miércoles, 26 de junio de 2019

"OTROSI" Nº46 - agosto 2003 - "Volvio la izquierda", "En realidad la izquierda nunca se fue" y "¿Qué clase de justicia independiente?".

Significado de la palabra:

OTROSÍ. (Del lat. alterum, otro, y sic, así.) adv. c. Demás de esto, además. Ú. por lo común en lenguaje forense. Il m. Der. Cada una de las peticiones que se ponen después de la principal.

Boletin 46 - agosto 2003 - 

"Volvio la izquierda", "En realidad la izquierda nunca se fue" y "¿Qué clase de justicia independiente?".

"OTROSÍ" Nro. 46 – agosto del 2003

Contenido:
1 - VOLVIO LA IZQUIERDA 
2 - EN REALIDAD LA IZQUIERDA NUNCA SE FUE 
3 - ¿QUÉ CLASE DE JUSTICIA INDEPENDIENTE? 
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1 - <VOLVIO LA IZQUIERDA
Muchos y elocuentes son los signos que está dando la izquierda capitaneada por el presidente Kirchner (o que él integra) como para que los responsables y los analistas insistan en no darse cuenta o en disimular o negar el hecho. Se dan hoy dos factores más que agravan la situación en la que el país viene viviendo desde la reimplantación de la democracia a comienzos de los 80. Se ha de recordar que en puridad de verdad la izquierda no se retiró, ni siquiera durante ni después de su derrota militar. En efecto, si bien algunos huyeron y otros negociaron su libertad entregando a sus compañeros cuando les fue conveniente o necesario, no pocos se las ingeniaron para mantenerse en las sombras o en las semipenumbras facilitadas por los medios, al acecho y espera de la oportunidad propicia para reintegrarse a la sociedad e integrarse en el poder. La llegada de Raul Alfonsín fue esa oportunidad en que los terroristas de los años anteriores tornaron como héroes y con los mecanismos para su venganza que un estado socialdemócrata puso a su disposición.-


Luego este proceso de persecución y descalificación a los militares represores y de apañamiento y reivindicación de los guerrilleros agresores –por supuesto con sus altibajos y no en forma lineal- se extendió entre disimulos y hechos consumados hasta culminar en el actual gobierno que, a todas luces, está dispuesto a preparar el asalto final sobre el poder pero ahora desde una posición más cómoda y menos riesgosa: ya no le hará falta a esta izquierda política las armas a las que recurrió –como si se tratara de un principio y de un derecho- la generación anterior (a la que pertenece por edad y por convicción el presidente).Volvieron sin responsabilidad penal ni sanción moral, de la mano de los políticos "democráticos" o mezclados e intercambiados con ellos.-
La sociedad –que había sido víctima de la acción terrorista- se olvidó, se confundió, se ablandó y, en definitiva, terminó bajando los brazos. De alguna manera y mediante la presión de la clase política y de los comunicadores perdonó sin comprender a los perversos de ayer que, por la magia mediática, pasaron a ser las víctimas y los justicieros de hoy.-
El señalado es uno de los factores a los que hacíamos referencia al comienzo que agravaban nuestra situación nacional, el advenimiento de la izquierda que empuñó las armas o que comulgó con la práctica de la violencia 30 años atrás, en primer lugar el propio presidente (que no sólo carece de títulos políticos para ejercer la primera magistratura sino jurídicos puesto que perdió las elecciones de donde proviene su gobierno). Pero el giro que la llamada cuestión de los derechos humanos dio o está dando en la región no es menos alarmante. Los principales países están en manos de operadores de la izquierda (una izquierda que no por "ligth" es menos peligrosa). Venezuela es el caso más notorio, probable alimentador del terror en su vecina Colombia; Brasil es con Lula a la cabeza el más contundente por sus dimensiones y sólo habrá que esperar que reorganice las fuerzas que lo llevaron al poder –hoy alteradas por sus sistémicas heterodoxias- y que solucione la multitud de problemas internos y externos que lo acosan para que insista en sus antiguas lealtades. Uruguay, según los indicios disponibles, posiblemente pase a integrar los estados dominados por esta misma izquierda que, en rigor, lo único que recuerda y que retiene de su pasado es el odio por el orden natural y su nunca saciada vocación de venganza. El más reciente caso de Chile, en el que un grupo de generales que acompañaron en su gestión a Augusto Pinochet hizo un reconocimiento de culpas más o menos reticente, viene a completar un cuadro regional que apabulla e indigna. Apabulla porque todo insinúa la actuación de fuerzas misteriosas que coinciden casi al mismo tiempo en descalificar y desarticular a sus ejércitos. E indigna porque se precipita un juicio que sólo está reservado a Dios y, como se suele decir, a la historia y, en lo inmediato, a los jueces a los que se deja intervenir (sólo se admite a los adictos. Se comete de esta manera una gran injusticia, se instala la estructura de la injusticia al condenar a unos sin aceptar las razones de la guerra y absolver a otros exaltando y honrando sus motivos e inspiraciones. Aquí, extrañamente, no se aplica la ley del vencedor sino la del vencido y eso en forma implacable.-
Es este contexto continental lo que acentúa la realidad argentina a partir de Kirchner y sus cercanos y peores colaboradores (Bielsa, Duhalde, su propia cónyuge, ahora el equívoco y solterón Zafaroni y otros más con los que nos sorprenderá) No hay resquicio de poder que no esté dispuesto a ocupar con sus compañeros para reivindicar a su mística generación del 70.Ni tampoco se descuidaron los espacios extra-poder, esto es los que se hallan fuera del gobierno a los que se les otorgó una función en absoluto primordial, la de continuar, explicar y justificar, disimular, exaltar o deformar lo que se hace o se deja de hacer en el gobierno mismo.-
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2 - EN REALIDAD LA IZQUIERDA NUNCA SE FUEE
A la luz de los acontecimientos y actitudes que el gobierno produce o precipita se puede concluir que, sin embargo de lo dicho antes, la izquierda nunca se fue. Más claramente: vuelve no una izquierda nueva sino renovada, más militante, más desfachatada y agresiva porque ahora dispone del poder decisivamente. Se mantuvo agazapada a la espera de una nueva oportunidad. Ha llegado. Esta vez no por el camino de las armas que habían intentado al comienzo –quedaron escarmentados pero no arrepentidos de aquella experiencia de los 60 y 70- sino por el de los votos. Pero tampoco esto es exacto. La izquierda que con Kirchner a la cabeza tomó el poder para hacer desde arriba lo que no pudo desde abajo, no llegó por la voluntad popular. Los argentinos no lo votaron y es una indecencia y un abuso ejercer un gobierno mal habido y sólo alcanzado por una tosca ingeniería electoral que urge reformar mientras es tiempo. No es posible llevar adelante una revolución progresista en nombre de nadie o de una minoría alevosa y sin escrúpulos. La presidencia de Kirchner es, por lo tanto, ilegítima por su origen (ya que no alcanzó siquiera la primera minoría) y por su ejercicio ya que no atiende al bien general sino a su minúsculo grupo de seguidores; los que a medida que pasa el tiempo se parecen más a cómplices.-
A casi tres meses de gobierno se puede destacar una condición del mismo. Kirchner no gobierna sino que aparenta, "hace creer", no ha formulado una verdadera política de fondo. Se limita a satisfacer su ideología, a imponer sus rencores, a atender los requerimientos de sus compañeros de aventuras de otrora. Es como si todo volviera, como si ese pasado ignominioso al que se aferra con odio y con nostalgia tornara sobre nuestras cabezas cual fantasma que no termina de morir a pesar que la mayoría lo olvidó. O sea que Kirchner y sus bandas de entonces –que son más o menos las de hoy- están dispuestos a reivindicar no sólo la querella fratricida sino sus fines y, si preciso fuera, sus métodos.-
Para ello su principal y, quizá, única preocupación es ocupar espacios dentro y fuera del poder. Fue por la Corte y ya obtuvo su primer trofeo, Julio Nazareno; y va por el segundo, Moliné O’Connor. Apostó en el mismo sentido muy fuerte a favor de Eugenio Zaffaroni al que de un modo totalmente inédito e inexplicable publicitó en una costosísima solicitada de dos páginas en los principales diarios en la que cuidadosamente eludió toda referencia personal para evitar la deshonra que el presidente no se atrevió a asumir como sí lo hizo su correligionario Ibarra en la Capital. Nadie puede dudar que el presidente necesita y quiere un poder judicial adicto que lo acompañe en su ideología más que en sus programas. Programas que no tiene y que no le interesan sino en función del afianzamiento de su gobierno revolucionario (en la medida en que pueda haber una revolución auténtica en el mundo moderno). Bonald dijo con toda razón que "los hombres del partido revolucionario no pertenecen a su país, pertenecen a la Revolución". Hoy lo podemos comprobar trágicamente: Kirchner no gobierna para la Argentina sino para su ideología.-
.¿Qué es y qué se propone este elenco que se alzó con el gobierno en una tarde de recuentos de sufragios ajenos? Lo primero que se advierte y lo más evidente es reinstalar en la sociedad los antiguos esquemas en los que el presidente se formó en su juventud. Es decir, pretende traer al presente sus ideas, sus vituperios, sus "slogans" de treinta años antes. Los mismos que fracasaron en su momento y los mismos que introdujeron profundos factores de división, enfrentamientos y hasta de disolución en el interior de la nación. ¿Es que se puede gobernar sobre y desde la incertidumbre, recreando nuevos y viejos factores de perturbación, reavivando una guerra que terminó por la derrota de un bando y se extinguió por la indiferencia de un pueblo que no aceptó nunca las reivindicaciones terroristas? ¿Quién tiene derecho a eso? Nadie y menos un presidente elegido (sí es que lo fue) para solucionar otro tipo de problemas y no para insertar planteos y divisiones que pocos (sólo "ellos") entienden. Esto se llama gobernar de espaldas al país, gobernar para "ellos". Sin perjuicio, por supuesto, que llegado el caso lo harán contra el país mismo.-
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3 - ¿QUÉ CLASE DE JUSTICIA INDEPENDIENTE??
Entre tantos otros, el presidente tuvo una expresión singularmente desdichada cuando en París le preguntaron por la suerte del capitán Cavallo que acababa de ser arrastrado a una cárcel madrileña. "El estado no defiende delincuentes", dijo levantando la voz para que lo escucharan las Madres, las Abuelas y "cogote"Bonasso, su ahora empleado. ¿Cómo así? Antes que nada ¿cómo afirma que su compatriota sustraído a sus jueces naturales es un delincuente ¿no es que nadie lo es hasta tanto se lo declare tal? Y es más: el militar había sido juzgado y absuelto (o sea que no se benefició con ninguna amnistía) y por eso no puede volver a serlo y menos ante un tribunal incompetente. Pero Kirchner, llevado por sus odios y prejuicios, incurrió claramente en el delito de calumnia al acusar a un inocente de una conducta criminal ¿O es que, entonces, no está dispuesto a respetar a la justicia o la respeta cuando le conviene? ¿Se le puede creer cuando dice que quiere un poder judicial independiente? Es que para un izquierdista –él mismo malhechor frustrado en su juventud- nada hay, ni patria ni moral ni derecho, por encima de su ideología Además no es cierto que el estado no defienda delincuentes pues el Ministerio Público se hace cargo de quien lo precise para que nadie quede indefenso, ni siquiera el peor de los criminales. Pero ni siquiera esto es lo central en la perversa manifestación del presidente sino que lo más agraviante es que, de hecho, dio su conformidad de un modo público y en el extranjero para que jueces de cualquier país atrapen a ciudadanos argentinos (con más satisfacción si son militares) y los juzguen contra viento, marea y derecho. El presidente que nos impusieron aplaudirá porque es más izquierdista que argentino, más ideólogo que gobernante.-
Y para que no se crea que se queda en las palabras derogó –entre las palabrotas de Bonafini y las lágrimas de Carlotto- el decreto de De la Rúa que disponía el rechazo "in límine" de los pedidos de extradición de acusados por delitos cometidos en la Argentina. Es un acto deshonroso (lenguaje éste que nadie en el gobierno actual puede entender), una renuncia a la soberanía nacional, gesto nada extraño en quien se precipitó a acudir a una cita con Bush, apenas éste hizo chasquear los dedos para convocarlo. (ver carta aparte).-
La Guerra, pues, continúa. Y como ayer por iniciativa y voluntad de los subversivos de entonces y de hoy; sólo que con otros métodos menos salvajes pero no menos perversos; esto sólo porque no los precisan: quien se emocionó en la oficina de Salvador Allende y quien reivindica a un asesino sistémico como Santucho o se abraza con Castro mientras éste dispone el fusilamiento de tres opositores, no puede decir que dio su adiós a las armas sino que las sustituyó por otras herramientas de destrucción más aptas.-
No nos engañemos. Reanudar una guerra acabada bajo la excusa de terminar con la impunidad es una farsa y una hipocresía. Lamentamos que sea el presidente quien incurra en semejante comportamiento rufianesco pero no podemos dejar de gritarlo a los cuatro vientos. Hay que tomar conciencia de ello y de que, a partir de este momento (o, si se prefiere, del 25 de mayo pasado) la república ha vuelto al estado de guerra y la sociedad a dividirse como, quizá, nunca antes ni en las más sangrientas épocas de la historia. Pero hay que saberlo. No debemos seguir como si nada estuviese ocurriendo ni como si todo se tratase de un episodio judicial normal. LA GUERRA CONTINUA, SE HA REANUDADO, en un sentido más solapada, en otro más frontal. El enemigo está allí, en cada juez débil o injusto, en cada legislador corrupto o acomodaticio, en cada funcionario cómplice, en cada comunicador complaciente o tramposo. Hay que volver a levantar los brazos porque esta vez la izquierda que no se fue, retornó. Y triunfante, casi por casualidad. Y avanzará hasta donde se le permita. Es responsabilidad y obligación de todos detenerla en la inteligencia que cuanto más avance más soberbia y poderosa se hará. Y también se legitimará. A la revolución –aun ésta, escondida detrás del liberalismo económico y de la asepsia cultural- no le interesa el derecho ni la democracia ni el bien común sino su victoria final. Aprendámoslo de una vez para siempre. Nos va el estilo y la vida



por Dr. Víctor Eduardo Ordóñez

"CUANDO LA GUERRA ES JUSTA

EL QUE NO MATA PECA"

(San Agustín)


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Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
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