EL FRENTE REBELDE COLAPSA
La aviación gubernamental bombardea posiciones rebeldes |
Una
cosa que desconcertó completamente al Che, fue la lectura que Fidel Castro hizo
de su carta de despedida, la tarde del 3 de octubre de 1965, en el Teatro “Chaplin”
de La Habana1, durante el acto de presentación del Comité Central
del Partido Comunista de Cuba. En la oportunidad, además de formalizar a la
agrupación política, el líder anunció la creación de “Granma”, el periódico
oficialista de la revolución e hizo pública la carta, algo que, según habían
acordado ambos, sólo debía hacer en caso de muerte. ¿Por qué Fidel había
quebrado el pacto?
Lejos,
en lo más profundo de la selva, aún sonaban en la mente del comandante
argentino las emotivas palabras de aquella despedida, las mismas que
enmudecieron a la audiencia cuando Fidel comenzó a leer.
Habana
Año de la Agricultura
Fidel:
Me recuerdo en esta hora de
muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me
propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.
Un día pasaron preguntando a
quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos
golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se
triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del
camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos
dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he
cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su
territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis
cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de
Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de
otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi
vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para
consolidar el triunfo revolucionario.
Mi única falta de alguna
gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la
Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades
de conductor y de revolucionario.
He vivido días magníficos y
sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos
y tristes de la Crisis del Caribe.
Pocas veces brilló más alto
un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin
vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los
peligros y los principios.
Otras tierras del mundo
reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está
negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una
mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de
constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me
admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos
de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi
pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar
contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces
cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero
a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si
me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para
este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas
y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis
actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra
Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la
responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a
mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no
pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y
educarse.
Tendría muchas cosas que
decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras
no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Hasta la victoria siempre,
¡Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor
revolucionario,
Che
Durante
todo ese mes, el Che se preguntó porqué Castro había tomado esa decisión y
jamás halló la respuesta. De todas maneras, no había demasiado tiempo para
reflexionar porque los hechos se sucedían sin tregua, uno tras otro.
A
comienzos de noviembre, “Aly” sostuvo dos enfrentamientos con el enemigo,
causándole varias bajas y capturándole valioso material.
Había
llevado a cabo ambas embestidas al frente de un reducido grupo de cubanos y aún
así, logró poner en fuga a las fuerzas regulares, apoderándose de un equipo de
radio, una bazooka, dos morteros, cuatro fusiles FAL y municiones. Pero lo más
interesante fueron los mapas y la documentación capturada, especialmente una
orden de operaciones que permitió conocer al Estado Mayor rebelde la situación
del enemigo, sus movimientos y su capacidad militar.
2
Secreto
ORDEN OPS nº 2
Ops Sur Mapa
escala 1/200.000 nº 1 Bendera
Mapa escala 1/100.000 Katenga
1. Situación.
a) Fuerzas enemigas:
1) Bon. enemigo (+- 360 hombres) bajo mando capitán
Busindi compuesto en su mayoría de babembe y un grupo de tutsi (Ruanda) en
Katale.
2) Un Pl (+- 40 hombres) vestidos como el ANC: Armas:
metralletas de origen chino, han cogido 6 peones camineros la semana del 27 de
septiembre 65 en el km 7 de Kabimba y había obligado a esos peones a cargar
sacos hacia su posición (campamento) tomando la carretera Mama-Kasanga-Kalenga
b) Fuerzas amigas:
-La 5ª Col. ocupa Baraka y mantendrá la línea
Baraka-Fizi-Lulimba.
-El 9º comando ocupa Lulimba.
-El 5º Bon. Inf. ocupa Bendera.
-Destacamento de (+- voluntarios) 5º Cdo. + 1 Pl
policía (+ 30 hombres) ocupa Kabimba.
-El 14 Bon. Inf. (-) tiene el raíl y ocupa
Kabega-Muhala.
-1a
Cía. 14 Bon. +- una Cía. 12 Bon. ocupan Albertville.
-Fuerza aérea:
La fuerza aérea (WIGMO) apoya las operaciones con:
4 T-28 y 1 helicóptero.
2 B-26 estacionados provisionalmente en Albertville.
Un apoyo aéreo suplementario podría ser obtenido de la escuadrilla WIGMO (4
T-28 estacionados en Goma en caso de absoluta necesidad).
1 DC3 FATAL es una sección de abastecimiento por aire,
está en
Fuerza naval:
4 PT boats +- Ermens-Luka (prohibirá el cruce del lago
por elementos rebeldes durante toda la operación).
c) Misión:
2º Bon.-Para. (-) hará el movimiento de Albertville
hacia Kabimba y se instalará en deft.
2 Fase 2:
2º Bon.-Para. (-) realizará con ayuda de los guerreros
del jefe Mama Kasanga reconocimiento en la región norte y noroeste de Kabimba
para localizar las posiciones enemigas.
3 Fase 3:
2º Bon.-Para. (-) realizará un raid de destrucción de
rebeldes que se encuentran al norte de Kabimba incluida la base rebelde de
Katale.
Informaciones sobre el enemigo:
1) Katsheka: +- 300 tutsi ayudados por +- 50 cubanos.
El depósito se encuentra hacia el norte del rio Katsheka, mandado por Joseph
Mundandi (ruandés).
Armas: 2 morteros 81 (1 en reparación).
2 cañones 75
sin retroceso.
2 antiaéreas
.50.
2
ametralladoras .30.
30 fusiles ametralladoras + bazucas.
Existencia: 200 cajas municiones + 10 minas.
2) Makungo: Posición sobre el flanco de la colina. +-
Babembe ayudados por cubanos de Katsheka mandado por Calixte (Mubembe).
Armamento a comparar con Katsheka.
Existencia:
3) Katenga: Posición vivaque en la selva. +- hombres
(Babembe y otros).
4) Kibamba: Base enemiga, en la orilla del lago,
pueblos que lo bordean: puerto de llegada de abastecimientos viniendo de
Kigoma. EM general rebelde (Javua).
Centro de entrenamiento de reclutas.
Enlace: red de teléfonos desde el firme hasta el lago
/ a Balabala.
5) Katalo: Norte Kabimba; +- 300 hombres, antiguos
habitantes de Albertville ayudados por 12 cubanos. Mandado por capitán Businda
(de Albertville).
Armamento: 2 cañones 75 SR.
2 morteros 81 mm.
12 ametralladoras .30.
150 fusiles AFN.
3 antiaéreas.
6) Lobunzo: +- 600 hombres, mandados por el coronel
Pedro (Mubembe).
Depósito importante en casa del jefe Kilindi.
7) Kabanga: depósito y puerto (barcos entran en el
estuario Luvu).
8) Kalonda-Kibuye: ocupado por los rebeldes.
9) Fizi: centro administrativo.
10) Simbi: centro de abastecimiento e instrucción.
11) Depósito y puerto2.
El
documento resultó de vital importancia porque reveló los planes del comando
mercenario, de apoderarse de toda la costa y destruir las posiciones rebeldes
próximas a Kigoma. Como apunta el Che en su diario, ofrecía además, una idea
precisa del armamento y la cantidad de hombres con las que contaban, incluyendo
los efectivos cubanos y mostraba que el servicio de información enemigo
funcionaba a la perfección3.
Para
ganarle de mano a Hoare era necesario actuar lo más rápidamente posible.
Para
ello, la gente de “Genge” sembró playas y caminos con minas de fragmentación y
el Che ordenó varias emboscadas a cargo de Dreke, “M’bili”, “Aly” y “Moja”.
El 1 de
noviembre “Genge” y sus hombres escucharon varias detonaciones en las alturas
próximas a Nganja, cerca de Sele4, pauta fehaciente de que las
fuerzas gubernamentales habían entrado en los campos minados.
Habiendo
sufrido varios muertos y heridos y urgidos como estaban por alcanzar los
objetivos, los mercenarios obligaron a los campesinos a caminar delante, con su
ganado precediéndolos y así superaron la trampa.
A las
12.00 la aviación bombardeó Kabimba y Jungo, matando e hiriendo a varias
personas, incluyendo pobladores y en la madrugada del día siguiente, llegó
“Changa” desde Kigoma, trayendo dos cañones sin retroceso, un mortero y algunas
ametralladoras pesadas que los cubanos pensaban montar en algún punto del
litoral para disparar contra las embarcaciones que intentaban aproximarse a la
costa.
La
llegada del “almirante del lago”5, estuvo precedida por numerosas
bengalas, fácilmente perceptibles en la noche. Las patrulleras enemigas lo
habían sorprendido a mitad del lago y se lanzaron tras él, tratando de darle
alcance. Durante el intercambio de disparos, un hombre resultó herido en la
mano derecha y “Changa” en la cabeza, a causa de un disparo de bazooka
efectuado por uno de los congoleños que viajaban a bordo.
Cuando
la embarcación se encontraba cerca de la costa, los cubanos abrieron fuego
sobre sus perseguidores tratando de cubrir su aproximación y de esa manera le
permitieron acercarse e iniciar la descarga ya que la balacera terminó alejando
a sus perseguidores.
“Changa”
y el herido, fueron conducidos al hospital, donde “Kumi” les practicó las
primeras curaciones; mientras tanto, en la costa, “Genge” y sus hombres
ayudaban a el resto de los tripulantes (uno de ellos Braulio, el mensajero) a
descargar las piezas de artillería y los embalajes con municiones y víveres,
tan necesarios a esa altura.
Aquel
día, por la tarde, la gente de “Gange” abordó dos lanchones se hizo a la mar,
para abrir un nuevo frente en la desembocadura del río Kakone. Lo acompañaban
cinco cubanos y varios congoleños, llevando consigo las piezas de artillería
traídas por “Changa”.
Se
hallaban a mitad de camino, cerca de la isla Kavala cuando una de las
embarcaciones chocó contra un arrecife y se hundió, llevándose consigo los dos
cañones y varias cajas de municiones. Desesperado, “Genge” se arrojó al agua y
con mucho esfuerzo, logró recuperar una de las piezas, arrastrándola hacia la
costa donde sus compañeros lo ayudaron a sacarla. Se hallaban cerca de Bendera,
donde los aldeanos se mostraron amables y proclives a ayudarlos, ofreciéndoles
alimentos, en especial maní y yuca y dándoles una mano en la descarga del
armamento.
Finalizada
la operación, la sección se desplazó hacia la espesura, distante a un kilómetro
de la orilla y allí acampó, dispuesta a hacer noche. Se tiraron sobre la hierba
para recuperar fuerzas, racionaron y encendieron un brasero para mantener
alejadas a las fieras.
Al la
mañana siguiente llegó la aviación para bombardear varios puntos de la costa.
Según el relato de “Genge”, algunas de las aeronaves eran norteamericanas y
desde ellas, fueron arrojadas cargas con alimentos precedidas por millares de
volantes que instaban a los rebeldes a rendirse. “El que quiera rendirse póngase un pañuelo blanco [en la cabeza], que los cubanos no quieren liberación”6.
Al poco
tiempo se recibió por radio un mensaje, ordenando el regreso ese mismo día7.
Sin
comprender del todo la directiva, el valeroso jefe mandó levantar campamento y
se dirigió a la orilla, a donde llegó pasadas las 03.00 de la madrugada,
decidido a iniciar la evacuación de manera inmediata.
Tropas rebeldes vadean un río. Hasta último momento, los cubanos mostraron su espíritu de lucha |
En Luluabourg, el Che envió a Dreke e “Ishirine” a abrir un nuevo frente en el sector de “Aly” y se recibió un comunicado urgente de “M’bili” en Lubonja dando cuenta de su situación: los congoleños estaban prontos a retirarse de la pelea y su desánimo contagiaba a los propios cubanos, de ahí los pedidos que le formularon algunos de ellos, solicitando regresar a la isla.
A esa
altura, el Che seguía fabulando con la posibilidad de una revolución en el
Congo y para ello, les planteó a los jefes locales trabajar en la organización
de un Estado Mayor más reducido pero mucho más funcional. Masengo, que hacía
poco lo había nombrado jefe de operaciones, es decir, el segundo al mando en el
frente de guerra, se manifestó en contrario a la idea pues hacía poco se lo
había hecho con la incorporación de “Siki”. Poco después llegó Alexis8
informando de las fuertes desavenencias que estaban afectando al “frente”
congoleño. Preocupado, el Che se reunió con Masengo y Chamaleso (“Tremendo
Punto”) para tratar ese asunto y de resultas de las conversaciones, decidió
enviar al último para sondear los ánimos.
Mientras
tanto, el repliegue continuaba en todo el frente, especialmente en Lubonja, las
posiciones de Lambert y el camino de Fizi.
El 10
de noviembre se supo que Front de Forces se había perdido definitivamente y que
los ruandeses se abandonaban la lucha.
Por su
parte, “Ansali” interpretó mal las órdenes recibidas y regresó a la base. Al
verlo en el campamento, el Che se sorprendió y después de escuchar sus
explicaciones, lo despachó a reforzar la posición de “Tom”9.
El día
siguiente trajo una triste novedad: el campamento de Makungo, en el área
controlada por Calixte, también había caído. Para los ruandeses fue la gota que
rebalsó el vaso; sin decir más, tomaron sus cosas y se retiraron hacia Nganja,
una decisión inesperada para el Che que en esos momentos trabajaba en la
organización de un grupo de artillería (disponía de un cañón con trece
proyectiles, tres morteros y dos ametralladoras 12,7), con la idea de conservar
ese territorio por ser el mayor proveedor de ganado con el que se alimentaba el
ejército rebelde.
La
presión enemiga aumentaba y con ella la indignación de los cuadros cubanos al
enterarse que Kabila no cruzaba “porque su barco se hallaba descompuesto”.
Todo
parecía indicar que pese a los esfuerzos el frente se desmoronaba y que el
colapso era inevitable. Aún así, los caribeños ponían todo de su parte.
“M’bili” se hallaba en camino desde Nganja hacia el lago encabezando a un grupo
de ruandeses, “Azima” aguardaba parapetado con una unida congoleña en los
accesos a la base, “Moja” hacía lo propio entre Kazima y el lago y “Aly” estaba
en Kabimba, los cuatro listos para entrar en acción ni bien el enemigo asomase
por ahí. Pero si el Che mantenía alguna esperanza, la misma se desvaneció con
el nuevo mensaje de Mundandi informando que se sentía incapaz de mantener la
posición y se retiraba.
Camarada
Tatú:
En
lo referente a la situación, que es muy grave, pongo en su conocimiento que soy
incapaz de mantener la posición y asegurar la defensa. La población ha
traicionado ya y ha dado a los soldados enemigos las vacas y se ha puesto pues
a trabajar con el enemigo que está mejor guiado y tiene mejor información que
nosotros sobre nuestra posición. Le ruego comprenderme, he decidido hacer una
retirada. Yo no abandono a los compañeros cubanos, solamente que debo asegurar
la responsabilidad delante del pueblo ruandés. No puedo exponer a todas las
fuerzas de los camaradas ruandeses a ser aniquiladas, no sería un buen
comandante revolucionario, y un revolucionario, además marxista, debe analizar
la situación y evitar un combate de usura. Si todos los camaradas son
aniquilados es mi falta, yo he buscado ayudar esta revolución para poder hacer
otra en nuestro país; si los congoleses no luchan prefiero morir en nuestro
suelo destinado al pueblo ruandés, si nosotros morirnos en el camino está bien
también.
Reciba
mis sentimientos revolucionarios.
Mundandi10
Enterado
del contenido de la misiva, Masengo se ofreció averiguar que estaba sucediendo
y desarmar a aquella gente si realmente se disponía a desertar, idea a la que Guevara no se opuso.
El 12
de noviembre, Masengo hizo un pedido de armas para atacar Kazima pero a esa
altura, cumplir ese requerimiento era imposible pues los cubanos apenas
disponían de las suyas. En esos momentos se hallaban (los cubanos) a orillas
del lago, montando la batería con las piezas que había traído “Changa” y
sembrando el sector con minas de fragmentación.
Mientras
tanto, el Che encontró tiempo para escribirle al mismísimo Chow En-Lai
solicitándole ayuda. El mandatario chino le respondió a los pocos días,
rogándole que no se retirase y que organizase grupos de resistencia para
internarse en la selva, sin ofrecer combate.
Para
agravar el cuadro de situación, los desentendidos entre “Moja” (Dreke),
Masengo, Lambert, la gente de Fizi y ese verdadero convidado de piedra que era
el ministro de Salud Pública de Kabila, Mutchungo, se acentuaron, en especial
cuando el último avaló un pedido de los campesinos de la región, exigiendo, la
presencia de 12.000 combatientes cubanos (¿?), prueba de que la dirigencia
congoleña vivía una guerra ajena a la realidad.
Ante
ese estado de cosas, el Che le planteó al Estado Mayor congoleño, evacuar a las
mujeres y los niños en dirección a Kigoma y poner a resguardo el poco material
del que aún disponían.
El 13
de noviembre se produjo el segundo combate de Misima, cuando seis soldados
cubanos al mando de “Alexis” chocaron
con lanchas patrulleras belgas, que llegaron sorpresivamente desde el oeste,
navegando el río Congo y uno de sus afluentes11.
La idea
era alcanzar Kazima y luego la base rebelde para tomar a las fuerzas del Che
desprevenidas, pero encontraron la zona bien defendida, con numerosas
trincheras y nidos de ametralladoras pesadas de 30 mm que al abrir fuego,
provocaron numerosas bajas. Al menos dos belgas quedaron tendidos en la playa,
sin vida y el resto se replegó llevándose a sus heridos.
Los
mercenarios se retiraron hacia Katanga en tanto aviones y lanchas patrulleras
castigaban duramente la zona, sobre todo la desembocadura del Misima,
Luluabourg y el campamento del lago.
La
madrugada del día 14, “Changa” cruzó una vez más el lago con víveres y
municiones. Llegaron con él cuarenta congoleños que acababan de finalizar un
curso de instrucción en la Unión Soviética y lo primero que pidieron ni bien
pisaron tierra, fueron dos semanas de vacaciones. El Che les dio un sermón,
hablándoles en francés de responsabilidad, compromiso e ideales y logró
convencerlos para que subieran a Luluabourg y se incorporasen a la defensa. Con
ellos llegaron otros seis individuos enviados por Masengo, delirando con
fantásticos proyectos que contemplaban volar un buque enemigo que cubría a
diario la ruta Kigoma-Albertville. Guevara los destinó a la retaguardia, donde
serían más útiles pero una vez que partieron, nunca más se los volvió a ver.
Casi al mismo tiempo, Chamaleso (“Tremendo Punto”) se encaminó hacia el campamento de Videaux (“Kisua”) para decirle que el Che estaba evaluando la posibilidad de emprender la retirada.
Hoare imparte instrucciones a sus hombres |
Casi al mismo tiempo, Chamaleso (“Tremendo Punto”) se encaminó hacia el campamento de Videaux (“Kisua”) para decirle que el Che estaba evaluando la posibilidad de emprender la retirada.
El
cubano quedó un tanto desconcertado y entre los dos, decidieron ocultar la
noticia para no alarmar a los pobladores. Pero la misma se filtró y eso
movilizó a los jefes locales, quienes le pidieron a “Aly” que los cubanos
permaneciesen en el lugar, pues temían las represalias de askaris y
mercenarios, sobre todo con la población campesina. Lamentablemente para ellos,
fue imposible cumplir sus deseos. En horas de la noche, los cubanos se
retiraron escalonadamente y al día siguiente alcanzaron a la orilla, donde se
hallaba amarrado el bote de “Tremendo Punto”.
Como el
mismo no era lo suficientemente grande como para albergar a toda la tropa,
debieron hacer varios viajes, llevando y trayendo a la gente hasta un punto
intermedio, en grupos de a tres y luego repetir la maniobra hacia la base. Eran
doce hombres en total y eso obligó a efectuar no menos de media docena de
viajes porque además de la tropa, debían transportar las armas y parte del
equipo. Para fortuna de todos, aparecieron algunos nativos remando hacia el sur
en dos canoas. Los hombres de “Aly” les hicieron señas y una de ellas desvió su
curso en dirección a la costa, para echarles una mano.
Se
encontraban en plena tarea de evacuación cuando desde el sur apareció un avión
procedente de Albertville. Al verlo venir, “Tremendo Punto” entró en pánico y
se arrojó al agua, volcando el bote en el que viajaba con “Aly”. El episodio
además de grotesco pudo terminar en tragedia porque el cubano no sabía nadar y
pudo haberse ahogado. La oportuna intervención de sus compañeros lo salvó de
una muerte segura12.
La
mañana del 16 de noviembre el grupo estaba de regreso en Kibamba. En el
hospital, “Aly” se reencontró con “Moja” (Dreke), a quien no veía desde los
cursos de entrenamiento en Candelaria, antes de partir hacia el Congo. Molesto,
le ralató las incidencias del viaje, poniendo especial énfasis en el incidente
con Chamaleso y la retirada del campamento.
Dreke
intentó calmarlo y “Kumi” le entregó toda la correspondencia que había recibido
desde su llegada al África, treinta y seis cartas en total, que se puso a leer
de corrido, ávido de noticias. Y en esas estaba cuando el Che lo mandó llamar a
Luluabourg porque quería hablar con él.
…estaba leyendo cuando recibo el
recado de que Tatu me mandaba a buscar, que subiera urgente. Yo le metí candela
ahí mismo a las cartas, porque no iba a andar con ese montón. Subo y llego de
noche. Tatu me recibe y nos felicita por la etapa que habíamos cumplido [“Aly”
se presentó con todos sus compañeros]. La dirección del movimiento y él estaban
muy contentos, satisfechos de la actitud que había mantenido el grupo de
guerrilleros congoleños. Habíamos logrado hacer algunas acciones de
importancia, que la acción de Misima había sido una gran victoria y sobre todo
que los compañeros habían logrado mantener una moral alta. Yo, por mi parte, al
margen de los elogios del Che, considero que el grupo de los ruandeses que
estuvo con nosotros, que no eran muchos, se comportaron muy bien, a una altura
muy alta [sic]. De forma muy superior a los ruandeses que combatieron en Force
Bandera13.
Por
supuesto que aquellos hombres merecían reconocimiento, lo mismo “Azi” o
“Azima”, que por entonces se retiraba de sus posiciones junto a los nueve
cubanos y dieciséis congoleños que tenía a su mando, permanentemente hostigado
por la aviación, el hambre y el cansancio. Una carta suya dirigida a “Siki”
(Oscar Fernández Mell), dio clara cuenta de la difícil situación que estaba
atravesando.
Yo sólo tengo dieciséis congoleños y
nueve cubanos, la retirada es muy difícil y la posición que tenemos
completamente descubierta; no hay forma alguna para ocultarse de la aviación.
Los congoleños plantearon irse; que ellos no iban a pelear, ya los tengo a la
cañona aquí, cuando empiecen a avanzar los soldados se van a ir. Yo le explico
a usted esto porque la situación es dura, perdone usted esta frase, pero creo
que estoy apendejado [acobardado]. Nosotros estamos obligados a un personal que
no quiere pelear y yo creo que esto no es lógico; sinceramente yo creo que esto
no es correcto obligarlo. Yo no tengo grandes conocimientos pero veo esto muy
mal. Tampoco hay comida, hay crisis de carne, no hay nada para darles de comer
y también llueve todos los días, desde por la mañana empieza a caer agua y no
hay a donde alojarse14.
¿Acaso
“Azima” se dirigía a “Siki” porque esperaba encontrar en él un oído receptor?
¿La cerrazón del Che había llegado a tal extremo que los hombres preferían tratar
con sus segundos? Lo cierto es que “Siki” le enseñó la carta al comandante y
este, preocupado, lo envió hacia allá para averiguar qué ocurría realmente
mientras preparaba a Videaux para reemplazar a “Azima”, en caso de que “Siki”
comprobase que se hallaba desmoralizado.
“Azi”
tenía razón; el enviado del Che pudo ver con sus propios ojos que el abnegado
combatiente serrano estaba en lo cierto y así lo informó una vez de regreso al
campamento; la situación era en extremo complicada y la defensa inútil.
Al
mismo tiempo, llegó un mensaje de “M’bili” dando cuenta que el enemigo avanzaba
hacia Jungo y que sus combatientes africanos se negaban a seguir combatiendo.
La situación no daba para más y el Che comenzó a percibirlo.
A las
11.15 llegó un segundo parte15, comunicando que los ruandeses habían
abandonado la lucha y se retiraban a su país. “M’bili” proponía replegar su
posición varios metros, sembrar el terreno abandonado con minas y dividir a su
gente en dos grupos y para ello solicitaba refuerzos y aconsejaba adoptar
medidas contra posibles traidores.
Esto puede ser una traición, le
propongo retirarnos un poco más atrás como hemos planeado, dividirnos en dos
grupos, tomar nuevas posiciones y minar el camino, necesitamos refuerzos
urgentes, voy a tomar medidas de precaución en caso de traición. El compañero
que traiga la respuesta que venga por el camino nuevo. Patria o muerte16.
La
decisión de “M’bili” había sido acertada porque horas después, la aviación
bombardeó con bastante precisión las posiciones que acababa de evacuar.
Ante
tales novedades, el Che envió un radiograma a la embajada cubana en Dar
es-Salam solicitando armas del depósito de Kigoma y alertando sobre la actitud
del gobierno tanzano. Inmediatamente después reforzó la primera línea con los
congoleños que acababan de llegar de la Unión Soviética y se puso a evaluar la
situación con “Tremendo Punto”. Las conclusiones que sacó fueron las siguientes:
Estamos frente a una situación de
desmoronamiento total; se puede tomar una de las dos actitudes: hacer una
defensa elástica, ir cediendo terreno y retirarnos hacia otro punto o,
simplemente, hacer una defensa rígida, luchar hasta el límite de nuestras
fuerzas; lo que no podemos hacer es estar cruzados de brazos esperando que los
guardias avancen hasta un nuevo lugar y nos lo quiten sin combate, provocando
la deserción de más hombres. Esa táctica (o falta de táctica) iba a conducir a
que perdiéramos todo y quedáramos completamente desorganizados17.
Haciendo
alarde de decisión, “Tremendo Punto” se inclinó por la defensa rígida y hasta
dio indicaciones de cómo implementarla, provocando la silenciosa furia de los
cubanos presentes. El Che intuyó enseguida ese sentimiento pero no dijo nada
porque en lugar de fastidio, el pobre individuo terminó dándole pena. Pero en
lo más íntimo de su ser comprendía que sus hombres tenían razón; congoleños y
ruandeses abandonaban el campo de batalla o se tiraba al agua ni bien aparecía
el primer avión, poniendo en riesgo la vida de sus compañeros y eso comenzaba a
darse con mayor frecuencia a medida que se avizoraba el final. “¿Pero de qué defensa rígida está hablando
este descarado?”, debieron preguntarse los caribeños mirándose entre sí.
Una
reunión que tuvo lugar al día siguiente entre Masengo, Charles Bemba, el
combatiente keniano Kent, “Tremendo Punto”, el Che y alguno que otro más, no
condujo a nada, de ahí los partes que el comandante argentino envió a través de
la radio, dando cuenta de lo que estaba ocurriendo.
Rafael:
La
situación se derrumba, tropas enteras y campesinos se pasan al enemigo. No hay
tropas congolesas seguras. Desde hoy nuestra salida al aire por la planta
principal puede interrumpirse, mantendremos comunicación con Kigoma por planta
auxiliar. Changa aquí por dificultades mecánicas. Urge tripulación y lanchas en
buen estado18.
La
situación llegaba al límite. Creyendo que aún quedaba alguna posibilidad, el
Che envió a Dreke y “Aly” a efectuar una serie de exploraciones pero el
estallido de ira del último le demostró que todo había terminado. El
combatiente cubano explotó, harto de pelear y arriesgarse por gente que no
tenía ningún interés en ninguna revolución pero cuando su comandante le propuso
dejar el teatro de operaciones, le respondió que por nada del mundo lo iba a
abandonar.
Esa
misma noche, “Tremendo Punto” le dijo al Che que los oficiales congoleños
habían decidido abandonar el combate y retirarse. Ahora fue él quien estalló
indignado, exigiendo la decisión por escrito y con la firma de todos. No quería
que la historia lo juzgara mal y mucho menos a sus cubanos, de ahí aquella
exigencia, genuina y comprensible.
Cuando
al día siguiente llegó por la radio la noticia de que la base superior acababa
de caer y el enemigo avanzaba hacia el lago, comprendió que todo había
terminado.
Imágenes
3 de octubre de 1965, Teatro "Chaplin" de La Habana. Fidel Castro da lectura a la carta de despedida del Che durante la presentación oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba |
Notas
1 Actual teatro “Karl
Marx”.
2 Ernesto Che Guevara,
Pasajes de la Guerra Revolucionaria:
Congo, op. Cit. pp. 206-208.
3 Ídem, p. 209.
4 Nganja, aldea de
campesinos tutsis, emigrados de Ruanda varios años atrás; Sele caserío situado
15 kilómetros al sur de Kibamba.
5 “Changa” (Roberto
Sánchez Bartelemy), también llamado “capitán Lawson”.
6 Paco Ignacio Taibo
I, Froilán Escobar, Félix Guerra, op. Cit., pp. 212-213.
7 El encargado de
transmitir la orden fue “Kumi”.
8 Alexis Tunjiba
Telemani, congoleño.
9 Rafael Bustamante,
político oriundo de Oriente.
10 Ernesto Che Guevara,
op. Cit. p. 224.
11 No hemos podido
determinar a qué afluente del río Congo se refiere Dreke cuando describe el
combate.
12 A partir de ese
momento, nació una profunda inquina de “Aly” hacia Chamaleso (“Tremendo
Punto”).
13 Paco Ignacio Taibo
I, Froilán Escobar, Félix Guerra, op. Cit., p. 222.
14 Ídem.
15 El primer mensaje
había llegado a las 09.00 horas.
16 Paco Ignacio Taibo
I, Froilán Escobar, Félix Guerra, op. Cit., p. 223.
17 Ernesto Che Guevara,
op. Cit. p. 237.
18 Ídem, p. 240.