sábado, 3 de agosto de 2019

3. Lo que es una organización clandestina de guerra

3. Lo que es una organización clandestina de guerra




"Para derrotar a una organización clandestina de tanta complejidad y proporciones se necesitaba un bien estudiado plan de ataque, así como abundante tiempo y una técnica precisa. No hay que olvidar que, desde los miembros de los principales cuadros a los delegados de los grupos regionales más flojos, todos habían recibido, más o menos, abundante entrenamiento marxista y eran hombre probados que habían ingresado voluntariamente en la organización y realizaban su labor en pro de un ideal".




(del libro “La guerra moderna” del cnel. Roger Trinquier)
Un ejemplo  de lo que realmente es una organización clandestina de guerra puede encontrarse en la que operaba en la ciudad de Argel de 1956 a 1957. Quedó constituida como zona autónoma por el Frente de Liberación Nacional. Pero después fue adscripta a la disposición del F.L.N. en su funcionamiento por toda Argelia.
La Zona Autónoma de Argel (Z.A.A.) funcionaba bajo un consejo que tenía cuatro miembros, un líder político-militar, un ayudante que servía para el contacto externo, y los grupos de inteligencia. Las decisiones se tomaban en conjunto, pero el voto del líder político-militar era siempre el decisivo.
La ciudad y sus suburbios estaban divididos en tres regiones: Argel Central, Argel del Este y Argel del Oeste, que funcionaban a través de consejos regionales idénticos al consejo de la Zona. Cada región estaba dividida en sectores que, a su vez, estaban subdivididos en distritos. En total, la Zona Autónoma de Argel comprendía tres regiones con diez sectores y treinta y cuatro distritos.
La organización de la Z.A.A. comprendía dos elementos distintos: El Frente de Liberación Nacional (F.L.N.), que era su brazo político, y el Ejército de Liberación Nacional (E.L.N.), que constituía su brazo militar. Los dos estaban integrados en forma idéntica, pero grandemente separados, y se unían sólo en las secciones regionales o en las zonas.
Unidades del Ejército de Liberación Nacional y del Frente de Liberación trabajaban unidas en cada distrito, pero sus respectivos consejos regionales eran únicamente los responsables de la coordinación de su labor.
La organización política del Frente de Liberación Nacional en cada distrito se basaba en semi-células de tres miembros, y entonces la célula, el semi-grupo, el grupo y el sub-distrito estaban a las órdenes de un líder de distrito que, en resumen, controlaban un total de 127 hombres (véase el diagrama que sigue).

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La organización militar del distrito consiste en 35 hombres armados. El comandante del distrito y su ayudante al frente de tres grupos armados, cada uno encabezado a su vez por un líder y su ayudante, e integrado por tres células de tres hombres cada una en esta forma:
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La organización política tenía a su disposición algunos grupos de choque, también armados, que no formaban parte del Ejército de Liberación Nacional. En la práctica constituían la “policía” del Frente de Liberación Nacional y tenían la misión de cumplir las sentencias dictadas por los líderes judiciales.
El ayudante del Consejo de la Zona, encargado del contexto externo y de los trabajos de inteligencia, tenía a su disposición cierto número de comités en que estaban agrupados los intelectuales del Frente Nacional de Liberación.
A continuación relacionamos los principales comités y sus obligaciones:
Comité de contacto: Mantenía contacto con los wilayas o distritos militares mayores (Argelia estaba dividida por el F.L.N. en seis wilayas); con el Comité de Coordinación Exterior (C.C.E.), actualmente Gobierno Provisional de la República de Argelia; y con el exterior, digamos Túnez, Marruecos y Francia.
Comité de información: Encargado, en aquel entonces, de completar servicios especiales.
Comité de editoriales: Cuidaba de proporcionar la mayor información de las Naciones Unidas, sostenía las relaciones con los intelectuales y facultaba toda documentación necesaria a la prensa francesa y de otros países.
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Comité de justicia: Encargado de mantener estrecha vigilancia sobre todos los ciudadanos franceses de origen musulmán; de juzgar los casos de musulmanes que se presentaban bajo las leyes civiles y criminales; de imponer multas, etc.
Comité financiero: Realizaba constantes colectas entre la población para mejorar los fondos, usando en este fin unidades del Frente de Liberación Nacional; y buscaba la cooperación económica, en grandes cantidades, de las grandes compañías, bancos, destacados comerciantes, etc.
Comité de salubridad: Incipiente en Argel. Los enfermos y heridos eran atendidos en secreto en los hospitales de la ciudad.
Comité de trabajo: Tanía la misión de mantener permanente contacto con casi todas las organizaciones sindicales, tales como la Unión General de Trabajadores de Argelia y la Unión Sindical de Comerciantes Argelinos.
Finalmente, un elemento de importancia, dentro de la organización, era la cadena de lanzadores y colocadores de bombas que actuaban bajo la responsabilidad directa del Consejo. Este grupo era mantenido siempre a respetable distancia de los otros integrantes de la organización y se subdividía en una serie de ramificaciones que tenían asignado determinado espacio de terreno. Estas ramificaciones se comunicaban con el jefe de la cadena sólo a través de correspondencia.
Un diagrama completo de cómo estaba integrando este grupo, es el siguiente:

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En la ciudad de Argel solamente, la organización clandestina contaba con unos 1.200 hombres armados y alrededor de 4.500 medio armados, pertenecientes estos últimos al Frente de Liberación Nacional. A estos hombres les hacía frente un cuerpo policíaco que no ascendía a mil hombres, equipados solamente para lidiar con criminales comunes en tiempos de paz. Cogidos por sorpresa por un adversario bien organizado, cuya actividad era completamente desconocida para ellos, los miembros de la policía no tenían la menor posibilidad de victoria. La intervención del ejército era, por tanto, necesaria.
Para derrotar a una organización clandestina de tanta complejidad y proporciones se necesitaba un bien estudiado plan de ataque, así como abundante tiempo y una técnica precisa. No hay que olvidar que, desde los miembros de los principales cuadros a los delegados de los grupos regionales más flojos, todos habían recibido, más o menos, abundante entrenamiento marxista y eran hombre probados que habían ingresado voluntariamente en la organización y realizaban su labor en pro de un ideal.
Los cuadros más bajos, también de acción, fueron reclutados entre los elementos más pobres de la ciudad, completando el grupo con delincuentes y criminales habituales. Y la sola condición de venir de donde venían ya los hacía perfectamente elegibles para la misión que les estaba señalada.
Más tarde la organización fue recibiendo la cooperación de nuevos elementos que se consiguieron por el influjo de los éxitos obtenidos, aumentando de este modo sus fuerzas. Nos enteramos de la forma en que fueron reclutados a través del interrogatorio que se les hizo.
A la pregunta: “¿Cómo ingresaron en el Ejército de Liberación Nacional?”, la mayoría -jóvenes en casi su totalidad- respondían:
“Yo era un esforzado trabajador y me ganaba la vida honradamente. Un día me detuvo en la calle un individuo que insistió en que yo pagase cierta suma al Frente de Liberación Nacional. Inicialmente me negué y tres hombres que le acompañaban me golpearon. No me quedó más remedio que pagar. Al mes siguiente los mismos individuos me pidieron la misma suma. Esta vez pagué sin protestar. Así aprendí mi lección. Mese después yo formaba parte del grupo de colectores. Todos los meses me entregaban una lista de las personas que se suponían tenían que contribuir y me hacían acompañar por un grupo encargado de protegerme mientras completaba la colecta. Como yo hacía deporte y me encontraba en excelentes condiciones físicas, me pidieron que me incorporara al ejército de la organización, al Ejército de Liberación Nacional. Quise rehusar, pero los mismo individuos emplearon argumentos demasiados convincentes, y tuve que aceptar. Desde ese instante me sentí perdido, porque, para poder ingresar de modo oficial en el Ejército de Liberación Nacional, uno tiene que ser probado en un acto terrorista en la calle, y no me quedó más remedio que ejecutarlo.
“Las condiciones en que el acto tenía que efectuarse me fueron explicadas. Una noche, a una hora determinada, y en determinado lugar, un individuo a quien no conocía tenía que darme un arma cargada con la misión de matar a la primera persona que me encontrase. Después tenía que huir, dejando el arma en un latón de basura que la persona desconocida tenía que indicarme. Hice sin fallar lo que me dijeron y a los tres días ingresé como miembro del Ejército de Liberación Nacional”.
Así fue como en el mes de enero de 1957 el doctor X, de Argel, fue asesinado en plena vía pública por un jovenzuelo que ni siquiera conocía el nombre de su víctima.
El sistema de presionar a los ciudadanos variaba constantemente. Este que acabamos de relatar es, posiblemente, uno de los más frecuentes. Así reclutaban a los muchachos que todavía no podían pensar por sí mismos.
(Próximo capítulo: 4. “El terrorismo, arma principal de la guerra moderna”).