martes, 2 de julio de 2019

COPAMIENTO DEL BATALLÓN DE COMUNICACIONES 141

Frente del Batallón de Comunicaciones 141 después del copamiento
(Imagen: "La Razón")

La madrugada del 18 de febrero de 1973, Enrique Gorriarán Merlo consultó su reloj y al ver que eran las 0:30, le ordenó a su gente revisar las armas y abordar el automóvil que aguardaba estacionado afuera. Lejos de allí, en otros puntos de la ciudad, los jefes de sección hacían lo propio, impartiendo órdenes mientras repasaban en su mente los pasos a seguir.
Como era domingo y hacía calor, las calles aún se hallaban pobladas, el tránsito era considerable y por ser época de vacaciones, se observaban paseantes por todas partes, por lo que iba a ser imperioso moverse con cautela para no llamar demasiado la atención.
Bajo un cielo despejado, sin luna, los cuadros se pusieron en marcha, tomando diferentes rutas en dirección al objetivo. Algunos lo hicieron por la Av. Pablo Ricchieri, otros por Ambrosio Olmos, los más cruzando el Suquía, para aproximarse desde el norte por Hipólito Yrigoyen, Paraná y el Boulevard Junín1, hasta alcanzar los puntos de reunión, desde donde el plan, seguirían su avance a pie.
Era la Compañía “Decididos de Córdoba” que se lanzaba al ataque dividida en seis pelotones: “29 de Mayo”, “Che Guevara”, “Lazcano-Polti-Taboada”, “Jorge Luis Sbedico”, “Ramiro Leguizamón” y “Martínez-Ferreira”, cuarenta hombres luciendo uniformes militares, que desde las 12:00 del día anterior permanecían acuartelados en sus respectivos locales operativos.

 
Su objetivo, al que pensaban tomar por asalto, era el Batallón de Comunicaciones 141 de Córdoba, cuyas dependencias se alzaban en el Parque Sarmiento, un paseo lindero al Barrio Jardín, situado a veinticinco cuadras al sur del centro de la ciudad.
Gorriarán estaba al corriente de que el grueso de la unidad, unos 640 hombres, se hallaba en maniobras más allá de Alta Gracia, en José de la Quintana, hacia donde había partido 36 horas antes al mando del teniente coronel Luchessi y que en el cuartel solo se encontraba la guardia, integrada por otros 60 efectivos, a las órdenes de un mayor.
 
Pese a que su compañía estaba formada por 40 combatientes experimentados, debían sincronizar perfectamente sus movimientos porque a la menor falla, sus hombres podían ser aniquilados o lo que era peor, rigiendo la pena de muerte, sometidos a la justicia militar.
Sin embargo, estaba tranquilo pues confiaba plenamente en la capacidad de sus segundos, Francisco Ventrici y Alejandro Enrique Ferreyra Beltrán, cada uno al mando de una sección.
Eran hombres resueltos y experimentados que sabrían desempeñar su misión como lo habían hecho en tantas oportunidades, guiando a sus tropas con determinación y seguridad.
El nuevo año se inició con las células terroristas particularmente activas.
El 5 de enero un grupo comando del ERP atacó la agencia automotriz Chesab, rompiendo sus vidrieras e incendiando varios vehículos en repudio por los bombardeos norteamericanos a Vietnam; al día siguiente, la misma organización atentó contra la firma metalúrgica Bertrán Hnos., de Bahía Blanca, en conflicto con su personal desde hacía varias semanas y el 7, copó el supermercado Minimax de Munro, luego de reducir a la vigilancia. En la oportunidad, se apoderaron de tres pistolas, cinco transmisores portátiles y cuatro máquinas de escribir y antes de darse a la fuga, incendiaron el local.
El 10 ocurrió otro tanto en el puesto ferroviario en Mendevill, donde además de arrojar bombas incendiarias, los subversivos realizaron pintadas, lo mismos en sucursales de los bancos Tornquist y Shaw de Buenos Aires, en las que también izaron banderas de Vietnam y la propia agrupación.
El 20 de enero, el comando “José Mena-Mariano Pujadas” del ERP, tomó por asalto la casa de José Leone, gerente de Talleres Gráficos Abril, que en esos momentos se encontraban en conflicto con los trabajadores y sometió al propietario a un intenso interrogatorio, que se prolongó por espacio de 45 minutos. A la misma hora, fue ametrallado el domicilio de otro ejecutivo, Ángel Di Rosa e incendiado un patrullero en la ciudad de Córdoba.
El 23 de enero la banda subversiva asesinó a un agente de policía que se resistió a entregar su arma en Olivos. Tres días después, asaltó “La Casa del Grabador” llevándose varios aparatos; el 27 ocupó la emisora “La Plata Musical”, situada en la galería Géminis de la capital provincial (Calle 48 Nº 633), desde donde difundieron una proclama y la madrugada del 29 (5 a.m.), cortó un paso a nivel en Campana, para repartir “Estrella Roja” entre los obreros de Dálmine-Siderca.


Febrero comenzó con más violencia. A las 13:35 del primer día, el teniente primero José María Naccarato, jefe de la sección Situación del Destacamento de Inteligencia 124 del II Cuerpo de Ejército, se desplazaba por la avenida Castelli, desde la Base Militar de La Liguria, cuando al doblar por la Calle 16, su Renault 6, voló por el aire. El vehículo rompió los cables conductores de alta tensión y cayó en vuelto en llamas en tanto decenas de fragmentos se dispersaban en todas direcciones2. Tal fue la violencia de la explosión, que un rodado que se encontraba estacionado en el lugar, terminó volcado en la banquina, impulsado por la onda expansiva.
Naccarato, que pocas cuadras antes había dejado a una persona que viajaba con él, salió despedido y cayó sin vida sobre el asfalto, cerca de la vereda, con su cuerpo completamente deshecho.
Personal militar, encabezado por el comandante de la VII Brigada de Infantería, coronel Virgilio Benassi y el teniente coronel Eduardo Gallardo, jefe de la unidad donde revistaba el occiso, se hizo presente en el lugar, seguido a los pocos minutos por el ministro de Gobierno, Dr. Juan José Sanchis.
Teniente primero
José M. Naccarato
Gallardo explicó a los medios que como era su costumbre, Naccarato se había retirado de la base a las 13:00 y se dirigía a su domicilio, atravesando el centro de la ciudad.
En horas de la tarde, al tiempo que el Comando del II Cuerpo de Ejército emitía un comunicado firmado por el general de división Elbio Leandro Anaya, el ERP se atribuyó la autoría del atentado a través de un llamado anónimo efectuado a los medios de prensa.
Naccarato, de 27 años de edad, era casado y padre de tres hijos, la menor, nacida apenas dos meses antes del hecho.
Ese mismo día, estallaron dos bombas en San Miguel de Tucumán, la primera en las oficinas de Panam y la segunda en el estudio jurídico del candidato a gobernador por la Nueva Fuerza. El 3, elementos del ERP arrojaron bombas molotov contra el frente del Partido Provincial Rionegrino de Bahía Blanca y al día siguiente, tirotearon un camión militar en Ezeiza.
Por otra parte, en la Capital Federal fueron atacados, locales de la Alianza Popular Federalista, la agrupación política que lideraba el marino retirado Francisco Guillermo Manrique, ministro de Bienestar Social hasta agosto del año anterior3.
El 5 de febrero Montoneros ocupó el garaje del diario “La Capital” de Rosario e incendió varios vehículos allí estacionados y al otro día, el ERP asaltó una armería del barrio porteño de Once, ubicada en Sarmiento 2348, apropiándose de 33 pistolas, 10 escopetas, 16 rifles, 6 carabinas, 22 revólveres, 9750 balas, 1500 cartuchos, 22 miras y 33 balines.
Esa misma mañana, fuerzas de seguridad allanaron una finca en la capital tucumana (Libertad 727), donde se estaba construyendo una “cárcel del pueblo”; un ambiente subterráneo, bajo una habitación, al que se accedía por una escalera de madera, a través de un boquete practicado en un ángulo de la pared. En el lugar fue secuestrada abundante documentación y material relacionado con el accionar subversivo.
En un nuevo procedimiento realizado en horas de la tarde, en este caso en  la finca de Av. Juan B. Justo 1467, de la misma ciudad, fue detenido Fernando Galíndez, estudiante salteño de 24 años, a quien se le secuestró un kilogramo de gelinita, dos pistolas, un rifle de procedencia extranjera y un centenar de detonadores eléctricos. Dos días antes, la policía había arrestado a Raúl Héctor Penayo y Zoilo Irineo Herrera, ambos subversivos de 18 años, el primero oriundo de Córdoba y el segundo de Santiago del Estero, cuando intentaban apoderarse de un auto, propiedad de un viajante. Los tres fueron interrogados y pasados a disposición de la justicia.
Las fuerzas de seguridad, incautaron también varios biblioratos con un considerable número de fichas en las que figuraban los datos personales de funcionarios de gobierno, empresarios, banqueros, comerciantes, periodistas, militares y policías.
Transcurrida la primera semana, el ERP atacó el puesto de guardia de la fábrica Tensa, en Munro, pereciendo un agente del orden. Los subversivos ingresaron en las instalaciones y se apoderaron de numerosas armas.
Esa misma jornada, las FAL secuestraron a Norman Lee, presidente de Reginald Lee S.A.I.C., embotelladora de Coca Cola, por quien pidieron un abultado rescate. La situación de violencia que conmovía al país llevó a las corporaciones norteamericanas a retirar parte de su personal (junto con sus familias), para poner su gente a resguardo, clara señal hacia el gobierno y las agrupaciones que se aprestaban a dirimir sus diferencias en las urnas.
El 8 estalló otra bomba en la sede partidaria de Nueva Fuerza en Mendoza, el 10 hizo lo propio otro artefacto en la yerbatera Flor de Lis y el 14 fue desactivada otro explosivo en la Casa de Gobierno de Tucumán.
Al día siguiente, el ERP ocupó la estación ferroviaria El Gaucho, cerca de Rosario (antes Hume) donde colocó un cartel rebautizándola “Emilio Delfino”.
El 17 un comando de la misma organización irrumpió en el domicilio de un coronel del Ejército, perteneciente al arma de Artillería (Buenos Aires) y se apoderó de una pistola, un revolver, una ametralladora Star, uniformes y demás pertenencias.
El 18 fue irradiada una proclama por los parlantes de la asociación Amigos de la Calle Rivadavia en La Plata y una bomba incendiaria destruyó un camión del Ejército en Resistencia.
Las fuerzas de seguridad allanan una propiedad en Tucumán y descubren una
"cárcel del pueblo". En la imagen, los detenidos Zoilo Irineo Herrera
y Raúl Héctor Penayo
(Imagen: "La Razón")

Siguiendo su raid delictivo, el 22 de febrero el ERP forzó a obreros y pobladores del ingenio Santa Rosa (Tucumán), a cortar la Ruta 38; el 21 fue desactivado un artefacto explosivo en la fábrica Iggam de Córdoba y el 22, Montoneros acribilló una estanciera policial en Lanús, asesinando a un cabo y desarmando al resto de sus ocupantes.
Sin dar respiro a las fuerzas de seguridad, a la mañana siguiente, la misma agrupación atacó un puesto de vigilancia en Lomas del Mirador, asesinando a un cabo de policía e hiriendo a su hermano y un sargento, a quienes también les arrebataron sus armas.
Sobre lo ocurrido en Lanús, cerca de las 11.30 de la noche se desplazaba por la calle Santiago de Estero una camioneta Estanciera perteneciente a la seccional 1ª de esa localidad, en dirección al policlínico regional, conducida por el cabo Víctor Enrique, a quien acompañaban su igual en el rango, Félix Silva Gruer y los agentes  Horacio Silvero y Julián Acevedo.
Al llegar al cruce con Veracruz, se les atravesó un Fiat 1600 patente de B-777.050, obligando a Enrique a dar un brusco giro para no impactar contra él.
Cuando el vehículo policial pasó junto al automóvil, dos sujetos se asomaron por las ventanillas de este último y con medio cuerpo fuera abrieron fuego con sus ametralladoras.
La Estanciera se detuvo contra el cordón, unos metros más adelante, con el cabo Enrique mortalmente herido en su interior. Sus acompañantes intentaron reaccionar pero en ese momento, llegaron a la carrera dos desconocidos, quienes apuntándoles con sus ametralladoras, los despojaron de su armamento. Eran parte del grupo de apoyo, que había llegado hasta el lugar en otro Fiat robado.
Cumplido su objetivo, los atacantes se dieron a la fuga, el primer vehículo a gran velocidad y los dos sujetos a pie, corriendo hasta donde habían dejado estacionado el rodado.
El cabo Enrique falleció en la ambulancia que lo transportaba a la clínica4 en tanto la policía montaba un operativo cerrojo para dar con los agresores. Pasada la media noche, un patrullero radió a la central que acababa de hallar el Fiat 1600, abandonado en Av. Pavón y Beguerestein.
En cuanto al enfrentamiento en Lomas del Mirador, la mañana del 23 de febrero un grupo comando del ERP, integrado por cuatro hombres y una mujer, atacó el puesto de vigilancia de la agencia Rutalsur S.A., concesionaria Ford, situada en Provincias Unidas 2100 (Ruta 3), esquina Catriel, donde se encontraban de guardia el sargento Juan Mercedes Arce, que en esos momentos de civil y el cabo Jesús Cañete, adscriptos ambos a la comisaría 1ª de San Justo. Junto a ellos se encontraba el hermano del último, Justo Cañete, quien hallándose de paso, se detuvo a conversar.
Los relojes marcaban las 8 a.m. cuando un vehículo marca Chevy apareció por Provincias Unidas, avanzando lentamente hacia el puesto de vigilancia. Casi al mismo tiempo, una joven mujer dobló la esquina, llevando a su pequeño hijo envuelto en una manta.
Los agentes no repararon en ella porque se hallaban concentrados en el automóvil. Fue entonces que al pasar junto a ellos, la joven arrojó la manta a un lado y les apuntó con una ametralladora, indicándoles que permanecieran quietos.
El cabo Cañete intentó desenfundar su arma pero la mujer fue mucho más rápida y sin perder el aplomo, accionó el gatillo y lo mató en el acto, alcanzándolo con tres disparos en el pecho.
Junto a Cañete cayó herido su hermano, en tanto el sargento Arce arrojó su arma y levantó las manos, más como acto reflejo que en respuesta a las indicaciones que le habían dado.
Demostrando gran dominio de sí misma, la guerrillera procedió a desarmarlos y luego corrió hacia el Chevy, alejándose de la escena a toda velocidad.
El cuerpo de Cañete fue trasladado al Hospital Churruca5, y el de su hermano a una clínica de la zona, donde los médicos lograron salvarle la vida.
Ese día, la mencionada organización tomó una garita ferroviaria en Campana y repartió volantes entre los obreros de Dálmine-Siderca, que a esa hora acudían a su trabajo. Casi a la misma hora, fueron ocupadas en La Plata las estaciones Gambier y Circunvalación del FCGB, las cuales fueron “rebautizadas” con los nombres de “Héroes de Trelew” y “María A. Sabelli”.


La noche del 22, se produjeron desórdenes a la salida de una misa por los caídos de Trelew que se ofició en la histórica iglesia de Monserrat, Av. Belgrano 1151, Capital Federal.
En la oportunidad, una multitud colmó la nave del templo, en especial jóvenes militantes de izquierda, para escuchar con atención la lectura del Evangelio y el combativo sermón del padre Eduardo Jorge Goñi6.

Si el mundo me aborrece, sepan que primero me aborrecieron a mí”- leyó el sacerdote, para luego decir- Encontramos en la palabra de Dios cuál es la síntesis de lo que debemos hacer. El cristiano debe practicar la justicia sabiendo que por entregarnos vamos a ser aborrecidos, perseguidos, calumniados y muertos. Con estas palabras, evocamos a los dieciséis muchachos que hoy recordamos con palabras del Evangelio. Ellos han perseguido ansiosamente que haya justicia en nuestro país, lo que implica que haya una patria libre, justa y soberana. El lugar que dejaron lo tenemos que tomar nosotros, buscando la justicia y la liberación.

Temerarias palabras que incitaban a la lucha y la violencia, reivindicando el accionar de individuos que no habían dudado en matar, secuestrar y robar, incluso a inocentes, con tal de imponer su ideario.
Finalizada la ceremonia, la juventud se aglutinó en las escalinatas de acceso para cantar la Marcha Peronista y entonar consignas partidarias, consecuencia directa del politizado e imprudente sermón

-¡Santucho, Pujada, la patria liberada!

-¡Cinco, por uno, no va a quedar ninguno!

-¡Ya van a ver, ya van a ver, cuando venguemos a los héroes de Trelew!

-¡FAL y Montoneros, son nuestros compañeros!

Y peor aún.

-¡¡Sánchez, Berisso, el pueblo así lo quiso!!

Acto seguido, un centenar de manifestantes, entre los que había gran cantidad de mujeres, se encolumnó por la Av. Belgrano, para marchar hacia la 9 de Julio, momento en el que aparecieron varios patrulleros escoltando a tres carros de asalto, que a la altura de Lima y Alsina, les cortaron bruscamente el paso.
Se produjeron corridas y se escucharon detonaciones, producto de las balas antimotines, al tiempo que se practicaban numerosas detenciones, las primeras en ese mismo lugar y las restantes en Alsina y Salta.
Cuarenta y seis personas fueron conducidas hasta la seccional 4ª, donde permanecerían demoradas varias horas a disposición de la justicia.
Detrás de ellos, llegaron los abogados Santiago Díaz Ortiz, Mario Hernández y Alberto Héctor Mayansky, exigiendo la inmediata liberación de los detenidos. Sin dejarse amedrentar, el titular de la dependencia les mandó decir que sólo procedería con la debida autorización de un juez y en presencia de los padres, en caso de que los imputados fuesen menores.
La policía detiene a manifestantes luego de la misa por los
caídos en Trelew, en la iglesia de Monserrat
(Imagen: "La Razón")

Lejos de allí, en Avellaneda, las fuerzas de seguridad impidieron el acto que la Comisión de Familiares de Presos Políticos, Estudiantiles y Gremiales había organizado en el local del Círculo Tradicional Leales y Pampeanos (Monseñor Piaggio 163), donde iba a hacer uso de la palabra el mismo Agustín Tosco.
Como respuesta, medio centenar de jóvenes se concentró en Av. Mitre y la mencionada arteria para arrojar volantes alusivos a los hechos de Trelew e iniciar una marcha que fue disuelta antes de comenzar, sin que se registraran incidentes.
Por la mañana, el ERP sustrajo 8 escopetas, 2 revólveres calibre 38 e igual número de pistolas 22, de una armería de la ciudad de Resistencia y cuatro días después, los montoneros colocaron una bomba en una compañía de transportes de Rosario.
De acuerdo con el parte de guerra que el ERP publicó en “Estrella Roja”, en su edición extra del 28 de febrero de 1973, los guerrilleros entraron en territorio enemigo a las 01:10 a.m., se agruparon en las posiciones señaladas durante la planificación de la operación e iniciaron el avance hacia el cuartel, adoptando las precauciones de rigor.
Al mismo tiempo, el conscripto Félix Roque Giménez se presentó en la Puerta B y tras dar el santo y seña7, su compañero bajó el arma y le franqueó el paso, ignorando lo que estaba a punto de suceder.
Giménez extrajo su pistola y le apuntó, mientras le quitaba el fusil y le ordenaba arrojarse al suelo, para maniatarlo. Cuando terminó, se dirigió al portón de entrada y abrió una de sus hojas, permitiendo el acceso al grupo de aniquilamiento.
Los subversivos, se desplegaron en todas direcciones, demostrando un perfecto conocimiento del terreno. Detrás de ellos hizo lo propio el grupo de contención y luego el de recolección, que tenía la misión de apoderarse del armamento.
La vanguardia redujo fácilmente los puestos 7, 6 y 5, en tanto las dos secciones restantes se encaminaban a la Guardia de Prevención y los depósitos A y B, donde se guardaba el arsenal.
Los subversivos irrumpieron sorpresivamente en la primera dependencia y con apenas un disparo de FAL lograron neutralizar a los 32 hombres que se encontraban allí.
Después de copar los puestos 2 y 3, redujeron al resto del personal que, a esas horas, se hallaba descansando en las barracas, lo mismo al oficial de servicio, teniente primero Wasnet, que se presentó en ese momento para asumir el mando.
Con la unidad militar bajo control, los subversivos de apoderaron de un camión Unimog (3 a.m.) y lo llevaron hasta los arsenales, donde procedieron a cargar el armamento, tarea que demandó cerca de una hora.
Sin ningún tipo de obstáculo, se apoderaron de sesenta y tres ametralladoras PAM 1, once PAM 2, ciento siete pistolas 11.25, cuatro Halcón 45 mm, una Halcón 9 mm, un Winchester 44, una escopeta lanzagases, dos revólveres 32 especial, un Beretta 9 mm, una caja de 480 balas 0.50, otra de 1500 tiros de FAL, seis de 300 balas calibre 38 cada una, otra de diez granadas FAL, 100 granadas de mano, tres granadas antitanque, 20 granadas lacrimógenas, 500 unidades de cartuchos 12, 40 cartuchos de señales, 6 largavistas, 1 binocular infrarrojo, 2 ametralladoras 0.50, 74 fusiles FAL, 2 FAP, 600 FAL, 5 trombones lanzagranadas FAL, 1 pistola de señales, 5 brújulas, 3 mochilas y 15 sables.
La sección de recolección cumplió su labor de manera eficiente en tanto el personal asignado procedía a montar la emboscada para cubrir la retirada.
Los atacantes partieron a las 05:00, parte en el Unimog y el resto a pie, corriendo velozmente hacia los automotores que habían dejado estacionados en la cercanía, uno de ellos, un Torino blanco y otro un Fiat 1600 del mismo color, patente X-081733.
Antes de partir, procedieron a esposar al personal militar que habían reducido y pintaron consignas del ERP, evacuando el lugar a las 05:30, bajo la protección de la sección de cobertura, que permanecería en el cuartel hasta las 06:30. Fue un operativo adecuadamente planeado y perfectamente sincronizado.
El camión militar se perdió por las calles, en dirección al punto de reunión, en el barrio Los Naranjos y una vez allí, los insurgentes procedieron a traspasar el armamento a los vehículos.
Félix Roque Gutiérrez
Conscripto desertor
Mientras se desarrollaba la operación, grupos de apoyo efectuaron ataques e diversión contra otros objetivos, buscando distraer la atención del enemigo. Uno de ellos trató de copar el hospital policial, ubicado en el Barrio San Rafael, pero fue repelido por el personal de guardia y el otro, se dirigió hacia el Comando Radioeléctrico de la Policía Provincial, sito en Mariano Moreno y Caseros, para ametrallar su frente y alejarse a gran velocidad (los atacantes se desplazaban en un automóvil sedán).
Percatados de que algo extraño sucedía, los vecinos dieron aviso a las autoridades. Casi al mismo tiempo (7 a.m.), una llamada anónima alertó al corresponsal del diario “La Razón”, avisando que un grupo guerrillero había tomado el cuartel. Cuando se le requirió mayor información, la voz femenina, muy nerviosa por cierto, cortó abruptamente sin dar mayores explicaciones.
Al ser indagadas por la prensa, las autoridades castrenses se mostraron reacias a brindar información, lo que obligó a los medios a acercarse hasta el lugar para confirmar la versión.
Inmediatamente después, otra persona se comunicó desde la Av. Ricchieri, en los lindes del cercano Parque Sarmiento, para informar que se habían escuchado disparos y al menos un soldado había sido abatido.
Ante nuevas tentativas efectuadas en la sede del III Cuerpo de Ejército, un cronista de “La Razón” pudo determinar que, efectivamente, algo había ocurrido en el Batallón de Comunicaciones y que al parecer, el suceso era grave. El periodismo fue atendido con ciertas reservas por el Comando del III Cuerpo de Ejército que en la persona de un oficial, aclaró que de momento, no se podía brindar ninguna información.
Por entonces, se encontraba al mando el general César Fermín Ochoa, pues su titular, el general de división Jorge Raúl Orfila se había ausentado a La Rioja, para asistir al velatorio de los efectivos muertos durante el trágico accidente que había tenido lugar en la Ruta 38, a 60 kilómetros de aquella capital.
Poco después de que las fuerzas de seguridad pusieran en marcha el operativo cerrojo para dar con los autores del ataque, fueron hallados el camión Unimog, parcialmente quemado y el Fiat 1600 blanco, abandonado en Bedoya 45, a escasas cuadras de la estación ferroviaria Alta Córdoba.
Las primeras pesquisas pudieron determinar que el conscripto Giménez había sido parte del operativo y que se había fugado junto a los atacantes, desertando de las filas del Ejército.
Para entonces, los subversivos se hallaban de regreso en sus centros operativos y escondían el arsenal en los depósitos clandestinos que tenían desparramados en distintos puntos de la provincia.
Durante los allanamientos que tuvieron lugar en los días siguientes, personal policial detuvo en Río Cuarto, a Carlos Estirro, Eduardo Staguzza y Matilde Inzúa, quienes resultaron ser militantes justicialistas, sospechados de haber tenido alguna participación en los hechos. La medida motivó la reacción del FREJULI provincial que esa misma tarde emitió un comunicado repudiando los procedimientos y denunciando una persecución para entorpecer la campaña electoral.
En una vivienda del Cerro de las Rosas fueron arrestadas otras cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, en cuyo poder se hallaron armamento (tres fusiles Máuser), un mimeógrafo y documentación sediciosa (un manual para la fabricación de explosivos y bibliografía marxista). En el barrio Alto Palermo, de la capital provincial, efectivos del Ejército irrumpieron en la vivienda de Sergio Antonio Zorrilla y su hermana Alicia, cito en Central 1749 y se llevaron detenido a su hermano menor, Claudio Aníbal Zorrilla, de 18 años, sin la correspondiente autorización del juez, lo cual fue denunciado por los propietarios del inmueble8.
Razzias practicadas en el cementerio de San Jerónimo y el barrio Alto Alberdi, no arrojaron resultados aunque para entonces, el número de detenidos se elevaba a treinta, todos a disposición de la Cámara Federal en lo Penal. Uno de ellos, el candidato a diputado por el FREJULI, Raúl Pelliscotti, fue arrestado en Río Cuarto, después de hallarse en su poder listas con los nombres de personal militar y policial en actividad, así como papelería comprometedora.
A las 12:30 del 19 de febrero, dos camiones del Ejército frenaron frente a la sede el PJ local (Hipólito Yrigoyen al 300) y de su parte posterior saltaron a tierra varios efectivos armados.
Al irrumpir en el local, los uniformados encontraron al candidato a gobernador, Ricardo Obregón Cano, acompañado por varios afiliados, quienes fueron obligados a colocarse contra una pared para ser palpados de armas, en tanto parte del personal militar efectuaba una minuciosa requisa por el inmueble, sin resultados positivos.
Luego de 45 minutos, los soldados se retiraron en tanto la agrupación, procedía a elaborar un comunicado denunciando el hecho y la persecución a la que estaban siendo sometidos sus miembros.
Se nuevos allanamientos en una vivienda de la Av. Colón al 500, en la calle Diego Díaz del barrio Marqués de Sobremonte, donde fue detenido un matrimonio joven junto a su hija de 5 años y el domicilio del Dr. Erio Bonetto, apoderado del PJ cordobés, al parecer, sin resultados.
Dos días después, el Comando del III Cuerpo de Ejército advirtió acerca el peligro que representaba el material sustraído por la guerrilla de los depósitos del Batallón. Lo hizo a través de un comunicado instando a la población a la reflexión y estar alerta dado que el armamento incautado, especialmente los explosivos, poseían una alta reacción al frío y representaban una seria amenaza por su rápida combustión.
De acuerdo con el parte, era de vital importancia trasladarlos y almacenarlos de manera adecuada y por esa razón, se recomendaba a la ciudadanía denunciar de manera inmediata cualquier indicio que permitiese dar con ellos. Para entonces, se mantenía el secreto de las investigaciones pero las mismas proseguían.
Recién el 8 de marzo se dieron a conocer los primeros nombres vinculados con el hecho, entre ellos los de Enrique Gorriarán Merlo, Francisco Ventrici y Alejandro Ferreyra, además del conscripto Giménez, sobre el que también pesaba el delito de deserción. Decía el comunicado emitido oportunamente:

El comando del Cuerpo de ejército III, consiente de la inquietud que ha despertado en la población el robo de armas perpetrado en el Batallón de Comunicaciones 141, cumple en informar que, de las investigaciones realizadas hasta la fecha, se ha comprobado la participación en el hecho de los siguientes individuos: Enrique Aroldo Gorriarán Merlo, importante cabecilla del ERP, evadido del penal de Rawson y fugado a Cuba, quien reingresó clandestinamente al país; Francisco Ventrici, alias “Cacho”, peligroso miembro del ERP, participó en diversos episodios sangrientos en capital federal y provincia de Buenos Aires; Alejandro Enrique Ferreyra Beltrán, dirigente activo del ERP, que el 16 de agosto de 1972 colaboró en la fuga del penal de Trelew, participando del copamiento del avión de Austral; fugó a chile y Cuba, reingresando clandestinamente al país. Ex soldado Félix Roque Giménez, traicionó a su patria, entregando a su compañero y a su cuartel a los enemigos de la Nación. Las fuerzas armadas y policiales continúan con la investigación, existiendo fundado optimismo en la identificación y captura de los elementos extremistas.

El ERP, por su parte, emitió dos comunicados y un parte de guerra que fueron reproducidos en el número extra de “Estrella Roja”, dedicado a la toma de la unidad9.

Los comandos “29 de Mayo”, “Che Guevara”, “Lazcano-Polti-Taboada”, “Jorge Luis Sbedico”, “Ramiro Leguizamón” y “Martínez-Ferreira” de la Compañía “Decididos de Córdoba” del ERP en un exitoso golpe de mano tomaron por 5 horas el Batallón 1414 de Comunicaciones del Ejército opresor recuperando para la causa revolucionaria del pueblo argentino dos toneladas de armamentos y proyectiles que se detallan en el parte de guerra adjunto retirándose en completo orden. En 1810, el pueblo de Córdoba formó y armó la Compañía “Decididos de Córdoba” que se incorporó al Ejército del Alto Perú en nuestra guerra de la primera independencia. El mismo heroico pueblo cordobés ha logrado en dos años de operaciones formar y armar nuevamente la Compañía “Decididos de Córdoba” incorporada hoy al ERP en nuestra guerra por la segunda y definitiva independencia. Ayer nuestro pueblo en armas supo derrotar en larga y cruenta guerra al ejército opresor de la colonia: hoy está enfrentando cada vez con mayor potencia al ejército opresor oligárquico y pro-imperialista y proseguirá victoriosamente esa empresa hasta el seguro triunfo de la revolución obrera y popular socialista.
La Dictadura Militar atemorizada por el despertar revolucionario del pueblo argentino, por las grandes movilizaciones de masas, por el enérgico accionar de la guerrilla, está llevando adelante un plan contrarrevolucionario que ha denominado GAN, con el cual pretende distraer y engañar al pueblo mediante el montaje de una farsa electoral, con la colaboración de los politiqueros. Nuestro pueblo ha advertido esa maniobra y desconfía del circo electoral. El ERP también desconfía, conoce las maniobras del enemigo y sostiene que en esta elección no hay ninguna opción favorable a los intereses de la clase obrera y el pueblo, sino que por el contrario se trata de una elección condicionada, dirigida precisamente contra los intereses y las luchas de todo el pueblo trabajador argentino.
El plan de la Dictadura Militar es engañar a las masas, entregar los puestos de gobierno a los políticos para despertar algunas esperanzas. Pero el Pueblo Argentino no se distraerá, sabrá eludir la maniobra y continuará con firmeza por el camino de la lucha, por el camino de la movilización; continuará luchando enérgicamente por sus derechos en la calle, en la fábrica, en el campo, en el barrio y en la facultad, continuará desarrollando paralelamente sus unidades guerrilleras.
Cualquier gobierno parlamentario que surja de las elecciones de marzo será incapaz de solucionar los gravísimos problemas de nuestro pueblo y de nuestra patria. Porque no se lo propondrá sinceramente, consecuentemente, y porque estará controlado desde cerca por los militares. De ahí que nuestro pueblo no confiará ni se engañará y continuará con firmeza, con energía, con la misma decisión de los últimos años, su lucha revolucionaria.
Esa lucha que se va encauzando por el firme camino de la guerra popular revolucionaria, juntando en un solo y poderoso haz la lucha armada y no armada, pacífica y violenta de nuestro pueblo. Esa lucha que va uniendo estrechamente todo lo sano, todo lo honesto, todo lo revolucionario, lo mejor y mayoritario de nuestro pueblo. Esa lucha que va acercando y uniendo a los marxistas-leninistas, a los peronistas revolucionarios y progresistas a los socialistas, a los cristianos revolucionarios, radicales progresistas, independientes, etc., que va soldando esa unión con la sangre de nuestros héroes y mártires. Esa lucha que ha comenzado y que no se detendrá hasta la victoria final, hasta la culminación de la dependencia de nuestra patria y de la explotación de nuestro pueblo, hasta el establecimiento del socialismo revolucionario, de un régimen justo e independiente.
ARGENTINOS: bajo la advocación del General San Martín y del Comandante Guevara.

¡A LAS ARMAS!

¡GLORIA A NUESTROS HÉROES Y MÁRTIRES!

¡POR LA UNIDAD DE LAS ORGANIZACIONES ARMADAS!

¡A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA!

En la misma edición, se informaba que el soldado Félix Roque Giménez había sido condecorado por su actuación en el operativo.

CONDECORACIÓN
El Comité Central del Partido Revolucionario de los Trabajadores, dirección político-militar del Ejército Revolucionario del Pueblo, en conocimiento del Parte de Guerra y otros detalles del exitoso golpe de mano contra el Batallón 141 de Comunicaciones del Ejército, realizado en Córdoba por nuestros combatientes y considerando:
QUE todos los compañeros intervinientes en esa acción desplegaron una elevada moral combativa, férrea disciplina y demostraron excelente preparación militar a lo largo del prolongado, complejo e importante operativo y durante su preparación, todo lo cual hizo posible la culminación exitosa del golpe de mano;
QUE esas circunstancias configuran servicios militares distinguidos que hacen a todo esos compañeros acreedores a la Orden de combate "Héroes deTrelew" en Tercer Grado, recientemente creada por este Comité Central;
QUE el compañero Félix Roque Jiménez [sic] jugó un rol especialmente destacado por su particular situación en el operativo, rol que supo cumplir con energía e iniciativa;
POR TODO ELLO EL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES, EN EJERCICIO DE SUS FUNCIONES DIRIGENTES EN EL E.R.R RESUELVE:
1. Condecorar con la Orden de Combate "Héroes de Trelew" en Tercer Grado, a los siguientes combatientes participantes en el copamiento del Batallón 141 de Comunicaciones: (*)
2. Agregar una expresa felicitación al combatiente Félix Roque Jiménez.

¡A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA!
(*) La lista no se hace pública por razones de seguridad.

La edición de “Estrella Roja” incluía un plano del Batallón, el mencionado parte de guerra, un reportaje al soldado Giménez, dos artículos titulados “La nueva perspectiva de la guerra del pueblo” y “La mentira reaccionaria y la verdad revolucionaria” (en este último comparaba la moral de sus combatientes con la de las Fuerzas Armadas, basada en dos acciones de guerra acaecidas en Zárate y Bahía Blanca), un llamado a “arrancar de las cárceles a los combatientes presos”, otro a engrosar las filas del ERP, una evocación de la “masacre de Trelew” y referencias a dos sucesos de importancia acaecidos en marzo, el copamiento de la Central Nuclear de Atucha y el secuestro del contraalmirante Francisco Agustín Alemán, de los que hablaremos en el capítulo siguiente.
Destacadas en sendos recuadros, sobresalían dos notas que llaman la atención por su contenido, la primera, apuntando a despejar dudas y prejuicios para incorporarse a las filas de la organización:

¿Puede ser un peronista o un católico miembro o colaborar con el ERP?

¡Sí! Todo peronista, todo católico, y todo aquel, cualquiera sea su filiación política o su creencia religiosa, tiene un puesto en el Ejército Revolucionario del Pueblo, a condición de que comparta sus ideales de liberación nacional y social.
El logro de nuestra segunda y definitiva independencia debe ser obra de todos los sectores del pueblo argentino, de todo patriota y ciudadano honesto que esté dispuesto a combatir contra el ejército de los explotadores, el ejército lacayo del imperialismo yanki.
El Ejército Revolucionario del Pueblo es la herramienta que debemos forjar para esta tarea, de todo el pueblo. Por eso, pueden combatir en sus filas compañeros peronistas o cristianos, parte de ese pueblo, porque por sobre las diferencias políticas o religiosas nos une el objetivo común de liberar a nuestra Patria, de luchar por el socialismo y derrotar al imperialismo y sus sirvientes nativos.

La segunda daba cuenta de cierta información que ya manejaban los servicios de inteligencia: el quiebre de la banda subversiva y el alejamiento de una parte importante de su estructura debido a ciertas divergencias que habían estallado a raíz de las elecciones del 11 de marzo.

Ante la indisciplina y la deshonestidad revolucionaria

El Ejército Revolucionario del Pueblo tiene la lamentable obligación de informar que un grupo de personas que pertenecieron a sus filas en la Regional Capital, están acusadas de graves falta de indisciplina, robo de bienes de la organización y utilización indebida del nombre del ERP.
El Comité Central del Partido Revolucionario de los trabajadores que dirige este Ejército, resolvió expulsar a estos individuos de la organización e informar a todas las organizaciones hermanas, después de haber considerado la actitud individualista, negativa y deshonesta, de estos elementos, que no sólo se han apropiado ilegítimamente de fondos y bienes de la organización, constituyendo con ello un flagrante delito contrarrevolucionario, sino que también han anunciado que continuarán usando el nombre del Ejército Revolucionario del Pueblo con un aditamento, en una actitud divisionista, al servicio de los intereses y objetivos de nuestros enemigos: la dictadura militar, el imperialismo y las clases dominantes.
Todos ellos, serán juzgados públicamente por los delitos contrarrevolucionarios de los que están acusados frente al Tribunal Revolucionario de la organización.

Dado el crecimiento de su accionar, la agrupación terrorista necesitaba reclutar nuevos cuadros, porque para entonces, además de la fractura que se había producido en sus filas, comenzaba a evaluar la posibilidad de abrir un frente rural en el noroeste.
La escisión a la que hacía referencia la segunda nota fue al que dio origen al denominado ERP “22 de Agosto”, que a partir de entonces comenzaría a operar por su cuenta, ignorando las decisiones de la cúpula.
La guerrilla incrementaba su accionar y se tornaba más osada, demostrando claramente que los tiempos de preparación habían quedado atrás y que se hallaba lista para acometer operaciones de envergadura.
Notas
1 Actual Boulevard Arturo Illia.
2 A causa de la rotura de los cables, un amplio sector de la ciudad quedó sin energía eléctrica por espacio de tres horas.
3 También lo había sido en 1971, durante el mandato de Roberto Marcelo Levingston. Los ataques a sus locales se perpetraron con cócteles molotov.
4 El cabo Enrique era casado y padre de dos hijos.
5 Se trata del hospital policial de la ciudad de Buenos Aires. Se halla ubicado en Parque Patricios.
6 Eduardo Jorge Goñi fue un sacerdote tercermundista de conocida militancia en el Movimiento Villero Peronista (MVP), sobre todo en las zonas de emergencia de la localidad de Quilmes. Fallecería atropellado por un conductor ebrio en la Ruta 1, el 10 de enero de 1982, luego de asistir a un festival de barrio.
7 Félix Roque Giménez nació en Villa Mercedes, San Luis, el 19 de agosto de 1951. Hijo de Juan Giménez jubilado del sistema judicial y de Ramona Lucero, ama de casa, egresó de la Escuela Normal Mixta “Dr. Juan Llerena” de su ciudad natal, con el título de maestro.
8 Según trascendidos, no tenía su documentación en regla.
9 “Estrella Roja” Nº 18, 28 de febrero de 1973.
 

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