EL BANQUETE DE LAS HIENAS
Las hienas se disputan a dentalladas los restos que dejan las fieras en sus cacerías. Son carnívoras despreciables, pero peligrosas, demasiado cobardes para enfrentar a los animales feroces y demasiado inútiles para cazarlas por sí mismas.
La designación de los aspirantes a senadores y diputados presentados por los partidos que monopolizan las candidaturas fue obra de dos dedos: uno el de Macri y el otro el de la ex usurpadora presidencial, más algunas sobras que las hienas más audaces abandonan a las que lo son menos.
Los "politicólogos", favoritos de la prensa, saben que esa farsa no tiene nada de "democrática", pero peroran sobre el asunto con aires de científicos de la política como si no supieran que todos saben que es una farsa vergonzosa en la que el "pueblo" nada tiene que ver ni sabe quiénes son los beneficiados de esas canonjías, ni les interesa saberlo pues, en lo inmediato, nada podrían hacer para quitar ni poner algo al poder absoluto de los delincuentes adueñados del poder, tanto el oficialista como el "opositor". Sin embargo, ese "pueblo", en cuyo nombre "gobiernan" (y roban) los políticos vota por ellos según ciertas consignas a las que obedece con una sumisión abyecta.
La verdad es que más de la mitad de los electores ni siquiera se molesta en votar, pero sin decirle nada a nadie y sin que la prensa lo revele porque el fraude del cómputo electrónico hace aparecer como votantes a los que no lo fueron y reparten los votos inexistentes según los intereses de la secta obscura que desde hace casi 20 años (o desde hace mucho más) maneja los resultados del comicio.
Por eso, la victoria no corresponde al que tenga la mayoría de los votos sino aquellos a quienes los que manejan las computadoras de la Dirección Nacional Electoral deciden dársela. Así lo he denunciado muchas veces en este periódico con indicios y argumentos bien fundados pero sin que las "clases cultas" se den por enteradas. Inclusive he citado a Billy Gates, zar de la informática, quien manifestó categóricamente que las computadoras pueden usarse para muchas cosas pero jamás deben serlo para las elecciones.
En varios países de Europa está prohibido usar el voto y el cómputo electrónico, entre ellos Alemania e Inglaterra, y en EEUU es muy sospechosa la victoria de Bush en el 2000 que resultó vencedor por 537 votos sobre millones de electores, sólo porque esos 537 votos le dieron la mayoría de los electores del Estado de Florida y el dominio del Colegio Electoral. Hubo graves acusaciones de fraude electrónico pero fueron descartadas por los tribunales. Sin embargo, hasta hoy existe la duda sobre esa elección que puso en la Presidencia de los EEUU a Bush, uno de los más dañinos ocupantes de la Casa Blanca.
Parecería que en la argentina somos demasiado zonzos para reconocer la facilidad con que se puede defraudar una elección mediante un simple programa electrónico, como lo hizo INDRA durante 14 años y ahora lo hará SMARTMATIC gracias a una "licitación" realizada este año, sin darse por enterados de que SMARTMATIC ha hecho ese fraude en Venezuela durante 20 años y es, posiblemente socia de INDRA.
Por lo tanto, las elecciones presidenciales de este año serán una opción entre seguir en manos de Macri o volver a las de la ex usurpadora Kirchner, ambos deshonestos y enemigos del bien común, inmorales abortistas y "capos di maffia" de una sola banda de dos denominaciones pero tan repudiables una como la otra.
Alguien dirá que la Kirchner, peronista envenenada, es peor porque tiene 13 procesos penales por distintos delitos y es amiga de los chavistas, de los castristas y otras alimañas de la izquierda. No hay duda de que esa mujer es de todo punto de vista inaceptable como Presidente de la Nación. Pero lo cierto es que Macri también es peronista (hace unos años dijo: "Cada día soy más peronista"), el partido PRO con el cual llegó a la Intendencia fue constituido con el auxilio decisivo de Miguel Angel Toma, personaje siniestro, jefe del peronismo de la ciudad de Buenos Aires, ex cabeza de la SIDE de Menem y ahora Macri eligió "a dedo" como candiadato a vicepresidente a uno de los peronistas más cínicos y oportunistas (Pichetto). Esa elección fue celebrada la semana pasada con un gran asado en la Quinta de Olivos por los numerosos peronistas que integran el oficialismo macrista.
Además de eso, Macri es un adúltero y abortista (motivo suficiente para ser inadmisible como Presidente de una Nación que sostiene el culto católico), sospechoso de varias deshonestidades ya desde los tiempos en que era socio de su padre Franco y luego en el gobierno municipal y nacional, y si no está condenado es por la misma razón por la que la Kirchner no lo está , o sea, por la complicidad de los jueces que son los mismos del kirchnerismo.
Encima de todo eso ha endeudado al país en una forma desastrosa, ha arruinado la economía, empobrecido a todos los que no son cómplices de su gobierno, miente continuamente, finge estar contra el chavismo pero no hace nada efectivo para salvar al pueblo venezolano, ha abandonado sus obligaciones como presidente en manos de un "nene" inescrupuloso (Marcos Peña) y cuando usa el poder lo hace en forma arbitraria, al igual que sus "laderos" Vidal y Rodriguez Larreta, culpables del caos social y del despilfarro en las jurisdicciones que encabezan.
En definitiva se hace creer que hay que elegir a Macri porque es "el mal menor". Sin embargo, no es verdad: no es el mal menor, es solo un mal distinto que no deja de ser pésimo y el daño que ambos le hacen a la gente y al país es insoportable.
Votar por cualquier de ellos es hacerse cómplice de las desdichas que padecemos y de las que vendrán. El hecho de que Macri parezca menos malo porque no se declara a favor del comunismo, como lo hace la otra, no significa que su régimen no sea un enorme paso hacia la implantación de ese sistema ateo y totalitario. Macri es el "Kerensky" perfecto. Todo lo que hace da argumentos a la extrema izquierda. El caos social que permite dando libre curso a la subversión piquetera y sindicalista ya es un comienzo de la dictadura del proletariado. La brutal carga impositiva y la inflación que impiden el ahorro, una economía en la que las empresas productivas son ahogadas por tasas de interés usurarias de las que sólo resultan beneficiados los Bancos, el crecimiento de un Estado omnipresente y deficitario, el crecimiento de la pobreza sin salida, todo eso y mucho más no es otra cosa que marxismo encubierto.
Quienes sólo ven al corto plazo podrán decir que el macrismo es nefasto pero que puede corregirse antes de que ocurra la catástrofe que describo, mientras que el kirchnerismo es eso de inmediato, como lo ha demostrado en los doce años que van desde el 2003 al 2015.
Sin embargo, el macrismo ha "gobernado" durante tres años y medio sin corregir nada de sus nefastas políticas ni hay señales de que lo haga. Ha actuado como una "maffia" de inmorales ateos, abortistas, corruptores de la niñez y de la adolescencia con la "educación sexual integral y obligatoria", con un total desprecio de las familias y del hombre común. Ninguno de los dos candidatos restaurará la verdadera libertad ni el bienestar general y los dos son culpables de los crímenes de Estado que significa la "política de derechos humanos" con cientos de víctimas y miles de encarcelados contra todo Derecho, además de la destrucción de las FFAA. Ambos son corruptos y se benefician con sueldos gigantescos no merecidos y ambos roban, de distinta manera, pero en beneficio de los funcionarios de turno y sus empresas asociadas.
En resumen: la opción es cometer la maldad de votar por cualquiera de ellos o rechazar a todos, incluyendo a la izquierda, a las falsas opciones de "derecha", una de ellas encabezada por un individuo que formó parte del gobierno macrista durante diez años (Gomez Centurión) y otra por un liberal sin Dios (Espert) que se declara abortista, empezando a actuar como verdaderos patriotas y tratar de constituir una nueva clase de personas de bien, creyentes en Dios, honestas, inteligentes y generosas. Esto puede tardar pero si no se empieza, tardará más y habremos hecho peor que votar por alguno de los candidatos actuales, es decir: acabar con toda esperanza de recuperación de la Patria.
Cosme Beccar Varela