jueves, 4 de julio de 2019

EL OPERATIVO DORREGO. UNA TREGUA EN LA LUCHA

Soldados y militantes trabajan en conjunto
(Imagen: "El Descamisado")

De aquella Argentina demencial y anarquizada se podía esperar cualquier cosa menos un operativo conjunto que tuviera las Fuerzas Armadas con la JP, los montoneros, las FAR, la Juventud Universitaria Peronista y otras agrupaciones subversivas trabajando codo a codo por el bien común. Sin embargo, tamaño desatino ocurrió.
En la antigua Grecia, cada cuatro años se disputaban las olimpíadas, una serie de competencias atléticas a las que cada región y ciudad-estado, enviaba sus representantes. Durante ese período, que duraba entre cinco días y una semana, se ponía en práctica la Ékécheiria, ordenanza que establecía una tregua entre los diferentes reinos y estados griegos, para que los atletas pudiesen viajar a Olimpia y la población asistir a los juegos. Sólo una invasión extranjera podía quebrarla.
Más de dosmil años después, los irlandeses implantaron algo similar durante la disputa del campeonato de rugby de las Cinco Naciones (años después ampliado a seis con la inclusión de Italia). Durante ese tiempo, desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial hasta la década del ochenta, los habitantes de Éire dejaban sus diferencias a un lado, detenían la lucha y se unían para apoyar a su equipo, conformado por jugadores de ambos ladDe aquella Argentina demencial y anarquizada se podía esperar cualquier cosa menos un operativo conjunto que tuviera las Fuerzas Armadas con la JP, los montoneros, las FAR, la Juventud Universitaria Peronista y otras agrupaciones subversivas trabajando codo a codo por el bien común. Sin embargo, tamaño desatino ocurrió.
En la antigua Grecia, cada cuatro años se disputaban las olimpíadas, una serie de competencias atléticas a las que cada región y ciudad-estado, enviaba sus representantes. Durante ese período, que duraba entre cinco días y una semana, se ponía en práctica la Ékécheiria, ordenanza que establecía una tregua entre los diferentes reinos y estados griegos, para que los atletas pudiesen viajar a Olimpia y la población asistir a los juegos. Sólo una invasión extranjera podía quebrarla.
Más de dosmil años después, los irlandeses implantaron algo similar durante la disputa del campeonato de rugby de las Cinco Naciones (años después ampliado a seis con la inclusión de Italia). Durante ese tiempo, desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial hasta la década del ochenta, los habitantes de Éire dejaban sus diferencias a un lado, detenían la lucha y se unían para apoyar a su equipo, conformado por jugadores de ambos lados de la frontera.
En octubre de 1973, pasó algo similar en la Argentina.
 
En el mes de junio de 1973 fuertes lluvias anegaron vastos sectores de la provincia de Buenos Aires. Sus consecuencias fueron catastróficas, 3000 evacuados, 2.000.000 de hectáreas anegadas, cosechas y hacienda perdidas, viviendas, escuelas y establecimientos arrasados, ciudades y pueblos aislados por las crecidas, toneladas de trigo, girasol, maíz y sorgo arruinados y las tierras más fértiles del mundo inutilizadas para el cultivo, la cría y la producción. Fue necesario derivar 300.000 cabezas de ganado vacuno a La Pampa e iniciar un vasto operativo destinado a rescatar a las víctimas del meteoro, muchas de las cuales lo perdieron todo.
Ante ese cuadro de situación, el gobernador Oscar Bidegain creó por decreto la Comisión de Emergencia destinada a la zona centro-oeste de nuestro primer estado, la cual quedó constituida por personal de los ministerios de Agricultura y Ganadería, Economía y Bienestar Social; Dirección Nacional de Vialidad, Dirección de Hidráulica, Defensa Civil y el Banco de la Provincia de Buenos Aires junto a las comunas de 25 de Mayo, Pehuajó, 9 de Julio y Carlos Casares.
Al ver que los fondos provinciales no alcanzaban a cubrir tamaña movilización, el titular del Ejecutivo solicitó ayuda, efectuando un llamado a la solidaridad destinado a obtener alimentos, medicamentos, colchones, frazadas, indumentaria y todo lo necesario para llevar auxilio a los damnificados. El pedido iba dirigido especialmente al gobierno nacional, pero de él se hicieron eco, también, la CGT, la CGE y las asociaciones del campo.
Entre quienes primero acudieron al llamado, se encontraban las Fuerzas Armadas y de Seguridad, con el Ejército a la cabeza; la JP, la JUP, los montoneros y las FAR, que habrían de trabajar codo a codo con sus mortales enemigos militares, policías y “oligarcas”, durante casi todo el mes de octubre. Fue una suerte de “alto el fuego” destinado a unir esfuerzos en beneficio de los más necesitados.
4 de octubre de 1973. Se pone en marcha el operativo
(Imagen: "El Descamisado")

A instancias del teniente general Carcagno y su principal asesor, el coronel Juan Jaime Cesio, Bidegain puso en marcha el Plan Provincial de Reconstrucción Nacional Gobernador Manuel Dorrego, que habría de abarcar cuatro zonas bien delimitadas; la primera: Bragado, 9 de Julio, 25 de Mayo y Saladillo; la segunda: Carlos Casares, Pehuajó, Bolívar y Gral. Alvear; la tercera: Junín, Lincoln, Gral. Viamonte y Gral Pinto y la cuarta: Trenque Lauquen y Carlos Tejedor.
Para cubrirlas, el Ejército desplegó 3944 hombres pertenecientes a la X Brigada de Infantería y la I Brigada de Caballería, apoyados por 800 ciudadanos. Tamaño caudal humano fue distribuido de la siguiente manera: para la Zona I, 2300 soldados y 400 civiles; para la II, 1152 soldados y 300 civiles; para la III, 300 efectivos y 50 civiles y para la IV, 192 soldados y 50 civiles.
El planeamiento y la dirección del operativo estuvieron a cargo del general Eduardo Ignacio Betti y su ejecución a la de su par, Albano Eduardo Harguindegy.
La solicitada que publicó el gobierno bonaerense anunciando la puesta en marcha de los trabajos decía:


A los grandes problemas de orden económico, social y financiero existentes en la Provincia cuando asume este Gobierno el 25 de mayo se habrían de sumar los ocasionados por las inundaciones de inusitada proporción ocurridas en la zona centro-oeste de la Provincia, a partir del mes de febrero del año en curso.
Cientos de familias evacuadas, viviendas anegadas, 1.800.000 Has. Correspondientes a 18 Partidos cubiertas por las aguas, cosechas perdidas, caminos intransitables y destruidos, instalaciones y maquinarias inutilizadas, son algunas de las consecuencias de la catástrofe que se abatió sobre una amplia zona de la Provincia, ocasionando gravísimas e irreparables pérdidas a la economía provincial y al patrimonio de sus pobladores. (…)
En este marco el Gobierno de la Provincia ha recibido un valioso ofrecimiento del Ejército Argentino: su Comandante en Jefe ha dispuesto la cancelación de los ejercicios finales del Primer Cuerpo de Ejército para que colaboren con todos sus efectivos en las tareas de la reconstrucción que la Provincia está llevando a cabo en las zonas inundadas.
Como consecuencia de este ofrecimiento y de otros que están en vías de concreción, el Poder Ejecutivo ha resuelto implementar durante el mes de octubre el “PLAN PROVINCIAL DE RECONSTRUCCION GOBERNADOR DE BUENOS AIRES CORONEL MANUEL DORREGO”. En él se conjugarán armónicamente los esfuerzos del Gobierno, Fuerzas Armadas y población de la Provincia en aras de objetivos de reconstrucción que a todos deben comprometer.

El megaoperativo se puso en marcha el 4 de octubre con el inicio de tareas de rescate, aprovisionamiento y saneo.
De esa manera, comenzaron los trabajos de repararon en caminos y carreteras, se limpiaron puentes, alcantarillas y desagües; se reconstruyeron rutas, canales y entubamientos; se demolieron estructuras en mal estado y se levantaron otras, se reacondicionaron edificios, en especial viviendas, hospitales y escuelas; se construyeron terraplenes, se evacuaron miles de damnificados, se los reubicó en locales especialmente acondicionados para la ocasión (cuarteles de bomberos, vagones de ferrocarril, galpones, entidades deportivas), se acercaron alimentos a los más necesitados junto a colchones y frazadas, se le brindó atención médica y se distribuyeron las donaciones.
A una semana de iniciadas las tareas, el gobierno bonaerense y el Ejército invitaron a un grupo de periodistas a recorrer las zonas afectadas para que vieran de cerca el drama que se vivía.
A bordo de avionetas y helicópteros, los representantes de la prensa se trasladaron hasta 25 de Mayo, donde fueron recibidos por el general Jorge Cánepa, comandante de la X Brigada de Infantería con asiento en Palermo, quien hizo una reseña de los faenas desarrolladas hasta el momento; acto seguido, habló Carlos Cafferata, dirigente de la JP, quien tenía a su cargo los efectivos juveniles.
Militantes de la JP, Montoneros y las FAR en ropa de fajina
(uniformes militares) marchan a realizar tareas

(Imagen: "El Descamisado")

Cánepa fue preciso a la hora de detallar las tareas, entre ellas, pintura general, reparación de sanitarios, trabajos de albañilería, plomería, electricidad y carpintería; las refacciones que se practicaron en tres cementerios, en las salas de primeros auxilios, de asistencia sanitaria y odontología.
En lo que a obras públicas se refiere, se ejecutaron 29 kilómetros de desagüe y limpieza de canales, se repararon 9500 metros de caminos, se limpiaron 2500 metros de alcantarillas y se construyeron 1200 de tubos de drenaje.
El horario de trabajo se extendía de 05:30 a 18:30 y las tareas a desarrollar se discutían entre los jefes castrenses y encargados civiles durante la noche, en los distintos campamentos que el Ejército y las agrupaciones habían levantado oportunamente. La JP instaló en 25 de Mayo mesas de información y discusión donde se atendía al público y se evacuaban sus dudas.
Hay quienes creen que para ser democráticos deben cuestionar todo lo actuado por las Fuerzas Armadas en esos años y los que siguieron hasta 1983. Un ejemplo es el sitio “Nuestra Historia 70”, donde se intenta desestimar el accionar del Ejército con comentarios totalmente antojadizos y alejados de la realidad.

Evidentemente, el general Carcagno no evaluó correctamente que los cuadros del Ejército tenían una profunda diferencia de objetivos y procedimientos en relación a los miembros politizados de la JP, cuyo principal interés no era trabajar para la comunidad en conjunto con el EA, sino convencer a los oficiales y suboficiales sobre sus ideas y su proyecto político para integrarlos a sus filas. Tanto es así, que en los vivaques del ejército se presentaban los responsables de distintos grupos montoneros a los oficiales de los mismos, para “realizar charlas sobre temas de actualidad nacional y regional”, aunque en todos los casos no fueron autorizadas1. 

Como contrapartida, la JP y los montoneros se dedicaron a hacer proselitismo distribuyendo ejemplares de “El Descamisado” entre la tropa y los pobladores2.
A decir de Cánepa, la integración de civiles y militares fue óptima y luego agregó: “…se puede expresar que la comunicación en los distintos niveles del comando con las juventudes políticas y la Juventud Peronista que se encuentran en la zona, son realmente positivas”. Por su parte, Carlos Cafferata añadió: “…la convivencia entre efectivos civiles y militares fue totalmente satisfactoria; la filosofía que nos llevó a participar en el operativo y que demuestra aquí sus resultados, no es sino la que plantea y requiere de todo el pueblo el general Perón”, palabras que contradicen completamente las aseveraciones de ese sitio y las de otros investigadores que a años de distancia se dedicaron a “evaluar” lo acontecido.
Siempre en 25 de Mayo, los periodistas pudieron recorrer las posiciones del Regimiento 7 de Infantería, al mando del coronel Federico Pedernera; el Hospital Municipal “Saturnino Unzué” y la estación del Ferrocarril, donde habían sido alojadas en vagones más de 70 familias damnificadas. De allí siguieron hacia 9 de Julio, donde los recibió el coronel Alberto Jorge Ramírez, jefe del Regimiento VI de Infantería y el secretario de Prensa y Difusión de la provincia, Rubén Caletti, quienes les brindaron un almuerzo y les hablaron de los campamentos de trabajo mixtos que se habían montado en zonas alejadas del comando. 
“La experiencia más importante que extraemos de esto es la convivencia con la JP -manifestó el militar ante una pregunta formulada por un reportero-, las nuestras son dos instituciones completamente distintas y ahora sabemos que los argentinos podemos convivir. A esto debemos llegara cualquier precio porque nos compete a todos”.
Tropas del Ejército junto a cuadros montoneros
(Imagen: "El Descamisado")

Daniel Mazzini, dirigente de la agrupación juvenil peronista dijo, después de las breves palabras pronunciadas por Caletti, que en el futuro tendrían lugar operaciones similares.
El operativo finalizó el 23 de octubre con un acto en la plaza de 25 de Mayo en el que compartieron el palco el gobernador Bidegain, el ministro de Defensa de la Nación, Ángel Federico Robledo; el teniente general Carcagno, el intendente municipal Carlos Alberto Hendriksen y el secretario general de la Regional I de la JP, Juan Carlos Dante Gullo.
Las malas condiciones climáticas obligaron a las autoridades a desplazarse por tierra, evitando hacerlo en avión. Aun así una considerable cantidad de personas se congregó en el lugar para escuchar a los oradores. Previamente, Bidegain y Carcagno pasaron revista a las tropas formadas frente al palacio municipal y acto seguido, el capellán militar pronunció una oración.
Hicieron uso de la palabra el intendente Hendriksen y el general Carcagno, quien se refirió a los trabajos mancomunados “con integrantes de una comunidad laboriosa”, sin mencionar específicamente a nadie, y una vez finalizadas las alocuciones, se realizó un desfile en el que participaron las tropas del Ejército y la JP junto a cuadros montoneros, las FAR y la JUP, los cuales marcharon con su brazo en alto haciendo la “V” de la victoria, seguidos inmediatamente después por las máquinas viales utilizadas durante la operación3.
Aunque en años posteriores “analistas”, “historiadores” y “politólogos” han intentado buscarle el pelo al huevo, tratando de desprestigiar al Ejército y potenciar el accionar de las agrupaciones juveniles, los objetivos de aquel programa se cumplieron a la perfección, destacando por sobre todo esa suerte de “alto el fuego” entre contendientes y su predisposición a trabajar en conjunto por el bien de la nación.



Imágenes

Camiones del Ejército conducen a militantes de la JP
(Imagen: "El Descamisado")

Reunión de mandos al caer la noche. En un vivac del Ejército
oficiales, autoridades civiles y militantes evalúan lo actuado y
toman decisiones

(Imagen: "El Descamisado")

Tropas regulares y milicianos forman frente a la bandera
(Imagen: "El Descamisado")

Reunión montonera en torno al fogón
(Imagen: "El Descamisado")
Campamento juvenil
(Imagen: "El Descamisado")

Dante Gullo, Ángel Federico Robledo, Oscar Bidegain y el teniente general
Carcagno en el palco montado en la plaza de 25 de Mayo al finalizar el operativo

Finaliza el Operativo Dorrego. Tropas del Ejército desfilan bajo estandartes
de la JP, la JUP, Montoneros y banderas del Che Guevara

(Imagen: Guerra de guerrillas, Ediciones Fernández Reguera, 1987)

Parada militar tras el cierre del operativo en 25 de Mayo. Detrás del Ejército
desfilan los montoneros, cada batallón con su respectivo estandarte. En la foto
la unidad "Fernando Abal Medina"
(Imagen: "El Descamisado")
Notas
1 “El Operativo Dorrego”, Boletín  021, Nuestra Historia 70, 30, de mayo de 2005. El remarcado es de ellos.
2 “El Descamisado”, Año I, Nº 23, 23 de octubre de 1973, p. 6.
3 La noche anterior, militares, militantes y civiles compartieron la cena frente a un gran fogón.



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