Boletin 56 - agosto 2004 -
"Se consumó la entrega de la ESMA", "El cónsul se enoja" y "La Carlotto cuida su escenario"
"OTROSÍ" Nro. 56 – agosto del 2004
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Indice con links directos:
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Por
previsible amplia mayoría la legislatura porteña aprobó el traspaso de
los 11.000 mts2. que pertenecieron a la ESMA a la ciudad de Buenos
Aires; graciosa concesión realizada por la nación al Estado de Buenos
Aires pero, en la práctica tan graciosa donación fue a las Madres, Abuelas, CELS y demás espantajos de los "derechos humanos".
Fue el fin de una comedia y el comienzo de una tragedia.
Porque, si bien el almirante Godoy y sus hiper adictos altos jefes
navales pueden felicitarse mutuamente y refregarse las manos - han
cumplido con la obediencia debida al más alto precio, el del propio
honor y el de la fuerza - dando tan amplia satisfacción a sus enemigos
de ayer (y aunque ellos no lo sepan ni lo crean, a los de hoy), han
hecho más, han producido, si cabe, un efecto más devastador que el
previsto en un primer momento. Con la entrega de esos terrenos –tan
valiosos por más de un motivo, en especial por su alta cotización ética-
no sólo formalizaron y, por así decirlo, graficaron la rendición
anunciada el gris 3 de marzo pasado sino que, lisa
y llanamente, ilegitimaron la guerra antisubversiva y,
consecuentemente, legitimaron la subversiva de un modo que ni el más
comprometido y radicalizado miembro del gobierno pudo en sus mejores
sueños, imaginar.-.
Se
va a levantar en el predio un hipócrita y perverso "museo de la
memoria", de la memoria de los terroristas que por esas instalaciones
pasaron después de sus crímenes (reconocidos con placentera tranquilidad
de conciencia por sus protagonistas más atroces, como Miguel Bonasso,
los descendientes de los Santuchos y algunos más que siguen por ahí
lucrando con sus fechorías de otros tiempos). En
cambio, los atentados (homicidios, secuestros, torturas, amenazas)
cometidos contra las Fuerzas armadas y de seguridad en especial y contra
la sociedad en general, pasarán rigurosa y metódicamente al olvido. No
habrá para sus cuantiosas víctimas, militares y civiles, recuerdo ni
memoria. Ni museo. Ni literatura que los reivindique como luchadores del
orden y la libertad natural. Para ellos la ignominia en la representación colectiva, para sus victimarios el homenaje.-
No
vamos a detenernos en la consideración de lo que esta maniobra urdida
en las alturas del poder política y consentida y completada en las del
poder militar, significa para los montoneros y erpianos, muertos y
sobrevivientes, ahora en el gobierno (sólo diríamos que llegaron
imprevistamente, ni por las armas como esperaban ni por los votos que no
obtuvieron); esta conquista de un terreno que ha adquirido a partir de
ahora un valor simbólico tremendo, es para esas bandas nunca disueltas
una victoria que, ante sus ojos, se presenta como final y definitiva.
Ahora deseamos hacer una referencia, una más, a la actitud de los responsables últimos de la conducción castrense.
No nos hacemos la ilusión que vayan a escuchar ni, menos, rectificar su
conducta de acomodamiento a las deshonrosas órdenes recibidas; sólo y
simplemente pretendemos echar la semilla de lo que llamaríamos
remordimiento o, quizá, preocupación. Una preocupación tanto moral como
profesional y, o si se prefiere, "técnica".
¿Han
pensado en la posibilidad –nada lejana- que vuelva la subversión pero
no ya por vía electoral (como la casualidad les permitió acceder en el
2003) sino abiertamente por la violencia organizada y militante según ya
se advierte por todos lados? ¿Cómo ven y qué interpretan cuando
pequeñas pero bochincheras y mediáticas multitudes de marginales ocupan
las calles, atacan edificios públicos, toman rehenes (incluso
ministros), exigen por la fuerza que se los mantenga sin trabajar y que,
incluso, se los mime más allá de la satisfacción de sus necesidades
elementales? ¿Qué razonan los jefes militares cuando observan que los
responsables del asalto y destrucción de dos comisarías son recibidos
por el propio presidente?
¿No
creen adivinar detrás de esas convulsivas marchas que asolan las calles
de las ciudades argentinas un esbozo de golpe de estado, una gimnasia
prerrevolucionaria, un anticipo de un terror que jamás fue renunciado ni
descartado? ¿no vislumbran que la historia, que tanta sangre y dolor
costó, puede repetirse ya que los indicios y las tácticas de treinta
años atrás vuelven a implementarse pero esta vez virtualmente, a la luz
del día y sin anticuerpos? ¿No les dice nada ese movimiento incansable
de reclamos artificiosos y hasta excéntricos? ¿O en verdad se confunden y
suponen que ese lumpen movido por mafiosos practica una democracia
directa?
Y, en todo caso, ¿ésta es la democracia que los generales, almirantes y brigadieres en actividad quieren para el país? Según
sean sus respuestas –en definitiva, se trata de saber si sirven a la
república o a un sistema partidario- nos daremos cuenta si están
dispuestos a continuar el desguace de las fuerzas a sus órdenes o, si
por el contrario, están dispuestos (y en condiciones objetivas y
subjetivas) de reanudar la guerra antisubversiva cuando sea necesario. Y
el interrogante final: quien maneja sus servicios de inteligencia,
oficiales especializados o fueron también transferidos a los Bonasso y
Verbitzky.-
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Héctor Timerman
es hijo de quien es y eso no lo justifica por cierto pero lo explica.
Fracasado en varias intentonas periodísticas no tuvo inconveniente en
alistarse al lado de Mariano Grondona que es un liberal consecuente en
cuanto a su asepsia doctrinaria y en cuanto a su escepticismo glandular,
falencias que lo llevan a acoplarse con cualquiera y a practicar un
ecumenismo casi sin fronteras (sólo le espanta cierta incivilizada
"derecha").-
Volviendo
al improvisado diplomático – beneficiario directo del giro izquierdista
registrado cuando accedió al poder una ultra minoría de audaces
montoneros que se comportan como si fueran una mayoría
- publicó una larga carta de lectores en La Nación del 12 de agosto
pasado quejándose de un artículo del Wall Street Journal en el que se
identifica a los piqueteros de hoy con los terroristas de antaño; en
verdad le sobra razón a la autora –es lo que venimos sosteniendo desde
hace tiempo- que se muestra más sagaz o más honesta que tantos analistas
locales.
Porque,
en efecto, los piqueteros –organizados, transgresores, prepotentes,
farsantes- cumplen las funciones de agitación de los violentos de 30
años atrás: irracionalizar la política, ahondar los conflictos o
provocar otros nuevos, muchos de ellos extremados o artificiales, hacer
imposible la concordia, indispensable virtud social.
Es
decir, procuran crear un clima contestatario de agitación y de
insatisfacción, de desconfianza y de conmoción más o menos permanente de
manera que la sociedad se conforme a una nueva metodología de reclamo
cada vez más radicalizada y por fuera de las instituciones. Mediante
esta agitación renovada y sistemática se destruye o se vacía la
república todavía vigente y se busca instalar una distinta, con
presupuestos que surgen de estas mismas alharacas que pretenden (en
vano) ser multitudinarias y espontáneas.
En
cuanto a su afirmación que "el accionar piquetero es parte de un debate
intenso, muchas veces saludable" es una mendacidad que, por estólida,
resulta increíble aun
para los más dispuestos a aceptar la ecuación ¿Qué clase de debate
puede surgir de la extorsión abierta, de la ocupación de casinos, de la
toma por asalto de oficinas públicas, del arrasamiento de comisarías,
del sitio tendido en torno a la legislatura de la Capital Federal
(impidiendo justamente el debate) y un por ahora interminable etcétera ?
Luego
el improvisado diplomático –llegado al cargo de cónsul en Nueva York
por recomendación e influencia de su difunto padre- se explaya acerca de
las citas del artículo que objeta. Dice algo que no le conviene porque
se le puede volver en contra bien interpretado "Muchos de quienes
formamos parte de este gobierno fuimos víctimas del terrorismo de Estado
y por lo tanto estamos convencidos de que la vía pacífica para la
solución de los problemas sociales es la única alternativa" Nos
alegramos que un montonero tal vez en agras haya alcanzado tal
conclusión ¡Lástima que ni él ni su padre ni sus correligionarios no lo
hayan advertido antes! ¡Cuánta sangre y muerte nos hubiéramos evitado!
Pero, tardío y tácito, el reconocimiento es mezquino porque en la
inteligencia de Timerman (h) la observación es aplicable sólo a los
luchadores contra la subversión, es decir, en su terminología, "los
terroristas de estado" , esto es, no a sus correligionarios a los que
parece exculpar sin siquiera detenerse a enjuiciarlos ni mencionar sus
fechorías.-
Un poco más adelante aclara con cierta cínica ingenuidad el concepto.
"Terroristas son quienes cometieron los atentados del 11 de septiembre.
Terroristas son también quienes volaron hace 10 años la sede de la
mutual judía de la AMIA ... "Es
certísimo pero ¿y los que volaron el comedor de la Policía Federal y
los que hicieron saltar por los aires a la hija de Lambruschini y a un
jefe de la policía y a su mujer, los que secuestraron a Aramburu, los
que atacaron en Viejobueno y en el regimiento de La tablada? ¿Cómo
califica a éstos actores el novato cónsul en N. Y., en qué categoría
ética los ubica? Porque
existieron esos atentados que bien pueden ser llamados actos
terroristas, ni peores ni mejores que los que él enumera ¿O no los hubo?
Y en su caso ¿cómo llamar a sus responsables?
Pues
bien, las palabras de Timerman (h), oídas con algún optimismo, podrían
estar indicando una rectificación de lo que se realizó y programó cuando
él era aun un mozalbete que contemplaría a su padre en su telúrico
esfuerzo por confundir a la opinión argentina. Nos tememos que no haya
tal rectificación porque no hay en los izquierdistas contemporáneos
tampoco arrepentimiento y sospechamos
que el flamante diplomático limite su adjetivación a los autores de las
voladuras de las Torres y de la AMIA, los demás no son terroristas, tal
vez se trate de terroristas buenos (o idealistas incomprendidos).-
No
queremos extendernos y finalizamos la nota con una referencia a una
afirmación insólita y pueril. Se vanagloria el neofuncionario de la
forma con que fueron designados los jueces de la Corte Suprema,
olvidando con malicia que el decreto 222 por el que se regiría el
mecanismo de designación de esos magistrados se convirtió desde el
primer momento en papel mojado, en una formalidad incumplida. Más de
18.000 objeciones al nombramiento de Argibay Molina (que cuando fue
camarista jamás fundamentó su voto) fueron ignoradas por el gobierno y
por el senado con olímpico desdén.
Comprendemos
pero no admitimos que H. T. haga sus primeras armas al servicio del
gobierno que integra incurriendo en una hipocresía rotunda.
Este juego de medias verdades, de ocultamientos, de supuestos
axiomáticos y de olvidos dolosos, de discriminaciones tramposas, es el
modo de ganarse y de asegurarse el pan cotidiano. Allá cada uno que sabe
cual es su precio.-
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La pérfida señora de Carlotto – que se especializa en nombre de su odio en destruir familias constituidas con la solidez que da el amor auténtico - no tolera que nadie, y menos un recién llegado al territorio de los derechos humanos, le pise el poncho ni le quite protagonismo.
Ella y sus comilitonas no toleran que alguien que no sean ellas mismas
se ocupe ni preocupe por obtener una mejor justicia, por mejorar la
legislación penal ni por descubrir a los autores de tantos secuestros y
asesinatos que nos vienen conmoviendo desde que el mal llamado
garantismo se instaló en nuestros tribunales y universidades.-
La Carlotto, al igual que la Bonafini quieren cada una monopolizar esta cuestión para lo cual se han dividido las tareas:
una se encarga de los nietos de desaparecidos y otra de los
desaparecidos mismos. Pero sólo de esos, de los que pelearon y perdieron
en la década del 70; de las actuales y concretas víctimas de nuestros
días se desinteresan por completo.
Lo que viene a demostrar algo que venimos sospechando desde hace tiempo,
para ellas (y para las demás organizaciones de los derechos humanos,
incluyendo la secretaría a cargo del que fuera abogado de Santucho y
socio de Ortega Peña) es un instrumento de operación para recuperar
vigencia, una excusa para estar presentes, reivindicando y reviviendo
aquellas jornadas sangrientas que sus descendientes llevaron a cabo con
saña que ellas admiran y un ideario tétrico cuyo simple elogio
constituye un delito; en fin una herramienta para actualizar aquella ferocidad revolucionaria de la que nos quieren hacer olvidar.-
Ahora la señora de Carlotto se molestó con una vecina de un joven secuestrado que le había enviado una carta al presidente
solicitando una verdadera política de seguridad y que se olvidara un
poco del pasado y se interesara más por el presente. Y agregó que
"Blumberg no existe" Con lo que acreditó su genuino sentido moral (no le
importa nada fuera de la suerte de su supuesta nieta desaparecida),
probó asimismo su insensibilidad para con un padre cuyo hijo efectiva e
indudablemente fue asesinado, y
demostró que, en definitiva, toda esta temática de los derechos humanos
es para estas sierpes una cuestión abstracta y utilitaria que sólo
puede ser manejada por ellas, siempre que no escape a los hechos de la década en que se formaron Kirchner y muchos de sus hombres. Lo que ocurra ahora no importa por lo mismo que no es rentable en ningún sentido.- .
Claro que esta indiferencia con respecto a los delitos que nos agobian no es inocente ni tampoco la lenidad para su tratamiento.
Estas mujeres se proponen mantener un régimen criminalístico permisivo y
laxo con el objeto de que no se reconstruya un estado fuerte,
justiciero y represor (por el que se clama), que entorpezca con algún
tipo de preocupación por la seguridad colectiva la implantación del
clima revolucionaria (el de una violencia latente cuyos tiempos ellas
pretenden manejar) y en el que buscan comenzar nuevamente.-
Finalmente nos preguntamos y le preguntamos a la briosa señora si no hay detrás de sus despectivas palabras un toque de envidia. Porque sabe que ninguna puede reunir una concentración de más de 200.000 personas. La soledad real es su signo.-
Víctor Eduardo Ordóñez
"CUANDO LA GUERRA ES JUSTA
EL QUE NO MATA PECA"
(San Agustín)
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Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
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