3. Lo que es una organización clandestina de guerra
"Para
derrotar a una organización clandestina de tanta complejidad y
proporciones se necesitaba un bien estudiado plan de ataque, así como
abundante tiempo y una técnica precisa. No hay que olvidar que, desde
los miembros de los principales cuadros a los delegados de los grupos
regionales más flojos, todos habían recibido, más o menos, abundante entrenamiento marxista y eran hombre probados que habían ingresado voluntariamente en la organización y realizaban su labor en pro de un ideal".
Nota completa en: https://contraterrorismoncngnp.wordpress.com/2019/07/21/3-lo-que-es-una-organizacion-clandestina-de-guerra/
(del libro “La guerra moderna” del cnel. Roger Trinquier)
Un ejemplo de lo que realmente es una
organización clandestina de guerra puede encontrarse en la que operaba
en la ciudad de Argel de 1956 a 1957. Quedó constituida como zona
autónoma por el Frente de Liberación Nacional. Pero después fue adscripta a la disposición del F.L.N. en su funcionamiento por toda Argelia.
La Zona Autónoma de Argel (Z.A.A.)
funcionaba bajo un consejo que tenía cuatro miembros, un líder
político-militar, un ayudante que servía para el contacto externo, y los
grupos de inteligencia. Las decisiones se tomaban en conjunto, pero el
voto del líder político-militar era siempre el decisivo.
La ciudad y sus suburbios estaban
divididos en tres regiones: Argel Central, Argel del Este y Argel del
Oeste, que funcionaban a través de consejos regionales idénticos al
consejo de la Zona. Cada región estaba dividida en sectores que, a su
vez, estaban subdivididos en distritos. En total, la Zona Autónoma de
Argel comprendía tres regiones con diez sectores y treinta y cuatro
distritos.
La organización de la Z.A.A. comprendía dos elementos distintos: El Frente de Liberación Nacional (F.L.N.), que era su brazo político, y el Ejército de Liberación Nacional (E.L.N.),
que constituía su brazo militar. Los dos estaban integrados en forma
idéntica, pero grandemente separados, y se unían sólo en las secciones
regionales o en las zonas.
Unidades del Ejército de Liberación Nacional y del Frente de Liberación
trabajaban unidas en cada distrito, pero sus respectivos consejos
regionales eran únicamente los responsables de la coordinación de su
labor.
La organización política del Frente de Liberación Nacional
en cada distrito se basaba en semi-células de tres miembros, y entonces
la célula, el semi-grupo, el grupo y el sub-distrito estaban a las
órdenes de un líder de distrito que, en resumen, controlaban un total de
127 hombres (véase el diagrama que sigue).
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La
organización militar del distrito consiste en 35 hombres armados. El
comandante del distrito y su ayudante al frente de tres grupos armados,
cada uno encabezado a su vez por un líder y su ayudante, e integrado por
tres células de tres hombres cada una en esta forma:
La organización política tenía a su
disposición algunos grupos de choque, también armados, que no formaban
parte del Ejército de Liberación Nacional. En la práctica constituían la
“policía” del Frente de Liberación Nacional y tenían la misión de
cumplir las sentencias dictadas por los líderes judiciales.
El ayudante del Consejo de la Zona,
encargado del contexto externo y de los trabajos de inteligencia, tenía a
su disposición cierto número de comités en que estaban agrupados los
intelectuales del Frente Nacional de Liberación.
A continuación relacionamos los principales comités y sus obligaciones:
Comité de contacto:
Mantenía contacto con los wilayas o distritos militares mayores (Argelia
estaba dividida por el F.L.N. en seis wilayas); con el Comité de
Coordinación Exterior (C.C.E.), actualmente Gobierno Provisional de la
República de Argelia; y con el exterior, digamos Túnez, Marruecos y
Francia.
Comité de información: Encargado, en aquel entonces, de completar servicios especiales.
Comité de editoriales:
Cuidaba de proporcionar la mayor información de las Naciones Unidas,
sostenía las relaciones con los intelectuales y facultaba toda
documentación necesaria a la prensa francesa y de otros países.
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Comité de justicia:
Encargado de mantener estrecha vigilancia sobre todos los ciudadanos
franceses de origen musulmán; de juzgar los casos de musulmanes que se
presentaban bajo las leyes civiles y criminales; de imponer multas, etc.
Comité financiero:
Realizaba constantes colectas entre la población para mejorar los
fondos, usando en este fin unidades del Frente de Liberación Nacional; y
buscaba la cooperación económica, en grandes cantidades, de las grandes
compañías, bancos, destacados comerciantes, etc.
Comité de salubridad: Incipiente en Argel. Los enfermos y heridos eran atendidos en secreto en los hospitales de la ciudad.
Comité de trabajo: Tanía
la misión de mantener permanente contacto con casi todas las
organizaciones sindicales, tales como la Unión General de Trabajadores
de Argelia y la Unión Sindical de Comerciantes Argelinos.
Finalmente, un elemento de importancia, dentro de la organización, era la cadena de lanzadores y colocadores de bombas
que actuaban bajo la responsabilidad directa del Consejo. Este grupo
era mantenido siempre a respetable distancia de los otros integrantes de
la organización y se subdividía en una serie de ramificaciones que
tenían asignado determinado espacio de terreno. Estas ramificaciones se
comunicaban con el jefe de la cadena sólo a través de correspondencia.
Un diagrama completo de cómo estaba integrando este grupo, es el siguiente:
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En
la ciudad de Argel solamente, la organización clandestina contaba con
unos 1.200 hombres armados y alrededor de 4.500 medio armados,
pertenecientes estos últimos al Frente de Liberación Nacional. A estos
hombres les hacía frente un cuerpo policíaco que no ascendía a mil
hombres, equipados solamente para lidiar con criminales comunes en
tiempos de paz. Cogidos por sorpresa por un adversario bien organizado,
cuya actividad era completamente desconocida para ellos, los miembros de
la policía no tenían la menor posibilidad de victoria. La intervención del ejército era, por tanto, necesaria.
Para derrotar a una organización
clandestina de tanta complejidad y proporciones se necesitaba un bien
estudiado plan de ataque, así como abundante tiempo y una técnica
precisa. No hay que olvidar que, desde los miembros de los principales
cuadros a los delegados de los grupos regionales más flojos, todos
habían recibido, más o menos, abundante entrenamiento marxista y eran hombre probados que habían ingresado voluntariamente en la organización y realizaban su labor en pro de un ideal.
Los cuadros más bajos, también de acción,
fueron reclutados entre los elementos más pobres de la ciudad,
completando el grupo con delincuentes y criminales
habituales. Y la sola condición de venir de donde venían ya los hacía
perfectamente elegibles para la misión que les estaba señalada.
Más tarde la organización fue recibiendo
la cooperación de nuevos elementos que se consiguieron por el influjo de
los éxitos obtenidos, aumentando de este modo sus fuerzas. Nos
enteramos de la forma en que fueron reclutados a través del
interrogatorio que se les hizo.
A la pregunta: “¿Cómo ingresaron en el Ejército de Liberación Nacional?”, la mayoría -jóvenes en casi su totalidad- respondían:
“Yo era un esforzado trabajador y me
ganaba la vida honradamente. Un día me detuvo en la calle un individuo
que insistió en que yo pagase cierta suma al Frente de Liberación
Nacional. Inicialmente me negué y tres hombres que le acompañaban me
golpearon. No me quedó más remedio que pagar. Al mes siguiente los
mismos individuos me pidieron la misma suma. Esta vez pagué sin
protestar. Así aprendí mi lección. Mese después yo formaba parte del
grupo de colectores. Todos los meses me entregaban una lista de las
personas que se suponían tenían que contribuir y me hacían acompañar por
un grupo encargado de protegerme mientras completaba la colecta. Como
yo hacía deporte y me encontraba en excelentes condiciones físicas, me
pidieron que me incorporara al ejército de la organización, al Ejército
de Liberación Nacional. Quise rehusar, pero los mismo individuos
emplearon argumentos demasiados convincentes, y tuve que aceptar. Desde
ese instante me sentí perdido, porque, para poder ingresar de modo
oficial en el Ejército de Liberación Nacional, uno tiene que ser probado
en un acto terrorista en la calle, y no me quedó más remedio que
ejecutarlo.
“Las condiciones en que el acto tenía que
efectuarse me fueron explicadas. Una noche, a una hora determinada, y en
determinado lugar, un individuo a quien no conocía tenía que darme un
arma cargada con la misión de matar a la primera persona que me
encontrase. Después tenía que huir, dejando el arma en un latón de
basura que la persona desconocida tenía que indicarme. Hice sin fallar
lo que me dijeron y a los tres días ingresé como miembro del Ejército de
Liberación Nacional”.
Así fue como en el mes de enero de 1957 el
doctor X, de Argel, fue asesinado en plena vía pública por un
jovenzuelo que ni siquiera conocía el nombre de su víctima.
El sistema de presionar a los ciudadanos
variaba constantemente. Este que acabamos de relatar es, posiblemente,
uno de los más frecuentes. Así reclutaban a los muchachos que todavía no
podían pensar por sí mismos.
(Próximo capítulo: 4. “El terrorismo, arma principal de la guerra moderna”).