ESPIONAJE EN EL ALTIPLANO
El 5 de
noviembre de 1964, Laura Gutiérrez Bauer (nombre en clave “Tania”), llegó a
Lima procedente de Praga, justamente el día posterior al derrocamiento de
Víctor Paz Estenssoro, quien se encontraba exiliado en la capital peruana desde
hacía unas pocas horas1.
La
argentina permaneció allí un par de días ya que el 8 de ese mes abordó un avión
y voló a Cuzco, decidida como estaba a encubrir sus actividades como experta en
arqueología y costumbres regionales.
Encuentro clandestino
(Imagen: The Bourne Identity) |
La
milenaria capital del imperio incaico debió haberla impresionado, con su
arquitectura mestiza, sus palacios, templos y ruinas, que hacen de ella una
“Roma Imperial” precolombina. Pensar que desde allí, los todopoderosos
emperadores peruanos gobernaron un vasto territorio que se extendía desde
Pasto, al sur de Colombia hasta el río Bío Bío en Chile y desde las costas del
Pacífico hasta la región amazónica, conmueve a cualquiera. A “Tania” aquello le
sirvió para fortalecer su identidad y reforzar sus conocimientos en materia de
historia y cultura regional y de paso, nutrirse de historia y maravillas.
La
mejor prueba de que estaba desempeñando su rol eficazmente la tuvo al alojarse
en el Hotel “Rosedal”, propiedad de Blanca Chacón. La antigua militante peruana,
que había trabajado con ella en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos
(ICAP), no la reconoció, como tampoco su sobrina renga se percató de que era
argentina.
“Tania”
se dedicó a recorrer la ciudad y a conocer gente, entre ellos un joven que lucía
camisa verde olivo, hospedado en el mismo albergue, con el que entabló diálogo
cuando almorzaban en el comedor, cada uno desde su mesa. El joven le refirió,
entre otras cosas, que había combatido en Sierra Maestra y conocido a algunas
figuras de la Revolución2. A la muchacha, el sujeto le resultó
agradable, más cuando le dijo que estaba allí, dirigiendo un grupo de teatro
estudiantil y que simpatizaba con los movimientos de izquierda. Compartió con
él algunos paseos y hasta bebió un café en un bar donde los parroquianos
discutían acaloradamente sobre política, defendiendo algunos la posición
cubana.
En otra
oportunidad, se encontraba en el interior de una tienda de artículos regionales
cuando un extraño individuo irrumpió en el local y le hizo ver que le había
notado cierto modismo caribeño.
-Usted
no habla como argentina, sino que usa ciertas expresiones cubanas.
“Tania”
supo eludir hábilmente la situación y siguió su ruta, perdiéndose por las
angostas calles de la ciudad, tratando de despistar a aquel hombre.
Una de
las personalidades más interesantes que conoció en la antigua ciudad imperial
fue el abogado Lino Fernández Casafranca, director de un grupo de estudios
folklóricos, quien le brindó algunas indicaciones útiles y hasta le insinuó
unirse al mismo, donde trabajaban varias argentinas. “Tania” rechazó
amablemente la propuesta porque debía continuar viaje pero siguiendo los
procedimientos, prometió mantener el contacto.
Después
de recorrer las impresionantes ruinas de los alrededores (la fortaleza de
Sacsayhuamán, Kenko, Puca Pucara, Tambomachay), abordó un ómnibus y partió con
destino a Puno, acompañada por una española que había conocido durante la
recorrida por los sitios arqueológicos. Con ella se alojó en una pensión de la
nueva ciudad y salió de recorrida por la noche para cenar en un restaurante.
A la
mañana siguiente tomó un ómnibus y continuó sola hasta Yunguyo, en la frontera
con Bolivia, encontrándose con la novedad de que los pasos estaban cerrados.
Alguien le facilitó un burro y de esa manera llegó a Copacabana, pintoresca
ciudad a boliviana, a orillas del Titicaca, donde buscó alojamiento en una
pensión que ostentaba el mismo nombre de la población.
Desandando
el camino, regresó al día siguiente a la frontera para presentarse en la comisaría
de Yunguyo y solicitar la visa de ingreso al país. Como el trámite no le llevó
demasiado tiempo, a las pocas horas estaba de regreso en Copacabana, lista para
abordar un nuevo ómnibus con destino a La Paz.
Llegó
el mismo día, 18 de noviembre, alojándose primero en el Hotel “Sucre”, para
pasar unos días después al “La Paz”, donde la presencia del Cuerpo de Paz y
varios argentinos le daban un ritmo constante al lugar.
Al
igual que en Cuzco, dedicó los primeros días a recorrer museos, lugares
históricos y sitios arqueológicos, entre ellos las deslumbrantes ruinas de
Tiahuanaco, cercanas a la capital, donde entabló su primer contacto de
importancia con el pintor Moisés Chire Barrientos, un artista de cierto
reconocimiento, emparentado con el flamante presidente de la Nación. Este a su
vez le presentó a un primo suyo, estudiante de Economía, quien haría lo propio,
días más tarde, con varias amistades.
“Tania”
debió sortear un primer escollo cuando ambos intentaron seducirla, ufanándose
de ser izquierdistas y mostrándose en extremo gentiles. Moisés también le
presentó a la Dra. Julia Elena Fortún, funcionaria del Ministerio de Educación,
quien le habló de una comisión de investigadores de la cultura y las
tradiciones nacionales, que le podía interesar. Se trataba de un organismo
dependiente del Departamento de Folklore, integrado por unos treinta y cinco
miembros que trabajaban de manera honoraria, es decir, sin percibir haberes,
donde podía hacer sus primeras armas. “Tania” tomó en cuenta el ofrecimiento y
cuando la burócrata le aconsejó una carta de recomendación de la embajada
argentina para incorporarse a ella, prometió conseguirla.
Como
para agilizar las cosas, la Dra. Fortún tomó el teléfono y pidió que la
comunicasen con la embajada en cuestión, Al ser atendida, solicitó hablar con
Ricardo Arce, secretario de la legación, a quien le mencionó la muchacha y le
adelantó que iba para allá en busca de la recomendación.
-Aquí
se encuentra una muchacha argentina que tiene interés en hacer estudios
arqueológicos y nos interesa que trabaje con nosotros3.
Arce se
comprometió a recibirla y tomó nota de cuanto se le dijo. “Tania” se presentó
al día siguiente, a las 11 horas y de movida se dio cuenta que su compatriota
además de ofrecerle sus servicios como funcionario, también intentaba
seducirla.
Se
trataba de un hombre de cincuenta años, soltero y muy conversador, que no dudó
en invitarla almorzar y para jactarse aún más, le presentó al cónsul argentino
en Santa Cruz de la Sierra y a dos o tres funcionarios de la representación.
“Tania”
rechazó la invitación pero se mostró encantadora y eso llevó a Arce a insistir
para otra oportunidad.
Esa
misma tarde, la muchacha regresó para retirar la carta y con ella en la
cartera, partió de regreso a la pensión para informarle a la Dra. Fortún que
tenía el documento en su poder.
“Tania”
consiguió sus primeros contactos a través de Arce, cuando un domingo la invitó
a su casa en Mayacilla, elegante suburbio próximo a los campos de golf, donde
tenían su morada los diplomáticos de diferentes nacionalidades. La noche de
carnaval, fue con un grupo de conocidos al Club La Paz, y allí encontró a su
compatriota, sentado en la mesa contigua, junto a un grupo de conocidos. La
muchacha lo notó un tanto alcoholizado pero aceptó su invitación cuando la sacó
a bailar, porque sabía que de ello podía obtener provecho. Y así fue, el
diplomático le presentó a una serie de personalidades y de ellas apuntó la
agente encubierta, sus teléfonos y direcciones.
La gran
oportunidad se presentó durante un importante festival folklórico organizado en
el pueblito de Compi, a orillas del lago Titicaca, al que acudieron las
principales autoridades nacionales, incluyendo el presidente Barrientos.
“Tania”
llegó acompañada por Ricardo Arce, el periodista Gonzalo López Muñoz4,
director de Información Nacional de la Presidencia de la República y el
mexicano Juan Manuel Ramírez, encargado de Negocios de la embajada de su país
en La Paz, quienes le presentaron al mandatario.
Barrientos
pareció fascinado con ella, conversó buena parte de la tarde y hasta se retrató
en varias ocasiones. Si intimaron o no, eso es materia de especulaciones, pero
la muchacha consiguió algunos contactos, sobre todo con personal del área de
Protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores y hasta cierta información de
parte del presidente, que inmediatamente volcó en un informe que envió
posteriormente, al Centro Principal de operaciones en La Habana.
Tamara estaba llevando a cabo bien su misión. Debido a los constantes controles efectuados por el gobierno, debió cambiar varias veces de hospedaje, pasando del Hotel “La Paz” al “Bolívar” y luego a la pensión de la señora Alcira Dupley de Zamora, sobre la calle Juan José Pérez 232, cuyo tercer esposo era administrador de una fábrica de cemento en la localidad de Viacha. Su hija, Sonia Azurduy, fruto de su primer matrimonio (la señora Alcira había enviudado en dos oportunidades), era secretaria bilingüe y peluquera, recibida en la Argentina, hacia donde la madre viajaba seguido para vender productos regionales5. Sonia había estudiado también en Estados Unidos, llegó a ser asistente del secretario de Planeamiento y Planificación del presidente Paz Estenssoro y para más, estaba casada con un estudiante de Derecho y militante del MNR, Marcelo Hurtado, a quien las autoridades sindicaban como agitador comunista.
Tamara logra infiltrarse en la clase dirigente boliviana (Imagen: Che. Guerrilla, la actriz alemana Franka Potente en el rol de "Tania") |
Tamara estaba llevando a cabo bien su misión. Debido a los constantes controles efectuados por el gobierno, debió cambiar varias veces de hospedaje, pasando del Hotel “La Paz” al “Bolívar” y luego a la pensión de la señora Alcira Dupley de Zamora, sobre la calle Juan José Pérez 232, cuyo tercer esposo era administrador de una fábrica de cemento en la localidad de Viacha. Su hija, Sonia Azurduy, fruto de su primer matrimonio (la señora Alcira había enviudado en dos oportunidades), era secretaria bilingüe y peluquera, recibida en la Argentina, hacia donde la madre viajaba seguido para vender productos regionales5. Sonia había estudiado también en Estados Unidos, llegó a ser asistente del secretario de Planeamiento y Planificación del presidente Paz Estenssoro y para más, estaba casada con un estudiante de Derecho y militante del MNR, Marcelo Hurtado, a quien las autoridades sindicaban como agitador comunista.
“Tania”
estableció vínculos con una huésped de la pensión, Ana Hendrick, muchacha
oriunda de la región del Beni, divorciada de un yugoslavo que tenía cierta
llegada en la embajada de su país. Había sido secretaria del Senado y tenía
vínculos con Walter Guevara Arze, presidente del derechista Partido
Revolucionario Auténtico6, cercano a Barrientos y su jefe de Estado
Mayor, Alfredo Ovando Candia.
Otra
personalidad con la que la joven argentina estrechó vínculos fue Mario Quiroga
Santa Cruz, dirigente de la democracia cristiana y la Falange Socialista
Boliviana (FSB), además de director del diario “El Sol”, quien le ofreció
trabajo como correctora. Ella lo rechazó porque para entonces, daba clases
particulares de alemán a ocho alumnos y necesitaba libertad de movimiento. En
una fiesta que se llevó a cabo en casa de aquel, Ana le presentó también a
Oscar de la Fuente y René Segadan, empresarios bolivianos ambos y al abogado
Alfonso Bascope Méndez, encargado de Propaganda de la FSB, individuo
estrechamente relacionado con las Fuerzas Armadas y de Seguridad nacionales.
A
través de esas relaciones, la agente encubierta obtuvo una autorización del
Departamento de Folklore –dependencia del Ministerio de Educación–, para viajar
por todo el país y un carnet o cédula de identificación personal del Ministerio
de Gobierno, que facilitarían mucho sus desplazamientos.
Fue
entonces que decidió cambiar una vez más de hospedaje y se alojó en la pensión
del matrimonio Sanjinés, sobre la calle Presbítero Molina 2521 del barrio de
Sopocachi, gente en extremo agradable que, para más, tenía también sus
vínculos.
Don
Alfredo, el jefe de la familia, era un amable anciano, de 80 años de edad, que
en otros tiempos había sido diplomático y presidente de un congreso indigenista
que se llevó a cabo en México, oportunidad en la que conoció personalmente a
Trotsky. Para más, su hijo era gerente de la compañía KLM7 en La Paz
y su hija, profesora de francés, estaba casada con un abogado de apellido
Arrieta, asesor letrado de la Comisión Investigadora del Régimen.
Por
entonces, “Tania” también trataba con el pintor Juan Ortega Leyton y para
incrementar sus ingresos y encubrir su accionar, trabajaba temporalmente en
“Información Periodística”, una de las publicaciones que editaba López Muñoz.
También tomaba clases de cerámica y efectuaba investigaciones antropológicas,
justificando con ello sus desplazamientos por el interior del país.
Cuando inició los trámites para obtener la ciudadanía boliviana, se dio cuenta que la cosa no le iba a resultar fácil, por lo que, siguiendo el manual de procedimientos, al ver tantos obstáculos y complicaciones, recurrió al “plan B” y buscó un hombre con el cual casarse. Lo encontró en Mario Martínez Álvarez, un mediocre estudiante de ingeniería electrónica a quien conoció a través de un grupo de amigos, entre quienes se hallaba su hermano Gonzalo, también universitario.
Cuando inició los trámites para obtener la ciudadanía boliviana, se dio cuenta que la cosa no le iba a resultar fácil, por lo que, siguiendo el manual de procedimientos, al ver tantos obstáculos y complicaciones, recurrió al “plan B” y buscó un hombre con el cual casarse. Lo encontró en Mario Martínez Álvarez, un mediocre estudiante de ingeniería electrónica a quien conoció a través de un grupo de amigos, entre quienes se hallaba su hermano Gonzalo, también universitario.
A la
muchacha no le costó demasiado seducir al incauto boliviano; comenzó a frecuentarlo,
trató de cautivarlo y un día, luego de numerosas funciones de cine, cenas,
almuerzos en restaurantes, paseos y charlas, le propuso casamiento. Al
principio el muchacho se sorprendió, porque no se esperaba semejante avance y
además ella era unos años mayor que él (Mario apenas tenía 21 años), pero
sorteando algunos inconvenientes, uno de ellos la posible oposición de su
padre, un severo ingeniero en minas que trabajaba en Huanuni (departamento de
Oruro), acudieron al Registro Civil y contrajeron matrimonio ante unos pocos
testigos.
Corría
febrero de 1966 cuando “Tania” intentó comunicarse con el Centro Principal en
varias oportunidades, para informar sobre el paso que había decidido dar, sin
embargo, al no obtener respuesta, optó por seguir adelante y concertarlo por su
cuenta, sin esperar la aprobación.
A esa
altura, ya había establecido un complejo entramado de relaciones y a través de
ellas, valiosa información en materia de seguridad, controles, fuerzas
militares y policiales, métodos represivos, armamento, accesos, rutas,
gobierno, estado sanitario, sistema penitenciario, situación social, laboral y
empresarial y sobre todo, el grado de penetración estadounidense y la ubicación
de casi todas las unidades castrenses, la principal, el Colegio Militar del
Estado Mayor, en el barrio de Calacoto, con lo cual pudo determinar el grado de
situación que dominaban el país8.
Pese a
todo ello, en determinado momento, la marcha de la operación se vio dificultada
por el quiebre de las comunicaciones con el Centro Principal, el organismo
encargado de monitorear sus pasos. En vista de ello, a fines de septiembre de
1965 solicitó al MININT el envío de un agente del VMT, con el cual poder
recuperar los contactos y mantener los canales abiertos para el envío de la información.
Por
orden de “Barbarroja” Piñeiro, la central de inteligencia cubana le ordenó al
oficial guatemalteco Carlos Conrado de Jesús Alvarado Marín (nombre en clave
“Mercy”), asignado en esos momentos a misiones encubiertas en Europa
occidental, volar inmediatamente a La Paz y esperar instrucciones.
“Mercy”
tomó el primer vuelo y llegó el 1 de enero de 1966, alojándose en un hotel del
centro de la ciudad. Dedicaría varios días a estudiar la situación sin
establecer contacto con “Tania”, a efectos de obtener un panorama previo y
luego la buscaría, para hacerle entrega de los nuevos códigos de comunicaciones
secretas. Sin embargo, al intentar hacerlo, no lo logró, corroborando de ese
modo que, efectivamente, se había producido una “desconexión” con el Centro
Principal de operaciones en La Habana.
Pasados
algunos días, el emisario recibió un mensaje del organismo en cuestión, con las
instrucciones para establecer contacto con la agente encubierta. El mismo
estaba fechado el 5 de noviembre e indicaba realizar durante varios días un
seguimiento exhaustivo sin comunicación.
“…la llamarás al teléfono 23696, entre las
13:00 y las 14:00, hora de La Paz. Y entablarás el diálogo siguiente:
Mercy: Preguntarás por la profesora de alemán y le dirás
que deseas dar clases de alemán comercial.
Tania: Si te responde afirmativamente significará que
debes volver a llamar hasta tanto te conteste que ella no da clases de alemán
comercial.
Nota: Es posible que salga un hombre al teléfono, que es
el dueño de la casa donde Tania vive, de igual modo, preguntarás por la
profesora de alemán, ya que, efectivamente, en la actualidad está dando clases.
Continuaba
diciendo el mensaje que, al día siguiente, a las 19.30, hora de La Paz, Tamara
estaría frente al mercado “Lanza”, bebiendo algo y que desde ahí efectuaría el
siguiente itinerario: calles Zagárnaga, Linares, Grau, Héroes del Acre y
Landaeta hasta la Biblioteca Nacional. Durante ese lapso o si se podía, en el
lugar donde ella bebía el refresco, el agente debía establecer el contacto. La
joven llevaría un tapado gris obscuro, un pañuelo amarillo en la cabeza y una
cartera negra en la mano derecha, que cambiaría en caso de detectar chequeo
enemigo. Si por algún motivo no se llegaba a establecer el encuentro, el mismo
debería formalizarse al día siguiente, a las 20.00 horas, en la mencionada
Biblioteca, con las señas y procedimientos anteriormente indicados. El cable
adjuntaba las palabras que debía pronunciar al momento de la reunión,
información sobre el mercado “Lanza”, la dirección donde vivía “Tania” y los
lugares que frecuentaba, uno de ellos el salón de belleza de Helena Rubinstein,
puntos en los que se la podía localizar en caso de ser necesario. Firmaba MOE9.
Siguiendo
esas indicaciones, el emisario pudo confirmar que la agente se encontraba
alojada en la pensión de los Sanjinés (5 de enero) y luego de chequear que no
había actividad enemiga en torno a ella, comenzó a seguirla (6 de enero),
observando sus movimientos y modos de proceder.
Seguro
de que el terreno se hallaba despejado, “Mercy” activó los mecanismos para
establecer contacto telefónico y recurriendo a las señas y contraseñas del
manual de procedimientos, le indicó a la joven su presencia y un punto de
encuentro.
Se
vieron esa misma noche, en el parque situado frente al Mercado “Lanza” y
efectuado el intercambio de identificaciones, fijaron un sitio en las afueras
de la ciudad, para la entrega del correo que el recién llegado traía consigo.
Los
pasos previos al encuentro son dignos de una película de espionaje.
Ella
llegó a lugar a las 19.30, se sentó en una mesa del kiosco ubicado unos metros
antes del mercado, pidió un batido y esperó. “Mercy” aguardaba a la distancia,
siguiendo todos sus movimientos hasta que a las 20.00 ella se paró y comenzó a
caminar hacia el punto de contacto.
El
agente encubierto la vio abordar un taxi e hizo lo mismo. La siguió hasta que
el otro vehículo se detuvo en la calle Linares, más allá del cine “Murillo” y
ella se bajó. Él también lo hizo y desde ese punto, comenzó a seguirla a pie
hasta la transversal Ecuador, donde la abordó.
-Disculpe
señorita, ¿me puede decir dónde queda el cine “Bolívar”?
-Queda
en la calle Simón – respondió ella.
-¿Cerca
de Sucre? – volvió a preguntar el individuo.
Era
la
señal convenida. “Tania” le tendió la mano sonriendo y le propuso entrar
en la
cafetería contigua al cine “6 de Agosto”, para conversar más tranquilos.
Abordaron un nuevo taxi y se dirigieron hacia allí; se sentaron en una
de las
mesas, pidieron un café y “Mercy” comenzó a hablar, transmitiéndole
previamente
el saludo de todos sus compañeros e informándole que en mérito a sus
servicios, había sido incorporada al Partido Comunista cubano, algo que
puso muy feliz a la combatiente.
Acto
seguido le explicó que tenía un correo para ella pero por precaución, no lo
llevaba consigo, por lo que era imperioso fijar un nuevo punto para concretar
la entrega.
En un
primer momento, la muchacha pensó en una de las habitaciones de la casa en
construcción donde vivía Yolanda Rivas de Plaskonska, en el barrio de Calacoto,
al sur de La Paz, pero como recién el siguiente lunes o martes dispondría de
las llaves, acordaron proceder antes, en las afueras de la capital.
Quedaron en encontrase en la esquina de Héroes del Acre y Landaeta y simular una salida de excursión a las montañas.
"Tania" y "Mercy" establecen contacto en La Paz (Imagen: Franka Potente y Matt Damon en The Bourne Identity) |
Quedaron en encontrase en la esquina de Héroes del Acre y Landaeta y simular una salida de excursión a las montañas.
El
domingo a las 08.00 de la mañana, “Mercy” abandonó su pensión, abordó un taxi y
enfiló hacia el lugar convenido. A las 8.30 estaba en El Montículo, justo
cuando la argentina salía de la morada de los Sanjinés y comenzaba a caminar
hacia el noreste. La siguió algunas cuadras hasta el punto convenido, abordaron
un ómnibus hacia el barrio de Tembladerani, descendieron en la terminal y
siguieron a pie, tomando fotografías de los montes y el panorama en general.
Poco
más de dos kilómetros más adelante, ella le pidió a su compañero que aguardase
y fue en busca de los códigos gama que debía reemplazar por los que le traía
“Mercy”.
Sentados
entre unos árboles, procedieron a destruirlos, no sin que antes el emisario le
señalase la inconveniencia de ocultar las claves en un lugar tan apartado. Ella
respondió que así se lo habían indicado durante los cursos de entrenamiento en
La Habana, pero el guatemalteco volvió a insistir, haciéndole ver que en caso
de urgencia, podría surgir algún tipo de inconveniente.
Destruidos
los viejos códigos, “Mercy” le entregó los que enviaba el Centro Principal y
allí mismo acordaron verse a diario, al menos tres horas al día, para aprender
su uso.
Almorzaron
unas viandas y luego descendieron, para abordar otro colectivo de la misma
línea y regresar al punto de partida.
Comenzaron
de ese modo, las clases de instrucción, que incluyeron también chequeo y
contrachequeo, medidas de seguridad y contrainteligencia.
Fue
necesario proseguir el curso en Cochabamba porque “Tania” temía que un jefe de
Migración del Aeropuerto la estuviese siguiendo y como las huellas dactilares
de su pasaporte no coincidían con las de su cédula, podía tener algún problema.
Viajaron
por separado, en diferentes ómnibus, pensando alojarse en el hotel “Bolívar” y
luego alquilar un apartamento, pero les resultó imposible hacerlo porque en el
primero se hospedaban numerosos funcionarios estadounidenses y varios
sacerdotes que asistían a una suerte de congreso y por esa razón, había
demasiada vigilancia.
Era
imperioso buscar en algún otro sitio y en ese sentido, “Mercy” partió con
destino a Trinidad y Santa Cruz de la Sierra en tanto la muchacha permanecía en
el lugar para tratar de dar con algo. Ninguno de los dos tuvo suerte y eso los
decidió a emprender el regreso a La Paz.
Las
últimas clases tuvieron lugar en la casa de Calacoto. Luego ella partió hacia
Santa Cruz de la Sierra y él hacia San Pablo (Brasil), donde debían
encontrarse.
“Tania”
viajó con su esposo; abordó un avión del Lloyd Aéreo Boliviano con un pasaje
remitido por “Mercy” y una vez en la gran metrópoli brasilera, se alojó en el hotel
“Handais”, donde la esperaba el agente guatemalteco (Mario había quedado en
Bolivia).
Se
encontraron recién al día siguiente, en el comedor (finalizaba febrero), donde
“Mercy” conversaba con un matrimonio argentino y unos peruanos; ella apareció
de repente y lo abrazó cariñosamente, uniéndose inmediatamente a la
conversación.
Pasaron
varios días hasta que pudieron alquilar un apartamento en la playa Itararé, de
San Vicente, a 78
kilómetros al sur de San Pablo, donde reiniciaron los
cursos de entrenamiento.
El plan
de trabajo comprendía, para la primera semana:
De 08.00 a 10.00: chequeo y
contrachequeo.
De 10.00 a 12.00: carbón y
escritura invisible.
De 12.30 a 13.30 baño en el
mar.
De 14.30 a 17.00: métodos de
obtención y análisis de la información.
De 17.00 a 20.00:
contrainteligencia.
Finalizada
la jornada procedían a cenar y después hacían un repaso de lo practicado en el
día; luego salían a caminar y terminaban el día escuchando Radio Habana Cuba.
Para la
segunda semana, el programa comprendía el siguiente cronograma:
De 08.00 a 10.00: observación.
De 10.00 a 12.00: cartografía.
De 15.00 a 17.00: manipulación
y localización de micropuntos (antes de que los mismos se echasen a perder).
De 17.00 a 20.00: medidas de
seguridad.
De 22.00 a 24.00, recepción
radiofónica y repaso.
Y para
la tercera, el horario de trabajo era el siguiente:
De 08.00 a 10.00: prácticas de
karate y defensa personal.
De 10.00 a 12.00: cerrajería.
De 15.00 a 17.00: chequeo y
análisis de la correspondencia.
De 17.00 a 20.00: repaso
general.
De 22.00 a 24.00: recepción
telefónica.
Cuando
el curso llegó a su fin, entre los dos elaboraron un plan de enlace para que
“Tania” estableciese contacto con La Habana, así como otro de escondites para
ocultar los mensajes, basado en un croquis que ella dibujó en papel manteca y
él transcribió en tinta invisible. Superados los mismos, pasaron a la instancia
final, es decir, el repaso general.
Durante toda la
convivencia, “Mercy” debió lidiar con el carácter de Tamara y su idiosincrasia
argentina, que por momentos la tornaban tan altanera y suficiente, que llegaba
a menospreciar y hostigar a su compañero.
Aunque en su afán por idealizar a la futura guerrillera sus biógrafos casi no lo mencionen, la muchacha solía montar en cólera, con crisis de llanto y gritos, tal como había acontecido con “Diosdado” en Praga y más de un instructor en la capital cubana.
En la cafetería contigua al cine "6 de Agosto" de La Paz, "Tania" y "Mercy" mantuvieron su primera conversación (Imagen: Matt Damon y Franka Potente en The Bourne Identity) |
Aunque en su afán por idealizar a la futura guerrillera sus biógrafos casi no lo mencionen, la muchacha solía montar en cólera, con crisis de llanto y gritos, tal como había acontecido con “Diosdado” en Praga y más de un instructor en la capital cubana.
Como
dice “Mercy”, solía pasar de la emotividad al estallido, algo que se tornó
frecuente cuando buscaban departamento en San Pablo.
“¡No seas imbécil!”, le gritaba a menudo
o “¡Qué imbécil sos!”, expresiones
que el guatemalteco dejaba pasar con estoicismo.
Cuando
fueron a alquilar el apartamento de Itararé, en San Vicente, habían discutido y
ella estaba furiosa.
Él le
había pedido que abonara el taxi y ella lo tomó a mal, haciéndole toda una
escena.
-¡…vos
no cambiaste para que yo pagara! ¡Desde ahora los gastos van a ser mitad y
mitad, yo anotaré lo que gastas y después hacemos cuentas!
Tal fue
el grado de violencia por parte de “Tania”, ese día, que el titular de la
inmobiliaria los creyó marido y mujer.
Cuando
finalizada la instrucción “Mercy” comenzó a hacerle preguntas para examinarla,
ella lo increpó con dureza.
-¡Mirá,
mejor decime sobre qué cosa querés que te hable y yo te hablo!
“Mercy”
decidió seguirle la corriente, como explica en uno de sus informes y al cabo de
un tiempo, logró hacerle entender que había superado las pruebas de manera
óptima.
-Ya
viste que no soy estúpida – le respondió airada.
Él le
contestó que nunca había pensado eso y que estaba admirado de su prodigiosa
capacidad de aprendizaje y al seguir alabándola, logró tranquilizarla.
Sin
embargo, a la argentina los berrinches se le pasaban rápido y hacía lo
necesario para revertir la situación. Con respecto a su capacidad, a decir del
propio “Mercy”, en solo un mes había asimilado lo que a él le llevó un año.
De
acuerdo con el plan, el 24 de marzo “Tania” viajó a Montevideo con la doble
finalidad de simular una estadía en la Argentina, supuestamente para visitar
parientes y enviar información al Centro Principal. Antes de partir, “Mercy” le
expresó su satisfacción por los conocimientos adquiridos.
-Compañera,
quiero que sepas que, aunque muchas veces hemos tenido discusiones, estoy muy
contento de haberte dado clases, y si me volvieran a mandar, lo haría con mucho
gusto.
Ella
acusó el golpe y abrazando a su compañero, le contestó, sin poder contener la
emoción:
-Por
eso es que no quería que me despidieras, pues sabía que me ibas a hacer llorar.
Durante
el vuelo hacia la capital uruguaya, “Tania” se puso a conversar con un alemán
que, según le contó, estaba radicado en Brasil desde hacía cincuenta años o
más. Explotaba una plantación de café en Londrina y al parecer, tenía muy buena
posición económica. Primero hablaron en español y luego en alemán y como no
podía ser de otra manera, la muchacha se puso a fantasear con posibles vínculos
nazis10.
Una vez
en Montevideo, la agente encubierta se alojó en el Hotel “California” y
enseguida se dedicó a establecer contacto con ceramistas locales y obtener
información11.
Tras
enviar una serie de mensajes en clave, “Tania” regresó a San Pablo, llevando
obsequios para “Mercy” (unos alfajores) y su engañado marido. De ahí siguió
hacia Santa Cruz de la Sierra y desde ese punto hasta La Paz.
Tamara
y “Mercy” se separaron en la estación de ómnibus de San Vicente (Brasil) y para
variar, momentos antes tuvieron una fuerte discusión (mejor dicho la muchacha
había tenido otro de sus estallidos) y por esa razón llegaron caminando por
separado. Ella arregló la situación comprando la marca de caramelos que le
gustaban al guatemalteco y antes de que abordara el vehículo se los entregó.
-Te
agradezco mucho lo que me has enseñado y que me hayas aguantado todas mis
cosas, he aprendido mucho con vos. Algún día nos veremos, cuando nuestra causa
haya triunfado… tal vez no nos podamos ni saludar y pasemos [uno junto a otro] como desconocidos,
pero con los ojos nos diremos, como buenos camaradas, Patria o Muerte,
¡Venceremos!
En ese
momento, el conductor del vehículo volvió a llamar al pasaje, necesitado como
estaba de cumplir el horario y ella, una vez más, reaccionó de manera
explosiva.
-¡Espere
un minuto! – le gritó. Y a continuación, abrazó a “Mercy” llorando.
El
guatemalteco abordó el ómnibus, se ubicó en su asiento y mirando por la
ventanilla, vio a la argentina saludando con la mano. Él le devolvió el gesto y
recién entonces reparó en que la joven lloraba. Fue la última vez que se
vieron.
De
regreso en La Paz, Tamara se topó en una oportunidad con Oscar Zamora
Medinacelli, el dirigente estudiantil comunista, pero no la reconoció.
El sujeto se sentó en una
mesa contigua, en el restaurante “Pedaiquir”, junto a varios conocidos,
pero ni
siquiera reparó en ella. Lo mismo ocurrió en Navidad y Año Nuevo, cuando
se lo
volvió a cruzar, pero tampoco la miró.
Entre
los mensajes que Tamara envió al Centro Principal de operaciones figuraba un
pormenorizado detalle de la izquierda regional.
El PC
tradicional seguía dirigido por Mario Monje, tenía su sede en la calle Juan de
la Riva y mantenía su incondicional lineamiento con Moscú. Zamora encabezaba
una escisión más reaccionaria y pro-china, tenía su local central en la calle
Ayacucho e intentaba establecer alianzas con otras facciones. Al parecer los
servicios de seguridad estaban tras él, sabían que había estado en Praga y que
tenía en mente algún tipo de atentado contra Barrientos. Las divisiones
parecían haber debilitado al movimiento en tanto los falangistas y otras
agrupaciones de centro y derecha, cobraban mayor vigor.
Inmediatamente
después, comenzó a preparar su viaje a México, donde un enlace del MOE la
estaba esperando para entregarle nuevas instrucciones12.
Notas
1 Fue derrocado por su
vicepresidente, el general de Aviación René Barrientos Ortuño.
2 En aquellos días,
mucha gente se ufanaba de haber participado en la revolución cubana.
3 Ulises Estrada, op.
Cit., p. 212.
4 López Muñoz era
corresponsal de la revista “Visión”, editor de “Esto es” y de “información
Periodística” (IPE).
5 No sería de extrañar
que Sonia Azurduy tuviese algún vínculo familiar con Juana Azurduy de Padilla,
heroína de las guerras de la Independencia.
6 Guevara Arze había
sido candidato a la presidencia en 1960. El 8 de agosto de 1979 fue electo
presidente de la República pero acabó derrocado por un golpe de Estado en
noviembre del mismo año.
7 Compañía de aviación
comercial holandesa.
8 Entre los asesores
norteamericanos a los que logró sonsacar información figuraba el profesor
Álvaro Cristian, individuo estrechamente vinculado al FBI, que dictaba cursos
en el Colegio Militar del Estado Mayor.
9 Ulises Estrada, op.
Cit., pp. 193.194. Anexo 7. “Mensaje enviado por el Centro Principal a Mercy
informándole los detalles sobre su futuro encuentro con Tania en Bolivia”.
10 Según ella, el
hombre pertenecía a la nobleza y había perdido sus tierras en la parte norte de
la Alemania oriental, cuando el régimen soviético las expropió. Eso y su viaje
a Uruguay para dirigirse por tierra hacia un punto indeterminado de la Argentina,
fueron materia suficiente para que dedujese que tenía algún trato con los
nazis, algo de a extrañar si tenemos en cuenta que el nacionalsocialismo, con
su reforma agraria, perjudicó notablemente a los junkers, es decir, la nobleza
terrateniente.
11 En la oportunidad,
trabó amistad con un empleado del hospedaje y supo que, además, era miembro de
la Policía Especial (o al menos eso era lo que decía).
12 Para ampliar
información sobre Tamara H. Bunke Bider y su acción encubierta en Bolivia, ver:
Ulises Estrada, op. Cit.; Sin autor, Tania,
la guerrillera inolvidable, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1974;
Marta Rojas y Mirta Rodríguez Calderón, Tania,
guerrillera heroica, Rafael Cedeña Editor, Buenos Aires, 1993; Gustavo Rodríguez Ostria,
“Los
enigmas de Tania; de clandestina a guerrillera”, revista “Sudestada”,
Año 7, Nº
64, Bs. As., noviembre de 2007. Dadas sus falacias, fábulas e
inexactitudes, se recomienda descartar: Mariano Rodríguez Herrera, Tania, la guerrillera del Che, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2007.