LA COLUMNA DE "JOAQUÍN"
Para
entonces, la IV División había resuelto constituir grupos antiguerrilleros con
civiles de la región, a quienes previamente, debería adiestrar en la lucha
antiinsurgente.
Encomendada
la tarea al teniente Néstor Ruiz Paz, el joven oficial se abocó de lleno a
reclutar voluntarios, asistido por dos efectivos, con quienes se abocó de lleno
a la tarea de instruirlos y organizarlos.
La
idea consistía en que los reclutas mantuviesen su vida normal, sin contacto con
el EM de la División pero en el ínterin, debían buscar indicios de la presencia
enemiga y ni bien tuviesen esa información, la pasasen al teniente Ruiz para
que este obrase en consecuencia.
El
grupo inicial quedó constituido por diez voluntarios, todos campesinos de las
inmediaciones, convencidos que los guerrilleros eran invasores extranjeros que
hollaban el suelo patrio con la ayuda de bolivianos traidores.
El
mecanismo era simple, los civiles se reunían con el oficial, este les
presentaba un plan de acción, ellos partían a ejecutarlo sin dejar sus
obligaciones; ni bien obtenían pruebas o sospechas las pasaban am sus mandos e inmediatamente
después se dispersaban para retornar a sus actividades habituales.
El
grupo, denominado Regular-Irregular, tuvo su “bautismo de fuego” el 3 de junio,
en las inmediaciones del Monte Dorado, cuando detectó la presencia de lo que
parecía ser una patrulla enemiga. Pasada la información, el teniente Ruiz
partió con su tropa hacia la única vertiente de agua potable de la región y
montó una emboscada que obtuvo excelentes resultados.
“Marcos”
(Antonio Sánchez Díaz) y “Víctor” (Casildo Condorí Vargas), destacados por
“Joaquín” en misión de exploración, fueron rodeados por la patrulla y
conminados a rendirse. En lugar de ello, abrieron fuego empeñándose en un breve
aunque encarnizado combate, pereciendo ambos con las armas en la mano.
Los
voluntarios habían actuado bien, de ahí el informe que el teniente Ruiz elevó a
la superioridad; ni bien finalizó el enfrentamiento, se apoderaron de las
carabinas y las pertenencias de los caídos y se retiraron, convencidos de haber
cumplido con su deber.
El
1 de julio la IV División recibió un cablegrama de su par (la VIII División),
informando que el grueso de la columna, es decir, el grupo que comandaba el Che
Guevara, avanzaba hacia Mosqueras desde el río Morocos, desplazándose a lo
largo del Río Grande. Confirmada la novedad, el coronel Reque Terán, ordenó una
movilización general alistando a las tropas de asalto para que se dirigiesen a
Yumao2, sobre la mencionada vía de agua, al escuadrón del Regimiento
“Avaroa” hacer lo propio hacia Gutiérrez y a la Compañía “Boquerón” encaminarse
a Tatarenda, reforzada por dos secciones de la Escuela Militar de Clases.
Enterado
“Joaquín” de la muerte de sus cuadros así como de la presión que ejercía el
Ejército sobre el área, resolvió cambiar de rumbo y viró hacia Yuqui, siempre
en torno a la quebrada de Iquira, haciéndose de alimentos en los caseríos y
ranchos que iba atravesando, sin dejarse ver y cuidando de no llamar la
atención1.
Durante
esa etapa, “Tania” demostró una gran predisposición para la lucha y
determinación a la hora de llevar a cabo las tareas. Una vez recuperada de sus
dolencias, se incorporó al pelotón de retaguardia, caminando a la par de los
hombres, sin dejarse ayudar.
Durante
el trayecto de Bella Vista al Río Grande, cuando la columna hizo un nuevo alto
para reponer fuerzas y estudiar el terreno, quedó a cargo del vivac aún cuando
se hallaba debilitada por su reciente enfermedad, sola, armada con su carabina
y un cuchillo.
El
8 de julio, el EM envió hacia Monte Dorado y Yuqui a las compañías CIOS, las
tropas de asalto y los paracaidistas de CITE 2, para que rodeasen las alturas
de Incahuasi hacia las que se presumía, se dirigían los guerrilleros. Las
huellas llevaron al primero hasta la Quebrada de Iquira, donde se toparon con
un PO de “Joaquín”, a cargo de “Polo” y “Alejandro”.
Al
verse frente a frente, los contendientes se trabaron en un breve aunque intenso
tiroteo que finalizó con la retirada de los subversivos. Eso le permitió al CIOS,
ocupar el Peñón Colorado, frente al Monte Dorado así como la banda izquierda
del Ñancahuazu, forzando a los guerrilleros a emprender una rápida huida rumbo
al norte.
Dos
días después, los paracaidistas (CITE-2) dejaron Caraparí y se encaminaron a La
Overa, pero al atravesar la Quebrada de Iquira, fueron emboscados por el
enemigo.
"Pan Divino" |
Se
entabló, entonces, un nuevo combate de quince minutos durante el cual, cayó
muerto “Serapio”, el joven cuidador de la Casa de Calamina, incorporado a la
guerrilla con solo 16 años. Eusebio Tapia vio cuando un proyectil impactaba en
su pecho y caía sin vida al suelo, quedando inmóvil sobre su propia sangre.
Minutos antes, había alertado sobre la llegada de soldados y fue uno de los
primeros en comenzar a disparar. En tres ocasiones sus compañeros intentaron
rescatar su cuerpo pero ante la intensidad del fuego, tuvieron que retirarse,
sin lograr el objetivo3.
La
ametralladora pesada calibre 30 de “Pan Divino” jugó un papel fundamental a la
hora de contener a las tropas regulares; el aguerrido combatiente boliviano
demostró un temple fuera de lo común y como explica el general Prado, permitió
que el grueso de la columna lograra desprenderse de sus posiciones y eludiese
la presión del Ejército, aunque perdiendo buena parte de su equipo, que cayó en
poder del enemigo.
Caminaron
sin descanso hasta el rancho de Zoilo Uzeda, próximo al caserío de Tapera,
donde al llegar, procedieron a racionar y reponer fuerzas.
Detectada
por el Regimiento “Campos”, la columna de “Joaquín” se puso nuevamente en
marcha, perseguida por la Compañía “C” (Oxa) en tanto otra sección ocupaba el
caserío para evitar un posicionamiento dentro de su ejido.
La
columna guerrillera se lanzó a toda marcha hacia el sur, intentando alejarse de
sus perseguidores pero a las 08.30 del 21 de julio fue alcanzada, trabándose en
duro combate.
Existen
indicios de que “Tania” tomó parte en el enfrentamiento y que accionó su arma;
los guerrilleros se desplegaron sobre el terreno, tratando de cubrirse entre el
follaje y comenzaron a disparar, pero el poder de fuego de las tropas regulares
era tan intenso, que a los pocos minutos tuvieron que desistir y darse a la
fuga. En el trayecto, Eusebio4 y “Chingolo”5, se
desprendieron de la formación y se alejaron hacia el sur, decididos a desertar.
Pese
al despliegue de las fuerzas bolivianas, “Joaquín” logró eludir el cerco,
efectuando maniobras de evasión muy efectivas, sin embargo, el 9 de agosto, un
movimiento muy bien sincronizado lo obligó a empeñarse una vez más en combate.
La columna subversiva había ocupado el caserío de Chuyuaucu, en la Serranía de Iñao dejando a “Tania” a cargo de del campamento y la ametralladora calibre 30 con la que debía defenderlo. El mayor Rubén Sánchez movió bien las piezas al hacer converger sobre las alturas de Iñao a la Compañía “C” (Oxa”) del Batallón de Infantería 2, componente a su vez del Regimiento “Campos”; al grupo de civiles del subteniente Néstor Ruiz y a la Compañía “B” de la III División, que, de esa manera, se involucraba también en la contienda.
Ametralladora Browning calibre 30 similar a la que tenía a su cargo "Pan Divino" |
La columna subversiva había ocupado el caserío de Chuyuaucu, en la Serranía de Iñao dejando a “Tania” a cargo de del campamento y la ametralladora calibre 30 con la que debía defenderlo. El mayor Rubén Sánchez movió bien las piezas al hacer converger sobre las alturas de Iñao a la Compañía “C” (Oxa”) del Batallón de Infantería 2, componente a su vez del Regimiento “Campos”; al grupo de civiles del subteniente Néstor Ruiz y a la Compañía “B” de la III División, que, de esa manera, se involucraba también en la contienda.
La
columna guerrillera se encontraba al este de Taperillas cuando a las 8 a.m. el
Ejército la localizó. Inmediatamente tomó posiciones y desde distintos ángulos
respondió la agresión demostrando, como siempre, firmeza y determinación,
incluyendo a la misma “Tania”, armada con su M1.
A
cubierto sobre una loma, parapetado detrás de unas rocas, “Pan Divino” montó
una vez más su ametralladora 30 en el trípode y comenzó a disparar, intentando
frenar al enemigo, como lo había hecho en tantas ocasiones desde la salida del
Campamento Central. Los proyectiles barrieron el área, obligando a los soldados
a arrojarse cuerpo a tierra pero a los dos o tres minutos, el bravo combatiente
dejó de disparar. Una bala le entró por el costado izquierdo y salió por el
derecho, perforándole el pulmón y dañando varias arterias.
Reducidos
a solo diez efectivos, los guerrilleros se dieron a la fuga tomando una senda
hacia el norte, por la que abandonaron definitivamente la jurisdicción de la IV
División.
Para
cerciorarse que el invasor efectivamente había dejado la región, el mayor
Sánchez despachó patrullas hacia Monteagudo, Iquira y La Tapera, confirmando la
presunción.
En
cumplimiento a la segunda fase del plan de operaciones impuesto por la
Directiva de Operaciones 13/67, el 28 de junio, el Batallón de Infantería 1, a
las órdenes del mayor Augusto Calderón procedió a ocupar las rutas de
desplazamiento e iniciar los rastrillajes destinados a asegurar la región del
Ñancahuazu, en espacial las inmediaciones de los campamentos Central y del Oso;
de esa manera, se bloquearon las sendas que conducían al Río Grande, asegurando
las líneas Tiraboy-La Manga-Pirirenda y La Herradura-Gutiérrez-Tatarenda, para
confluir sobre los mencionados acantonamientos desde los cuatro puntos
cardinales.
El
plan de operaciones asignado al BI1 fue el siguiente:
-Compañías
CIOS: Maniobrar por el río Yuqui-río Frías hasta alcanzar el cañadón de Iripití
y tomar contacto con la Compañía “A”, de la Tercera División.
-Compañía
Toledo: Maniobrar en la dirección Campamento Central-Campamento “Oso” en
coordinación con el CITE-2.
-Compañía
CITE-2: Maniobrar en la dirección Casa de Calamina-Campamento Rubio-Campamento
“Oso” en coordinación con la Compañía Toledo.
-Compañía
“A” Tercera División: Maniobrar en la dirección Aserradero Manfredi-río
Ñancahuazu-Cañadón Iripití hasta tomar contacto con la Compañía CIOS sobre el
río Frías6.
Para
entonces, según hemos visto, elementos de la III División con asiento en
Villamontes7, se habían unido a la lucha, ello a requerimiento del
coronel Reque Terán quien oportunamente, había planteado esa necesidad al
Comando General del Ejército en La Paz. Se trataba de las compañías “A”, “B” y
“C”, doscientos sesenta efectivos que desde fines del mes de junio, eran
preparados aceleradamente para sumarse a la contienda. Llegados el 2 de agosto
a Camiri, fueron transferidos a la VIII División, para compensar el retiro de
la Compañía “Trinidad” y otros elementos8.
El
plan contemplaba dos alternativas:
-Un
croquis de los probables depósitos escondidos por la guerrilla, preparado por el prisionero Roberto Bustos, Pelao.
-La
suposición de existir todavía en el área a ser registrada algún grupo
guerrillero dejado como elemento de seguridad9.
En
los días que siguieron al combate del 21 de julio, Eusebio y “Chingolo” fueron
sometidos a riguroso interrogatorio. De resultas del mismo, se pudo comprobar
que no solo habían sido reclutado prácticamente a la fuerza e incluso con
engaños, sino que por pertenecer a la “resaca”, aquel grupo tan despreciado por
el Che, se los utilizaba poco menos que de esclavos o mulas de carga, llevando
y trayendo los pesados fardos con provisiones desde la Casa de Calamina hasta
los campamentos guerrilleros, en el interior de la selva.
“Chingolo”
fue el que más habló; tenía apenas 15 años y había sido humillado por sus
pares, en especial su comandante, quien llegó a considerarlo poco menos que
basura.
Una
vez en manos de los militares, contó todo y dio la ubicación de los depósitos y
escondites donde la guerrilla ocultaba sus armas, municiones y provisiones en
general.
Comprobada
su lealtad y su ojeriza hacia la guerrilla invasora, el EM decidió asignarlo
como guía al CITE-2, en tanto Eusebio pasó a ejercer las mismas funcionasen la
Compañía “Toledo”, el único componente movilizado por la I División.
En los primeros días de agosto, ambos pelotones se pusieron en marcha, tomando vías separadas y de esa manera, el 6 de agosto, dieron con lo que buscaban. Si bien ninguno de los desertores había tomado parte en la construcción de los depósitos, recordaban perfectamente su ubicación, de ahí que al llegar al Arroyo de las Piedras, el día 6, los paracaidistas dieran con el primero, una cueva, camuflada entre las rocas y la maleza, sobrecargada de armas.
Tropas de la IV División enfrentan a la columna |
En los primeros días de agosto, ambos pelotones se pusieron en marcha, tomando vías separadas y de esa manera, el 6 de agosto, dieron con lo que buscaban. Si bien ninguno de los desertores había tomado parte en la construcción de los depósitos, recordaban perfectamente su ubicación, de ahí que al llegar al Arroyo de las Piedras, el día 6, los paracaidistas dieran con el primero, una cueva, camuflada entre las rocas y la maleza, sobrecargada de armas.
Comunicada
la novedad al comando, se supo que también la Compañía “Toledo”, bajo la guía
de Eusebio, había localizado los escondites en torno al Campamento del Oso.
Mientras
tanto, en Lagunillas , a Compañía Escuclases-1 que aguardaba como reserva,
recibió la orden de avanzar sobre un tercer depósito, próximo al Campamento
Central al tiempo que el CITE-2 de encaminaba hacia los parajes conocidos como
El Elevador y la Clínica en busca de más cuevas.
La
primera llegó al área el 9 de agosto, ubicando un nuevo escondrijo luego de dos
horas de búsqueda. Los paracaidistas tardaron un poco más, pero también
tuvieron éxito.
El
teniente Oscar Angulo Torne encabezaba la sección cuando “Chingolo” le señaló
una especie de gruta, mimetizada con el terreno; Cuando removieron un poco para
inspeccionar, se encontraron en el interior con un verdadero arsenal, así como
medicamentos, alimento envasado, municiones y documentación.
Fue
un golpe tremendo para la guerrilla porque de ese modo perdía sus bases de
aprovisionamiento.
Día
negro. Fue gris en las actividades y no hubo ninguna novedad, pero a la noche el noticiero dio noticias de la
toma de la cueva adónde iban los enviados, con señales tan precisas que no es
posible dudar.
Ahora estoy condenado a padecer asma por un tiempo no definible. También nos tomaron documentos de todo tipo y fotografías. Es el golpe más duro que nos hayan dado; alguien habló. ¿Quién?, es la incognita10.
Ahora estoy condenado a padecer asma por un tiempo no definible. También nos tomaron documentos de todo tipo y fotografías. Es el golpe más duro que nos hayan dado; alguien habló. ¿Quién?, es la incognita10.
Los
soldados cargaron el material y lo condujeron a Camiri y Lagunillas, donde
personal especializado procedió a analizarlo e inventariarlo.
Se
trataba de un verdadero arsenal, como se ha dicho, equipo y armamento para una
campaña de larga duración que al ser capturado, condenó a la fuerza invasora a
su desaparición.
El
material fue expuesto a la prensa algunos días después, acontecimiento que tuvo
lugar en el patio central del cuartel en Camiri, donde fue registrado por las
cámaras para ser retransmitido a nivel mundial.
En
Arroyo de las Piedras, los paracaidistas de la CITE-2 capturaron:
9 Fusiles Garand M-1 calibre .30.
14 Fusiles Máuser calibre 7.65 mm.
2 Fusiles Máuser recortados calibre 7.65.
4 Pistolas ametralladoras PAM calibre 9 mm.
3 Pistolas ametralladoras Solothurn calibre 9
mm.
4 Pistolas ametralladoras de la GNSP.
2 Pistolas ametralladoras livianas Brno
calibre 7.65 mm.
1 Mortero americano calibre 60 mm.
8 Granadas de mortero 60 mm.
144 Cartuchos calibre .30.
117 Cartuchos calibre 9 mm.
211 Cartuchos calibre 7.62 mm.
34 Cargadores para pistola ametralladora.
25 Correajes para munición.
7 Cantimploras de material plástico.
20 pares de botas (nuevas).
20 Camisas (nuevas).
1 Carabina calibre .30.
En
los acantonamientos alternativos de la Clínica y el Elevador, la misma unidad
se apoderó de equipo y suministros de notable valor logístico como:
1 Caja de jeringas hipodérmicas.
3 Maletines con medicamentos diversos.
1 Estuche completo de compases geométricos.
Papel
milimétrico.
12 Binoculares de largo alcance.
1 Radio portátil.
3 Libretas con información diversa.
1 Estuche de cuero con documentación.
Material para zapatería.
1 Medidos de aire.
2 Portacargadores con 10 peines de cartuchos.
2 Hachas pequeñas.
1 Cajón de jabones.
Libros
en francés
La
Compañía “Toledo”, por su parte, capturó en el Campamento del Oso:
2 Ametralladoras livianas Brno calibre 7.65
mm.
2 Pistolas ametralladoras Schmeisser calibre
9 mm.
14 Fusiles Máuser calibre 7.65 mm.
9 Pistolas ametralladoras Solothurn calibre 9
mm.
14 Cuchillos bayonetas de Máuser.
10 Lanzagranadas.
30 Granadas de fusil.
31 Granadas de mortero 60 mm.
142 Granadas de mano.
2000
Cartuchos calibre 7.65 mm.
26 Cartuchos de dinamita.
3 Rollos de guía para dinamita.
17 Cargadores.
Por
último, la Compañía Escuclase-1 (EMC – VI División), trajo desde las
inmediaciones del Campamento Central:
1 Generador eléctrico Power de 115 voltios
(nuevo).
Documentación
incluyendo clave de contactos denominativos y otros
para
las comunicaciones.
Vestuario.
Equipo.
Algunas prendas de mujer11.
El
coronel Reque Terán ofrece más detalles en su trabajo, citando además de la
documentación mencionada, vestuario, objetos, revistas, material quirúrgico
nuevo, documentos de identidad, fotografías, diarios personales, la máquina
fotográfica del Che, el armazón de los lentes con los que ingresó en Bolivia,
sus pasaportes uruguayos y demás pertenencias, que sirvieron para confirmar su
presencia en el país.
A
ello se sumarían los objetos capturados a Guevara durante la batalla del 30 de
julio, así como la ametralladora calibre 30 que el CITE-2 incautó tras la
muerte de “Pan Divino”, el 10 de agosto.
Era
la prueba incuestionable de que él Che Guevara se encontraba en Bolivia
dirigiendo personalmente la guerrilla, que efectivamente tenía un plan a largo
alcance y que había recibido un golpe devastador.
La
noticia dio la vuelta al mundo y dejó al descubierto las falacias del gobierno
boliviano, que durante tanto tiempo había negado la versión y ahora la
confirmaba con plena seguridad.
Notas
1 Al no tener noticias
de “Marcos” y Víctor, “Joaquín envió a José Castillo, quien dio con sus
cadáveres y regresó corriendo para pasar la información. Luis Reque Terán, op.
Cit.
2 La unidad se
encontraba en Yuqui.
3 Gary Prado destaca
una curiosidad; al caer, “Serapio” lucía barba pero cuando los soldados
rodearon su cadáver, notaron que estaba rasurado, por lo que se supuso, había
utilizado una postiza, para aparentar ser cubano. Ver: Gary Prado Salmón, op.
Cit., p. 177.
4 Eusebio Tapia Aruna,
boliviano, del grupo de Moisés Guevara, el mismo al que el Che calificó de
ladrón.
5 Hugo Choque Silva,
boliviano de 15 años, se convirtió en guía del Ejército.
6 Departamento de
Tarija.
7 Gary Prado Salmón,
op. Cit., p. 233.
8
Además de las divisiones IV y VIII, fueron
movilizados componentes de otras unidades, tales los casos de las compañías
“Colorados” y “Toledo”, la primera dependiente del Comando General del Ejército
y la segunda de la I División; las compañía Escuclases 1 y 2, de la Escuela
Militar de Clases de la VII División, a la que pertenecían también la Sección
“Sucre”; las compañías CITE-1 y CITE-2 y “Ustarez” de la II División; la
sacrificada Compañía “Trinidad” y su par “Florida”, de la VI División y la
Compañía de Infantería de Marina del Batallón Alianza (Fuerza Naval).
9 Gary Prado Salmón,
ídem.
10 Ernesto “Che”
Guevara, “El Diario del Che en Bolivia”, op. Cit., 14 de agosto, p. 33.
11 Gary Prado Salmón,
op. Cit., p. 233.