lunes, 26 de agosto de 2019

EL FRENTE REBELDE COLAPSA


La aviación gubernamental bombardea posiciones rebeldes


Una cosa que desconcertó completamente al Che, fue la lectura que Fidel Castro hizo de su carta de despedida, la tarde del 3 de octubre de 1965, en el Teatro “Chaplin” de La Habana1, durante el acto de presentación del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. En la oportunidad, además de formalizar a la agrupación política, el líder anunció la creación de “Granma”, el periódico oficialista de la revolución e hizo pública la carta, algo que, según habían acordado ambos, sólo debía hacer en caso de muerte. ¿Por qué Fidel había quebrado el pacto?
Lejos, en lo más profundo de la selva, aún sonaban en la mente del comandante argentino las emotivas palabras de aquella despedida, las mismas que enmudecieron a la audiencia cuando Fidel comenzó a leer.


            Habana
             Año de la Agricultura


Fidel:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.
Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario.
Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.
Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor revolucionario,

                         Che


Durante todo ese mes, el Che se preguntó porqué Castro había tomado esa decisión y jamás halló la respuesta. De todas maneras, no había demasiado tiempo para reflexionar porque los hechos se sucedían sin tregua, uno tras otro.
A comienzos de noviembre, “Aly” sostuvo dos enfrentamientos con el enemigo, causándole varias bajas y capturándole valioso material.
Había llevado a cabo ambas embestidas al frente de un reducido grupo de cubanos y aún así, logró poner en fuga a las fuerzas regulares, apoderándose de un equipo de radio, una bazooka, dos morteros, cuatro fusiles FAL y municiones. Pero lo más interesante fueron los mapas y la documentación capturada, especialmente una orden de operaciones que permitió conocer al Estado Mayor rebelde la situación del enemigo, sus movimientos y su capacidad militar.


2

Secreto


ORDEN OPS nº 2
Ops Sur  Mapa escala 1/200.000 nº 1 Bendera 
Mapa escala 1/100.000 Katenga

1. Situación.

a) Fuerzas enemigas:

1) Bon. enemigo (+- 360 hombres) bajo mando capitán Busindi compuesto en su mayoría de babembe y un grupo de tutsi (Ruanda) en Katale.
2) Un Pl (+- 40 hombres) vestidos como el ANC: Armas: metralletas de origen chino, han cogido 6 peones camineros la semana del 27 de septiembre 65 en el km 7 de Kabimba y había obligado a esos peones a cargar sacos hacia su posición (campamento) tomando la carretera Mama-Kasanga-Kalenga



b) Fuerzas amigas:

-La 5ª Col. ocupa Baraka y mantendrá la línea Baraka-Fizi-Lulimba.
-El 9º comando ocupa Lulimba.
-El 5º Bon. Inf. ocupa Bendera.
-Destacamento de (+- voluntarios) 5º Cdo. + 1 Pl policía (+ 30 hombres) ocupa Kabimba.
-El 14 Bon. Inf. (-) tiene el raíl y ocupa Kabega-Muhala.
-1a  Cía. 14 Bon. +- una Cía. 12 Bon. ocupan Albertville.

-Fuerza aérea:
La fuerza aérea (WIGMO) apoya las operaciones con:
4 T-28 y 1 helicóptero.
2 B-26 estacionados provisionalmente en Albertville. Un apoyo aéreo suplementario podría ser obtenido de la escuadrilla WIGMO (4 T-28 estacionados en Goma en caso de absoluta necesidad).
1 DC3 FATAL es una sección de abastecimiento por aire, está en

Fuerza naval:
4 PT boats +- Ermens-Luka (prohibirá el cruce del lago por elementos rebeldes durante toda la operación).
c) Misión:
2º Bon.-Para. (-) hará el movimiento de Albertville hacia Kabimba y se instalará en deft. 
2 Fase 2:
2º Bon.-Para. (-) realizará con ayuda de los guerreros del jefe Mama Kasanga reconocimiento en la región norte y noroeste de Kabimba para localizar las posiciones enemigas.  
3 Fase 3:
2º Bon.-Para. (-) realizará un raid de destrucción de rebeldes que se encuentran al norte de Kabimba incluida la base rebelde de Katale.


Informaciones sobre el enemigo:

1) Katsheka: +- 300 tutsi ayudados por +- 50 cubanos. El depósito se encuentra hacia el norte del rio Katsheka, mandado por Joseph Mundandi (ruandés).
Armas: 2 morteros 81 (1 en reparación). 
  2 cañones 75 sin retroceso. 
  2 antiaéreas .50. 
  2 ametralladoras .30. 
30 fusiles ametralladoras + bazucas. 
Existencia: 200 cajas municiones + 10 minas.
2) Makungo: Posición sobre el flanco de la colina. +- Babembe ayudados por cubanos de Katsheka mandado por Calixte (Mubembe).
Armamento a comparar con Katsheka.
Existencia:
3) Katenga: Posición vivaque en la selva. +- hombres (Babembe y otros).
4) Kibamba: Base enemiga, en la orilla del lago, pueblos que lo bordean: puerto de llegada de abastecimientos viniendo de Kigoma. EM general rebelde (Javua).

Centro de entrenamiento de reclutas.
Enlace: red de teléfonos desde el firme hasta el lago / a Balabala.
5) Katalo: Norte Kabimba; +- 300 hombres, antiguos habitantes de Albertville ayudados por 12 cubanos. Mandado por capitán Businda (de Albertville).
Armamento: 2 cañones 75 SR.
2 morteros 81 mm.
12 ametralladoras .30. 
150 fusiles AFN. 
3 antiaéreas.
6) Lobunzo: +- 600 hombres, mandados por el coronel Pedro (Mubembe).
Depósito importante en casa del jefe Kilindi.
7) Kabanga: depósito y puerto (barcos entran en el estuario Luvu).
8) Kalonda-Kibuye: ocupado por los rebeldes.
9) Fizi: centro administrativo.
10) Simbi: centro de abastecimiento e instrucción.
11) Depósito y puerto2.

El documento resultó de vital importancia porque reveló los planes del comando mercenario, de apoderarse de toda la costa y destruir las posiciones rebeldes próximas a Kigoma. Como apunta el Che en su diario, ofrecía además, una idea precisa del armamento y la cantidad de hombres con las que contaban, incluyendo los efectivos cubanos y mostraba que el servicio de información enemigo funcionaba a la perfección3.
Para ganarle de mano a Hoare era necesario actuar lo más rápidamente posible.
Para ello, la gente de “Genge” sembró playas y caminos con minas de fragmentación y el Che ordenó varias emboscadas a cargo de Dreke, “M’bili”, “Aly” y “Moja”.
El 1 de noviembre “Genge” y sus hombres escucharon varias detonaciones en las alturas próximas a Nganja, cerca de Sele4, pauta fehaciente de que las fuerzas gubernamentales habían entrado en los campos minados. 
Habiendo sufrido varios muertos y heridos y urgidos como estaban por alcanzar los objetivos, los mercenarios obligaron a los campesinos a caminar delante, con su ganado precediéndolos y así superaron la trampa.
A las 12.00 la aviación bombardeó Kabimba y Jungo, matando e hiriendo a varias personas, incluyendo pobladores y en la madrugada del día siguiente, llegó “Changa” desde Kigoma, trayendo dos cañones sin retroceso, un mortero y algunas ametralladoras pesadas que los cubanos pensaban montar en algún punto del litoral para disparar contra las embarcaciones que intentaban aproximarse a la costa.
La llegada del “almirante del lago”5, estuvo precedida por numerosas bengalas, fácilmente perceptibles en la noche. Las patrulleras enemigas lo habían sorprendido a mitad del lago y se lanzaron tras él, tratando de darle alcance. Durante el intercambio de disparos, un hombre resultó herido en la mano derecha y “Changa” en la cabeza, a causa de un disparo de bazooka efectuado por uno de los congoleños que viajaban a bordo.
Cuando la embarcación se encontraba cerca de la costa, los cubanos abrieron fuego sobre sus perseguidores tratando de cubrir su aproximación y de esa manera le permitieron acercarse e iniciar la descarga ya que la balacera terminó alejando a sus perseguidores.
“Changa” y el herido, fueron conducidos al hospital, donde “Kumi” les practicó las primeras curaciones; mientras tanto, en la costa, “Genge” y sus hombres ayudaban a el resto de los tripulantes (uno de ellos Braulio, el mensajero) a descargar las piezas de artillería y los embalajes con municiones y víveres, tan necesarios a esa altura.
Aquel día, por la tarde, la gente de “Gange” abordó dos lanchones se hizo a la mar, para abrir un nuevo frente en la desembocadura del río Kakone. Lo acompañaban cinco cubanos y varios congoleños, llevando consigo las piezas de artillería traídas por “Changa”.
Se hallaban a mitad de camino, cerca de la isla Kavala cuando una de las embarcaciones chocó contra un arrecife y se hundió, llevándose consigo los dos cañones y varias cajas de municiones. Desesperado, “Genge” se arrojó al agua y con mucho esfuerzo, logró recuperar una de las piezas, arrastrándola hacia la costa donde sus compañeros lo ayudaron a sacarla. Se hallaban cerca de Bendera, donde los aldeanos se mostraron amables y proclives a ayudarlos, ofreciéndoles alimentos, en especial maní y yuca y dándoles una mano en la descarga del armamento.
Finalizada la operación, la sección se desplazó hacia la espesura, distante a un kilómetro de la orilla y allí acampó, dispuesta a hacer noche. Se tiraron sobre la hierba para recuperar fuerzas, racionaron y encendieron un brasero para mantener alejadas a las fieras.
Al la mañana siguiente llegó la aviación para bombardear varios puntos de la costa. Según el relato de “Genge”, algunas de las aeronaves eran norteamericanas y desde ellas, fueron arrojadas cargas con alimentos precedidas por millares de volantes que instaban a los rebeldes a rendirse. “El que quiera rendirse póngase un pañuelo blanco [en la cabeza], que los cubanos no quieren liberación”6.
Al poco tiempo se recibió por radio un mensaje, ordenando el regreso ese mismo día7.
Sin comprender del todo la directiva, el valeroso jefe mandó levantar campamento y se dirigió a la orilla, a donde llegó pasadas las 03.00 de la madrugada, decidido a iniciar la evacuación de manera inmediata.
Tropas rebeldes vadean un río. Hasta último momento, los cubanos
mostraron su espíritu de lucha

En Luluabourg, el Che envió a Dreke e “Ishirine” a abrir un nuevo frente en el sector de “Aly” y se recibió un comunicado urgente de “M’bili” en Lubonja dando cuenta de su situación: los congoleños estaban prontos a retirarse de la pelea y su desánimo contagiaba a los propios cubanos, de ahí los pedidos que le formularon algunos de ellos, solicitando regresar a la isla.
A esa altura, el Che seguía fabulando con la posibilidad de una revolución en el Congo y para ello, les planteó a los jefes locales trabajar en la organización de un Estado Mayor más reducido pero mucho más funcional. Masengo, que hacía poco lo había nombrado jefe de operaciones, es decir, el segundo al mando en el frente de guerra, se manifestó en contrario a la idea pues hacía poco se lo había hecho con la incorporación de “Siki”. Poco después llegó Alexis8 informando de las fuertes desavenencias que estaban afectando al “frente” congoleño. Preocupado, el Che se reunió con Masengo y Chamaleso (“Tremendo Punto”) para tratar ese asunto y de resultas de las conversaciones, decidió enviar al último para sondear los ánimos.
Mientras tanto, el repliegue continuaba en todo el frente, especialmente en Lubonja, las posiciones de Lambert y el camino de Fizi.
El 10 de noviembre se supo que Front de Forces se había perdido definitivamente y que los ruandeses se abandonaban la lucha.
Por su parte, “Ansali” interpretó mal las órdenes recibidas y regresó a la base. Al verlo en el campamento, el Che se sorprendió y después de escuchar sus explicaciones, lo despachó a reforzar la posición de “Tom”9.
El día siguiente trajo una triste novedad: el campamento de Makungo, en el área controlada por Calixte, también había caído. Para los ruandeses fue la gota que rebalsó el vaso; sin decir más, tomaron sus cosas y se retiraron hacia Nganja, una decisión inesperada para el Che que en esos momentos trabajaba en la organización de un grupo de artillería (disponía de un cañón con trece proyectiles, tres morteros y dos ametralladoras 12,7), con la idea de conservar ese territorio por ser el mayor proveedor de ganado con el que se alimentaba el ejército rebelde.
La presión enemiga aumentaba y con ella la indignación de los cuadros cubanos al enterarse que Kabila no cruzaba “porque su barco se hallaba descompuesto”.
Todo parecía indicar que pese a los esfuerzos el frente se desmoronaba y que el colapso era inevitable. Aún así, los caribeños ponían todo de su parte. “M’bili” se hallaba en camino desde Nganja hacia el lago encabezando a un grupo de ruandeses, “Azima” aguardaba parapetado con una unida congoleña en los accesos a la base, “Moja” hacía lo propio entre Kazima y el lago y “Aly” estaba en Kabimba, los cuatro listos para entrar en acción ni bien el enemigo asomase por ahí. Pero si el Che mantenía alguna esperanza, la misma se desvaneció con el nuevo mensaje de Mundandi informando que se sentía incapaz de mantener la posición y se retiraba.

Camarada Tatú:

En lo referente a la situación, que es muy grave, pongo en su conocimiento que soy incapaz de mantener la posición y asegurar la defensa. La población ha traicionado ya y ha dado a los soldados enemigos las vacas y se ha puesto pues a trabajar con el enemigo que está mejor guiado y tiene mejor información que nosotros sobre nuestra posición. Le ruego comprenderme, he decidido hacer una retirada. Yo no abandono a los compañeros cubanos, solamente que debo asegurar la responsabilidad delante del pueblo ruandés. No puedo exponer a todas las fuerzas de los camaradas ruandeses a ser aniquiladas, no sería un buen comandante revolucionario, y un revolucionario, además marxista, debe analizar la situación y evitar un combate de usura. Si todos los camaradas son aniquilados es mi falta, yo he buscado ayudar esta revolución para poder hacer otra en nuestro país; si los congoleses no luchan prefiero morir en nuestro suelo destinado al pueblo ruandés, si nosotros morirnos en el camino está bien también.
Reciba mis sentimientos revolucionarios.

                                       Mundandi10

Enterado del contenido de la misiva, Masengo se ofreció averiguar que estaba sucediendo y desarmar a aquella gente si realmente se disponía a desertar, idea  a la que Guevara no se opuso.
El 12 de noviembre, Masengo hizo un pedido de armas para atacar Kazima pero a esa altura, cumplir ese requerimiento era imposible pues los cubanos apenas disponían de las suyas. En esos momentos se hallaban (los cubanos) a orillas del lago, montando la batería con las piezas que había traído “Changa” y sembrando el sector con minas de fragmentación.
Mientras tanto, el Che encontró tiempo para escribirle al mismísimo Chow En-Lai solicitándole ayuda. El mandatario chino le respondió a los pocos días, rogándole que no se retirase y que organizase grupos de resistencia para internarse en la selva, sin ofrecer combate.
Para agravar el cuadro de situación, los desentendidos entre “Moja” (Dreke), Masengo, Lambert, la gente de Fizi y ese verdadero convidado de piedra que era el ministro de Salud Pública de Kabila, Mutchungo, se acentuaron, en especial cuando el último avaló un pedido de los campesinos de la región, exigiendo, la presencia de 12.000 combatientes cubanos (¿?), prueba de que la dirigencia congoleña vivía una guerra ajena a la realidad.
Ante ese estado de cosas, el Che le planteó al Estado Mayor congoleño, evacuar a las mujeres y los niños en dirección a Kigoma y poner a resguardo el poco material del que aún disponían.
El 13 de noviembre se produjo el segundo combate de Misima, cuando seis soldados cubanos al mando de “Alexis”  chocaron con lanchas patrulleras belgas, que llegaron sorpresivamente desde el oeste, navegando el río Congo y uno de sus afluentes11.
La idea era alcanzar Kazima y luego la base rebelde para tomar a las fuerzas del Che desprevenidas, pero encontraron la zona bien defendida, con numerosas trincheras y nidos de ametralladoras pesadas de 30 mm que al abrir fuego, provocaron numerosas bajas. Al menos dos belgas quedaron tendidos en la playa, sin vida y el resto se replegó llevándose a sus heridos.
Los mercenarios se retiraron hacia Katanga en tanto aviones y lanchas patrulleras castigaban duramente la zona, sobre todo la desembocadura del Misima, Luluabourg y el campamento del lago.
La madrugada del día 14, “Changa” cruzó una vez más el lago con víveres y municiones. Llegaron con él cuarenta congoleños que acababan de finalizar un curso de instrucción en la Unión Soviética y lo primero que pidieron ni bien pisaron tierra, fueron dos semanas de vacaciones. El Che les dio un sermón, hablándoles en francés de responsabilidad, compromiso e ideales y logró convencerlos para que subieran a Luluabourg y se incorporasen a la defensa. Con ellos llegaron otros seis individuos enviados por Masengo, delirando con fantásticos proyectos que contemplaban volar un buque enemigo que cubría a diario la ruta Kigoma-Albertville. Guevara los destinó a la retaguardia, donde serían más útiles pero una vez que partieron, nunca más se los volvió a ver.
Hoare imparte instrucciones a sus hombres

Casi al mismo tiempo, Chamaleso (“Tremendo Punto”) se encaminó hacia el campamento de Videaux (“Kisua”) para decirle que el Che estaba evaluando la posibilidad de emprender la retirada.
El cubano quedó un tanto desconcertado y entre los dos, decidieron ocultar la noticia para no alarmar a los pobladores. Pero la misma se filtró y eso movilizó a los jefes locales, quienes le pidieron a “Aly” que los cubanos permaneciesen en el lugar, pues temían las represalias de askaris y mercenarios, sobre todo con la población campesina. Lamentablemente para ellos, fue imposible cumplir sus deseos. En horas de la noche, los cubanos se retiraron escalonadamente y al día siguiente alcanzaron a la orilla, donde se hallaba amarrado el bote de “Tremendo Punto”.
Como el mismo no era lo suficientemente grande como para albergar a toda la tropa, debieron hacer varios viajes, llevando y trayendo a la gente hasta un punto intermedio, en grupos de a tres y luego repetir la maniobra hacia la base. Eran doce hombres en total y eso obligó a efectuar no menos de media docena de viajes porque además de la tropa, debían transportar las armas y parte del equipo. Para fortuna de todos, aparecieron algunos nativos remando hacia el sur en dos canoas. Los hombres de “Aly” les hicieron señas y una de ellas desvió su curso en dirección a la costa, para echarles una mano.
Se encontraban en plena tarea de evacuación cuando desde el sur apareció un avión procedente de Albertville. Al verlo venir, “Tremendo Punto” entró en pánico y se arrojó al agua, volcando el bote en el que viajaba con “Aly”. El episodio además de grotesco pudo terminar en tragedia porque el cubano no sabía nadar y pudo haberse ahogado. La oportuna intervención de sus compañeros lo salvó de una muerte segura12.
La mañana del 16 de noviembre el grupo estaba de regreso en Kibamba. En el hospital, “Aly” se reencontró con “Moja” (Dreke), a quien no veía desde los cursos de entrenamiento en Candelaria, antes de partir hacia el Congo. Molesto, le ralató las incidencias del viaje, poniendo especial énfasis en el incidente con Chamaleso y la retirada del campamento.
Dreke intentó calmarlo y “Kumi” le entregó toda la correspondencia que había recibido desde su llegada al África, treinta y seis cartas en total, que se puso a leer de corrido, ávido de noticias. Y en esas estaba cuando el Che lo mandó llamar a Luluabourg porque quería hablar con él.

…estaba leyendo cuando recibo el recado de que Tatu me mandaba a buscar, que subiera urgente. Yo le metí candela ahí mismo a las cartas, porque no iba a andar con ese montón. Subo y llego de noche. Tatu me recibe y nos felicita por la etapa que habíamos cumplido [“Aly” se presentó con todos sus compañeros]. La dirección del movimiento y él estaban muy contentos, satisfechos de la actitud que había mantenido el grupo de guerrilleros congoleños. Habíamos logrado hacer algunas acciones de importancia, que la acción de Misima había sido una gran victoria y sobre todo que los compañeros habían logrado mantener una moral alta. Yo, por mi parte, al margen de los elogios del Che, considero que el grupo de los ruandeses que estuvo con nosotros, que no eran muchos, se comportaron muy bien, a una altura muy alta [sic]. De forma muy superior a los ruandeses que combatieron en Force Bandera13.

Por supuesto que aquellos hombres merecían reconocimiento, lo mismo “Azi” o “Azima”, que por entonces se retiraba de sus posiciones junto a los nueve cubanos y dieciséis congoleños que tenía a su mando, permanentemente hostigado por la aviación, el hambre y el cansancio. Una carta suya dirigida a “Siki” (Oscar Fernández Mell), dio clara cuenta de la difícil situación que estaba atravesando.

Yo sólo tengo dieciséis congoleños y nueve cubanos, la retirada es muy difícil y la posición que tenemos completamente descubierta; no hay forma alguna para ocultarse de la aviación. Los congoleños plantearon irse; que ellos no iban a pelear, ya los tengo a la cañona aquí, cuando empiecen a avanzar los soldados se van a ir. Yo le explico a usted esto porque la situación es dura, perdone usted esta frase, pero creo que estoy apendejado [acobardado]. Nosotros estamos obligados a un personal que no quiere pelear y yo creo que esto no es lógico; sinceramente yo creo que esto no es correcto obligarlo. Yo no tengo grandes conocimientos pero veo esto muy mal. Tampoco hay comida, hay crisis de carne, no hay nada para darles de comer y también llueve todos los días, desde por la mañana empieza a caer agua y no hay a donde alojarse14.

¿Acaso “Azima” se dirigía a “Siki” porque esperaba encontrar en él un oído receptor? ¿La cerrazón del Che había llegado a tal extremo que los hombres preferían tratar con sus segundos? Lo cierto es que “Siki” le enseñó la carta al comandante y este, preocupado, lo envió hacia allá para averiguar qué ocurría realmente mientras preparaba a Videaux para reemplazar a “Azima”, en caso de que “Siki” comprobase que se hallaba desmoralizado.
“Azi” tenía razón; el enviado del Che pudo ver con sus propios ojos que el abnegado combatiente serrano estaba en lo cierto y así lo informó una vez de regreso al campamento; la situación era en extremo complicada y la defensa inútil.
Al mismo tiempo, llegó un mensaje de “M’bili” dando cuenta que el enemigo avanzaba hacia Jungo y que sus combatientes africanos se negaban a seguir combatiendo. La situación no daba para más y el Che comenzó a percibirlo.
A las 11.15 llegó un segundo parte15, comunicando que los ruandeses habían abandonado la lucha y se retiraban a su país. “M’bili” proponía replegar su posición varios metros, sembrar el terreno abandonado con minas y dividir a su gente en dos grupos y para ello solicitaba refuerzos y aconsejaba adoptar medidas contra posibles traidores.

Esto puede ser una traición, le propongo retirarnos un poco más atrás como hemos planeado, dividirnos en dos grupos, tomar nuevas posiciones y minar el camino, necesitamos refuerzos urgentes, voy a tomar medidas de precaución en caso de traición. El compañero que traiga la respuesta que venga por el camino nuevo. Patria o muerte16.

La decisión de “M’bili” había sido acertada porque horas después, la aviación bombardeó con bastante precisión las posiciones que acababa de evacuar.
Ante tales novedades, el Che envió un radiograma a la embajada cubana en Dar es-Salam solicitando armas del depósito de Kigoma y alertando sobre la actitud del gobierno tanzano. Inmediatamente después reforzó la primera línea con los congoleños que acababan de llegar de la Unión Soviética y se puso a evaluar la situación con “Tremendo Punto”. Las conclusiones que sacó fueron las siguientes:

Estamos frente a una situación de desmoronamiento total; se puede tomar una de las dos actitudes: hacer una defensa elástica, ir cediendo terreno y retirarnos hacia otro punto o, simplemente, hacer una defensa rígida, luchar hasta el límite de nuestras fuerzas; lo que no podemos hacer es estar cruzados de brazos esperando que los guardias avancen hasta un nuevo lugar y nos lo quiten sin combate, provocando la deserción de más hombres. Esa táctica (o falta de táctica) iba a conducir a que perdiéramos todo y quedáramos completamente desorganizados17.

Haciendo alarde de decisión, “Tremendo Punto” se inclinó por la defensa rígida y hasta dio indicaciones de cómo implementarla, provocando la silenciosa furia de los cubanos presentes. El Che intuyó enseguida ese sentimiento pero no dijo nada porque en lugar de fastidio, el pobre individuo terminó dándole pena. Pero en lo más íntimo de su ser comprendía que sus hombres tenían razón; congoleños y ruandeses abandonaban el campo de batalla o se tiraba al agua ni bien aparecía el primer avión, poniendo en riesgo la vida de sus compañeros y eso comenzaba a darse con mayor frecuencia a medida que se avizoraba el final. “¿Pero de qué defensa rígida está hablando este descarado?”, debieron preguntarse los caribeños mirándose entre sí.
Una reunión que tuvo lugar al día siguiente entre Masengo, Charles Bemba, el combatiente keniano Kent, “Tremendo Punto”, el Che y alguno que otro más, no condujo a nada, de ahí los partes que el comandante argentino envió a través de la radio, dando cuenta de lo que estaba ocurriendo.

Rafael:
La situación se derrumba, tropas enteras y campesinos se pasan al enemigo. No hay tropas congolesas seguras. Desde hoy nuestra salida al aire por la planta principal puede interrumpirse, mantendremos comunicación con Kigoma por planta auxiliar. Changa aquí por dificultades mecánicas. Urge tripulación y lanchas en buen estado18.

La situación llegaba al límite. Creyendo que aún quedaba alguna posibilidad, el Che envió a Dreke y “Aly” a efectuar una serie de exploraciones pero el estallido de ira del último le demostró que todo había terminado. El combatiente cubano explotó, harto de pelear y arriesgarse por gente que no tenía ningún interés en ninguna revolución pero cuando su comandante le propuso dejar el teatro de operaciones, le respondió que por nada del mundo lo iba a abandonar.
Esa misma noche, “Tremendo Punto” le dijo al Che que los oficiales congoleños habían decidido abandonar el combate y retirarse. Ahora fue él quien estalló indignado, exigiendo la decisión por escrito y con la firma de todos. No quería que la historia lo juzgara mal y mucho menos a sus cubanos, de ahí aquella exigencia, genuina y comprensible.
Cuando al día siguiente llegó por la radio la noticia de que la base superior acababa de caer y el enemigo avanzaba hacia el lago, comprendió que todo había terminado.



Imágenes
3 de octubre de 1965, Teatro "Chaplin" de La Habana.
Fidel Castro da lectura a la carta de despedida del Che
durante la presentación oficial del Comité Central del
Partido Comunista de Cuba


Tropas regulares del Congo ejecutan a pobladores civiles


El Che y sus hombres en el campamento central de Luluabourg


En noviembre de 1965 Mobutu
encabezó un golpe de Estado
y se hizo del poder


Mike Hoare posa junto a soldados sudafricanos

Notas
1 Actual teatro “Karl Marx”.
2 Ernesto Che Guevara, Pasajes de la Guerra Revolucionaria: Congo, op. Cit. pp. 206-208.
3 Ídem, p. 209.
4 Nganja, aldea de campesinos tutsis, emigrados de Ruanda varios años atrás; Sele caserío situado 15 kilómetros al sur de Kibamba.
5 “Changa” (Roberto Sánchez Bartelemy), también llamado “capitán Lawson”.
6 Paco Ignacio Taibo I, Froilán Escobar, Félix Guerra, op. Cit., pp. 212-213.
7 El encargado de transmitir la orden fue “Kumi”.
8 Alexis Tunjiba Telemani, congoleño.
9 Rafael Bustamante, político oriundo de Oriente.
10 Ernesto Che Guevara, op. Cit. p. 224.
11 No hemos podido determinar a qué afluente del río Congo se refiere Dreke cuando describe el combate.
12 A partir de ese momento, nació una profunda inquina de “Aly” hacia Chamaleso (“Tremendo Punto”).
13 Paco Ignacio Taibo I, Froilán Escobar, Félix Guerra, op. Cit., p. 222.
14 Ídem.
15 El primer mensaje había llegado a las 09.00 horas.
16 Paco Ignacio Taibo I, Froilán Escobar, Félix Guerra, op. Cit., p. 223.
17 Ernesto Che Guevara, op. Cit. p. 237.
18 Ídem, p. 240.