jueves, 4 de julio de 2019

LA ESTREPITOSA CAIDA DE CAMPORA

21 de junio de 1973. Un Perón serio y adusto habla por
cadena nacional desde su residencia de Gaspar Campos

(Fotografía: "La Prensa")

Los hechos de Ezeiza tuvieron repercusión mundial. La prensa de los cinco continentes se refirió a ellos describiendo con lujo de detalle las vicisitudes del regreso de Perón con los principales periódicos luciendo grandes titulares e incluyendo comentarios en sus páginas interiores. La radio y la televisión le dedicaban amplios espacios e incluso se pusieron en el aire programas especiales para su análisis.
“Trece muertos por armas de fuego durante el retorno de Perón” se leía en la portada del “Daily News” de Nueva York; “Murieron trece en tiroteo durante el regreso de Perón” anunciaba el “The New York Times”.
“El Tiempo”, órgano en idioma español de la misma ciudad, informaba por su parte: “Regreso de Perón: Violencia en la Argentina. Trece muertos”, debajo de una gran fotografía en la que se veían a decenas de personas arrojadas cuerpo a tierra.
“Se han adoptado estrechas medidas de seguridad en torno a Perón”, anunciaba el “Long Island Press”.
“Batalla campal mata a ocho durante el regreso de Perón”, decía el “Washington Post”, mostrando a dos integrantes de la Juventud Peronista con sus armas de fuego en alto. Lo mismo ocurrió con el “ABC de las Américas”, “Panorama Latinoamericano”, el “Christian Science Monitor” de Boston y varios más, los dos primeros en lengua española.


La prensa de Europa también se refirió a los hechos, especialmente en España, Italia, Francia y Alemania, así como en América Latina y Canadá.
Desde el izquierdista “Paese Sera” hasta el derechista “Il Tempo”, pasando por el “Corriere de la Sera” de Milán, “La Stampa” de Turín y el comunista “L’Unita”, la prensa italiana trató el tema con profusión, lo mismo la de España con el matutino “Ya” y “ABC” de Madrid, “O Seculo” de Portugal, “The Daily Mirror”, el “Daily Telegraph”, “The Times” y “The Guardian” de Londres; el “Berliner Zeitung” de Alemania y tantos más.
En Montevideo, la ciudadanía siguió con atención los sucesos al otro lado del Plata, con sus canales de televisión y radioemisoras en permanente contacto con Buenos Aires. “Perón no pudo aterrizar en Ezeiza. Hubo más de cien heridos” decía en primera plana “El Diario” de Montevideo, lo mismo “El Día” y los principales matutinos. “Tiroteos y muertos marcan la vuelta de Perón”, anunciaba el “Jornal do Brasil”, “Veinte muertos y 250 heridos en el regreso de Perón a la Argentina”, hacía lo propio “O Jornal”; “Batalla campal en el aeropuerto marca el retorno de Juan Perón”, el “Correio da Manhá”, “Veinte muertos y 900 heridos” el “Diario de Noticias”, al igual que noticieros y radios. En toda Francia informativos televisivos y radiales cubrieron los acontecimientos, dando cuenta de la gravedad de los hechos, lo mismo la prensa escrita con “Le Figaro” a la cabeza: “Violentos incidentes en el regreso de Perón”.
“Argentina vuelve a avanzar por la misma senda emprendida entre 1943 y 1955. Todo ha vuelto a ser como en la posguerra. Pero el líder de los descamisados tiene poco en común con la imagen de hace veinte años. El amigo de Trujillo, de Batista, de Pérez Jiménez, se preocupa ahora por no asociar su imagen a la del caudillo español. Ya no se inspira en el Duce, sino en Salvador Allende y en el general peruano Velazco Alvarado – escribió Gian Giacomo Foa, corresponsal del “Corriere de la Sera”, ignorando que el paso de los días acabaría por impugnar sus palabras.
“En ninguna parte del mundo se ha visto una concentración tan enorme de multitud exaltada hasta el paroxismo en espera de un hombre –dijo a su vez Giancarlo Zanfrognini, enviado del derechista “Il Resto del Carlino” de Bolonia - Para esta gente no se trató de rendir homenaje a un jefe político que vuelve a dirigirla trayendo consigo un una valija los instrumentos, sino la espera de un milagro para sus problemas. Esperaban a su dios, acompañado por la ilusión de “santa Evita”, cuyos restos, sin embargo, el general prefirió dejarlos en Madrid, en espera de un no tan imposible regreso suyo a la base de partida”. La que también se pronunció fue la CGT, al emitir un comunicado en el que aseguraba que “Un minúsculo grupo de genuinos representantes de las fuerzas antinacionales atacó a mano armada al pueblo que estaba de fiesta”.
Perón y su esposa pasaron la primera noche en la Quinta Presidencial de Olivos, a la que llegaron junto a Cámpora desde Morón, a bordo de un helicóptero.
Una pequeña multitud se había reunido en las adyacencias para curiosear, en especial frente a los accesos de las avenidas Maipú y Libertador.
En un primer momento se especuló con que el ex mandatario y sus acompañantes aterrizarían en el Aeroparque Metropolitano pero eso no sucedió aun cuando la custodia de la Policía Federal, integrada por cuatro automóviles y 15 motocicletas, se había apostado junto a la pista de aterrizaje y otros contingentes de seguridad procedían a desviar el tránsito en la Av. Costanera.
El primero en aterrizar en la residencia fue el helicóptero de Perón. Inmediatamente después hicieron lo propio otros dos que traían a diversos funcionarios y finalmente el de la custodia.
Diez minutos después, aparecieron los patrulleros y las motocicletas de la Policía Federal procedentes del Aeroparque, los cuales ingresaron por los accesos de Villate y Wineberg en tanto los vecinos se asomaban a la calle para ver el despliegue de vehículos y averiguar que sucedía con Perón.
Detrás de la custodia aparecieron los primeros contingentes de simpatizantes, los cuales rodearon la quinta haciendo sonar las bocinas de sus vehículos. Muchas de esa gente llegaba desde Plaza de Mayo, donde en horas de la mañana se había concentrado una multitud para seguir las alternativas del regreso y el acto en Ezeiza.
A las 19 horas (7 p.m.) se hizo presente el general Miguel Ángel Iñíguez, quien permaneció en la residencia apenas unos minutos para retirarse por Villate1, luego de presentar sus saludos al líder y conversar brevemente con él.
En ese momento, aterrizaron en la quinta otros dos helicópteros. Sus ocupantes subieron a cinco automóviles que los estaban esperando y a bordo de ellos cubrieron la distancia hasta la edificación principal. Casi al mismo tiempo, entraron por Wineberg y Villate la custodia presidencial y los encargados de velar por la seguridad del ex mandatario.
A las 19:45 se presentó un ómnibus militar en cuyo interior viajaban efectivos del Regimiento de Granaderos a Caballo con instrucciones de custodiar la quinta y sus alrededores; lo hacían luciendo indumentaria de combate y portando armas largas mientras la policía desalojaba de curiosos los portones de acceso. Debieron intervenir la Guardia de Infantería y una sección de perros, dada la cantidad de vehículos y simpatizantes que llegaban por las avenidas Maipú y Libertador tornando difícil la circulación.
A los quince minutos se hizo presente un auto portando una valija propiedad de Raúl Lastiri, seguido por otro con personal de servicio (20:10) y otro más, conduciendo al coronel Vicente Damasco, comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo, quien venía acompañado por su asistente, el teniente primero Molinari, ambos en uniforme de fajina.
A las 20: 28 se vio salir rápidamente al ministro Ricardo Otero y a las 21:35 a Carlos Cámpora, secretario privado de la Presidencia.
Justo en ese momento, Perón comenzó su mensaje a la población a través de Cadena de Radio y Televisión. Ni bien terminó, llegó a la residencia la señora de Cámpora (22:10) seguida por dos coches de la custodia; menos de diez minutos después, comenzó el éxodo de vehículos y personas desde el interior de la propiedad.
A la mañana siguiente, Perón y su esposa se dirigieron a la residencia de Gaspar Campos 1065, donde una fuerte custodia policial, aun mayor que la del presidente de la República, tenía acordonada el área desde las 6 de la mañana.
Llegaron a las 8:50 y se introdujeron en su vivienda, la cual a partir de ese momento, se convirtió en la verdadera casa de gobierno.
Allí fueron recibidos Cámpora y diversos funcionarios en tanto Vicente Solano Lima recorría diversos hospitales visitando a los heridos de Ezeiza e interiorizándose por ellos.
La mañana del 22 de junio, Perón, siguiendo su costumbre, se levantó temprano y antes de desayunar, trabajó en su máquina de escribir, bosquejando una suerte de plan de acción (6 a.m.).
Perón se dirige a la nación argentina desde su residencia particular.
A su lado, un sumiso y circunspecto Cámpora. Detrás de "Isabel",
como una esfinge, José López Rega
(Fotografía: "La Razón")
Comenzaba a despuntar el sol cuando un automóvil negro se detuvo frente a la residencia (7 a.m.) y quince minutos después salió López Rega, con destino a su ministerio, donde pensaba reasumir sus funciones. A las 07:45 periodistas y curiosos que montaban guardia en la calle vieron apagar las luces exteriores de la vivienda y a las 08:40 un empleado comenzó a limpiar el jardín, luego de que un camión de la empresa CAP descargara cinco kilos de carne por la puerta de servicio.
En horas de la noche, más precisamente a las 21:10, un Perón serio, de gesto adusto, se dirigió a la población por la Cadena Nacional de Radio y Televisión. Lo hizo desde su residencia de Gaspar Campos, con Cámpora sentado a su derecha y su esposa María Estela a su izquierda. Detrás suyo, como una efigie de mármol, se encontraba López Rega y junto a él su "yerno", Raúl Lastiri.

Deseo comenzar estas palabras con un saludo muy afectuoso al pueblo argentino, que ayer desgraciadamente no pude hacerlo en forma personal por las circunstancias conocidas. Llego desde el otro extremo del mundo con el corazón abierto a una sensibilidad patriótica que sólo la larga ausencia y la distancia pueden avivar hasta su punto más álgido.
Por eso al hablarle a los argentinos lo hago con el alma a flor de labios y deseo también que me escuchen con el mismo estado de ánimo.
Llego casi desencarnado. Nada puede perturbar mi espíritu porque retomo sin rencores ni pasiones como no sea la que animó toda mi vida: servir lealmente a la patria, y sólo pido a los argentinos que tengan fe en el gobierno justicialista porque ése ha de ser el punto de partida para la larga marcha que iniciamos.
Tal vez la iniciación de nuestra acción pueda parecer indecisa o imprecisa. Pero hay que tener en cuenta las circunstancias en las que la iniciamos. La situación del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en una reconstrucción en la que no deba participar y colaborar. Este problema, como ya lo he dicho muchas veces, o lo arreglamos entre todos los argentinos o no lo arregla nadie. Por eso deseo hacer un llamado a todos, al fin y al cabo hermanos, para que comencemos a ponernos de acuerdo.
Una deuda externa que pasa los seis mil millones de dólares y un déficit cercano a los tres billones de pesos acumulados en estos años, no han de cubrirse en meses, sino en años. Nadie ha de ser unilateralmente perjudicado, pero tampoco ninguno ha de pretender medrar con el perjuicio o la desgracia ajena. No son estos días para enriquecerse desaprensivamente, tino para reconstruir la riqueza común, realizando una comunidad donde cada uno tenga la posibilidad de realizarse.
El Movimiento Justicialista, unido a todas las fuerzas políticas, sociales, económicas y militares que quieran acompañarlo en su cruzada de Reconstrucción y Liberación del país, jugará su destino dentro de la escala de valores establecida: primero, la Patria; después, el Movimiento, y luego, los hombres, en un gran movimiento nacional y popular que pueda respaldarlo.
Tenemos una revolución que realizar, pero para que ella sea válida ha de ser una reconstrucción pacífica y sin que cueste la vida de un solo argentino. No estamos en condiciones de seguir destruyendo frente a un destino preñado de acechanzas y peligros. Es preciso volver a lo que fue en su hora el apotegma de nuestra creación: de casa al trabajo y del trabajo a casa, porque sólo el trabajo podrá redimimos de los desatinos pasados. Ordenemos primero nuestras cabezas y nuestros espíritus.
Reorganicemos el país y dentro de él, al Estado, que preconcebidamente se ha pretendido destruir, y que debemos aspirar que sea lo mejor que tengamos para corresponder a un pueblo que ha demostrado ser maravilloso. Para ello elijamos
los mejores hombres, provengan de donde provinieren. Acopiemos la mayor cantidad de materia gris, todos juzgados por sus genuinos valores en plenitud y no por subalternos intereses políticos, influencias personales o bastardas concupiscencias. Cada argentino ha de recibir una misión en el esfuerzo de conjunto. Esa misión será sagrada para cada uno y su importancia estará más que nada en su cumplimiento.
En situaciones como las que vivimos todos pueden tener influencia decisiva y así como los cargos honran al ciudadano, éste también debe ennoblecer a los cargos.
Si a las Fuerzas Armadas de la República cada ciudadano, de general a soldado, está dispuesto a morir en la defensa de la soberanía nacional como del orden constitucional establecido, tarde o temprano han de integrarse al pueblo, que ha de esperarlas con los brazos abiertos como se espera a un hermano que retoma al hogar solidario de los argentinos.
Necesitamos la paz constructiva, sin la cual podemos sucumbir como Nación. Que cada argentino sepa defender esa paz salvadora por todos los medios, y si alguno pretendiera alterarla con cualquier pretexto, que se le opongan millones de pechos y se alcen millones de brazos para sustentarlas por los medios que sean precisos. Sólo así podremos cumplir nuestro destino.
Hay que volver al orden legal y constitucional como única garantía de libertad y justicia. En la función pública no ha de haber cotos cerrados de ninguna clase y el que acepte la responsabilidad, ha de exigir la autoridad que necesita para defenderla dignamente. Cuando el deber está de por medio, los hombres no cuentan, sino en la medida que sirven mejor a ese deber. La responsabilidad no puede ser patrimonio de los amanuenses.
Cada argentino, piense como piense, y sienta como sienta, tiene el inalienable derecho de vivir en seguridad y pacíficamente.
El gobierno tiene la insoslayable obligación de asegurarlo.
Quien altere este principio de la convivencia, sea de un lado o de otro, será el enemigo común que debemos combatir sin tregua, porque no ha de poderse hacer ni en la anarquía que la debilidad provoca o la lucha que la Intolerancia desata.
Conozco perfectamente lo que está ocurriendo en el país. Los que crean lo contrario se equivocan. Estamos viviendo las consecuencias de una posguerra civil que aunque desarrollada embozadamente no por eso ha dejado de existir, a lo que se suman las perversas intenciones de los factores ocultos que desde las sombras trabajan sin cesar tras designios no por inconfesables menos reales. Nadie puede pretender que todo esto cese de la noche a la mañana. Pero todos tenemos el deber ineludible de enfrentar activamente a esos enemigos si no queremos perecer en el infortunio de nuestra desaprensión e incapacidad culposa.
Pero el Movimiento Perónista, que tiene una trayectoria y una tradición no permanecerá inactivo frente a tales intentos,
y nadie podrá cambiarlos a espaldas del pueblo, que las ha afirmado en fechas muy recientes y ante la ciudadanía que comprende también cuál es el camino que mejor conviene a la Nación Argentina. Cada uno será lo que deba ser o no será nada. Así como antes llamamos a nuestros compatriotas en la Hora del Pueblo, el Frente Cívico de Liberación y el Frente Justicialista de Liberación para que mancomunados nuestros ideales y nuestros esfuerzos pudiéramos pujar por una Argentina mejor, el justicialismo, que no ha sido nunca ni sectario, ni excluyente, llama hoy a todos los argentinos, sin distinción de banderías, para que todos solidariamente nos pongamos en la perentoria tarea dé la reconstrucción nacional, sin la cual estaremos todos perdidos. Es preciso llegar asi, y cuanto antes, a una sola clase de argentinos, los que luchan por la salvación de la Patria, gravemente comprometida en su destino por los enemigos de afuera y de adentro.
Los peronistas tenemos que retomar á la conducción de nuestro Movimiento, ponerlo en marcha y neutralizar a los que pretenden deformarlo desde abajo y desde arriba. Nosotros somos justicialistas, levantamos una bandera tan distante de uno como de otro de los imperialismos dominantes. No creo que haya un argentino que no sepa lo que ello significa. No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina y a nuestra ideología.
Somos los que las veinte verdades peronistas dicen. No es gritando la Vida por Perón que se hace patria, si no manteniendo el credo por el cual luchamos. Los viejos peronistas lo sabemos. Tampoco lo ignoran nuestros muchachos que levantan banderas revolucionarías.
Los que pretextan lo inconfesable aunque cubran sus falsos designios con gritos engañosos o se empeñan en peleas descabelladas no pueden engañar a nadie. Los que no comparten nuestras premisas si se subordinan al veredicto de las urnas tienen un camino honestó que seguir en la lucha que ha de ser para el bien y la grandeza de la patria y no para su desgracia. Los que ingenuamente piensan que pueden copar nuestro Movimiento o tomar el poder que el pueblo ha reconquistado se equivocan. Ninguna simulación o encubrimiento por ingeniosos que sean podrán engañar a un pueblo que ha sufrido lo que el nuestro y que está animado por una firme voluntad de vencer.
Por eso deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales que por ese camino van mal. Así aconsejo a todos ellos tomar el único camino genuinamente nacional: cumplir con nuestro- deber de argentinos sin dobleces ni designios Inconfesables. Nadie puede ya escapar a la tremenda experiencia que los años, el dolor y el sacrificio han grabado a fuego en nuestras almas y para siempre.
Tenemos un país que a pesar de todo no han podido destruir, rico en hombres y rico en bienes. Vamos a ordenar el Estado y todo lo que de él dependa que pueda haber sufrido depredaciones u olvido. Esa
será la principal tarea del gobierno. El resto lo hará el pueblo argentino, que en los años que corren ha demostrado una madurez y una capacidad superior a toda ponderación.
En el final de este camino está la Argentina potencia, en plena prosperidad con habitantes que puedan gozar del más alto standard de vida, que la tenemos en germen y que sólo debemos realizarla. Yo quiero ofrecer mis últimos años de vida a un logro que es toda mi ambición. Sólo necesito que los argentinos lo crean y nos ayuden a cumplirlo.
La inoperancia en los momentos que tenemos que vivir es un crimen de lesa patria. Los que estamos en el país tenemos el deber de producir por lo menos lo que consumimos. Esta no es hora de vagos ni de inoperantes.
Los científicos, los técnicos, los artesanos y los obreros que están afuera del país deben retornar a él a fin de ayudarnos en la reconstrucción que estamos planificando y que hemos de poner en ejecución en el menor plazo. Finalmente deseo exhortar a todos mis compañeros peronistas para que obrando con la mayor grandeza echen a la espalda los malos recuerdos y se dediquen a pensar en la futura grandeza de la patria que bien puede estar en nuestras propia» manos- y en nuestros propios esfuerzos.
A los que fueron nuestros adversarios que acepten la soberanía del pueblo, que es la verdadera soberanía. Cuando se quieran alejar los fantasmas del vasallaje foráneo siempre más indignos y más costosos. A los enemigos embozados y encubiertos- o- disimulados, les- aconsejo que cesen en sus intentos porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento. Dios nos ayude si somos capaces de ayudar a Dios. La oportunidad suele pasar muy queda, guay de los que carecen de sensibilidad e imaginación para no percibirla. Un grande y cariñoso abrazo para todos mis compañeros y un saludo afectuoso y lleno de respeto para el resto de los argentinos.
El discurso había sido claro; Cámpora estaba condenado y su equipo de colaboradores también. El jefe del movimiento habló de ineptitud e inoperancia, de grupos de poder ejerciendo presión dentro del gobierno y de la falta de autoridad del gobierno.
Sin embargo, nadie pareció percatarse de ello o, mejor dicho, no quiso darse cuenta. “Halla auspicioso eco el llamado a la unión nacional formulado por Perón”, rezaban los titulares de primera plana de “La Razón”, el sábado 22 de junio, pero para entonces, corrían versiones inquietante, que llevaron inquietud a amplios sectores del espectro político nacional.
En tanto se elevaban informes y se iniciaban las consabidas investigaciones de lo ocurrido en Ezeiza, la tarde del 20 de junio comenzaron a trascender aspectos del viaje de Cámpora a Madrid, dando a entender que las cosas no habían sido tan armónicas como pareció en un primer momento.
¿Qué había ocurrido?
El sábado 16 de junio, luego de la misa y el almuerzo en la Residencia “17 de Octubre” de Puerta de Hierro, Perón trató a Cámpora de manera humillante, casi vejatoria2. Lo hizo en tono enérgico y frente a personas de su entorno, entre ellas, el infaltable José López Rega. 
-¡Llenaron el gobierno de aventureros, de marxistas y homosexuales! – bramó el líder visiblemente molesto - ¡El país está en llamas y ustedes haciendo turismo!
Desconcertado, Cámpora ofreció ahí mismo su renuncia, poniendo su cargo a disposición del ex mandatario pero este le espetó que no era el momento de patriadas.
Perón aborrecía a aquellas tres categorías de individuos, de ahí que hoy no se comprenda cómo organizaciones que fomentan las relaciones entre personas del mismo sexo esgriman su figura como bandera.
En 1947, cuando trabajaba en la puesta en marcha de la Tercera Posición, trayendo a técnicos y científicos alemanes, franceses e italianos para trabajar a en su programa y detrás de ellos a criminales de guerra nazis, fascistas y ustachas, contrató los servicios de Carl Peter Vaernet, médico danés al servicio del III Reich que había realizado experimentos en el campo de concentración de Buchenwald, al servicio de las SS, efectuando castraciones, injertos y tratamientos hormonales sobre homosexuales, lesbianas y otro tipo de desviados, a efectos de revertir su condición, todo ello a pedido de Himmler.
Cámpora y Solano Lima presentan sus renuncias en el Congreso
(Fotografía: "La Razón")
Una vez en la Argentina, Perón dispuso que el Ministerio de Salud Pública acondicionase un laboratorio especial para él y pusiese a su disposición todo el instrumental necesario para su tarea. El mismo fue acondicionado en un edificio de la calle Uriarte 2251 y hacia allí comenzaron a ser enviados presos y detenidos del servicio penitenciario, para ser sometidos a tales procedimientos3.
Que Perón despreciaba a ese tipo de gente lo demuestran numerosas declaraciones que hizo a la prensa y personas de su entorno en diferentes momentos de su vida, las cuales reproduce Enrique Pavón Pereyra en su libro Perón tal como es.

¡Los imperialismos no se mantienen nunca por la fuerza! Dicen los yanquis que ellos no van a ceder porque son ricos. Cartago era el imperio más rico que ha habido en la historia de la humanidad y Escipión el Africano terminó en una semana con Cartago.
Dicen que son fuertes, ¡bendito sea Dios! Más fuerte que el Imperio Romano no ha habido ninguno. Sin embargo el imperecedero Imperio Romano ha quedado reducido a su mínima expresión. De una palabra, de un término, de un calificativo…de italianos.
(…) Porque los imperialismos se pudren por dentro. Vea el estado de Inglaterra –que ha sido un imperio poderoso-, que acaba de hacer una ley para que el homosexualismo sea una cosa legal, siempre que se practique en privado… ¡¡¡Pero si eso mismo pasaba en Roma y pasaba en Grecia en la época de la descomposición!!! ¡¡¡Son los signos de la decadencia!!! 
Perón despreciaba a los homosexuales, sentía rechazo y repulsión hacia ellos y así como hoy se niega e incluso oculta que su Constitución de 1949 no contemplaba el derecho de huelga, el cual fue impuesto por la Revolución Libertadora; así como se encubre que creó organizaciones parapoliciales y paramilitares para acabar con la izquierda y la oposición, que se minimizan sus persecuciones y crímenes, endilgándoselos siempre a gente “malvada y perversa” de su entorno, se esconde que durante sus mandatos también se persiguió y encarceló a ese tipo de gente, que se les vedó el acceso a cargos públicos e incluso, se los torturó y asesinó. La revista “El Caudillo”, publicada a instancias del Ministerio de Bienestar Social en 1973, es solo un ejemplo, con su llamado a la persecución y muerte de homosexuales, lesbianas y feministas, todo a la vista del líder, que nunca pronunció una palabra. Desde la revista “Mercado”, el coronel Osinde, brazo armado de la derecha peronista, prometió acabar con las personas de esa tendencia, así como con hippies y drogadictos, acciones que bandas armadas comenzaran a llevar a cabo en horas de la noche, terminando con sus víctimas en zonas descampadas.
Perón, como lo hemos dicho, aborrecía a homosexuales y lesbianas, pero mucha más repulsión le generaban los marxistas y militantes de izquierda y en ese sentido, puso manos a la obra para aniquilarlos.
Y lo primero que hizo fue deshacerse de Cámpora porque no había estado a la altura de las circunstancias y se había dejado desbordar.
En aquella reunión de Madrid, el conductor del movimiento le echó en cara (al presidente) que había perdido el control de la situación, permitiendo que la izquierda y la subversión se hicieran del poder.
A finales de junio, las versiones de una posible salida de Cámpora y su vice eran más insistentes y hasta llegaron a la prensa, que comenzó a especular con las renuncias de Righi y Puig y el reemplazo del primer mandatario.
El 4 de julio el gabinete en pleno se reunió en Gaspar Campos para recibir directivas del jefe del movimiento. Estuvieron presentes “Isabel”, Solano Lima y Lastiri, a quienes Perón convocó especialmente para tratar la Ley de Ministerios. El cónclave se llevó a cabo en el primer piso y una vez finalizado, López Rega, siguiendo instrucciones precisas, invitó a los presentes a dirigirse a la planta baja, dejando a Perón solo en su habitación4.
Una vez allí, el titular de Bienestar Social miró directamente al presidente de la Nación y lanzó aquella pregunta que tomó a todos por sorpresa:
-¿Quisiéramos saber cuál va a ser el papel que va a jugar el general Perón en el país?
Con la sorpresa reflejada en su rostro, Cámpora se mantuvo unos segundos en silencio e inmediatamente después ofreció su renuncia, a la cual Solano Lima sumó la suya.
“Isabel” y López Rega se pusieron de pie y se dirigieron a la planta alta, para informarle a Perón y requerir su parecer. Cuando estuvieron de vuelta, la respuesta que trajeron sacó a todos de dudas.
-El general ha dicho que hará lo que el pueblo quiera.
Fue una jugada magistral, que mostró una vez más que el viejo líder lo tenía todo calculado. Lastiri reemplazaría a Cámpora; el senador Díaz Vialet, que en su condición de presidente del Senado debía suceder al primer mandatario en caso de acefalía, partiría rumbo a Argelia, para trabajar en la posición que asumiría la Argentina en la nueva reunión de Países No Alineados, a realizarse en septiembre y Esteban Righi, Juan Carlos Puig y José María Castiñeira de Dios abandonarían sus cargos.
Los sucesos de Ezeiza habían acelerado los planes de Perón. El crecimiento de la izquierda, la injerencia de los montoneros y las organizaciones sociales de base en la política nacional, el caos y la violencia obligaban a adoptar medidas drásticas y actuar con la mayor celeridad.
Lastiri asume la presidencia. La forzada
sonrisa de Cámpora parece decirlo todo
El cuadro de situación que Perón encontró a su llegada lo puso realmente furioso, pues nunca imaginó que las cosas se desbordarían de esa manera. Era imperioso deshacerse de elementos tan peligrosos y torcer el rumbo de la política, aun cuando se había valido de ellos para derrotar a sus enemigos y posibilitar su retorno.
La liberación de los detenidos políticos, la ley de indulto promulgada por el Congreso, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y Corea del Norte, las bases para el acuerdo social de precios y salarios y la supresión de las leyes represivas del anterior gobierno solo fueron la excusa para que Perón pusiese en marcha su programa de aniquilamiento.
“Aquí se va a hacer lo que el General quiera” dijo Cámpora al asumir la presidencia y lo primero que quiso el jefe del movimiento una vez en suelo argentino, fue sacarlo de la escena.
López Rega tuvo a su cargo el traspaso, otra jugada magistral que lo despegaba (a Perón) de situaciones desagradable. El viejo caudillo era consciente del malestar que generaba la figura de su secretario privado y le venía muy bien para desviar hacia él la atención y hacerlo blanco de las críticas.
“La Opinión” de Jacobo Timmerman adelantó las renuncias en su edición del 29 de junio. 
Por indicación expresa de Perón, los partícipes del cónclave decidieron no hacer públicas las dimisiones hasta el 13 de julio, a efectos de no generar el caos y evitar corridas.
El 10 de julio, el ex mandatario recibió en Gaspar Campos al comandante en jefe del Ejército, general Jorge Carcagno, con quien mantuvo una reunión a solas, sin la presencia de López Rega.
-Voy a hacerme cargo del gobierno – le dijo- y quiero que el Ejército lo sepa antes que nadie.
Mientras eso sucedía, el vicegobernador Victorio Calabró, un derechista emergido de las filas de la UOM, inició una violenta campaña contra el presidente marioneta destinada a expulsarlo del gobierno para entregárselo al líder del movimiento pues, a su entender, encontrándose el general en el país nadie más que él podía ser presidente de los argentinos5.
El 12 de julio Cámpora presidió su última reunión de gabinete a la que además de Solano Lima, asistieron el comandante en jefe del Ejército, general Jorge Carcagno; su par de la Armada, almirante Carlos Álvarez y el de la Fuerza Aérea, brigadier Héctor Fautario. Finalizada la misma, el vicepresidente manifestó a la prensa que al día siguiente, tanto él como Cámpora presentarían sus renuncias, palabras que parecieron confirmar el rumor de que Lastiri se haría cargo del Ejecutivo, que llamaría a elecciones en treinta días y que Perón encabezaría una lista junto a Ricardo Balbín.
Perón junto a Franco. Detrás Cámpora. La situación
estuvo tirante en Madrid. Perón le devolvió la "gentileza"
al generalísino no asistiendo a ninguna de sus recepciones.
El caudillo español se mantuvo distante mientras vivió en España
En vista de lo que estaba aconteciendo, Lastiri solicitó a los legisladores, en la Cámara de Diputados, que no se moviesen de la Capital Federal en las siguientes 48 horas y a las 11:00 partió hacia Vicente López para informar a Perón. Al llegar, manifestó a la prensa que la Asamblea Legislativa era la encargada de designar al sucesor de Cámpora y que se llamaría a elecciones en el menor tiempo posible.
El 13 de julio a las 8 a.m., Cámpora y Solano Lima hicieron efectivas sus renuncias en la Casa Rosada. Cuando se supo que Esteban Righi, Juan Carlos Puig y José María Castiñeira de Dios habían hecho lo propio, Raúl Alfonsín, en su calidad de dirigente de la UCR y opositor a la figura de Balbín, manifestó: “Es una suerte de golpe de derecha para afirmar el continuismo [...] un otorgamiento a las Fuerzas Armadas de la posibilidad de asumir un rol decisorio en el acontecer nacional”. Como era de imaginar, sus palabras provocaron la reacción de Rucci6 y la ira de la CGT.
Ese mismo día, Raúl Alberto Lastiri se hizo cargo de la presidencia y siguiendo instrucciones directas de Perón, inició un marcado giro a la derecha que a corto plazo llevaría la guerra subversiva hasta límites insospechados7.
El hecho de que el nuevo mandatario viviese en pareja con Norma López Rega8 ha llevado a historiadores, analistas, políticos y pensadores a desviar la atención del verdadero gestor y responsable de los acontecimientos que tuvieron lugar en aquellos días: Juan Domingo Perón.
Hablar de un anciano manipulado por figura tan pequeña y falta de luces como José López Rega es minimizar su figura y opacar su grandeza. Hombre lúcido hasta el último minuto de su vida, sagaz, astuto y dotado de una inteligencia fuera de lo común, Perón probó con creces ser la figura de trascendencia mundial que fue. Su paso por la historia nos muestra a una personalidad de mucha prestancia y autoridad, un individuo consciente del papel que jugaba, autoritario, astuto y maquiavélico, que hasta el último minuto de su vida estuvo en pleno control de sus facultades mentales, imponiendo su autoridad y dictando sus designios, sin dejarse amedrentar ni desbordar en ningún momento. Ni en esos años, ni en sus días de gloria se hizo nada sin su venia y aprobación.
Valga esta aclaración, a medio siglo de aquellos hechos, ante las pretensiones de algunos deshonestos que creyendo defender su imagen, pretenden mostrárnoslo como un anciano bondadoso, poco menos que decrépito, ajeno a su entorno, siempre inocente en tanto los malvados que le revoloteaban alrededor, con su ministro de Bienestar Social a la cabeza, hacían y deshacían a su antojo. Nada más falso y ajeno a la realidad.
Todo se lo que se hizo en aquellos años fue siguiendo sus instrucciones; no se adoptaron decisiones sin su visto bueno y todo el mundo acataba sus órdenes y las cumplían a rajatabla. Los hechos que tendrán lugar a partir de ese momento, no dejan lugar a dudas.

Notas
1 El apellido Villatte se escribe con doble “t”, sin embargo, en la nomenclatura catastral figura con una sola.
2 Alberto Amato, “A 40 años de la renuncia de Cámpora y el fin de la ‘primavera’. El 13 de julio de 1973 dejaba la presidencia”, diario “Clarín”, sección Política, 14 de julio d3e 1973.3 Alberto N. Manfredi (h), Perón y la Tercera Posición. El IV Reich en la Argentina, capítulo “Los crímenes del peronismo” (https://peronterceraposicion.blogspot.com.ar/2013/05/los-crimenes-del-peronismo.html).
4 Javier Pablo Marotte, “Perón al poder, Cámpora a su casa: el interregno de Lastiri”, Memoria Académica Universidad Nacional de la Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la educación, V Jornadas de Sociología de la UNLP, 10 al 12 de diciembre de 2008, p. 2-3.
5 Ídem, p. 4.
6 Ídem, p. 7. 7 El 13 de julio de 1973, trascendió la noticia de que José "Joe" Baxter, había fallecido dos días antes en el accidente aéreo del Vuelo 820 de Varig, cuando el avión se precipitó a tierra sobre un campo de Saulx-les-Chartreux, a 5 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Orly. Solo sobrevivieron 11 de las 133 personas que viajaban a bordo. Los peritajes efectuados, permitieron determinar que Baxter llevaba 40.000 dólares estadounidenses destinados a la guerrilla sandinista.
8 Lastiri, nacido en Buenos Aires el 15 de septiembre de 1915, estuvo casado con Amelia Concepción Martino Postervino, con quien tuvo tres hijos: Raúl Oscar, María Victoria y María Viviana. Con Norma López Rega nunca se casó. 
 
Publicado por