque la República está indefensa frente a ellos. Ese es para nosotros el fundamento de todo eso. Con toda claridad afirmo que no queremos la violencia. Desde hace siete meses estamos diciendo que queremos la paz, y estos señores, en siete meses, no se han dado cuenta que están fuera de lugar, porque no se han dado cuenta que están perturbando lo que ellos dicen que sostienen, que es mentira. La mitad son mercenarios, los conozco, los he visto actuar y por el sólo hecho de que estén mandados de afuera, tienen intereses distintos a los nuestros. Los nuestros no se defienden desde París, se defienden desde Buenos Aires. Para mí, eso es lo que yo veo con toda claridad. Ahora, la decisión es muy simple: hemos pedido esta ley al Congreso para que éste nos dé el derecho de sancionar fuerte a esta clase de delincuentes. Si no tenemos la ley, el camino será otro; y les aseguro que puestos a enfrentar la violencia con la violencia, nosotros tenemos más medios posibles para aplastarla, y lo haremos a cualquier precio, porque no estamos aquí de monigotes. Estamos afrontando una responsabilidad que nos ha dado plebiscitariamente el pueblo argentino. Nosotros no somos dictadores de golpes de Estado. No nos han pegado con saliva. Nosotros vamos a proceder de acuerdo con la necesidad, cualquiera sean los medios. Si no hay ley, fuera de la ley también lo vamos a hacer y lo vamos a hacer violentamente. Porque a la violencia no se le puede oponer otra cosa que la propia violencia. Eso es una cosa que la gente debe tener en claro, pero lo vamos a hacer; no tenga la menor duda Tenemos la seguridad de que la mayoría absoluta del pueblo nos acompaña, y cuando un Movimiento está apoyado por el pueblo no hay fuerza que se le pueda oponer. De eso estoy totalmente convencido. En cuanto al problema en sí, es un problema de ustedes y del bloque, y lo tienen que resolver con él y no conmigo. Tenemos un Movimiento y éste lo maneja el Consejo Superior. Reitero que el problema es de ustedes y del bloque, y yo no puedo interferir con mis ideas; éstas, por otra parte, las acabo de exponer, así como también lo he hecho en cuanto a las necesidades del Estado. Ahora, ustedes pueden resolver lo que quieran. Esa es una cuestión individual en la cual yo no me he metido ni me meto.
Diputado Croatto: Nosotros, un poco como soldados del Movimiento y de usted que es el conductor de ese gran Movimiento nacional en la Argentina, le queremos señalar que nuestra entrevista la hicimos en carácter de militantes peronistas. Era fundamental escucharle a usted acerca de lo que realmente pensaba en torno a ese problema, el cual nosotros no cuestionamos globalmente sino en algunos de sus aspectos. Lo que queremos es señalarle y ratificarle, con toda la fuerza que tenemos, que estamos totalmente junto a usted como integrantes del Movimiento Peronista y junto al pueblo. En ese sentido, somos disciplinados en nuestro Movimiento. Fuimos, somos y seremos disciplinados, hasta la muerte. Queremos agradecerle con todo corazón esta entrevista, y estamos muy contentos de estar con usted, de verlo y de escucharlo. Ese ha sido uno de los objetivos que tuvimos para venir a verlo.
Perón: Muy bien, muchas gracias.
Ese día Perón dejó en claro que estaba dispuesto a purgar su partido de elementos indeseables, es decir, izquierdistas y subversivos. Cuarenta y ocho horas después, los diputados “presentaron” sus renuncias y se alejaron del movimiento. Habían entendido claramente el mensaje.
El 22 de enero los comandantes en jefe de las tres armas se reunieron con el ministro Robledo para abordar dos temas candentes, el ataque al regimiento de Azul y la crecida del río Paraná. El brigadier Fautario lo hizo por la Fuerza Aérea, el almirante Massera por la Armada y el general Jorge Rafael Videla, jefe Estado Mayor, por el Ejército, este último en representación del teniente general Anaya, que se encontraba de vacaciones. Fueron noventa minutos en los que Videla brindó un detallado informe de lo acaecido en la localidad bonaerense, aclarando sobre el final que habían sido detenidos 10 subversivos y que se analizaban los detalles de la muerte del coronel Gay, cuyo ascenso post-mortem al grado de general de brigada ya era un hecho. Massera, por su parte, se refirió a la crecida del Paraná y las tareas de rescate que desarrollaba la Prefectura Naval y sobre el final, Videla dio a conocer el proyecto de construcción en serie de tanques de guerra medianos por Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las FF.AA., así como el reciente envío de armas a Chile para abastecer al cuerpo de Carabineros. Esta última cuestión había repercutido en el medio político generando la consabida preocupación en los sectores democráticos.
Quienes también expresaron su repudio fueron los sacerdotes tercermundistas, necesitados de despegarse de toda sospecha con respecto a sus vínculos y estrecha relación con la subversión.
Como sacerdotes de Cristo,
frente a los graves hechos ocurridos en Azul, no podemos eludir un juicio ético
sobre los mismos. La violencia ejercida contra un regimiento del Ejército, en
momentos en que el pueblo argentino se esfuerza en el duro proceso de
reconstrucción, crea un clima de ansiedad e inseguridad que entorpece el
proceso de liberación nacional. Por ello resulta además de absurda y
antipueblo, inmoral y anticristiana. Lo que podía ser heroísmo frente a la
dictadura, hoy en hechos como éste, supone un desprecio de la voluntad del
pueblo. Como argentinos y sacerdotes, nos sentimos directamente interpelados por
el llamado del general Perón y nos disponemos, junto a nuestro pueblo
organizado, a luchar por la defensa del gobierno constitucional para que su
justicia social sea realidad en nuestra patria.
La asunción del nuevo subdirector nacional de la Gendarmería Nacional, comandante general Juan Carlos Genovese2 y la entrega de sables a las flamantes promociones de las tres armas (subtenientes, guardiamarinas y alféreces) sirvieron de marco para nuevas expresiones de repudio al ataque extremista y apoyo a las FF.AA., tanto por el general de brigada Alberto C. Cáceres, el teniente general Anaya y el jefe de la Jefatura IV Logística Gral. Albano Harguindeguy en el primero de los actos, como del propio Perón y el provincial castrense Victorio Bonamín en el segundo.
El 24 de enero, el mismo día en que los diputados de la Tendencia fueron prácticamente expulsados del partido, el vicegobernador Victorio Calabró, figura descollante de la UOM, se presentó en el Congreso de la Nación para dialogar con Lastiri y Lorenzo Miguel. La prensa especulaba con su renuncia pero a las pocas horas Perón lo confirmó en el cargo, dando un giro de 180º en la política regional. El líder del movimiento reemplazaba a un claro exponente de la izquierda por un representante del ala dura sindical que para más, se había reunido con las caras visibles de la Triple A para recibir de ellos instrucciones directas del presidente. En el futuro inmediato, no dudará en acercarse a las esferas militares y acabará expulsado por María Estela Martínez de Perón (fines de 1975) por complotar contra su decadente gobierno.
Perón e "Isabel" dialogan con el flamante gobernador bonaerense Victorio Calabró (Imagen: "Gente y la actualidad") |
Pero
para eso faltaba todavía. En resumidas cuentas, entre el 24 y el 25 de
mayo el Congreso trató el proyecto de reforma del Código Penal que el
presidente de la Nación había enviado el 6 de diciembre y lo aprobó por
amplia mayoría tras una agitada deliberación. El Diario de Sesiones de
la Cámara de Diputados lo dice claramente en la página 5493,
correspondiente a aquella fecha: “…obedece a la necesidad de reprimir
severa y adecuadamente conductas que… han llenado de zozobra a la
población”3.
En
su libro, Guerra Revolucionaria en la Argentina (1959-1978), el general
Ramón Genaro Díaz Bessone hace una síntesis de las ponencias que
tuvieron lugar aquellos dos días en la Cámara baja. De ellas, rescatamos
las del diputado Héctor Rufino Valenzuela, del bloquismo sanjuanino y
Horacio Sueldo, del Partido Demócrata Cristiano por su contundencia y
claridad:-Tal vez las mismas manos asesinas que segaron vidas inocentes en Azul, son también las que han matado… desde el asesinato del General Aramburu hasta la actualidad… Suman centenares las víctimas argentinas… la civilidad toda ya no sabe qué va a hacer con su vida. Los secuestros están a la orden del día… la vida de las personas está desamparada. Lo ha dicho el propio presidente de la Nación, desde algunos gobiernos provinciales [en clara referencia al recientemente depuesto Bidegain] se ha facilitado la acción de estos agentes del caos o se los ha tolerado con complicidad.
Dijo Sueldo, por su parte:
-Asesinar soldaditos conscriptos que cumplen su período militar… así como oficiales y suboficiales, es algo que no empieza en los últimos meses. Se practicó abundantemente bajo la dictadura militar… ¿Entonces era bueno y ahora es malo? […] Antes se aprobaron y alentaron actividades que ahora se quiere eliminar, olvidando que quien siembre vientos cosecha tempestades [alusión directa a la postura de Perón desde Madrid].
Imágenes
Llegan los hijos del matrimonio Gay al Aeroparque Metropolitano (Imagen: "La Nación") |
Failiares del coronel Gay, entre ellos su hijo mayor |
son conducidos al Regimiento de Granaderos a Caballo |
(Imagen: "La Nación") |
Los restos del matrimonio Gay son conducidos al Panteón Militar en el cementerio de la Chacarita (Imagen: "La Razón") |
Asume el nuevo subdirector nacional de la Gendarmería comandante general Juan Carlos Genovese (Imagen: "La Razón") |
Perón, flanqueado por Ángel Federico Robledo y monseñor Bonamín durante la entrega de sables a las promociones de las tres fuerzas (Imagen: "La Razón") |
Victorio Calabró durante un acto oficial en la provincia de Buenos Aires De la mano de Perón la derecha sindical se apodera del primer estado argentino |
Notas
1 Perón en
persona instruyó al general Anaya al respecto.
2 Decreto
146 del Poder Ejecutivo Nacional. Genovese fue puesto en funciones por el
general Alberto C. Cáceres, director nacional de la Gendarmería.
3 Ramón
Genaro Díaz Bessone, op. Cit. P. 206 y ss.
Publicado 27th June 2016 por Alberto N. Manfredi (h)