jueves, 4 de julio de 2019

LA VIOLENCIA NO CEDE

El automóvil de Marcelino Mansilla después del atentado
(Imagen: "La Razón")

A mediados del mes de agosto, la posibilidad de una fórmula Perón-Balbín para las elecciones de septiembre, se hallaba completamente descartada. La reunión del 31 de julio en la casa de Gaspar Campos había generado algunas expectativas, con amplios sectores de la política y el periodístico especulando sobre el tema, pero cualquier versión con respecto a que el máximo dirigente del radicalismo pusiese acompañar a Perón en la presidencia, no pasó de ser una expresión de deseo.
Esa mañana, horas antes de conocerse la noticia de que un ignoto jesuita llamado Jorge Mario Bergoglio había sido designado provincial de la orden en la Argentina, los caudillos dialogaron de todo, cubriendo el amplio abanico de la situación nacional. Fue un diálogo ameno y cordial, como el de noviembre del año anterior, en el que ambos dirigentes realizaron un pormenorizado diagnóstico de los males que afectaban al país y evaluaron posibles alternativas.
En su condición de presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, Balbín llegó con la misión encomendada por la Convención partidaria celebrada entre el 28 y el 29 de ese mes, de entablar diálogos con los líderes de los principales partidos, siempre en busca de una salida a la crisis.
 
Al día siguiente, a las 11 a.m. se reunió con Oscar Alende en el bloque de diputados de la Alianza Popular Revolucionaria y una hora después, hizo lo propio con Francisco Guillermo Manrique, cabeza de la Alianza Popular Federalista, luego de las gestiones realizadas a toda prisa por el senador nacional Luis A. León.
Por su parte, Perón mantuvo una conferencia con dirigentes del FREJULI en el edificio de Av. Córdoba y Libertad y al día siguiente, pronunció un fuerte discurso ante los gobernadores en la Quinta Presidencial de Olivos, donde condenó con energía a la guerrilla y elogió a la juventud.
El mismo 2 de agosto, el Poder Ejecutivo aprobó el decreto Nº 331 que introdujo modificaciones a la Ley 20.429 sobre la tenencia de armas y explosivos. La misma había sido aprobada por decreto presidencial Nº 4693, el 21 de mayo de ese mismo año y permitía su portación con ciertos requisitos. Dados los reiterados hechos de violencia que se vivían a diario, se establecieron normas para su autorización y uso, las cuales vedaban su empleo por parte de los particulares. Para ello, se estableció la obligación de declarar todas las armas, gestionar el correspondiente certificado por 90 días y el permiso legal para su portación, quedando exceptuados de esas disposiciones, los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, las asociaciones de tiro, los tripulantes de embarcaciones y las instituciones oficiales, así como personal de seguridad y vigilancia. El material no declarado sería pasible de decomiso y sus propietarios sancionados con multas y prisión.


El 5 de agosto, a las 15 horas, el inspector mayor Hugo Guillermo Tamagnini, circulaba por la ruta que une las localidades de San Pablo y Yerba Buena en Tucumán. Lo hacía a bordo de su Fiat 1600, acompañado por una mujer de apellido Gómez, ignorando que desde su partida, era seguido por un sedán Siam Di Tella particular a bordo del cual, viajaban cinco personas armadas.
Balbín y Perón

A mitad de camino, el mencionado rodado le cerró el paso violentamente, obligando a Tamagnini a efectuar un brusco giro para no embestirlo. El oficial giró su volante a la derecha y en su alocada carrera, terminó incrustado en un cañaveral.
Del Siam Di Tella bajaron los cinco sujetos, portando rifles y pistolas-ametralladoras. A solo dos metros del Fiat 1600 se detuvieron y sin mediar palabra dispararon varias ráfagas, alcanzando a su víctima en varias partes del cuerpo. Tamagnini intentó extraer su pistola y le gritó a su acompañante que se agachara, pero para entonces, las balas asesinas hicieron estallar los vidrios y lo acribillaron. La celeridad del ataque no le dio tiempo a reaccionar y de ese modo, cubierto de sangre, cayó sobre el asiento, en parte apoyado sobre su aterrorizada acompañante.
Cuando la policía llegó al lugar, los atacantes hacía rato que habían desaparecido.
El inspector abatido era célebre por su papel en la guerra contra la subversión. Hasta la llegada de la democracia, encabezó numeroso operativos contra el ERP en Tucumán, capturado a varios de sus cabecillas y tomando parte en diferentes enfrentamientos, pero con la llegada de la “democracia” fue pasado a disponibilidad y en esa situación se encontraba al momento del atentado.
Dada la magnitud del delito y los diversos hechos que habían tenido lugar en los días previos, entre ellos asaltos a supermercados, a automovilistas particulares y a la firma Nestlé, la policía dispuso una movilización general de efectivos y montó diversos piquetes en accesos y rutas, para dar con los terroristas.
El 24 de agosto el ERP incendió un ómnibus de la Armada en Bahía Blanca, destinado al transporte de personal entre la base naval y esa ciudad. El vehículo se encontraba estacionado en Paraguay 6, esquina Estomba, a una cuadra del Hospital Regional Español, cuando desde un automóvil que pasó a gran velocidad le fue arrojado un cóctel molotov que lo dejó envuelto en llamas; minutos después fue hallada una bomba en el domicilio del teniente de navío Juan José Cornejo, situado en Cuba 58 de la misma ciudad, la cual fue descubierta dentro de una caja de zapatos por los obreros que hacían trabajos en el garaje del militar.
Algo similar ocurrió en la casa del coronel Enrique Recchi, Hipólito Yrigoyen 555, esquina Euskadi, donde los bomberos desactivaron un artefacto similar.
Días antes fue en una vivienda alquilada por una agrupación juvenil de izquierda, carga que tampoco estalló; en Salta, fue tiroteado el domicilio del ministro de Economía provincial, Dr. Mario Ansel Villada, ubicada al 500 de la calle Ituzaingo (un proyectil perforó la puerta principal y destruyó un vidrio en el interior) y en Rosario, un grupo de diez individuos armados, pertenecientes al ERP, irrumpió en la cochera situada en Estanislao Zeballos 2264, para llevarse nueve vehículos estacionados con su correspondiente documentación, entre ellos un Peugeot 504 blanco, patente S-136.880 y otro color celeste, placa S-236.221.  


El 27 de agosto fue acribillado a balazos el secretario general de la regional marplatense de la CGT, Marcelino Mansilla, cuando salía de su domicilio del barrio Los Troncos, ubicado en San Lorenzo 1719. El atentado se lo atribuyeron las FAP en un extenso comunicado emitido ese mismo día, donde además de informar el hecho, explicaban las causas que lo habían provocado.
Siguiendo su costumbre, a las 8:15 de la mañana, Mansilla sacó su automóvil del garaje y lo dejó junto a la vereda, con el motor encendido, para que se fuera calentando, una costumbre propia de aquellos años. Quince minutos después, se despidió de su esposa, que estaba planchando y salió nuevamente a la calle, ignorando que detrás de una ligustrina, tres individuos seguían sus movimientos.
Marcelino
Mansilla
Cuando el dirigente gremial subió al vehículo, uno de los desconocidos se puso de pie y corrió hacia él, seguido por sus dos compañeros. Mansilla los vio venir esgrimiendo sus pistolas-ametralladoras y comprendió que su suerte estaba echada.
Cuando estaban a menos de dos metros, los terroristas abrieron fuego, alcanzando a su víctima en la cabeza, el brazo, el cuello y el pecho. En ese preciso instante frenó bruscamente una camioneta Chevrolet; los asesinos saltaron a la parte posterior y una vez arriba, el conductor partió a gran velocidad, alejándose en sentido contrario al tránsito.
La esposa de Mansilla creyó que los estampidos eran producto de un caño de escape pero al escuchar los gritos de auxilio de su marido, salió a la calle y alcanzó a ver a los agresores huyendo hacia el norte.
En ese momento, llegó corriendo un vecino, que atraído por los disparos, se había asomado a ver que sucedía. Entre ambos, cargaron al dirigente a un automóvil y partieron hacia una clínica privada, donde a poco de llegar, dejó de existir.
La policía dispuso inmediatamente el corte de rutas y accesos a la ciudad, estableciendo retenes para el control vehicular, pero la medida no tuvo resultados.
Media hora después, las redacciones de los diarios recibieron llamados anónimos en los que las FAP se atribuían el atentado1
 las 15:30 de ese mismo día, llegaron desde La Plata el ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Dr. Manuel Urriza, el subsecretario de la cartera, Adolfo Bianchi Silvestre y el jefe de la policía bonaerense, coronel Ademar O, Bidegain2.
Siguiendo su costumbre, la mesa directiva de la CGT marplatense dispuso un paro de 24 horas a partir de las 2 p.m. de ese día y una movilización para acompañar los restos del dirigente hasta el cementerio local. Inmediatamente después, emitió un comunicado condenando el hecho y responsabilizando de lo sucedido al gobernador Bidegain.

La CGT Regional Mar del Plata repudia y condena el brutal asesinato del que fue víctima el compañero delegado regional y secretario general de la seccional local del gremio de la construcción Marcelino Mansilla y responsabiliza al gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Bidegain, por la falta de garantías y constante provocación que grupos que actúan dentro de su administración que cometen a diario toda clase de avances sobre el plano dirigente gremial llegando al asesinato y la persecución con total desesperación del jefe de Policía de la Provincia, coronel Bidegain.

El documento atribuía el ataque “a las fuerzas obscuras de la antipatria que son las mismas derrotadas por el pueblo” y finalizaba diciendo que “…nunca estos asesinos a sueldo, podrán conseguir detener a la justicia y la liberación resuelta por la mayoría de los argentinos […]. El que tiene la verdad no necesita de la violencia, y el que tiene la violencia jamás conseguirá la verdad”.
La regional sindical de La Plata hizo otro tanto, con la firma de su titular, el diputado provincial Rubén Diéguez, llamando a los asesinos “agentes de la reacción antinacional”, responsabilizando también al gobernador por los hechos de violencia que tenían lugar a diario.

No nos cabe duda alguna que estos elementos se han cobijado en esferas oficiales del gobierno de la provincia de Buenos Aires, las que, detrás de burdas maniobras de supuestos cambios, prosiguen su labor de zapa a la etapa de la reconstrucción nacional.

Siguiendo los protocolos del caso, Oscar Bidegain envió un telegrama de condolencias destinado a la CGT marplatense, destacando las virtudes y cualidades del dirigente abatido.
Durante el velatorio, que comenzó a las 11 a.m. del mismo 27, la dirigencia rechazó la ofrenda floral enviada por el Poder Ejecutivo provincial a través de su ministro de Gobierno, quien tras una breve visita al intendente municipal de Mar del Plata, regresó a la capital.
En las horas que siguieron al atentado, las FAP dieron a conocer el siguiente comunicado: 

FUERZAS ARMADAS PERONISTAS (FAP)
A LA CLASE OBRERA Y AL PUEBLO PERONISTA

Hoy, 27 de agosto de 1973, el destacamento "BELLONI-FRONDIZI" procedió a ajusticiar al traidor MARCELINO MANSILLA frente a su casa en el oligárquico barrio "Los Troncos".
Discípulo y segundo de Coria, MANSILLA escaló posiciones en el gremio de la construcción, gracias a sus desvelos por cuidar los intereses de los patrones de la construcción. Avalaba así las miserables condiciones de trabajo a que se ven sometidos los obreros de la construcción de Mar del Plata, Buenos Aires y el resto del país. Así los trabajadores que vienen del interior, o los bolivianos, paraguayos y chilenos, tienen que ir a changuear a las obras, y se los toma previa firma del despido, y sin gozar de ningún beneficio social. Arriesgando sus vidas en los andamios, ven día a día caer de los mismos a muchos obreros cuyas familias no tienen derecho a indemnización alguna.
Cada vez que tratamos de rebelarnos o de protestar contra la camarilla de los Coria y dirigentes patronales, vemos como nuestros compañeros son matoneados en los andamios, o se les vienen encima las carretillas de ladrillos o de mampostería, o directamente son empujados desde los andamios encontrando la muerte o quedando inútiles para toda la vida.
Este traidor al que hoy llegó la justicia popular, llegó a tener, gracias a los negocios que hizo entregándonos por guita, en cada conflicto:
El restaurante RUTA 88— El prostíbulo EL YACAN (donde se dedicaba a la trata de blancas)— La gomería de Garay y Jara— Dos boutiques— Un night club en Villa Gessell— Una plantación de gladiolos en Batan— Dos departamentos, uno en Brown y Olavarría, y otro en Santiago del estero al 2300— El chalet en el que vivía en el barrio Los Troncos— Un Ford Fairlane 8 cilindros y otros negocios a nombre de terceros.
Denunció y apaleó a los mejores activistas, promoviendo el trabajo a destajo, retirando el carnet de afiliado, persiguiendo todos los intentos de organización por la base.
Aprovechando su posición en el sindicato, se mandó los grandes negociados con los monopolios de la construcción en el barrio Emil Juárez y con los Monoblocks de Comercio.
Del sindicato, escaló posiciones hasta llegar al secretariado de la CGT. Mantenía relaciones con los servicios de seguridad, por intermedio de IGLESIAS del Servicio de informaciones navales, que a su vez mantiene relaciones con el asesino Osinde. Llevaba adelante su política con el secuaz de Brito Lima y Yessi en Mar del Plata: Mario Cámara. A través del escribano REDI, maneja al C.N.U. QUE ASESINO A Silvia Filler. Todas estas relaciones, la lleva adelante con su cerebro gris, el abogado CENTENO del equipo desarrollista.
Formó parte de los que planificaron la matanza de Ezeiza, y hoy junto a los Rucci, Miguel, Palma, quieren hacer de "Perón-Presidente" un aval para sus propios planes, que son los de la patronal.
Regional Mar del Plata
El 9 de agosto, el Destacamento "BAFFI-OLMEDO-VILLAGRA-PERESSINI" de la Regional Córdoba, procedió a atentar contra el domicilio del traidor QUIÑONERO mediante ametrallamiento y colocación de carga explosiva. .. Quiñonero es un elemento traidor a los intereses de la clase obrera porque cumple funciones de alcahuete y espía contra los compañeros de la fábrica FIAT, con el solo objeto de servir a las empresas monopolistas explotadoras, como la Fiat y a los traidores de siempre: la burocracia de la UOM.
Regional Córdoba
El ajusticiamiento de Mansilla o el atentado contra el alcahuete Quiñonero se inscriben en el aporte al desarrollo de la organización independiente de traidores y burócratas. La organización que los trabajadores estamos gestando en las fábricas, en los barrios, en las villas, movilizándonos, impulsando las reivindicaciones, solidarizándonos con los compañeros despedidos o sancionados, tomando las decisiones en conjunto, organizándonos con los compañeros para darnos una política y una organización independiente de burgueses y traidores, enfrentando a los que vienen a matonearnos, así paso a paso, uniendo la lucha de las organizaciones revolucionarias con las luchas de los trabajadores iremos haciendo de la guerra popular contra los explotadores y del ejército del pueblo una realidad en cada lugar de trabajo, como única garantía para lograr nuestro objetivo: la patria socialista.
NO HABRÁ BANDERA BLANCA. LA SANGRE DE NUESTROS MUERTOS LA LUCHA Y RESISTENCIA DE NUESTRO PUEBLO, NO SE NEGOCIAN ESTÁN PRESENTES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA ALTERNATIVA INDEPENDIENTE DE LA CLASE OBRERA Y EL PUEBLO PERONISTA, EN EL DESARROLLO DE LA GUERRA POPULAR POR LA TOMA DEL PODER HACIA LA PATRIA, JUSTA, LIBRE Y SOBERANA: LA PATRIA SOCIALISTA.
¡Por el retorno incondicional del Pueblo y Perón al Poder!

¡CAIGA QUIEN CAIGA Y CUESTE LO QUE CUESTE!
¡VENCEREMOS!!

Regional Buenos Aires - Agosto 1973

El día anterior, Perón recibió en su domicilio, al teniente general Jorge Carcagno, nueva señal a las fuerzas de izquierda, en especial a las que integraban su movimiento, cuyos sus dirigentes seguían negándose a admitir la realidad.
El comandante en jefe del Ejército llegó a las 18:00, acompañado por el coronel Juan J. Cesio, jefe de Política y Estrategia del Estado Mayor General, para reunirse los tres a solas, por espacio de una hora y veinte. Se trataba del primer contacto directo entre el líder justicialista y las Fuerzas Armadas desde su salida del país en 1955, de ahí la significación del encuentro y las especulaciones que circularon a continuación.
En horas de la noche (21:30), Ricardo Balbín acudió al Comando en Jefe del Ejército, especialmente invitado por su titular. La reunión (el dirigente radical fue invitado a cenar) formaba parte del programa de entrevistas que la fuerza había planificado con los principales dirigentes políticos, para conocer sus opiniones y establecer un cronograma de trabajo. 


La noche del 9 de septiembre de 1973, el ERP “22 de Agosto” secuestró a Bernardo Sofovich, secretario de comercialización del diario “Clarín”, con la intención de presionar al matutino para que publicase tres solicitadas3.
Bernardo era hermano de Manuel, un periodista de cierta trascendencia en los años treinta, célebre por haber develado la fecha exacta del nacimiento de Gardel junto a su origen uruguayo y por ser padre de los productores televisivos Gerardo y Hugo Sofovich, de larga trayectoria en los medios nacionales.
Por otra parte, en la redacción de “Clarín” trabajaba desde hacía un año su yerno, Horacio Verbitsky, un ignoto plumífero que antes de recalar en el órgano que tanto denostaría cuatro décadas después, había pasado por media docena de redacciones, sin demasiada trascendencia.
Hijo de Bernardo Verbitsky, otro periodista de los años treinta y cuarenta, recordado por haber empleado por primera vez el término “villa miseria”, estaba casado con Laura Sofovich y era militante de las organizaciones FAP y Montoneros prácticamente desde su fundación.
El lunes 11 de septiembre, cuando desde el otro lado de los Andes llegaban las noticias del golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, el diario fundado por Roberto Noble publicó las mentadas solicitadas, la más importante en su portada, titulada “EL ERP 22 DE AGOSTO AL PUEBLO. En las mismas, la organización criticaba duramente la gestión del gobierno, su alianza con el imperialismo yanqui a través de la burocracia sindical, representada por Lorenzo Miguel, Ricardo Otero, José Ignacio Rucci y exponentes de la última dictadura, como el general Carcagno; la reivindicación de la Patria Socialista, a su entender, votada masivamente por el pueblo el 11 de marzo; la explotación de la clase trabajadora y la presencia de Isabel Perón en la fórmula presidencial, amenazando abiertamente con seguir la lucha contra el gobierno, fuera quien fuese el ganador de los inminentes comicios.
Se trataba, sin ninguna duda, de una abierta declaración de guerra al líder justicialista y una llamada de atención para la sociedad en general.
Si bien las solicitadas fueron enviadas a la señora Ernestina Herrera de Noble, propietaria del matutino, la reunión de directorio en la que se decidió la publicación no contó con su presencia.
Su aparición malquistó al gobierno y al mismísimo Perón, el cual hizo saber su malestar a través del ministro del Interior, Benito Llambí, quien siguiendo sus directivas, se comunicó ese mismo día con el Horacio Rioja, vicepresidente de “Clarín”, para manifestarle el profundo desagrado del Poder Ejecutivo por haber tomado esa decisión.
La respuesta que le dio Rioja, en cuanto a que habían obrados coaccionados por la agrupación terrorista, no bastó. Llambí fue más que claro al declarar que aun cuando la vida de uno de sus directivos corriese peligro, la decisión no había sido correcta y cerró con un lapidario:

-De aquí en más, “Clarín” deberá ajustarse los pantalones.

Tras la publicación de las solicitadas, Sofovich fue liberado y lo primero que hizo fue brindar una conferencia de prensa en la cual brindó detalles de su cautiverio. Finalizada la misma, un grupo armado que respondía a la dirigencia sindical ametralló el frente del edificio e irrumpió en su interior, reduciendo al cuerpo de vigilancia y destruyendo parte de las instalaciones.
Antes de retirarse, los agresores hicieron estallar bombas incendiarias, las cuales envolvieron en llamas los accesos al inmueble, generando el consabido caos y confusión. Se produjo entonces, un intercambio de disparos, presumiblemente con personal de vigilancia del diario, resultando herido uno de los atacantes al recibir un impacto en el abdomen y una niña que moraba en las inmediaciones, la cual quedó tirada en la vereda hasta ser conducida a un centro asistencial.
Frente del diario "Clarín" una vez sofocado el incendio

Minutos después, se hicieron presentes una dotación de bomberos y varios patrulleros, los primeros para sofocar el incendio y los segundos para asistir a las víctimas y hacer una primera inspección del lugar.
Las ambulancias retiraron a los heridos, muchos de ellos con quemaduras, en tanto las autoridades labraran el acta correspondiente a efectos de elevarla al juzgado de turno.
Ese mismo día, las autoridades detuvieron a Pedro Luis Cazes Camarero, director de “Estrella Roja”, la publicación del ERP, en el preciso momento en que llegaba a su casa, acompañado por su esposa y su pequeña hija. El tono de indignación del artículo aparecido en la edición del 21 de septiembre llama a la risa por provenir de una organización que asesinaba, secuestraba, extorsionaba y atentaba contra la vida humana y la libertad de expresión.
El mismo número trajo un parte de guerra lleno de inexactitudes, donde se describía el ataque al Comando de Sanidad, seguido por un comunicado dirigido al pueblo, donde se explicaba que el asalto a la unidad militar fue llevado a cabo por la Compañía “José Luis Castrogiovanni”, que el teniente primero Eduardo Rusch era integrantes de un grupo fascista junto a los oficiales Bilbao y Villarroel, el cual entrenaba fuerzas de choque tanto en Chile como en nuestro país; que el 29 de junio enviaron armas al otro lado de la cordillera para apoyar el intento de golpe que dirigió el teniente coronel Roberto Souper y que habían tomado parte en el incendio del Teatro Argentino.
La publicación hacía una apología del “heroico” combatiente del pueblo Hernán Invernizzi y explicaba en un extenso artículo por qué el ERP seguiría combatiendo.
Cuarenta y ocho horas después, varios desconocidos ametrallaron el frente de la agencia que “Clarín”, tenía en el centro de Rosario (calle Córdoba 1284) y antes de retirarse, lanzaron cócteles molotov.
Los bomberos y personal de la comisaría 2ª se hicieron presentes, evitando que las llamas se propagasen por la planta alta y alcanzasen las viviendas contiguas.
Según averiguaciones efectuadas en el lugar, a las 03:40, al menos dos vehículos se detuvieron en la calle Entre Ríos, entre ellos un Ford Fairlane color gris y de ellos descendieron al menos ocho hombres armados, quienes corrieron hacia la calle Córdoba y de ahí hasta el local del diario.
Ese mismo día, a las 20:30, un grupo de jóvenes pertenecientes a la Federación Juvenil Comunista de la misma ciudad, pintaba consignas contra el golpe de Estado en Chile cuando en la esquina de Córdoba y Mitre, una mujer, armada con una pistola 45, apuntó a uno de los militantes que se había rezagado, obligándolo a borrar las inscripciones que había dejado en el inmueble de Mitre 822, donde funcionaba una agencia de trabajo.
Como el joven se negó a obedecer, la mujer le aplicó un golpe en el rostro, seguido de un culatazo, todo delante de la gente que se había aglomerado en torno a ambos.
El muchacho trastabilló y estaba a punto de caer pero sus compañeros, que llegaron por detrás de la mujer, lograron reducirla, arrebatándole el arma y su cartera.
En medio del forcejeo y los gritos de la agresora, el grupo se dio a la fuga para refugiarse en el local partidario, ubicado a pocos metros, no sin antes arrojarle una piedra que pasó a escasos centímetros de su cabeza.
El 2 de septiembre, el Comando del ERP “J. Lachowsky" tomó por asalto el local de la agencia de seguridad OSIP, encargada de varias fábricas de Berazategui y abatió a uno de sus custodios al intentar resistirse.
Al día siguiente, los Comandos “Eduardo Giménez” y “Clarisa Lea Place” de la Brigada "Héroes de Trelew", coparon la guardia de la metalúrgica Ohler, una subsidiaria de Fabricaciones Militares que tenía sus instalaciones en Carlos Pellegrini y Osorio, partido de Lanús y después de reducir al personal de vigilancia, se apoderó de cuatro pistolas 11.25 y un cargador para cada una.
El 8, manos anónimas colocaron una bomba de gelamón en la casa del diputado O. Figueroa (FREJULI), en San Miguel de Tucumán, pero la misma fue desactivada por la Brigada Antiexplosivos antes de estallar.
El día anterior, dos desconocidos atacaron al intendente municipal de Avellaneda, Herminio Iglesias y al ex secretario de Gobierno, Félix Fernández, en momentos que salían del velatorio de José Di Stefano, padre de Juan Di Stefano, ex subsecretario de Gobierno del municipio.
A las 0:30 Iglesias y Fernández bajaban las escalinatas de la casa mortuoria, ubicada en Ameghino 561, cuando dos sujetos que esperaban en la puerta se volvieron hacia ellos y después de extraer dos pistolas 45 de entre sus ropas, les dispararon.
Iglesias y Fernández convalecen en el Hospital Fiorito
(Imagen: "La Razón")

El intendente de Avellaneda recibió dos impactos, uno en el muslo izquierdo, que en su recorrido le fracturó el fémur derecho y otro en el mismo pie. Quedó tendido en la vereda, desangrándose en tanto Fernández, que había intentado cubrirse detrás de un árbol, fue alcanzado en el abdomen, lo que le produjo una considerable hemorragia que puso en peligro su vida.
Los atacantes se dieron a la fuga en dirección al Puente Pueyrredón y a las dos cuadras abordaron un automóvil en el que partieron a gran velocidad, cubiertos por tres sujetos que les brindaban apoyo desde la vereda par.
Al escuchar los disparos, varias personas descendieron de la planta superior atraídas por los estampidos. Iglesias y Fernández fueron subidos a dos automóviles y conducidos al Hospital Fiorito, donde quedaron internados con pronóstico reservado. Fernández presentaba orificio de salida y eso le daba cierta posibilidad de sobrevivir.
La madrugada del 11 de septiembre, se produjo un duro enfrentamiento en la sede de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA), situada en Lima 877, pleno centro de Córdoba, al ser atacada por un grupo de desconocidos que trató apoderarse del local.
Formulada la denuncia por el personal de vigilancia, a las 03:30 se hizo presente un móvil policial, el cual fue recibido por una lluvia de balas que lo obligó a frenar bruscamente. Sus ocupantes, se vieron forzados a descender y parapetarse detrás del rodado, intentando repeler la agresión.
En el preciso instante en que llegaban refuerzos, fue abatido el cabo Mercedes Ludueña, al recibir un disparo a quemarropa de José Jaime Vázquez Figueroa. Casi al mismo tiempo, el victimario cayó muerto por otro policía, quedando su cuerpo tendido en la vereda.
El combate se prolongó por casi una hora porque los agresores se habían hecho fuertes en el interior de la entidad y ofrecían dura resistencia. Media hora después de que llegaran los patrulleros de refuerzo, se vio caer a José Gauna, un sindicalista oriundo de Rosario, que integraba el grupo agresor.
ATSA se encontraba intervenida por una comisión provisoria de asociados, la cual contaba con pleno respaldo de la CGT, razón por la cual, desde el primer momento se pensó, que los atacantes eran personas opuestas a la conducción general. Contaba con una sección permanente de vigilancia y las tareas administrativas, así como la atención al público, se realizaban a puertas cerradas.
Frente del local de ATSA atacado la madrugada del 11 de septiembre
(Imagen: "La Razón")

Finalizado el tiroteo, fueron arrestadas siete personas, entre ellas dos mujeres, a quienes se les incautaron tres revólveres 38, una escopeta de caño recortado calibre 16 mm; una pistola 11,25 y otras tres calibre 22; una caja de cartuchos para escopeta, una máscara antigás, dos granadas de gases lacrimógenos e igual número de botellas con ácido.
Los detenidos fueron puestos a disposición del juez Enzo Vigna, quien de manera inmediata dispuso el secreto de sumario en tanto el personal policial procedía a elaborar el correspondiente informe.
Era obvio que el grupo atacante pertenecía a una facción opuesta a Rucci y que pretendía recuperar el control de la mutual, de ahí el texto del comunicado emitido por la Regional Córdoba de la CGT, aclarando su posición.


Al día siguiente, el ERP asesinó en Córdoba a Carlos H. Juncos, empleado bancario domiciliado en el Barrio Panamericano, que hasta hacía poco tiempo se desempeñaba como agente de la División Información de la Policía Federal.
Veinticuatro horas después, una patrulla encontró en un descampado próximo a Campana el cadáver de Horacio Manuel Oróstegui, argentino casado, de 28 años, domiciliado en Matheu 724 de esa ciudad, en esos momentos interventor del Partido Justicialista de su ciudad, diputado provincial suplente y asesor del gremio papelero.
Oróstegui presentaba cinco impactos de bala en su cuerpo y se hallaba maniatado. El martes 11, su padre había denunciado su desaparición y desde entonces se lo buscaba afanosamente. Según las averiguaciones del caso, grupos de la derecha sindical, que respondían a Alberto Armesto, un histórico del justicialismo campanense recientemente asesinado, le devolvían el golpe a sus antagonistas, acribillando a su principal dirigente.
La víctima que encabezaba el ala izquierdista del movimiento, fue secuestrado en la vía pública, conducido hasta un camino de tierra en el paraje El Morejón, situado entre las rutas nacionales Nº 9 y 12 y ejecutado de varios disparos, dos de ellos en la cabeza, uno con orificio de salida.
La policía lo halló a la vera del camino en avanzado estado de descomposición, con las manos atadas a la espalda con una cuerda de nylon. El hallazgo se produjo a las 19:50 y tras su traslado a la morgue judicial se pudo comprobar que su deceso se había producido el mismo día de su desaparición.
En lo que a Armesto se refiere, fue ejecutado en el mes de julio cuando salía de un cine en compañía de su familia. Un desconocido armado con una escopeta, se le acercó por detrás y le disparó a quemarropa, matándolo en el acto.
El día mismo en que apareció el cuerpo de Oróstegui, la policía allanó en Resistencia una vivienda ubicada en Santiago del Estero 929, donde moraba una joven pareja de estudiantes. En el interior fueron halladas armas robadas a agentes del orden en diversos procedimientos, libros, material gráfico subversivo y una excavación destinada a cárcel del pueblo.
Cumpliendo directivas del juez Rudy Gil de Muro, las fuerzas actuantes detuvieron a la pareja e impartieron órdenes de captura para un individuo que alquilaba una de las piezas del inmueble.
En la misma ciudad, matones ultraderechistas del Comando de Organización, atacaron a tiros a un grupo de estudiantes que se encontraban reunidos en el comedor universitario luego de una manifestación en repudio contra el golpe de Estado en Chile.
En forma repentina, al menos 16 individuos irrumpieron en el edificio, ubicado en Antártida Argentina 355 y atacaron a los jóvenes, arrebatándoles sus cartelones y pancartas. Los matones se valieron de palos, trozos de hierro, cachiporras e incluso sus propios puños para golpear salvajemente a los estudiantes que en número de 300, almorzaban y departían despreocupadamente.
Al verse sorprendidos, muchachos de ambos sexos buscaron ponerse a cubierto e incluso huir del comedor, sobre todo al ver que los desconocidos desenfundaban sus armas y disparaban contra ellos.
Consumada la agresión, los atacantes abordaron dos automóviles y se retiraron a gran velocidad. Minutos después llegó la policía, encabezada por el comisario inspector Roberto Mora, quien tras comprobar que no hubo víctimas entre los alumnos, se reunió con el rector de la universidad, Luis Palacios Rivas y algunos legisladores que se hicieron presentes para interiorizarse de los hechos.
Como resultado de la investigación, fueron detenidos ocho estudiantes y tres integrantes del C. de O., Víctor Sánchez, Juan Carlos Gómez y Jorge Sarich todos ellos alojados en dependencias de la Gendarmería Nacional a disposición del juez federal Antonio J. Rinessi. 
En ese sentido, el Sindicato de Trabajadores de Prensa y la Asociación de Corresponsales Periodísticos dieron a conocer un comunicado dirigido al gobernador de la provincia, escribano Deolindo Felipe Bittel, alertando sobre el accionar de grupos armados, denunciando la complicidad policial con aquellos y solicitando garantías para la libertad de prensa.


La tarde del 14 de septiembre, las FAL “22 de Agosto” dispararon tres proyectiles de alto poder contra la residencia del embajador de los Estados Unidos, John Davis Lodge, en Av. Libertador 3502. Para ello, se valieron de un lanzacohetes casero montado en la parte posterior de una camioneta Dodge, patente C-297141, que había sido sustraída días antes, en jurisdicción de la comisaría 33ª.
Los terroristas estacionaron el vehículo en la esquina de Seguí y Darragueira (hoy John F. Kennedy), sobre la parte posterior de la residencia y a las 13:45 dispararon el primer proyectil que tras de describir un pronunciado arco, perforó una pared exterior de la vivienda, causando la rotura de numerosos cristales.
Diez minutos después, fue lanzado un segundo misil, el cual impactó sobre la vereda norte de Darragueira, frente a la Plaza Intendente Seeber, destrozando el cordón, gran cantidad de baldosas y un árbol próximo. Hubo un tercer artefacto que no llegó a salir de la lanzadera (14:05), por lo que los atacantes abordaron dos vehículos que habían llevado hasta el lugar y se retiraron, dejando la camioneta con el lanzacohetes abandonado.
Alertados por los vecinos se hicieron presentes la Brigada de Explosivos y varios patrulleros de la seccional 23ª, quienes procedieron a cortar el tránsito y remover el proyectil sin detonar.
La camioneta Dodge y el lanzacohetes
casero utilizados por los guerrilleros

(Imagen: "La Razón")

Tanto la camioneta como el misil, fueron conducidos a los cuarteles de la Brigada, donde fueron sometidos a un exhaustivo análisis cuyos resultados fueron detallados en un comunicado (no muy bien redactado) que la Policía Federal emitió horas después.

El artefacto [lanzacohetes] está compuesto por un caballete metálico en forma de X, en cuyo eje se apoya en un ángulo de 45 grados un conjunto de hierros o caños galvanizados, en total 6, de aproximadamente 2 milímetros de espesor por 60 milímetros de longitud y de un diámetro de 2 centímetros, fijos mediante soldadura y cuyas bocas se orientaban hacia el edificio de Estados Unidos. Al parecer 6 habrían sido los proyectiles arrojados desde dicha rampa, habiendo caído 2 en el interior del jardín de la residencia del embajador. Dichos proyectiles son de fabricación y uso de las Fuerzas Armadas, de carga hueca del tipo de los antitanques, pudiendo ser de origen americano, utilizándose para ser accionados por los fusiles FAL. Con respecto a la forma de ser activados conforme a la disposición y característica de estos artefactos su forma de encendido y caños oficiando de morteros, el personal de la Brigada de Explosivos dedujo que la proyección de los mecanismos respectivos están dotados de aletas direccionales. Se estableció mediante la activación de las mechas introducidas en cada uno de los extremos inferiores de los tubos circulares, los cuales contenían pólvora cuya reacción provocó la impulsión violenta de cada uno de dichos proyectiles. Se pudo establecer que los proyectiles de referencia se tratan de una granada antitanque para fusil, calibre 62 milímetros son numeración con la inscripción ECH (explosivo de carga hueca) Fray Luis Beltrán, que es la fábrica militar ubicada cerca de Rosario. Es un proyectil que se halla en período de experimentación, que aún no ha sido provisto a organismos del Ejército.

El ataque no ocasionó víctimas pero puso al descubierto una preocupante debilidad en los dispositivos de seguridad, tanto argentinos como estadounidenses y la capacidad que tenían los guerrilleros de conseguir armamento militar de última generación4.
Casi al mismo tiempo, una violenta explosión sacudió el centro de Córdoba, estableciéndose, minutos después, que se trataba de un atentado contra el ingeniero Rogelio Nores Martínez, ex interventor provincial, rector de la Universidad Nacional de Córdoba en tiempos de Onganía y director del diario “Los Principios” de aquella ciudad. 
Aproximadamente a las 2 p.m. del 14 de septiembre, estalló una bomba de gelamón en la vivienda ubicada en Corrientes 61, muy cerca del Departamento Central de Policía, provocando la voladura de su puerta y la destrucción de su frente, además de serios destrozos en un automóvil Citroën estacionado junto a la acera y las vidrieras de comercios y viviendas cercanos, pero lo peor fueron las lesiones que sufrió Julio Nores, de 18 años, nieto del propietario de la finca, con fracturas en ambas piernas y brazos así como quemaduras de consideración en distintas partes del cuerpo, que obligaron su inmediato traslado al Sanatorio Allende.
El pequeño
Alejandro Houston

(Imagen: "La Razón")
La familia venía padeciendo ataques desde que el ingeniero Nores finalizó su gestión como interventor de la Universidad y sobre todo, desde la aparición de un editorial en su matutino, que justificaba el golpe militar en Chile.
Esa misma madrugada, fue liberado el pequeño Alejandro Houston, de 8 años de edad, hijo del cónsul honorario de Islandia en nuestro país, Daniel Douglas Houston, quien había sido secuestrado al mediodía del lunes frente a su domicilio de Recoleta, ubicado en Dr. Ricardo Levene 956, muy cerca de la intersección de las avenidas Libertador y Pueyrredón.
El pequeño, que al momento de ser secuestrado era conducido al colegio por su chofer, apareció llorando junto a un árbol de Plaza Francia, momentos en que el conductor de un taxi Siam Di Tella, reparó en él y lo abordó.
Tras obtener su número telefónico, el conductor llamó a su familia y poco después lo alcanzó hasta la puerta de su residencia, donde lo aguardaban angustiado sus progenitores. La versión de que el cónsul debió pagar $17.000.000 m/n al Hospital de Niños, por su liberación, circuló profusamente en los días posteriores
El 16 del mismo mes, a las 03:40, explotó una bomba en el subsuelo del comedor universitario de La Plata, ubicado en la esquina de 1 y 50, provocando graves daños en la infraestructura y el mobiliario. El estallido de la caldera, destrozó parte de la loza y la mampostería del sector y la destrucción de numerosas aberturas de vidrio.
En ese preciso instante, el sereno Francisco Romero atendió una llamada en la que una voz masculina le advirtió que si quería salvar la vida, tenía menos de tres minutos para abandonar el lugar.
Romero echó a correr por el edificio y cuando había cubierto cincuenta metros, sintió una violenta detonación a sus espaldas al tiempo que volaban grandes trozos de material.
El propio jefe de la policía bonaerense, Ademar O. Bidegain, se hizo presente en la dependencia para comprobar los efectos del atentado en tanto el personal a su cargo, tomaba declaración al custodio y procedía a labrar las actas. 



Imágenes
La reunión Perón-Balbín en Gaspar Campos dio
pie a una serie de especulaciones sin asidero

(Imagen: "La Razón")
Perón asiste a una reunión con dirigentes del movimiento en el edificio de Av. Córdoba y Libertad
(Imagen: "La Razón")

Reunión con los gobernadores en la Quinta Presidencial de Olivos
Perón criticó duramente a la guerrilla y exaltó a la juventud

(Imagen: "La Razón")

Frente del diario "Clarín" luego del ataque
(Imagen: "La Razón")
Los bomberos dominan el incendio
(Imagen: "La Razón")

Parte del dispositivo utilizado por los terroristas para atacar la residencia
del embajador estadounidense. Al centro, el proyectil que no llegó a partir,
restos de los misiles disparados y el mecanismo de relojería empleado para accionarlos
(Imagen: "La Prensa")

La Brigada de explosivos
retira el lanzacohetes utilizado
por los subversivos luego del ataque
a la residencia del embajador estadounidense

(Imagen: "La Razón")

Destrozos en el interior de la agencia de "Clarín" en Rosario
(Imagen: "La Prensa")

Perón se reúne con el teniente general Carcagno y el
coronel Juan J. Cesio en la residencia de Gaspar Campos

(Imagen: "La Razón")
31 de julio de 1973
El mismo día que Perón y Balbín
se reunían en Gaspar Campos, la
orden jesuita designaba provincial
a Jorge Mario Bergoglio

("La Nación", 3/08/1973)
Notas
1 En un primero momento, los medios de prensa se refirieron a las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias). Los atacantes pertenecían al comando “Belloni- Frondizi” de la agrupación.
2 Fueron recibidos por las autoridades de la Unidad Regional IV de la Policía Bonaerense.
3 Sofovich fue secuestrado el domingo 9 de septiembre, cuando regresaba de su quinta de fin de semana en Tortuguitas, junto a su esposa, uno de sus hijos y una pareja de amigos. 4 Según versiones recogidas en el lugar de los hechos, la camioneta había sido estacionada en el lugar, dos o tres días antes. De acuerdo al comunicado emitido por la Policía federal, los proyectiles disparados habrían sido seis, cosa que no fue así.

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