jueves, 4 de julio de 2019

PALABRAS FINALES





La guerra del Atlántico Sur, como todo conflicto armado, tuvo consecuencias nefastas y dejó cicatrices que todavía no han cerrado. Sin embargo más allá de su significado, también resultó positivo. Yo agradezco a Dios por ella, por sus muertos, sus heridos, sus mutilados y sus combatientes, quienes constituyen un verdadero blasón para nuestra nación. Agradezco los actos de heroísmo que dejaron en alto el nombre y el honor del país y antes del 2 de abril, muy pocos argentinos creíamos capaces de realizar.
1982 fue un año glorioso en el cual la Argentina peleó por lo que consideraba suyo.

 Como he dicho en una carta enviada a un sitio chileno, fue, peleó y perdió, pero al menos peleó y lo intentó, sin medir las consecuencias, asombrando al mundo con las increíbles proezas de su Fuerza Aérea y Aviación Naval, con la epopeya de sus submarinos, con el coraje de sus combatientes, quienes lucharon cuerpo a cuerpo en las altas cumbres contra tropas altamente capacitadas, algo que no se veía desde la Primera Guerra Mundial; con los náufragos del “Belgrano” resistiendo en la noche los embates de un feroz temporal, con los abnegados conscriptos enfrentando a efectivos profesionales, con sus comandos y sus fuerzas especiales llevando a cabo misiones detrás de las líneas enemigas, con sus técnicos e ingenieros resolviendo los complejos mecanismos del sistema Exocet/Super Etendard, sin el auxilio de sus constructores franceses quienes se retiraron al estallar la crisis sin brindar una sola explicación; por el armamento improvisado que supo poner en funcionamiento para disminuir el potencial enemigo, por el coraje de aquellos civiles que se atrevieron a hacer frente a los Harrier con sus Learjet desarmados, guiando a los aviones propios y efectuando misiones de exploración e incluso, atrayendo sobre sí al adversario para posibilitar a nuestros cazas llegar a los objetivos.
Lo repetiremos hasta el cansancio porque es algo que no se ve todos los días: Argentina sola y aislada, económicamente quebrada, sancionada, con una estrategia pésima y un armamento vetusto, combatió contra una superpotencia mundial dotada de la tercera flota más poderosa del mundo que además, contaba con el apoyo de los Estados Unidos, la OTAN, la Comunidad Económica Europea y el conjunto de las naciones que alguna vez formaron parte del Imperio Británico.
Ese accionar movió al enemigo a escribir de nuestros hombres cosas que nunca hubiéramos imaginado. Sólo vaya como ejemplo las palabras del almirante Woodward en el prólogo de su libro. Y no solamente él sino también la prensa y la bibliografía internacional han hecho referencia a la bravura de nuestros guerreros, en especial la británica, llegando al caso de que hasta han aparecido cómics en Europa reproduciendo las hazañas de nuestra aviación. La gran pregunta que nos hacemos es: ¿qué hubiera ocurrido si nuestro país hubiese contado con un Estado Mayor competente, con una estrategia efectiva y con armamento adecuado? ¿Que habría sucedido si todas las bombas hubiesen explotado, si el 2 de mayo hubiese soplado viento en el Atlántico Sur para poder lanzar el ataque aeronaval desde el portaaviones, si nuestras corbetas hubiesen dispuesto de armamento sofisticado y no se le hubiesen trabado las piezas de a bordo al tercer o cuarto disparo como le ocurrió a la "Guerrico" en las Georgias, si los pésimos submarinos alemanes de la clase 209/1200 no hubiesen presentado tantos inconvenientes, si los cables de filoguiado de los torpedos no se cortaban, si nuestras tropas hubiesen contado con visores nocturnos? ¿Qué, si hubiésemos conseguido más Exocets? Si con todo eso logramos provocarle semejante daño al enemigo tal como él mismo lo reconoció, ¿cuáles habrían sido las consecuencias de haber dispuesto de submarinos nucleares, de misiles Sidewinder todo sector, de destructores y fragatas de última generación, de cazas como los Harrier, de apoyo satelital, ni que decir si alguna nación pusilánime nos hubiese pasado información por lo bajo para beneficiarnos, como le sucedió a Gran Bretaña?
Hoy la Argentina cuenta con héroes, verdaderos titanes que han dado todo, incluso la vida, en defensa de un ideal, demostrando un coraje que nadie sospechaba. Es preciso explotar eso, inculcarlo en la población, enseñarlo en las escuelas y fomentarlo en todos los niveles si lo que queremos es recuperar la confianza en nosotros mismos y volver a recorrer el camino de grandeza que nuestra nación transitó alguna vez.

Publicado por