sábado, 31 de agosto de 2019

AMIGOS LECTORES

Amigos Lectores:
                            
                           Cumplimos en manifestarles que finalmente concluímos en postear el libro de Alberto N. Manfredi (h) EL RASTRO DEL INVASOR: BIOGRAFIA DEL CHE GUEVARA.
                            Este trabajo permanecerá colgado en el blog hasta el 01-09-19.
                         Al mismo tiempo, entendemos oportuno señalar, nuestra coincidencia, es total con el escritor hacia la obra en cuanto a las críticas y observaciones sobre el comportamiento del "actor principal" de la misma.
                    Creemos también necesario anunciar que del mismo libro, restan un buen un buen número de anexos que podrán ser leídos a la brevedad, una vez completado el posteo de sus "BANNER" respectivos en la "PAGINA DE INICIO DEL BLOG". 
                 En ese sitio ubicaremos la totalidad de ellos, señalando los respectivos títulos, a su derecha y sobre su figura desde el que será facilmente identificado.


  



GALERÍA DE IMÁGENES



El Che en la zafra, durante las jornadas de trabajo voluntario

Por las calles de La Habana
Sierra Maestra

Con Manuel Urrutia y Camilo Cienfuegos
Junto a Fidel
Su segunda pasión después del rugby
Los popes de la Revolución
Momento de distención
Ministerio
Junto a Yuri Gagarin, primer hombre en el Espacio
(o segundo, después de Vladimir Iliushin)
Visita a China
Puesto de vigilancia en Ñancahuazu
General René Barrientos Ortuño
Bebida francesa
Omar Sharif (el Che) y Linda March ("Tania") en la película Che! de Richard Fleischer
Madureira Fútbol Club de Río de Janeiro
Juez James Burge de Ohío en su despacho
Andy Gilchirst en la sede del Sindicato de Bomberos del Reino Unido
Una calle de Belén
Príncipe Harry
Top Model de Estados Unidos
Bikini
Top model brasilera
Giselle Bundchen durante
un desfile en Londres
Londres. Inauguración de las galerías Saatchi
Mural en Londres
Musical de la TV árabe saudita Hasta siempre comandante
Una calle de Belfast (Irlanda)
Dublin
La Mercedes Benz de Alemania presenta su línea revolucionaria en Las Vegas
Dieter Zetsche, presidente de Mercedes Benz durante la presentación en Las Vegas
Días después la compañía debió disculparse con la colonia de exiliados cubanos
Johnny Depp admirador de Guevara
Shia Labeouf


Publicado por

PALABRAS FINALES






Cuando en el año 2009 salió a la venta El canalla. La verdadera historia del Che, de Nicolás Márquez, me apresuré a comprarlo pues movido por mi rechazo hacia el personaje, me interesaba su lectura.
Me llamaron la atención dos cosas que le escuché decir al autor durante un reportaje televisivo, la primera, que el número dos de la Revolución Cubana era un consumado racista y la segunda, que se trataba de un declarado homófobo, facetas en las que quería ahondar.
Lo primero que noté cuando fui a comprar el libro fue la mala cara del vendedor. Evidentemente era izquierdista y no compartía la posición de Márquez.

CONCLUSIÓN


Alberto Korda retrata al Che y Aleida en medio de la multitud
A medio siglo de su ejecución en La Higuera, el Che Guevara sigue despertando pasiones y ganando adeptos, aún en aquellos contra los que combatió y se enfrentó.
¿A qué se debe ese fenómeno? Posiblemente en un mundo donde el coraje y los ideales parecen cosa del pasado, donde solo prima la conveniencia personal, el oportunismo y el materialismo, que una suerte de delirante, ajeno a los tiempos que vivía, inconsciente hasta la temeridad y desconocedor de la realidad, intente imponer sus principios en semejante inferioridad de condiciones, enfrentando la muerte como él lo hizo, sea la causa.
Porque nadie, en su sano juicio puede dejar de ver que teniéndolo todo, familia, título, profesión, una excelente posición social y un futuro promisorio, renunció a ello para luchar por lo que creía. Y volvió a hacerlo de nuevo cuando ya en el poder, siendo el hombre más fuerte de la Revolución junto a Fidel Castro, ostentando los cargos que ejerció y gozando del favor incondicional del pueblo, volvió a echar todo por la borda para lanzarse a la lucha en los lugares más recónditos y peligrosos de la Tierra, lejos de todo, aislado, a miles de kilómetros de sus bases, para imponer sus ideas, siempre–lo recalcamos–en inferioridad de condiciones, dejando su suerte librada al azahar.
Sus detractores le han puesto frases en la boca que jamás pronunció y de ellas se agarran para rebajar su imagen. Sus partidarios lo han ensalzado hasta límites increíbles, presentándolo como una suerte de arcángel salvador que solo pugnaba por los oprimidos y los desvalidos.
¿Fue el Che Guevara un hombre temerario? Sin ninguna duda, hasta sus enemigos lo han reconocido y su vida lo demuestra. ¿Fue un idealista? Claro que sí; vivió y murió por sus principios. ¿Era honesto? Sin ninguna duda, como también lo fueron Mussolini, Hitler y Stalin, quienes no se enriquecieron con el dinero del Estado. ¿Era un libertador de pueblos y un reivindicador de los más humildes? Por lo menos así lo creía, pero también fue un hombre implacable, cruel, despiadado y frío, que quiso imponer por la fuerza ideas totalitarias, que intentó desencadenar el holocausto nuclear, que programó actos de terrorismo en distintas partes del mundo, que organizó invasiones y adiestró guerrillas, promoviendo la violencia que ensangrentó a tantas naciones, donde agrupaciones insurgentes vieron en él un modelo a seguir. El Che fue un agresor, sin ninguna duda, un invasor que no dudó en matar y fusilar cuando las circunstancias lo requerían.
¿Y por qué entonces ese atractivo por su figura? Creemos que especialmente por lo primero, por su coraje, porque vivió de acuerdo a lo que predicó y porque se enfrentó en desventaja a enemigos más fuertes. Pero por sobre todo, por el halo de leyenda que envolvió su muerte. Salvo honrosas excepciones, los pilotos argentinos en Malvinas, sus esforzados conscriptos, oficiales y suboficiales, enfrentando a una superpotencia militar, apoyada por la más nación más poderosa del mundo y organizaciones como la OTAN, la CEE y el Commonwealth, los jueces italianos que le hicieron frente a la mafia más despiadada en los años ochenta, no hay demasiados ejemplos de heroísmo para mencionar.
El mundo necesita héroes, actos de arrojo, soñadores y los mismos son cada vez más escasos. De ahí que al surgir una figura que como el Che y sus guerreros cubanos, bolivianos y peruanos, le gente se deslumbre y los ensalce.
¿Fue el Che un buen estratega? Evidentemente no. Sus expediciones al Congo y Bolivia lo demuestran pero para ser un simple civil, sin formación militar, tal como le hemos dicho a lo largo del trabajo, su desempeño en Sierra Maestra y sobre todo, su marcha hacia La Habana, incluida la gran batalla de Santa Clara, son realmente llamativas. Aún así, cometió varias torpezas, como creer que todos los pueblos son iguales y van a reaccionar de la misma manera. Ni en el país africano, ni en el Altiplano, se dieron las condiciones que él había pensado para poner en marcha su programa continental. Eso sí fue una torpeza y le costó caro. La guerrilla de Masetti es otro ejemplo. En los sesenta, las condiciones no estaban dadas para iniciar la revolución en la Argentina. El momento propicio fueron los setenta y así quedó demostrado. Bandas extremistas se lanzaron a la lucha desencadenando una guerra cruel y despiadada, que provocó el terrorismo de Estado y con ello miles de muertos.
¿Abandonó Castro al Che Guevara en Bolivia? ¿Se había convertido en una molestia para él y se lo quiso sacar de encima?
En cuanto a la primera pregunta, todo parece indicar que sí. La lectura de su carta de despedida cuando el comandante argentino se encontraba en el Congo, la cual debía ser leída sólo en caso de muerte, es la clave. Pero todo parece indicar que lo hizo presionado, en contra de su voluntad y muy a su pesar. Cuba no era una potencia, ni mucho menos y dependía de la Unión Soviética para su sostén y supervivencia, más hallándose a escaso centenar de millas de los Estados Unidos. El Che era muy poderoso y estaba fuera de control, de ahí la presión de los rusos para que se lo quitase de encima porque además, después de la Crisis de los Misiles, se había vuelto maoísta y se hallaba enfrentado a la dirigencia de Moscú.
¿Mario Monje seguía instrucciones de Castro, como se ha sugerido alguna vez? No, respondía directamente a Rusia. De todas maneras, una vez iniciada la campaña, con las Fuerzas Armadas bolivianas en operaciones y los servicios de inteligencia en máxima alerta (tanto locales como estadounidenses), poco era lo que Fidel podía hacer por su amigo. En todo caso, si él lo abandonó, los chinos también lo hicieron.
¿Ayudó Washington a terminar con el Che? Sin ninguna duda, como también lo hizo la Argentina, pero lejos de lo que siempre se dijo, no ordenó su muerte ni proveyó a las FF.AA. bolivianas de armas no convencionales. Lo primero lo dispusieron Ovando, Barrientos y la cúpula militar y el napalm fue enviado por Buenos Aires que, además, movilizó sus fuerzas para invadir el país, cosa que el Departamento de Estado logró evitar con mucho esfuerzo. Washington, como hemos dicho, necesitaba al Che vivo para enjuiciarlo públicamente y luego encerrarlo en una prisión de alta seguridad. De esa manera, su figura menguaría y Fidel Castro quedaría humillado ante la opinión internacional y sus propios aliados, pero los militares el país andino se precipitaron.
¿Corresponde hablar de asesinato cuando nos referimos a la ejecución de Guevara? Los mandos bolivianos procedieron de manera ilegal al fusilarlo sin juicio previo y sobre todo, al no existir la pena de muerte en su país, pero el Che encabezó fuerzas irregulares que ingresaron clandestinamente en el país para desencadenar una guerra insurgente que provocó muertes innecesarias y enlutó hogares humildes. Él conocía las reglas del juego y a ellas se sometió cuando se lanzó a la demencial aventura de ahí que hablar de asesinato parece un tanto sarcástico. Fue fusilado como él fusiló en Sierra Maestra, un caso puntual, el de Eutimio Guerra –al que ejecutó en persona-, quien no fue sometido a ningún tipo de proceso.
Hoy el Che es una leyenda, un mito que crece y cautiva. Como dijo alguna vez Jon Lee Anderson, ya no hay jefes que se pongan al frente de columnas guerrilleras para internarse en territorios inhóspitos y luchar por sus causas; hoy hay terrorismo, métodos crueles y barbáricos, a lo que agregamos por nuestra parte, golpes a traición, combatientes desleales y cobardes, que no dudan en degollar a niños y prisioneros indefensos, buscando generar, eso sí, el mismo efecto que aquel Che herido en su amor propio pasada la Crisis del Caribe, pretendió desencadenar en los centros neurálgicos de su mayor enemigo, estrategia que luego cambió a la lucha personal, de ahí su final y lo que sobrevino después.

LA RESURRECCIÓN

Manifestación en Yemén

Si los militares bolivianos pretendían borrar la memoria del Che haciendo desaparecer su cuerpo, cometieron uno de los actos de imbecilismo más grandes de la historia, tal como afirma el Dr. Reginaldo Arze en el documental de Peter de Kock. Si lo que querían era disuadir futuros intentos, se equivocaron de cabo a rabo y si creían que su figura iba a menguar debido al fracaso militar que había experimentado, no hicieron más que darle dimensión porque, ya notorio en vida, su muerte lo convirtió en uno de los íconos populares más grandes de todos los tiempos, sino el mayor.
El Che en la cultura popular
A solo siete meses de su desaparición, la imagen del Che Guevara encabezó las multitudinarias manifestaciones del Mayo Francés y como dice Pierre Kalfon, al cumplirse un año de su muerte, un extenso estandarte con su efigie fue colgado de la Torre Eiffel aunque el mismo fue retirado con prontitud.

SAN ERNESTO DE LA HIGUERA



En el epílogo de su libro, Jon Lee Anderson nos explica de manera sucinta, que les sucedió a los demás protagonistas de esta historia.
Siguiendo su relato, Harry Villegas (“Pombo”), se desempeñó como comandante de las fuerzas militares de Cuba en Angola, fue ascendido a general de brigada, recibió la condecoración de “Héroe de la Revolución” y hoy vive en un modesto departamento de La Habana, próximo a la casa del Che. “Urbano” alcanzó el grado de coronel y también sirvió en las Fuerzas Armadas de su país. A poco de llegar, luego de la odisea boliviana, sufrió una crisis nerviosa pero se recuperó. “Benigno” ingresó en el sistema penitenciario y se dedicó a instruir guerrillas latinoamericanas pero en 1996, desertó de la Revolución y se fue a vivir a París, desencantado con los hermanos Castro y el régimen totalitario que impera en la isla. Desde el exilio publicó un libro defenestrando al máximo líder cubano, a quien acusa de haber abandonado al Che a su suerte y terminó de sacar a la luz el secreto a vivas voces, sobre la muerte de Salvador Allende, asesinado por la guardia de korps cubana que capitaneaba Patricio de la Guardia, cuando se quería rendir a los militares1

LA MALDICIÓN DEL CHE


El Che posando junto a Honorato Rojas y dos de sus hijos, el día que pasó por su
rancho. Incluso le dejó algunas medicinas para los niños. El campesino lo delató y
luego guió a los soldados hasta Vado del Yeso, donde cayó acribillado el grupo de
Joaquín. El 14 de julio de 1969 una célula del ELN lo ejecutó en su propiedad, al sur
de Santa Cruz de la Sierra



La madrugada del 14 de julio de 1969, tres individuos llegaron sigilosamente hasta el humilde telar que Honorato Rojas y su mujer explotaban en el terreno que el gobierno les había obsequiado en las afueras de Santa Cruz de la Sierra, como pago por los servicios prestados durante la campaña antiguerrillera. Los extraños se introdujeron en la vivienda y caminaron los pocos metros que los separaban de la habitación donde el dueño de casa y su esposa dormían, abrazados a dos de sus hijos. Se trataba de una construcción reciente, que el flamante cabo del Ejército estaba terminando de levantar1.
Para fortuna de los intrusos, aún no había colocado la puerta ni las ventanas y eso les facilitó la tarea. Con sus armas en las manos, pasaron con mucha cautela junto al sencillo ambiente donde descansaban los otros tres niños y se detuvieron en la entrada del cuarto principal.
Eran las 03.30 horas y apenas se escuchaba el sonido de las respiraciones bajo las frazadas. Ahí estaba el traidor, el hombre que había delatado al Che y guiado a los soldados hasta la emboscada de Vado del Yeso, disfrutando su botín y su “mal ganada” tranquilidad. 

EL ENIGMA DE LAS MANOS Y LA MASCARILLA

El mundo aún se hallaba convulsionado por los sucesos de Bolivia y la figura del Che parecía agigantarse a medida que pasaban las horas.
Los que parecían festejar su muerte, eran los soviéticos y sus “aliados” del bloque comunista, quienes veían en el líder guerrillero al máximo exponente de la “revolución violenta a escala continental”, tan opuesto a sus intereses, según se desprende de la lectura del informe confidencial que el Departamento de Estado elaboró el 8 de noviembre de 19671.
Recién a comienzos de enero, Castro confirmó la presencia de cubanos en la guerrilla invasora2, demostrando, de esa manera, que su política, al menos mientras el dirigente argentino estuvo vivo, era agresiva. Y lo seguiría haciendo pues lo que sobrevino después deja en claro que Cuba mantuvo esa línea dado que casi todos los movimientos armados que ensangrentaron al continente en las décadas siguientes, así como sus intervenciones en África y otras regiones del Tercer Mundo, contaban con su apoyo y participación.

OPERACIÓN RESCATE


Desde la izquierda "Pombo", "Benigno", "Urbano", Villca y Quicañez
Cinco nombres para una hazaña


El 17 de noviembre de 1967, los miembros del Tribunal Militar que juzgaba a Regis Debray, Ciro Roberto Bustos, Pastor Barrera Quintana, Salustio Choque Choque, Vicente Recabado Terrazas y Ciro Argañaraz, hicieron su entrada solemne en el atestado salón de la biblioteca escolar que venía oficiando de corte desde los inicios del proceso. Lucían con orgullo sus uniformes de gala, como los efectivos de la Policía Militar su indumentaria impecable y las iniciales “PM” repintadas en los cascos. Reporteros y fotógrafos acribillaban a los “reos” con sus cámaras en tanto la audiencia, aún la que se encontraba de pie sobre los pasillos, se mantenía expectante.
El coronel Guachalla tomó el martillo y golpeó el estrado con fuerza, solicitando silencio; inmediatamente después autorizó a tomar asiento y a una indicación suya, uno de los vocales procedió a leer los considerandos del jurado.
La decisión era la esperada en cuanto al francés y el argentino: “culpables”. En lo que a Ciro Argañaraz y el resto se refiere, a muchos los tomó por sorpresa que fuesen declarados inocentes, incluyéndolos a ellos mismos.

OPERACIÓN TÍA VICTORIA

LA EXTRAÑA ODISEA DEL DIARIO DE CAMPAÑA


Fidel Castro confirma a través de la Cadena Nacional de Radio y Televisión
que el Che Guevara ha muerto



Quien mantuvo un hermético silencio hasta la confirmación de la muerte del Che fue Fidel Castro. La noticia había sorprendido a la isla, tanto o más que al resto del mundo y era necesario analizar los datos que iban llegando a medida que pasaban las horas, contradictorios la mayoría.
Anderson cuenta que la noche del 8 al 9 de octubre, cuando el Che aguardaba maniatado en el interior de la escuelita, Aleida se despertó bruscamente, como percibiendo algo malo y que cuando en la tarde siguiente se presentaron dos hombres de seguridad enviados por Fidel, ya sabía lo que estaba sucediendo1.
Posiblemente la versión esté un tanto novelada pero nos ilustra sobre las sensaciones que debieron sentir los protagonistas de esta historia en tan cruciales momentos.
Pese a las sospechas que recaen sobre el máximo líder de la revolución, en cuanto a haber abandonado a su lugarteniente, el autor norteamericano sostiene que en los últimos meses había seguido la campaña con creciente angustia y visitado a su esposa regularmente, para mantenerla al corriente.