lunes, 26 de agosto de 2019

EN LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS



El Che Guevara habla en la 19º Asamblea General de las Naciones Unidas


El 9 de diciembre de 1964, el Che Guevara aterrizó en Nueva York para asistir a la 19ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se celebraría dos días después en la sala principal del gran edificio de la calle 47 y la 1ª Avenida. Pensaba reivindicar la lucha de Cuba y los pueblos del Tercer Mundo contra el imperialismo y estaba decidido a hablar con la crudeza que fuera necesaria con tal de sacudir el aletargamiento de tibios y reticentes.
Lo que hizo aquel 11 de diciembre fue declararle la guerra al enemigo, abofeteando su rostro ahí mismo, en su propia tierra y a la vista de todos.
Aquel memorable día, cuando el presidente del organismo llamó a Cuba al estrado, el Che se incorporó y sujetando sus papeles en las manos, comenzó a descender por el pasillo en pendiente, hacia la tarima, mientras el público presente aplaudía. 

Como dice Pierre Kalfon, en esos momentos, su gloria mediática se hallaba en su cenit y toda la atención se hallaba concentrada en su persona, algo palpable el día de su llegada, con la gran aglomeración de periodistas que lo aguardaba en el aeropuerto y el seguimiento que se le hizo a partir de ese momento.

Señor presidente, señores delegados:
La representación de Cuba ante esta Asamblea se complace en cumplir, en primer término, el agradable deber de saludar la incorporación de tres nuevas naciones al importante número de las que aquí discuten problemas del mundo. Saludamos, pues, en las personas de su Presidente y Primeros Ministros, a los pueblos de Zambia, Malawi y Malta y hacemos votos porque estos países se incorporen desde el primer momento al grupo de naciones no alineadas que luchan contra el imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo.

Como era de suponer, como ocurrió en Punta del Este y en Ginebra, su discurso fue el más esperado, tanto por los delegados presentes y sus asesores, como por los representantes de la prensa y la audiencia en general.
Comenzó hablando con voz pausada y armoniosa, con ese acento entre cubano y argentino que lo caracterizaba, pero a medida que avanzaba en su exposición, iba mostrando firmeza y seguridad.
Lo primero que hizo fue saludar la incorporación de aquellas tres nuevas naciones y luego se lanzó directamente al llano, hablando de los pueblos de África, históricamente oprimidos pero constituidos en esos momentos, en estados soberanos.

Ya ha sonado la hora postrera del colonialismo y millones de habitantes de África, Asia y América Latina se levantan al encuentro de una nueva vida e imponen su irrestricto derecho a la autodeterminación y el desarrollo independiente de sus naciones. Le deseamos, Señor Presidente, el mayor de los éxitos en la tarea que le fuera encomendada por los países miembros.

El Che llamó a una unión de naciones socialistas para combatir a muerte en defensa de la revolución e hizo responsable a Estados Unidos de todos los males que aquejaban al mundo, omitiendo, como era de esperar, los ocasionados por la Unión Soviética, el otro gran imperio. Se refirió a la lucha de Vietnam, a Camboya y Laos, al asesinato de Lumumba en el Congo, acusando a Washington de haberlo apoyado y encubierto, a los acontecimientos en Chipre y Puerto Rico, con cuyo líder, Pedro Albizu Campos se solidarizó y a las colonias portuguesas en África, que pugnaban por su emancipación. Se refirió luego a las exclusiones de la República Popular China y la República Democrática de Alemania, haciendo referencia a la “camarilla” de Taiwán, que sí tenía espacio en la Asamblea, para repasar luego, la situación latinoamericana:

Mientras los pueblos económicamente dependientes no se liberen de los mercados capitalistas y, en firme bloque con los países socialistas, impongan nuestras relaciones entre explotadores y explotados, no habrá desarrollo económico sólido, y se retrocederá, en ciertas ocasiones volviendo a caer los países débiles bajo el dominio político de los imperialistas y colonialistas.

Cerró advirtiendo sobre los preparativos que en esos momentos se estaban gestando desde distintos puntos del Caribe para invadir Cuba, entre ellos las costas de Nicaragua, Costa Rica, donde se sabía, acababan de cerrar los campos de adiestramiento de cubanos exiliados tras un sonado escándalo, el Canal de Panamá, las Islas Vieques de Puerto Rico, Honduras, donde entrenaban mercenarios anticastristas, la Florida y probablemente otros puntos de los Estados Unidos, recalcando que ni una sola voz latinoamericana se había alzado para denunciar esa situación.

Esperamos que se tome clara conciencia de la existencia real de bases de agresión, lo que hemos denunciado desde hace tiempo, y se medite sobre la responsabilidad internacional que tiene el gobierno de un país que autoriza y facilita el entrenamiento de mercenarios para atacar a Cuba.

Algo más adelante, denunció la intervención de tropas belgas en Stanleyville y con cruda firmeza se refirió al cinismo con que Estados Unidos manipulaba a quienes calificó como sus peones.

Los sutiles Cancilleres de la OEA que tuvieron ojos para ver escudos cubanos y encontrar pruebas «irrefutables» en las armas yanquis exhibidas en Venezuela, no ven los preparativos de agresión que se muestran en los Estados Unidos, como no oyeron la voz del presidente Kennedy que se declaraba explícitamente agresor de Cuba en Playa Girón.

Era, como dice Kalfon, una declaración de guerra, abierta, lisa y llana, o como asegura Anderson, el anuncio de la muerte del colonialismo, al fustigar el intervencionismo norteamericano y elogiar las guerras de liberación que tenían lugar en América Latina, Asia y África.
Se refirió también al desarme nuclear, que Cuba apoyaba pero no pensaba ratificar hasta tanto Estados Unidos no desmantelase sus bases militares en Puerto rico y Panamá y definió a su tierra de adopción como una nación marxista-leninista identificada con los países No Alineados, a los que estaba dispuesta a apoyar si se lo requiriesen.
Sus palabras serían refutadas por Adlai Stevenson y los representantes del la mayoría de las naciones pero ello no impidió el cerrado aplauso con que la Asamblea lo despidió una vez finalizado el discurso, salva que se prolongó mientras regresaba a su banca, acompañada por vivas y gritos de la audiencia.
En su réplica a los representantes de las naciones que fustigaron la posición de Cuba durante sus disertaciones, el Che se mostró más brutal y directo que nunca, al admitir abiertamente la política represiva del régimen revolucionario.

Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario.

En esos momentos, un silencio agobiante se apoderó del recinto y la voz del orador, pareció cobrar volumen.

Nuestra lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una batalla perdida y también tienen que saber los gusanos cuál es el resultado de la batalla perdida hoy en Cuba. En esas condiciones nosotros vivimos por la imposición del imperialismo norteamericano.

Mientras tanto, fuera del gran edificio, exiliados cubanos provocaban incidentes y un grupo de ellos llegó a disparar con una bazooka, desde la orilla opuesta del East River, a una distancia de 1500 metros. El proyectil cayó en el río, a solo 30 de la sede, levantando una considerable columna de agua.
Cuando la sesión finalizó y el Che salió al exterior, una mujer fue detenida con un cuchillo en sus manos.
Varios manifestantes fueron arrestados mientras el representante cubano abordaba el automóvil negro de su representación y se retiraba del lugar. Cuando le comentaron lo ocurrido con aquella mujer, se limitó a decir sonriendo: “Es mejor morir por el cuchillo de una mujer que por el fusil de un hombre”.
El 13 de diciembre, fue entrevistado por periodistas de la cadena CBS, para el programa “Face the Nation”. En la oportunidad, al referirse a las diferencias entre Cuba y la Unión Soviética y entre las de ésta última con China, manifestó sin tapujos que la liberación de América iba a ser por medio de las balas y que no había necesidad de llamar a elecciones en la isla porque la inmensa mayoría de su población apoyaba al gobierno1.
Desafiando al gran gigante del norte

Al salir de los estudios, se encontró con una nueva muchedumbre agolpada en sus puertas, manifestando su repudio con gritos y amenazas. Mientras la policía formaba un cordón para contener a los exaltados, Guevara respondió sus provocaciones levantando ambos brazos al estilo Perón mientras sonreía burlonamente, algo que exasperó aún más los ánimos.
Pierre Kalfon hace referencia a la recepción que Robert “Bob” Rockefeller, oveja negra de la gran dinastía, hermano de Nelson Rockefeller, gobernador del Estado, organizó en su honor, pero no dice nada con respecto a las referencias que de él hizo Malcolm X, el controvertido dirigente negro, que acababa de llegar de una gira por África y Medio Oriente.
El 13 de diciembre, el líder de color habló ante una multitud en el Salón Audubon del barrio de Harlem, para presentar al líder de Zanzibar, Abdul Rahman Muhammad Babu, quien había sido patrocinado por Cuba durante la guerra de liberación. En la oportunidad, el activista leyó un mensaje del Che que Jon Lee Anderson reproduce íntegramente:

Amo a los revolucionarios –dijo Malcolm X a la audiencia-. Y uno de los hombres más revolucionarios en este país iba a venir con nuestro amigo el jeque Babu, pero cambió de opinión. Sin embargo, envió este mensaje que dice:
“Queridos hermanos y hermanas de Harlem. Hubiese querido estar con ustedes y el hermano Babu, pero las circunstancias actuales no permiten este encuentro. Reciban cálidos saludos del pueblo cubano y en especial de Fidel, que recuerda con entusiasmo su visita a Harlem hace unos años. Unidos venceremos.”
Este mensaje es del Che Guevara –dijo Malcolm X–. Me alegra escuchar ese aplauso tan cordial porque le dice al hombre [blanco] que no puede venir a decirnos a quien podemos o no podemos aplaudir. Y por aquí no se ven cubanos anticastristas: nos los comemos crudos2.

Anderson aclara que de acuerdo al biógrafo oficial de Fidel Castro, Pedro Álvarez Tabío, integrante de la delegación del Che durante su viaje a Nueva York, este no se presentó en el gran acto de la Organización por la Unidad Afroamericana para no ser acusado de “intromisión” en los asuntos internos de Estados Unidos y que dos meses después, el 21 de febrero de 1965, el líder negro fue asesinado por una facción rival de Nation of Islam, cuando pronunciaba un discurso en esa misma ciudad.
Con quien sí se encontró el representante cubano fue con el senador Eugene Joseph McCarthy, a quien no se debe confundir con el furibundo “cazador de brujas” Joseph Raymond McCarthy, de Minessotta, aquel que presidió la Subcomisión Permanente de Investigaciones del Senado3, e investigó a las altas personalidades del país por supuestas actividades comunistas.
Según algunas fuentes, el Che y el parlamentario estadounidense se reunieron en el apartamento que la periodista Lisa Howard, de la cadena CBS, tenía en Park Avenue, para evaluar la posibilidad de reanudar de las relaciones diplomáticas entre sus respectivos países. 
De su interlocutor diría McCarthy, una vez finalizada la entrevista, que le pareció un hombre franco, que hablaba con el corazón, que en ningún momento trató de disimular las actividades sediciosas de Cuba, que llegó a reconocer el entrenamiento de cuadros revolucionarios y que pensaban seguir haciéndolo porque, de acuerdo a su parecer, era una misión imperiosa para el gobierno cubano y el progreso de América latina.
Kalfon nos ofrece algunos detalles de la velada que le organizó “Bob” Rockefeller. Parece que al ingresar en el recinto, se produjo un gélido silencio, roto por un dirigente estudiantil cuando se le acercó para pedirle asesoramiento con el objeto de organizar un movimiento guerrillero en Estados Unidos.
Allí, en esa reunión, el Che se reencontró con una amiga de su hermana, Magdalena Moyano, con la que departió largo rato y con la periodista Laura Bergquist de la revista “Loock”, que lo había entrevistado anteriormente4.
El Che ofreció otras entrevistas a los medios de prensa locales, todas ellas explosivas y el 17 de diciembre abordó un avión con destino a Argelia, previa escala en Irlanda, iniciando un extenso raid que lo llevaría por una docena de países, nueve de ellos africanos, paso previo a una misión descabellada y demencial, que lo tendría fuera de escena por mucho tiempo.





Imágenes


Escuchando atentamente las disertaciones

Tres momentos de su larga exposición







Malcolm X junto a Fidel Castro. El líder negro leyó un mensaje del Che
durante del acto del 13 de diciembre de 1964 en el Salón Audubon de Harlem


El senador demócrata Eugene J. Mc Carthy
se reunió con el Che para tratar las relaciones
entre Cuba y los Estados Unidos




Notas

1 Los periodistas que lo entrevistaron en aquella oportunidad fueron Paul Niven, del equipo de reporteros de la C.B.S.; Richard C. Hottelet, corresponsal de la cadena en las Naciones Unidas y Tad Szulc, de la oficina de Nueva York del "New York Times".

2 Jon Lee Anderson, op. Cit., pp. 581-582.

3 No se la debe confundir con la Comisión de Actividades Antinorteamericanas que funcionó entre 1938 y 1975.

4 Pierre Kalfon, op. Cit., p. 423.




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