OCTUBRE NEGRO
Perón dispone la expulsión de todo funcionario marxista o proclive a esa ideología del partido y la administración pública |
A
comienzos de octubre, más precisamente el día 2, el gobierno anunció
que antes de la asunción de Perón, debían ser expulsados todos los
funcionarios de filiación marxista “o proclives a ella”, tanto de las
filas del movimiento, como las dependencias gremiales, los gobiernos
provinciales y los municipales. La directiva emanaba del gobierno
federal y aclaraba que a partir de esa fecha, el Poder Ejecutivo iba a
ser respetuoso de las jurisdicciones regionales, pero que no toleraría
infiltraciones de ninguna índole. Los problemas internos de cada
provincia deberían tratarse a nivel local, a través de los organismos
partidarios, sin ser ventilados públicamente y cuando un funcionario no
estuviese de acuerdo con otro en algún punto, debería exponer el tema
ante el de mayor jerarquía a efectos de que las denuncias fuesen
canalizadas por las vías correspondientes, sin alteración del orden.
Las
ocupaciones y todo tipo de acto coercitivo destinados a obtener
soluciones por la fuerza iban a ser severamente castigadas y en cada
provincia se adoptarán medidas para coordinar el accionar de las fuerzas
policiales a efectos de imponer el orden, combatiendo con eficacia la
delincuencia organizada.
Ese mismo día, mientras Perón visitaba la CGT en compañía del ministro de Trabajo y el secretario general de las 62 Organizaciones, el gobierno dio comienzo a una intensa campaña contra la pornografía al tiempo que confiscaba e incineraba todo ejemplar de “Estrella Roja” y “El Descamisado” que todavía se encontrasen a la venta en los kioscos.
El día anterior, conociendo de antemano tales directivas, Jorge Taiana, le pidió la renuncia a Rodolfo Puiggrós, rector-interventor de la Universidad de Buenos Aires, quien la hizo efectiva en forma personal a las 15:00, luego de apersonarse en el Ministro de Cultura y Educación de la Nación. La reacción no se hizo esperar y durante esa misma jornada, se organizó una conferencia de prensa en la cual el decano de Arquitectura, Alfredo Ibarlucea, leyó una carta enviada por sus colegas a Perón, reivindicando la gestión del funcionario saliente:
Ese mismo día, mientras Perón visitaba la CGT en compañía del ministro de Trabajo y el secretario general de las 62 Organizaciones, el gobierno dio comienzo a una intensa campaña contra la pornografía al tiempo que confiscaba e incineraba todo ejemplar de “Estrella Roja” y “El Descamisado” que todavía se encontrasen a la venta en los kioscos.
El día anterior, conociendo de antemano tales directivas, Jorge Taiana, le pidió la renuncia a Rodolfo Puiggrós, rector-interventor de la Universidad de Buenos Aires, quien la hizo efectiva en forma personal a las 15:00, luego de apersonarse en el Ministro de Cultura y Educación de la Nación. La reacción no se hizo esperar y durante esa misma jornada, se organizó una conferencia de prensa en la cual el decano de Arquitectura, Alfredo Ibarlucea, leyó una carta enviada por sus colegas a Perón, reivindicando la gestión del funcionario saliente:
La política universitaria
seguida en estos cuatro meses de gobierno popular en nuestro ámbito ha tenido y
tiene en el compañero Puiggrós su más alto exponente, sintetizando su nombre
las aspiraciones de la comunidad universitaria. Como soldados disciplinados del
movimiento, aceptaremos su de terminación, pero queremos dejar nuestro
pensamiento y deseo en el sentido que la renuncia presentada en el día de la
fecha sea rechazada, confirmándoselo en sus funciones.
Al tomar conocimiento de la decisión, numerosas agrupaciones y entidades de izquierda hicieron llegar su solidaridad a Puiggrós, entre ellas la JUP, que llamó a una movilización general estudiantil destinada a repudiar la medida y denunciar la ofensiva imperialista, cuyos representantes se hallaban infiltrados en el seno del movimiento justicialista para frenar las conquistas logradas y la reconstrucción universitaria con la intención de [aquí viene lo más risible] condicionar el futuro accionar del general Perón.
Era increíble, el propio líder había decidido purgar tanto al partido como al gobierno de “infiltrados” marxistas y estos descerebrados volvían a la carga con la teoría de los infiltrados que intentaban dañar su imagen.
Apoyaban la iniciativa el Movimiento de Orientación Reformista del Partido Comunista, la Juventud Socialista de Avanzada (Partido Socialista de los Trabajadores), Vanguardia Comunista a través del movimiento TUPAC, Franja Morada de la UCR, el Movimiento de Acción hacia el Socialismo, la Juventud Universitaria del Frente de Izquierda Popular, la FUA y la FUBA.
Puiggrós forzado a renunciar |
La
manifestación se realizó el 2 de octubre con una marcha hacia el
Palacio Pizzurno, sede del Ministerio de Cultura y Educación de la
Nación, en la cual los participantes entonaron cánticos partidarios
vivando a Puiggrós y Perón. Algo de no creer.
Aglutinados frente al edificio, los manifestantes escucharon a los numerosos oradores, interrumpiéndolos de tanto en tanto con aplausos y aclamaciones y tras la desconcentración -que se hizo en forma pacífica-, comenzó la toma de las facultades1.
Las acciones militares continuaron al mismo ritmo a lo largo de octubre, con una violencia que no daba señales de menguar. Como para agravar la situación, el país sufría una alarmante ola de inseguridad que se veía reflejada en una preocupante seguidilla de robos, asaltos, crímenes, violaciones y secuestros extorsivos por parte de delincuentes comunes. Los altos índices de criminalidad y la gran cantidad de malhechores abatidos en los enfrentamientos nos hablan de una justicia lenta e ineficiente y una alarmante reincidencia por parte de los malhechores, muchos de los cuales eran ejecutados por la policía en sitios apartados.
Era frecuente en esos días, que a altas horas de la noche, cuando nadie circulaba por las calles, escuadrones policiales condujesen a asesinos, violadores y asaltantes a zonas descampadas y los ejecutaban de varios disparos, dejando sus cuerpos tirados. Homosexuales, travestis, lesbianas y otros desviados, solían corre la misma suerte tras sufrir tratos humillantes.
Esas prácticas continuarán luego del golpe de Estado y servirán para incrementar el número de desaparecidos por el terrorismo de estado. La guerra subversiva creció desmedidamente con la aparición de los escuadrones ultraderechistas.
El 1 de octubre, una unidad del ERP mató en Córdoba a un policía de tránsito cuando se resistió al robo de su arma; al día siguiente, fue incendiado un vehículo de la Fuerza Aérea en Martínez, al norte del Gran Buenos Aires; el miércoles 3, el grupo comando "Gerardo Moisés Alter" del ERP, detuvo a un subcomisario inspector en La Plata, le quitó su Colt 38 y después de incendiar su automóvil Torino, lo abandonó en la vía pública.
En San Nicolás de los Arroyos, grupos de ultraderecha vinculados a la burocracia sindical asesinaron al periodista José Domingo Colombo, jefe de Redacción del diario "El Norte". Dos desconocidos ingresaron a las oficinas, le arrancaron a la telefonista sus auriculares y el micrófono, la obligaron a arrojarse al suelo y uno de ellos entró al despacho para tirar a quemarropa con una escopeta Haka.
Aglutinados frente al edificio, los manifestantes escucharon a los numerosos oradores, interrumpiéndolos de tanto en tanto con aplausos y aclamaciones y tras la desconcentración -que se hizo en forma pacífica-, comenzó la toma de las facultades1.
Las acciones militares continuaron al mismo ritmo a lo largo de octubre, con una violencia que no daba señales de menguar. Como para agravar la situación, el país sufría una alarmante ola de inseguridad que se veía reflejada en una preocupante seguidilla de robos, asaltos, crímenes, violaciones y secuestros extorsivos por parte de delincuentes comunes. Los altos índices de criminalidad y la gran cantidad de malhechores abatidos en los enfrentamientos nos hablan de una justicia lenta e ineficiente y una alarmante reincidencia por parte de los malhechores, muchos de los cuales eran ejecutados por la policía en sitios apartados.
Era frecuente en esos días, que a altas horas de la noche, cuando nadie circulaba por las calles, escuadrones policiales condujesen a asesinos, violadores y asaltantes a zonas descampadas y los ejecutaban de varios disparos, dejando sus cuerpos tirados. Homosexuales, travestis, lesbianas y otros desviados, solían corre la misma suerte tras sufrir tratos humillantes.
Esas prácticas continuarán luego del golpe de Estado y servirán para incrementar el número de desaparecidos por el terrorismo de estado. La guerra subversiva creció desmedidamente con la aparición de los escuadrones ultraderechistas.
El 1 de octubre, una unidad del ERP mató en Córdoba a un policía de tránsito cuando se resistió al robo de su arma; al día siguiente, fue incendiado un vehículo de la Fuerza Aérea en Martínez, al norte del Gran Buenos Aires; el miércoles 3, el grupo comando "Gerardo Moisés Alter" del ERP, detuvo a un subcomisario inspector en La Plata, le quitó su Colt 38 y después de incendiar su automóvil Torino, lo abandonó en la vía pública.
En San Nicolás de los Arroyos, grupos de ultraderecha vinculados a la burocracia sindical asesinaron al periodista José Domingo Colombo, jefe de Redacción del diario "El Norte". Dos desconocidos ingresaron a las oficinas, le arrancaron a la telefonista sus auriculares y el micrófono, la obligaron a arrojarse al suelo y uno de ellos entró al despacho para tirar a quemarropa con una escopeta Haka.
José Domingo Colombo (Revista "Así") |
Colombo
quedó cayó hacia un costado, sin vida, en tanto el asesino, que
representaba unos 40 años, regresó sobre sus pasos gritándole a los
empleados que permaneciesen cuerpo a tierra. El cuadro que se
encontraron sus compañeros cuando los matones se alejaron era realmente
dantesco. Las paredes y el suelo se hallaban cubiertos de sangre, restos
del cráneo del yacían desparramados–incluyendo partes del rostro- y su
masa encefálica cubría por completo la máquina de escribir que tenía
delante.
Denuncias practicadas por Montoneros, según “El Descamisado”, los atacantes pertenecían a la UOM y la UOCRA nicoleñas, sindicando al catalán Juan Sanz, como el autor material del crimen y al “Buchón” González, como su cómplice.
Al otro día, la policía de Tucumán llevó a cabo un vasto operativo tanto en la ciudad capital como en los ingenios San José y San Pablo, arrestando a más de 30 activistas, casi todos obreros, entre quienes se encontraba su dirigente Leandro Fote. Según “Estrella Roja”, el jefe de policía Héctor García Rey proveyó de armas a unos 40 civiles derechistas que se hicieron presentes en el Departamento Central de Policía acompañando a los diputados Valenzuela y Figueroa, para que tomasen parte en la represión.
En Córdoba, un comando UOCRA atacó a tiros una asamblea de base hiriendo al obrero Juan Ávila, que fallecerá el 21 de ese mes.
El mismo 3 de octubre en que a Colombo le volaban la cabeza, Lastiri firmó, a instancias de Perón, el decreto Nº 1678, disponiendo la creación a nivel ministerial de la Defensa de los Comandos Generales del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, dotando a cada comando de su correspondiente dirección, preparación, empleo y administración de sus respectivas fuerzas, incluyendo las reservas que les fueran asignadas. Serían sus funciones (que venían a reemplazar a las de los comandantes en jefe) participar directamente en el comité Militar, elaborar los correspondientes presupuestos para la defensa nacional, trabajar en la organización y coordinación del material logístico, el registro, clasificación y distribución del potencial humano, la defensa civil en lo relativo a su competencia específica y brindar asesoramiento militar, especialmente a los cargos superiores de los organismos conjuntos dependientes del Ministerio de Defensa.
El nuevo organismo tendría a su cargo la Policía Militar, Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval, así como la elaboración de los anteproyectos de leyes y decretos pertinentes.
El mismo día, Perón habló en el acto de clausura de la Asamblea Nacional de Entidades Empresarias. Lo hizo con su habitual lucidez, demostrando contundencia en sus palabras y convicción al momento de exponer sus argumentos.
Para entonces, varias facultades se hallaban tomadas aunque en la mayoría de ellas se dictaban clases normalmente.
Esa misma madrugada un incendio afectó buena parte del archivo de Derecho, ubicado en el 3º piso, cuyo edificio de estilo romano (mega-obra del primer gobierno justicialista), se hallaba ocupado por no menos de 400 estudiantes que desplegaron pancartas y pintaron paredes con leyendas alusivas. La JP había bloqueado el decanato, clausurando sus accesos; en Ciencias Económicas y Medicina se permitió el acceso de algunos profesores; en Filosofía y Letras se controló el ingreso de personas y en Ingeniería, Arquitectura y otras dependencias, las jornadas se desarrollaron con normalidad.
Para ese momento, los estudiantes se habían pronunciado.
Denuncias practicadas por Montoneros, según “El Descamisado”, los atacantes pertenecían a la UOM y la UOCRA nicoleñas, sindicando al catalán Juan Sanz, como el autor material del crimen y al “Buchón” González, como su cómplice.
Al otro día, la policía de Tucumán llevó a cabo un vasto operativo tanto en la ciudad capital como en los ingenios San José y San Pablo, arrestando a más de 30 activistas, casi todos obreros, entre quienes se encontraba su dirigente Leandro Fote. Según “Estrella Roja”, el jefe de policía Héctor García Rey proveyó de armas a unos 40 civiles derechistas que se hicieron presentes en el Departamento Central de Policía acompañando a los diputados Valenzuela y Figueroa, para que tomasen parte en la represión.
En Córdoba, un comando UOCRA atacó a tiros una asamblea de base hiriendo al obrero Juan Ávila, que fallecerá el 21 de ese mes.
El mismo 3 de octubre en que a Colombo le volaban la cabeza, Lastiri firmó, a instancias de Perón, el decreto Nº 1678, disponiendo la creación a nivel ministerial de la Defensa de los Comandos Generales del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, dotando a cada comando de su correspondiente dirección, preparación, empleo y administración de sus respectivas fuerzas, incluyendo las reservas que les fueran asignadas. Serían sus funciones (que venían a reemplazar a las de los comandantes en jefe) participar directamente en el comité Militar, elaborar los correspondientes presupuestos para la defensa nacional, trabajar en la organización y coordinación del material logístico, el registro, clasificación y distribución del potencial humano, la defensa civil en lo relativo a su competencia específica y brindar asesoramiento militar, especialmente a los cargos superiores de los organismos conjuntos dependientes del Ministerio de Defensa.
El nuevo organismo tendría a su cargo la Policía Militar, Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval, así como la elaboración de los anteproyectos de leyes y decretos pertinentes.
El mismo día, Perón habló en el acto de clausura de la Asamblea Nacional de Entidades Empresarias. Lo hizo con su habitual lucidez, demostrando contundencia en sus palabras y convicción al momento de exponer sus argumentos.
Para entonces, varias facultades se hallaban tomadas aunque en la mayoría de ellas se dictaban clases normalmente.
Esa misma madrugada un incendio afectó buena parte del archivo de Derecho, ubicado en el 3º piso, cuyo edificio de estilo romano (mega-obra del primer gobierno justicialista), se hallaba ocupado por no menos de 400 estudiantes que desplegaron pancartas y pintaron paredes con leyendas alusivas. La JP había bloqueado el decanato, clausurando sus accesos; en Ciencias Económicas y Medicina se permitió el acceso de algunos profesores; en Filosofía y Letras se controló el ingreso de personas y en Ingeniería, Arquitectura y otras dependencias, las jornadas se desarrollaron con normalidad.
Para ese momento, los estudiantes se habían pronunciado.
Desconocemos a Banfi como
interventor, y declaramos que debe renunciar al puesto en tanto se niegue a ser
instrumento de la reacción inspirada por el “lastirismo” y el “lopezreguismo”.
Las medidas de fuerza serán mantenidas hasta tanto se instaure en la
universidad una política que cuente con el aval del movimiento peronista y que
configure una verdadera política de reconstrucción nacional”.
La extensa proclama mencionaba a Lastiri y López Rega y volvía a despegar a Perón de todo compromiso, negando tozudamente sus acciones.
Aquel 4 de octubre, a las 22:30 horas, el agente Casimiro Reyes Mansilla de la Brigada de Investigaciones, montaba guardia frente al domicilio del diputado tucumano Eduardo Posse Cuezzo, ubicado en Rivadavia 591 dela capital provincial, cuando un Fiat 1600 blanco, patente 433.115, se detuvo frente al inmueble.
Mansilla comprendió que algo raro estaba por suceder pero antes de desenfundar su arma, desde el interior del rodado partieron varios disparos que impactaron en varias partes de su cuerpo, principalmente la ingle, el hipocondrio izquierdo y el brazo derecho. Uno de los proyectiles se le incrustó en la columna vertebral, dejándolo completamente inmovilizado.
Las balas hirieron también a la señora María Rosa Macedo de Guevara cuando trataba de trabar las puertas de su zaguán, la cual cayó sobre el piso baldosas, con un balazo en una de sus rodillas.
Antes de perder el conocimiento, Mansilla alcanzó a reconocer a uno de sus atacantes, un sujeto de apellido Ponce, militante del recientemente proscripto ERP.
Ni bien se dio parte a la policía, se hizo presente el comisario Luis Héctor García Rey, jefe de la departamental provincial, quien informó a la prensa sobre el procedimiento cerrojo puesto en marcha minutos antes para dar con los autores del atentado.
Varios impactos de bala mostraban la saña del ataque en el frente de la familia Guevara, destacando especialmente uno en la puerta cancel que la dueña de casa intentaba cerrar en momentos de la agresión. Peritajes efectuados por el personal de balística permitieron determinar que las armas utilizadas por los terroristas eran pistolas calibre 45.
-Para que lo sepa todo el mundo –manifestó– todo atisbo de extremismo marxista va a ser borrado de la provincia.
Al escuchar los disparos, el diputado Posse Cozzo, que por entonces presidía la Federación Tucumana de Fútbol, salió a la vereda para ver que sucedía y al encontrar a Mansilla tirado, comenzó a gritar solicitando auxilio. Hacía apenas unos pocos minutos había llegado a su domicilio y al producirse las descargas, se encontraba viendo televisión.
Mansilla fue evacuado hacia el sanatorio más cercano donde se le practicó una intervención quirúrgica para salvarle la vida2. Mientras tanto, la policía practicaba numerosos allanamientos, uno de ellos en Las Piedras 530, Piso 7º, Dto. “C”, donde fue detenido un sujeto3.
El agente herido agonizó seis días y el 10 de octubre falleció, víctima de un paro cardiorespiratorio producido por sus heridas.
También en Tucumán, la policía detuvo a tres militantes del Circuito 15º de la Juventud Trabajadora Peronista en momentos que intentaban sustraer un colectivo de la línea 9, para trasladar a su gente al centro de la ciudad, con el fin de sumarse a las manifestaciones de protesta.
Luego de hacer descender a los pasajeros, Domingo Gonzaga, Roque Pérez y un menor de edad le exigieron al chofer que abandonase su puesto. Un patrullero que pasaba por el lugar se percató del hecho y a través del radio puso al tanto a las autoridades, las cuales ordenaron la detención de los activistas lo mismo a otro grupo que había hecho lo propio con un interno de la línea 6.
Ese mismo día, cuando Balbín se reunía nuevamente con Perón en Gaspar Campos, veinte militantes de la JSP fuertemente armados, irrumpieron en la casa central del Banco Social de la Provincia de Córdoba (Av. Vélez Sársfield esquina 27 de Abril), exigiendo a gritos la renuncia de su presidente, Dr. Raúl Faure, “por marxista”.
En realidad, Faure había militado en la Unión Cívica Radical Intransigente, y en tiempos del Dr. Arturo Zanichelli, gobernador entre 1958 y 1960, se desempeñó como subsecretario de Gobierno.
Mientras tanto, los atentados se sucedían de uno y otro bando.
En la Capital Federal fue ametrallado un local dela Regional I de la JP, ubicado en Chile 1481, en momentos en que se hallaban reunidas sus autoridades, encabezadas por Juan Carlos Añón. Los disparos partieron desde un vehículo color verde, luego de que un desconocido tocara el timbre.
El mismo día (jueves 4), atacaron en Rosario a Jorge Lelli, activista de la Regional II de la misma agrupación, salvando su vida por milagro. En Córdoba, estalló una bomba en Misiones 143, al oeste del Barrio Alberdi. El hecho se produjo a las 3 a.m., frente al domicilio del Dr. Enrico Tejada, presidente de la Cámara de Senadores de esa provincia.
En Santiago del Estero, dos bombas destruyeron el Ford Falcon, del ministro de Gobierno Adam Pedrini. El primer artefacto estalló a las 04:10, sobre la calle Bolivia, cerca de su intersección con Hipólito Yrigoyen, destruyendo completamente el rodado. El mismo quedó envuelto en llamas y un Citroën estacionado detrás sufrió daños de consideración.
Siempre el 4 de octubre, a las 22:15, el comisario inspector Rubén Horacio Contini llegaba a su domicilio, en Juan Bautista Alberdi 1125, a metros de su intersección con Florentino Ameghino, pleno Villa Sarmiento (Haedo) cuando un sujeto de barba y elevada estatura se le acercó por detrás y luego de extraer una pistola del portafolio que portaba en su siniestra, le efectuó tres disparos por la espalda, hiriéndolo a la altura del pecho y el brazo izquierdo.
Comisario
Rubén Contini (Imagen: "La Razón") |
Contini
cayó muerto sobre la vereda en tanto el atacante corría hacia un Fiat
1600 bordó en el que un segundo individuo lo esperaba con el motor
encendido. Atraída por el ruido de las descargas, la hija de la víctima,
Teresa, de 14 años, salió a la calle para ver que sucedía.
En su huida, el automóvil pasó delante de ella y se perdió en la noche en tanto los gritos de la niña atraían al vecindario. Una ambulancia que se hizo presente algunos minutos después, trasladó al jefe policial hasta el cercano Instituto de Cirugía de la Provincia de Buenos Aires pero para entonces, hacía rato que había fallecido.
Una vez iniciadas las pesquisas, se hicieron presentes en el domicilio altos jefes policiales, entre ellos el comisario general Juan Carlos Rojas, jefe de Investigaciones Criminales y el comisario mayor Osvaldo Massore, secretario general de la Policía Federal.
Mientras el mundo seguía con atención los inicios de la guerra del Yom Kipur en Medio Oriente, el sábado 6, por la mañana, los jefes de las tres fuerzas visitaron a Perón en la Quinta Presidencial de Olivos.
El encuentro tuvo lugar en el marco de un almuerzo al que además del teniente general Jorge Raúl Carcagno, el almirante Carlos Álvarez y el brigadier Héctor Luis Fautario, asistieron María Estela Martínez de Perón, José López Rega, el ministro de Economía José Ber Gelbard, su par de Defensa, Ángel Federico Robledo y a partir de las 16:20, el general Miguel Ángel Iñíguez, jefe de la Policía Federal.
La noche del 5, la policía detuvo en Mendoza a cuatro individuos que circulaban en un Citroën 3 CV cargado de explosivos y material de propaganda. Tres de ellos eran actores teatrales de cierta relevancia en la provincia, Jorge Reynaldo Puebla, de 27 años, quien además ejercía las funciones de inspector de Comercio e Industria de la Municipalidad de Luján de Cuyo y delegado de su sindicato; Néstor Centurión, de 24 años; Gerardo Raúl Marino de 25 y Antonio Mario López de 23.
Entre el material hallado se encontró una caja de cartón con nueve barras de trotyl en su interior, un cilindro de amonito (ambas de procedencia militar) y propaganda marxista, destacando un volumen titulado Actas tupamaras, de la editorial Schapire.
Según declaraciones del intendente municipal de Lujan de Cuyo, Heber Donato Moschetti, Puebla le había manifestado recientemente que había sido seleccionado para viajar con otras 19 personas a Buenos Aires con el fin de participar del Operativo Dorrego, destinado a asistir a los damnificados por las inundaciones en territorio bonaerense4. El lunes 8 de octubre, amaneció con la novedad de que a lo largo y ancho del país se habían producido una serie de atentados en conmemoración del fallecimiento del Che Guevara5.
En Lomas de Zamora, estalló una bomba frente a un comercio de panadería perteneciente a Amelia Lidia Gonçalves, sito en la intersección de Molina Arrotea y Catamarca. El hecho tuvo lugar a las 0 horas, provocando la rotura de vidrios y mampostería, tanto en el local como en propiedades cercanas. Dos horas después, fue incendiado un convoy que circulaba entre las estaciones Tortuguitas y Del Viso, del ramal Retiro-Villa Rosa del Ferrocarril Belgrano.
Manos anónimas arrojaron bombas molotov contra cuatro vagones de la formación, los cuales comenzaron a arder de manera inmediata.
Al percatarse de la situación, el maquinista Antonio Cliseli detuvo la marcha y dio aviso a las autoridades quienes, a su vez, llamaron a los bomberos. Para entonces, las llamas iluminaban espectralmente las inmediaciones y amenazaban con extenderse por el terraplén.
Siete dotaciones se hicieron presentes para combatir el siniestro desde San Miguel, Los Polvorines, José C. Paz y Pilar, al mando del jefe del cuartel central de General Sarmiento, Antonio Núñez. Llegaron a las 03:10 y finalizaron su labor a las 06:30, luego de trabajar sin descanso por más de tres horas.
En Córdoba, fue ametrallada la unidad básica del PJ, situada en Corro 61. Los disparos partieron desde un vehículo en movimiento y provocaron daños considerables en el frente del local que por cuarta vez en lo que iba del año, sufría un atentado de esas características.
A las 07:30 estalló una bomba de relativo poder frente al Colegio Nacional Nº 8 de Belgrano (Amenábar 1866), muy cerca de un retrato del Che que los terroristas dejaron en el lugar. Afortunadamente, los 700 alumnos del establecimiento no habían llegado todavía y eso los salvó de una muerte segura o al menos, graves heridas. Personal de bomberos se hizo presente para sofocar las llamas y desactivar un segundo artefacto que no llegó a detonar.
En San Nicolás de los Arroyos, el grupo comando “Gerardo Alter” del ERP incendió un jeep del Batallón de Ingenieros 101 y luego izó una bandera de la organización en la Plaza Libertad.
En Sarmiento 1422, Capital Federal, estalló un otro artefacto que tenía por destinatario las oficinas la revista “Militancia”.
El suceso tuvo lugar a las 15:50, en el pasillo del 4º piso y provocó graves daños en la estructura del edificio al no hallar la onda expansiva una vía de salida. Buena parte de la loza voló por los aires, las vigas que guiaban a los ascensores se torcieron, descolocándolos de su trayecto con peligro de caída.
Los vidrios estallaron en pedazos y millones de astillas, restos de albañilería, persianas, útiles y otros objetos llovieron sobre la calle Sarmiento, dañando el taxi que conducía Severino Domínguez, el cual, como producto dela explosión, se elevó medio metro en el aire, destrozando su parabrisas y luneta.
Diez personas resultaron heridas, varias de ellas peatones y al menos cinco de revistieron gravedad, en especial José Pérez, un jubilado de 80 años que en esos momentos conversaba en el balcón del 2º “C” de Sarmiento 1417, con su sobrino nieto de 16 años, quien también resultó lastimado.
En el lugar del atentado, funcionó hasta15 días antes, la redacción de “Militancia”, así como el estudio de los abogados Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde, ocupado en esos momentos por los nuevos inquilinos, los letrados Luis Alberto Moglia, Rodolfo Hugo Gil y Jorge Adrián Angelini, sin militancia alguna.
El día 9, el grupo comando “Jorge R. Montouto” del ERP copó el Instituto de Diagnóstico de Avellaneda y se apropió de un equipo portátil de rayos X. Cinco días después, la ultraderecha sindical asesinó en Rosario al bioquímico Constantino Razzetti, de 54 años, militante del PJ y vicepresidente del Banco Municipal de aquella ciudad.
El hecho se produjo a las 2 de la mañana, cuando la víctima regresaba a bordo de su Valiant IV proveniente un acto organizado por el plenario de Unidades Básicas, en compañía de su esposa, la odontóloga Nélida Girón y su hijo Luis Fernando, de 21 años.
Al llegar a la puerta de su domicilio, situado en San Lorenzo 2674, Razzetti detuvo el automóvil para dejar en la puerta a su hijo. Ni bien este bajó, reanudó la marcha y siguiendo la costumbre, estacionó sobre la vereda de enfrente (números impares), donde descendió junto a su mujer, sin percatarse que a pocos metros, detrás de un árbol, dos hombres armados seguían sus movimientos con atención.
Cuando el profesional y su esposa cruzaban la calle, los sujetos se les acercaron y apuntándoles directamente les dispararon, uno de ellos con una ametralladora, hiriendo de muerte al jefe de familia.
Nélida Girón de Razzetti ya había alcanzado la vereda cuando a sus espaldas sonaron los tiros. Al ver a su marido agonizando en la calle, comenzó a gritar desesperadamente, solicitando auxilio, pero al ver que uno delos atacantes se disponía a dispararle, se incorporó y echó a correr. Un tropezón providencial le salvó la vida, pues en su caída, la bala pasó a escasos centímetros de su cuerpo.
Los atacantes huyeron por San Lorenzo y al doblar por Callao, abordaron un Torino patente S-282235, a bordo del cual escaparon rápidamente6.
Razzetti se desangraba en el pavimento, con su mujer y su hijo llorando a su lado, cuando una ambulancia se hizo presente para conducirlo al Hospital Central Municipal, donde expiró a poco de llegar, mientras era trasladado en camilla por los pasillos.
La policía halló vainas calibre 9 mm en el lugar del atentado así como varios impactos en la vereda, árboles y mampostería.
Seis tiros acabaron con su vida veinte días después de haber sido repuesto en el cargo de profesor emérito de Bioquímica, en la Facultad de Ciencias Médicas, la cual lo había dejado cesante en 1955. Había nacido en Italo, provincia de Córdoba, en 1915; en 1961 fue diputado constituyente por el Partido Laborista y en 1969 visitó a Perón en Madrid.
Altas personalidades acudieron a su velatorio, políticos, docentes, sindicalistas y estudiantes.
En su huida, el automóvil pasó delante de ella y se perdió en la noche en tanto los gritos de la niña atraían al vecindario. Una ambulancia que se hizo presente algunos minutos después, trasladó al jefe policial hasta el cercano Instituto de Cirugía de la Provincia de Buenos Aires pero para entonces, hacía rato que había fallecido.
Una vez iniciadas las pesquisas, se hicieron presentes en el domicilio altos jefes policiales, entre ellos el comisario general Juan Carlos Rojas, jefe de Investigaciones Criminales y el comisario mayor Osvaldo Massore, secretario general de la Policía Federal.
Mientras el mundo seguía con atención los inicios de la guerra del Yom Kipur en Medio Oriente, el sábado 6, por la mañana, los jefes de las tres fuerzas visitaron a Perón en la Quinta Presidencial de Olivos.
El encuentro tuvo lugar en el marco de un almuerzo al que además del teniente general Jorge Raúl Carcagno, el almirante Carlos Álvarez y el brigadier Héctor Luis Fautario, asistieron María Estela Martínez de Perón, José López Rega, el ministro de Economía José Ber Gelbard, su par de Defensa, Ángel Federico Robledo y a partir de las 16:20, el general Miguel Ángel Iñíguez, jefe de la Policía Federal.
La noche del 5, la policía detuvo en Mendoza a cuatro individuos que circulaban en un Citroën 3 CV cargado de explosivos y material de propaganda. Tres de ellos eran actores teatrales de cierta relevancia en la provincia, Jorge Reynaldo Puebla, de 27 años, quien además ejercía las funciones de inspector de Comercio e Industria de la Municipalidad de Luján de Cuyo y delegado de su sindicato; Néstor Centurión, de 24 años; Gerardo Raúl Marino de 25 y Antonio Mario López de 23.
Entre el material hallado se encontró una caja de cartón con nueve barras de trotyl en su interior, un cilindro de amonito (ambas de procedencia militar) y propaganda marxista, destacando un volumen titulado Actas tupamaras, de la editorial Schapire.
Según declaraciones del intendente municipal de Lujan de Cuyo, Heber Donato Moschetti, Puebla le había manifestado recientemente que había sido seleccionado para viajar con otras 19 personas a Buenos Aires con el fin de participar del Operativo Dorrego, destinado a asistir a los damnificados por las inundaciones en territorio bonaerense4. El lunes 8 de octubre, amaneció con la novedad de que a lo largo y ancho del país se habían producido una serie de atentados en conmemoración del fallecimiento del Che Guevara5.
En Lomas de Zamora, estalló una bomba frente a un comercio de panadería perteneciente a Amelia Lidia Gonçalves, sito en la intersección de Molina Arrotea y Catamarca. El hecho tuvo lugar a las 0 horas, provocando la rotura de vidrios y mampostería, tanto en el local como en propiedades cercanas. Dos horas después, fue incendiado un convoy que circulaba entre las estaciones Tortuguitas y Del Viso, del ramal Retiro-Villa Rosa del Ferrocarril Belgrano.
Manos anónimas arrojaron bombas molotov contra cuatro vagones de la formación, los cuales comenzaron a arder de manera inmediata.
Al percatarse de la situación, el maquinista Antonio Cliseli detuvo la marcha y dio aviso a las autoridades quienes, a su vez, llamaron a los bomberos. Para entonces, las llamas iluminaban espectralmente las inmediaciones y amenazaban con extenderse por el terraplén.
Siete dotaciones se hicieron presentes para combatir el siniestro desde San Miguel, Los Polvorines, José C. Paz y Pilar, al mando del jefe del cuartel central de General Sarmiento, Antonio Núñez. Llegaron a las 03:10 y finalizaron su labor a las 06:30, luego de trabajar sin descanso por más de tres horas.
En Córdoba, fue ametrallada la unidad básica del PJ, situada en Corro 61. Los disparos partieron desde un vehículo en movimiento y provocaron daños considerables en el frente del local que por cuarta vez en lo que iba del año, sufría un atentado de esas características.
A las 07:30 estalló una bomba de relativo poder frente al Colegio Nacional Nº 8 de Belgrano (Amenábar 1866), muy cerca de un retrato del Che que los terroristas dejaron en el lugar. Afortunadamente, los 700 alumnos del establecimiento no habían llegado todavía y eso los salvó de una muerte segura o al menos, graves heridas. Personal de bomberos se hizo presente para sofocar las llamas y desactivar un segundo artefacto que no llegó a detonar.
En San Nicolás de los Arroyos, el grupo comando “Gerardo Alter” del ERP incendió un jeep del Batallón de Ingenieros 101 y luego izó una bandera de la organización en la Plaza Libertad.
En Sarmiento 1422, Capital Federal, estalló un otro artefacto que tenía por destinatario las oficinas la revista “Militancia”.
El suceso tuvo lugar a las 15:50, en el pasillo del 4º piso y provocó graves daños en la estructura del edificio al no hallar la onda expansiva una vía de salida. Buena parte de la loza voló por los aires, las vigas que guiaban a los ascensores se torcieron, descolocándolos de su trayecto con peligro de caída.
Los vidrios estallaron en pedazos y millones de astillas, restos de albañilería, persianas, útiles y otros objetos llovieron sobre la calle Sarmiento, dañando el taxi que conducía Severino Domínguez, el cual, como producto dela explosión, se elevó medio metro en el aire, destrozando su parabrisas y luneta.
Diez personas resultaron heridas, varias de ellas peatones y al menos cinco de revistieron gravedad, en especial José Pérez, un jubilado de 80 años que en esos momentos conversaba en el balcón del 2º “C” de Sarmiento 1417, con su sobrino nieto de 16 años, quien también resultó lastimado.
En el lugar del atentado, funcionó hasta15 días antes, la redacción de “Militancia”, así como el estudio de los abogados Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde, ocupado en esos momentos por los nuevos inquilinos, los letrados Luis Alberto Moglia, Rodolfo Hugo Gil y Jorge Adrián Angelini, sin militancia alguna.
El día 9, el grupo comando “Jorge R. Montouto” del ERP copó el Instituto de Diagnóstico de Avellaneda y se apropió de un equipo portátil de rayos X. Cinco días después, la ultraderecha sindical asesinó en Rosario al bioquímico Constantino Razzetti, de 54 años, militante del PJ y vicepresidente del Banco Municipal de aquella ciudad.
El hecho se produjo a las 2 de la mañana, cuando la víctima regresaba a bordo de su Valiant IV proveniente un acto organizado por el plenario de Unidades Básicas, en compañía de su esposa, la odontóloga Nélida Girón y su hijo Luis Fernando, de 21 años.
Al llegar a la puerta de su domicilio, situado en San Lorenzo 2674, Razzetti detuvo el automóvil para dejar en la puerta a su hijo. Ni bien este bajó, reanudó la marcha y siguiendo la costumbre, estacionó sobre la vereda de enfrente (números impares), donde descendió junto a su mujer, sin percatarse que a pocos metros, detrás de un árbol, dos hombres armados seguían sus movimientos con atención.
Cuando el profesional y su esposa cruzaban la calle, los sujetos se les acercaron y apuntándoles directamente les dispararon, uno de ellos con una ametralladora, hiriendo de muerte al jefe de familia.
Nélida Girón de Razzetti ya había alcanzado la vereda cuando a sus espaldas sonaron los tiros. Al ver a su marido agonizando en la calle, comenzó a gritar desesperadamente, solicitando auxilio, pero al ver que uno delos atacantes se disponía a dispararle, se incorporó y echó a correr. Un tropezón providencial le salvó la vida, pues en su caída, la bala pasó a escasos centímetros de su cuerpo.
Los atacantes huyeron por San Lorenzo y al doblar por Callao, abordaron un Torino patente S-282235, a bordo del cual escaparon rápidamente6.
Razzetti se desangraba en el pavimento, con su mujer y su hijo llorando a su lado, cuando una ambulancia se hizo presente para conducirlo al Hospital Central Municipal, donde expiró a poco de llegar, mientras era trasladado en camilla por los pasillos.
La policía halló vainas calibre 9 mm en el lugar del atentado así como varios impactos en la vereda, árboles y mampostería.
Seis tiros acabaron con su vida veinte días después de haber sido repuesto en el cargo de profesor emérito de Bioquímica, en la Facultad de Ciencias Médicas, la cual lo había dejado cesante en 1955. Había nacido en Italo, provincia de Córdoba, en 1915; en 1961 fue diputado constituyente por el Partido Laborista y en 1969 visitó a Perón en Madrid.
Altas personalidades acudieron a su velatorio, políticos, docentes, sindicalistas y estudiantes.
Constantino Razzetti (Imagen: "Página 12") |
La
misma noche de su asesinato, Razzetti había pronunciado un encendido
discurso haciendo alusión al regreso de Perón, su triunfo en las urnas y
su asunción. Se refirió a los hechos de violencia que asolaban al país y
habló de la resistencia, de Rosas y de las luchas populares,
reivindicando a los Montoneros y las FAR.
La seguridad del velatorio estuvo a cargo de la JP (Regional II) cuyos miembros, luciendo brazaletes negros, cortaron el tránsito sobre San Lorenzo desde Callao hasta Rodríguez y efectuaron controles como si de una fuerza policial se tratasen. Las coronas de flores fueron rigurosamente inspeccionadas y las personas palpadas de armas antes de ingresar al edificio.
Una bandera argentina cubría parte del féretro y otra con la leyenda “Montoneros”, pendía a un costado. La calle fue atravesada por un gran cartel con la leyenda “Evita está presente en el pueblo combatiente” y la gente en la calle, especulaba sobre los autores del atentado.
Dos días después, en horas de la tarde, se produjeron serios incidentes en Formosa, cuando una manifestación organizada por la Regional IV de la JP se concentró en la Plaza San Martín para despedir a 500 militantes de esa provincia, de Chaco y Corrientes que partían hacia Buenos Aires para sumarse a los trabajos de rescate y ayuda de los inundados.
El acto se desenvolvía normalmente cuando unas 20 personas pertenecientes a la JPRA atacaron a tiros la multitud, hiriendo a varios concurrentes. En ese preciso momento, pasó a gran velocidad una camioneta pick-up desde cuya caja, fueron lanzadas varias molotov y al mismo tiempo, sujetos provistos de antorchas, procedieron a quemar los carteles que portaban los manifestantes.
En otro punto de la ciudad, un grupo de desconocidos ametralló el local de la organización juvenil, provocando serios destrozos en su frente e interior. Según declaraciones formuladas por Ramón Argañaraz, secretario general del consejo directivo de la JP local, el ataque fue perpetrado por elementos de la JPRA, dirigidos por Darío Tuttolomondo y los hijos del presidente del PJ formoseño (un varón y una mujer).
Durante la noche, la policía secuestró un Renault 4-L con patente de la Capital Federal estacionado en aparcamiento del Hotel Internacional de Turismo y allanó la habitación que ocupaban sus propietarios, Aldo Luis Faccini y Hugo Lindos Barrionuevo, quienes en esos momentos se hallaban prófugos.
En el lugar fueron secuestradas armas, una botella de whisky sin abrir, brazaletes de la JPRA, documentos de identidad y hasta la libreta de enrolamiento de Tuttolomondo, los cuales fueron exhibidos al periodismo por el inspector general Elbio Borrini7.
La misma jornada, fue atacado a balazos el Ateneo Justicialista “20 de Junio” (17:00 horas), cuyo local se encontraba en el primer piso de Tucumán 2625, de la Capital Federal. En el lugar, se llevaba a cabo una reunión para festejar la reciente asunción de Perón.
El fuego, proveniente de armas cortas y largas, duró varios minutos hasta que la aparición de varios patrulleros de la comisaría 7ª y el Cuerpo de Vigilancia I, puso en fuga a los atacantes.
La seguridad del velatorio estuvo a cargo de la JP (Regional II) cuyos miembros, luciendo brazaletes negros, cortaron el tránsito sobre San Lorenzo desde Callao hasta Rodríguez y efectuaron controles como si de una fuerza policial se tratasen. Las coronas de flores fueron rigurosamente inspeccionadas y las personas palpadas de armas antes de ingresar al edificio.
Una bandera argentina cubría parte del féretro y otra con la leyenda “Montoneros”, pendía a un costado. La calle fue atravesada por un gran cartel con la leyenda “Evita está presente en el pueblo combatiente” y la gente en la calle, especulaba sobre los autores del atentado.
Dos días después, en horas de la tarde, se produjeron serios incidentes en Formosa, cuando una manifestación organizada por la Regional IV de la JP se concentró en la Plaza San Martín para despedir a 500 militantes de esa provincia, de Chaco y Corrientes que partían hacia Buenos Aires para sumarse a los trabajos de rescate y ayuda de los inundados.
El acto se desenvolvía normalmente cuando unas 20 personas pertenecientes a la JPRA atacaron a tiros la multitud, hiriendo a varios concurrentes. En ese preciso momento, pasó a gran velocidad una camioneta pick-up desde cuya caja, fueron lanzadas varias molotov y al mismo tiempo, sujetos provistos de antorchas, procedieron a quemar los carteles que portaban los manifestantes.
En otro punto de la ciudad, un grupo de desconocidos ametralló el local de la organización juvenil, provocando serios destrozos en su frente e interior. Según declaraciones formuladas por Ramón Argañaraz, secretario general del consejo directivo de la JP local, el ataque fue perpetrado por elementos de la JPRA, dirigidos por Darío Tuttolomondo y los hijos del presidente del PJ formoseño (un varón y una mujer).
Durante la noche, la policía secuestró un Renault 4-L con patente de la Capital Federal estacionado en aparcamiento del Hotel Internacional de Turismo y allanó la habitación que ocupaban sus propietarios, Aldo Luis Faccini y Hugo Lindos Barrionuevo, quienes en esos momentos se hallaban prófugos.
En el lugar fueron secuestradas armas, una botella de whisky sin abrir, brazaletes de la JPRA, documentos de identidad y hasta la libreta de enrolamiento de Tuttolomondo, los cuales fueron exhibidos al periodismo por el inspector general Elbio Borrini7.
La misma jornada, fue atacado a balazos el Ateneo Justicialista “20 de Junio” (17:00 horas), cuyo local se encontraba en el primer piso de Tucumán 2625, de la Capital Federal. En el lugar, se llevaba a cabo una reunión para festejar la reciente asunción de Perón.
El fuego, proveniente de armas cortas y largas, duró varios minutos hasta que la aparición de varios patrulleros de la comisaría 7ª y el Cuerpo de Vigilancia I, puso en fuga a los atacantes.
Ateneo "20 de Junio". A la derecha, rastros del ataque (Imagen: "La Razón") |
El
jueves 18 de octubre se llevaron a cabo en la región montañosa de Tafí
del Valle, al oeste de San Miguel de Tucumán, importantes maniobras
militares oportunamente programadas por el comando del III Cuerpo de
Ejército.
Asistieron
a las mismas, el teniente general Jorge Raúl Carcagno, comandante en
jefe del arma, el general Ernesto Federico De la Croce, titular del III
Cuerpo, altos jefes militares, entre ellos representantes de la Armada y
la Fuerza Aérea y miembros de la Comisión de Defensa recientemente
organizada por el Congreso.
Los ejercicios comenzaron al amanecer, con una escuadrilla de la Fuerza Aérea disparando proyectiles aire-tierra sobre seis blancos fijados en las faldas del cerro Muñoz y continuaron minutos después, cuando medio millar de efectivos pertenecientes a la IV Brigada de Infantería Aerotransportada8, se lanzaron en paracaídas desde aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea, sobre los campos de pastoreo situados a la altura del kilómetro 55 de la ruta que une la capital provincial con los milenarios valles calchaquíes.
Los dirigía su comandante, el general Manuel Haroldo Pomar, quien personalmente supervisó y evaluó la acción, tomando en cuenta la zona de aterrizaje, escogida especialmente por su irregularidad y dificultosa visibilidad.
Los mandos pusieron especial atención en los desplazamientos terrestres, el comportamiento de los vehículos y el empleo del material. Siguieron maniobras con largavistas desde un costado del campo, así como la demostración de combate en Amaicha del Valle, a cargo de tropas de la V Brigada de Infantería con asiento en Tucumán, reforzadas por unidades procedentes de Salta y Jujuy. Las mismas incluían ataques de artillería con apoyo de la infantería y el escalón de comunicaciones.
La evaluación de los ejercicios fue más que satisfactoria, destacando especialmente la sincronización de las unidades con las secciones móviles, de ahí los plácemes que el general Luciano Benjamín Menéndez, comandante de la Brigada, recibió de sus superiores9.
Los ejercicios comenzaron al amanecer, con una escuadrilla de la Fuerza Aérea disparando proyectiles aire-tierra sobre seis blancos fijados en las faldas del cerro Muñoz y continuaron minutos después, cuando medio millar de efectivos pertenecientes a la IV Brigada de Infantería Aerotransportada8, se lanzaron en paracaídas desde aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea, sobre los campos de pastoreo situados a la altura del kilómetro 55 de la ruta que une la capital provincial con los milenarios valles calchaquíes.
Los dirigía su comandante, el general Manuel Haroldo Pomar, quien personalmente supervisó y evaluó la acción, tomando en cuenta la zona de aterrizaje, escogida especialmente por su irregularidad y dificultosa visibilidad.
Los mandos pusieron especial atención en los desplazamientos terrestres, el comportamiento de los vehículos y el empleo del material. Siguieron maniobras con largavistas desde un costado del campo, así como la demostración de combate en Amaicha del Valle, a cargo de tropas de la V Brigada de Infantería con asiento en Tucumán, reforzadas por unidades procedentes de Salta y Jujuy. Las mismas incluían ataques de artillería con apoyo de la infantería y el escalón de comunicaciones.
La evaluación de los ejercicios fue más que satisfactoria, destacando especialmente la sincronización de las unidades con las secciones móviles, de ahí los plácemes que el general Luciano Benjamín Menéndez, comandante de la Brigada, recibió de sus superiores9.
Maniobras militares en Tafí del Valle (Imagen: "La Razón") |
Dos
días antes, tuvo lugar la fusión de las FAR con Montoneros, suceso de
relevancia y alta significación que puso en evidencia la atomización de
las fuerzas de izquierda, en especial las de la Tendencia, y su
imperiosa necesidad de agruparse.
Dado
el giro que tomaban los acontecimientos, la existencia de numerosos
mandos retrasaba el proceso revolucionario y entorpecía los programas de
acción.
El 19 de octubre, reunidos en asamblea, los dirigentes de ambas agrupaciones dieron lectura al acta de unidad. La misma estipulaba:
El 19 de octubre, reunidos en asamblea, los dirigentes de ambas agrupaciones dieron lectura al acta de unidad. La misma estipulaba:
Visto:
Que en el día de hoy, con
la recuperación de la presidencia por el General Perón, se cumple un objetivo
crucial en la historia de nuestro Movimiento, alcanzado después de 18 años de
lucha.
Que este objetivo es alcanzado
por el Movimiento en el marco de un agudo deterioro de nuestra economía, con un
cuadro de desocupación masiva y profundización de las condiciones que causan
nuestra dependencia.
Que el momento político se
caracteriza por una creciente ofensiva del imperialismo yanki tendiente a
sofocar nuestro proceso de Liberación para perpetuar la dominación y la
explotación de nuestro pueblo; ofensiva que, en la salvaje represión al hermano
pueblo chileno, muestra una vez más la determinación imperialista para aplicar
cualquier medio de defensa de sus intereses.
Que el enemigo imperialista
no está sólo más allá de nuestras fronteras, sino que también se expresa a
través de fuerzas económicas, políticas y militares internas de nuestro país,
que están interesadas en el debilitamiento de las fuerzas populares y en la
destrucción del Movimiento Peronista en particular.
Que dentro de nuestro
propio Movimiento, hay ciertos sectores dirigentes que actúan en estrecha
alianza con las fuerzas imperialistas y oligárquicas de la antipatria.
Y considerando:
Que nuestras organizaciones
son producto del desarrollo y profundización de las luchas del Movimiento y del
crecimiento y maduración de la consciencia de la clase trabajadora y el pueblo
peronista que nos llevó a adoptar nuevas formas de organización y lucha para
enfrentar al imperialismo y a la oligarquía.
Que bajo el rigor de la
dictadura militar, el Movimiento Peronista se vio obligado a apelar a todas las
formas de lucha posibles: la acción armada, las explosiones insurreccionales,
las huelgas y movilizaciones y la lucha electoral.
Que en cada una de estas
expresiones de las aspiraciones de un pueblo por su dignidad, derechos y
reivindicaciones, nuestras organizaciones estuvieron presentes alistándose en
las primeras líneas de combate, como lo testimonian todos nuestros compañeros
encarcelados, torturados y muertos.
Que no sólo contribuimos
con nuestras armas y nuestras vidas a la victoria popular, sino que también
trabajamos activamente en la construcción de las fuerzas populares, en la
consolidación y desarrollo doctrinario, político y organizativo de la clase
trabajadora y el pueblo peronista.
Que al cumplirse hoy la
máxima aspiración de 18 años de lucha, el Movimiento Peronista termina una de
sus batallas más heroicas y difíciles, iniciando una nueva batalla en esta
larga guerra de liberación, tan dura y compleja como la anterior, y que para
continuar con este proceso, el General Perón ha llamado a la unidad del
Movimiento en torno de su conducción, para alcanzar por todos los medios
posibles los objetivos de unidad, reconstrucción y liberación del pueblo
argentino.
Que para que esa unidad se
haga realidad, el General Perón ha convocado a reorganizar e institucionalizar
al Movimiento, lo que significa dotarlo de estructuras democráticas y
representativas de la clase trabajadora y el pueblo peronista, depurándolo de
traidores y oportunistas.
Que esa unidad del
Movimiento es el eje necesario para lograr la unidad del pueblo argentino en un
Frente de Liberación Nacional capaz de enfrentar al imperialismo en la etapa
que se inicia.
Por todo ello:
LAS ORGANIZACIONES FAR Y
MONTONEROS RESUELVEN:
1°) A partir de la fecha
ambas organizaciones se fusionan pasando a constituir una sola y quedando
unificadas definitivamente todas sus estructuras y mandos;
2°) La organización
resultante de la fusión se denominará MONTONEROS, desapareciendo la
denominación FAR a partir de la firma de la presente acta;
3°) La unidad de nuestras
organizaciones está orientada a contribuir al proceso de reorganización y
democratización del Movimiento Peronista a que nos ha convocado el General
Perón para lograr la participación orgánica de la clase trabajadora en su
conducción, única garantía de que la unidad del pueblo argentino en el Frente
de Liberación bajo la dirección del Movimiento Peronista, haga efectivos los
objetivos de Liberación Nacional y Justicia Social, hacia la construcción del
Socialismo Nacional y la unidad latinoamericana.
Libres o muertos, ¡jamás
esclavos!
¡Perón o muerte! ¡Viva la Patria!
Fuerzas Armadas
Revolucionarias – Montoneros10.
En declaraciones publicadas por “La Opinión” el día 19, Firmenich y Quieto, cabeza de ambas agrupaciones, se habían referido al primer mandatario con absoluta irresponsabilidad, insistiendo una vez más con la teoría conspirativa, el mentado “cerco” en torno a Perón, impuesto por López Rega y tratando de darle énfasis a sus afirmaciones, se atrevieron a insinuar que el conductor del movimiento era una simple marioneta que como presidente sólo tenía la banda y el bastón de mando porque el verdadero poder lo ejercían otros.
Afirmaciones tan temerarias generaron la correspondiente reacción. Desde todos los sectores llovieron críticas hacia sus responsables y se organizaron actos de repudio para rechazar la versión.
Perón pareció acusar el golpe y desde la derecha, les hizo llegar su respuesta. El 21 de octubre, las 62 Organizaciones publicaron una solicitada dirigida directamente a ambos cabecillas.
A
LOS MARXISTAS QUIETO Y FIRMENICH
El movimiento obrero está
enfrentado con una evidente campaña que tiende al desprestigio de sus
dirigentes y en la que se esgrimen todo tipo de amenazas, con el pretendido
propósito de amedrentar a quienes tienen la responsabilidad de conducir a las
fuerzas del trabajo.
Cuentan los inspiradores de
esta campaña con el apoyo de sectores de la prensa que están en una evidente
posición divisionista y de confusión para quebrar la unidad del peronismo.
Las 62 Organizaciones, en
su calidad de rama gremial del Movimiento Nacional Peronista, y todos los
gremios que la integran, han mantenido hasta ahora una prudente actitud para no
ahondar diferencias.
Empero, hoy, frente a las
declaraciones formuladas en un acto realizado el 17 de Octubre en
Córdoba, por dos señores
llamados Mario Firmenich y Roberto Quieto, que se autotitulan peronistas, pero
que no han tenido ningún empacho en agraviar al General Perón, debemos salir al
cruce de tanta infamia.
Porque esos individuos han
puesto en tela de juicio la jerarquía presidencial de nuestro Líder, en un
burdo intento por minimizar su acción como Conductor de la Argentinidad. Porque
decir, como dijeron estos señores, que el General Perón “como presidente sólo
tiene la banda y el bastón de mando, pero no el poder político, económico y el
militar”, es un agravio ante el cual no se puede permanecer en silencio.
Las 62 Organizaciones dicen
a estos señores que desconocen conscientemente la magnífica realidad de Perón
Presidente, con la plena potestad de gobierno y el poder. Desconocen
conscientemente el extraordi9nario ejemplo que nos dio el Líder durante sus
primeros diez años de gobierno y el que está dando ahora en estos siete días
que lleva conduciendo los destinos dela Patria.
Negar la jerarquía de
Perón, discutir su autoridad, demuestra que tales individuos están en una línea
totalmente apartada de lo que piensa y siente el pueblo argentino.
Pero, además, en una
muestra de soberbia y matonería, el señor Firmenich se ufanó de “estar
marchando con la cabeza de los dirigentes”. Algo así como aceptar que él y
quienes están a su lado son los directos responsables de los crímenes que
costaron la vida a compañeros que fueron abatidos por su lealtad a Perón.
Sepan quienes hablan como
Quieto y Firmenich que el Líder los marcó perfectamente cuando nos alertó contra
los que se creen revolucionarios porque ponen bombas o tiran balazos.
Durante los 18 años que
soportó el pueblo, sojuzgado por un sistema de oprobio, fuimos los trabajadores
quienes nos constituimos en vanguardia de la resistencia. Y, justamente quienes
son hoy sindicados como integrantes de una “burocracia sindical” debieron
soportar cárceles, persecuciones, torturas y la más violenta represión por
negarse a renunciar a su condición de peronistas y a su lealtad al único Líder
que reconocemos, el General Perón.
La sangre de decenas de
compañeros ha regado el suelo de la
Patria para hacer florecer el triunfo que hoy saborea el
pueblo. Por ellos, es que no podemos quedarnos callados ante el agravio
bastardo.
Somos plenamente
coincidentes con el General Perón en su afirmación de que “tenemos una
revolución que realizas, pero para que ella sea válida ha de ser de
construcción pacífica y sin que cueste la vida de un solo argentino”.
Como lo quiere nuestro
Líder, NOSOTROS SOMOS JUSTICIALISTAS y no nos dejaremos engatusar por
ideologías que repugnan al ser nacional.
Quienes integramos las 62
Organizaciones les decimos a estos señores que continúan con sus agravios y
amenazas que, tal como lo pidió el General Perón haremos lo imposible para
alcanzar la paz constructiva que necesita la Patria. Cada
trabajador sabrá defender esa paz salvadora por todos los medios y ante quienes
pretenden alterarla se opondrán millones de pechos y se alzarán millones de
brazos para sustentarla por los medios.
Por último conminamos a los
señores Quieto y Firmenich a que reafirmen o desmientan lo que reproduce, como
expresiones suyas, el diario La
Opinión del día 19 del corriente.
Los que dirigimos el
Movimiento Sindical Argentino, con total lealtad absoluta al pueblo y a Perón,,
les decimos a esos señores que dejen de aparecer subrepticiamente en algunas
concentraciones para lanzar sus denuestos y después desaparecer. Si tiene la
hombría que dicen tener, den la cara de frente. Entonces vana comprobar si los dirigentes van o no a la cabeza
de este proceso de liberación nacional.
Firmaban todas las entidades que integraban las 62 Organizaciones, entre ellas la UOM, SMATA, FOETRA, SOIVA, UTGRA, UOCRA, SUPE y la Federación Gremial de la Carne.
Al día siguiente, la Juventud Sindical Peronista hizo lo propio, dando a conocer su repudio.
AGRAVIAN AL PUEBLO Y
OFENDEN A PERON
“Los que pretextan lo
inconfesable, aunque cubran sus falsos designios con gritos engañosos, o se empeñen
en peleas descabelladas, no pueden engañar a nadie.”
JUAN DOMINGO PERON
Es hora de reconstrucción,
es hora de paz. Eso es lo que ha pedido al pueblo nuestro Líder, el Teniente
general Juan Domingo Perón.
Sin embargo hay quienes,
disfrazándose de peronistas, si9guen con su prédica disociadora en un vano
intento por copar el Movimiento Peronista y de crear o fomentar líneas
ideológicas que representan un nuevo tipo de esclavitud y sojuzgamiento.
El 17 de Octubre último, en
la ciudad de Córdoba, con el pretexto de conmemorar el Día dela Lealtad se
reunieron los que, disfrazándose de peronistas, representan a los más espurios
intereses del marxismo leninista u hacen de la traición su oficio y su forma de
ser.
Dos de sus más conspicuos
representantes, Quieto y Firmenich, se sacaron la careta y mostraron, tal como
son, sus aviesos propósitos y su permanente enfrentamiento con la realidad
nacional.
Uno de ellos, no tuvo
empacho alguno de agraviar al propio General Perón. Al afirmar que “de
presidente sólo tenía el bastón y la banda, pero que carecía del poder
político, económico y militar”.
La afrenta es tan burda
que, tras el estupor que nos causó leerla, nos sentimos ganados por la
indignación que debe embargar a todo per4onista al ver ofendido así, sin
escrúpulo alguno, al Líder de la nacionalidad.
Y, como agregado a esta
canallesca actitud, el señor Firmenich no tuvo mejor ocurrencia que reconocerse
tácticamente como responsable de los crímenes que tuvieron como víctimas a
compañeros del ámbito gremial.
La JUVENTUD SINDICAL PERONISTA ha acatado siempre la verticalidad en la conducción. Por eso abrió
sus puertas al diálogo con los integrantes de otros sectores juveniles, incluso
aquellos en los que militan los señores Quieto y Firmenich.
Esta es la respuesta que
obtenemos. Esta es la respuesta que ellos dan al General Perón en su
convocatoria a la unidad de la juventud
peronista. Así se ponen al descubierto y demuestran que lo único que les
importa es aprovecharse del pueblo y capitalizar para sus ideas aberrantes esta
victoria que no les pertenece en absoluto.
Las pruebas están a la
vista. Dos aventureros, mercenarios nacidos en las fuentes mismas de una
oligarquía ya derrotada por el pueblo, se suman ahora al marxismo disociador,
llegando al extremo de negar la autoridad de Perón.
La
JUVENTUD SINDICAL PERONISTA repudia a estos individuos que se ufanan de sus crímenes y agravian a
nuestro Líder.
JUVENTUD SINDICAL PERONISTA
El jueves 22 de octubre a las 06:40, Domingo Cabrera, de 32 años, empleado de maestranza de la Casa de Gobierno de Mendoza, entró al despacho de su titular, Alberto Martínez Baca y se dispuso a cumplir sus tareas habituales.
Cabrera extrajo de entre sus implementos una franela y comenzó a pasarla sobre el escritorio cuando una violenta explosión lo arrojó contra una pared, provocándole gravísimas heridas. Trozos de cielorraso y mampostería cayeron sobre él, así como restos del escritorio, debajo del cual, habían colocado la bomba. Al parecer, los movimientos que hizo al pasar la tela sobre el vidrio, activaron el mecanismo.
Al escuchar el estallido, varios empleados corrieron hasta el despacho gubernamental y una vez allí, encontraron a su compañero horriblemente quemado y con múltiples laceraciones.
Sin perder tiempo, llamaron a una ambulancia y veinte minutos después, una ambulancia condujo al trabajador hasta el Hospital del Carmen, una dependencia de su sindicato, donde quedó internado en observación.
Para entonces, Martínez Baca se encontraba en la Casa de Gobierno, interiorizándose por la suerte del ordenanza y los detalles del atentado. Un clima extremadamente tenso reinaba en la gobernación mientras la policía realizaba los peritajes.
En Catamarca, otra explosión destruyó por completo el automóvil del jefe de la policía provincial, teniente coronel (RE) Rolando Anello. El atentado se produjo a hora temprana, frente a la sede de la institución, ubicada en Rojas 520, cuando nadie circulaba por la vía pública, pero provocó la rotura de vidrios en varias propiedades de los alrededores, generando la consabida alarma.
El 26 del mismo mes, efectivos de la Unidad Regional de Lanús allanaron en Avellaneda, un centro de adoctrinamiento marxista que funcionaba, según los titulares de los diarios, bajo la apariencia de una escuela. El establecimiento se encontraba en Estanislao del Campo 733 y al momento del procedimiento, se hallaba ocupado por unas 20 personas de ambos sexos, la mayoría niños de entre 5 y 16 años.
Según pudo saberse, la institución estaba a cargo del Dr. Rodolfo A. Mattarollo (34 años) y José Manuel Soriano (24), redactores de la revista marxista “Nuevo Hombre”11 y durante las requisas, se secuestraron ejemplares de la mencionada publicación, material bibliográfico y cuadros de Marx, Lenin, Fidel Castro y el Che Guevara, que colgaban de las paredes.
El 29, el grupo comando “Eduardo Jiménez” del ERP copó la guardia de la planta distribuidora ESSO en Bernal. Durante el enfrentamiento que tuvo lugar con el personal de seguridad, fue abatido Oscar Maderyc, de 19 años, obrero metalúrgico, militante del ERP.
En Rosario fue baleado el domicilio de Héctor Satriano, secretario de Asuntos Estudiantiles de la Facultad de Odontología de esa ciudad.
El 31, por la tarde, el ERP asesinó en Mataderos, a dos efectivos de la Policía Federal e hirió de gravedad a otro.
Los hechos se registraron pasadas las 12:00, en el Destacamento Nº 10 del Cuerpo de Policía de Tránsito ubicado en Av. General Paz y Emilio Castro, cuando un Peugeot 504 celeste, ocupado por cuatro individuos, detuvo su marcha frente al mencionado puesto. El pasajero que viajaba delante, junto al conductor, se bajó y dirigiéndose al sargento Héctor Couto, le preguntó cómo podía hacer para llegar a Quilmes. Luego de hacer la venia, el suboficial se acercó para indicar el camino cuando desde el interior del rodado partieron varios disparos que lo alcanzaron de lleno.
Atacado a traición, Couto cayó sobre la calle, sin vida.
Al sentir los estampidos, el agente Saturnino Medina se encontraba en un puesto sanitario distante a unos metros de distancia. Sin pensarlo dos veces, desenfundó su pistola e intentó repeler la agresión pero antes de oprimir el gatillo recibió varios impactos que lo hirieron de muerte.
El terrorista que se había bajado del auto se abalanzó sobre Couto, para despojarlo de su armamento. Justo en ese momento, apareció un patrullero del 5º Cuerpo de Vigilancia cuyos ocupantes, al ver la acción, frenaron bruscamente y se trabaron en combate.
En el intercambio de disparos, cayó herido el cabo Juan Carlos Paglia, no sin antes alcanzar al sujeto que intentaba despojar a Couto.
Caídos en cumplimiento del deber (Imagen: "La Razón") |
Paglia
lo vio correr con dificultad pero antes de alcanzar el rodado, sus
compañeros emprendieron la fuga sin darle tiempo a subir, seguidos por
una Jeep Gladiator de apoyo en la que se desplazaban otros cuatro
combatientes.
Medina y Paglia fueron socorridos por el personal del puesto sanitario y varios transeúntes que habían buscado cobertura al producirse el tiroteo. Una ambulancia evacuó a ambos hacia el Hospital Churruca donde a poco de llegar, el primero dejó de existir.
El cabo Paglia quedó internado, con pronóstico reservado, pero en los días siguientes comenzó a evolucionar favorablemente.
A pocas cuadras del lugar donde se produjo el ataque, la policía detuvo a Fernando Dondero, argentino de 19 años, quien presentaba una herida de bala y llevaba consigo un revolver 38 con seis vainas servidas. El delincuente fue desarmado y derivado al Hospital Salaberry bajo fuerte custodiaa12.
La madrugada del 31 de octubre, entre las 01:00 y las 01:30 horas, tres desconocidos que manifestaron ser policías (vestían de civil), se apersonaron en la vivienda situada en Presidente Ortiz 3487, Castelar y solicitaron ver a su propietario, Pablo Marcelo Fredes, delegado gremial de la empresa de transportes Centenera, de la Capital Federal.
Los atendió su hermano, Juan José, quien les dijo que en esos momentos no se encontraba, razón por la cual, los desconocidos decidieron esperarlo.
No pasó media hora cuando el trabajador llegó a su vivienda. Al verlo aparecer, los supuestos policías le salieron al paso y le manifestaron que debía acompañarlos.
El paso de las horas comenzó a preocupar a Juan José Fredes, razón por la cual decidió a salir en busca de su hermano, acompañado por un conocido. Recorrieron juntos los alrededores y cinco minutos después hallaron el cuerpo sin vida en un descampado ubicado a 80 metros de su casa, con dos balazos en la cabeza.
Medina y Paglia fueron socorridos por el personal del puesto sanitario y varios transeúntes que habían buscado cobertura al producirse el tiroteo. Una ambulancia evacuó a ambos hacia el Hospital Churruca donde a poco de llegar, el primero dejó de existir.
El cabo Paglia quedó internado, con pronóstico reservado, pero en los días siguientes comenzó a evolucionar favorablemente.
A pocas cuadras del lugar donde se produjo el ataque, la policía detuvo a Fernando Dondero, argentino de 19 años, quien presentaba una herida de bala y llevaba consigo un revolver 38 con seis vainas servidas. El delincuente fue desarmado y derivado al Hospital Salaberry bajo fuerte custodiaa12.
La madrugada del 31 de octubre, entre las 01:00 y las 01:30 horas, tres desconocidos que manifestaron ser policías (vestían de civil), se apersonaron en la vivienda situada en Presidente Ortiz 3487, Castelar y solicitaron ver a su propietario, Pablo Marcelo Fredes, delegado gremial de la empresa de transportes Centenera, de la Capital Federal.
Los atendió su hermano, Juan José, quien les dijo que en esos momentos no se encontraba, razón por la cual, los desconocidos decidieron esperarlo.
No pasó media hora cuando el trabajador llegó a su vivienda. Al verlo aparecer, los supuestos policías le salieron al paso y le manifestaron que debía acompañarlos.
El paso de las horas comenzó a preocupar a Juan José Fredes, razón por la cual decidió a salir en busca de su hermano, acompañado por un conocido. Recorrieron juntos los alrededores y cinco minutos después hallaron el cuerpo sin vida en un descampado ubicado a 80 metros de su casa, con dos balazos en la cabeza.
Imágenes
Perón se dirige a los empresarios en el acto de clausura de la Asamblea Nacional de Entidades Empresariales (Imagen: "La Razón") |
Facultad de Ciencias Económicas tomada por el estudiantado en protesta por la renuncia forzada de Puiggrós (Imagen: "La Razón") |
El comisario Rubén H. Contini es velado en su domicilio de Villa Sarmiento, Haedo (Imagen: "La Razón") |
El director del diario "El Norte" pronuncia palabras alusivas frente al féretro de José D. Colombo, antes de su traslado al cementerio de San Nicolás de los Arroyos (Revista "Así") |
Militantes de Montoneros y la JP llevan a pulso el féretro de Constantino Razzetti (Imagen: "El Descamisado") |
Efectos de la bomba colocada en la redacción de "Militancia" (Imagen: "La Razón") |
Daños en la infraestructura. Hacía 15 días que la revista había mudado sus oficinas, lo mismo el estudio de los letrados Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde (Imagen: "La Razón") |
El ascensor descolocado por la explosión (Imagen: "El Descamisado") |
Fusión de las FAR con Montoneros Quieto y Firmenich de van de boca (Imagen: "Clarín") |
Solicitada de las 62 Organizaciones dirigida a los líderes subversivos luego de la fusión de Montoneros con las FAR (Imagen: "La Razón") |
Solicitada de la JSP en respaldo a las 62 Organizaciones (Imagen: "La Razón") |
Pablo Marcelo Fredes delegado gremial del transporte ejecutado por un escuadrón sindical (Imagen: "El Descamisado") |
El general (RE) Oscar Uriondo, presidente de la Asociación Justicialista de Oficiales Retirados de las FF.AA. le entrega a Perón una réplica del sable corvo de San Martín (Imagen: "La Razón") |
1 De nada
valieron los reclamos. A las 19:30 del 1 de octubre el ministro de Cultura y
Educación aceptó la renuncia de Puiggrós y designó interinamente al decano de
Odontología, Alberto F. Banfi. Ante el repudio generalizado del estudiantado,
este renunció dos días después y en su lugar fue nombrado Ernesto Villanueva,
quien desde hacía tiempo venía objetando a Puiggrós. El 28 de marzo de 1974
será reemplazado por Vicente Solano Lima, hasta el momento, secretario general
de la Presidencia.
2 A la mañana
siguiente le fue practicada una segunda operación, para extraerle la bala de la
columna.
3 Se pudo
determinar que el domicilio era frecuentado en forma asidua por José Manuel
Carrizo, conocido militante del ERP.
4
Pertenecían los cuatro a la JP.
5 En
realidad la muerte del Che tuvo lugar el 9 de octubre de 1967.
6 El
vehículo había sido robado seis horas antes del atentado, por tres desconocidos
armados. A su dueño le quitaron $150.000 m/n y lo abandonaron en Arijón y Av.
de Circunvalación.
7 Los
ómnibus que trasladaban a los militantes de la JP hacia Buenos Aires, debieron
ser escoltados por varios patrulleros.
8 La unidad
tiene su asiento en Córdoba.
9 Ese mismo
día, el grupo comando “Eduardo Giménez” del ERP, incendió un ómnibus de la
Armada estacionado en la calle 185, entre 188 y 189, de la localidad de Pasco,
provincia de Córdoba.
10 Extraído
de Centro de Documentación de los Movimientos Armados (CeDeMA)
11
Publicación aparecida entre 1971 y 1974, dirigida por Enrique Walker (alias “Jarito), Silvio
Frondizi y Rodolfo A. Mattarollo. Se editaba en Buenos Aires y entre quienes formaban
su consejo de redacción, se encontraban Dardo Cabo, Eduardo Luis Duhalde, Rodolfo
Ortega Peña, María Cristina Verrier, Antonio Caparrós y Alicia Eguren.
12
Durante
varios días, el edificio del destacamento Nº 10 lució los impactos de las armas
largas con las que fueron atacados sus ocupantes.
Publicado 27th June 2016 por Alberto N. Manfredi (h)