miércoles, 28 de agosto de 2019

¿Yo? Paso...


martes, 20 de agosto de 2019

¿Yo? Paso...

La diferencia entre una democracia y una dictatura
es que en una democracia Usted
vota primero y cumple órdenes después.
En una dictadura no tiene que perder el tiempo en votar.
Charles Bukowski
En otras palabras,
un gobierno democrático es el único
en el cual los que votan un impuesto
pueden escapar de la obligación de pagarlo.
Alexis de Tocqueville
La política es el arte de obtener
el dinero de los ricos y el voto de los pobres
con el pretexto de proteger a los unos de los otros.
Eric Frattini

La libertad obligada

Estoy un poco cansado de escribir cada dos años prácticamente lo mismo después de cada evento electoral. Si alguien quiere tomarse el trabajo de ver en este blog la entrada correspondiente al 15 de Agosto de 2017 – es decir: casi exactamente dos años atrás – podrá ver que una simple operación de "copiar y pegar" me evitaría el 90% del trabajo de escribir una nueva versión de lo mismo.
Porque ése es justamente el problema: que es siempre lo mismo. Siempre igual. Al final el sistema siempre se impone, siempre se sale con la suya. Porque está montado para salirse siempre con la suya. Porque está dispuesto de tal modo que solo los partidarios del sistema pueden ganar. Porque está diseñado para filtrar sin miramientos y sin escrúpulos a todo aquél que podría ponerlo en peligro. Y eso a pesar de los grandes discursos sobre la libertad, la teórica ausencia de censuras y la todavía más que teórica tolerancia que se supone garantizada por la democracia.

No lo digo yo. Lo dicen los números sobre los que volveremos más adelante. Más allá del catastrófico resultado de Macri y los casi increíbles números del kirchnerismo, otra vez el sistema demoliberal basado supuestamente en la libre voluntad popular obligada por ley a expresar su decisión en las urnas, ha demostrado su fundamental hipocresía. Ya sé, esto es un trabasesos pero ¿qué quieren que le haga? Votar en la Argentina es una libertad y un derecho que uno está obligado por ley a ejercer. Uno es "libre" de hacer lo que la ley obliga. A mí me suena a una especie de oxímoron pero, bueno; estamos en democracia. Y, en todo caso, es como decía el inefable Vladimir Volkoff: "... si el lobo persuade al cordero de que está obligado a vapulearlo para enseñarle a vivir democráticamente, y sobre todo si el cordero le cree, entonces, en efecto, los Derechos del Hombre se convierten en un eficaz instrumento de despotismo." [1] 

El Estado que no es Estado

Pero, para empezar dejemos de lado las hipocresías y las incoherencias democráticas y tratemos de entender el fracaso del gobierno de Macri y su gente.

Por de pronto, lo que ha fracasado no es el neoliberalismo. Es el fracaso del liberalismo a secas. Lo de "neoliberalismo" no es más que una engañifa  tratando de insinuar que es algo "nuevo" apostando a que en el inconsciente colectivo, y gracias al marketing comercial, el concepto de "nuevo" está asociado al concepto de "mejor". No hay nada de eso. Es el mismo viejo liberalismo con algún calafateo cosmético superficial para tratar de hacerlo más vendible en el mercado político. Eso es todo.

El fracaso del PRO – más allá de sus experimentos económicos fallidos y de sus pifias políticas por falta de cintura, de calle y de simple viveza criolla – es, fundamentalmente, el resultado de no haber cumplido con las funciones políticas básicas que justifican, en absoluto, la existencia de un Estado.

Un pueblo puede llegar a perdonar el error en una decisión económica delicada. No es fácil remontarla porque, como dijo el General, la víscera más sensible de la gente es el bolsillo. Pero tampoco es imposible si alguien se maneja bien y, sobre todo, si sabe comunicar bien. También el pueblo perdona las payasadas políticas, sobre todo en la Argentina en dónde incluso es mentira que del ridículo no se vuelve. Aquí no solo se vuelve de la payasada sino que hasta se ganan elecciones. Lo que el pueblo nunca perdonará – ni siquiera en la Argentina – es la ausencia total de las necesarias medidas que hacen a las indelegables funciones de síntesis, planificación y conducción inherentes al Estado.

Revisémoslo un poquito.

Un Estado medianamente eficaz debe tratar de armonizar, por todos los medios a su alcance, las fuerzas divergentes que de modo inevitable nacen de los intereses también divergentes y hasta contrapuestos de los distintos sectores de la sociedad. Ésa es su función de síntesis: evitar, mediante la construcción de consensos y compromisos, que esas fuerzas divergentes terminen considerándose como enemigos políticos. [2]  La pregunta es, pues,  ¿hubo construcción de consensos de parte del PRO? El macrismo ¿hizo algún esfuerzo serio para llevar las fuerzas divergentes hacia un denominador común? Es de lamentar, pero la respuesta es: todo lo contrario. Incluso se especuló con utilizar la figura del kirchnerismo y de Cristina como espantavotos y amenazas de un caos tipo Venezuela, para lograr que los sufragios fluyan hacia el PRO. Pues no fluyeron. La famosa "grieta" no solo no se cerró sino que directamente se agrandó y hasta aparecieron rajaduras secundarias difíciles de cerrar en un futuro cercano. Un pueblo dividido por los odios y rencores del pasado, cuyo Estado no hace nada para lograr consensos que unan y convoquen, es un pueblo a la deriva que puede terminar optando por cualquier cosa. En las PASO al menos, optó por lo que según la teoría de Duran Barba debió haberlo espantado.

La otra función esencial de planificar para el futuro fue completamente ignorada. En rigor de verdad, este garrafal error no se le puede achacar solo al gobierno de Macri. Lo han cometido TODOS. Y lo van a seguir cometiendo mientras los cargos políticos estén expuestos a sacudones electorales cada dos años y a caducidades cada cuatro. ¿Quién demonios va a planificar políticas de Estado para dentro de 15 o 30 años (como mínimo) si prácticamente toda su actividad depende de si en dos o cuatro años lo van a volver a votar? Y eso si es que el sistema le permite una reelección, porque la "alternancia en los cargos" es una especie de dogma cuasi religioso que nadie se atreve a cuestionar. Uno de los secretos del gran éxito que tiene el sistema entre los políticos es que, por mejor que sea tu adversario, después de un máximo de 8 años se tiene que ir y te deja libre el lugarcito ante el comedero. A menos, por supuesto, que se opte por una alternancia marital como lo trató de hacer el Néstor; o bien por una alternancia entre el patrón y alguno de sus empleados más fieles, como lo hace Putin desde hace unos cuantos años.


Este gobierno ¿tuvo alguna vez un plan? Por supuesto que no. NADIE lo tiene en la política Argentina. Aquí no existen los famosos "think tanks" [3] que en otras partes del mundo elaboran planes estratégicos y proyectos que después se implementan en la política. O bien y mejor dicho, existen algunas organizaciones similares, como por ejemplo el CARI, pero o bien son filiales locales de otros think tanks extranjeros (el CARI es filial del CFR) [4], o bien son intrascendentes y, en todo caso, ningún político les da ni cinco de bolilla a no ser que directamente se lo exijan desde el exterior.

No hay planificación en la política argentina. En el mejor de los casos existe alguna vaga y genérica serie de ideas iniciales que después se van acomodando (o no) a las circunstancias. ¿Cuál fue el plan estratégico de Macri para los 4 años de su gobierno? Nadie lo sabe. ¿Cuál es el plan de los Fernández? No lo saben ni ellos. Macri empezó con una especie de gradualismo en equipo y terminó con el esquema habitual de jerarquías tomando decisiones a los manotazos. ¿Existió un esfuerzo serio para lograr un acuerdo-base sobre políticas de Estado básicas? Nada de eso. Se vivió improvisando un esquema detrás del otro y hasta el día de hoy no existe un plan coherente y bien elaborado. Ni en el gobierno, ni en la oposición.

¿Cómo creen nuestros políticos que el pueblo se va a entusiasmar con un gobierno cuando nadie tiene ni la más remota idea de hacia dónde se dirige? Y cuando uno lo señala, los políticos hasta son capaces de responder con la cándida sinceridad de la que hizo gala Carlos Menem cuando confesó: "Si les decía lo que iba a hacer no me votaba nadie". Sincericidio que, palabras más, palabras menos, en lo esencial repitió ante algunos empresarios Mauricio Macri también. [5]

Y por último, la cuestión de la conducción. Ya de entrada, sin consensos fundamentales y sin planes esenciales uno se pregunta ¿qué habría para conducir? Sin caballos que tiren juntos para el mismo lado y sin haber elegido ningún camino es como que resulta medio difícil conducir el carro, diría el paisano.

¿Se puede decir que Macri condujo realmente el proceso político? El PRO ¿generó líderes que condujeran y comprometieran a la juventud y al resto de la ciudadanía? Macri no condujo nada; se limitó a tratar de administrar y hasta eso lo hizo mal. Si los argentinos le hubieran hecho caso a papá Don Franco en su momento, Mauricio seguro que no llegaba a presidente. En cuanto a la segunda fila, no solamente no hubo líderes sino que hasta los principales responsables tuvieron el mismo carisma que podría tener un policía dirigiendo el tránsito. De un gradualismo anodino que no convenció a nadie hasta el economicismo tecnocrático que nadie entendió jamás, terminando en manotazos de última hora para hacerse los simpáticos, lo único que consiguieron los macristas en grandes sectores de la población es implantar la idea de que "antes estábamos mejor". Haya sido eso cierto, o no.

Moraleja: no se puede pretender el éxito ignorando las funciones políticas básicas del Estado. Menos todavía si las demás decisiones administrativas constituyen también una serie de improvisaciones sobre la marcha que, encima, no funcionan.

Ciudadanos sin representación

De modo que dejemos la ciencia política y vayamos a los números de las PASO. ¿Qué dicen esos números? Pues dicen que otra vez un buen porcentaje de votantes ha quedado fuera de la expresión de la voluntad popular a través del sufragio. ¿Qué porcentaje? Es fácil de calcular.


El total de electores para este magno evento era de 32.621.816 personas. De estos electores potenciales y a pesar de la obligatoriedad legal de votar, participaron efectivamente 24.723.178 personas [6]. Luego, la participación real en la votación fue solo del 75.79% del electorado. Con lo cual la voluntad del 24.21% del total de electores (7.898.638 personas) ha quedado sin conocerse.
 
Simplifiquemos: de más de 32 millones y medio de electores, cerca de 7 millones novecientos mil no fueron a votar. ¿Saben qué significa eso? Algo así como dejar afuera a más de toda la población de las provincias de Catamarca, Chubut, Corrientes, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Neuquén, Río Negro, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tierra del Fuego. [7] ¿Lo digo con otras palabras? Sería así: en estas PASO la cantidad de gente que no fue a votar es mayor que la suma de toda la población de 14 provincias argentinas.

Menos mal que era obligatorio.

Pero eso no es todo. Uno podría decir que el sistema democrático argentino funciona sin dar cabida a la voluntad de casi la cuarta parte del electorado. Y no es así. Es mucho peor. Y es mucho peor porque a la falta de opciones con alternativas reales para esa cuarta parte, se le agrega la cabalística electoral finamente diseñada para dejar afuera a los que el sistema no quiere dejar entrar. O directamente prefiere ignorar.

Porque, en primer lugar debemos contabilizar a los que no consiguieron llegar al 1,5% de votos necesarios para superar las PASO. En esta elección tuvimos cuatro partidos que no llegaron a ese mágico y completamente arbitrario 1.5%:

Partido Votos
Mas 173.585
Frente Patriota 58.575
Mov.Acc.Vecinal 36.324
Part.Autonomista 32.562
TOTAL 301.046 
Y en rigor, para hacer la cuenta completa, hay que contabilizar también a los que fueron a votar pero no eligieron a nadie porque consideraron que no había nadie para elegir (votos en blanco) y a los que se les anuló o impugnó el voto, ya sea porque de bronca nomás metieron en la urna la foto del Videla, ya sea porque se equivocaron, como el idiota que dejó el billete de 500 pesos con el que le compraron el voto dentro de la boleta plegada del Frente de Todos y metió todo junto en el sobre. [8]
Con lo cual habría que agregar:

Votos Cant.
Votos en Blanco 758.955
Nulos 300.019
Impugnados 35.707
TOTAL 1.094.681

O sea que la cuenta de los votos perdidos o no considerados nos da:

Categoría Cant.
No votaron 7.898.638
Blancos, Nulos, Impugnados 1.094.681
No llegaron al 1,5% 301.039
TOTAL 9.294.358

Si tenemos en cuenta que el kirchnerismo sacó 11.624.976 y el macrismo 7.825.998 votos, la matemática nos da que el segundo lugar con casi 9 millones trescientos mil "no-votos" les correspondería a personas que no fueron consideradas. Todos juntos representan el 28.5% del total de electores. Más de la cuarta parte del electorado no está representada en esta elección.

Y encima, al sistema lo llaman "representativo".

No se rían. Está en el Artículo 1 de la Constitución Nacional. 

El famoso 1.5%

Las cuentas que vimos hasta ahora están hechas para mostrar la relación de los votos respecto del total de personas habilitadas para votar (32.621.816 de electores en total). Pues bien, el famoso 1.5% necesario para superar las PASO no se calcula así. [9]

La ley electoral vigente estipula que "Para la categoría de presidente y vicepresidente y parlamentarios del Mercosur por distrito nacional, se entenderá el uno y medio por ciento (1,5 %) de los votos válidamente emitidos en todo el territorio nacional." [10]

La pregunta es, pues, ¿cuáles son los "votos válidamente emitidos"? Y gracias a la cabalística de la matemática electoral más algunas pequeñas triquiñuelas legales, la respuesta es un tanto ambigua. Depende de si estamos hablando de las PASO o de las elecciones definitivas. Porque en las dos instancias ese 1.5% no se calcula de la misma manera.

Para las PASO ese porcentaje se calcula sobre la suma de los "votos válidos". ¿Cuáles son los "votos válidos" en este caso? Son los votos correctamente emitidos más los votos en blanco.

Para las elecciones definitivas, en primera o segunda vuelta el porcentaje se calcula sobre el total de "votos válidos afirmativos" que son los correctamente emitidos que se expresan a favor de alguna candidatura presentada. En castellano: son los votos correctamente emitidos menos los votos en blanco.



¿Qué significa esto?Significa que los votos en blanco perjudican en las PASO y favorecen en las definitivas porque en las PASO el 1,5% se calcula sobre una cifra mayor (votos válidos + en blanco) que en las definitivas (votos válidos – votos en blanco).

Si bien es cierto que todo depende de la relación entre participación, cantidad de los votos en blanco y votos no válidos, es inocultable la intención de las PASO de filtrar a los partidos más pequeños para dejarlos afuera de la elección definitiva.

El filtro

La cuestión es que el truco funciona. En esta ocasión la mayor parte de la izquierda trotskista hizo bien las cuentas y se juntaron todos en el Frente de Izquierda. El Partido Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas, la Izquierda Socialista y el Movimiento Socialista de los Trabajadores armaron un frente que obtuvo 697.748 votos. Con un 2.86% pasaron a las definitivas.

En contrapartida, el (nuevo) MAS llegó a 173.582 votos lo cual, con un 0.71% no le alcanzó para superar las PASO. El nacionalismo con sus 58.572 votos (0.24%), hubiera tenido que conseguir más de seis veces esa cantidad para poder acceder a la votación definitiva y, si hubiera conseguido tres veces lo que obtuvo, apenas si hubiera sobrepasado un poco al MAS. De todos modos, el trotskismo del Frente de Izquierda obtuvo casi 12 veces más votos que el nacionalismo.

No es por criticonear a nadie, pero realmente sería hora de preguntarse si el nacionalismo está lo suficientemente maduro como para participar en elecciones democráticas con este sistema. Porque, si no lo está, entonces estamos en el típico caso de hacer siempre lo mismo esperando lograr un resultado diferente. Y todos sabemos qué significa eso.

Y no me vengan con el tema del fraude. Lo hubo siempre, lo hubo esta vez y lo habrá en el futuro, sobre todo mientras haya que vigilar todas las mesas para que los pícaros de siempre no se roben las boletas; amén de otras perrerías varias que ya forman parte del folclore electoral. Por lo demás, no le echen la culpa a Smartmatic. La única forma en que esa (bastante ineficiente) empresa puede hacer fraude es en connivencia directa con los que hacen el recuento definitivo. De otro modo, cualquier chanchullo que hayan hecho en forma electrónica tiene que saltar a la vista en ese recuento manual, definitivo, de votos. Claro que esa connivencia puede existir y quizás hasta exista pero ¿una connivencia de fraude que favorezca tanto a la oposición? No creo que sea del todo imposible pero convengamos en que es bastante complicado y muy poco probable.

"En una elección no importa quién vota; lo que importa es quién cuenta los votos". La frase es de Stalin. Y básicamente es cierta. Pero en la época de Stalin no había computadoras. Y los recuentos manuales los hacían los funcionarios del único partido con permiso para participar.

¿Y los votos anti-aborto?

La otra cuestión que sería interesante determinar, si se pudiera, es averiguar adonde fueron a parar los votos del "aborto no te voto".

Porque, en función de las posiciones oficiales tomadas, a los efectos prácticos y que yo recuerde, solo dos partidos políticos – el NOS de Gómez Centurión y el Frente Patriota de Biondini – se pronunciaron claramente contra el aborto. Los demás, o bien se pronunciaron a favor, o bien cultivaron una muy cuidadosamente estudiada ambigüedad.

El NOS obtuvo 642.636 votos; el Frente Patriota los ya mencionados 58.572. ¿Es posible que el anti-aborto esté representado por solamente 701.208 votos en todo el país? Yo no lo creo. Por más que sea una mera opinión mía y no una realidad objetivamente demostrable, que el aborto sea rechazado por apenas el 2.8% del total de los 24.723.178 que participaron no me cierra por ningún lado. 

Es pura especulación mía y pueden muy bien caber otras interpretaciones pero creo que lo que sucedió fue que los votos evangelistas fueron a parar mayormente al partido de Gomez Centurión y los votos católicos se desparramaron por ahí con el criterio de que la cuestión económica resultaba más importante. Muchos varones habrán pensado "yo nunca me voy a hacer un aborto así que dejemos ese tema para más adelante"; y muchas mujeres pro-vida se habrán dicho "yo no me pienso hacer un aborto ni loca, así que por ahora hay temas más importantes para decidir". Con eso, el "con aborto no te voto" quedó en un lindo lema para pancartas y memes que al final no se tradujo en votos. Como que, por lo visto, el aborto libre tiene grandes posibilidades de convertirse en ley porque los políticos profesionales solo votan lo que ofrece la posibilidad de sumar votos. De última, esa característica es parte de la esencia misma del sistema.

Y es una verdadera lástima porque, con ese criterio alguien podría decir: "yo no me drogo ni pienso drogarme, por lo tanto a mí la lucha contra el narcotráfico me importa un bledo". Casi con el mismo razonamiento también podría haber dicho: "yo no pienso robar ni matar, por lo tanto las medidas contra el crimen no me interesan". Por supuesto que esto último ya es una exageración que nadie aceptará, pero la idea es casi la misma: primero mucho "yo" y, segundo, un egoísmo miope cercano a la ceguera.

Sí... hasta que no te toque y te obligue a ver y a bajarte del caballo.

Con lo que reaccionarás, pero cuando ya sea demasiado tarde...

Y de aquí en más, ¿qué hacemos?

La pregunta que siempre surge después de algún análisis crítico de la realidad es: "Está bien, pero ¿cuál es la alternativa?"

Y aquí se presentan dos dificultades: por un lado quien hace la pregunta espera, si no una solución mágica, al menos una respuesta genial.  Por el otro lado el que debe dar la respuesta se encuentra con una situación tan compleja que no es nada fácil sintetizarla en un par de frases simples; además del hecho que, por supuesto, el que responde no es ni mago ni genio.

No estaría mal que todos comprendamos que no se sale de una situación de decadencia generalizada como en la que estamos sumergidos con alguna panacea de simple fabricación y fácil aplicación. De un proceso de decadencia se sale sola, pura y únicamente con constancia, disciplina y capacidad. No hay recursos simples. No hay métodos mágicos. Genios podemos tener, a lo sumo, dos o tres por siglo y los milagros los hace Dios.

De modo que la única estrategia general que cabe es la de las aristocracias que siempre, en todos los tiempos, han sido minoritarias; y me refiero a las auténticas aristocracias, a las hermandades de los mejores, no a las pandillas de las oligarquías egoístas y codiciosas. Es la estrategia que mantuvo viva a la civilización grecorromana de tal modo que, aún dos mil quinientos años después de su desaparición todavía hablamos de sus hombres excepcionales, estudiamos sus filósofos, admiramos sus grandes artistas y aprendemos sus matemáticas y su geometría. Leónidas, Marco Aurelio, Aristóteles, Séneca, Praxíteles, Pitágoras, Euclides son solo ejemplos. Es la estrategia de los espartanos que, sabiéndose pocos, se dedicaron a ser mejores.

El mensaje en este sentido es:

En todos los procesos decadentes los que luchan contra la degeneración siempre son pocos y la única alternativa que tienen los pocos es la de constituir una aristocracia de mejores.
Estudien, capacítense, trabajen, destáquense, sobresalgan, adquieran saber y experiencia, conozcan cosas y conozcan como se hacen las cosas. No se queden con los rótulos, las consignas o los lemas fáciles. No se conformen nunca con saber solamente el "qué"; profundicen hasta llegar a saber el "como".

Además, ser patriotas es una virtud; ser patrioteros es una estupidez. El patriotismo es una virtud de los leales; el patrioterismo es el chauvinismo de los miopes. La militancia efectiva no es la de difundir consignas y señalar enemigos; la militancia efectiva es la de difundir soluciones , señalar vías de acción posibles y sumar voluntades. Cincuenta mil caratecas verbales sostenedores de pancartas no le hacen ni cosquillas al sistema. Cincuenta mil personas con coraje, amplia cultura, sólidos valores y sobresaliente profesionalidad forman una fuerza muy difícil de contrarrestar. Recién una vez que se ha entendido todo eso se puede considerar la estrategia de la acción.

Y una de las primeras reglas de la acción es no atacar al enemigo en donde éste es más fuerte. [11] El sistema demoliberal tiene dos puntos de gran fortaleza: su estructura económica y su régimen electoral, siendo que ambos están estrechamente interconectados dado que la potencia y efectividad del régimen electoral depende del poder económico que la financia. Tratar de atacar al sistema en ese punto con una fuerza de un par de miles de votos es una aventura condenada al fracaso a menos que, como la Historia enseña, concurran dos factores: A)- un descalabro social y económico impulsor de un enorme caos y B)- un líder carismático excepcional capaz de agrupar a la enorme mayoría de todos los afectados. Y aún así la Historia también enseña que se necesitan unos cuantos años para conquistar el poder.

En ausencia de esos dos factores solo queda la búsqueda de un punto débil en el sistema. Afortunadamente este punto existe y, mejor todavía, no se trata de un punto sino de muchos: ese punto débil son los municipios.

En la Argentina, controlar la votación de un presidente y de una mayoría de legisladores no es fácil pero puede lograrse mediante el fenómeno de "arrastre" de partidos políticos relativamente grandes y bien financiados. Es más: hasta resulta intrascendente la atomización partidaria si lo único que refleja es la ambición personal de los políticos. Mientras no se ponga en discusión la esencia misma del sistema, la mera diatriba política a nivel general es controlable y admisible. Incluso forma parte del espectáculo mediático.

Pero ¿qué pasa en la base del sistema formada por una constelación de más de 2.100 municipios? [12] Aquí el panorama es completamente diferente. Por de pronto, fuera de los grandes centros urbanos, en muchos de estos lugares la cantidad de votos que se precisa para acceder al ejecutivo y/o legislativo local es ridículamente pequeña comparada con las estructuras administrativas mayores. Además de ello, por extraño que parezca, éstos son los únicos lugares en dónde una verdadera democracia es posible – entendida (más o menos) en su original concepción griega. Porque la población se conoce o, al menos, se puede llegar a conocer. Porque la población sabe donde vive el intendente y, si bien el intendente tiene que posicionarse favorablemente ante el gobernador de la provincia so pena de quedar sin presupuesto, sus conciudadanos vecinos no solo lo vigilan de cerca sino que también pueden comunicarse con él de un modo casi inmediato para conocer los pormenores de la verdadera situación. Dependerá de la "muñeca" política y de la capacidad de gestión del intendente el mantener controlada su situación; eventualmente en alianza con otros municipios, ya sea con o sin un significativo  apoyo de la estructura provincial.

Esta estrategia de ir hacia abajo, a la base misma del sistema que es su área más débil, necesariamente tiene que correlacionar con una estrategia complementaria que implica concentrarse, no en los grandes centros urbanos, sino en la periferia de los mismos. Y esto en todo sentido. En la provincia de Buenos Aires, conquistar la intendencia de Ingeniero Maschwitz (12.500 habitantes) o de Pehuajó (40.000 habitantes) o la de Las Flores (25.000 habitantes) no es lo mismo que tratar de llegar a la intendencia de La Matanza (1.800.000 habitantes) o a la de Lomas de Zamora (700.000 habitantes) [13] Pero también es cierto que es más fácil conquistar la gobernación de La Rioja (312.600 habitantes) que la municipalidad de Quilmes (582.900 habitantes). [14]

Consecuentemente, la estrategia complementaria, corolario de la anterior, dice que no hay que avanzar sobre las áreas de gran concentración de fuerzas enemigas sino sobre aquellas áreas en donde esas fuerzas se hallan más dispersas. Esto implica darle más importancia a la periferia que al centro y en lo concreto significa volver a valorar la función y la importancia de los municipios [15] para luego, cuando llegue el momento, revalorar la función y la importancia de las provincias para desde allí conquistar el Estado nacional.

El demoliberalismo se concentra en las grandes ciudades y en las áreas densamente pobladas. La periferia es mucho más permeable a ideas contrarias a la decadencia. Con una gran ventaja adicional: esa periferia, con sus problemas concretos y reales, es una excelente escuela para aprender el difícil oficio de la política práctica desprovista de la usual retórica estéril  de los politicastros profesionales.

Si quieren una definición corta y precisa de la propuesta estratégica, la misma sería (séame perdonado que la repita por enésima vez):

"De abajo hacia arriba y de la periferia al centro"

Cuando a esta estrategia la adopten los mejores – los realmente mejores en todo sentido – la definición dejará de ser la síntesis de una propuesta y se convertirá en el inicio de una de esas revoluciones culturales que siempre preceden a las grandes revoluciones políticas.

Mientras eso no suceda, seguiremos luchando contra los molinos de viento.

Con el viento en contra.
 


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NOTAS

1)- Volkoff, Vladimir Por qué soy medianamente democrático. 
https://drive.google.com/file/d/0B6QXUcoelzmpRlN5UzFuMXBIaTA/edit
2)- En el sentido que Carl Schmitt le da al concepto de "enemigo político".   Ver:    https://ebiblioteca.org/?/ver/30696 3)- Literalmente "tanques de pensamiento"; eufemismo con el cual los norteamericanos se refieren a instituciones de investigación y desarrollo que elaboran los planes, los proyectos y las alterativas para la plutocracia que luego selecciona a los políticos que deben realizarlas. 4)- CARI = Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (http://www.cari.org.ar/)
CFR= Council on Foreign Relations. (https://www.cfr.org/)
Relación del Cari con el CFR: http://www.cari.org.ar/testimonios/councilofcouncils.html
5)- Macri ante el Congreso de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), Junio 2016. Ver: https://www.diarioregistrado.com/netty_uma_lymphadenoma 6)- Las cantidades utilizadas aquí son las informadas por la página web https://resultados2019.gob.ar/  consultada el 15/08/2019 a las 19 hs; con el 98.67% de las mesas escrutadas. 7)-http://www.ign.gob.ar/NuestrasActividades/Geografia/DatosArgentina/DivisionPolitica 8)- https://youtu.be/9TvWt2p2X2s
https://www.elancasti.com.ar/politica-economia/2019/8/11/video-hallaron-500-pesos-en-un-voto-del-frente-de-todos-411109.html?fbclid=IwAR3XNAGgqxN4myGxPU2R6ZhVsa6q2AoEvUeS5zJRfB7gXciP1gQ4p9u3nzw
9)- https://www.cronista.com/economiapolitica/Voto-en-blanco-por-que-se-contaran-distinto-en-las-PASO-que-en-las-generales-20190807-0029.html 10)- Cf. Art.14 de la Ley 27.120 modificatorio del Art.45 de la Ley 26.571:
Sólo podrán participar en las elecciones generales las agrupaciones políticas que para la elección de senadores, diputados de la Nación y parlamentarios del Mercosur por distritos regionales provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hayan obtenido como mínimo un total de votos, considerando los de todas sus listas internas, igual o superior al uno y medio por ciento (1,5 %) de los votos válidamente emitidos en el distrito de que se trate para la respectiva categoría.
Para la categoría de presidente y vicepresidente y parlamentarios del Mercosur por distrito nacional, se entenderá el uno y medio por ciento (1,5 %) de los votos válidamente emitidos en todo el territorio nacional.
11)- Excepto por supuesto que se tenga una fuerza mayor que la del enemigo en ese punto. 12)- http://atlasflacma.weebly.com/uploads/5/0/5/0/5050016/estructura_poblacional.pdf 13)- Las cifras son aproximadas. Provienen de varios censos diferentes y de años anteriores. Su valor está en visibilizar las relaciones de magnitudes. 14)- https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/base_municipios_0.pdf 15)- Cf. http://municipios.unq.edu.ar/modules/mislibros/archivos/municipios_argentinos.pdf