lunes, 26 de agosto de 2019

OPERACIÓN FANTASMA

Tamara junto al Che y otros activistas durante las jornadas
de trabajo voluntario en La Habana


Cuando en el mes de mayo de 1962 el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos preparaba el gran asado con cuero para conmemorar la fecha patria argentina, a celebrarse el día 25, el Che Guevara les pidió a los organizadores ubicar a una compatriota “que había por ahí”, para sumarla al evento.
-Oigan –dijo–, busquen a una artista argentina que hay por ahí, que se llama Tamara, que toca la guitarra.
La muchacha quedó encantada al saber que su admirado connacional se había acordado de ella y por esa razón prometió asistir. Si bien había sido su traductora cuando a fines de 1960 había visitado la República Democrática Alemana y hasta tomado parte en las jornadas de trabajo voluntario desde su llegada a la isla, tamaña deferencia la tomó por sorpresa, sobre todo porque no se esperaba que el máximo líder de la revolución después de Fidel Castro, la tuviese tan presente.
La fiesta se llevó a cabo en Río Cristal, área paradisíaca en las afueras de La Habana y a ella asistieron más de 400 personas, la mayoría argentinos y cubanos. Entre los primeros se encontraba Carolina Aguilar Ayerra, esposa de Santiago Riera, colaborador cercano de Guevara, quien recordó muchos años después, que el entonces ministro de Industria “…se entusiasmó con la idea y propuso se consiguiera una vaca para hacer una comida típica argentina, consistente en un asado con cuero, sugiriendo además que todo lo que se sirviera fuera como se hace en la Argentina”1.


Al parecer, Tamara fue una de las principales animadoras del evento. Se la vio feliz y además de trabajar en la elaboración del programa, que por idea suya incluyó vestimentas típicas, mate, mazamorra, zapateos y bailes criollos, tocó la guitarra y cantó varias zambas. La idea de que las mujeres sirvieran la comida con indumentaria gauchesca, luciendo trenzas con cintas celestes y blancas fue suya, lo mismo varios de los números artísticos.



Ella fue la actriz principal en aquella fiesta y una organizadora diligente. También consiguió trenzas, quería que todas las mujeres fuesen con trenzas largas y con cintas argentinas. En el acto artístico bailó la samba con un vestido negro2.



En ese encuentro, el Che Guevara volvió a ser plenamente argentino. Disfrutó del buen asado, el vino, los malambos, zambas, chacareras, los números zapateos. Conversó animadamente, hizo chanzas y compitió con sus compatriotas a ver quién era el que más hablaba y tenía el ego más elevado, quien sabía más de todo o acaparaba la atención y sobre el final, pidió la palabra para dirigirse a la concurrencia. Recién entonces se hizo silencio y todo el mundo posó la mirada en su persona. 

De esa manera, después de hacer un rápido resumen de la fiesta, habló de la lucha armada en la América Latina e hizo un análisis histórico de Argentina, poniendo de manifiesto el amor que sentía por ella:



A los compañeros argentinos:



Queridos compatriotas de toda América, queridos coprovincianos los que hoy festejamos una de nuestras fechas patrias:



Este momento, repetido muchas veces en el curso de nuestras vidas, tiene hoy una significación especial, un tono y un colorido especial. Es aquí en otro país de América, en nuevas condiciones de América, donde festejamos una vez más el 25 de Mayo, y esta vez no se escuchan los discursos consabidos y no existe la fanfarria consabida, las palabras huecas con que los gobernantes de turno tratan siempre de hacerse copartícipes en la gloria de los viejos próceres. El 25 de Mayo, aquí en Cuba, tiene para nosotros pues, características especiales, tan especiales como que un argentino de voz extranjera, a nombre del gobierno cubano, salude y agasaje a todos ustedes y les trasmita la felicitación de nuestro gobierno. Son las nuevas condiciones de América, condiciones que han ido madurando a través del tiempo, que han ido consolidando esta nueva Era en que vivimos, este nuevo momento histórico del cual Cuba tiene la gloria especial de ser el iniciador en América. Por eso al hablar de movimientos emancipadores, al recordar las viejas gestas de nuestras guerras de independencia, tenemos forzosamente que recordar la Cuba de hoy, porque esta Cuba de hoy es parte de un viejo esfuerzo de las masas por obtener su liberación definitiva, esfuerzo que ni siquiera en Cuba ha alcanzado un éxito total, todavía tenemos que luchar para liquidar viejas formas económicas que nos oprimen, para librarnos de todos los problemas que nos ha traído en nuestro desarrollo la dependencia de los capitales extranjeros, la dependencia fundamentalmente de los monopolios norteamericanos y para defender la parte de libertad y de bienestar de nuestro pueblo que hemos logrado en estos años de lucha.



Tamara notó que mientras el Che hablaba, los rostros de algunos presentes comenzaban a mutar su expresión, pasando de la alegría y el interés, al malestar y el disgusto.



Eso compañeros, el que se repita la experiencia histórica del 25 de Mayo en estas nuevas condiciones, dependen nada más que del pueblo argentino y de sus dirigentes, es decir, depende de ustedes en cuanto a pueblo y en cuanto a dirigentes; de tal manera que también una gran responsabilidad cae sobre ustedes: la responsabilidad de saber luchar y de saber dirigir a un pueblo que hace tiempo está expresando en todas las maneras concebibles su decisión de destruir las viejas cadenas y de liberarse de las nuevas cadenas con que amenaza amarrarlo el imperialismo. Tomemos pues el ejemplo manido de Mayo, el ejemplo tantas veces distorsionado de Mayo, tomemos el ejemplo de la Revolución Libertadora, que salió de sus fronteras, inundó con una ideología nueva, que no era propia, pero que había encarnado en sí para trasladarla a América, y pensemos en estos momentos de América, en estos mismos momentos en que una especie de 25 de Mayo se ha dado en la zona del Caribe, en que desde aquí se lanzan proclamas revolucionarias que llegan a todos los pueblos de América, y que en la Segunda Declaración de la Habana luce algo así como una declaración de los derechos del hombre para los pueblos de aquella época. Pensemos en la unidad indestructible de todo nuestro Continente, pensemos en nuestra economía igualmente distorsionada, igualmente aherrojado cada pueblo por el mismo imperialismo. Pensemos en que somos parte de un ejército que lucha por su liberación en cada pedazo del mundo donde todavía no se ha logrado, y aprestémonos a celebrar otro 25 de Mayo, ya no en esta tierra generosa, sino en la tierra propia y bajo símbolos nuevos, bajo el símbolo de la victoria, bajo el símbolo de la construcción del Socialismo, bajo el símbolo del futuro3.



Un silencio profundo siguió a las palabras del Che y era evidente que muchos militantes del Partido Comunista Argentino estaban en desacuerdo con lo que acababan de oír. Irreverentes y soberbios en extremo, parecían no tener demasiada conciencia de quien les estaba dirigiendo la palabra y lo demostraban con manifiesta desaprobación.

Ese fue el día que el Che tomó una caja de fósforos y escribió en ella la palabra “unidad”, para que se la pasasen entre todos4; cuando conoció a Ciro Roberto Bustos y logró reunir a gente tan variopinta como John William Cooke, su mujer Alicia Eguren, Alberto Granados, Gustavo Roca y tal vez Ricardo Rojo.

Varios argentinos hablaron después de él, entre ellos el mencionado Cooke, representante del Instituto de Amistad Argentino-Cubano, quien parecía delirar con el vuelco de Perón hacia la izquierda. Para sorpresa de todos, dijo que le había escrito a su residencia en Madrid, para informarle sobre la invitación de Fidel Castro a una eventual visita de la isla y que esperaba su respuesta de un momento a otro.

El discurso del Che fue el tema central de aquella reunión y mientras éste dialogaba animadamente con Cooke, su esposa y Manuel Francisco Galich López, ex embajador guatemalteco en la Argentina en tiempos de Arbenz, Tamara comenzó a experimentar cierto malestar por la situación que se había generado.

Dos o tres días después, los argentinos volvieron a reunirse en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, para analizar el discurso del Che.  Era evidente que la mayoría no lo había entendido y que el resto directamente se oponía a sus expresiones. Tamara se hizo presente pero cuando escuchó las manifestaciones de aquellos osados, se puso de pie y visiblemente indignada anunció que se retiraba.



-Bueno –dijo-, me voy, yo aquí no pierdo el tiempo...



Con ella se fueron Carolina Aguiar Ayerra, su marido Santiago Riera y varios asistentes más, molestos y sumamente contrariados con la postura imperante. Y es que las divisiones y los enfrentamientos han sido y sigue siendo una constante entre argentinos y a ello no estaba habituada la muchacha. ¿Quiénes eran esos descarados para cuestionar al Che? Evidentemente sus años en Alemania le hicieron olvidar muchas cosas, entre ellas esa característica propia de sus compatriotas de cuestionarlo todo, aún al más autorizado, sin medir a quien se tiene enfrente. Pues así como creían poder cuestionar el discurso del Che, lo habrían hecho también con uno de Lenín, Trotsky e incluso Gramsci.

Disgustada con esa actitud, Tamara dejó de frecuentar a sus compatriotas. Carolina Aguiar asegura que al año siguiente volvió a concurrir a la fiesta patria argentina, lo mismo el Che, e incluso logró comprometer la actuación del Ballet Nacional, pero de ello no hay demasiada constancia. Cumpliendo con las órdenes emanadas de los institutos y agrupaciones a los que pertenecía, siguió ocupándose de los argentinos que llegaban a la isla, consiguiéndoles alojamiento, solucionando sus problemas e intermediando por ellos si la situación lo requería, pero no volvió a relacionarse con la colonia e incluso, puso distancia con ella.





Finalizados los preparativos de la Operación Sombra5, Ulises Estrada recibió un mensaje de “Barbarroja” Piñeiro ordenándole presentarse de manera inmediata en sus oficinas del MININT6.

Una vez frente al poderoso jerarca del régimen, este le habló de un nuevo proyecto internacionalista que la Revolución pensaba poner en marcha en algún punto del continente y le ordenó seleccionar entre los residentes latinoamericanos de la capital cubana a una militante argentina que reuniese las condiciones necesarias para una misión en el extranjero, “…una prolongada, riesgosa e importante tarea clandestina en un país sudamericano aún no precisado”7.

De movida, Ulises sugirió dos nombres: la científica Isabel Leguía y la pianista Lidia Guerberoff, argentinas ambas, rosarina la primera, porteña la segunda, de ascendencia rusa, quienes residían en La Habana y militaban activamente en diversos organismos. “Barbarroja” lo escuchó atentamente y le pidió incluir a una “compañera” que el Che en persona había recomendado, Tamara Haydée Bunke Bider, la muchacha que le había servido de intérprete en al República Democrática Alemana durante su recorrida de 19608, porque, al parecer, reunía las características necesarias para llevar a cabo la tarea.

Ulises puso manos a la obra y en su condición de jefe del Servicio de Operaciones Especiales (MOE) del Viceministerio Técnico (VMT), impartió las primeras directivas. El organismo a su cargo era el que organizaba y coordinaba las operaciones clandestinas en el exterior “…bajo el impulso de la victoria insurreccional cubana y en respuesta a las políticas pro imperialistas, antidemocráticas y antipopulares  de sus correspondientes gobiernos”9, en una palabra, poner en práctica la agresiva política de penetración cubana destinada a imponer su doctrina imperialista, antidemocrática y populista en el resto del continente.

Estrada era también segundo jefe de la Sección MM (Inteligencia Militar) del Departamento M del MININT y en ese sentido, convocó a Ramón Orozoa Naberán (nombre en clave “Demetrio”), para encomendarle la tarea de convocar a las tres mujeres.

“Demetrio” era jefe de la unidad especial de Contrainteligencia de la Dirección General de Inteligencia (DGI) y agente de la Dirección General de Liberación Nacional (DGLN) y eso lo convertía en uno de los cuadros mejor preparados para la tarea.

Tamara con su uniforme de miliciana

De esa manera, después de un minucioso examen, luego de chequear y contrachequear la información recibida, pudo determinar que Tamara había oficiado como intérprete en la RDA, que había militado en la FDJ (Juventud Libre Alemana), rama juvenil del Partido Socialista Unificado Alemán y que en esos momentos oficiaba como traductora del Ministerio de Educación, además de colaborar activamente con el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), el Ministerio de las Fuerzas Armadas (MINFAR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) que presidía Vilma Espín con la asistencia de su secretaria, Lupe Véliz. Pertenecía también a la Asociación de Jóvenes Rebeldes10 y había colaborado activamente con la Unión Internacional de Estudiantes, organizada en La Habana el mismo año de su llegada.

Las investigaciones realizadas en Berlín Oriental y Buenos Aires, confirmaron su nacimiento en la capital argentina, el 19 de noviembre de1937, que sus padres eran comunistas, que a los 14 años emigró a la República Democrática Alemana y que estudio Filosofía en la Universidad Humboldt. Sus méritos le permitieron ingresar en el mencionado Partido Socialista Unificado (SED) y desempeñar diversas tareas en diferentes organismos oficiales, políticos y culturales de aquella nación. Su trabajo en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Juventud Libre Alemana le permitió adquirir valioso conocimientos sobre América Latina, su realidad y su problemática y despertó en ella su interés por regresar algún día a su tierra de nacimiento, para luchar por el comunismo y las “reivindicaciones de las masas obreras”.

La revolución cubana despertó en ella una fascinación especial; desde sus comienzos, tras el desembarco del “Granma”, siguió con vivo interés su desarrollo, en especial los combates y sus triunfos hasta la victoria final, y eso la convirtió en una verdadera autoridad en la materia.

En julio de 1959 tuvo la oportunidad de conocer al capitán Antonio Núñez Jiménez y al primer teniente Orlando Borrego, oficiales del Ejército Rebelde y en diciembre de 1960 al mismísimo Che Guevara, una experiencia fascinante que dejó una huella imborrable en ella. A partir de 1961 hizo todo lo que estuvo a su alcance para trasladarse a Cuba y de esa manera, luego de solicitar la autorización correspondiente al Partido, logró, a través de la bailarina cubana Alicia Alonso, fundadora del Ballet Nacional de su país11, obtener los visados (abril) y realizar el viaje (mayo).

Lidia Gerberoff, exhimia pianista
y agente encubierta
Una de las primeras cosas que hizo Tamara una vez radicada en la isla fue inscribirse en la Universidad de La Habana para iniciar la carrera de Periodismo e incorporarse a las jornadas de trabajo voluntario patrocinadas por el Che.

Su trayectoria como militante era realmente impecable y eso convenció a “Demetrio” y Ulises que se trataba de la persona indicada. Comprometida e identificada con la causa revolucionaria, leal comunista, mujer culta y atlética que para más, dominaba varios idiomas (español, alemán, ruso y algo de polaco), parecía encajar perfectamente con la difícil misión que estaba a punto de ponerse en marcha12. Tal vez, lo que más incidió en sus reclutadores fue su desempeño en las Milicias de Defensa Popular, cuerpo de guardias urbanos organizado cuando la amenaza de una invasión norteamericana. Tamara pertenecía a ellas desde el momento mismo de su organización y lucía orgullosa su uniforme, consistente en una camisa azul, pantalón verde olivo, borceguíes y boina negra, además de la correspondiente pistola, siempre sujeta al cinto, con los que desempeñaba tareas de vigilancia en locales y dependencia oficiales e incluso patrullas nocturnas durante todo 1961 y 1962.

Era sin duda el elemento adecuado y en tal sentido, los agentes del servicio de Inteligencia decidieron descartar a Isabel Leguía y Lidia Guerberoff para concentrarse en ella13.

Finalizaba el mes de marzo de 1963 cuando Ulises y “Demetrio” citaron a  Tamara a un encuentro confidencial  en casa de “Barbarroja”. Los agentes pasaron por ella a altas horas de la noche y enfilaron directamente hacia el Vedado, donde residía el jerarca.

Al llegar a la residencia, fueron atendidos por el dueño de casa en persona, quien los hizo pasar a un confortable salón forrado en caoba, ubicado en el ala derecha de aquella verdadera mansión, donde los antiguos propietarios habían tenido su biblioteca. En el lugar se encontraba “Papi” (José María Martínez Tamayo), viejo conocido de los recién llegados aunque no de la muchacha, cuyo porte, estatura y mirada le impresionaron notablemente.

Una vez efectuadas las presentaciones correspondientes, tomaron asiento y comenzaron a hablar. Tuvo lugar primero una charla informal, en la que se trataron diversos temas como la situación política del país, el contexto internacional, América Latina, Rusia y China, e inmediatamente después pasaron a los hechos, sin perder más tiempo.

                                         

Le indicó [Piñeiro] que la habíamos citado para proponerle el cumplimiento de una misión secreta que, en caso de aceptarla, le implicaría grandes riesgos personales. Esta, agregó, se desarrollaría en un país latinoamericano en condiciones de absoluta clandestinidad. Tantas que ni sus amigos más íntimos podrían conocer su paradero, ni el carácter de sus tareas. Estas tampoco debían trascender a sus padres, en quienes confiábamos plenamente, pero sobre cuyos hombros no podíamos hacer recaer el peso de guardar ese secreto14.



Tamara interrumpió a “Barbarroja” para expresarle que no necesitaba más explicaciones, que si se trataba de cumplir una misión para Cuba y la revolución, estaba lista y que podían disponer de ella para lo que fuese necesario. Estaba vivamente emocionada y eso fue percibido por los presentes.

Piñeiro le agradeció su actitud, reconoció tanto su entrega como su predisposición y terminó explicándole que los sacrificios a los que debía someterse comenzarían en la misma Cuba, donde nadie de su conocimiento debía saber nada sobre la misión para la cual había sido seleccionada. Le habló también de los oficiales encargados de su preparación y le aclaró que ninguno de ellos conocería su verdadera identidad.

Ella aseguró que nada de eso le iba a resultar fácil pues se hallaba muy vinculada a diversos grupos de militantes cubanos y latinoamericanos, sobre todo los del Frente Unitario Nicaragüense, con quienes tenía planeado unirse para combatir en Nicaragua, pero reafirmó su disposición para hacerle frente a la situación.



-A todos ellos le será difícil de entender mi alejamiento. Este podría levantar serias sospechas si no se justifica adecuadamente – dijo.



A “Barbarroja” le parecieron convincentes tanto su seguridad como su aguda visión de los hechos y enseguida pasó a explicarle que los oficiales encargados de su adiestramiento trabajarían en diferentes alternativas para lograr las personalidades que tendría que asumir a partir de ese momento. Y para elaborarlas, se iban a tener en cuenta sus propias opiniones, cosa que tranquilizó mucho a la muchacha. Sin embargo, iba a ser necesario que a partir de ese momento comenzase a alejarse de sus relaciones y a llamar la atención lo menos posible para facilitar las tareas.



Fue en ese momento cuando, con el rostro fruncido, con lágrimas en sus ojos, pero con su cabeza muy en alto, Tamara nos refirió todo lo que había ganado en su desarrollo político e ideológico desde su llegada a Cuba. También nos indicó cómo habían contribuido en su formación las diferentes tareas revolucionarias que había desarrollado y todavía estaba desarrollando en nuestro país, así como las fluidas relaciones que mantenía con sus diversos amigos cubanos y extranjeros. No obstante, dijo, esperaba que la misión que le íbamos a encomendar le permitiera un mayor desarrollo político y, sobre todo, cumplir con su gran sueño de participar directamente en las luchas por la liberación nacional de América Latina16.



A continuación, Piñeiro se refirió a las diferentes formas de combate que un miliciano debía librar para alcanzar el éxito. En algunas ocasiones haría las veces de “buzón”, recibiendo mensajes secretos de los cuales podía depender el éxito de una misión o la vida de un compañero, en otras, debería burlar la vigilancia a la que sería sometida por parte del enemigo; tendría que descifrar códigos, cables y escritura invisible, preparar escondrijos donde depositar correos, entregar armas, medicamento, dinero y adquirir conocimientos de todo lo relacionado con el trabajo clandestino, para evadir las fuerzas de seguridad y los órganos de inteligencia y contrainteligencia del adversario. Y cuando le mencionó la posibilidad de incorporarse a la lucha guerrillera (para lo cual recibiría instrucción militar), el rostro de la muchacha brilló de felicidad.

Fue entonces que “Barbarroja” le mencionó la necesidad de escoger un seudónimo, es decir, un nombre de guerra para iniciar de ese modo su encubrimiento y entonces ella prácticamente rogó por elegirlo.

Cuando Piñeiro le manifestó su acuerdo, Tamara pronunció el nombre de “Tania”, el mismo que utilizó la legendaria partisana rusa Zoja Kosmodemjanskaya, joven de escasos 18 años de edad, torturada y ejecutada por los nazis luego de llevar a cabo misiones de sabotaje tras las líneas enemigas.

Ninguno de los presentes conocía la historia pero estuvieron de acuerdo con que era un nombre ideal.

Unos días después, el grupo, encabezado por “Barbarroja”, se dirigió al Ministerio del Interior donde había pactada una entrevista con un alto funcionario. La joven nunca imaginó que la persona a la que iban a ver era el Che Guevara y el hecho de comprobar que la misión para la que había sido seleccionada estaba relacionada con él, la llenó de orgullo y regocijo.



Sin embargo, más que demostrar sorpresa, exteriorizó un inmenso regocijo al vislumbrar que las tareas de las que Piñeiro le había hablado estarían vinculadas, en una forma que aún desconocía, a aquel compatriota de quien, en agosto de 1960, había escrito al capitán Antonio Núñez Jiménez indicándole que, tal vez, algún día se lo llevaría a Argentina “para que ayude a lograr algunos cambios en nuestra tierra17.


Al verla, el Che la saludó con simpatía y le preguntó por varios compatriotas a los que no veía desde hacía tiempo, así como por la marcha de los organismos a los que pertenecía. Ella le contestó encantada, refiriéndose a cada uno de ellos, poniendo especial significado en las Milicias y el ICAP, que dirigía Vilma Espín.

Guevara había logrado el objetivo, había roto el hielo inicial, generando el clima apropiado para entrar en tema. Mirando fijo a la joven, le preguntó sobre la conversación de la noche anterior en casa de “Barbarroja” y cuál era su decisión al respecto, aclarando que cualquiera ella fuera, él entendería pues comprendía que no todo el mundo estaba preparado para una misión de esas características y al respecto, había otras tareas que se le podía encomendar a un revolucionario, no tan riesgosas pero igual de útiles.

Con sorpresa y algo de molestia, Tamara respondió que se sentía plenamente segura de asumir tal responsabilidad y estaba dispuesta a llevarla a cabo aún a costa de su propia vida.

El Che respondió con una sonrisa y le recordó que una vez aceptado el compromiso, no podría echarse atrás y luego le habló de las difíciles circunstancias a las que se enfrentaría, así como de las tensiones a las que sería sometida a causa de la soledad y el alejamiento de sus seres queridos. Ella volvió a asegurar que estaba plenamente consciente de ello y a partir de ese momento, la conversación se centró en la situación general del continente, el accionar de los Estados Unidos, saqueando las principales riquezas de la región y la subordinación de los débiles gobiernos locales que, a cambio de unas pocas monedas, estaban dispuestos a concederlo todo.



-No se puede ser revolucionario —dijo el Che en determinado momento— sin ser antiimperialista.



Y finalizó explicando que dada la situación, no quedaba otra alternativa que la guerra abierta y frontal contra ese sistema y sobre todo, contra esos gobiernos cómplices a los que había hecho referencia, fueran éstos dictaduras militares o regímenes democráticos. En una palabra, estaba justificando la intervención armada de su país de adopción más allá de sus fronteras para extender la revolución, atacando a gobiernos surgidos de la voluntad popular; la misma retórica que utiliza todo invasor para justificar su accionar.



Con palabras entrecortadas por la emoción que le producían esas aseveraciones, Tamara le respondió que sería fiel a esos principios al costo que fuese necesario. Que a partir de ese momento ese sería el objetivo fundamental de su vida. También manifestó que jamás había pensado en un momento como éste. Muchos menos en que sería directamente el Che quien le hablaría y confiaría en ella18.



A partir de ese momento, Tamara pasó a ser formalmente “Tania” y su vida cambió radicalmente al quedar subordinada a los dictámenes del conjunto de oficiales de la Sección Técnica de la Inteligencia Política, así como de las Escuelas de Preparación Militar y otros organismos del MININT. Los mismos estarían a cargo de su adiestramiento y de la elaboración de la documentación necesaria para salir del país e ingresar en destino.




Transcurrida la primera semana de abril, Ulises Estrada se presentó en el apartamento que “Tania” ocupaba en la Calle 3ª Nº 1080, entre 18 y 20, para iniciar el curso de entrenamiento. Lo acompañaba el oficial Salvador Prat (nombre en clave “Juan Carlos”), experto en inteligencia y contrainteligencia, misiones encubiertas y sabotajes, quien debía ponerla al tanto de los criterios básicos de tales disciplina y luego derivarla a distintos especialistas, para incrementar esos conocimientos.

Tamara los recibió encantada, les preparó café y luego de una breve charla, les entregó una unas hojas mecanografiadas con su autobiografía escrita en tercera persona, documento que sus visitantes guardaron en un portafolio para depositarlo en los archivos del Departamento de Seguridad con el rótulo de “Secreto”.

A partir de ese momento, el contacto entre los agentes del MININT y la muchacha se tornó diario, casi siempre de noche y hasta altas horas de la madrugada.

En primer lugar, se abocaron de lleno a estudiar a fondo las tácticas del enemigo, es decir, los Estados Unidos; debían conocer su historia, su política, su forma de proceder, su poder militar y el comportamiento de sus sumisos aliados, preferentemente Gran Bretaña y las naciones de Europa Occidental. Inmediatamente después, pasaron a las diferentes formas de dominar los órganos de inteligencia y contrainteligencia, las Fuerzas Armadas y policiales de Bolivia, sin hacer mención del país, la situación político-social de América del Sur, su economía, los vínculos de sus gobiernos con Washington y las multinacionales, sus costumbres, arte, folklore, cultura en general y sobre todo, el comportamiento de su burguesía y oligarquía.

Siguieron a ello las clases de preparación psíquica para encarar los cursos de tácticas operativas destinados a convertir a la Tamara en una especialista en inteligencia y contrainteligencia enemiga, experta en los procedimientos de la CIA, el FBI y los organismos militares norteamericanos, para detectar y burlar a tiempo su accionar.

Ulises y “Juan Carlos” pusieron especial acento en las clases de infiltración porque eso le permitiría a “Tania”,  conocer a fondo las clases dirigentes del país de destino y proceder en consecuencia.
Ulises Estrada varios años
después


Se le impartieron nociones de lucha, defensa personal, contrachequeo y tácticas de evasión para eludir la vigilancia y el control enemigo en lugares especialmente acondicionados, intentándose alcanzar, de ese modo, los objetivos señalados.

Superado ese nivel, pasaron a las prácticas sobre el terreno, es decir, la vía pública, con el objeto de alcanzar una meta sin ponerse en evidencia y luego elaborar el correspondiente informe. Una de esas experiencias tuvo lugar en las calles San Rafael y Galeano, de la capital, zona comercial por excelencia, con sus casas de electrodomésticos, zapaterías, tiendas de ropa, bazares y bares. En cierta ocasión, se le señaló un matrimonio que transitaba la zona en compañía de su pequeña hija, al que “Tania” debía abordar para averiguar como llegar a determinado local, algo que aquellos accedieron a hacer, acompañándola personalmente. Tan bien les cayó la joven de aspecto germano, que terminaron confraternizando con ella y hasta invitándola a su casa a beber un delicioso café.

En ese tramo de su entrenamiento, fue necesario corregirle errores propios de su inexperiencia, faltas leves que logró superar con rapidez, sin ninguna dificultad, demostrando gran capacidad para absorber los conocimientos. Tanto fue así, que a posteriori, se le debió señalar su exceso de confianza, actitud poco aconsejable en materia de misiones clandestinas.

“Juan Carlos” y Ulises le enseñaron también diferentes maneras de establecer contactos impersonales, la forma de hallar escondrijos adecuados y como evadirse en caso de producirse situaciones comprometedoras.



Para Tania esas clases les fueron fáciles, ya que su aspecto, su nivel cultural, su belleza, su simpatía, su audacia y sus otros atributos personales, le permitían cumplir ese propósito con relativa facilidad19. 



“Tania” superó ampliamente el estudio operativo de los objetivos militares, así como los económicos, el análisis de la información pública necesaria para determinar sus puntos sensibles y otros ítems. Finalizada esa etapa, entró en la fase teórica de la lucha armada y volver luego a las prácticas sobre el terreno, que estuvieron a cargo del primer teniente Neuris Trutié (nombre en clave “Teobaldo”).

“Barbarroja” lo había convocado en los primeros días de abril para informarle que Ulises Estrada le iba a presentar una compañera a la que preparaba para una operación especial, junto con su plan de acción. “Teobaldo” estaba convencido de que Tamara era una agente del Servicio de Inteligencia y en ese sentido puso manos a la obra, estableciendo tres puntos principales:



a) Tareas en la ciudad.
b) Ídem en una región agreste.
c) Prácticas intensivas de comunicación radial triangular.



Fue entonces que entraron en escena “Laura”, agente encubierta del MININT, experta en escritura invisible y códigos cifrados; “Medina”, encargado de fotografía, microfotografías, micropunto, películas blandas y mensajes embalados (embutidos); “Mauricio” y “Galardy”, responsables del desarrollo y los contactos personales e impersonales, el primero, además, especialista en chequeo y contrachequeo y finalmente Carlos Ruiz Espinosa (nombre en clave “Manuel”)20 y “Castilla”, expertos en comunicaciones, así como en el armado y desarmado de equipos de radio, su instalación y modo de operación. “Manuel” contó con la ayuda de Payret padre, radiotelegrafistas y ex agentes de contrainteligencia, con una vasta experiencia en la guerra contra la guerrilla contrarrevolucionaria del Escambray.

Un año duraron aquellas prácticas en las que “Tania” demostró sus condiciones de agente encubierta, destacando por su capacidad, destreza, fortaleza física, predisposición, discreción y sobre todo, disciplina. En ese lapso cometió muy pocos errores que supo corregir de manera inmediata. Uno de ellos tuvo lugar en la terminal ferroviaria de Pinar del Río, al efectuar un pase de información que supervisaba personalmente “Teobaldo”. Cuando finalizaba la operación, la muchacha regresó al lugar para chequear el procedimiento con sus compañeros y eso la puso en evidencia21. En otra ocasión fueron sus ropas, en combinación con su estilizado físico de deportista y sus rasgos nórdicos, las que la hicieron demasiado llamativa.



…tuvo que llamarle la atención a Tania por su forma de vestir con ropas que en aquellos años no se usaban en Cuba, lo cual —junto a su elegante físico— la hacía muy llamativa en los lugares que visitaba22.



Lo mismo durante ciertas prácticas de comunicaciones radiales, cuando el operador encargado de recepcionar la información en el centro de operaciones, se hizo pasar por radioaficionado; en esa ocasión, el sujeto interrumpió la transmisión para hacerle una serie de preguntas y eso volvió a ponerla en evidencia. “Tania” no cortó a tiempo y de esa manera, se la pudo ubicar fácilmente.

La evaluación que los instructores hicieron de la guerrillera arrojó como resultados una personalidad recia y fuerte pero afable; gran inteligencia, mucha audacia y buena predisposición para superar los errores. Eso le permitió operar diversos equipos de radio, entre ellos uno de origen estadounidense secuestrado a los contrainsurgentes del Escambray (quienes lo habían recibido de la CIA), apodado en sorna “El Pancho”; aprobar diversas prácticas con distintos agentes, tanto en las casas operacionales como experimentando sobre el terreno, ya en La Habana como en diferentes puntos del país, a armar equipos de comunicaciones y hallar escondrijos.

La radiotelegrafía internacional le costó un poco porque los especialistas cubanos habían introducido una serie de modificaciones que los hicieron algo diferentes a los códigos internacionales; aún así, “Tania” pudo superar el inconveniente recurriendo a la clave Morse y haciéndose pasar por radioaficionada. De esa manera, logró establecer contacto con diversos países del continente como Venezuela, Colombia y América Central al tiempo que resolvía el armado de esos equipos con implementos adquiridos en casas del ramo. De esa manera, logró fabricar una radio de 75 watts y montar una antena de recepción, con la que alcanzó toda América Latina.

El paso siguiente fue la lucha guerrillera. Con notable facilidad, “Tania”  aprendió a usar distinto tipo de armas, a desarmar y armar fusiles, pistolas y ametralladoras, a efectuar prácticas de tiro, a preparar explosivos, realizar ejercicios de supervivencia, incluyendo largas caminatas por lugares agrestes (algunas de hasta 30 km), tomar clases de defensa personal y diversas tácticas de combate. Su principal instructor en ese campo fue Carlos Alberto González Méndez (nombre en clave “Pascual”), quien la interiorizó en el manejo de detonantes como en la elaboración de bombas caseras y granadas de mano. Las prácticas comenzaron en junio de 1963 en la casa operativa de la Autopista del Mediodía, al oeste de La Habana, hasta donde “Juan Carlos” la condujo y la presentó.

“Pascual” fue muy meticuloso al explicar los riesgos que el manejo de esos instrumentos implicaba y las medidas de seguridad que se debían adoptar para evitar accidentes. Fue él quien le llamó la atención en cuanto a seguir utilizando su uniforme de miliciana y su pistola al cinto pues como extranjera y por sus características físicas llamaba mucho la atención; también le explicó los métodos para evitar ensuciarse con los productos químicos durante la elaboración de los explosivos y a evitar inconvenientes menores.

Con el transcurso del tiempo, Tamara fue controlando su temperamento, adoptando nuevos vocablos y una forma diferente de expresarse, mucho más afín a las clases burguesas con las que debería tratar, lo mismo su forma de actuar y vestirse.

La fase siguiente fueron las técnicas de maquillaje, disfraz y enmascaramiento que superó hasta convertirse en una experta en la materia; finalizada la misma, se dio por concluido el entrenamiento y se pasó a la etapa de prácticas intensivas sobre el terreno, basadas en un plan de trabajo sumamente estricto, establecido por el MININT. El mismo se llevaría a cabo en la sureña ciudad marítima de Cienfuegos y contemplaba la posibilidad de ser detectado por el aparato “enemigo”, personificado en este caso por el mencionado organismo y los Comités de Defensa locales, quienes deberían seguir a la “agente infiltrada” y tratar de desbaratar sus movimientos. Y en ese sentido, las fuerzas de seguridad fueron advertidas de la presencia de una persona desconocida que realizaba trabajos encubiertos para la contrarrevolución, de ahí que todas sus unidades fueran puestas en alerta y se lanzasen tras sus pasos, desconociendo que se trataba de un ejercicio militar organizado por el mismo MININT.





Pese a las medidas adoptadas, al rigor de la disciplina y al entrenamiento al que estaban sometidos los cuadros de los servicios de inteligencia, el paso del tiempo fue inexorable y lo que no debía ocurrir, finalmente sucedió.

El contacto diario, la cercanía y la comunión de ideas generaron entre Ulises y Tamara sentimientos intensos y a pesar del empeño que pusieron ambos y de lo conscientes que estaban, los mismos derivaron en romance, algo terminantemente prohibido por el reglamento.

Nació primero una profunda amistad, sensación que derivaría posteriormente en amor apasionado, fortalecido por la afinidad de ambos en materia de política, cultura, filosofía, música, cine y deportes. “Tania” solía tocar en su guitarra melodías folklóricas argentinas; tuvieron lugar largas charlas en las que ella refería de continuo su amor incondicional por sus padres y su hermano, sus sentimientos por la Argentina y por la República Democrática Alemana, a la que consideraba una segunda patria. Le hablaba también de sus amigos, sus contactos y las entidades a las que había pertenecido y eso le sirvió al cubano para conocerla en profundidad.

Con el paso de los días las sensaciones fueron creciendo. Ulises, que era divorciado, les presentó a sus hijas, le habló de su vida personal, de sus orígenes y su compromiso con la revolución; comenzaron luego los paseos, las caminatas, las visitas a lugares solitarios y una noche de 1963, en la Playa Baracoa, al oeste de La Habana, hicieron el amor y se juraron fidelidad eterna. Eso no era bueno para la misión y quebraba las normas de seguridad y la disciplina partidaria, pero ninguno de los dos pudo evitarlo. También se los vio en la sala de cine del Instituto Cubano de Artes y la Industria Cinematográfica (ICAIC), que por entonces se hallaba a cargo de Alfredo Guevara, viendo películas documentales y de espionaje, relacionadas con la Segunda Guerra Mundial con el fin de analizar el proceder de los servicios de inteligencia soviéticos, asistiendo a algún concierto de música cubana o paseando por lugares poco transitados.

Sabiendo que había cometido una falta, Ulises le relató a “Barbarroja” lo ocurrido. Y entonces sucedió lo que esperaba. El alto jerarca se molestó, lo reprendió y hasta es posible que haya amenazado con sancionarlo, aunque el imputado en su obra biográfica sobre “Tania” no lo mencione. Cuando hubo terminado de regañarle le ordenó no divulgar la relación, a efectos de no sentar precedente y le pidió que abandonase el lugar. Lo que Piñeiro ignoraba era que “Juan Carlos” ya lo sabía, pues Ulises se lo había mencionado y eso constituía otra falta grave pues que dejaba al descubierto la poca confiabilidad de su subordinado.

En ese sentido, Tamara fue algo más cautelosa porque se lo dijo tan solo a sus padres, pero también fue una infidencia que no debió cometer. Aún así, estaba segura porque no solamente vivían lejos, en la República Democrática Alemana sino que sabrían guardar el secreto y no decírselo ni siquiera a su hermano Olaf.




En la primera semana de febrero de 1964, Ulises Estrada viajó a Cienfuegos para reunirse con Manuel Abstengo Carminate, jefe del DSE local (G-2) y solicitarle una brigada de chequeo para intentar ubicar a “Tania” y controlar sus acciones. Se debía informar al personal sobre la presencia de una extranjera implicada en actos de espionaje para las fuerzas contrarrevolucionarias y poner todos los dispositivos en alerta. Le solicitó también una propiedad donde montar un equipo de transmisión y sobre todo, que su esposa Vitalia Lorenzo, acompañase a la argentina en algunas ocasiones y la presentase a sus amistades como su prima. Para ello, “Tania” viajaría con documentación a nombre de Tamara Lorenzo y se haría pasar por traductora del Ministerio de Industria (MININD), alojándose temporalmente en el hotel “Jagua”, uno de los más populosos de la ciudad.

José Gómez Abad
("Diosdado")
El 12 de febrero de 1964, alas 22.00 horas, Ulises y “Juan Carlos” se trasladaron hasta el departamento de Tamara, en la Calle 20, esquina Av. Novena de Miramar, acompañados en esta ocasión por José Gómez Abad (nombre en clave “Diosdado”), para presentarle el plan de operaciones y efectuar un análisis conjunto. Gómez Abad era el joven oficial de 23 años, especializado en misiones encubiertas y acciones de sabotaje, que junto a su esposa Elsa Montero Maldonado y varios infiltrados más, había tomado parte en el fallido intento de llevar a cabo atentados terroristas de envergadura en territorio de los Estados Unidos, organizados por el Che y Fidel Castro luego de la Crisis de los Misiles (ver capítulo: “Tiempos de furia y venganza”).

La joven argentina demoró bastante en abrir y eso les hizo creer que en ese momento no había nadie, pero cuando estaban a punto de retirarse, se escuchó el característico ruido de la puerta, y entonces la vieron aparecer, dirigiéndose a ellos con señas y gestos, intentando explicarles que estaba recibiendo un mensaje por radio y no podía cortar. Había obrado de acuerdo al reglamento, en previsión de la existencia de micrófonos ocultos y eso fue apuntado por los recién llegados quienes, con satisfacción, comprobaron que la joven seguía los pasos correctamente.

Una vez dentro le presentaron a “Disodado” y tras un breve intercambio de palabras se pusieron a trabajar, analizando cada detalle del plan, para despejar dudas. Solo de tanto en tanto interrumpían la faena para beber una taza de café y mientras lo hacían, la dueña de casa estudiaba detenidamente a aquel desconocido que tanto la inquietaba. Recién en la madrugada tuvo la certeza de que se trataba de una persona de confianza y que formaba parte del equipo de entrenamiento.

El 20 de febrero Ulises se trasladó a Cienfuegos, acompañado por Renán Montero (nombre en clave “Iván”), quien por entonces hacía instrucción como telegrafista para incorporarse a la guerrilla de Masetti (Operación Sombra). Debían trabajar en conjunto y serían ambos supervisados por “Manuel” (Carlos Puig Espinosa), designado directamente por “Barbarroja” para esa tarea.

“Tania” llegó a Cienfuegos el 21 de febrero a las 02.00 de la madrugada, portando en su mano derecha una sola maleta. Ni bien descendió en la estación del bus tomó un taxi y se dirigió directamente al hotel “Jagua”  donde tenía reservada una habitación desde hacía un par de días. Lo primero que hizo una vez que el botones se retiró fue buscar la maleta que Ulises y Abstengo habían dejado allí, con toda la documentación y el material necesario, incluyendo el pan de tareas, para trabajar los siguientes once días.

Al día siguiente, Abstengo pasó por ella y la condujo hasta su domicilio, donde se la presentó a su mujer -la supuesta prima Vilma-, a quien previamente le había advertido que no debía hacer preguntas ni tocar nada de lo que la viajera trajera.

Vilma la condujo hasta una habitación en donde había montada una suerte de oficina con equipo de radio y hasta una pequeña cocina eléctrica; poco después, la recién llegada instaló una antena en la azotea, pegada prácticamente a la del televisor familiar, ayudada por un hombre desconocido, que se presentó en el domicilio de los Astengo aduciendo pertenecer a una compañía comercial. La misma Vilma Lorenzo les dio una mano pero tal como se le había indicado, no hizo ninguna pregunta23.

Salvo unos pocos inconvenientes, surgidos de la simultaneidad de tareas, entre ellos algunos imprevistos en la casa de Abstengo y cierta falta de coordinación con “Manuel” al momento de instalar las antenas de los equipos que debía manipular, “Tania” cumplió su misión al pie de la letra. Lo único que quedó pendiente, por razones ajenas a su voluntad, fueron los ejercicios con explosivos que debía llevar a cabo en un área despoblada de la costa, próxima a la bahía de Cienfuegos.

Ulises Estrada se encarga de explicarnos que fue lo que sucedió.

La embarcación provista por el MININT, en la que viajaba junto con “Iván” (Renán Montero), “Manuel”, Osvaldo Morejón Rodríguez (jefe del departamento encargado de la lucha contra los contrainsurgentes del Escambray) y el timonel “Valentín”, sufrió un incendio cuando cruzaba la bahía en dirección a Cayo Ocampo. Debían desembarcar al primero para que efectuase desde ahí una serie de transmisiones radiales y enterrase los explosivos que “Tania” debía manipular, pero el siniestro obligó a los comandos a abortar la misión y arrojar al agua todo el material que llevaban a bordo.

A decir del mayor Sergio Izaguirre, oficial de la Sección de Información del DSE local, la agente se movió mucho, incluso en los barrios más apartados, cosa que supieron a través de los informes que les iban llegando de las fuerzas de seguridad locales, demostrando gran inteligencia a la hora de burlar los chequeos y escabullirse.

Uno de sus ejercicios consistió en colocar explosivos en la antigua planta eléctrica de Prado y Dorticós, que llevó a cabo de manera impecable, lo mismo al recoger un mensaje camuflado (embutido) en los jardines del hotel “Jagua”, puesto ahí por Francisco Guerrero Véliz, otro veterano de la lucha contra los “bandidos” del Escambray. En esa ocasión, “Tania” superó las contramedidas, recogió el correo y se mimetizó entre los huéspedes sin mayores inconvenientes24.

Tamara hizo prácticas de radiomensajes y comunicaciones, estableciendo contacto con distintos operadores en diferentes puntos del país (Oriente, La Habana, Pinar del Río), la mayoría combatientes que se entrenaban para infiltrarse en diversos puntos del continente. En la ocasión, demostró mucha seguridad y estar al tanto de que era vigilada.

Los ejercicios de práctica finalizaron el 3 de marzo de 1964. Tamara viajó de regreso a La Habana y en la nueva reunión que mantuvo con “Diosdado” y Ulises en su apartamento, demostró estar sumamente compenetrada. Fue allí donde presentó su extenso informe escrito y entre los tres llevaron a cabo su análisis, incluyendo críticas y observaciones. Se le marcaron los errores, se le indicaron las opciones que pudo haber escogido y le brindaron varios consejos a ser tenidos en cuenta a la hora de actuar sobre el terreno. “Tania” todo lo asimiló, en especial su seria dificultad para develar los detalles físicos y personales de cada individuo, asegurando poner mayor atención en ello pues comprendía que se trataba de un paso vital a la hora de efectuar las valoraciones necesarias para el óptimo desempeño de la misión.

Según “Diosdado”, la argentina recibió uno de los entrenamientos más rigurosos y completos de los servicios de inteligencia cubanos, que incluían tácticas de la CIA captadas por agentes propios a las bandas contrainsurgentes.



Personalmente –continuó Diosdado- nunca antes ni después, en mis 30 años de trabajo, conocí a una mujer que con sólo 27 años de edad tuviese tan elevado nivel motivacional, de entrega y disposición al sacrificio para el cumplimiento de una misión tan difícil y riesgosa (…) Su integridad era excepcional. Con la perspectiva de los años transcurridos, los hechos, y no un criterio personal, me han confirmado esta apreciación. Es como si hubiese estado predestinada para tal misión y su ulterior desenlace. Ella fue consecuente con sus convicciones y [con] el compromiso contraído25.



Finalizado el entrenamiento, Ulises se dirigió a las oficinas del Viceministerio del Interior, para presentarle el correspondiente informe. La satisfacción de “Barbarroja” fue el paso previo a la elaboración de la documentación correspondiente para que Tamara pudiese abandonar el país. Pero el programa contemplaba una fase intermedia: debería efectuar un largo recorrido por Europa occidental, necesario para aclimatarse a su nueva identidad y fortalecer las enseñanzas adquiridas durante el curso de capacitación. Su destino, Checoslovaquia, verdadero centro de operaciones cubano en el viejo continente, donde ocuparía diferentes casas operativas para desorientar a los servicios de inteligencia locales antes de cruzar a los restantes países.

Una vez en Praga, “Tania” debería reunir toda la información sobre sus lugares de destino (República Federal de Alemania, Austria, norte de Italia), a efectos de afianzar su nueva identidad: “Vittoria Pancini”, una ciudadana peninsular de ascendencia germana por el lado materno, con la que, a su vez, recogería toda la información posible sobre Sudamérica.

Por expresa orden de “Barbarroja”, finalizada esa etapa, tendría que regresar a la capital checa y esperar allí la llegada de un nuevo agente encubierto26 cuya misión era secundar su accionar.

En la reunión final que tuvo lugar en las oficinas del Ministerio de Industria (fines de marzo de 1964), se juntaron nuevamente “Barbarroja”, Ulises, Tamara y “Papi”. La idea era brindarle un informe al Che, quien previamente había ordenado no ser interrumpido salvo caso de extrema necesidad.

De acuerdo con Ulises, “Tania” estaba visiblemente emocionada; había finalizado su entrenamiento y los resultados eran óptimos, de ahí la seguridad con la que respondió todas las preguntas.

Según le dijo su compatriota, iba a ser indispensable aplicar los conocimientos adquiridos pues no solo tendría que garantizar la seguridad de la operación y la suya propia sino la de aquellos cuadros que fuesen a comprometerse en ella.

Esa fue la reunión donde “Tania” se enteró que su destino era Bolivia. Se lo dijo el Che y lo corroboraron “Barbarroja” y Ulises. La muchacha sintió cierto alivio al escuchar eso porque se trataba de un país que había estudiado en profundidad y le interesaba por su cultura, su historia y su situación. “Papi”, a quien ella llamaba cariñosamente “Tarzán”, debido a su estatura, su contextura física y por ser un blanco rodeado generalmente de negros, le brindó los primeros detalles pues conocía bien el lugar y Piñeiro le dio algunas indicaciones que el Che reforzó.



En la primera etapa —continuó indicándole el Che a Tania— su principal tarea era obtener su radicación legal en La Paz y, utilizando la leyenda como especialista en folklore y etnografía que le habíamos elaborado. Debía recorrer algunos lugares, de ese país. También debía realizar un estudio minucioso de sus características socio-políticas y económicas así como sobre la presencia militar en los mismos. Por otra parte debía tratar de establecer vínculos lo más estrechos posibles con personas relacionadas con la burguesía, el poder político, el gobierno y las Fuerzas Armadas bolivianas. 

En el momento oportuno uno de nuestros compañeros la contactaría en la capital de ese país y le orientaría el papel preciso que ella jugaría cuando comenzaran lo que con marcada ambigüedad el Che definió como "las acciones definitivas". Por consiguiente, Tania tendría que esperar pacientemente ese contacto. Mientras, por difícil que fuera la situación que tuviese que enfrentar, ella no debía vincularse, solicitar ayuda, ni revelar su verdadera identidad a persona, organización o partido de los conocidos como revolucionarios en Bolivia. La desconfianza debía ser total, general y constante27.



“Tania”, que había escuchado con atención, brindó sus puntos de vista, pidió aclaración en dos o tres ítems y finalizó diciendo que estaba lista para emprender la misión.





Tamara partió de La Habana el 9 de abril de 1964, llevando entre sus pertenencias un pasaporte cubano a nombre de Haydée Bidel González. Agentes del servicio secreto checo, la recibieron en Praga y condujeron directamente a la casa operativa de Ládvi, previamente acondicionada para su estancia. Cuatro días después, partió con destino a Alemania occidental provista de pasaporte argentino a nombre de Marta Iriarte, otorgado por los organismos de seguridad del país europeo. Permaneció dos días recorriendo la parte oeste de Berlín y luego se dirigió a Italia, con el objeto de completar su mimetización. Debía convertirse en la italiana Vittoria Pancini y crear en base a ella una nueva biografía.

Manuel "Barbarroja" Piñeiro
Sus nuevos datos de filiación la daban como nacida en una aldea del Tirol, en 1939, cerca de la frontera con Austria; sus padres fascistas abandonaron el país en 1944, ante el inminente avance aliado y se radicaron en Uruguay, donde una familia alemana les dio acogida. Allí vivió hasta terminar el ciclo secundario y a los 18 años viajó a Berlín, para iniciar sus estudios universitarios. Finalizados los mismos regresó a Sudamérica y se radicó en Bolivia, con el objeto de estudiar su etnografía y su folklore. Y allí se encontraba cuando decidió emprender un nuevo viaje por el viejo continente.

En  la aldea en cuestión, “Tania” se vinculó con gente del lugar, se tomó fotografías con personas que luego presentaría como familiares y amigos y dedicó su tiempo a estudiar en profundidad la división de clases, la sociedad capitalista, los índices de pobreza, la opulencia de la clase alta, los hábitos de la burguesía y todas las características de una potencia económica e industrial como Italia.

Durante su estancia en Berlín occidental, alquiló un departamento próximo al tristemente célebre y tenebroso Muro que sus admirados soviéticos habían erigido dos años atrás. Desde sus ventanas, según parece, podía ver el barrio donde había vivido, al otro lado de la gran barrera divisoria y hasta la casa de sus padres, a quienes no veía desde su partida en 1961. Según Ulises Estrada, pudo haber cruzado pues nadie se habría dado cuenta pero prefirió no hacerlo para no comprometer la misión28.

Durante aquel periplo europeo, “Tania” logro sortear todas las dificultades que se le presentaron, entre ellas, la presencia de una vieja conocida de la RDA, traductora como ella, quien se encontraba en el aeropuerto junto a una delegación (13 de abril). En esa ocasión, el color de su pelo, los anteojos que llevaba puestos, el tipo de peinado y la “táctica de no darse a conocer”, sirvieron para superar el escollo durante los 45 minutos que duró la espera. Lo mismo ocurrió con una argentina en avanzado estado de embarazo, con quien evitó todo diálogo, temerosa de que pudiese ser una revolucionaria regresando a su patria desde un país socialista.

Durante un viaje en tren por Alemania o Austria, entró en su compartimento un hombre raro, que se puso a hablar con ella en un muy mal español; “Tania” le pidió que le hablase en italiano pero el sujeto no supo hacerlo; en lugar de ello, volvió a insistir con el español pero lo hizo tan mal, que la muchacha lo sospechó norteamericano. El hombre siguió hablándole en alemán; dijo cosas incoherentes sobre un supuesto viaje a Cuba en calidad de periodista, ello mientras gesticulaba y hacía sonidos para darle a entender que combatido en las filas guerrilleras.

“Tania” le preguntó de manera frontal si era comunista y le pidió que se identificase; pero el individuo le respondió que el trabajo político que realizaba le impedía hacerlo. Y después que unos alemanes ingresaron en el compartimento, continuó expresándose en su pésimo español, intentando hablar de todo un poco y hasta forzando el diálogo. En esos momentos pasó por el pasillo un sacerdote y el hombre se puso a hablar de manera ofensiva contra la Iglesia. Eso provocó el fastidio de la muchacha, quien asumiendo su nuevo rol, se expresó con vehemencia contra el comunismo, defendiendo a la Santa Iglesia y las diferentes creencias religiosas. Su apasionamiento al responder fue tal, que sus compañeros de compartimento salieron en su defensa, exigiéndole al sujeto abandonar el lugar.



…fue ahí donde comprobé por primera vez el trabajo que m costaba y lo difícil que era manifestarme contra los principios que he defendido por vida. Me rebelé contra aquel hombre y dije miles de injurias contra el comunismo y en defensa de la Iglesia, al extremo, que los alemanes que estaban en el compartimento salieron en mi defensa obligándolo a marcharse de allí. Nunca supe si aquel “provocador” me creyó, pero sí estoy segura de que su misión no obtuvo los resultados esperados29.



Una dificultad por la que atravesó “Tania” fue la soledad.



¿Si me siento sola? Sí, muchas veces, entonces es cuando más ayuda “soñar” un poco, recordar, soñar… y simplemente volver a la realidad, pensar en el trabajo, en la responsabilidad30.



Se hallaba la joven en vísperas de su segundo viaje a la República Federal de Alemania cuando su progenitora en Berlín oriental se dispuso a la madre de Lidia Guerberoff, su amiga pianista y también agente encubierta, con quien había trabado buena amistad. Llama la atención la coincidencia de ese viaje justo cuando Tamara se encontraba en Europa. Dos ciudadanas rusas (una tal vez polaca o alemana), con dos argentinas, militantes y espías ambas, seleccionadas para misiones clandestinas en el extranjero como agentes encubiertas de la revolución cubana. ¿A qué se debía ese encuentro? ¿Hemos de creer que esas dos señoras se reunían por la simple amistad de sus hijas o había algo más? Nada podemos asegurar al respecto salvo que nos parece extraño. Pero tales conjeturas solo son interrogantes de quien esto escribe.

Lo cierto es que “Barbarroja” finalmente castigó a Ulises y “Tania”, descartando al primero como su supervisor en el viejo continente y designando en su lugar a  “Diosdado”, a quien Ulises ya le había confiado su secreto.

Sabían ambos que en la designación había mucho de sanción disciplinaria, de ahí la necesidad de elaborar lo que dieron en llamar una “mentira piadosa”, para cuando la joven preguntase al respecto.

"Tania" en Europa
(Fotografía extraída del
sitio Mágicas Ruinas)
“Diosdado” llegó a Praga en mayo de 1964. Tamara acababa de regresar de su segundo periplo y tenía mucho que informar. Como era costumbre, oficiales de los servicios de seguridad checoslovacos lo esperaban en el aeropuerto para conducirlo primeramente a la embajada cubana, para coordinar los futuros pasos con el encargado de recibir los mensajes cifrados de La Habana y luego a la casa de Ládvi, donde arribó a media tarde. Lo hizo acompañado por la agente femenina “María”31, una checoslovaca de 50 años de edad que hablaba correctamente español y había servido en la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial.

“María”, cuyo verdadero nombre era Janka, resultó ser una mujer en extremo agradable, servicial y educada; su residencia se hallaba ubicada en el distrito de Melnik, sobre la confluencia de los ríos Voltaraz y Danubio y su tarea principal era servir a ambos como traductora y guía.

De esa manera, “Diosdado” y “Tania” iniciaron la convivencia. A ella le sorprendió que no fuera Ulises el enviado y por eso cuando preguntó por él, el recién llegado le manifestó que se le había encomendado una tarea de suma responsabilidad, vinculada al alzamiento de los sargentos en Brasil32, la “mentira piadosa” anteriormente referida, ideada por “Ariel” (Juan Carretero) antes de partir33. “Tania” también quiso saber de “Juan Carlos”, de “Papi”, preguntó también por Luis y Yenna Jones, matrimonio de comunistas americanos amigo suyo, por Isabel Larguía, Lidia Guerberoff y Vilma Espín, y así siguieron hasta el anochecer, cuando “María” se retiró y ella le enseñó a “Diosdado” su habitación.



-¡Coño, flaco –le manifestó mientras subían las escaleras–, quién me iba a decir que nos volveríamos a encontrar?!



Siguiendo el reglamento al pie de la letra, “Tania” no formuló más preguntas, ayudó al cubano a desarmar su maleta, acomodó su ropa en el armario y le explicó algunas cosas antes de bajar a cenar.

Era inevitable hablar de la isla, de los amigos en común y la marcha de la revolución, de ahí las referencias a las jornadas de trabajo voluntario, la música, el cine y otras cosas vinculadas a la vida cubana.

Pero los tiempos corrían y se tornaba imperioso completar su nueva personalidad, de ahí que, al día siguiente, ambos agentes pusieran manos a la obra de manera inmediata.

Desayunaron muy temprano, hicieron un racconto de las actividades e iniciaron el entrenamiento, pues desde La Habana, “Barbarroja” Piñeiro requería noticias permanentemente.

“Diosdado” leyó atentamente los informes elaborados por la muchacha y llegó a la conclusión de que, efectivamente, había pasado desapercibida aún entre gente que la conocía, superando con éxito varios trances, sobre todo el de aquellos hombres que se le acercaban para enamorarla o simplemente tener sexo. A todos supo sacárselos de encima y además pasó varios puestos de vigilancia y control sin llamar la atención.

De los hombres que se le habían acercado con intenciones de cortejarla destacaban dos italianos en especial, moradores de la aldea tirolesa de la que, supuestamente era oriunda, Pacífico y el policía Tommaso, a quien logró sacarle buena información sobre las fuerzas de seguridad de la región, los controles y pasos fronterizos tanto de Italia como de Austria, Alemania y Suiza.

No había cometido errores, no había perdido el dominio de sí misma y había manifestado firmeza y seguridad a la hora de actuar.

El informe elevado por “Diosdado” al titular del Viceministerio del Interior34, dejaba asentado lo siguiente:


1) No se habían dejado rastros ni detectado indicios de actividad enemiga.
2) Era necesario desistir de la variante documental y la leyenda italiana, tanto por el    aspecto idiomático como por su fragilidad ante cualquier verificación.
3) Tania mantenía una alta moral de trabajo y reflejaba una gran motivación por la misión  que se le había encomendado.
4) A ello contribuyó la experiencia adquirida en su recorrido por Europa Occidental con la  personalidad de la ciudadana argentina Marta Iriarte.
5) Su instinto de observación y análisis se habían agudizado a la vez que maduraba como  una combatiente clandestina.
6) Se imponía de inmediato comenzar a resolver otra opción documental y elaborar una  nueva leyenda35.


Pasado un lapso prudencial, trabajando ambos día y noche, llegaron a la conclusión de que, al no dominar el idioma italiano, la personalidad de Vittoria Pancini no era la adecuada pues implicaba riesgos y necesitaría como mínimo un año o más para estar en condiciones de operar. Era necesario buscar otra identidad y a ello se abocaron ambos hasta llegar a la conclusión que la misma debía elaborarse en base a una persona de nacionalidad argentina, dado los conocimientos que “Tania” tenía de su país de nacimiento y su dominio del idioma español.

En ese punto, “Diosdado” se dirigió a su embajada para indicarle al encargado de los mensajes en clave (clavista) establecer comunicación con “Barbarroja” y solicitarle autorización para proceder en tal sentido. La respuesta llegó un par de días después; el cambio estaba aprobado pero se debía trabajar junto con los organismos de seguridad checoslovacos, quienes tendrían a su cargo la cobertura y la documentación necesaria para que la agente encubierta entrara y salira del país y circulase sin inconvenientes por Europa.

La reunión con los jefes locales se organizó a través de “María”, en el cuartel central de ese organismo. El coronel Yemla, por entonces segundo jefe de los servicios de seguridad locales, convocó al personal con mando a su cargo y le informó que se acababa de poner en marcha la operación y era necesario apoyar a los agentes cubanos, atendiendo todos sus requerimientos.

De las conversaciones que tuvieron lugar entre europeos y caribeños se desprendieron varios puntos a tener en cuenta, uno de ellos, la necesidad de recabar la mayor información posible para facilitar los desplazamientos de “Tania” por diferentes países y otros dos, la confección de un pasaporte argentino en blanco y la provisión de todos los elementos necesarios para el enmascaramiento de la joven.

“Diosdado” regresó a la embajada para informar sobre la marcha de los asuntos y una vez de regreso en Ládvi, se abocó de lleno a la nueva identidad, proceso que, de acuerdo a sus cálculos, llevaría cerca de cinco meses.


Imágenes


Carnet del Partido Comunista de Cuba
Tamara en un acto político-cultural en La Habana
La pequeña Ita en Buenos Aires
Última foto de Tamara en la Argentina, 
cuando tenía 14 años
Diciembre de 1960. El Che conversa en Berlín oriental con estudiantes alemanes y latinoamericanos.
La muchacha en círculo rojo no es Tamara pese a que en varios sitios se la señala como tal
Terminal de ómnibus de Praga a comienzos de los sesenta
(Mémorial Matéje Kudéje, http://www.memorialmatejekudeje.cz/?p=637)


Tamara en Cuba
Zoja Kosmodemjanskaya, la partisana rusa ejecutada por los nazis, de quien Tamara tomó el apodo
"Tania", la mujer de los mil rostros


Haydée González
Marta Iriarte
Vittoria Pancini
Tamara Lorenzo


Laura Gutiérrez Bauer
En las Milicias de Defensa Popular
Una de las metamorfosis más llamativas de "Tania"
La imagen más difundida. Aquí con su
uniforme de las Milicias de Defensa Popular


Fuente
1 Lois Pérez Leira, “Tamara Bunke Bíder: Una revolucionaria argentina llamada 'Tania la Guerrillera”, Rebelión 18/11/2013 (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=176936).
2 Ídem.
3 Che Guevara, “Mensaje a los compañeros argentinos. 25 de mayo de 1962”, sitio Nuestra América, 8 de octubre de 2002 (http://www.nuestraamerica.org/article/mensaje-a-los-compaeros-argentinos-25-de-mayo-de-1/).
4 Ver capítulo “Objetivo: Argentina”, nota al pie Nº 13.
5 Introducción de la guerrilla de Masetti en territorio argentino.
6 Ministerio del Interior.
7 Ulises Estrada, Tania la guerrillera y la epopeya suramericana del Che, editorial Ocean Press, Lembourne, Nueva York, La Habana, 2005, p. 21.
8 Ver capítulo 65 “Nueva misión diplomática”.
9  Ulises Estrada, op. Cit, p. 18.
10 A partir del 4 de abril de 1962 pasó a denominarse Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
11 Fue fundado en 1940.
12 También tocaba la guitarra, el acordeón y el piano, cantaba y tenía pasión por el folklore latinoamericano, en especial el andino.
13 Según cuenta Ulises Estrada en su libro, al poco tiempo Isabel Leguía fue enviada a Guinea-Bissau en una misión internacionalista para cumplir tareas de apoyo al Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC). De acuerdo a su versión, varios años después regresó a la Argentina pero terminó siendo apresada por los grupos de tarea del Proceso de Reorganización Nacional, quienes la condujeron a la Escuela de Mecánica de la Armada, para someterla a torturas y asesinada. Sin embargo, la imputada no figura en ninguna lista de asesinados y desaparecidos por la dictadura. De Lidia Guerberoff, Estrada manifiesta no conocer su destino posterior, sin embargo, la misma tuvo una destacadísima trayectoria como pianista, clavecinista e investigadora musical en México y otros países de Latinoamérica.
14 Ulises Estrada, op. Cit., p. 26.
15 Tiempo después denominado Frente Sandinista de Liberación Nacional, liderado por su fundador, Carlos Fonseca Amador.
16 Ulises Estrada, op. Cit., p. 27.
17 Ídem, p. 29.
18 Ídem.
19 Ídem, p. 36.
20 Ulises se lo presentó en la casa de entrenamiento ubicada en la Av. Novena, esquina Calle 26 del barrio de Miramar, Ciudad Radial.
21 Eso violaba las normas de seguridad.
22 Ulises Estrada, op. Cit., p. 39.

23 “Tania” no vivía allí pero concurría a diario para llevar a cabo su misión.
24 Ulises Estrada, op. Cit., pp. 47-50.
25 Ídem, p. 51.
26 En un primer momento se pensó en el propio Ulises Estrada pero debido al romance que había nacido entre él y Tamara, terminó por ser descartado.
27 Ulises Estrada, op. Cit., p. 53.
28 Ídem, p. 63.
29 Ídem, p. 177. ANEXO 4. “Mensaje enviado por Tania desde Praga luego de su primer recorrido por Europa Occidental”.
30 Ídem, p. 180. ANEXO 5. “Mensaje enviado por Tania desde Praga luego en vísperas de su viaje a la República Federal de Alemania (RFA) y a Berlín Occidental”.
31 Su verdadero nombre era Janka.
32 Fue una rebelión promovida en Brasilia por suboficiales de las fuerzas armadas (casi todos sargentos y cabos), especialmente de la Aviación y la Marina de Guerra. El hecho tuvo lugar el 12 de septiembre de 1963, luego de que la Corte Suprema de ese país reafirmase la inelegibilidad de sus candidatos a las asambleas legislativas y los consejos comunales en los comicios del mes de octubre. Los amotinados, que contaron con el apoyo de varios legisladores, tomaron el complejo de edificios del Departamento de Seguridad Pública Federal (DFSP), la Estación Central de Radio Patrulla, el Ministerio de Marina, Radio Nacional y el Departamento de Urbanismo y Teléfonos Interurbanos (DUTI), cortando las comunicaciones con el resto del país. Intentaron apoderarse también del Ministerio de Aeronáutica pero sus ocupantes no se plegaron y eso los obligó a retirarse.
El alzamiento fue sofocado por tropas del Ejército, sin derramamiento de sangre. Su cabecilla, Antonio Prestes Paula, se rindió y 536 amotinados fueron tomado prisionero (284 de la Aeronáutica y 252 de la Marina), para ser enviado a Río de Janeiro. Una vez allí, quedaron alojados en un buque-prisión amarrado en la bahía de Guanabara en espera de ser juzgados. Al parecer, varios de esos suboficiales viajaron a Cuba para recibir adoctrinamiento. Ver al respecto: Ulises Estrada, op. Cit, p. 65.
33 “Ariel” era entonces jefe de la sección “América Latina” del VMT.
34 Al menos hasta el año 2005 se conservaba en el Archivo Histórico del Comité Central del Partido Comunista Cubano
35 Ulises Estrada. Op. Cit., p. 68.