lunes, 26 de agosto de 2019

EL BESO DE JUDAS



La tensa reunión entre Monje y el Che la noche del 31 de diciembre de 1967


En la tercera semana de abril de 1966, “Tania” se encontraba de regreso en Bolivia y aguardaba el contacto que debía establecer con ella el nuevo agente de La Habana, quien debía orientar sus próximos pasos. Al mismo tiempo, viajaba a Praga “Diosdado”, para entrevistarse con el Che y entregarle los sobres cerrados que “Barbarroja” Piñeiro le había comisionado antes de partir.
Fue un momento de extrema emoción para el agente por ser esa la primera vez que veía al comandante en persona, aún cuando conocía sus hazañas al dedillo y había trabajado en su proyecto de atentar contra los Estados Unidos tras el fracaso de la Crisis de los Misiles; el fuerte temperamento del argentino, su aureola de héroe y el mito viviente que representaba fueron demasiado, de ahí la necesidad que tuvo de sobreponerse al verlo aparecer.
Superado el nerviosismo, mientras caminaban por el parque de la casa de Ladvi a instancias del propio Che, el enviado lo puso al tanto los pormenores del encuentro entre Tamara, “Ariel” y el agente “Julián”; Guevara quedó satisfecho y se interesó especialmente por el trámite para la obtención de la ciudadanía  de la joven y su situación civil, pues su inesperado casamiento lo había tomado por sorpresa. 

“Diosdado” le explicó que todo estaba en orden, que los esponsales habían sido una decisión de la muchacha y que las gestiones para la nacionalidad se encontraban avanzadas.
El Che escuchó el informe atentamente y reiteró que a partir de ese momento, bajo ningún punto de vista su compatriota debía vincularse en ninguna actividad clandestina ni en las tareas ligadas a la llegada del grupo invasor, como tampoco establecer vínculos con gente del PC boliviano.
Para la argentina, comprobar que el emisario cubano era “Papi” fue una satisfacción enorme, no solo por la amistad que unía a ambos sino porque parecían complementarse perfectamente. El recién llegado traía un correo cifrado, con las tareas político-operativas que la joven debía encarar en el futuro inmediato y la orden terminante de suspender su actividad ilegal para concentrarse solamente en sus relaciones y contactos, con el objeto de obtener información1.
La llegada de “Pombo” y “Tuma”, en el mes de julio marcó el comienzo de una nueva etapa.
Uno o dos días después, tuvo lugar el furtivo encuentro en la Confitería “Malí” de La Paz, donde “Tania”, “Papi” y “Pombo”, se identificaron; ella se sentó en una mesa aparte y al cabo de un tiempo, se incorporó, salió caminando y se dirigió hacia el sudeste, seguida algunos minutos después por los cubanos. La argentina caminó un trecho y abordó un ómnibus en el que se dirigió a su domicilio, el método que los manuales de instrucción indicaban para señalarle un punto determinado a los enviados.
A partir de ese momento, todo contacto con ella se hizo a través de mensajes cifrados. Con quien sí se reunieron en varias oportunidades fue con Mario Monje (nombre en clave “Estanislao”), la primera vez el 28 de julio, luego el 8 de agosto, en su casa y una tercera vez el 19, solo para percatarse que estaba poniendo palos en la rueda y se traía algo entre manos.
Un mes y medio después, llegó “Iván” con las instrucciones que el Che le había entregado en el campamento de San Andrés de Caiguanabo. “Papi” se lo presentó a “Tania” y a partir de ese momento comenzaron a interactuar en base a las mencionadas directivas. La reunión tuvo lugar en una casa alquilada para ese fin, donde analizaron detenidamente el correo que traía el recién llegado y planificaron sus próximos movimientos.
Rodolfo Saldaña, ex militante del PC boliviano se entrevistó con el Che el 20 de noviembre

Por entonces, la situación era un tanto complicada. “Papi” no había respetado las directivas del Che y había puesto a “Tania” al corriente de todo. Incluso permitió que trabajase activamente en lo concerniente a la logística de destacamento invasor, alquilando propiedades destinadas a los efectivos, obteniendo la documentación necesaria para su circulación, haciendo trabajo de enmascaramiento, cocinando, remendando su indumentaria, limpiando, enviando mensajes cifrados a “Manila” y todo lo concerniente a crear las condiciones adecuadas para la llegada del comandante. Incluso alquiló una casa especialmente, por si se daba el caso de que necesitase establecerse en La Paz y hasta fue a buscar a alguno que otro combatiente al aeropuerto a los efectos de trasladarlo a alguno de los alojamientos.
Para entonces ya había obtenido la ciudadanía boliviana y acababa de divorciarse de su marido, deshaciéndose de él como la abeja se desprende del zángano una vez que este deja de serle útil2. Eso contribuyó a fortalecer su fachada, que amplió con nuevas clases de cerámica en el taller de Yolanda Rivas de Plaskonska, incrementando sus investigaciones sobre folklore andino y hasta viajando a su país de nacimiento, más precisamente a la ciudad de Salta para organizar una muestra de indumentaria autóctona3.
El 3 de noviembre llegaron el Che y “Pachungo”. Siguiendo instrucciones emanadas del Centro Principal, pasado el mediodía “Iván” se dirigió al restaurant “El Prado” y allí se encontró con ellos. Pactaron una reunión esa misma noche y llegada la hora indicada, se reunieron los tres con “Papi” en la casa operativa que “Tania” había alquilado especialmente para el comandante.
Al día siguiente tuvo lugar un nuevo encuentro, esta vez entre “Tania”, el Che y posiblemente “Papi” y en esa oportunidad, la joven agente le entregó a su jefe las cartas del Instituto de Colonización y Desarrollo de Comunidades Rurales y la Dirección Nacional de Informaciones de la Presidencia de la República, firmadas por el director de Prensa e Información de la Presidencia de la República, Gonzalo López Muñoz (de cuya hija se había hecho amiga). A partir de ese momento, intensificó sus tareas destinadas a la recepción de los combatientes y así continuó hasta el 29 de diciembre cuando partió hacia la zona de operaciones por primera vez.


La región que el Che Guevara había escogido para llevar a cabo su campaña era un amplio rectángulo de 40.000 km2 en el sudeste boliviano, al sur de Santa Cruz de la Sierra y al este de Chuquisaca. Su límite norte lo constituía la carretera asfaltada que unía Cochabamba con la primera de las ciudades mencionadas; el río Mizque y los primeros contrafuertes cordilleranos la cerraban por el oeste; el río Parapetí lo hacía por el sur y por el este las extensas llanuras que se dilatan hacia los bañados de Izozog, atravesadas en ese sector por el ramal ferroviario Santa Cruz de la Sierra-Yacuiba, un área que apenas comprendía el 4% del territorio nacional, cuya población rondaba los 190.000 habitantes, de la cual Santa Cruz de la Sierra, Camiri y Vallegrande eran los centros poblacionales más importantes.
Las elevaciones que se extendían al este, en dirección a Chuquisaca, alcanzaban los 3000 metros de altura; a partir de ellas, el terreno comenzaba a descender hacia el este, hasta alcanzar las llanuras boscosas que caracterizan a las provincias sudoccidentales de Santa Cruz, formando pequeños valles rocosos surcados por profundos cursos de aguas que suelen transformarse en torrentes al aproximarse el verano.
Destacaban por el sur, las serranías de Inao, Yanahuanca, Incahuasi, Pirirenda y Lagunillas, con picos que superan los 2000 metros, quebradas, desfiladeros y gargantas profundas, atravesadas por numerosas corrientes de agua y cortadas por pronunciados precipicios que tornan difícil el desplazamiento.
El curso de agua más importante es el Río Grande, sobre el que desembocan el Acero, que nace en cercanías de Chuiquisaca, el Ñancahuazu, que corre entre Pirirenda y las sierras de Incahuasi y como el anterior confluye por el sur; el Masicuri a la altura de Las Juntas; el Mizque, con el cual se une en Cajones; el Rositas, alimentado a su vez por los riachos Morocos, Suspiros, Abapocito, Suspiros y Galarza; La Pesca, cuyo nacimiento se encuentra en las alturas de Martín Gálvez y varios arroyos de los que se nutre para aumentar considerablemente su caudal mientras baja en pendiente hasta Abapó (luego sube hacia el noreste, internándose en las llanuras orientales). Su anchura promedio es de 80 metros y su profundidad ronda los 1,20, superando los 5 en tiempos de lluvias. Su agua arrastra buena cantidad de sedimentación pero es abundante en pesca aunque no se aconseja su consumo.
La otra gran vía de agua que atraviesa la región es el serpenteante río Parapetí, que nace en los contrafuertes andinos y atraviesa Camiri por el norte para desembocar varios kilómetros más adelante, en los bañados de Izozog, extremo sudoriental del Departamento de Santa Cruz.
El río Grande cerca de Tatarenda

El clima en el mencionado sector varía de acuerdo a la altitud. En las tierras que superan los 2000 metros de altitud, la temperatura promedio suele ser de 10 y 15 grados centígrados en tanto en las áreas más bajas, puede superar los 26º C. Las mismas alcanzan los 40º C en verano mientras que en el invierno suelen descender a los 8º C y en el sector montañoso pasar la marca de los 0º C. En las regiones llanas la humedad es en extremo abundante en tanto en las tierras altas el aire es seco y frío.
Los bosques y las selvas caracterizan los llanos y las serranías, cubriéndolos completamente salvo ahí donde la mano del hombre ha abierto espacios para el cultivo. Superados los 2000 metros, la vegetación casi no existe. La actividad agrícola se basa principalmente en el cultivo de maíz, arroz, yuca, caña de azúcar y joco, e incluso frutos como el durazno, la manzana, el plátano y los cítricos; en las tierras altas se cultiva la papa y el trigo mientras que la actividad ganadera se reduce a la cría de cabras, porcinos, ovejas y algunas vacas.
La fauna autóctona está representada por el jaguar, el puma, los carpinchos, tapires, perezosos, maras, osos hormigueros, monos de variadas especies, nutrias, ñandúes, loros, papagayos, tucanes, águilas, colibríes, halcones y pavos y entre las especies ictícolas, los pacúes, bagres, yatoaranas y pirañas, destacando también los yacarés y bufeos o delfines del Amazonas.
La población cruceña es en extremo diversa y pese a que el mestizaje es muy elevado, es la región donde se encuentra el mayor porcentaje de sangre europea de toda Bolivia. Los pueblos autóctonos son guaraníes, chiriguanos y arawakos aunque también hay descendientes de aymarás y quechuas, sobre todo en el sector occidental.
En cuanto a los accesos y vías de comunicaciones, los más importantes en aquellos días eran la carretera asfaltada Santa Cruz de la Sierra-Cochabamba, con doble carril; el camino de ripio (revestimiento suelto) que iba desde la primera a Camiri, también de doble vía; el de Camiri-Muyupampa-Monteagudo-Padilla-Sucre, también de ripio y doble vía; Vallegrande-Mataral (ripio y doble carril), Camiri-Charagua (ripio y una sola vía), Ipitá-El Espino (de tierra y un solo carril), Vallegrande-Pucará-Alto Seco, que corre a través de la montaña (de tierra y una vía), Vallegrande-Piraimiri-Loma Larga (tierra y doble carril) y Samaipata-Postrervalle-Quirusilla (tierra y doble vía), sin contar los senderos y huellas que abundaban en la espesura y las serranías5.
Con respecto a las distancias, la frontera con Argentina (Yacuiba) se hallaba a 330 kilómetros hacia el sur del campamento de Ñancahuazu; la de Brasil (Puerto Suárez) a 625 km; la que separa a Bolivia de Paraguay (Hito Villazón) a 210 km; la de Perú (Desaguadero) a 650 km y la de Chile (Charaña), a la misma distancia. En cuanto a las principales poblaciones del área, la casa de Calamina distaba de Santa Cruz de la Sierra aproximadamente 200 kilómetros, de Cochabamba 375 km, de La Paz 600 km, de Sucre (la otra capital) 150 km, de Oruro 428 km, de las minas de Catavi y Siglo XX 375 km, de Camiri 75 km, de Vallegrande 90 km y de Samaipata 120 km.
El área de operaciones, como todo el oriente boliviano, fue conquistada y colonizada por los españoles a partir del siglo XVI. Previamente había estado sometida al imperio incaico, según hemos referido al mencionar las ruinas de El Fuerte en Lagunillas, cuando el emperador Huayna Cápac7 llegó a la zona con sus ejércitos, logrando su máxima expansión hacia el este. Restos de aquella presencia se pueden apreciar en Lagunillas así como en designaciones tales como Samaipata, Incahuasi, Muyupampa, Pucará, etc.
El 26 de febrero de 1546 el capitán Nuflo de Chávez8 fundó Santa Cruz de la Sierra, el centro poblacional más importante de la región baja del Alto Perú. Había sido enviado a esas comarcas por el capitán Domingo Martínez de Irala, gobernador del Paraguay, quien le había encomendado especialmente encontrar la ruta a Potosí, las Sierras de la Plata.
Los historiadores hablan de dos corrientes poblacionales, la que provino del este, es decir, Asunción del Paraguay y la que descendió de Perú y fundó Chuquisaca9, avanzada en territorio inexplorado desde donde partirían nuevas expediciones hacia oriente. Una de ellas, la de Andrés Manso, llegó desde Charcas integrada por 80 hombres para entrar en lucha con aquella por el control de esos territorios.
En 1612 los españoles fundaron Vallegrande10, la segunda ciudad en jerarquía de la región. La nueva población no tardó en convertirse en un importante centro comercial del que partían caminos hacia diversas regiones; en 1771 hicieron lo propio con Abapó, convertida poco después en parada intermedia entre Santa Cruz de la Sierra y Chuquisaca; Piraí fue una antigua reducción jesuítica en tanto Gutiérrez y Lagunillas nacieron como avanzadas o fuertes en la lucha contra las belicosas tribus chiriguanas, en 1836.
Camiri, en cambio, es una ciudad nueva, nacida a poco de finalizada la guerra del Chaco a impulso de la creciente actividad petrolera. A partir de entonces, fue progresando hasta desplazar a Vallegrande en importancia y convertirse en importante polo de abastecimiento y asiento militar que atrajo a pobladores de las más diversas latitudes.
Serranías y farallones enmarcan la región

Ipitá e Ipatí también eran pueblos recientes, surgidos como consecuencia del desarrollo petrolero, el primero a 10 kilómetros al norte de Gutiérrez y el segundo en el camino que conduce a Sucre.
El resto de las localidades eran simples aldeas e insignificantes caseríos de no más de 300 personas, dedicadas principalmente a las actividades agrícolas y ganaderas.
El general Gary Prado Salmón, jefe de la unidad Ranger que capturó al Che Guevara en octubre de 1967, nos ofrece una acertada visión de la idiosincrasia lugareña.

Fuertes lazos familiares unen a casi todos los pobladores del área de las provincias de Vallegrande y Cordillera que se han esparcido por toda la región y es frecuente encontrar gente conocida, parientes y amigos en cualquiera de las poblaciones. Esos lazos han perdurado durante centurias.
Una población dedicada fundamentalmente a la agricultura, ha sido propietaria de la tierra por varias generaciones. La Reforma Agraria, dictada por el gobierno de la Revolución Nacional en 1953, no afectó prácticamente a esta zona, al no existir en ella los latifundios del altiplano y los valles, ni las condiciones de explotación y servidumbre del occidente de Bolivia.
El hombre de campo en Vallegrande y Cordillera habla castellano, ha recibido la instrucción básica en las escuelas existentes en la zona, construidas y sostenidas muchas veces con sus aportes, ha cumplido normalmente con su servicio militar obligatorio y ha retornado a su tierra para seguir trabajando como lo hicieron sus mayores.
Es orgulloso de su libertad e independencia; se siente boliviano como el que más y, aunque sabe que su región está atrasada y le faltan muchas cosas, supera esas deficiencias con iniciativa y perseverancia.
Es valiente y emprendedor. No le teme al monte y más bien conoce sus secretos y los utiliza a su favor.
Le gusta cazar y pescar para ayudarse en su alimentación y cultiva la tierra con amor y dedicación.
Sus hombres mayores son casi todos ex combatientes de la Guerra del Chaco y ostentan con orgullo su condición de Beneméritos de la Patria y les gusta relatar sus hazañas y penurias de la guerra como enseñanza para los más jóvenes. En cada pueblo existe una filial de la Organización de Veteranos de Guerra y son, en general, muy respetados por todos.
La Iglesia Católica ejerce, desde los tiempos de la Colonia, una influencia importante sobre los pobladores de esta zona. La antigüedad de sus iglesias y misiones es un timbre de orgullo, pues varias de ellas datan del siglo XVII. Aunque existen pocos sacerdotes, éstos ejercen su ministerio en vastas zonas, valiéndose de todos los medios de transporte para llegar a cada pueblo, a cada comunidad, en su fiesta patronal, que constituyen verdaderos acontecimientos sociales.
Los remanentes de las originales tribus chiriguanas están asentados alrededor de las poblaciones del sur de la provincia de Cordillera.
Existen pequeñas reservaciones de izoceños, matacos y otros en la llanura chaqueña, fuera de la zona de operaciones de la guerrilla.
En este medio, hizo su aparición el foco guerrillero en 196711.

Una población dedicada fundamentalmente a la agricultura, propietaria de la tierra por varias generaciones, poco afectada por la Reforma Agraria, orgullosa de su libertad e independencia y en extremo nacionalista; con la Iglesia Católica ejerciendo una influencia importante y la gente mayor veterana de la guerra contra Paraguay, nada de eso pareció tomar en cuenta el Che a la hora de escoger el terreno. Tampoco la situación que imperaba en esos días, con la coalición política garantizándole a Barrientos el apoyo de las ciudades, el funcionamiento normal del aparato estatal, las simpatías que el flamante presidente había conquistado entre el campesinado, la relativamente buena relación entre las fuerzas armadas y el pueblo a través de programas de interacción como Acción Cívica y los proyectos de obras públicas que auguraban fuentes de trabajo, el hecho de que la mayoría de los soldados bolivianos provenía del sector campesino hallando muchas veces, mejores condiciones de vida en los cuarteles y unidades militares que en sus hogares e incluso oficios, la situación económica que en ese tiempo era más o menos estable, con la actividad petrolera en marcado crecimiento y la característica principal de aquel pueblo orgulloso, su marcado nacionalismo, sentimiento que los une ante cualquier amenaza proveniente del exterior12, un error táctico que terminaría pagando caro.


La noche del 1 de diciembre “Marcos” y su grupo expedicionario, integrado por “Pombo”, “Pachungo” y “Miguel” estuvieron de regreso con algunas novedades; “Coco” lo hizo a las 2 a.m. trayendo consigo a Aniceto Reinaga Gordillo, un voluntario boliviano que venía a unirse a la guerrilla.
Por la mañana, el Che y el “Chino” celebraron una reunión durante la cual, el segundo se mostró en extremo efusivo por el encuentro, hablando del envío de combatientes, solicitando armas y hasta ofreciéndose para viajar a Cuba a informar a la jerarquía revolucionaria como marchaban las cosas.
El peruano se excedió en algunos puntos, demostrando más entusiasmo que conciencia. Habló de llevar armamento a la región de Puno y de un descabellado plan para liberar a Héctor Béjar (“Calixto”), detenido en la Brigada de Investigación Criminal sita en el distrito limeño de San Isidro.
Ese mismo día partió rumbo a La Paz, prometiendo enviar los primeros cuadros peruanos.
Cuenta “Pombo” que dos días después, el Che reunió a sus hombres y les dio una lección de disciplina y como tratar a los cuadros bolivianos, basándose en la experiencia guerrillera de la que aquellos carecían.
El Che y "Pombo" conversan con "Marcos"

Explicó que algunos habían seguido cursos sobre el manejo de armas y por esa razón, estaban mejor preparados; que si bien los cubanos tenían el privilegio de ser soldados probados en batalla y habían superado numerosas pruebas, la acción política les había hecho olvidar muchas cosas. Les recordó que eran artífices de una revolución victoriosa y por consiguiente, tenían la obligación de superarse permanentemente y les recordó que debían (y eran) verdaderos comunistas, plenos de espíritu de sacrificio.
Les habló luego de los fracasos guerrilleros de Perú y Argentina y los atribuyó al hecho de que de Fidel no había estado allí pues su sola presencia había motivado la victoria en Sierra Maestra y volvió a hacer hincapié en la disciplina, mostrándose extremadamente estricto. Para él, la victoria se basaba en ella e insinuó que toda muestra de flojera, dejadez y abandono iba a ser castigada de la peor manera. Y como ejemplo les puso una linterna que el día anterior había visto tirada y nadie recogió.

Es necesario evitar que se arraigue en nosotros porque esto puede destruir la cohesión interna esencial para la unidad guerrillera. Los manileses ocuparán temporalmente posiciones de jefatura para comenzar a formar a los bolivianos, y en general a los futuros cuadros que dirigirán la lucha por la liberación continental. En este país se formarán los cuadros del Ejército de Liberación de Bolivia y de otros pueblos hermanos, después del Ejército de Liberación del continente13.

El día 6, los combatientes comenzaron a acondicionar una segunda cueva, próxima al primer arroyo, con la idea de convertirla en depósito. Formaban el grupo “Miguel”, “Urbano”, “Apolinario”14, “Inti” y el Che, quienes trabajaron cerca de tres días, explorando primero los alrededores y relevando luego el arroyo que resultó ser inadecuado. Como apuntó el comandante en su diario, todo era piedra y para peor, luego de secarse, la vía de agua seguía su cauce entre saltos de roca pura.
Llegaron al lugar a las 11 a.m. y luego de varias horas, se detuvieron a reponer fuerzas, enviando a “Inti” y “Urbano” en busca de alimento, venados más precisamente, porque la comida escaseaba y pensaban quedarse ahí al menos dos días.
Recién a la mañana siguiente “Miguel” y “Apolinario” dieron con un lugar apropiado para construir un túnel pero al cabo de un tiempo, el grupo se dio cuenta que sus herramientas eran inadecuadas y tuvieron que posponer los trabajos.
Lamentablemente para ellos, “Urbano” no había conseguido ningún venado pero se apareció con una pava que les sirvió de desayuno.
El 8 de diciembre el Che e “Inti” fueron a explorar un firme próximo a la desembocadura del arroyo en tanto el resto de la patrulla iniciaba la construcción del túnel.
Nada ocurrió hasta la noche del 11, cuando llegaron a bordo de un jeep “Papi” y “Coco”, trayendo a Gustavo Machín Hoed de Beche (“Alejandro”), René Martínez Tamayo (“Arturo”) hermano de “Papi” y el boliviano Lorgio Vaca Marchetti (“Carlos”). Un segundo vehículo esperaba en el camino con Octavio de la Concepción de la Pedraja (“Moro”), Dariel Alarcón Ramírez (Benigno”), Orlando Jiménez Bazán (“Camba”) y Julio Méndez Korne (“Ñato), combatientes bolivianos provenientes de la finca que la guerrilla poseía en Caranaví, provincia de Nor Yungas, Departamento de La Paz.
Durante la conversación que tuvo lugar en torno a la fogata esa noche, el Che decidió llamar a “Tania” e “Iván” al campamento y ordenar el transporte de las armas. Según sus órdenes, debían deshacerse lo antes posible de todas las propiedades y depósitos que tenían en la ciudad y poner en venta la camioneta y uno de los jeeps pues no se los iba a necesitar.
Por la mañana el “Chino” partió de regreso a la capital para abordar un avión con destino a Cuba y “Coco” hico lo propio en dirección a Camiri, para adquirir alimentos.
Al Che le preocupó mucho que Tomás Rosales, cazador vallegrandino, descubriese sus huellas así como un guante extraviado por “Pombo”.

Eso cambia nuestros planes y debemos ser muy cuidadosos. El vallegrandino saldrá mañana con Antonio para mostrarle dónde puso sus armadillas contra las antas, Inti me manifestó sus reservas contra el estudiante, Carlos, que al llegar, ya planteó la discusión de la participación cubana y antes había manifestado que no se alzaba sin la participación del partido. Rodolfo le mandó porque dijo que todo se debía a una mala interpretación15.

El 13 de diciembre les ordenó a sus hombres cubrir el camino de acceso al campamento y construir otro que partiendo de él, llegase al río. Mientras tanto el cazador vallegrandino seguía merodeando mientras inspeccionaba sus trampas, cosa que comenzaba a tornarse molesta y peligrosa, por lo que el comandante impartió directivas en el sentido de abandonar la posición en dirección al segundo campamento y tomar recaudos para borrar cualquier rastro que pudiesen dejar. Lo hicieron en la mañana del 16, sobrecargados de peso, dando comienzo a una marcha de tres horas en la que “Moro” se hirió una mano al intentar atrapar un bagre en una cueva que había descubierto con “Tuma”, junto al río.
La siguiente misión fue ubicar una posición para montar el equipo de radio; la encontraron el día 18, sobre una loma próxima al campamento, que les pareció óptima pero no pudieron comenzar los trabajos debido a las lluvias que se abatieron sobre la región desbordando el río. Aún así, el Che encabezó una patrulla hasta su cauce y en el trayecto, se topó con la vanguardia que regresaba de su expedición.
Por la noche llegaron “Coco”, “Papi”, “Antonio” (Orlando “Olo” Pantoja), “Apolinar” y el “Rubio” (Jesús Suárez Gayorl), acompañados por “Iván”, que venía a tratar una serie de asuntos.
La radio llegó al campamento el 22 de diciembre pero recién pudo ser instalada después del 25 porque la cueva que comenzaron a construir sobre la loma era pura roca. Para peor, el equipo era en extremo pesado y eso obligó a reforzar con cinco hombres más al grupo que debía traerlo, formado por “Pachungo”, “Benigno”, “Miguel” y el “Camba” Mario Chávez.
Durante la reunión que el Che mantuvo con “Iván” la noche del 20, se decidieron varias cosas:

1º Acelerar los contactos entre el campamento y la red urbana.

2º Que “Tania” viajase se desplazase hacia el campamento  para recibir instrucciones (posiblemente fuese enviada a Buenos Aires) y que “Papi” (“Ricardo”),

3º Que “Coco” e “Iván” abordasen un avión en Camiri y volasen a La Paz, para cumplir algunas diligencias.

Lo más importante de ese día fueron las designaciones que tuvieron lugar durante la reunión, después de la cátedra del comandante, en la que se refirió al significado de esa lucha y reiteró que iban a necesitar al menos diez años para afianzarla.

Podemos tener el pode en nuestras manos en Bolivia pero a menos que otros países hagan lo mismo, seremos ahogados inevitablemente porque somos un país mediterráneo y un bloqueo como el que hay contra Cuba sería suficiente para que esta revolución se vea obligada a claudicar16.

Esa noche, en pleno monte, rodeados por la selva y la obscuridad, el Che Guevara repartió entre sus hombres los rangos y les asignó sus tareas. “Joaquín” fue designado segundo en el mando, “Alejandro” jefe de Operaciones, “Rolando” e “Inti” comisarios políticos, “Antonio” jefe de Comunicaciones y Organización de la Tropa, “Pombo” jefe de Abastecimiento e Intendencia (medicinas, suministros, transporte), el “Ñato”, subjefe de Abastecimientos y “Moro”, jefe de Sanidad. Luego les dio un sermón sobre la responsabilidad de cada uno y puso especial hincapié en la necesidad de cumplir las órdenes de los oficiales al pie de la letra.

Señaló también que los instructores políticos están subordinados al Jefe Militar; que el político es el receptáculo, el agente catalizador de la situación política de las tropas (él es responsable de la moral de los hombres y de los problemas que ocasionan, etc.); debe mantener informado al Jefe Militar en todo momento17.

La noche del 24 hubo fiesta; los hombres celebraron Nochebuena y Navidad asando el puerco que trajo el “Loro” la tarde anterior; se emborracharon, bailaron y cantaron hasta la madrugada; el Che recitó un poema escrito por él y  el “Rubio” cantó unas bulerías que todos aplaudieron (“Arturo” solo quedó en el intento).
Lo más importante fueron las elucubraciones en cuanto a la llegada de Monje y la actitud del PC boliviano. Los hombres abrigaban sus esperanzas en ello y en ese sentido estaban ansiosos por recibir buenas nuevas.
El 25 se volvió a la rutina del trabajo; la retaguardia se dedicó a levantar su campamento y montar un puesto de observación en tanto “Marcos”, “Benigno” y el “Camba” salieron de exploración.
El 26 “Carlos” e “Inti” iniciaron una recorrida de dos días, tratando de dar con un punto señalado en el mapa como Yaki mientras el resto de la gente continuaba sus tareas, algunos trabajando en la cueva destinada a la radio, otros abriendo senderos y el remanente montando guardia. La nota de la jornada la dio el “Loro” al volcar con el jeep, detalle que aumentó las dudas del comandante sobre sus capacidades y espíritu guerrero.
El 27 de diciembre el Che se dirigió al primer campamento18 acompañado por un grupo de hombres y en el camino se topó el jeep, al que encontró bastante dañado19. Estuvieron de regreso al otro día para desayunarse con la novedad de que “Inti” y “Carlos” habían vuelto luego de dar con una casa abandonada que no parecía ser el denominado punto Yaki.
Nada fuera de lo común ocurrió hasta el 31 de diciembre. El 29 el Che reconoció lo que parecía ser la Pampa del Tigre, unos llanos ubicados entre Iripití e Ibabigutí, próximos a Yuqui, que se extendían encajonados entre alturas de hasta 1500 metros y al día siguiente, se trasladó con el grueso de la gente al primer campamento para traer todo lo que allí quedaba.
La noche de Fin de Año fue la clave de la campaña; el momento crucial, el instante preciso que marcó un antes y un después en la suerte de la expedición, donde quedó sellado su destino y el de la revolución continental.
Para entonces Adolfo Mena González era nuevamente el Che. El pelo y la barba le habían crecido junto con el bigote y una vez más lucía indumentaria de guerillero salvo que en esta ocasión, en lugar de la boina negra con la estrella que había ostentado en Cuba o la boina sin estrella del Congo, llevaba una simple gorra con visera.
Hemos dicho que el destacamento guerrillero cifraba sus esperanzas en el Partico Comunista Boliviano, sobre todo los cuadros locales, a saberse, “Coco”, “Inti”, el “Ñato”, el “Loro”, “Apolinario”, “Ernesto”, “Carlos”, “Aniceto” y el resto, quienes aguardaban expectantes la llegada de Mario Monje, secretario general de la agrupación y su máximo dirigente junto con Jorge Kolle Cueto y Simón Reyes Rivera.
Era el momento esperado, el tan ansiado encuentro entre los dos dirigentes de mayor peso dentro de la dilatada izquierda local, los hombres que en cierto sentido tenían en sus  manos el destino del continente.
Ese día arribaron, procedentes de La Paz, “Papi”, “Tania”, Sánchez y los bolivianos Antonio Jiménez Tardío “Pan Divino” (también apodado “Pedro”) y Walter Arancibia Ayala, quienes llegaron al campamento cuando los hombres preparaban un nuevo lechón destinado a recibir el Año Nuevo y festejar otro aniversario de la Revolución Cubana.
Monje llegó con ellos (7.30 p.m.) y después de los saludos se puso a conversar con los combatientes. Según “Inti” Peredo, se encontraba muy nervioso porque en el camino, “Coco” le había comentado que el Che estaba dispuesto a darle el mando político de la guerrilla pero no el militar.
El Che, se hallaba en el otro campamento; ni bien fue avisado, se dirigió hacia allí, acompañado por “Marcos”, “Tuma”, “Inti”, “Urbano” y “Arturo”. El saludo fue cordial pero de movida se percibió mucha tensión; “…flotaba en el ambiente la pregunta: ¿a qué vienes?” apuntaría el comandante en su diario.
Mientras el Che le daba la bienvenida al resto del grupo, Monje se acercó a “Inti” e intentó sondearlo.

-¿Y cómo anda aquí la cosa? – le preguntó.

-Ya lo verás. Además, llegas oportunamente porque la guerra hay que empezarla pronto. Decídete a luchar con nosotros.

-Ya lo veremos; ya lo veremos20.

A eso de las 8.30 p.m. (20.30), comandante y dirigente se retiraron a un costado y sentados bajo un árbol, rodeados por la maleza, comenzaron a conversar. Primero fueron banalidades, luego algunos detalles y finalmente el tema que los había llevado hasta allí.
El Che es escueto en sus anotaciones y después de explicar que el diálogo cayó en su planteamiento fundamental, lo resume transcribiendo los tres puntos que le planteó el dirigente:

1º) Él [Monje] renunciaría a la dirección del partido, pero lograría de éste al menos la neutralidad y se extraerían cuadros para la lucha.
2º) La dirección político-militar de la lucha le correspondería a él [Monje] mientras la revolución tuviera un ámbito boliviano.
3º) Él [Monje] manejaría las relaciones con otros partidos sudamericanos, tratando de llevarlos a la posición de apoyo a los movimientos de liberación (puso como ejemplo a Douglas Bravo).

La respuesta del Che fue terminante. Le dijo sin rodeos que el primer punto quedaba a su criterio en su condición de secretario general del partido, pero le aclaró que lo consideraba un error dada su postura vacilante y acomodaticia; no tenía inconvenientes con respecto al tercer punto pero en lo que al segundo respecta, no lo aceptaba de ninguna manera. El jefe militar iba a ser él y en ese sentido, no aceptaba ambigüedades de ningún tipo.
De todas las películas que se han rodado sobre el Che Guevara, la de Richard Fleischer, posiblemente la más cuestionada, contiene un diálogo que a nuestro entender es el que más se ajusta a la realidad.
En ella se ve a ambos un tanto retirados del grupo guerrillero que festeja unos metros más allá, alumbrado por una gran fogata. “Tania” se acerca trayendo dos platos de comida y mientras lo hace, se escucha la voz de Monje intentando justificarse.

Monje: ¿Cómo puede acusarme de vacilación si se niega a consultar a nuestros líderes?

Che (dirigiéndose a “Tania”): Trae una botella de ron.

Monje: Intentó reclutar bolivianos sin decirnos nada.

Che: Había llegado el momento de actuar. No podíamos esperar su bendición.

Monje: Admito que ha llegado el momento de la guerrilla, pero coordinada con la lucha en las ciudades y las minas, adaptada a Bolivia y dirigida por bolivianos.

Che: ¿Por usted?

Monje (sonriendo): ¿Tiene objeciones?

Che (también sonriendo): ¿Qué experiencia tiene usted como líder guerrillero?

Monje: ¿Qué experiencia tiene usted como patriota boliviano?

Se miran ambos a los ojos por un instante y luego el dirigente continúa.

Monje: Este es mi país, no el suyo. Usted deja de lado nuestra dignidad nacional. Por qué Ud., un extranjero, dirigiría nuestra revolución?

Che: Su país lleva el nombre de un extranjero.

Monje: ¿Quién le pasó a Ud. el manto de Simón Bolívar?

Che: Usted no entiende. Aquí no hay extranjeros. Esta revolución no es boliviana. Su país es un paso hacia la revolución continental. Nuestras fuerzas deben ser multinacionales. Peruanos, argentinos, cubanos, bolivianos combatiendo juntos bajo una bandera y un liderazgo –y remarcando la frase agregó- el mío.

Los dos dirigentes se miran mal y luego Guevara intenta reanudar el diálogo.

Che (tomando la botella de ron que le alcanza “Tania”): ¿Quiere un trago?

Monje (poniéndose de pie): Sus ideas están bastante claras. En La Paz las transmitiré al Comité Central.

Che (con sarcasmo): Y al embajador ruso.

Monje: Quiero hablar con los bolivianos de su grupo a solas.

Che: Vaya. Si los convence de irse, no me opondré.

Monje sonríe y se aleja, momento que “Tania” aprovecha para hablarle al comandante y expresarle su punto de vista.

Tania: ¿Por qué lo provocaste?

Che: Estos nacionalistas me enferman. Son revolucionarios de café.

Tania: Pero dirige el partido. Si lo ofendes puede destruirte.

Che: Me necesita más de lo que yo lo necesito a él.

Si alguien dice que este diálogo no se ajusta a la verdad, entonces hay que reescribir nuevamente la campaña del Che en Bolivia.
Monje, efectivamente, pidió hablar a solas con los cuadros bolivianos, se los llevó a un costado y los conminó a abandonar la lucha y regresar con él a La Paz.

-Esta guerrilla debe dirigirla el Partido –dijo– Por eso como Primer Secretario debo tener la dirección total en lo militar y en lo político. Yo no puedo quedarme en un lugar secundario porque donde quiera que esté represento al Partido. El mando militar es una cuestión de principios para nosotros, tan de principios que el Ché no me lo quiere entregar. Por eso nuestro desacuerdo es absoluto aun cuando en otros aspectos coincidamos o él accede a nuestras peticiones. Cuando el pueblo sepa que esta guerrilla está dirigida por un extranjero le volverá la espalda, le negará su apoyo. Estoy seguro que fracasará porque no la dirige un boliviano, sino un extranjero. Ustedes morirán muy heroicamente, pero no tienen perspectivas de triunfo.

Los hombres que lo escuchaban quedaron petrificados pues no esperaban semejante actitud. Como afirma “Inti” Peredo en su libro, sus palabras los indignaron, especialmente cuando calificó al Che de "extranjero", negándole estúpidamente su calidad de revolucionario continental. “Pero su desvergüenza llegó a extremos cuando nos propuso desertar”21.

-Ustedes –continuó diciendo Monje–, tienen libertad y garantías para abandonar la lucha. Váyanse ahora conmigo. Nosotros sólo tenemos un compromiso: aportar cuatro compañeros para trabajar con el Che en cualquier parte. El resto debe partir. El que quiera quedarse puede hacerlo. El Partido no tomará ninguna medida represiva. Pero como Primer Secretario les aconsejo que se vayan conmigo.

Los combatientes bolivianos no daban crédito a lo que escuchaban, por eso algunos intentaron intervenir.

-Quédate, Mario –dijo el “Ñato” – Tu permanencia con nosotros significará levantar el prestigio del PCB y de todos los partidos comunistas latinoamericanos, que han perdido toda autoridad por falta de acción, por su conciliación con el enemigo. Salva tu prestigio de comunista y quédate.

-Mario, no te vayas –agregó “Carlos” – Tú no debes asumir una posición tan claudicante. Es increíble que el partido se porte en forma tan vacilante. Nosotros estamos seguros que triunfaremos. "Jamás hemos pensado en un fracaso. Estamos seguros de la victoria. Sin el Partido nos costará un poco más, pero tenemos al Che. En él tenemos confianza y sabemos que nos llevará a la victoria. Nuestra revolución triunfará porque el pueblo comprenderá tarde o temprano que nuestro jefe no es un "extranjero", como tú dices, sino un revolucionario, el mejor de todos, y la tarea tuya y la del Partido es, precisamente, esclarecer en el pueblo que el Che es un revolucionario continental y no un extraño.

Hubo otros combatientes que le recordaron a Monje el internacionalismo proletario y lo contraproducente de aprisionarlo en un marco tan estrecho. La presencia del Che era una muestra de esa política y deseaban ponerla en práctica sin reparar en mezquindades.
Monje les garantizó que iba a renunciar a la dirección del Partido, y que se sumaba a la lucha porque ya no tenía más nada que hacer allí.

-Para mí –afirmó–, es evidente que el único camino es la lucha armada, pero no ésta, sino una forma de sublevación general. Como este planteamiento no es posible hacerlo dentro del Partido, mi cargo no tiene mayor validez. Quedaré como un pobre diablo. Por eso es mejor que me vaya22.

La actitud pusilánime de dirigente enfureció a sus connacionales, quienes le manifestaron su desagrado de diferentes maneras. Por empezar, ninguno de ellos aceptó abandonar la lucha y mucho menos regresar con él; le reprocharon su postura intransigente y hasta rechazaron su presencia en el campamento. Durante la cena, nadie quiso compartir nada con él y mucho menos prestarle sus recipientes para que comiese en ellos. Tuvo que alcanzarle uno “Benigno”, ocasional asador (o cocinero), quien además lo conocía bastante por haber sido su instructor de tiro en Cuba.

-No sé donde comen los cerdos en tu país –le dijo el “Ñato”, al ver que le alcanzaba una marmita con su respectiva porción–, pero en mi casa comen en el suelo23.

Monje no cumplió su palabra. Al día siguiente, temprano por la mañana, partió de regreso a La Paz y una vez allí, no solo no dimitió sino que decidió con la cúpula del partido quitarle el apoyo a la guerrilla, dejándola abandonada a su suerte. La falta de tacto del Che y su modo brutal de tratar los asuntos había llevado a esa situación.

La vergonzosa deserción del Partido Comunista nos provocó graves problemas. En la ciudad nos quedamos prácticamente sin organización. El trabajo de Coco, Loyola, Rodolfo y Tania era insuficiente para atender nuestras necesidades, cada vez más crecientes24.

Para el líder estudiantil pro chino Oscar Zamora también hubo palabras de reproche.

El hombre que aparecía como ultrarrevolucionario condenó a los que ingresaban a la guerrilla. El Ché también tenía un juicio formado sobre Zamora. En La Habana, cuando aún desempeñaba su cargo de Ministro de Industrias, había conversado durante un tiempo con él. Zamora, militante del PC, le contó al Ché que volvería a La Paz a dividir el Partido y que formaría otro porque el PCB era incapaz de hacer la revolución.
A pesar de tener gente de experiencia a su lado Zamora se preocupó más de dividir al PCB y a desatar rencillas de tipo personal, que en dedicarse honestamente a la preparación de un trabajo tan importante y delicado. Desaprovechó esta oportunidad histórica, postergó la apertura del foco y esterilizó la acción. Más tarde tuvo la osadía de condenar a los militantes de su fracción que, convirtiendo en realidad los planteamientos que formulaban, se incorporaron con nosotros a la guerrilla25.

Quien salió bien parado de todo aquello fue Moisés Guevara, el líder minero escindido del PCB.

Moisés llegó a nuestro campamento y conversó con el Ché. Con una modestia y sinceridad extraordinarias, planteó: "Yo no vengo aquí a poner condiciones, sino a solicitar mi ingreso como un soldado más. Para mí es un honor combatir al lado del Ché, el revolucionario que más admiro".
La conducta de Moisés fue magnífica. Nunca hubo problemas con él, y ese temor de que afloraran discrepancias políticas se disipó inmediatamente. Se produjo lo que el Ché había previsto: la lucha hermana a los hombres, desarrolla los sentimientos solidarios y fortalece la ideología. Murió meses más tarde, combatiendo heroicamente junto al grupo de Joaquín26.

Abandonados a su suerte, los hombres del Che comprendieron que estando a punto de iniciar las acciones, iban a necesitar una nueva red clandestina en La Paz, para extenderla luego a otras localidades y así alcanzar el teatro de operaciones, tareas que debió haber cumplido el PCB. Necesitados como estaban de completar el transporte de abastecimientos, armas y hombres hasta la zona de guerra, se les asignó la misión a “Coco” y “Rodolfo” una tarea titánica que intentarían llevar a cabo de la mejor manera posible.

Si tal situación se produjo fue por efecto de la traición de Monje, que agravó su cobardía saboteando la labor de los compañeros que no acataron sus órdenes y se integraron lealmente a la lucha guerrillera. Un ejemplo: La finca donde estaba la Casa de Calamina debía protegerse con una buena "fachada legal". [El] Ché era partidario de que allí se llevara un ingeniero agrónomo para que hiciera producir, ya que era sospechoso que tan extensa propiedad sólo estuviera cultivada por cinco hectáreas de maíz. En cada viaje que venían compañeros de la ciudad, Ramón insistía en el ingeniero agrónomo. La finca no era para nosotros una zona de operaciones. Pero los compañeros no pudieron conseguir el agrónomo -problema que tenía que solucionar el Partido- -, porque se dedicaron a atender las necesidades más urgentes de la guerra.
El Ché decía: -Si la finca se "quema", que no sea por culpa de nosotros. Que la descubra el ejército, pero nosotros no se la entregaremos porque sí. Por las razones explicadas, nunca se pudo dar a esa propiedad una fachada legal27.

De regreso de la capital, a donde había ido a dejar a Monje, “Coco” dio cuenta de los primeros aprestos del PCB destinados a sabotear la guerrilla.

El famoso Estanislao, hombre que en entrenamiento militar había hecho un "pacto de sangre" jurando no abandonar jamás la lucha armada, alertaba al Comité Central diciendo que en Ñancahuazú había un grupo armado que iniciaría la lucha guerrillera, formado por muchos extranjeros y un núcleo de bolivianos28.

Si bien es cierto que hubo miembros del Comité Central que intentaron apoyar la guerrilla, la mayoría se inclinó por Monje, quien “…esgrimiendo sus mejores recursos de politiquero corrompido, tocó las fibras sectarias de los dirigentes del PCB y nos acusó de ser ‘pro-chinos’, fraccionalistas y enemigos del Partido que se han aliado con la ‘camarilla de Zamora’”29.
Zamora también traicionó a los guerrilleros acusándolos de rupturistas, revisionistas e incluso enemigos del Partido aliados a la "camarilla de Monje".
Como bien dice “Inti” Peredo la traición no tuvo límites. Monje y el Partido se desplazaron por todo el país alertando a las bases contra el "grupo fraccional", y de ese modo, impidieron que varios militantes se incorporasen a la lucha, sobre todo aquellos que regresaban de Cuba y la Unión Soviética con entrenamiento militar, lo mismo a la red urbana que trabajaba en su apoyo.
Sentencia Peredo en su libro:

La conducta de los que estaban preparados para luchar y no lo hicieron por presión del Partido no debe calificarse de debilidad ideológica, realmente fue cobardía30.

Cobardes y traidores al margen, el Che cometió graves errores desde el momento mismo de la planificación de su campaña pero, sobre todo, durante la reunión que mantuvo con Monje en el monte. Eso le valió la ruptura con el poderoso PCB y la fracción pro-china que encabezaba Zamora y lo dejó solo en medio de la nada. La dirigencia de ambas corrientes saboteó su lucha quebrando las redes de suministros y amenazando con expulsar a quienes les ayudaran, con el firme propósito de dejarlo aislado. Un jefe sensato hubiese abortado la misión y emprendido el regreso en espera de una ocasión favorable; se hubiesen salvado vidas y las agencias de inteligencia internacionales habrían entrado en confusión. Pero él no lo hizo, se obstinó en seguir adelante creyendo que su nombre y su prestigio eran suficientes para desafiar al mundo. Frente suyo estaba el Rubicón y más allá un continente que esperaba ser conquistado; solo había que cruzarlo y luego quemar las naves.


Notas
1 “Papi” llegó a La Paz el 16 de julio de 1966.
2 Al parecer, luego de su divorcio, “Tania” hizo lo imposible por conseguirle una beca para que fuese a estudiar ingeniería a Bulgaria.
3 Según la historiadora cubana Adys Cupull, llegó a reunir la más importante colección de grabaciones folklóricas del Altiplano.
4 Ulises Estrada, op. Cit., p. 109-110. Cita a Adys Cupull y Froilán González, Che: Un hombre bravo, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 1994, p. 312.
5 Gary Prado Salmón, Cómo capturé al Che, Ediciones Grupo Zeta, Barcelona, 1997, p. 66-67.
6 Ídem, p. 68.
7 Undécimo y antepenúltimo emperador incaico, nacido en Cuzco alrededor de 1467, conquistó territorios en Ecuador y el sur de Colombia (Pasto), así como los del oriente boliviano y las regiones el sur.
8 Conquistador español nacido en la villa de Santa Cruz, Extremadura, el 12 de junio de 1518. Formó parte de la expedición de Alvar Núñez Cabeza de Vaca quien en 1542 desembarcó en el sur de Brasil y descubrió las cataratas del Iguazú. Cuatro años después, Domingo Martínez de Irala lo envió hacia el oeste en busca del camino a las Sierras del Plata. En 1547 emprendió una expedición por el río Pilcomayo, a bordo de canoas, intentando dar con sus nacientes. El 26 de febrero de 1561 fundó Santa Cruz de la Sierra, iniciando la conquista del Oriente boliviano.
9 Ha recibido indistintamente los nombres de Chuquisaca, Charcas, La Plata y Sucre y es en la actualidad una de las dos capitales del país.
10 La ciudad fue fundada el 30 de marzo de 1612 por el capitán Pedro Lucio de Escalante y Mendoza, sobrino del marqués de Montes Claros, Juan de Mendoza y Luna, undécimo virrey de Perú.
11 Gary Prado Salmón, op. Cit., p. 74-75.
12 Idem, p. 83-84.
13 Harry Villegas (Pombo”), op. Cit., p. 82. Al hablar de “manileses”, se refiere a los cubanos.
14 Apolinar Aquino Quispe, combatiente boliviano.
15 Ernesto “Che” Guevara, op. Cit., p. 28.
16 Harry Villegas (Pombo”), op. Cit., p. 82.
17 Ídem, p. 83.
18 Bautizado C26 a propuesta de Freddy Maymura (“Ernesto”), estudiante de medicina boliviano recientemente unido al destacamento.
19 El “Loro” había partido hacia Camiri en busca de repuestos para repararlo.
20 Inti Peredo, Mi campaña junto al Che, Capítulo IV: “La deserción del PC”, Cochabamba, 1970.
21 Ídem.
22 Ídem.
23 Pierre Kalfon, op. Cit., pp. 533-534. Cita a “Benigno” (Dariel Alarcón Ramírez), Viet et Mort de la Revolution cubaine, Fayard, 1996, p. 144. La anécdota con mayores detalles le fue relatada por el autor en París, en 1996.
24 Inti Peredo, ídem.
25 ídem.
26 ídem.
27 ídem.
28 ídem.
29 ídem.
30 ídem.