lunes, 26 de agosto de 2019

ESPIONAJE EN EL ALTIPLANO


El 5 de noviembre de 1964, Laura Gutiérrez Bauer (nombre en clave “Tania”), llegó a Lima procedente de Praga, justamente el día posterior al derrocamiento de Víctor Paz Estenssoro, quien se encontraba exiliado en la capital peruana desde hacía unas pocas horas1.
La argentina permaneció allí un par de días ya que el 8 de ese mes abordó un avión y voló a Cuzco, decidida como estaba a encubrir sus actividades como experta en arqueología y costumbres regionales.
Encuentro clandestino
(Imagen: The Bourne Identity)

La milenaria capital del imperio incaico debió haberla impresionado, con su arquitectura mestiza, sus palacios, templos y ruinas, que hacen de ella una “Roma Imperial” precolombina. Pensar que desde allí, los todopoderosos emperadores peruanos gobernaron un vasto territorio que se extendía desde Pasto, al sur de Colombia hasta el río Bío Bío en Chile y desde las costas del Pacífico hasta la región amazónica, conmueve a cualquiera. A “Tania” aquello le sirvió para fortalecer su identidad y reforzar sus conocimientos en materia de historia y cultura regional y de paso, nutrirse de historia y maravillas.
La mejor prueba de que estaba desempeñando su rol eficazmente la tuvo al alojarse en el Hotel “Rosedal”, propiedad de Blanca Chacón. La antigua militante peruana, que había trabajado con ella en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), no la reconoció, como tampoco su sobrina renga se percató de que era argentina.

“Tania” se dedicó a recorrer la ciudad y a conocer gente, entre ellos un joven que lucía camisa verde olivo, hospedado en el mismo albergue, con el que entabló diálogo cuando almorzaban en el comedor, cada uno desde su mesa. El joven le refirió, entre otras cosas, que había combatido en Sierra Maestra y conocido a algunas figuras de la Revolución2. A la muchacha, el sujeto le resultó agradable, más cuando le dijo que estaba allí, dirigiendo un grupo de teatro estudiantil y que simpatizaba con los movimientos de izquierda. Compartió con él algunos paseos y hasta bebió un café en un bar donde los parroquianos discutían acaloradamente sobre política, defendiendo algunos la posición cubana.
En otra oportunidad, se encontraba en el interior de una tienda de artículos regionales cuando un extraño individuo irrumpió en el local y le hizo ver que le había notado cierto modismo caribeño.

-Usted no habla como argentina, sino que usa ciertas expresiones cubanas.

“Tania” supo eludir hábilmente la situación y siguió su ruta, perdiéndose por las angostas calles de la ciudad, tratando de despistar a aquel hombre.
Una de las personalidades más interesantes que conoció en la antigua ciudad imperial fue el abogado Lino Fernández Casafranca, director de un grupo de estudios folklóricos, quien le brindó algunas indicaciones útiles y hasta le insinuó unirse al mismo, donde trabajaban varias argentinas. “Tania” rechazó amablemente la propuesta porque debía continuar viaje pero siguiendo los procedimientos, prometió mantener el contacto.
Después de recorrer las impresionantes ruinas de los alrededores (la fortaleza de Sacsayhuamán, Kenko, Puca Pucara, Tambomachay), abordó un ómnibus y partió con destino a Puno, acompañada por una española que había conocido durante la recorrida por los sitios arqueológicos. Con ella se alojó en una pensión de la nueva ciudad y salió de recorrida por la noche para cenar en un restaurante.
A la mañana siguiente tomó un ómnibus y continuó sola hasta Yunguyo, en la frontera con Bolivia, encontrándose con la novedad de que los pasos estaban cerrados. Alguien le facilitó un burro y de esa manera llegó a Copacabana, pintoresca ciudad a boliviana, a orillas del Titicaca, donde buscó alojamiento en una pensión que ostentaba el mismo nombre de la población.
Desandando el camino, regresó al día siguiente a la frontera para presentarse en la comisaría de Yunguyo y solicitar la visa de ingreso al país. Como el trámite no le llevó demasiado tiempo, a las pocas horas estaba de regreso en Copacabana, lista para abordar un nuevo ómnibus con destino a La Paz.
Llegó el mismo día, 18 de noviembre, alojándose primero en el Hotel “Sucre”, para pasar unos días después al “La Paz”, donde la presencia del Cuerpo de Paz y varios argentinos le daban un ritmo constante al lugar.
Al igual que en Cuzco, dedicó los primeros días a recorrer museos, lugares históricos y sitios arqueológicos, entre ellos las deslumbrantes ruinas de Tiahuanaco, cercanas a la capital, donde entabló su primer contacto de importancia con el pintor Moisés Chire Barrientos, un artista de cierto reconocimiento, emparentado con el flamante presidente de la Nación. Este a su vez le presentó a un primo suyo, estudiante de Economía, quien haría lo propio, días más tarde, con varias amistades.
“Tania” debió sortear un primer escollo cuando ambos intentaron seducirla, ufanándose de ser izquierdistas y mostrándose en extremo gentiles. Moisés también le presentó a la Dra. Julia Elena Fortún, funcionaria del Ministerio de Educación, quien le habló de una comisión de investigadores de la cultura y las tradiciones nacionales, que le podía interesar. Se trataba de un organismo dependiente del Departamento de Folklore, integrado por unos treinta y cinco miembros que trabajaban de manera honoraria, es decir, sin percibir haberes, donde podía hacer sus primeras armas. “Tania” tomó en cuenta el ofrecimiento y cuando la burócrata le aconsejó una carta de recomendación de la embajada argentina para incorporarse a ella, prometió conseguirla.
Como para agilizar las cosas, la Dra. Fortún tomó el teléfono y pidió que la comunicasen con la embajada en cuestión, Al ser atendida, solicitó hablar con Ricardo Arce, secretario de la legación, a quien le mencionó la muchacha y le adelantó que iba para allá en busca de la recomendación.

-Aquí se encuentra una muchacha argentina que tiene interés en hacer estudios arqueológicos y nos interesa que trabaje con nosotros3.

Arce se comprometió a recibirla y tomó nota de cuanto se le dijo. “Tania” se presentó al día siguiente, a las 11 horas y de movida se dio cuenta que su compatriota además de ofrecerle sus servicios como funcionario, también intentaba seducirla.
Se trataba de un hombre de cincuenta años, soltero y muy conversador, que no dudó en invitarla almorzar y para jactarse aún más, le presentó al cónsul argentino en Santa Cruz de la Sierra y a dos o tres funcionarios de la representación.
“Tania” rechazó la invitación pero se mostró encantadora y eso llevó a Arce a insistir para otra oportunidad.
Esa misma tarde, la muchacha regresó para retirar la carta y con ella en la cartera, partió de regreso a la pensión para informarle a la Dra. Fortún que tenía el documento en su poder.
“Tania” consiguió sus primeros contactos a través de Arce, cuando un domingo la invitó a su casa en Mayacilla, elegante suburbio próximo a los campos de golf, donde tenían su morada los diplomáticos de diferentes nacionalidades. La noche de carnaval, fue con un grupo de conocidos al Club La Paz, y allí encontró a su compatriota, sentado en la mesa contigua, junto a un grupo de conocidos. La muchacha lo notó un tanto alcoholizado pero aceptó su invitación cuando la sacó a bailar, porque sabía que de ello podía obtener provecho. Y así fue, el diplomático le presentó a una serie de personalidades y de ellas apuntó la agente encubierta, sus teléfonos y direcciones.
La gran oportunidad se presentó durante un importante festival folklórico organizado en el pueblito de Compi, a orillas del lago Titicaca, al que acudieron las principales autoridades nacionales, incluyendo el presidente Barrientos.
“Tania” llegó acompañada por Ricardo Arce, el periodista Gonzalo López Muñoz4, director de Información Nacional de la Presidencia de la República y el mexicano Juan Manuel Ramírez, encargado de Negocios de la embajada de su país en La Paz, quienes le presentaron al mandatario.
Barrientos pareció fascinado con ella, conversó buena parte de la tarde y hasta se retrató en varias ocasiones. Si intimaron o no, eso es materia de especulaciones, pero la muchacha consiguió algunos contactos, sobre todo con personal del área de Protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores y hasta cierta información de parte del presidente, que inmediatamente volcó en un informe que envió posteriormente, al Centro Principal de operaciones en La Habana.
Tamara logra infiltrarse en la clase dirigente boliviana
(Imagen: Che. Guerrilla, la actriz alemana Franka Potente en el rol de "Tania")

Tamara estaba llevando a cabo bien su misión. Debido a los constantes controles efectuados por el gobierno, debió cambiar varias veces de hospedaje, pasando del Hotel “La Paz” al “Bolívar” y luego a la pensión de la señora Alcira Dupley de Zamora, sobre la calle Juan José Pérez 232, cuyo tercer esposo era administrador de una fábrica de cemento en la localidad de Viacha. Su hija, Sonia Azurduy, fruto de su primer matrimonio (la señora Alcira había enviudado en dos oportunidades), era secretaria bilingüe y peluquera, recibida en la Argentina, hacia donde la madre viajaba seguido para vender productos regionales5. Sonia había estudiado también en Estados Unidos, llegó a ser asistente del secretario de Planeamiento y Planificación del presidente Paz Estenssoro y para más, estaba casada con un estudiante de Derecho y militante del MNR, Marcelo Hurtado, a quien las autoridades sindicaban como agitador comunista.
“Tania” estableció vínculos con una huésped de la pensión, Ana Hendrick, muchacha oriunda de la región del Beni, divorciada de un yugoslavo que tenía cierta llegada en la embajada de su país. Había sido secretaria del Senado y tenía vínculos con Walter Guevara Arze, presidente del derechista Partido Revolucionario Auténtico6, cercano a Barrientos y su jefe de Estado Mayor, Alfredo Ovando Candia.
Otra personalidad con la que la joven argentina estrechó vínculos fue Mario Quiroga Santa Cruz, dirigente de la democracia cristiana y la Falange Socialista Boliviana (FSB), además de director del diario “El Sol”, quien le ofreció trabajo como correctora. Ella lo rechazó porque para entonces, daba clases particulares de alemán a ocho alumnos y necesitaba libertad de movimiento. En una fiesta que se llevó a cabo en casa de aquel, Ana le presentó también a Oscar de la Fuente y René Segadan, empresarios bolivianos ambos y al abogado Alfonso Bascope Méndez, encargado de Propaganda de la FSB, individuo estrechamente relacionado con las Fuerzas Armadas y de Seguridad nacionales.
A través de esas relaciones, la agente encubierta obtuvo una autorización del Departamento de Folklore –dependencia del Ministerio de Educación–, para viajar por todo el país y un carnet o cédula de identificación personal del Ministerio de Gobierno, que facilitarían mucho sus desplazamientos.
Fue entonces que decidió cambiar una vez más de hospedaje y se alojó en la pensión del matrimonio Sanjinés, sobre la calle Presbítero Molina 2521 del barrio de Sopocachi, gente en extremo agradable que, para más, tenía también sus vínculos.
Don Alfredo, el jefe de la familia, era un amable anciano, de 80 años de edad, que en otros tiempos había sido diplomático y presidente de un congreso indigenista que se llevó a cabo en México, oportunidad en la que conoció personalmente a Trotsky. Para más, su hijo era gerente de la compañía KLM7 en La Paz y su hija, profesora de francés, estaba casada con un abogado de apellido Arrieta, asesor letrado de la Comisión Investigadora del Régimen.
Por entonces, “Tania” también trataba con el pintor Juan Ortega Leyton y para incrementar sus ingresos y encubrir su accionar, trabajaba temporalmente en “Información Periodística”, una de las publicaciones que editaba López Muñoz. También tomaba clases de cerámica y efectuaba investigaciones antropológicas, justificando con ello sus desplazamientos por el interior del país.
Compi, a orillas del lago Titicaca. Durante un festival folklórico, Tamara
logra cautivar al presidente Barrientos
(Imagen: Che. Guerrilla, Franka Potente como "Tania", junto al portugües Joaquim de Almeida
en el papel del presidente René Barrientos)

Cuando inició los trámites para obtener la ciudadanía boliviana, se dio cuenta que la cosa no le iba a resultar fácil, por lo que, siguiendo el manual de procedimientos, al ver tantos obstáculos y complicaciones, recurrió al “plan B” y buscó un hombre con el cual casarse. Lo encontró en Mario Martínez Álvarez, un mediocre estudiante de ingeniería electrónica a quien conoció a través de un grupo de amigos, entre quienes se hallaba su hermano Gonzalo, también universitario.
A la muchacha no le costó demasiado seducir al incauto boliviano; comenzó a frecuentarlo, trató de cautivarlo y un día, luego de numerosas funciones de cine, cenas, almuerzos en restaurantes, paseos y charlas, le propuso casamiento. Al principio el muchacho se sorprendió, porque no se esperaba semejante avance y además ella era unos años mayor que él (Mario apenas tenía 21 años), pero sorteando algunos inconvenientes, uno de ellos la posible oposición de su padre, un severo ingeniero en minas que trabajaba en Huanuni (departamento de Oruro), acudieron al Registro Civil y contrajeron matrimonio ante unos pocos testigos.
Corría febrero de 1966 cuando “Tania” intentó comunicarse con el Centro Principal en varias oportunidades, para informar sobre el paso que había decidido dar, sin embargo, al no obtener respuesta, optó por seguir adelante y concertarlo por su cuenta, sin esperar la aprobación.
A esa altura, ya había establecido un complejo entramado de relaciones y a través de ellas, valiosa información en materia de seguridad, controles, fuerzas militares y policiales, métodos represivos, armamento, accesos, rutas, gobierno, estado sanitario, sistema penitenciario, situación social, laboral y empresarial y sobre todo, el grado de penetración estadounidense y la ubicación de casi todas las unidades castrenses, la principal, el Colegio Militar del Estado Mayor, en el barrio de Calacoto, con lo cual pudo determinar el grado de situación que dominaban el país8.
Pese a todo ello, en determinado momento, la marcha de la operación se vio dificultada por el quiebre de las comunicaciones con el Centro Principal, el organismo encargado de monitorear sus pasos. En vista de ello, a fines de septiembre de 1965 solicitó al MININT el envío de un agente del VMT, con el cual poder recuperar los contactos y mantener los canales abiertos para el envío de la información.
Por orden de “Barbarroja” Piñeiro, la central de inteligencia cubana le ordenó al oficial guatemalteco Carlos Conrado de Jesús Alvarado Marín (nombre en clave “Mercy”), asignado en esos momentos a misiones encubiertas en Europa occidental, volar inmediatamente a La Paz y esperar instrucciones.
“Mercy” tomó el primer vuelo y llegó el 1 de enero de 1966, alojándose en un hotel del centro de la ciudad. Dedicaría varios días a estudiar la situación sin establecer contacto con “Tania”, a efectos de obtener un panorama previo y luego la buscaría, para hacerle entrega de los nuevos códigos de comunicaciones secretas. Sin embargo, al intentar hacerlo, no lo logró, corroborando de ese modo que, efectivamente, se había producido una “desconexión” con el Centro Principal de operaciones en La Habana.
Pasados algunos días, el emisario recibió un mensaje del organismo en cuestión, con las instrucciones para establecer contacto con la agente encubierta. El mismo estaba fechado el 5 de noviembre e indicaba realizar durante varios días un seguimiento exhaustivo sin comunicación.
“…la llamarás al teléfono 23696, entre las 13:00 y las 14:00, hora de La Paz. Y entablarás el diálogo siguiente:

Mercy: Preguntarás por la profesora de alemán y le dirás que deseas dar clases de alemán comercial.

Tania: Si te responde afirmativamente significará que debes volver a llamar hasta tanto te conteste que ella no da clases de alemán comercial.

Nota: Es posible que salga un hombre al teléfono, que es el dueño de la casa donde Tania vive, de igual modo, preguntarás por la profesora de alemán, ya que, efectivamente, en la actualidad está dando clases.

Continuaba diciendo el mensaje que, al día siguiente, a las 19.30, hora de La Paz, Tamara estaría frente al mercado “Lanza”, bebiendo algo y que desde ahí efectuaría el siguiente itinerario: calles Zagárnaga, Linares, Grau, Héroes del Acre y Landaeta hasta la Biblioteca Nacional. Durante ese lapso o si se podía, en el lugar donde ella bebía el refresco, el agente debía establecer el contacto. La joven llevaría un tapado gris obscuro, un pañuelo amarillo en la cabeza y una cartera negra en la mano derecha, que cambiaría en caso de detectar chequeo enemigo. Si por algún motivo no se llegaba a establecer el encuentro, el mismo debería formalizarse al día siguiente, a las 20.00 horas, en la mencionada Biblioteca, con las señas y procedimientos anteriormente indicados. El cable adjuntaba las palabras que debía pronunciar al momento de la reunión, información sobre el mercado “Lanza”, la dirección donde vivía “Tania” y los lugares que frecuentaba, uno de ellos el salón de belleza de Helena Rubinstein, puntos en los que se la podía localizar en caso de ser necesario. Firmaba MOE9.
Siguiendo esas indicaciones, el emisario pudo confirmar que la agente se encontraba alojada en la pensión de los Sanjinés (5 de enero) y luego de chequear que no había actividad enemiga en torno a ella, comenzó a seguirla (6 de enero), observando sus movimientos y modos de proceder.
Seguro de que el terreno se hallaba despejado, “Mercy” activó los mecanismos para establecer contacto telefónico y recurriendo a las señas y contraseñas del manual de procedimientos, le indicó a la joven su presencia y un punto de encuentro.
Se vieron esa misma noche, en el parque situado frente al Mercado “Lanza” y efectuado el intercambio de identificaciones, fijaron un sitio en las afueras de la ciudad, para la entrega del correo que el recién llegado traía consigo.
Los pasos previos al encuentro son dignos de una película de espionaje.
Ella llegó a lugar a las 19.30, se sentó en una mesa del kiosco ubicado unos metros antes del mercado, pidió un batido y esperó. “Mercy” aguardaba a la distancia, siguiendo todos sus movimientos hasta que a las 20.00 ella se paró y comenzó a caminar hacia el punto de contacto.
El agente encubierto la vio abordar un taxi e hizo lo mismo. La siguió hasta que el otro vehículo se detuvo en la calle Linares, más allá del cine “Murillo” y ella se bajó. Él también lo hizo y desde ese punto, comenzó a seguirla a pie hasta la transversal Ecuador, donde la abordó.

-Disculpe señorita, ¿me puede decir dónde queda el cine “Bolívar”?

-Queda en la calle Simón – respondió ella.

-¿Cerca de Sucre? – volvió a preguntar el individuo.

Era la señal convenida. “Tania” le tendió la mano sonriendo y le propuso entrar en la cafetería contigua al cine “6 de Agosto”, para conversar más tranquilos. Abordaron un nuevo taxi y se dirigieron hacia allí; se sentaron en una de las mesas, pidieron un café y “Mercy” comenzó a hablar, transmitiéndole previamente el saludo de todos sus compañeros e informándole que en mérito a sus servicios, había sido incorporada al Partido Comunista cubano, algo que puso muy feliz a la combatiente.
Acto seguido le explicó que tenía un correo para ella pero por precaución, no lo llevaba consigo, por lo que era imperioso fijar un nuevo punto para concretar la entrega.
En un primer momento, la muchacha pensó en una de las habitaciones de la casa en construcción donde vivía Yolanda Rivas de Plaskonska, en el barrio de Calacoto, al sur de La Paz, pero como recién el siguiente lunes o martes dispondría de las llaves, acordaron proceder antes, en las afueras de la capital.
"Tania" y "Mercy" establecen contacto en La Paz
(Imagen: Franka Potente y Matt Damon en The Bourne Identity)

Quedaron en encontrase en la esquina de Héroes del Acre y Landaeta y simular una salida de excursión a las montañas.
El domingo a las 08.00 de la mañana, “Mercy” abandonó su pensión, abordó un taxi y enfiló hacia el lugar convenido. A las 8.30 estaba en El Montículo, justo cuando la argentina salía de la morada de los Sanjinés y comenzaba a caminar hacia el noreste. La siguió algunas cuadras hasta el punto convenido, abordaron un ómnibus hacia el barrio de Tembladerani, descendieron en la terminal y siguieron a pie, tomando fotografías de los montes y el panorama en general.
Poco más de dos kilómetros más adelante, ella le pidió a su compañero que aguardase y fue en busca de los códigos gama que debía reemplazar por los que le traía “Mercy”.
Sentados entre unos árboles, procedieron a destruirlos, no sin que antes el emisario le señalase la inconveniencia de ocultar las claves en un lugar tan apartado. Ella respondió que así se lo habían indicado durante los cursos de entrenamiento en La Habana, pero el guatemalteco volvió a insistir, haciéndole ver que en caso de urgencia, podría surgir algún tipo de inconveniente.
Destruidos los viejos códigos, “Mercy” le entregó los que enviaba el Centro Principal y allí mismo acordaron verse a diario, al menos tres horas al día, para aprender su uso.
Almorzaron unas viandas y luego descendieron, para abordar otro colectivo de la misma línea y regresar al punto de partida.
Comenzaron de ese modo, las clases de instrucción, que incluyeron también chequeo y contrachequeo, medidas de seguridad y contrainteligencia.
Fue necesario proseguir el curso en Cochabamba porque “Tania” temía que un jefe de Migración del Aeropuerto la estuviese siguiendo y como las huellas dactilares de su pasaporte no coincidían con las de su cédula, podía tener algún problema.
Viajaron por separado, en diferentes ómnibus, pensando alojarse en el hotel “Bolívar” y luego alquilar un apartamento, pero les resultó imposible hacerlo porque en el primero se hospedaban numerosos funcionarios estadounidenses y varios sacerdotes que asistían a una suerte de congreso y por esa razón, había demasiada vigilancia.
Era imperioso buscar en algún otro sitio y en ese sentido, “Mercy” partió con destino a Trinidad y Santa Cruz de la Sierra en tanto la muchacha permanecía en el lugar para tratar de dar con algo. Ninguno de los dos tuvo suerte y eso los decidió a emprender el regreso a La Paz.
Las últimas clases tuvieron lugar en la casa de Calacoto. Luego ella partió hacia Santa Cruz de la Sierra y él hacia San Pablo (Brasil), donde debían encontrarse.
“Tania” viajó con su esposo; abordó un avión del Lloyd Aéreo Boliviano con un pasaje remitido por “Mercy” y una vez en la gran metrópoli brasilera, se alojó en el hotel “Handais”, donde la esperaba el agente guatemalteco (Mario había quedado en Bolivia).
Se encontraron recién al día siguiente, en el comedor (finalizaba febrero), donde “Mercy” conversaba con un matrimonio argentino y unos peruanos; ella apareció de repente y lo abrazó cariñosamente, uniéndose inmediatamente a la conversación.
Pasaron varios días hasta que pudieron alquilar un apartamento en la playa Itararé, de San Vicente, a 78 kilómetros al sur de San Pablo, donde reiniciaron los cursos de entrenamiento.
El plan de trabajo comprendía, para la primera semana:

De 08.00 a 10.00: chequeo y contrachequeo.
De 10.00 a 12.00: carbón y escritura invisible.
De 12.30 a 13.30 baño en el mar.
De 14.30 a 17.00: métodos de obtención y análisis de la información.
De 17.00 a 20.00: contrainteligencia.

Finalizada la jornada procedían a cenar y después hacían un repaso de lo practicado en el día; luego salían a caminar y terminaban el día escuchando Radio Habana Cuba.
Para la segunda semana, el programa comprendía el siguiente cronograma:

De 08.00 a 10.00: observación.
De 10.00 a 12.00: cartografía.
De 15.00 a 17.00: manipulación y localización de micropuntos (antes de que los mismos se echasen a perder).
De 17.00 a 20.00: medidas de seguridad.
De 22.00 a 24.00, recepción radiofónica y repaso.

Y para la tercera, el horario de trabajo era el siguiente:

De 08.00 a 10.00: prácticas de karate y defensa personal.
De 10.00 a 12.00: cerrajería.
De 15.00 a 17.00: chequeo y análisis de la correspondencia.
De 17.00 a 20.00: repaso general.
De 22.00 a 24.00: recepción telefónica.

Cuando el curso llegó a su fin, entre los dos elaboraron un plan de enlace para que “Tania” estableciese contacto con La Habana, así como otro de escondites para ocultar los mensajes, basado en un croquis que ella dibujó en papel manteca y él transcribió en tinta invisible. Superados los mismos, pasaron a la instancia final, es decir, el repaso general.
Durante toda la convivencia, “Mercy” debió lidiar con el carácter de Tamara y su idiosincrasia argentina, que por momentos la tornaban tan altanera y suficiente, que llegaba a menospreciar y hostigar a su compañero.
En la cafetería contigua al cine "6 de Agosto" de La Paz, "Tania"
y "Mercy" mantuvieron su primera conversación
(Imagen: Matt Damon y Franka Potente en The Bourne Identity)

Aunque en su afán por idealizar a la futura guerrillera sus biógrafos casi no lo mencionen, la muchacha solía montar en cólera, con crisis de llanto y gritos, tal como había acontecido con “Diosdado” en Praga y más de un instructor en la capital cubana.
Como dice “Mercy”, solía pasar de la emotividad al estallido, algo que se tornó frecuente cuando buscaban departamento en San Pablo.
“¡No seas imbécil!”, le gritaba a menudo o “¡Qué imbécil sos!”, expresiones que el guatemalteco dejaba pasar con estoicismo.
Cuando fueron a alquilar el apartamento de Itararé, en San Vicente, habían discutido y ella estaba furiosa.
Él le había pedido que abonara el taxi y ella lo tomó a mal, haciéndole toda una escena.

-¡…vos no cambiaste para que yo pagara! ¡Desde ahora los gastos van a ser mitad y mitad, yo anotaré lo que gastas y después hacemos cuentas!

Tal fue el grado de violencia por parte de “Tania”, ese día, que el titular de la inmobiliaria los creyó marido y mujer.
Cuando finalizada la instrucción “Mercy” comenzó a hacerle preguntas para examinarla, ella lo increpó con dureza.

-¡Mirá, mejor decime sobre qué cosa querés que te hable y yo te hablo!

“Mercy” decidió seguirle la corriente, como explica en uno de sus informes y al cabo de un tiempo, logró hacerle entender que había superado las pruebas de manera óptima.

-Ya viste que no soy estúpida – le respondió airada.

Él le contestó que nunca había pensado eso y que estaba admirado de su prodigiosa capacidad de aprendizaje y al seguir alabándola, logró tranquilizarla.
Sin embargo, a la argentina los berrinches se le pasaban rápido y hacía lo necesario para revertir la situación. Con respecto a su capacidad, a decir del propio “Mercy”, en solo un mes había asimilado lo que a él le llevó un año.
De acuerdo con el plan, el 24 de marzo “Tania” viajó a Montevideo con la doble finalidad de simular una estadía en la Argentina, supuestamente para visitar parientes y enviar información al Centro Principal. Antes de partir, “Mercy” le expresó su satisfacción por los conocimientos adquiridos.

-Compañera, quiero que sepas que, aunque muchas veces hemos tenido discusiones, estoy muy contento de haberte dado clases, y si me volvieran a mandar, lo haría con mucho gusto.

Ella acusó el golpe y abrazando a su compañero, le contestó, sin poder contener la emoción:

-Por eso es que no quería que me despidieras, pues sabía que me ibas a hacer llorar.

Durante el vuelo hacia la capital uruguaya, “Tania” se puso a conversar con un alemán que, según le contó, estaba radicado en Brasil desde hacía cincuenta años o más. Explotaba una plantación de café en Londrina y al parecer, tenía muy buena posición económica. Primero hablaron en español y luego en alemán y como no podía ser de otra manera, la muchacha se puso a fantasear con posibles vínculos nazis10.
Una vez en Montevideo, la agente encubierta se alojó en el Hotel “California” y enseguida se dedicó a establecer contacto con ceramistas locales y obtener información11.
Tras enviar una serie de mensajes en clave, “Tania” regresó a San Pablo, llevando obsequios para “Mercy” (unos alfajores) y su engañado marido. De ahí siguió hacia Santa Cruz de la Sierra y desde ese punto hasta La Paz.
Tamara y “Mercy” se separaron en la estación de ómnibus de San Vicente (Brasil) y para variar, momentos antes tuvieron una fuerte discusión (mejor dicho la muchacha había tenido otro de sus estallidos) y por esa razón llegaron caminando por separado. Ella arregló la situación comprando la marca de caramelos que le gustaban al guatemalteco y antes de que abordara el vehículo se los entregó.

-Te agradezco mucho lo que me has enseñado y que me hayas aguantado todas mis cosas, he aprendido mucho con vos. Algún día nos veremos, cuando nuestra causa haya triunfado… tal vez no nos podamos ni saludar y pasemos [uno junto a otro] como desconocidos, pero con los ojos nos diremos, como buenos camaradas, Patria o Muerte, ¡Venceremos!

En ese momento, el conductor del vehículo volvió a llamar al pasaje, necesitado como estaba de cumplir el horario y ella, una vez más, reaccionó de manera explosiva.

-¡Espere un minuto! – le gritó. Y a continuación, abrazó a “Mercy” llorando.

El guatemalteco abordó el ómnibus, se ubicó en su asiento y mirando por la ventanilla, vio a la argentina saludando con la mano. Él le devolvió el gesto y recién entonces reparó en que la joven lloraba. Fue la última vez que se vieron.
De regreso en La Paz, Tamara se topó en una oportunidad con Oscar Zamora Medinacelli, el dirigente estudiantil comunista, pero no la reconoció. El sujeto se sentó en una mesa contigua, en el restaurante “Pedaiquir”, junto a varios conocidos, pero ni siquiera reparó en ella. Lo mismo ocurrió en Navidad y Año Nuevo, cuando se lo volvió a cruzar, pero tampoco la miró.
Entre los mensajes que Tamara envió al Centro Principal de operaciones figuraba un pormenorizado detalle de la izquierda regional.
El PC tradicional seguía dirigido por Mario Monje, tenía su sede en la calle Juan de la Riva y mantenía su incondicional lineamiento con Moscú. Zamora encabezaba una escisión más reaccionaria y pro-china, tenía su local central en la calle Ayacucho e intentaba establecer alianzas con otras facciones. Al parecer los servicios de seguridad estaban tras él, sabían que había estado en Praga y que tenía en mente algún tipo de atentado contra Barrientos. Las divisiones parecían haber debilitado al movimiento en tanto los falangistas y otras agrupaciones de centro y derecha, cobraban mayor vigor.
Inmediatamente después, comenzó a preparar su viaje a México, donde un enlace del MOE la estaba esperando para entregarle nuevas instrucciones12.

Notas
1 Fue derrocado por su vicepresidente, el general de Aviación René Barrientos Ortuño.
2 En aquellos días, mucha gente se ufanaba de haber participado en la revolución cubana.
3 Ulises Estrada, op. Cit., p. 212.
4 López Muñoz era corresponsal de la revista “Visión”, editor de “Esto es” y de “información Periodística” (IPE).
5 No sería de extrañar que Sonia Azurduy tuviese algún vínculo familiar con Juana Azurduy de Padilla, heroína de las guerras de la Independencia.
6 Guevara Arze había sido candidato a la presidencia en 1960. El 8 de agosto de 1979 fue electo presidente de la República pero acabó derrocado por un golpe de Estado en noviembre del mismo año.
7 Compañía de aviación comercial holandesa.
8 Entre los asesores norteamericanos a los que logró sonsacar información figuraba el profesor Álvaro Cristian, individuo estrechamente vinculado al FBI, que dictaba cursos en el Colegio Militar del Estado Mayor.
9 Ulises Estrada, op. Cit., pp. 193.194. Anexo 7. “Mensaje enviado por el Centro Principal a Mercy informándole los detalles sobre su futuro encuentro con Tania en Bolivia”.
10 Según ella, el hombre pertenecía a la nobleza y había perdido sus tierras en la parte norte de la Alemania oriental, cuando el régimen soviético las expropió. Eso y su viaje a Uruguay para dirigirse por tierra hacia un punto indeterminado de la Argentina, fueron materia suficiente para que dedujese que tenía algún trato con los nazis, algo de a extrañar si tenemos en cuenta que el nacionalsocialismo, con su reforma agraria, perjudicó notablemente a los junkers, es decir, la nobleza terrateniente.
11 En la oportunidad, trabó amistad con un empleado del hospedaje y supo que, además, era miembro de la Policía Especial (o al menos eso era lo que decía).
12 Para ampliar información sobre Tamara H. Bunke Bider y su acción encubierta en Bolivia, ver: Ulises Estrada, op. Cit.; Sin autor, Tania, la guerrillera inolvidable, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1974; Marta Rojas y Mirta Rodríguez Calderón, Tania, guerrillera heroica, Rafael Cedeña Editor, Buenos Aires, 1993; Gustavo Rodríguez Ostria, “Los enigmas de Tania; de clandestina a guerrillera”, revista “Sudestada”, Año 7, Nº 64, Bs. As., noviembre de 2007. Dadas sus falacias, fábulas e inexactitudes, se recomienda descartar: Mariano Rodríguez Herrera, Tania, la guerrillera del Che, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2007.