lunes, 19 de agosto de 2019

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Cardenal Sarah: “La Iglesia no puede colaborar en esta nueva forma de esclavitud que es la migración masiva”

Cardenal Sarah: “La Iglesia no puede colaborar en esta nueva forma de esclavitud que es la migración masiva”

 

(AP Photo/Andrew Medichini)

En una entrevista concedida a la publicación francesa Valeurs Actuelles, el cardenal guineano Robert Sarah, prefecto para el Culto Divino, arremete contra quienes quieren imponer la inmigración masiva como un imperativo evangélico.
“Es una falsa exégesis utilizar la Palabra de Dios para valorizar la migración”, asegura, contundente, el cardenal Sarah en una entrevista concedida a la publicación francesa ‘Valeurs Actuelles’. “Dios nunca ha querido estos desarraigos”. 
 
Las palabras de Su Eminencia resultan especialmente valientes en un momento en el que, desde la Curia romana hasta la abrumadora mayoría de las conferencias episcopales de Occidente, están convirtiendo la defensa de la inmigración masiva e indiscriminada en un caballo de batalla, normalmente acompañada de citas evangélicas y la insinuación (o la declaración explícita) de que quien piensa lo contrario “no es cristiano”.
Muy al contrario, Sarah -cuya condición de subsahariano le da una particular autoridad en este asunto- lanza la voz de alarma contra este novísimo fenómeno. “Esta voluntad actual de globalizar al mundo suprimiendo a las naciones, las especificidades, es una locura total”, afirma. Y en cuanto a las analogías bíblicas, recuerda que el pueblo judío “tuvo que exiliarse, pero Dios lo condujo de nuevo a su país. Cristo tuvo que huir de Herodes y refugiarse en Egipto, pero volvió a su país cuando Herodes murió”.
La identidad, la pertenencia, son importantes para Sarah. “Cada uno de nosotros debe vivir en su país. Como un árbol, cada uno tiene su terreno, su ambiente donde crece perfectamente. Más vale ayudar a las personas a crecer en su cultura que animarlas a venir a una Europa en plena decadencia”.
Sarah ve en lo que está sucediendo, eso mismo que se aplaude desde tantos púlpitos, como una nueva esclavitud, algo que no solo es negativo para el país de acogida, sino muy especialmente para los supuestos ‘beneficiados’: “Todos los inmigrantes que llegan a Europa están hacinados, no tienen trabajo, ni dignidad… ¿Es esto lo que quiere la Iglesia? La Iglesia no puede colaborar en esta nueva forma de esclavitud en que se ha convertido la migración de masa”.
Pero mientras que el destino y los riesgos que corren los migrantes son personales, afectan solo a los individuos cegados por el espejismo de Occidente, para Europa supone un riesgo existencial. “Si Occidente continúa por este funesto camino, hay un gran riesgo de que, debido a la falta de natalidad, desaparezca, invadido por los extranjeros, como Roma fue invadida por los bárbaros”, dice Sarah, y añade: “Hablo como africano. Mi país es mayoritariamente musulmán, creo saber de qué realidad estoy hablando”.
Por otra parte, para Sarah Europa y su civilización no son como cualquier otra, tiene una misión especial encomendada por Dios y su desaparición sería un desastre para el mundo entero. “Dios no cambia de opinión”, asegura. “Dios ha dado una misión a Europa, que acogió al cristianismo. Y los misioneros europeos han proclamado a Cristo hasta los confines de la tierra. Y no fue una casualidad, era el plan de Dios. Esta misión universal que Él le dio a Europa cuando Pedro y Pablo vinieron a instalarse en Roma, a partir de la cual la Iglesia ha evangelizado a Europa y al mundo, no ha terminado. Pero si nosotros le ponemos una fecha límite hundiéndonos en el materialismo, el olvido de Dios y la apostasía, entonces las consecuencias serán graves. Si Europa desaparece, y con ella los valores inestimables del viejo continente, el islam invadirá el mundo y nuestra cultura, nuestra antropología y nuestra visión moral cambiarán totalmente”.