Boletin 46 - agosto 2003 -
"Volvio la izquierda", "En realidad la izquierda nunca se fue" y "¿Qué clase de justicia independiente?".
"OTROSÍ" Nro. 46 – agosto del 2003
Contenido:
1 - VOLVIO LA IZQUIERDA
2 - EN REALIDAD LA IZQUIERDA NUNCA SE FUE
3 - ¿QUÉ CLASE DE JUSTICIA INDEPENDIENTE?
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1 - <VOLVIO LA IZQUIERDA
Muchos
y elocuentes son los signos que está dando la izquierda capitaneada por
el presidente Kirchner (o que él integra) como para que los
responsables y los analistas insistan en no darse cuenta o en disimular o
negar el hecho. Se dan hoy dos factores más que agravan la situación en
la que el país viene viviendo desde la reimplantación de la democracia a
comienzos de los 80. Se ha de recordar que en puridad de verdad la
izquierda no se retiró, ni siquiera durante ni después de su derrota
militar. En efecto, si bien algunos huyeron y otros negociaron su
libertad entregando a sus compañeros cuando les fue conveniente o
necesario, no pocos se las ingeniaron para mantenerse en las sombras o
en las semipenumbras facilitadas por los medios, al acecho y espera de
la oportunidad propicia para reintegrarse a la sociedad e integrarse en
el poder. La llegada de Raul Alfonsín fue esa oportunidad en que los
terroristas de los años anteriores tornaron como héroes y con los
mecanismos para su venganza que un estado socialdemócrata puso a su
disposición.-
Luego
este proceso de persecución y descalificación a los militares
represores y de apañamiento y reivindicación de los guerrilleros
agresores –por supuesto con sus altibajos y no en forma lineal- se
extendió entre disimulos y hechos consumados hasta culminar en el actual
gobierno que, a todas luces, está dispuesto a preparar el asalto final
sobre el poder pero ahora desde una posición más cómoda y menos
riesgosa: ya no le hará falta a esta izquierda política las armas a las
que recurrió –como si se tratara de un principio y de un derecho- la
generación anterior (a la que pertenece por edad y por convicción el
presidente).Volvieron sin responsabilidad penal ni sanción moral, de la
mano de los políticos "democráticos" o mezclados e intercambiados con
ellos.-
La
sociedad –que había sido víctima de la acción terrorista- se olvidó, se
confundió, se ablandó y, en definitiva, terminó bajando los brazos. De
alguna manera y mediante la presión de la clase política y de los
comunicadores perdonó sin comprender a los perversos de ayer que, por la
magia mediática, pasaron a ser las víctimas y los justicieros de hoy.-
El
señalado es uno de los factores a los que hacíamos referencia al
comienzo que agravaban nuestra situación nacional, el advenimiento de la
izquierda que empuñó las armas o que comulgó con la práctica de la
violencia 30 años atrás, en primer lugar el propio presidente (que no
sólo carece de títulos políticos para ejercer la primera magistratura
sino jurídicos puesto que perdió las elecciones de donde proviene su
gobierno). Pero el giro que la llamada cuestión de los derechos humanos
dio o está dando en la región no es menos alarmante. Los principales
países están en manos de operadores de la izquierda (una izquierda que
no por "ligth" es menos peligrosa). Venezuela es el caso más notorio,
probable alimentador del terror en su vecina Colombia; Brasil es con
Lula a la cabeza el más contundente por sus dimensiones y sólo habrá que
esperar que reorganice las fuerzas que lo llevaron al poder –hoy
alteradas por sus sistémicas heterodoxias- y que solucione la multitud
de problemas internos y externos que lo acosan para que insista en sus
antiguas lealtades. Uruguay, según los indicios disponibles,
posiblemente pase a integrar los estados dominados por esta misma
izquierda que, en rigor, lo único que recuerda y que retiene de su
pasado es el odio por el orden natural y su nunca saciada vocación de
venganza. El más reciente caso de Chile, en el que un grupo de generales
que acompañaron en su gestión a Augusto Pinochet hizo un reconocimiento
de culpas más o menos reticente, viene a completar un cuadro regional
que apabulla e indigna. Apabulla porque todo insinúa la actuación de
fuerzas misteriosas que coinciden casi al mismo tiempo en descalificar y
desarticular a sus ejércitos. E indigna porque se precipita un juicio
que sólo está reservado a Dios y, como se suele decir, a la historia y,
en lo inmediato, a los jueces a los que se deja intervenir (sólo se
admite a los adictos. Se comete de esta manera una gran injusticia, se
instala la estructura de la injusticia al condenar a unos sin aceptar
las razones de la guerra y absolver a otros exaltando y honrando sus
motivos e inspiraciones. Aquí, extrañamente, no se aplica la ley del
vencedor sino la del vencido y eso en forma implacable.-
Es
este contexto continental lo que acentúa la realidad argentina a partir
de Kirchner y sus cercanos y peores colaboradores (Bielsa, Duhalde, su
propia cónyuge, ahora el equívoco y solterón Zafaroni y otros más con
los que nos sorprenderá) No hay resquicio de poder que no esté dispuesto
a ocupar con sus compañeros para reivindicar a su mística generación
del 70.Ni tampoco se descuidaron los espacios extra-poder, esto es los
que se hallan fuera del gobierno a los que se les otorgó una función en
absoluto primordial, la de continuar, explicar y justificar, disimular,
exaltar o deformar lo que se hace o se deja de hacer en el gobierno
mismo.-
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2 - EN REALIDAD LA IZQUIERDA NUNCA SE FUEE
A
la luz de los acontecimientos y actitudes que el gobierno produce o
precipita se puede concluir que, sin embargo de lo dicho antes, la
izquierda nunca se fue. Más claramente: vuelve no una izquierda nueva
sino renovada, más militante, más desfachatada y agresiva porque ahora
dispone del poder decisivamente. Se mantuvo agazapada a la espera de una
nueva oportunidad. Ha llegado. Esta vez no por el camino de las armas
que habían intentado al comienzo –quedaron escarmentados pero no
arrepentidos de aquella experiencia de los 60 y 70- sino por el de los
votos. Pero tampoco esto es exacto. La izquierda que con Kirchner a la
cabeza tomó el poder para hacer desde arriba lo que no pudo desde abajo,
no llegó por la voluntad popular. Los argentinos no lo votaron y es una
indecencia y un abuso ejercer un gobierno mal habido y sólo alcanzado
por una tosca ingeniería electoral que urge reformar mientras es tiempo.
No es posible llevar adelante una revolución progresista en nombre de
nadie o de una minoría alevosa y sin escrúpulos. La presidencia de
Kirchner es, por lo tanto, ilegítima por su origen (ya que no alcanzó
siquiera la primera minoría) y por su ejercicio ya que no atiende al
bien general sino a su minúsculo grupo de seguidores; los que a medida
que pasa el tiempo se parecen más a cómplices.-
A
casi tres meses de gobierno se puede destacar una condición del mismo.
Kirchner no gobierna sino que aparenta, "hace creer", no ha formulado
una verdadera política de fondo. Se limita a satisfacer su ideología, a
imponer sus rencores, a atender los requerimientos de sus compañeros de
aventuras de otrora. Es como si todo volviera, como si ese pasado
ignominioso al que se aferra con odio y con nostalgia tornara sobre
nuestras cabezas cual fantasma que no termina de morir a pesar que la
mayoría lo olvidó. O sea que Kirchner y sus bandas de entonces –que son
más o menos las de hoy- están dispuestos a reivindicar no sólo la
querella fratricida sino sus fines y, si preciso fuera, sus métodos.-
Para
ello su principal y, quizá, única preocupación es ocupar espacios
dentro y fuera del poder. Fue por la Corte y ya obtuvo su primer trofeo,
Julio Nazareno; y va por el segundo, Moliné O’Connor. Apostó en el
mismo sentido muy fuerte a favor de Eugenio Zaffaroni al que de un modo
totalmente inédito e inexplicable publicitó en una costosísima
solicitada de dos páginas en los principales diarios en la que
cuidadosamente eludió toda referencia personal para evitar la deshonra
que el presidente no se atrevió a asumir como sí lo hizo su
correligionario Ibarra en la Capital. Nadie puede dudar que el
presidente necesita y quiere un poder judicial adicto que lo acompañe en
su ideología más que en sus programas. Programas que no tiene y que no
le interesan sino en función del afianzamiento de su gobierno
revolucionario (en la medida en que pueda haber una revolución auténtica
en el mundo moderno). Bonald dijo con toda razón que "los hombres del
partido revolucionario no pertenecen a su país, pertenecen a la
Revolución". Hoy lo podemos comprobar trágicamente: Kirchner no gobierna
para la Argentina sino para su ideología.-
.¿Qué
es y qué se propone este elenco que se alzó con el gobierno en una
tarde de recuentos de sufragios ajenos? Lo primero que se advierte y lo
más evidente es reinstalar en la sociedad los antiguos esquemas en los
que el presidente se formó en su juventud. Es decir, pretende traer al
presente sus ideas, sus vituperios, sus "slogans" de treinta años antes.
Los mismos que fracasaron en su momento y los mismos que introdujeron
profundos factores de división, enfrentamientos y hasta de disolución en
el interior de la nación. ¿Es que se puede gobernar sobre y desde la
incertidumbre, recreando nuevos y viejos factores de perturbación,
reavivando una guerra que terminó por la derrota de un bando y se
extinguió por la indiferencia de un pueblo que no aceptó nunca las
reivindicaciones terroristas? ¿Quién tiene derecho a eso? Nadie y menos
un presidente elegido (sí es que lo fue) para solucionar otro tipo de
problemas y no para insertar planteos y divisiones que pocos (sólo
"ellos") entienden. Esto se llama gobernar de espaldas al país, gobernar
para "ellos". Sin perjuicio, por supuesto, que llegado el caso lo harán
contra el país mismo.-
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3 - ¿QUÉ CLASE DE JUSTICIA INDEPENDIENTE??
Entre
tantos otros, el presidente tuvo una expresión singularmente desdichada
cuando en París le preguntaron por la suerte del capitán Cavallo que
acababa de ser arrastrado a una cárcel madrileña. "El estado no defiende
delincuentes", dijo levantando la voz para que lo escucharan las
Madres, las Abuelas y "cogote"Bonasso, su ahora empleado. ¿Cómo así?
Antes que nada ¿cómo afirma que su compatriota sustraído a sus jueces
naturales es un delincuente ¿no es que nadie lo es hasta tanto se lo
declare tal? Y es más: el militar había sido juzgado y absuelto (o sea
que no se benefició con ninguna amnistía) y por eso no puede volver a
serlo y menos ante un tribunal incompetente. Pero Kirchner, llevado por
sus odios y prejuicios, incurrió claramente en el delito de calumnia al
acusar a un inocente de una conducta criminal ¿O es que, entonces, no
está dispuesto a respetar a la justicia o la respeta cuando le conviene?
¿Se le puede creer cuando dice que quiere un poder judicial
independiente? Es que para un izquierdista –él mismo malhechor frustrado
en su juventud- nada hay, ni patria ni moral ni derecho, por encima de
su ideología Además no es cierto que el estado no defienda delincuentes
pues el Ministerio Público se hace cargo de quien lo precise para que
nadie quede indefenso, ni siquiera el peor de los criminales. Pero ni
siquiera esto es lo central en la perversa manifestación del presidente
sino que lo más agraviante es que, de hecho, dio su conformidad de un
modo público y en el extranjero para que jueces de cualquier país
atrapen a ciudadanos argentinos (con más satisfacción si son militares) y
los juzguen contra viento, marea y derecho. El presidente que nos
impusieron aplaudirá porque es más izquierdista que argentino, más
ideólogo que gobernante.-
Y
para que no se crea que se queda en las palabras derogó –entre las
palabrotas de Bonafini y las lágrimas de Carlotto- el decreto de De la
Rúa que disponía el rechazo "in límine" de los pedidos de extradición de
acusados por delitos cometidos en la Argentina. Es un acto deshonroso
(lenguaje éste que nadie en el gobierno actual puede entender), una
renuncia a la soberanía nacional, gesto nada extraño en quien se
precipitó a acudir a una cita con Bush, apenas éste hizo chasquear los
dedos para convocarlo. (ver carta aparte).-
La
Guerra, pues, continúa. Y como ayer por iniciativa y voluntad de los
subversivos de entonces y de hoy; sólo que con otros métodos menos
salvajes pero no menos perversos; esto sólo porque no los precisan:
quien se emocionó en la oficina de Salvador Allende y quien reivindica a
un asesino sistémico como Santucho o se abraza con Castro mientras éste
dispone el fusilamiento de tres opositores, no puede decir que dio su
adiós a las armas sino que las sustituyó por otras herramientas de
destrucción más aptas.-
No
nos engañemos. Reanudar una guerra acabada bajo la excusa de terminar
con la impunidad es una farsa y una hipocresía. Lamentamos que sea el
presidente quien incurra en semejante comportamiento rufianesco pero no
podemos dejar de gritarlo a los cuatro vientos. Hay que tomar conciencia
de ello y de que, a partir de este momento (o, si se prefiere, del 25
de mayo pasado) la república ha vuelto al estado de guerra y la sociedad
a dividirse como, quizá, nunca antes ni en las más sangrientas épocas
de la historia. Pero hay que saberlo. No debemos seguir como si nada
estuviese ocurriendo ni como si todo se tratase de un episodio judicial
normal. LA GUERRA CONTINUA, SE HA REANUDADO, en un sentido más solapada,
en otro más frontal. El enemigo está allí, en cada juez débil o
injusto, en cada legislador corrupto o acomodaticio, en cada funcionario
cómplice, en cada comunicador complaciente o tramposo. Hay que volver a
levantar los brazos porque esta vez la izquierda que no se fue,
retornó. Y triunfante, casi por casualidad. Y avanzará hasta donde se le
permita. Es responsabilidad y obligación de todos detenerla en la
inteligencia que cuanto más avance más soberbia y poderosa se hará. Y
también se legitimará. A la revolución –aun ésta, escondida detrás del
liberalismo económico y de la asepsia cultural- no le interesa el
derecho ni la democracia ni el bien común sino su victoria final.
Aprendámoslo de una vez para siempre. Nos va el estilo y la vida
por Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
"CUANDO LA GUERRA ES JUSTA
EL QUE NO MATA PECA"
(San Agustín)
FOTOCOPIE Y DISTRIBUYA
Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
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