Boletin 44 - mayo 2003 -
" Un absurdo ofensivo" y " La izquierda vuelve y se reagrupa"
"OTROSÍ" Nro. 44 – mayo del 2003
Contenido:
1 - UN ABSURDO OFENSIVO
2 - LA IZQUIERDA VUELVE Y SE REAGRUPA
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1 - UN ABSURDO OFENSIVO
El
Dr. Eduardo Duhalde – no el ex presidente sino el ex camarista y ex
terrorista - fue designado secretario de Derechos HHumanos. Es tanto una
burla y una contradicción como un desafío y, peor aun, una toma de
posición en tan delicada materia.
Si
prescindimos de la tautológica denominación, el nombramiento como
responsable de la garantía jurídica de los argentinos de un ideólogo y
un practicante de la violencia en los añorados setenta, suena a la
introducción del Caballo en Troya que habría de terminar con la toma y
destrucción de la ciudad.
Ponemos
en duda la necesidad de semejante organismo y su utilidad cierta;
porque la república cuenta, se supone, con jueces para defender los
derechos de los ciudadanos e imponer justicia, protegiendo a las
víctimas y castigando a los victimarios.
El
organismo no es más que un refugio y una herramienta de los terroristas
y posterroristas. No se entiende - fuera de un planteo de clara
intencionalidad ideológica que, por lo demás, resulta evidente - cual es
la esfera propia de la Secretaría y qué puede hacer que no esté a cargo
de los magistrados judiciales.
Hay
aquí una notoria superposición de competencia y de funciones que no se
explica sino por la voluntad de manipular esa extraña realidad que se
denomina Derechos Humanos, del modo más artero, reduciéndolos a armas
para el combate no finiquitado del viejo terror.
Porque
los dueños y los beneficiarios de tales derechos son los izquierdista
militantes de ayer y los que se les sumaron después, por ejemplo sus
familiares que suelen cobrar jugosas e ilícitas indemnizaciones a cargo
de un estado que no hizo más que defenderse.
Ahora
quien fuera compañero del célebre subversivo Ortega Peña muerto en
acción intenta un discurso más distendido y menos amenazador y promete
que "no estoy dispuesto a parcializar la defensa de esos derechos
básicos" aunque un párrafo antes había dicho que "la ideología es la
visión de los valores que cada uno tiene y que NO SE CAMBIA", con lo que
acompaña en su postura de recordar a su presidente, correligionario y
probablemente cómplice.
No
modificó, pues, el alto funcionario su ideología ya que así lo ha
declarado. Nos cuesta, entonces, creer que va a proceder como promete.
En tren de recordar tenemos en la memoria sus palabras de despedida a su
compañero de aventuras, el citado Ortega:¡Hasta la victoria siempre!
¿Es que habrá llegado o está a punto de llegar esa victoria que Duhalde
continuó persiguiendo desde entonces?
2 - LA IZQUIERDA VUELVE Y SE REAGRUPA
Debemos
contrariar nuestro inicial propósito de no incursionar en el terreno de
la política coyuntural o, si se prefiere, inmediata o agonal. Desde el
primer número adoptamos esa decisión porque nos pareció que la toma de
posiciones en materia contingente y opinable nos apartaba o nos podía
apartar de nuestro objetivo básico y pendiente de replanteo: la Guerra
Revolucionaria y la Antirrevolucionaria en tanto se trataba (y se trata)
de una cuestión que, por más de una razón, se prolonga hasta nuestros
días.
Esclarecer
lo ocurrido hace 30 años no era ni es a nuestros ojos una cuestión
histórica sino una preocupación vigente, de trágica y siempre renovada
vigencia. Dejándonos distraer, en cambio, por otras cuestiones del
presente corríamos el riesgo de confundir ese propósito central
permitiendo que se entremezclara con las del día, con frecuencia
relativamente menores. Antes que nada, pensábamos, había y hay que saber
y entender qué nos había pasado, cómo volver a evitarlo y de qué manera
esa perversión podía retornar.-
Pero
ahora se da un caso especial con la asunción del nuevo presidente Dr.
Néstor Carlos Kirchner. Su llegada al gobierno en condiciones sumamente
dificultosas y, si se quiere, poco claras, más producto de un acuerdo de
minorías encerradas en sus bastiones que de la voluntad popular
mayoritariamente expresada, es ya alarmante en la medida en que se
quiera una democracia auténtica.
Pero
no es siquiera esta consideración la que nos impele a apartarnos de la
premisa originaria. Por el contrario, la naturaleza más o menos
perfilada del actual gobierno, sus pasos iniciales, sus designaciones,
incluso las circunstancias concretas en que empezó su gestión – o, para
decirlo todo el espíritu de fondo y casi clandestino que parece
informarlo - nos llaman a atención y nos alarman.
Y
no por el disenso o la aceptación que los responsables de esta
publicación mantengamos o no con este elenco y con sus primeras medidas
(por acción o por omisión) sino por el hecho que se dan muchos -
demasiados - elementos que nos recuerdan inevitablemente un pasado no
muy lejano cuyas consecuencias todavía vivimos y sufrimos.-
Los vencidos vuelven, según los indicios que nos proporciona la crónica diaria.-
Es
obvio que nos estamos refiriendo al antecedente del acceso de un hombre
de segunda línea, sin estructura propia, apéndice del verdadero titular
del poder en los 70. El Dr. Héctor Cámpora, en efecto, carecía de
atributos para ese destino; todo su poder - lo que él conocía y
reconocía- era un reflejo del ostentado por general Juan Domingo Perón,
jefe omnímodo y sin contrapesos del movimiento que él mismo había creado
y que dirigía desde el extranjero. Los "slogans" de la época así lo
ponían de relieve sin mayor pudicia.
No
obstante esa realidad este virtual títere en manos ajenas encaró a
espaldas de su mandante fáctico una maniobra de legitimación del
terrorismo, en esos años en pleno apogeo y virulencia.
Empezó,
como se recordará, por indultar masiva e indiscriminadamente a todos
los delincuentes ("presos políticos", como se hacían llamar con
eufemística hipocresía) que estaban detenidos y casi todos ellos
procesados según las leyes dictadas con el propósito de combatir el
terrorismo instalado en el país.
Para
lo que se contaba, como tampoco se habrá olvidado, con un tribunal ad
hoc para conocer en sus causas, lo que les proporcionaba las garantías
constitucionales que ellos, por cierto, no le acordaban ni le reconocían
a sus víctimas, sometidas a unos tétricos y subterráneos "tribunales
populares", manejados por quienes habían organizado ordalías de sangre
de las que esas parodias de juicio formaban parte.
Pero
las cosas no terminaron allí; no satisfecho con haber realimentado
decisivamente el ejército de la subversión y de haber arrasado (y
perseguido a sus integrantes) con los mecanismos legales
antiterroristas, Cámpora llenó su gobierno de los peores y más
radicalizados elementos de la misma.
No
hubo sector del poder - ni siquiera el legislativo que había concedido
tan ruinosa amnistía casi por la totalidad de sus miembros - que no
fuera ocupado como en una operación militar.
La
izquierda - la peor, la armada, la que mataba, secuestraba, robaba,
amenazaba -, la más sórdida y cruel se había convertido de la noche a la
mañana y sin el consenso de la sociedad que había votado algo por
completo distinto - en el gobierno. Y se mostraba dispuesta con todas
sus energías a ejercerlo sin limitaciones, hasta sus últimas
consecuencias y según su propia escondida ideología. El engaño quedó en
evidencia desde el primer momento.
Luego
todo se precipitó del modo que conocemos y la vida política argentina
reanudó, más o menos, su ritmo natural. Los Montoneros fueron expulsados
de la Plaza de Mayo y del movimiento y, sin duda, entre los que se
retiraron vociferando contra el líder se encontrarían Néstor Kirchner y
su esposa.
¿Existen muchas diferencias entre aquella situación y la actual?
Después de tres décadas - que
no fueron de olvido ni de pacificación sino de exacerbación del odio y
la venganza, proceso antisocial y perverso al que no fueron ajenas las
distintas administraciones que se sucedieron desde entonces
- la izquierda, disfrazada tras la nominación aparentemente más
inofensiva y tranquilizadora de "progresismo", retorna con iguales
estrategias y con idénticas o parecidas tácticas.
Y
con los mismos inconmovibles objetivos. Es verdad que con alguna
adaptación a las circunstancias. Por ejemplo, ya la generación armada ha
casi desaparecido y, excepto el caso patológico de las Madres y de su
asesor jurídico, nadie que sepamos pretende reivindicar explícitamente
la lucha practicada en los setenta. Lo que no quiere decir que se haya
renunciado a ella; simplemente que hoy no les conviene.-
Los
que llegan hoy son los intelectuales, los que pueden portar algún sesgo
académico, los que pretenden presentarse como los que están de vuelta
de aquel pasado que, en el peor de los casos, no debería ser considerado
sino como un error del que, por otra parte, no habría de qué ni porqué
arrepentirse
¿No
lo dijo así - o lo dejó entender- el propio Dr. Kirchner por lo menos
en dos ocasiones, una de ellas todavía candidato y otra en el contexto
de la solemnidad del discurso ante ambas cámaras?
En
tales oportunidades y en medio de vaguedades un tanto obvias y
esperables, puso muy en claro - y hasta con cierto énfasis- su recuerdo
doloroso de los amigos caídos en ese período.
Fue
sincero, sin duda puesto que él, al igual que su mujer, militaron en la
horrible Juventud Peronista (JP) que terminaría fusionándose con la no
menos sórdida organización de Montoneros. Sigue llorando a sus
compañeros muertos que es una manera de vindicarlos y de re-proponerlos
como ejemplo así como de rescatar sus métodos e ideales.
¿Es
esto, en verdad, lo que se propone el nuevo presidente? ¿Y hasta dónde
piensa llegar en su camino hacia atrás? ¿Qué es lo que aspira a
recuperar de ese pretérito de muerte, de enfrentamientos y de atentados
tan innobles como gratuitos? La sociedad merece y necesita una
explicación porque no se la puede volver a hacer vivir aquella historia
Decimos
que no es admisible a esta altura de nuestra experiencia histórica que
se sigan asumiendo posturas ambiguas ante cuestiones tan trascendentales
como el de la subversión y su respuesta condigna, la represión.
Hay que definirse en uno u otro sentido. Se está con aquella o se acepta ésta.
Con esta diferencia: que la subversión tal como se la practicó entre nosotros y fue pensada y sistematizada siempre es condenable
porque utiliza el terror y la violencia como principio y como método. Y
lo hace de una forma artera, desde las sombras, golpeando sobre el
indefenso o el menos culpable. Se mata y se secuestra no tanto por odio
como por cálculo. Se trata de imponer a la sociedad un modelo de fuerza
que la atemorice y termine por dominarla enloqueciéndola. Es la sociedad
misma en su totalidad la enemiga a vencer pero ... convenciéndola y
transmitiéndole la conciencia que los violentos son sus idealistas y que
sus agresores son sus redentores, lo que se consigue cuando todos o
muchos o cada uno caen en las garras y en las redes dialécticas del
terror aplicado indiscriminadamente, sin finalidad determinada, sin
enemigo cierto, sin programa racional, cuando la concordia natural es
suplantada por el terror vacío pero real.
En cambio la represión llevada a cabo por el estado es legítima aun a pesar de sus excesos. Un orden político, jurídico, ético y cultural puede
y debe defenderse con la ley o más allá de la ley porque está en riesgo
algo superior a la norma que es la república, sus bienes y su bien.-
Hoy como en 1973 una minoría casual, aprovechando un golpe de fortuna, se alza con el poder infiltrándose en el gobierno.
Usufructúa
la formalidad de los números y actúa como si contara con un gran
respaldo popular. Empezó a moverse con una irritante e innecesaria
prepotencia al desplazar - por un gesto de omnímoda e inapelable
voluntad - la cúpula de las tres fuerzas armadas
¿Venganza,
desconfianza, especulación política, retórica para que los gobernados
aprendan dónde reside el poder, esfuerzo para construirlo al margen o
con prescindencia del apoyo o del consentimiento de su antecesor que fue
el que le arrimó los votos que él no tenía ni tiene y con los que ganó?
¿Es
posible que se dé semejante golpe institucional por intenciones tan
menudas? Si nos detenemos en la dura respuesta que el Dr. Kirchner dio
al comandante saliente del Ejército general Brinzoni - ratificando su
facultad como presidente de removerlo, lo que nadie puso en duda en
ningún momento- advertiremos que tal potestad jurídica requiere, como toda decisión política y esta lo es en grado sumo, de la virtud de la prudencia.
El
flamante primer magistrado debería saber como abogado - lo habrá
aprendido en su tumultuosa juventud en La Plata- que no hay derechos
absolutos ni irrestrictos a ningún nivel sino que todos están
reglamentados a partir de su enunciación y su ejercicio sujeto al
principio de razonabilidad que obliga a todo gobernante. En especial si se predica y proclama el estado de derecho.
Desconocer esto es echar las bases de un próximo totalitarismo. Que no
es ajeno a la izquierda aun a la que alega una inquietud democrática.-
Tampoco
hay que prescindir de ciertos datos menores pero no carentes de
significación. No puede ser tomado como casualidad el hecho que le haya
otorgado al tirano Castro la audiencia más prolongada de las que
concedió tras su asunción. No merecía el exportador de revoluciones que
ensangrentaron todo el continente - incluyendo nuestro país - un
tratamiento preferencial. Asimismo es chocante que se le haya permitido –
caso excepcional- dar una conferencia autoapologética en la universidad
de Buenos Aires.
Está
claro que se contó para ello con la aquiescencia del presidente al que
no le podía ser indiferente la repercusión que ese encuentro con los
jóvenes argentinos - previamente seleccionados - iba a tener. A
propósito, la seguridad del jefe terrorista Castro estuvo a cargo de
elementos cubanos que vigilaron todas las puertas de la facultad de
Derecho donde se realizó el encuentro. ¿No se erizó la selectiva
sensibilidad de nuestros progresistas al contemplar cómo hombres
extranjeros asumían funciones policiales, precisamente allí donde los
las fuerzas de seguridad argentinas no pueden entrar por ley?
En
cuanto al indulto que benefició al homicida serial y terrorista
sistémico Gorriarán Merlo - recibido a la salida de la cárcel como un
héroe por un pequeño grupo de simpatizantes - es un favor a su sucesor
que le dispensó Eduardo Duhalde que poco tenía que perder y que le
ahorró así el precio político a pagar.
Ni la una ni la otra son actitudes gratuitas ni inocentes ni impensadas.
A
Castro se lo quiso expresamente agasajar y de esa manera convalidar su
vocación revolucionaria, sanear su imagen (lo que hicieron los medios en
manos de la izquierda), de algún modo se pretendió o se permitió o se
insinuó la adopción de su ideario y de su trayectoria.
Se lo "blanqueó" lo que no puede dejar de generar consecuencias en el orden interno (y tal vez en el externo); gestos como éstos adelantan o señalan el futuro, lo que nos espera si la izquierda vuelve a monopolizar el poder.
Sólo que ahora sin contrapesos ni alternativas a la vista. Habrá que esperar ¿Habrá que esperar?
"CUANDO LA GUERRA ES JUSTA
EL QUE NO MATA PECA"
(San Agustín)
FOTOCOPIE Y DISTRIBUYA
Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
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