sábado, 31 de agosto de 2019

LA COLUMNA DE "JOAQUÍN"



     
   Para entonces, la IV División había resuelto constituir grupos antiguerrilleros con civiles de la región, a quienes previamente, debería adiestrar en la lucha antiinsurgente.
Encomendada la tarea al teniente Néstor Ruiz Paz, el joven oficial se abocó de lleno a reclutar voluntarios, asistido por dos efectivos, con quienes se abocó de lleno a la tarea de instruirlos y organizarlos.
La idea consistía en que los reclutas mantuviesen su vida normal, sin contacto con el EM de la División pero en el ínterin, debían buscar indicios de la presencia enemiga y ni bien tuviesen esa información, la pasasen al teniente Ruiz para que este obrase en consecuencia.
El grupo inicial quedó constituido por diez voluntarios, todos campesinos de las inmediaciones, convencidos que los guerrilleros eran invasores extranjeros que hollaban el suelo patrio con la ayuda de bolivianos traidores. 


El mecanismo era simple, los civiles se reunían con el oficial, este les presentaba un plan de acción, ellos partían a ejecutarlo sin dejar sus obligaciones; ni bien obtenían pruebas o sospechas  las pasaban am sus mandos e inmediatamente después se dispersaban para retornar a sus actividades habituales.
El grupo, denominado Regular-Irregular, tuvo su “bautismo de fuego” el 3 de junio, en las inmediaciones del Monte Dorado, cuando detectó la presencia de lo que parecía ser una patrulla enemiga. Pasada la información, el teniente Ruiz partió con su tropa hacia la única vertiente de agua potable de la región y montó una emboscada que obtuvo excelentes resultados.
“Marcos” (Antonio Sánchez Díaz) y “Víctor” (Casildo Condorí Vargas), destacados por “Joaquín” en misión de exploración, fueron rodeados por la patrulla y conminados a rendirse. En lugar de ello, abrieron fuego empeñándose en un breve aunque encarnizado combate, pereciendo ambos con las armas en la mano.
Los voluntarios habían actuado bien, de ahí el informe que el teniente Ruiz elevó a la superioridad; ni bien finalizó el enfrentamiento, se apoderaron de las carabinas y las pertenencias de los caídos y se retiraron, convencidos de haber cumplido con su deber.
El 1 de julio la IV División recibió un cablegrama de su par (la VIII División), informando que el grueso de la columna, es decir, el grupo que comandaba el Che Guevara, avanzaba hacia Mosqueras desde el río Morocos, desplazándose a lo largo del Río Grande. Confirmada la novedad, el coronel Reque Terán, ordenó una movilización general alistando a las tropas de asalto para que se dirigiesen a Yumao2, sobre la mencionada vía de agua, al escuadrón del Regimiento “Avaroa” hacer lo propio hacia Gutiérrez y a la Compañía “Boquerón” encaminarse a Tatarenda, reforzada por dos secciones de la Escuela Militar de Clases.
Enterado “Joaquín” de la muerte de sus cuadros así como de la presión que ejercía el Ejército sobre el área, resolvió cambiar de rumbo y viró hacia Yuqui, siempre en torno a la quebrada de Iquira, haciéndose de alimentos en los caseríos y ranchos que iba atravesando, sin dejarse ver y cuidando de no llamar la atención1.
Durante esa etapa, “Tania” demostró una gran predisposición para la lucha y determinación a la hora de llevar a cabo las tareas. Una vez recuperada de sus dolencias, se incorporó al pelotón de retaguardia, caminando a la par de los hombres, sin dejarse ayudar.

Durante el trayecto de Bella Vista al Río Grande, cuando la columna hizo un nuevo alto para reponer fuerzas y estudiar el terreno, quedó a cargo del vivac aún cuando se hallaba debilitada por su reciente enfermedad, sola, armada con su carabina y un cuchillo.
El 8 de julio, el EM envió hacia Monte Dorado y Yuqui a las compañías CIOS, las tropas de asalto y los paracaidistas de CITE 2, para que rodeasen las alturas de Incahuasi hacia las que se presumía, se dirigían los guerrilleros. Las huellas llevaron al primero hasta la Quebrada de Iquira, donde se toparon con un PO de “Joaquín”, a cargo de “Polo” y “Alejandro”.
Al verse frente a frente, los contendientes se trabaron en un breve aunque intenso tiroteo que finalizó con la retirada de los subversivos. Eso le permitió al CIOS, ocupar el Peñón Colorado, frente al Monte Dorado así como la banda izquierda del Ñancahuazu, forzando a los guerrilleros a emprender una rápida huida rumbo al norte.
"Pan Divino"
Dos días después, los paracaidistas (CITE-2) dejaron Caraparí y se encaminaron a La Overa, pero al atravesar la Quebrada de Iquira, fueron emboscados por el enemigo.
Se entabló, entonces, un nuevo combate de quince minutos durante el cual, cayó muerto “Serapio”, el joven cuidador de la Casa de Calamina, incorporado a la guerrilla con solo 16 años. Eusebio Tapia vio cuando un proyectil impactaba en su pecho y caía sin vida al suelo, quedando inmóvil sobre su propia sangre. Minutos antes, había alertado sobre la llegada de soldados y fue uno de los primeros en comenzar a disparar. En tres ocasiones sus compañeros intentaron rescatar su cuerpo pero ante la intensidad del fuego, tuvieron que retirarse, sin lograr el objetivo3.
La ametralladora pesada calibre 30 de “Pan Divino” jugó un papel fundamental a la hora de contener a las tropas regulares; el aguerrido combatiente boliviano demostró un temple fuera de lo común y como explica el general Prado, permitió que el grueso de la columna lograra desprenderse de sus posiciones y eludiese la presión del Ejército, aunque perdiendo buena parte de su equipo, que cayó en poder del enemigo. Caminaron sin descanso hasta el rancho de Zoilo Uzeda, próximo al caserío de Tapera, donde al llegar, procedieron a racionar y reponer fuerzas.
Detectada por el Regimiento “Campos”, la columna de “Joaquín” se puso nuevamente en marcha, perseguida por la Compañía “C” (Oxa) en tanto otra sección ocupaba el caserío para evitar un posicionamiento dentro de su ejido.
La columna guerrillera se lanzó a toda marcha hacia el sur, intentando alejarse de sus perseguidores pero a las 08.30 del 21 de julio fue alcanzada, trabándose en duro combate.
Existen indicios de que “Tania” tomó parte en el enfrentamiento y que accionó su arma; los guerrilleros se desplegaron sobre el terreno, tratando de cubrirse entre el follaje y comenzaron a disparar, pero el poder de fuego de las tropas regulares era tan intenso, que a los pocos minutos tuvieron que desistir y darse a la fuga. En el trayecto, Eusebio4 y “Chingolo”5, se desprendieron de la formación y se alejaron hacia el sur, decididos a desertar.
Pese al despliegue de las fuerzas bolivianas, “Joaquín” logró eludir el cerco, efectuando maniobras de evasión muy efectivas, sin embargo, el 9 de agosto, un movimiento muy bien sincronizado lo obligó a empeñarse una vez más en combate.
Ametralladora Browning calibre 30 similar a la que
tenía a su cargo "Pan Divino"

La columna subversiva había ocupado el caserío de Chuyuaucu, en la Serranía de Iñao dejando a “Tania” a cargo de del campamento y la ametralladora calibre 30 con la que debía defenderlo.  El mayor Rubén Sánchez movió bien las piezas al hacer converger sobre las alturas de Iñao a la Compañía “C” (Oxa”) del Batallón de Infantería 2, componente a su vez del Regimiento “Campos”; al grupo de civiles del subteniente Néstor Ruiz y a la Compañía “B” de la III División, que, de esa manera, se involucraba también en la contienda.
La columna guerrillera se encontraba al este de Taperillas cuando a las 8 a.m. el Ejército la localizó. Inmediatamente tomó posiciones y desde distintos ángulos respondió la agresión demostrando, como siempre, firmeza y determinación, incluyendo a la misma “Tania”, armada con su M1.
A cubierto sobre una loma, parapetado detrás de unas rocas, “Pan Divino” montó una vez más su ametralladora 30 en el trípode y comenzó a disparar, intentando frenar al enemigo, como lo había hecho en tantas ocasiones desde la salida del Campamento Central. Los proyectiles barrieron el área, obligando a los soldados a arrojarse cuerpo a tierra pero a los dos o tres minutos, el bravo combatiente dejó de disparar. Una bala le entró por el costado izquierdo y salió por el derecho, perforándole el pulmón y dañando varias arterias.
Reducidos a solo diez efectivos, los guerrilleros se dieron a la fuga tomando una senda hacia el norte, por la que abandonaron definitivamente la jurisdicción de la IV División.
Para cerciorarse que el invasor efectivamente había dejado la región, el mayor Sánchez despachó patrullas hacia Monteagudo, Iquira y La Tapera, confirmando la presunción.


En cumplimiento a la segunda fase del plan de operaciones impuesto por la Directiva de Operaciones 13/67, el 28 de junio, el Batallón de Infantería 1, a las órdenes del mayor Augusto Calderón procedió a ocupar las rutas de desplazamiento e iniciar los rastrillajes destinados a asegurar la región del Ñancahuazu, en espacial las inmediaciones de los campamentos Central y del Oso; de esa manera, se bloquearon las sendas que conducían al Río Grande, asegurando las líneas Tiraboy-La Manga-Pirirenda y La Herradura-Gutiérrez-Tatarenda, para confluir sobre los mencionados acantonamientos desde los cuatro puntos cardinales.
El plan de operaciones asignado al BI1 fue el siguiente:

-Compañías CIOS: Maniobrar por el río Yuqui-río Frías hasta alcanzar el cañadón de Iripití y tomar contacto con la Compañía “A”, de la Tercera División.

-Compañía Toledo: Maniobrar en la dirección Campamento Central-Campamento “Oso” en coordinación con el CITE-2.

-Compañía CITE-2: Maniobrar en la dirección Casa de Calamina-Campamento Rubio-Campamento “Oso” en coordinación con la Compañía Toledo.

-Compañía “A” Tercera División: Maniobrar en la dirección Aserradero Manfredi-río Ñancahuazu-Cañadón Iripití hasta tomar contacto con la Compañía CIOS sobre el río Frías6.

Para entonces, según hemos visto, elementos de la III División con asiento en Villamontes7, se habían unido a la lucha, ello a requerimiento del coronel Reque Terán quien oportunamente, había planteado esa necesidad al Comando General del Ejército en La Paz. Se trataba de las compañías “A”, “B” y “C”, doscientos sesenta efectivos que desde fines del mes de junio, eran preparados aceleradamente para sumarse a la contienda. Llegados el 2 de agosto a Camiri, fueron transferidos a la VIII División, para compensar el retiro de la Compañía “Trinidad” y otros elementos8.
El plan contemplaba  dos alternativas:

-Un croquis de los probables depósitos escondidos por la guerrilla,  preparado por el prisionero Roberto Bustos, Pelao.

-La suposición de existir todavía en el área a ser registrada algún grupo guerrillero dejado como elemento de seguridad9.

En los días que siguieron al combate del 21 de julio, Eusebio y “Chingolo” fueron sometidos a riguroso interrogatorio. De resultas del mismo, se pudo comprobar que no solo habían sido reclutado prácticamente a la fuerza e incluso con engaños, sino que por pertenecer a la “resaca”, aquel grupo tan despreciado por el Che, se los utilizaba poco menos que de esclavos o mulas de carga, llevando y trayendo los pesados fardos con provisiones desde la Casa de Calamina hasta los campamentos guerrilleros, en el interior de la selva.
“Chingolo” fue el que más habló; tenía apenas 15 años y había sido humillado por sus pares, en especial su comandante, quien llegó a considerarlo poco menos que basura.
Una vez en manos de los militares, contó todo y dio la ubicación de los depósitos y escondites donde la guerrilla ocultaba sus armas, municiones y provisiones en general.
Comprobada su lealtad y su ojeriza hacia la guerrilla invasora, el EM decidió asignarlo como guía al CITE-2, en tanto Eusebio pasó a ejercer las mismas funcionasen la Compañía “Toledo”, el único componente movilizado por la I División.
Tropas de la IV División enfrentan a la columna

En los primeros días de agosto, ambos pelotones se pusieron en marcha, tomando vías separadas y de esa manera, el 6 de agosto, dieron con lo que buscaban. Si bien ninguno de los desertores había tomado parte en la construcción de los depósitos, recordaban perfectamente su ubicación, de ahí que al llegar al Arroyo de las Piedras, el día 6, los paracaidistas dieran con el primero, una cueva, camuflada entre las rocas y la maleza, sobrecargada de armas.
Comunicada la novedad al comando, se supo que también la Compañía “Toledo”, bajo la guía de Eusebio, había localizado los escondites en torno al Campamento del Oso.
Mientras tanto, en Lagunillas , a Compañía Escuclases-1 que aguardaba como reserva, recibió la orden de avanzar sobre un tercer depósito, próximo al Campamento Central al tiempo que el CITE-2 de encaminaba hacia los parajes conocidos como El Elevador y la Clínica en busca de más cuevas.
La primera llegó al área el 9 de agosto, ubicando un nuevo escondrijo luego de dos horas de búsqueda. Los paracaidistas tardaron un poco más, pero también tuvieron éxito.
El teniente Oscar Angulo Torne encabezaba la sección cuando “Chingolo” le señaló una especie de gruta, mimetizada con el terreno; Cuando removieron un poco para inspeccionar, se encontraron en el interior con un verdadero arsenal, así como medicamentos, alimento envasado, municiones y documentación.
Fue un golpe tremendo para la guerrilla porque de ese modo perdía sus bases de aprovisionamiento.

Día negro. Fue gris en las actividades y no hubo ninguna novedad, pero  a la noche el noticiero dio noticias de la toma de la cueva adónde iban los enviados, con señales tan precisas que no es posible dudar.
Ahora estoy condenado a padecer asma por un tiempo no definible. También nos tomaron documentos de todo tipo y fotografías. Es el golpe más duro que nos hayan dado; alguien habló. ¿Quién?, es la incognita10.

Los soldados cargaron el material y lo condujeron a Camiri y Lagunillas, donde personal especializado procedió a analizarlo e inventariarlo.
Se trataba de un verdadero arsenal, como se ha dicho, equipo y armamento para una campaña de larga duración que al ser capturado, condenó a la fuerza invasora a su desaparición.
El material fue expuesto a la prensa algunos días después, acontecimiento que tuvo lugar en el patio central del cuartel en Camiri, donde fue registrado por las cámaras para ser retransmitido a nivel mundial.
En Arroyo de las Piedras, los paracaidistas de la CITE-2 capturaron:

9 Fusiles Garand M-1 calibre .30.
14 Fusiles Máuser calibre 7.65 mm.
2 Fusiles Máuser recortados calibre 7.65.
4 Pistolas ametralladoras PAM calibre 9 mm.
3 Pistolas ametralladoras Solothurn calibre 9 mm.
4 Pistolas ametralladoras de la GNSP.
2 Pistolas ametralladoras livianas Brno calibre 7.65 mm.
1 Mortero americano calibre 60 mm.
8 Granadas de mortero 60 mm.
144 Cartuchos calibre .30.
117 Cartuchos calibre 9 mm.
211 Cartuchos calibre 7.62 mm.
34 Cargadores para pistola ametralladora.
25 Correajes para munición.
7 Cantimploras de material plástico.
20 pares de botas (nuevas).
20 Camisas (nuevas).
1 Carabina calibre .30.

En los acantonamientos alternativos de la Clínica y el Elevador, la misma unidad se apoderó de equipo y suministros de notable valor logístico como:

1 Caja de jeringas hipodérmicas.
3 Maletines con medicamentos diversos.
1 Estuche completo de compases geométricos.
 Papel milimétrico.
12 Binoculares de largo alcance.
1 Radio portátil.
3 Libretas con información diversa.
1 Estuche de cuero con documentación.
 Material para zapatería.
1 Medidos de aire.
2 Portacargadores con 10 peines de cartuchos.
2 Hachas pequeñas.
1 Cajón de jabones.
 Libros en francés

La Compañía “Toledo”, por su parte, capturó en el Campamento del Oso:

2 Ametralladoras livianas Brno calibre 7.65 mm.
2 Pistolas ametralladoras Schmeisser calibre 9 mm.
14 Fusiles Máuser calibre 7.65 mm.
9 Pistolas ametralladoras Solothurn calibre 9 mm.
14 Cuchillos bayonetas de Máuser.
10 Lanzagranadas.
30 Granadas de fusil.
31 Granadas de mortero 60 mm.
142 Granadas de mano.
2000 Cartuchos calibre 7.65 mm.
26 Cartuchos de dinamita.
3 Rollos de guía para dinamita.
17 Cargadores.

Por último, la Compañía Escuclase-1 (EMC – VI División), trajo desde las inmediaciones del Campamento Central:

1 Generador eléctrico Power de 115 voltios (nuevo).
 Documentación  incluyendo clave de contactos denominativos y otros
 para las comunicaciones.
 Vestuario.
 Equipo.
 Algunas prendas de mujer11.

El coronel Reque Terán ofrece más detalles en su trabajo, citando además de la documentación mencionada, vestuario, objetos, revistas, material quirúrgico nuevo, documentos de identidad, fotografías, diarios personales, la máquina fotográfica del Che, el armazón de los lentes con los que ingresó en Bolivia, sus pasaportes uruguayos y demás pertenencias, que sirvieron para confirmar su presencia en el país.
A ello se sumarían los objetos capturados a Guevara durante la batalla del 30 de julio, así como la ametralladora calibre 30 que el CITE-2 incautó tras la muerte de “Pan Divino”, el 10 de agosto.
Era la prueba incuestionable de que él Che Guevara se encontraba en Bolivia dirigiendo personalmente la guerrilla, que efectivamente tenía un plan a largo alcance y que había recibido un golpe devastador.
La noticia dio la vuelta al mundo y dejó al descubierto las falacias del gobierno boliviano, que durante tanto tiempo había negado la versión y ahora la confirmaba con plena seguridad.



Notas
1 Al no tener noticias de “Marcos” y Víctor, “Joaquín envió a José Castillo, quien dio con sus cadáveres y regresó corriendo para pasar la información. Luis Reque Terán, op. Cit.
2 La unidad se encontraba en Yuqui.
3 Gary Prado destaca una curiosidad; al caer, “Serapio” lucía barba pero cuando los soldados rodearon su cadáver, notaron que estaba rasurado, por lo que se supuso, había utilizado una postiza, para aparentar ser cubano. Ver: Gary Prado Salmón, op. Cit., p. 177.
4 Eusebio Tapia Aruna, boliviano, del grupo de Moisés Guevara, el mismo al que el Che calificó de ladrón.
5 Hugo Choque Silva, boliviano de 15 años, se convirtió en guía del Ejército.
6 Departamento de Tarija.
7 Gary Prado Salmón, op. Cit., p. 233.
8  Además de las divisiones IV y VIII, fueron movilizados componentes de otras unidades, tales los casos de las compañías “Colorados” y “Toledo”, la primera dependiente del Comando General del Ejército y la segunda de la I División; las compañía Escuclases 1 y 2, de la Escuela Militar de Clases de la VII División, a la que pertenecían también la Sección “Sucre”; las compañías CITE-1 y CITE-2 y “Ustarez” de la II División; la sacrificada Compañía “Trinidad” y su par “Florida”, de la VI División y la Compañía de Infantería de Marina del Batallón Alianza (Fuerza Naval).
9 Gary Prado Salmón, ídem.
10 Ernesto “Che” Guevara, “El Diario del Che en Bolivia”, op. Cit., 14 de agosto, p. 33.
11 Gary Prado Salmón, op. Cit., p. 233.