¡HOY COMO AYER!
¡PERIODISMO VENAL!
EL PÈRIODISMO COMERCIAL, “SIN
CONTROL Y SIN CONCIENCIA”, O SEA TODO EL PERIODISMO MASIVO, EN MANOS DE LOS ENEMIGOS DE DIOS Y DE LA
PATRIA, informa y “forma” la opinión pública promoviendo la subversión.
Presento
el testimonio de tres eminentes intelectuales:
1º)
Padre Gabriel Riesco
2º)
padre Leonardo castellani
3º)
henri de man
Padre Gabriel Riesco.
Extracto del Capítulo “Fetichismo”, del libro : “Liberalismo y
Catolicismo”, -A propósito de algunas ideas de Don Gregorio Marañón- , pg.
55/56, Imprenta Guadalupe, Bs.As. 1938,
escrito por el recordado sacerdote
agustino
L
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a segunda significación de no ser
liberal, según el Dr. Marañón, o sea ser
“enemigo del pueblo”, de los pobres, es uno de los tantos tópicos de que han
usado y abusado los liberales contra el Catolicismo para desprestigiar la
religión y engañar al pobre pueblo. ¡Quizá a esto pueda llamarse labor creadora
del liberalismo! Y si esa mentira conserva intacto su prestigio en muchas
mentes se debe en gran parte a una prensa
sin control y sin conciencia creada por el liberalismo cuya norma en toda su
historia ha sido la ocultación sistemática de la verdad.
Pero, gracias a
Dios, la luz se va abriendo paso y la historia va dando también su fallo al
respecto, señalando con el dedo quienes son los enemigos verdaderos del pueblo,
y deshaciendo de una vez por todas, aunque a costa de mucha sangre, ese
fetichismo absurdo, inventado, como tantos otros, por la malhadada Revolución
francesa y propagado por la prensa liberal para sembrar la confusión y sumir a
los hombres en la apostasía y a los pueblos en la barbarie “civilizada”.
La
prensa moderna en todas sus formas es el gran responsable de este estado de
confusionismo en que hoy se debaten los pueblos. Con el agustino P.
Teodoro Rodríguez, paladín incansable de las cuestiones sociales, “confieso
ingenuamente que cuando contemplo el ambiente intelectual respirado por la
mayor parte de los obreros, formados por libros, folletos, revistas,
periódicos, hojas de propaganda…, lanzados por millones a la vía pública
saturados de conceptos esencialmente disolventes, de conceptos de rebelión
contra todo lo divino y humano, de menosprecio y escarnio para la virtud y del halago para toda pasión malsana,
me asombro de que la anarquía no impere sobre la sociedad como reina feroz del exterminio
y el mundo no esté ardiendo por los cuatro costados. Y una de las grandes
iniquidades que clama venganza al cielo y pide un rayo purificador de tanta
bajeza y de tanta infamia, es el que con toda esa literatura de desorden, de
halago, de pasiones, de inducción al atropello y al crimen, impulsora de luchas
fraticidas, de completa disolución social no es en su mayor parte hija de una
idea noble y levantada que, aunque errónea, sería digna de respeto, sino que
procede de sórdida avaricia de individuos, de Casas Editoriales y de Empresas
periodísticas que realizan grandes
ganancias y viven espléndidamente envenenando a la sociedad. Es decir, esa
literatura, en su mayoría, es hija de un negocio asqueroso, de una farsa
indigna, de una explotación repugnante
de la ignorancia y de las pasiones del obrero. Este es el más infame de los
comercios, que subleva a toda conciencia honrada y para la cual Ruskin tiene
frases de fuego”.
Al gran Eugenio Montes le oí una frase
feliz cuando dijo, con visión clara del momento, que el periodismo es la gran desgracia moderna. Sé que hoy es una
necesidad, pero no por eso deja de ser una desgracia. De este periodismo moderno, sin control y sin conciencia, se valen los
agitadores profesionales para adulterar la historia, obscurecer la verdad y
extraviar los espíritus. ¡Triste comprobación de una realidad desdichada!
Baldón eterno para una civilización tan bárbara y para una época de
mercantilismo feroz, en la que la conciencia se vende y las ideas se compran y
el dios-dinero ejerce la máxima influencia en los destinos de la humanidad.
De donde resulta que el que más dinero tiene, aunque sea el más
bruto, impone su orientación al pensamiento y sus directivas a la sociedad.
Y bien sabemos en qué arcas se esconde ese ídolo miserable y de qué palacios
sale la voz de mando de ese tirano sin entrañas…”
*
Padre Leonardo Castellani
Extracto del Capítulo: ”Lo que educa al pueblo”, del
libro: “Reflexiones Políticas”
(Editorial Signum SRL, 1977, pg.17); escrito por el añorado Padre
Leonardo Castellani:
“Lo que me extraña es que no haya
producido mayores ruinas. Eso fue debido a la “buena pasta” de muchos maestros
–que parece van deviniendo pocos.
Lo que educa al pueblo es, por orden:
- El culto religioso, predicación
comprendida.
- El ejemplo de los de arriba (“cual el
rey tal la grey”).
- Las diversiones o regocijos usuales.
- Las fuentes de información.
- Los “instructores” intelectuales por
medio de clases, cursos o conferencias.
Tomemos por ejemplo esa cosa tan
inocente que es la “información” “La Argentina tiene la gloria de tener uno de
los diarios más grandes del mundo”…
Si, cuando la gloria se mide por los
volúmenes. La prensa “grande” es
simplemente una pieza de la “ocupación” del país por lo foráneo o foraine. Por eso existe tan obsesiva
preocupación por “la libertad de
prensa”, la cual ha sido elevada a principio religioso y presentada como una
cosa intocable y sacrosanta.
Ni los reyes ni los santos de antes han
tenido los privilegios que para si reclaman los potentados que están agazapados
detrás del “periodismo”: o sea, por la burguesía capitalista, dueña de la
Prensa “grande”. Libertad de prensa no significa ahora libertad para los que
leen; sino privilegios para los que prensan. Y así nuestra “prensa” es muy
mala, o antinacional, o herética o disolvente, o… todo junto. Donde esto se da ¿cómo va a poder levantarse una nación? El
pueblo está siendo pertinazmente deseducado deste modo.
La “Libertad, libertad, libertad” del
liberalismo ha producido la deseducación institución-alizada”.
*
Henri De Man.
Algunos
párrafos, entre otros muy importantes dedicados al periodismo venal, en su
libro: “La Era de las Masas y el Declinar de la Civilización” (Ed. Freeland, 1953, pg. 119).
“En materia de prensa se produce entre
los periódicos una carrera de la que sale vencedor el que aporta más de prisa
la noticia más reciente y más sensacional. Por cierto que noticia no significa
necesariamente verdad. Desde el punto de vista comercial, es mucho mejor publicar
antes que nadie una noticia falsa, que publicar una exacta que llegue demasiado
tarde. Pues en primer lugar, la mayoría de los lectores –como por otra parte la
mayoría de los periodistas-, no tienen la posibilidad de controlar la exactitud
de las informaciones que les proporcionan las agencias, las asociaciones, los
corresponsales de prensa, etc. Y en segundo lugar , la venta del periódico no
se resiente en absoluto por el hecho de que sea menester de cuando en cuando
rectificar una noticia falsa o “dejarla caer” discretamente, publicando otra
que la contradice. La mayoría de los lectores no se detienen en ese género de
informaciones menos visibles, y si las advierten, en general han olvidado casi
de lo que se trataba, y han dejado de interesarse por la cuestión, una vez
agotado el encanto inherente a las informaciones sensacionales.
[…] El mal no sería tan grave como lo es
en realidad si la transmisión de las noticias fuera una cuestión de pura
información. Pero el hecho es, que, en un periódico, las noticias tienen ahora por objeto formar la opinión.
Desempeñando con ello el papel que antaño era esencialmente el de los artículos
de fondo. En nuestros días las cosas ocurren de tal modo, que cualquiera que
controle las fuentes de información tiene en sus manos la opinión pública por
entero. Su influencia es tanto más poderosa y más segura cuanto más pérfido es
su método. En estas condiciones ni siquiera es necesario falsificar los hechos
(lo que ocurre pese a todo muy a menudo), para orientar en ciertas direcciones
las simpatías y las antipatías de los lectores.
[…] Así hay que maravillarse sin cesar
del gran número de personas, por lo demás cultivadas y dotadas de buen juicio,
que emiten con seguridad y convicción, sobre acontecimientos lejanos de que personalmente
no tienen conocimiento alguno, juicios que sólo son en realidad el eco de lo
que han leído en su periódico… (el sentido crítico no tiene razón alguna para
despertarse e intervenir)…*