sábado, 24 de agosto de 2019

VENGANZAS, HUMILLACIONES Y DESPOJOS A LAS FUERZAS ARMADAS

miércoles, 27 de febrero de 2019

VENGANZAS, HUMILLACIONES Y DESPOJOS A LAS FUERZAS ARMADAS


Presidente Dr. Raúl Alfonsín, 10 de diciembre de 1983
Desde el año 1983 las Fuerzas Armadas Argentinas han sido sometidas a un proceso de destrucción moral y material, por parte de  sucesivos gobiernos,  que sin duda quedarán en la historia universal como el único ejemplo de latrocinio perpetrado a una propia Institución. Esto es así porque ahondando en la historia, no hay registro de semejante proceso de venganza y humillación. No sucedió luego de todas las guerras perdidas o ganadas por un país, excepto las medidas  impuestas por el enemigo vencedor. Basta recordar algunas contiendas del siglo pasado y del presente y verán que jamás el propio gobierno sometió a sus ejércitos a semejantes medidas de venganza. Tanto los juicios de Nûremberg como los impulsados contra las barbaries de la guerra entre Serbia y Croacia, fueron  impulsados  por tribunales extranjeros. En ninguno de los dos casos que cito como ejemplo se alcanzaron las cien condenas y ¡Eran los enemigos los acusadores! La Argentina se vanagloria por más de dos mil procesados y casi quinientos prisioneros muertos. 

Claro, se oculta el gran negocio que se hizo con esas cantidades de presos. Parece imposible que se crea que se está haciendo justicia, mientras los provocadores de aquellos tristes años setenta gozan de inmunidad, cobran indemnizaciones, ocupan cargos en el Estado y lo más penoso, la sociedad mira al costado. ¿Qué clase de personas pueblan este suelo? ¿Cómo hacen para mirar de frente a sus hijos condenando a quienes les posibilitaron vivir en democracia? O no creen en lo que los mismos terroristas han declarado: “si era necesario hubiéramos matado un millón de ciudadanos con tal de hacernos del poder”. ¿Todavía creen en los treinta mil desaparecidos? ¿O no le creen a Labraña, el terrorista que inventó el número para que impactara en Amnesty Internacional?... y luego permitiera el vergonzoso negocio que el actual Presidente dijo en su campaña que iba a terminar y hoy se olvidó de lo que dijo.





Movimientos vivos militares.

Para continuar avanzando en este trágico relato, trataré de resumirlo cronológicamente. En el gobierno de Alfonsín, recuerdo que inicialmente se avanzó en medidas absurdas, a saber: se prohibieron los movimientos vivos y se habilitó la posibilidad de denunciar a los superiores, la consecuencia fue un inmediato resquebrajamiento de la disciplina. Es necesario que se sepa que los movimientos vivos, es decir el cuerpo a tierra, carrera mar, etc. existen en todas las fuerzas armadas del mundo y hasta con exigencias más severas. Los esfuerzos físicos son los que más tarde nos hacen más eficientes en el combate. La subordinación a esas órdenes, por muy indignas  que parezcan, se emplean para que el militar se someta  a lo ordenado por el  superior, luego  este, en el combate real, se le facilitará llegar  al convencimiento del subordinado en el cumplimiento de las directivas, que si fueren necesarias, pueden llegar  al extremo de tener que entregar  su vida por la Patria. A quienes desconocen la profesión militar, les resulta difícil comprender  lo expuesto y la dificultad es mayor, cuando se trata de sociedades populistas y garantistas como la nuestra. La carrera militar es una profesión que implica una gran entrega y vocación de servicio. Para referirme a ella me remito a una parte de un artículo famoso por su gran difusión, escrito años atrás por Arturo Pérez Reverte a la Ministra de Defensa de España que dice así:



Arturo Pérez Reverte


“LA MILICIA NO ES ANGELICA”. ... “En sentido recto, soldado remite a lo que debe: un fulano disponible para matar y que lo maten en guerras defensivas u ofensivas. Alguien que por patriotismo, obligación, dinero o lo que estime oportuno, está entrenado para escabechar a sus semejantes; procurando que palmen más fulanos del otro bando que del suyo. El lado turbio del oficio -matarife, a fin de cuentas- se compensa con otros aspectos respetables: disciplina, disposición a soportar penalidades y miserias, y el sacrificio singular de exponerse al dolor, la mutilación y la muerte…”. El artículo es mucho mas descriptivo con el fin que aquella Ministra comprendiera lo que los civiles que no tienen vocación ni conocimiento alguno, se enteren de qué se trata la profesión militar.  Calderón, mucho tiempo atrás, la describió como un “sacerdocio”. Anhelo entonces que el ocasional lector, haya entendido el impacto que generó aquella primera medida de prohibir los movimientos vivos y denunciar al superior. Fue el principio, pues luego se sucedieron otras, por ejemplo la supresión del sistema militar judicial y del Código de Justicia Militar, que hasta hoy nos convierte en el único país en el que un abogado con nulos conocimientos del sistema militar, como juez penal, deba investigar, por ejemplo, el hundimiento de un buque. Quisiera imaginar si estos funcionarios en una contienda militar se van a desplazar a primera línea para investigar un delito. Vergonzosamente ya ocurrió un caso en el exterior, en una misión de paz en donde un miembro de nuestras Fuerzas perdió la vida. Hecha la denuncia, como es lógico, el juez, debió aceptar la investigación llevada a cabo por los propios militares en esa zona. Es tan absurdo que nadie en el extranjero entiende como se ha llegado a este extremo en nuestro país. En recientes simposios internacionales, con invitados argentinos, hubo de reconocerse como una simple venganza del Estado hacia sus propias Fuerzas Armadas por haber sometido en los setenta, a nuestros “jóvenes idealistas” terroristas, hoy protegidos por nuestros gobiernos. Otras medidas que han deteriorado hasta el hartazgo la disciplina militar, son los casos de embarazo en los Institutos de Formación. Allí la joven embarazada suspende temporalmente su permanencia hasta tener familia y luego como madre, puede reincorporarse a la Escuela, que tiene un régimen de internado, con lo cual la madre no puede atender a su hijo y todas las consecuencias que estas medidas garantistas ocasionan respecto a los códigos de convivencia y disciplina con que se rigen todos los Institutos de Formación Militar en el mundo. Podría seguir señalando por ejemplo el noviazgo entre alumnos del mismo sexo, bailando juntos, etc. etc. Por supuesto que cualquier afectado a una medida disciplinaria puede recurrir a un juez del fuero penal o civil en reclamo de sus derechos. No puedo omitir que también se suprimieron los Tribunales de Honor Militar (¿Qué sentido tendrían?). Pretender que se salude militarmente es difícil hacerlo, el beso entre hombres (creado por Menem en nuestra Argentina) es lo habitual, ni hablar entre hombres y mujeres militares de distinto grado cuando existe cierta confianza. ¿Alguien podrá poner en duda el deterioro en la disciplina militar? Sinceramente no lo creo. Si nos remitimos a la escala salarial, que años atrás era equivalente al poder judicial, hoy es un cuarto de esos salarios y la mitad de los correspondientes a las Fuerzas de Seguridad, que tienen como exigencias de capacitación y formación, la mitad de años de estudio.



Carlos Menem fue quien puso fin al servicio militar obligatorio.


Como si todas estas medidas no hubieran tenido suficientes consecuencias, sobrevino una de las más absurdas tomadas por un país que asigna mínimos recursos presupuestarios a sus Fuerzas Armadas, cual es el hecho de suprimir el Servicio Militar Obligatorio. Solo voy a mencionar parte de  los daños ocasionados: no contamos con reservas, podría haberse limitado en uso de drogas, se hubiera practicado la disciplina y el respeto, podrían haberse aprendido oficios. Los analfabetos concurrían a una Escuela Militar y recuerdo que el examen de fin de curso que exigía uno de mis Comandantes, era que le escribiera una pequeña carta a su madre, que supiera cantar el Himno (ese que bailaba nuestra ex presidente) y le entregaba dinero con algo de cambio y le pedía que pagara distintos pasajes. Se les enseñaba  a higienizarse a quienes venían del norte, a muchos que solo se bañaban en el río, y para ser breve  todos eran medidos con la misma vara y aprendían a valorar sus hogares. Ni hablar de las consecuencias económicas, solo posibles de afrontar con importantes presupuestos, pues al profesional se le paga un sueldo, se debe atender a él y a su familia con la obra social y muchos otros costos. ¿Cómo se solucionó? Sencillamente reduciendo la cantidad de efectivos. Solo una comparación, hoy la Infantería de Marina difícilmente alcanza los 2000 efectivos cuando otrora contaba con 12.000. Como no tenemos medios navales  para proteger al menos nuestras riquezas ictícolas, no es necesario contar con más tripulaciones y así se repite el caso en todos los órdenes. Para concentrar  Unidades para un desfile el día de la Independencia, las Fuerzas Armadas no disponen de presupuesto. ¿Es posible semejante situación? Cuando se hace un acto militar en la Cancha de Polo de Palermo, el público concurre en masa. En todo Sudamérica se festejan los días patrios con desfiles militares que presiden las máximas autoridades del país y el cuerpo diplomático extranjero. Aquí parece que tenemos vergüenza de hacerlo. Este año tampoco hay presupuesto para el viaje de instrucción de la Fragata Libertad. Otra desilusión y limitación en su capacitación de los cadetes, que luego de cuatro años de estudio no pueden poner en práctica sus conocimientos teóricos. Alto precio podría pagarse cuando ellos se incorporen a las unidades operativas. Jamás creí que iba ser testigo de lo que hoy relato.





Pero las venganzas  y despojos no concluyeron con lo relatado. Por estos tiempos el Estado  echó mano a  fondos del Instituto de Ayuda Financiera para pagos de Retiros y Pensiones Militares. El mismo que entre otros recursos se sostiene con los aportes del personal militar. Lo destaco porque lo que siempre se ha omitido decir, es que insólitamente, también somos los únicos militares retirados de las Fuerzas Armadas del mundo, que al efectivizar el retiro, seguimos aportando el 11 %, el mismo valor  que los civiles al jubilarse dejan de efectivizar. Con la gravedad que si se muere el titular, la viuda  sigue aportando.





Algo más les quedaba a las Fuerzas Armadas para ser despojadas y eran sus Obras Sociales. Aquellas que sin un solo aporte estatal dirigieron los oficiales en actividad, sin directorios y sin privilegios de ninguna índole y quiero recordar que se administraron históricamente con personal que parece que hoy, los actuales responsables, consideran ineptos ¿Qué raro no? Antes podíamos y ahora con más medios no se puede. Medida más que humillante y que a la tercera edad, como el suscripto, que oportunamente dirigió la Obra Social Naval con más de 240.000 afiliados, me resulta extremadamente preocupante.





He dejado para el final de este relato lo más grave que hoy nos toca asumir, cual es la venganza perpetrada sobre más de 2.000 hombres que combatieron la subversión terrorista de la década del setenta. Las consecuencias sobre los presos de un promedio de edad mayor a los setenta años son inenarrables, por la tragedia que involucra a ellos y a sus familiares. Las guerras son las consecuencias de actos políticos y en nuestro caso es imposible eludir el hecho que las Fuerzas Armadas fueron empleadas por un Gobierno democrático ante la imposibilidad de someter a los terroristas con las Fuerzas de Seguridad. Basta remitirse a los periódicos de la época para comprender el deseo de la población en que se empleara la fuerza militar. Así lo entendió el gobierno de Isabel Perón y por eso impartió la orden de aniquilar al enemigo. La orden fue firmada por varios funcionarios políticos y en una canallada más, el gobierno de Alfonsín, para salvar a sus correligionarios políticos  de cualquier responsabilidad, dio la orden de juzgar los actos solo a partir del 24 de marzo de 1976, fecha en que asumió el gobierno la Junta Militar. Comenzaron los juicios en Tribunales Penales, sacando a los acusados de los  juzgados del fuero que les correspondía, o sea el militar. Primera aberración jurídica. La investigación la iniciaron estos ciudadanos civiles que ignoran la milicia y deben juzgar actos de guerra. Relatar las violaciones jurídicas que todos conocen y pocos reconocen públicamente, es en vano. Solo me remitiré al gran negocio del supuesto “Plan Sistemático de Robo de Bebes”, un invento para sensibilizar más a la opinión pública contra las Fuerzas Armadas. Jamás un solo hombre militar hubiera aceptado la orden de apropiarse de un bebe. Si se quedaron con alguno fue por piedad y porque ningún familiar lo reclamó ante el temor de verse involucrado en haber encubierto algún terrorista. Solo sepan hasta donde llegó la crueldad de medidas para humillarnos y despreciarnos, como si no formáramos parte de familias honorables de cualquier nivel de esta sociedad, que alguna vez sentimos vocación por la profesión militar.





Los militares no somos ni víctimas ni mártires. Somos los mismos los de ayer que los de hoy. Cada generación sometida a la época que le tocó vivir. Algunas más felices que otras. Para concluir, quiero recordar aquella frase que decía algo así: “Cuando el peligro acecha, el ciudadano se acuerda de Dios y recurre al soldado. Cuando este no existe, se olvida de Dios y desprecia al soldado”.



Quiero recordarle a los responsables del gobierno, un texto de una reciente editorial de un prestigioso periódico que se refiere a las consecuencias del desprecio a las instituciones y dice así: “La reconstrucción de las instituciones y la recuperación de la confianza son el mayor desafío que el país debería asumir como política de Estado. Sin ellas no habrá pan, ni trabajo, ni educación, ni salud, ni futuro”. Cito esta reflexión, porque nuestra Institución Militar, con el solo propósito de vengarse, ha sido humillada y despojada. Dios quiera que los argentinos jamás deban recurrir nuevamente a sus Fuerzas Armadas para defender sus vidas y poder vivir en un país con algo de libertad, como hoy acontece, pues una democracia sin justicia, como sucede actualmente, no es democracia.



Carlos Wartjes

Contraalmirante de I.M. (RE)


NOTA: Las imágenes y destacados no corresponden a La nota original, como tampoco el pedido de firmar la petición de abajo.